Aproximación filosófico-histórica a una nueva concepción de estado a propósito de la actividad pirática en América: los estados flotantes
- Resumen
- Consideraciones
generales - Lo
histórico
Lo filosófico-histórico
¿Por qué retrotraer el hecho
histórico?- Conclusiones
- Bibliografía
RESUMEN
Tarea nada fácil la de aproximarse desde la
filosofía y la historia a una
concepción del Estado. Con el
cristal que se le mire, reviste dificultad su estudio y,
más aún, en el presente caso; porque se trata de
acuñar una novedosa comprensión del Estado a partir
del actuar de los corsarios y piratas en las atlánticas
aguas caribeñas. Los aventureros, una vez instalados en
los predios americanos, decidieron asociarse unos con otros y
formar cofradías bien organizadas en las cuales se
disponían desde las jerarquías de a bordo hasta la
repartición de los botines y las indemnizaciones de los
que resultaren heridos o mutilados tras cada contienda. Las
Hermandades de estos pillos del mar es la causa que motiva este
estudio acerca del Estado; visto éste en la
neo-concepción de los Estados Flotantes.
Palabras clave: Estado, cofradía, piratas,
hegemonía.
I. Consideraciones
generales
Mucho se ha escrito, se escribe y, de seguro, se ha de
escribir acerca de la significancia del Estado.
Teorías bien fundamentadas se esgrimen desde las
distintas disciplinas y campos del saber: la filosofía, la
historia, la psicología, la
sociología, la antropología, la teología, las
ciencias
políticas y jurídicas, entre otro
tanto de ciencias – duras o blandas – que
pretenden explicar la relación sujeto-objeto,
sujeto-sujeto, objeto-sujeto; a través de eso que se ha
llamado Estado.
La noción de Estado resulta muy compleja
independientemente del cristal con que se le mire. Cada ciencia
aportará ideas referentes al Estado desde sus propias
trincheras, lo cual, hace del mismo una complejidad que sin temor
a equivocarse, se puede argüir que es inconceptuable y que
se yerra al pretender dar conceptos acabados que le definan per
se.
Puede resultar sorprendente lo que con anterioridad se
ha expuesto. Pero, sí como simple ejercicio se anotara una
definición de Estado por cada disciplina;
inmediatamente se percibirá las diferencias abismales,
¿por qué? Porque cada cual acogerá en
función
de su objeto de estudio lo que considere necesario para explicar
sus estados de cosas.
Ahora bien; la aseveración de la
inconceptualización del Estado lleva de ipso facto a decir
que el mismo sólo es caracterizable; es decir, se pueden
dar características que digan de él; o a lo menos,
que propongan ideas desde la disciplina tal o cual, en referencia
a sus propios intereses, pero meramente, explicativos.
Resultará, por lo tanto, nocivo pretender un concepto acabado
y real de lo que es el
Estado.
Las sinnumeras características que puedan semejar
ideas en torno al Estado
se pierden en el infinito. Todo ello a propósito de que el
mismo (el Estado) ha de ver con la situación del
hombre
(sujeto) en este mundo (objeto); de cómo este –
quien ha nacido con la facultad de percibir sensaciones –
es capaz, a su vez, de reproducirlas de lo más simple a lo
más complejo y dada la facultad humana que se posee, como
es el pensamiento,
el hombre
desarrolla la búsqueda de una perfectibilidad para
explicarse su propia existencia. Así pues, el hombre se
regula por formas de vida: la virtud, la honestidad, el
placer, el dolor, el castigo, la religión, el
perdón, el goce, el orden, entre otras tantas facultades
que se ha inventado para progresar en la divinidad y, por lo
tanto, alcanzar – desde los más remotos antepasados
– un estado de civilidad.
Es importante destacar que si bien es cierto que las
nociones referentes al Estado serán tantas en cuanto a
la ciencia y/o
disciplina que lo exponga. No puede perderse de vista que hay
elemento sine qua non entre los distintos fundamentos
teóricos del Estado. Es decir, que ha de privar una
especie de presentismo de acuerdo al objeto de estudio,
pero que las líneas maestras de su concepción
– la del Estado – coincidirán en la
mayoría de las veces porque la materia de
estudio primordial, ha de ser el propio hombre.
No es menester en este trabajo
esbozar sesudamente terminologías propias al Estado, ni
tampoco ha de serlo el de enfocarlo desde los distintos
ámbitos para aproximarse a una categoría más
o menos aceptable del tema expuesto. El interés
que acá mueve, viene dado a propósito del hecho
histórico conocido como la Piratería Americana, suscitada en las aguas
e ínsulas del Gran Caribe y en Tierra Firme
del Nuevo Mundo desde principios del
siglo XVI, hasta bien entrado el siglo
XVIII.
¿Qué tiene que ver la
piratería con el Estado? Y, más aún,
¿qué tiene que ver la actividad pirática en
América
con el intento de formular una terminología nueva
de Estado ante este hecho histórico en particular? Estas y
otras interrogantes se abordarán – con la
sutileza del caso – en las próximas
líneas por venir; pudiéndose incluso adelantar que
aunque el sentido principal de este estudio viene dado por un
carácter filosófico-histórico
y viceversa; se entiende la necesidad en asirse de otras
disciplinas que aborden el tema del Estado para una mejor
comprensión. En cuanto a la parte que corresponde a la
acción
pirática como tal, se tiene por estudios realizados con
anterioridad, un camino bien andado.
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