LAS ESFERAS
ESPIRITUALES
EL CAMPO MAGNÉTICO DE LA
TIERRA
Para que se comience a entender la naturaleza de
nuestro Planeta y la esencia de la vida que se desarrolla en
él, precisamos partir de la comprensión de su
estado
electromagnético y de su situación en el
universo.
Para llegar a esa definición, André Luiz
acentúa que, teniendo en cuenta los esfuerzos persistentes
de muchos espíritus sabios que se encarnaron en el mundo,
patrocinándole la evolución, la inteligencia
del siglo XV comprende que la Tierra es
un magneto de gigantescas proporciones, construido de fuerzas
atómicas condicionadas y rodeado por esas mismas fuerzas
en combinación de múltiples formas, componiendo el
llamado campo electromagnético en que el Planeta, al ritmo
de sus propios movimientos, se tipifica en la Inmensidad
Cósmica.
Y esclarece que: En ese ritmo de energías en
que la materia
concentrada estructura el
globo de nuestra morada en que la materia en expansión le
forma el clima peculiar,
la vida desarrolla su agitación.
Podemos, pues, considerar a la Tierra
teniendo un núcleo de materia cósmica irradiando a
su alrededor ondas que le son
peculiares, en un espectro de fuerza
decreciente, partiendo del núcleo y propagándose
por el espacio hasta el punto en que se debilitan tanto que dan
lugar a la acción
de las ondas emitidas por los astros que le son vecinos, en un
punto, por tanto, en que se equilibran. Ese espacio constituye el
campo
magnético del Planeta.
Se puede tener una idea de ese campo valiéndose
de un imán común o de un electroimán
investigándole el campo circundante con partículas
de hierro, que le
sufren la atracción. Se verá que a medida que se
distancia del centro, o del núcleo, ese campo pierde
intensidad hasta que deja de ejercer cualquier acción
sobre las partículas metálicas.
Se puede, también, para visualizar mejor el
efecto de la irradiación del núcleo, tomar el
ejemplo de un campo irradiante, pero de fluido luminoso, como
sería una lámpara o cualquier luz, encendida en
un ambiente
oscuro, donde se ve que las partículas luminosas se
extienden alrededor del foco disminuyendo de intensidad a medida
que se apartan de él. Si se pudiesen iluminar las ondas
que se propagan del núcleo del Planeta, la visión
de su campo electromagnético sería la misma del
efecto producido por el tubo luminoso.
Esa agitación u ondas que el
iluminado Autor define con tanta claridad, en la página
citada anteriormente, a la manera de lo que fue dicho antes,
componen el campo magnético de la Tierra y se define por
diferentes tamaños teniendo en cuenta su mayor o menor
fuerza, partiendo de extensiones de ondas más
largas junto al núcleo irradiante acortándose a
medida que se alejan de él como se ve en el diseño
de la Figura.
Compréndase, que el inmenso campo
electromagnético que circunda el núcleo del Planeta
se constituye de su energía irradiada, en forma de
ondas cuya presencia se puede sentir en las experiencias con un
imán y las partículas ferrosas que son
atraídas por él.
Aprendamos con André Luiz que: Las ondas u
oscilaciones electromagnéticas son siempre de la misma
sustancia, pero diferenciándose en la pauta de su
extensión o distancia, que va de la cima de una onda a la
cresta de la siguiente onda en vibraciones más o menos
rápidas, conforme a la ley de ritmo en
que se identifican las diversas frecuencias. Y que: a
falta de terminología más clara, diremos que una
onda es determinada por la forma de su resurrección de la
energía por intermedio del elemento particular que la
transporta o establece. Partiendo de semejante principio,
entenderemos que la fuente primordial de cualquier
irradiación es el átomo o
parte de él, en agitación, emitiendo rayos u ondas
que se articulan, de acuerdo con las oscilaciones que emite.
(2).
No podemos dejar de seguir el pensamiento
del generoso instructor espiritual a fin de que podamos con su
aval, entrar en el terreno de conclusiones lógicas
que nos lleven a un entendimiento mejor de lo que viene a ser
nuestra materia.
Así pontifica él: Y el hombre, colocado
en las fajas de ese inmenso dominio en que la
materia cuanto más estudiada, más revela cual eje
de fuerzas en temporaria asociación, solamente distingue
las ondas que le son afines con su modo de ser.
Y prosigue enseguida: De esta manera lo tenemos como
viajero del Cosmos, respirando en un vastísimo imperio de
ondas que se comportan como masa o viceversa, condicionado en sus
percepciones, a la escala de
progreso que ya alcanzó, progreso éste que se
muestra
siempre acrecentado por el patrimonio de
experiencia en que se gradúa, en el campo mental que le es
característico, en cuyas dimensiones revela lo que la vida
le dio, o tiempo de
evolución y aquellos que él mismo ya dio a la vida,
o tiempo de esfuerzo personal en la
construcción del destino.
(3).
Por tanto, el campo electromagnético del Planeta
se estructura por ondas, que le son peculiares
expandiéndose del centro hacia fuera de la misma
sustancia pero de extensiones diferentes,
comportándose como masa o viceversa, o sea,
está condicionado en sus percepciones, a la escala
del progreso que ya alcanzó.
Ahora nos resta saber cómo se da la
resurrección de la energía contenida en la
onda electromagnética y cuándo se comporta como
masa o viceversa y cuál es el elemento particular que la
transporta o establece.
La fuerza eléctrica generada en una usina es
puesta en la línea de transmisión y resurge
en el motor
eléctrico que se alimenta de ella transformando la
energía en fuerza de movimiento.
La energía contenida en el núcleo de la
Tierra se irradia en forma de ondas, como se dijo, y el hombre,
dentro de las fajas de su percepción, la identifica o la hace
resurgir en la forma de masa corpuscular o lo que
designamos como siendo nuestra materia.
Así, la materia que identificamos en nuestro
Planeta es la concentración de las partículas que
forman su campo electromagnético, que pueden ser
apreciadas por nuestros sentidos, o sea, son una
apariencia contenida dentro de las fajas de nuestra
percepción.
Vale la pena esclarecer, por ejemplo, que
el oído
humano tiene su percepción limitada a la faja de ondas
sonoras que promedian entre los 35/40 ci
clos a los 15.000 ciclos; y que el ojo
humano cesa de ver en la extensión de onda en que se
localiza el violeta, o sea, en 4/10.000 de milímetro (4).
Nuestro Planeta forma parte del Sistema Solar,
quiere decir, que está inmerso en el campo de
atracción del Sol, conjuntamente con los demás
Planetas.
Su campo electromagnético se limita con los
campos de los Planetas vecinos; en puntos de equilibrio de
fuerzas. ¿Y qué existe en ese espacio que se
extiende desde el centro de la Tierra hasta los límites de
su campo de irradiación?
Naturalmente ya dijimos que existe un campo
electromagnético formado por ondas de diversas extensiones
que se constituyen en la energía irradiada por el
núcleo. Por tanto, no es espacio
vacío.
Según lo que nos enseñan los
espíritus, el campo está dividido en siete fajas,
cinco por encima de nuestra Superficie y dos fajas por debajo de
ella se diferencias por su extensión de onda.
La figura 2, que nos llegó del mundo espiritual a
través de la mediumnidad de nuestra hermana Heigorina
Cunha y que forma parte del libro CIUDAD
EN EL MÁS ALLÁ (5), nos muestra una
representación ¡visión en diversas fajas
vibratorias, marcando con una estrella la localización de
la ciudad NUESTRO HOGAR, en la tercera faja a partir de nuestra
Corteza Terrestre!
Cada faja – o esfera – estando en una
determinada frecuencia de acuerdo con la extensión de su
onda, se entiende que en ellas la persona o
espíritu que se encuentre allí va a percibir, en el
medio
ambiente, lo que su percepción, regulada por su
posición evolutiva le puede proporcionar.
Hablando de lo que nos está más
próximo, sólo percibimos, del mundo que nos rodea
– teniendo en cuenta lo que se dice arriba –, aquello
que impresiona a nuestros sentidos. No obstante sabemos, por los
datos de
la ciencia que
existen muchas cosas y que no podemos aprenderlas
aún.
Por eso decimos también que nuestra materia, el
mundo sensible y que no es visible y palpable, no pasa de ser
apariencia, que no es la apropiada, puesto que para los
espíritus, por ejemplo, ella no existe en la forma en que
la identificamos.
La materia del mundo espiritual, incluso en la esfera en
que vivimos, está en una faja vibratoria diferente de
aquella en que se limitan nuestros sentidos, o sea, siendo
los sentidos
de los espíritus libres muchos más sensibles y
amplios que los nuestros, ellos captan más de los que
existe en el campo terrestre. Esto quiere decir que aunque
están localizados en el mismo espacio, la
energía resucitada o materia, tiene
características diferentes para la percepción de
los encarnados y de los desencarnados. Nuestra materia no existe
para ellos; por eso pueden atravesar paredes o cualquier otro
obstáculo estructurado con la materia que, se puede
entender, es sólo una apariencia, en lo que nos
concierne.
Existen dos esferas sub-costrales, por lo tanto, debajo
de la Superficie de la tierra, correspondiendo a regiones de
intensos sufrimientos y manifestaciones del mal, que corresponden
a las Tinieblas y a los Abismos.
En la primera esfera, donde se localiza nuestra
superficie, conviven encarnados y desencarnados, cada uno en su
mundo aparente. Si, porque también para los desencarnados
la materia de su plano es aparente, aquella que su
percepción puede identificar y que es diferente de la
materia de la faja – o esfera – siguiente, de
frecuencia diferente.
Se trata de una faja umbralina, conocida como Umbral
Grueso, por la carga de sufrimientos y de maldad que le
caracteriza la población invisible, verdadera
región purgatorial de la cual tenemos escasas noticias.
Su población, invisible para nosotros,
actúa sobre los espíritus encarnados
imponiéndole pesada carga de sufrimientos, interfiriendo
en sus vidas, constituyendo según la definición de
los propios espíritus, un verdadero flagelo sobre la
Humanidad encarnada.
La segunda esfera, que es aún difícil
región umbralina, comporta muchas instituciones
de asistencia a los espíritus sufridores, entre ellas las
conocidas como Moradas, que aparecen en la figura 2, distinguidas
por marcas
semirrectangulares.
Por allí deambulan inmensas multitudes de
espíritus sometidos a sufrimientos pungentes pero en una
fase más propicia al socorro.
La tercera esfera, que puede ser definida como la
periferia del umbral ya tiene un clima mental más ameno y
ciudades espirituales con la calidad de
vida superior, como se desprende de los relatos de
André Luiz hablando de la Ciudad Nuestro
Hogar.
También se dan noticias de la existencia de
vastas regiones de espíritus sufridos, que inclusive
intentan invadir las ciudades como las que mencionamos
anteriormente.
En la cuarta esfera, de cuyos detalles no tenemos
mayores noticias se constituye ya en una región feliz,
habitan allí los espíritus que se dedican al
arte en
general, a la cultura y a la
ciencia.
La quinta esfera fue definida por la autora de ciudad
en el Más Allá como habitada por
espíritus integrados en el Amor
Fraterno Universal.
En la sexta esfera habitarían los
espíritus encargados de trazar las directrices del
Planeta.
La séptima y última esfera está
abierta para el infinito, puesto que se puede vislumbrar
allí el globo terrestre completo, representando la
Superficie visible la última geografía de nuestro
Planeta. Naturalmente allí habitan los espíritus
que vencieron todas las etapas terrestres y se están
matriculando como verdaderos ciudadanos del Universo.
Ya que se habló de geografía de la Tierra,
este es un asunto que importa comentar aquí, para que se
entienda cómo se proyecta en el espacio el núcleo
irradiante que forman las diversas esferas espirituales de las
cuales nos ocuparemos en este comentario.
Cada esfera tiene su superficie, o sea el terreno bajo
los píes de sus habitantes, la parte sólida sobre
la cual el espíritu trabaja y vive.
Aparentemente el asunto es de difícil
entendimiento, pues donde quiera que estuviéramos, en
cualquiera de las esferas espirituales, tendremos encima de
nosotros el cielo abierto y abajo de nuestros píes la
tierra sólida y productiva para el género de
culturas que la comunidad
desarrolla, como se puede verificar por las noticias de la
ciudad Nuestro Hogar.
Vamos por etapas. Partiendo de nuestra posición
tenemos una Superficie sólida, que tiene su
geografía, sus accidentes, su
constitución, sus contornos, en fin, sus
propias características. Imaginemos el mapa del mundo
representando el diseño de nuestra superficie
sólida.
Pues bien. Ese mismo diseño del mapa se repite en
la Superficie de cada esfera. La figura 3 nos diseña esa
repetición para un mejor entendimiento, pues allí
aparece, en cada faja, la misma geografía
debiéndose destacar, que los edificios son sólo
ilustrativos para confirmar la repetición.
Pero, ¿Cómo puede ocurrir eso? Recordemos
que el núcleo de la Tierra es un foco irradiante
proyectando su energía y formando el campo
electromagnético al cual ya nos referimos. Como bien
acentuó André Luiz, y transcribimos antes, la
sustancia de la energía es siempre la misma,
cambiando solo la extensión de las ondas a
través de las cuales esa energía se
expande.
Entendiéndose de ese modo, imaginemos un
proyector cinematográfico. Si tomásemos, con una
pantalla, la imagen que
proyecta vamos a ver que es siempre la misma, variando solo en su
tamaño en razón de la ampliación que le
dará la apertura del foco. En cualquier punto del foco
luminoso que coloquemos la pantalla haremos esa
constatación.
Ocurre lo mismo con la irradiación del
núcleo del Planeta. En cualquier punto donde
estuviésemos, o mejor, en cualquier esfera en la que nos
coloquemos, vamos a ver la imagen, o sea, la misma
geografía.
De lo que se dijo arriba se concluye que estando en la
Superficie de la séptima y última esfera, el
espíritu siente debajo de sus píes la tierra
sólida, quiere decir el suelo sobre el
cual se apoya, edifica, cultiva y vive.
De ahí la constatación inequívoca
de que las esferas anteriores, con todo lo que ellas contienen,
están en el interior de la Tierra y que no existe
vacío en el Universo.
Estarían, pues, formando camadas, unas sobre las
otras, y podríamos tener una idea de esa
superposición cortando, por ejemplo, una cebolla por la
mitad donde vamos a ver sus diferentes capas o camadas dispuestas
de esa forma.
Así, sucesivamente, quien estuviese en la sexta
esfera va a tener su apariencia de Superficie cubriendo las
esferas que están debajo.
Podemos, sin mucho esfuerzo, llegar a la
conclusión de que para los espíritus que habitan de
la segunda esfera para arriba, nosotros vivimos en el interior
del Planeta y no pasamos de ser verdaderas lombrices
pretenciosas, teniendo en cuenta la vanidad y el orgullo que
impera aquí.
Resta esclarecer, o intentar esclarecer, como ocurre
que, teniendo cielo abierto hacia las estrellas, por encima de
nuestras cabezas, estemos viviendo en el interior de la
Tierra.
Vimos que el núcleo del Planeta irradia
hondas electromagnéticas y que esas ondas,
aún teniendo la misma sustancia, se diferencian por
su extensión medida entre su cresta y otra de la
onda que podemos, para un mejor entendimiento, definir como la
expresada en Hertz que constituye la unidad de medida de
la onda de corriente
alterna, también considerada de cresta a
cresta.
Hablándose de ondas se debe hablar de
frecuencia y sintonía porque la extensión de
la onda define su frecuencia y su resurrección, o
sea, su identificación, su captación, depende de la
identidad de
frecuencia o sintonía.
Dicho esto, podemos regresar al comienzo de nuestro
artículo, donde André Luiz esclarece, como
está trascrito allí, todo lo que está dicho
arriba y ahora.
La semejanza del hecho con lo que ocurre con las ondas
de radio nos puede
esclarecer mejor el asunto. Sabemos que determinada emisora opera
en tal frecuencia y así queriendo sintonizarla llevamos el
dial de nuestro receptor de radio hasta aquella frecuencia y
cuando coinciden las dos frecuencias, la de la onda y la de la
entrada del circuito del receptor, la emisora deseada es
oída. La onda estaba en el aire, disponible
y ocurriendo la sintonía con el aparato receptor,
la energía inicial resurgió en el alto
parlante.
La misma ley nos sirve para la comprensión del
hecho, aparentemente inusitado, de considerarnos como viviendo en
el interior de la Tierra.
Como quedó dicho y se puede verificar en la
figura 1, las ondas electromagnéticas que forman el campo
del Planeta, son de mayor extensión – por tanto de
frecuencia menor –, a partir del núcleo irradiante,
de suerte que son muy largas junto a él y
ulltracortadas en el final del espectro del campo.
También, cada espíritu, como lo demuestra
André Luiz en la obra ya citada (1), es un cuerpo
electromagnético, que irradia ondas de determinada
extensión, o en determinadas frecuencias.
Suponiendo el caso de un espíritu que venga de
fuera del Planeta, cuando él alcance una esfera espiritual
que tenga su misma frecuencia, allí se detendrá y
será éste su lugar adecuado de permanencia,
compatible con su estado evolutivo. Para él, por debajo de
sus pies está el suelo y encima de su cabeza está
el cielo: es todo lo que sus sentidos pueden percibir en aquella
faja vibratoria en la que se encuentra. El campo del
Planeta le aparece de ese modo, esa es la apariencia que
le corresponde en vista de su posición
vibratoria.
El mismo raciocinio vale, por ejemplo, en caso de enviar
hacia otro Planeta un artefacto cualquiera compuesto con nuestra
materia.
Ese artefacto entrará en el campo del
Planeta y se irá sumergiendo hasta encontrar la faja de
frecuencia con la cual sintoniza y allí se
detendrá. Si tuviese, por ejemplo, cámaras
fotográficas o filmadoras, estas que son compatibles con
la misma frecuencia del artefacto, porque son hechas con la misma
materia, registran la materia
sintonizada.
Esto tal vez explique la frustración en los casos
de naves espaciales que mandamos hacia otros planetas. Cayeron en
una región del campo compatible con su naturaleza
electromagnética, sin embargo, no era allí que los
habitantes de aquellos astros vivían. Lo que supone, desde
luego, que están en una faja vibratoria diferente de la
nuestra. ¿Cómo entender esto?
Tenemos en nuestro Planeta una hipótesis que si bien es discutible, es
probable teniendo en cuenta lo que se discute
aquí.
Estamos explorando yacimientos de petróleo que están localizados a una
profundidad de millares de metros. Ese petróleo
resulta de la transformación de la materia orgánica
depositada allí por seres vivos que vivieron hace millones
de años. ¿De dónde había surgido esa
capa de tierra tan voluminosa en el transcurso del tiempo?
¿Sería polvo cósmico que se depositó?
Nadie lo sabe.
Pues bien, ahora que nosotros sabemos que nuestra
materia no es sino una apariencia de la energía de
nuestro campo electromagnético, podemos razonar
sobre ese hecho.
Teniendo en cuenta la pérdida de energía
del núcleo de nuestro Planeta, su irradiación
podrá resultar en ondas más cortas, de frecuencia
más elevada. Por otra parte, en el transcurso del tiempo,
la Humanidad evolucionó, el estado
vibratorio del hombre debe
haber pasado también a una frecuencia más elevada.
¿No habrían esos dos hechos juntos despegado la
apariencia de nuestra superficie de los millares y
millares de metros que nos separan de los yacimientos de
petróleo? Ahí está una hipótesis calcada
sobre todo lo que fue dicho, para que los estudiosos interesados
consideren el asunto.
Aún nos resta una cuestión importante para
la comprensión del hecho de estar viviendo en el interior
de la Tierra, como lombrices.
¿Cómo pasan los espíritus de una
esfera para otra? ¿Cómo se comunican esas esferas
entre sí?
Según se desprende de las noticias que
André Luiz nos da del mundo espiritual, hay por lo menos,
tres formas de pasar de una esfera a otra: las sendas de luz,
los campos de salida y a través de las aguas de los
océanos.
Las sendas de luz serían puentes hechos por los
espíritus superiores para dar paso, en caso de emergencia,
de una esfera para otra, o para otras.
Los campos de salida son puntos en el que dos esferas
vecinas se tocan, en el libro Liberación (cap 4.),
André Luiz da noticias de una ciudad espiritual localizada
en uno de esos campos de salida, siendo que 1/3 de ella
está en la faja de nuestra superficie y los otros 2/3 en
la faja de la primera esfera sub-costral. En el mismo libro, el
mencionado encuentro del sacerdote Gregorio con su madre, se dio
en las proximidades de otro campo de salida para la esfera
superior.
Los océanos también son apariencias
resultantes de la identificación del campo del
Planeta y forman parte, como se dijo, de la geografía de
todas las esferas. Esto quiere decir que están de una
esfera a otra y consecuentemente, pueden servir de medios de
ligazón, como se ve en la narrativa constante del libro
Nuestro Hogar (6), cuando, en sueño, André
Luiz es llevado en una embarcación, guiada por un
timonero, para una esfera superior donde desembarca en un
puerto. Todo indica que el transporte se
hizo a través de las aguas del océano.
Este asunto de las Esferas espirituales, ya fue tratado
en los libros
Ciudad en el Más allá y Mundo de los
Espíritus (7) por el Instituto de
Difusión, para donde remitimos al lector que desee
enterarse mejor del asunto.
BIBLIOGRAFÍA
- Mecanismos de la Mediumnidad. Francisco
Cándido Xavier, Waldo Vieira, André Luiz, FEB, 11
edición, página 21. - Ibíd., página 22.
- Ibíd., página 23.
- Ibíd., página 22.
- Ciudad del Más Allá, Francisco
Cándido Xavier, Heigorina Cunha, espíritus
André Luiz y Lucius, edición IDE. - Nuestro Hogar (La vida en el mundo espiritual,
edición FEB, Francisco Cándido Xavier,
André Luiz, Cap. 36. - Mundo de los Espíritus, Salvador
Gentile, edición IDE, capítulo IV.
LA EVOLUCIÓN
BIOLÓGICA
Se atribuye a la Tierra una existencia de 4.5 billones
de años, dividida en cuatro eras principales:
PROTEROZOICA – desde hace 4.5 billones a 600 millones
de años;
PALEOZOICA – de 600 a 220 millones de
años;
MESOZOICA – de 220 a 78 millones de
años,
CENOZOICA – de 78 millones de años hasta
hoy
LOS PRIMEROS COMPUESTOS
ORGÁNICOS
Inicialmente en esta fase no habría oxigeno
libre en la atmósfera, existiendo únicamente
en la inmensidad de los océanos y en los matorrales.
Sin la presencia del oxígeno no era posible que existiera la
capa de
ozono. Hoy la tenemos entre los 40 y 60 kilómetros
de altura, cuya finalidad es la de filtrar los rayos solares,
permitiendo que solamente lleguen a la Tierra los que
precisamos para la manutención organizada de nuestro
mundo (Emmanuel: El Camino de la Luz). Sin esta
capa, los rayos ultravioletas y otras radiaciones, al
alcanzar la superficie del planeta, pudieron haber ofrecido
la energía para la síntesis de muchos compuestos
orgánicos, a partir de las moléculas y
compuestos químicos simples.Es una Hipótesis.
- Científicamente existe la hipótesis de
que la vida, se habría desenvuelto después de la
consolidación de la materia, lo que habría
ocupado los primeros 550 millones de años de la era
protozoica, después de adquirir el planeta la forma que
hoy posee. - Emmauel, en El camino de la luz,
dice: Jesús reunió en las alturas a los
intérpretes divinos de su pensamiento. Se vio, entonces,
descender sobre la Tierra, desde la amplitud de los espacios,
en una nube de fuerzas cósmicas, que envolvió al
inmenso laboratorio
planetario en reposo.
De ahí hace algún tiempo se
podía observar la existencia de un elemento viscoso que
cubría la Tierra.
El oxigeno es un gas corrosivo y
venoso, contra el cual los organismos son protegidos por
mecanismos químicos y físicos. La combustión de los alimentos por
él, permite un mayor almacenamiento de
la energía. Pues bien, sin la presencia inicialmente de
oxígeno se produjo la destrucción de los primeros
compuestos orgánicos, los primeros océanos, los que
habrían alcanzado la consistencia de una sopa diluida,
dice Haldane en la revista
SCIENTIFIC AMERICAN – número especial de septiembre
de 1978.
André Luiz, en la obra EVOLUCIÓN EN DOS
MUNDOS, Cap, III se refiere a esta masa viscosa inicial, que
facilitó el surgimiento de los virus y de las
bacterias
rudimentarias, hoy desaparecidas.
EL APARECIMIENTO DE LOS SERES VIVOS
MONOCELULARES
- Una vez creada la vida, se supone que el contenido de
oxígeno en la atmósfera aumentó hasta
que las condiciones originalmente desfavorables a la vida
primitiva se tornaron favorables. Se formó, entonces,
la capa de ozono bloqueando la luz ultravioleta entre 2000 y
1.500 villones de años pasados, lo que se
constituyó en protección para la vida
existente. Sino existiese dicha capa, la vida del planeta no
hubiera sido posible.La respuesta es no. la explicación es que,
por procesos
de selección natural, nuevas formas
surgirán impidiendo la formación de otras y las
características de sintetizar compuestos
orgánicos pasó a ser prerrogativa de la materia
viva, por la reproducción.Lo que se constituyó en un impedimento para
la creación de seres vivos, a partir del no vivo,
pasó a constituirse en garantía de la
evolución biológica de los seres vivos ya
constituidos, para los cuales el oxigeno es
indispensable. - Una pregunta surge de inmediato: ¿es posible,
hoy en la Tierra, llevar a cabo el surgimiento de la materia
viva a partir de la materia no viva? - Según Emmanuel y André Luz, esta
selección es conducida por los Ministros
Angélicos de la Sabiduría Divina del Cristo de
Dios (Evolución en Dos Mundos).
Dice Emmanuel A Camino de la Luz, Cap. II que,
los trabajadores del Cristo estudiaron la combinación de
las substancias, analizando la amalgama prodigiosa de los
complejos celulares por ellos delineada, cortejando valores,
probando posibilidades y necesidades del porvenir.
Según André Luiz en Evolución en
Dos Mundos, Cap. III, inicialmente habrían aparecido
los virus y con ellos el campo principal de la existencia,
formado por nucleoproteínas y globulinas, ofreciendo el
clima adecuado a los principios
inteligentes o monadas fundamentales, que se destacan de la
sustancia viva por los centros microscópicos de fuerza
positiva, estimulando la división
cariocinética.
Se evidencia entonces las bacterias rudimentarias, cuyas
especies se perdieron en las bases profundas de la
evolución, labrando los minerales en la
construcción del suelo, dividiéndose por razas y
grupos
numerosos, plasmando por la reproducción asexuada las
células
primitivas, que se responsabilizan por las eclosiones del reino
vegetal en su comienzo.
LA APARICIÓN DE LOS SERES
PLURICELULARES
De las primitivas células después de
muchos milenios, se pasa a las algas, que, como seres
monocelulares, ya engloban la clorofila, por la cual el ser se
nutre. Dotadas de movilidad y sensibilidad táctil, dan
origen a todas las otras formas en la creación de los
sentidos.
A continuación, se suceden las algas verdes en la
que se inaugura la reproducción sexuada, la muerte, con
metamorfosis continuas, por las cuales la monada pasa
desde los artrópodos a los animales
superiores.
Dice André Luiz en Evolución en Dos
Mundos, Cap. III: De las cristalizaciones atómicas
y de los minerales, de los virus y del protoplasma, de las
bacterias y de las amebas, de las algas y de los vegetales del
período precámbrico (desde hace 4.500 millones
hasta 600 millones de años pasados, época en que se
inicia la era paleozoica, que comienza con el período
cámbrico a los foraminíferos y radiolarios de los
terrenos silurianos, el principio espiritual alcanzó a los
espongiarios y celenterados de la era paleozoica, esbozando la
estructura esquelética.
De esta manera las especies se sucedieron
evolutivamente no en línea recta,
genealógicamente se desenvolvieron separadamente, de
forma ramificada, en la que ciertas ramas persistieron y
otras sucumbieron.Emmanuel A Camino de la Luz,
atribuyó la selección a ensayos
efectuados por los espíritus. Dice: Los
trabajadores del Cristo… analizaron… la
combinación prodigiosa de los complejos celulares,
cuya formación ellos mismos habían deliberando,
ejecutando, con sus experiencias una justa coteja de valores,
previendo todas las posibilidades del
porvenir.Todas las aristas fueron eliminadas… los
tipos adecuados a la Tierra fueron perfectamente colocados en
línea en todos los reinos de
la Naturaleza, eliminándose los frutos
teratológicos y extraños, del laboratorio de
sus perseverantes experiencias.- En la reproducción asexuada, los cromosomas
se reproducen con exactitud; en la reproducción sexual,
las moléculas del DNA de los individuos son mixturadas y
reagrupadas de diversas maneras. Aquí se
originarían complejos celulares, los más diversos
y múltiples tipos de la vida primitiva y en lugares
diferentes. Con el tiempo surgieron procesos de
selección natural, apareciendo características
dominantes, por lo que ciertas especies sobrevivieron, mientras
que otras se extinguieron. - En fin, es en el comienzo de la era Cenozoica (hace
78 millones de años) que aparecen los primeros mamíferos y las primeras manifestaciones
de la inteligencia, en la que el reino animal experimenta las
más extrañas transiciones bajo influencia del
medio y de la selección.
En el Plioceno (período del Cenozoico comprendido
entre 12 a 1 millón de años pasados) surgen los
antepasados experimentales del hombre y ascendientes de los
simios, de donde ambos se ramifican. En El Camino de la
Luz, Emmanuel dice: Las fuerzas espirituales que dirigen
los fenómenos terrestres, bajo la orientación del
Cristo, establecieron un linaje definitivo para todas las
especies, dentro de las cuales el principio espiritual
encontraría el proceso de su
acrisolamiento, en marcha hacia la
racionalidad…
Los peces, los
reptiles, los mamíferos tuvieron su genealogía fija
de desenvolvimiento y el hombre no escaparía a esa regla
general.
Mucho después, las huestes de lo invisible
operaron una definitiva transición en el cuerpo
periespiritual, preexistente, de los hombres primitivos, en
las regiones siderales y en ciertos intervalos de sus
reencarnaciones.Surgen los primeros salvajes de complexión
mejorada, tendiendo a la elegancia de los tiempos por
venir. Emmanuel, Al Camino de la Luz.Y esta es la razón por la cual, en el
análisis de las formas no se detectan
todos los hilos de la evolución. Porque el ser, en su
transformación y progreso, sufrió
transformaciones que lo habilitaron para asumir cada vez
más la conducción de los procesos vitales,
dentro de un crecimiento gradual que testifica su estadio
evolutivo, en los dos planos: en el físico y en el
extrafísico.- Las experiencias se sucedieron hasta fijarse, en el
primate, las características del futuro
hombre.Con todo, para alcanzar la edad de la
razón, con el título de hombre… el ser.
Utilizó para llegar a los comienzos de la época
cuaternaria (de un millón a dos millones años
atrás), donde la elemental civilización del
silex, muestra indicios de técnicas rudimentarias, nada menos que
un millón y medio de años. Y entiéndase
que la aludida civilización floreció hace
más o menos doscientos mil años, preparando el
hombre, con la bendición del Cristo, para la toma de
responsabilidad, somos inducidos a reconocer
el carácter reciente de los conocimientos
psicológicos, destinados a automatizar, en la
constitución fisiopsicosomática del
espíritu humano, las adquisiciones morales que le
habilitarán la consciencia terrestre para la
comprensión del más amplio peldaño el de
ascensión a la consciencia
cósmica. - Dice André Luiz en la obra Evolución
en Dos Mundos: Es así que de los organismos
monocelulares a los organismos complejos, en donde la
inteligencia disciplina
las células (seres vivos constituidos de materia y
principio inteligente) colocándolas a su servicio, el
ser viaja en dirección a su elevado destino que le fue
trazado por el Plano Superior, tejiendo con los hilos de la
experiencia la túnica de la propia
exteriorización, según el molde mental que trae
consigo, dentro de las leyes de la
acción, reacción y renovación que
mecanizan las propias adquisiciones, desde el estímulo
nervioso a las defensas
inmunológicas…. - En fin, el espiritismo es Doctrina científica
compatible con la Ciencia propiamente dicha. Solamente,
sitúa los hechos como resultado de un plan, de una
coordinación y conducción
racional, planeada y ejecutada por los espíritus en su
atribución de co-creadores, dentro de las leyes
inderogables establecidas por Dios. Y esto les da sentido,
porque sometiéndose a la exposición científica que, aunque
desconocedora de la existencia del espíritu, no da la
posibilidad para aceptar que todo eso resulte del
acaso.
Es como si algún ser extraterrestre observase
desde fuera el desarrollo de
las grandes obras aquí realizadas. No tardaría en
atribuirlas a seres inteligentes.
EL
ESPÍRITU GRUPAL
Como dijimos al comienzo, los seres empiezan su
evolución unidos a ese psiquismo divino y colectivo, que a
manera de bloques o lotes que inician su carrera evolutiva,
reciben la influencia grupal Divina en las que inciden ciertas
aptitudes y comportamientos.
Gran parte de los insectos como:
Abejas, hormigas, y otros tantos especimenes, ejecutan
movimientos ordenados y sincronizados; Además, la forma
tan ingeniosa como estas criaturas construyen el hábitat
con una uniformidad asombrosa, que el mejor científico
difícilmente podría imitar. Pues, si el hombre lo
lograse, hoy tendría que valerse de gran tecnología, formulas
de alquimia, física, química,
usaría medidas métricas y de peso, recursos que para
nada usan los insectos, y en este caso las abejas.
Indudablemente, es la influencia del gran arquitecto del
universo.
Si observamos las galerías tan ingeniosas
construidas por algunas variedades de hormigas en el interior de
sus hormigueros y su organización social, tampoco logramos
entender semejantes maravillas. Entre otras cosas, los insectos
son muy precisos para calcular las estaciones del tiempo y hasta
se previenen de ciertos desastres
naturales tales como:
Maremotos, terremotos,
huracanes etc.
Es extraordinaria también la manera como algunos
pájaros construyen sus nidos en forma de mochila. Lo
admirable en esto, es la habilidad que estas aves tienen
para tejer desde el comienzo hasta el final de su
magnífica obra, nada fácil para un hábil
artesano.
Son admirables las estrategias
empleadas para la ubicación de sus nidos, pues escogen
ciertos árboles
o palmeras cuyas ramas son muy flexibles, y que a la vez sirven
de soporte para el hábitat de ciertas variedades de
avispas muy agresivas que no permiten el acercamiento de otras
criaturas extrañas a sus convivientes, en este caso, los
pájaros mochileros.
Recuerdo un episodio hoy día risible para
mí:
En mi adolescencia,
me gustaba incursionar por el espacio rural, y en uno de esos
paseos sobre la rivera del río Magdalena, descubrí
un nido de azulejos ubicado en la rama de un árbol que se
encontraba muy cerca al margen y la ladera del río, y
este, a la vez torcido y agachado hacia la impetuosa fuente. Me
pareció un poco ingenua la actitud de los
pájaros al construir ese nido en lugar tan visible y
aparentemente fácil de ser alcanzado por cualquier
antojado; el acceso al nido lo observe muy fácil debido a
la misma inclinación del cañón del arbusto.
No vacilé en ponerme a la cacería de los codiciados
pichones. Había avanzado unos tres metros por el
cañón, cuando empecé a sentir una terrible
picazón por todo el cuerpo; se trataba de una
invasión de hormigas llamadas (arrancapedazos), que aunque
no ponzoñosas, muerden muy duro. Me sentí
desesperado e incapaz de devolverme al mirar la cantidad de estos
insectos rumbo hacia mí. No encontré mejor
solución que la de dejarme caer al agua para
librarme del terrible acoso de las aguerridas hormigas. El
río en ese lugar es caudaloso y profundo. Después
de todo me preguntaba:
¿Tendrían razón las avecillas para
construir ese nido allí? ¿Si el hombre dice que
todas estas actitudes en
los animales no son producto de la
inteligencia, no será que sí es la inteligencia de
Dios manifestada en sus hijos principiantes?
A medida que las especies van evolucionando, sus
aptitudes van siendo menos colectivas, es decir, un poco
más individuales. Así lo demuestran los
mamíferos, especialmente aquellos más adelantados
como:
Equinos, bovinos, primates, perros, gatos,
etc. Aunque conserven ciertos patrones de vida colectiva,
manifiestan algunas particularidades que los hacen más
individuales. Pues esos bloques psíquicos divinos,
lentamente reducen su influencia directa, permitiendo así,
que el ser que se ensaya en la vida inmortal, vaya adquiriendo
experiencias y valores a través de su propia lucha y
dolor, y dentro de un periodo aun no calculado de tiempo, para
llegar al reino hominal, en el que en lo sucesivo, no hará
más parte del espíritu grupal, empero si
necesitará de un amparador o Guía Espiritual. A
medida que él espíritu progresa, va dejando de ser
instintivo para tornarse intuitivo.
Al llegar al reino angelical, nuevamente
comulgará con DÍOS, empero esta vez, de manera
más individual, y su único guía será
el PADRE UNIVERSAL….
Aquí observamos a los psiquismos totalmente
independientes de la red psíquica grupal y
ya haciendo parte del reino hominal.
Algunos estudiosos se preguntaran. ¿De qué
manera el Creador en condición de chispa Divina se adhiere
a tantos seres que se reproducen por división, tal como
sucede con otros especimenes no microscópicos?
Exponemos un ejemplo:
Existe un grano llamado maná que sirve para hacer
bebida fermentada. En su apariencia, es como un grano de maíz
cocido, basta echar unos pocos en agua con panela o cualquier
dulce, y dentro de pocos días estos se han multiplicado en
un buen número, y todos con la exacta
características de los primeros. Cada grano, desde luego,
es una unidad psíquica evolucionando dentro del gran
bloque psíquico Divino o espíritu grupal de la
especie, tipo, variedad o clase,
quedando demostrado, que Dios es fuente inagotable de vida y
siempre estará disponible para fraccionarse sin que en
absoluto se pierdan los valores
divinos al acompañar a sus nuevas criaturas colocadas en
el camino del progreso evolutivo.
Haciendo apología de nuevo sobre el
espíritu grupal, en su función de
influenciador de sus unidades agrupadas, nos hace recordar la
teoría
de Jung, sobre psicología colectiva.
Lo que Jung plantea, podría ser razonable en estos bloques
psíquicos grupales, cuya influencia va siendo menos
intensiva en otros bloques donde las criaturas tienen mayores
adquisiciones o ganancias por su trabajo
individual.
La influencia Divina (instinto), en un principio muy
rigurosa, en adelante poco a poco permitiendo el desarrollo de
aptitudes más individuales en las criaturas, haciendo que
éstas sean más independientes y autónomas,
disfrutando del libre albedrío, y ya haciendo parte del
reino hominal donde el raciocinio es una adquisición, no
cabiendo entonces aquí, la teoría de Jung sobre
psicología colectiva.
En el psiquismo del reino animal y especialmente en los
más elementales o incipientes, en la región del
inconsciente, tenemos la influencia de la Divinidad como bloques
dinámicos respondiendo por todas las influencias del
psiquismo, considerado como arquetipos representados por estructuras
complejas, cargando consigo los diversos potenciales de la vida
primitiva. La zona inconsciente con su complejidad
arquetípica, mantiene los componentes de la propia
animalidad. Por eso existe en el psiquismo elemental de los
animales, una poderosa e inmensa región dinámica que podríamos denominar
como inconsciente colectivo, donde sus múltiples y
variados arquetipos tienen posibilidad de reflejar aptitudes
concretas en la zona consciente. Poco a poco y durante un tiempo
incalculable, va construyendo sus valores producto de sus propias
experiencias con el caldeamiento de las luchas y el dolor,
además de la herencia de la
masa dinámica considerada como chispa Divina. De este modo
y en otras palabras nos queda por repetir que el psiquismo en su
zona inconsciente o espíritu inmortal, va construyendo en
diversas etapas palenginesicas y reencarnatorias las variadas
aptitudes que de cierta manera marcan las diferencias del
comportamiento
humano.
EXPANSIONES
DEL ESPÍRITU
JORGE ANDREA DE LOS SANTOS
Revista Internacional de Espiritismo
R.I.E
Brasil, Junio de 1987
El espíritu, en su trayectoria por las
diversidades físicas, obedeciendo a las constantes
renovaciones como exigencia de la Ley reencarnatoria, busca
siempre ampliar el propio acervo psicológico,
condición que definirá su grado
evolutivo.
El pensamiento en la fase humana por la
afirmación del proceso de concientización, no es
solamente consecuencia del salto evolutivo dentro de la
línea filogenética, es también producto de
una especie de "encorvamiento" sobre sí mismo en los
campos del psiquismo, de manera que permita una específica
elaboración de la fuerte carga de la fase fragmentaria
animal. Si en la fase animal superior (antropoides) ya existe una
expresiva curiosidad y atención por los objetos exteriores, con
alguna elaboración del pensamiento aún fraccionado
que no permite el encadenamiento inteligente, en la fase humana,
ese "encorvamiento", cuando hace nuevas adquisiciones,
permitirá una toma de conciencia
interna.
El animal, por su reducido y fraccionado campo de
inteligencia, toma conocimiento y
"piensa" sobre los objetos, más no sabe que sabe; no tiene
discernimiento preciso. En el reino hominal los elementos
externos son mayormente evaluados por la conciencia, en virtud
del pensamiento creativo y valorado cuando representa un nuevo
acontecimiento en el campo espiritual; esto es, una nueva
condición íntima, una indescifrable ansiedad
interior que se va dilatando y mostrando a través de
pensamientos cada vez más organizados, permite mayores
percepciones de la vida. sin embargo, es importante caer en la
cuenta que, cuando nos absorben las experiencias del medio
sólo almacenamos en la tela consciente un 1% de las
influencias sensoriales; lo que olvidamos entrará a hacer
parte de la zona espiritual o del inconsciente; eso representa un
mecanismo de protección; el exceso de datos que se
estanquen en la zona consciente será tan perjudicial como
la ausencia de los mismos. Por eso, es que nuestro almacenamiento
profundo se hace en aptitudes y de allí parten nuestros
pensamientos. Nuestra memoria es
diferente a la de los memorizadores
electrónicos.
El bloque del campo espiritual se irá ampliando
constantemente por las adquisiciones a través de las
experiencias, envolviéndose en características cada
vez más positivas e importantes, que con el tiempo se
reflejarán, una vez cese del determinismo con la
extensión del libre albedrío. Cuanto mayor fuese la
carga de experiencias adquiridas, mayor y más expresivo
será el vórtice de expansión del psiquismo,
expansión que puede muy bien representar
irradiación del psiquismo cuyo flujo de sus
manifestaciones se reflejará en el mecanismo de la
realización.
En la evolución
humana no debemos dar tanta importancia al aspecto exterior
como lo hacemos al estudiar los animales; en estos, por la
presentación y comportamiento
llegamos a conclusiones sobre sus condiciones evolutivas. En la
especie humana, donde las formas ya adquirieron posiciones
más definidas, debemos mirar el avance evolutivo en las
expresiones del psiquismo. La psicología actual ya posee
su valor
científico y en el futuro será la gran ciencia del
espíritu que descifrará las ecuaciones del
psiquismo que continuamente avanza y se mostrará
aún más complejo. En el decir de T de Chardin "La
conciencia sube a través de los seres vivos". En el hombre
su complejidad es de tal naturaleza que se nos dificulta
descifrar su estructura; conocemos solamente algunas de sus
manifestaciones y algunos resplandores de sus exteriorizaciones;
estamos perplejos frente a su contenido; sabemos también,
que no ha llegado a su fin. Seguirá por el infinito
sobrellevando las adquisiciones y ampliando sus manifestaciones,
cuyas estructuras están lejos de ser evaluadas.
La construcción del psiquismo es continua y
constante (hechos experimentados), manifestándose por las
creaciones. (El resaltado es nuestro). Está claro que
todo eso solo podrá darse por un bloque energético
–espiritual (YO individualidad), cargando y organizando las
experiencias adquiridas en los diversos cuerpos físicos
(personalidades) que va ocupando. Solamente el proceso
reencarnatorio podrá explicar este movimiento evolutivo,
donde las consecuencias de todos nuestros actos psíquicos
se reflejarán en las experiencias futuras,
ampliándolas o corrigiendo las estructuras
defectuosas.
El bloque psíquico inmortal –
espíritu, en su tráfico evolutivo, sufre las
naturales transformaciones y/o mutaciones, cuando ocupa un cuerpo
nuevo, por la existencia de factores de herencia física
siempre nuevas y variadas. Cuando el campo espiritual envuelve a
la materia ovular, en el proceso reencarnatorio, comanda la
morfogénesis ampliando, además de la
vitalización, algunos de sus acervos obtenidos en el
pretérito. A su vez, el nuevo campo material, propicia
nuevos contenidos por las experiencias generadas por el potencial
genético que porta. Así, el bloque psíquico
espiritual, además de ofrecer orden y orientación a
los mecanismos físicos, también guarda elementos
que cargará, denominados aptitudes. Chardin, percibiendo
el valor de las adquisiciones evolutivas, afirmó: "El
hombre no progresa sino a través de la lenta
elaboración en el transcurso de las edades, de la esencia
y la totalidad de un Universo depositado en sí
mismo".
Queramos o no, el manantial de carga psíquica que
poseemos en nuestra condición de "chispa divina" o centro
de la individualidad que el hombre consigo soporta, sólo
podrá ser el resultado de una adhesión de millones
y millones de años, y para hacerse responsable frente al
Cosmos, esa elaboración será individual, por
excelencia (rosario reencarnatorio), aunque se puede mostrar, con
características colectivas cuando actúa al lado de
seres afines.
Como nos dispersamos en razas, con el propósito
de adquirir experiencias y fundamentos evolutivos tendemos a la
unión para llegar a la afirmación de un biotipo
futuro que pueda hacer frente a las exigencias evolutivas del
porvenir. La consciencia está prácticamente
construida, el intelecto ya alcanzó sus límites;
buscamos ahora las expansiones del psiquismo en la
superconciencia, donde la intuición será constante
y preciso arbitro.
NUESTROS
ABORÍGENES
Nuestros ancestros, los aborígenes dentro de su
medio natural, no sufren determinados problemas de
salud, sobre todo
aquellos que aún no se encuentran bajo el influjo de la
civilización. Primero, porque se alimentan en
armonía con la naturaleza y segundo, porque la
mayoría no son seres demasiado endeudados con la ley, por
cuanto aún son bastante primarios. Es por ello que los
aborígenes en su medio natural tampoco sufren de enfermedades kármicas
severas, y gozan de excelentes defensas. Esto lo pudimos
comprobar detenidamente cuando convivimos con ellos. No
observamos entre estos, los problemas de salud que sufren los
humanos en el medio civilizado y muchas de las cosas que le
suceden al hombre moderno; quiere decir que la Ley de Causa y
Efecto aún no hace presencia de manera rigurosa en este
sector de la humanidad.
No por esto podemos pensar, que dentro de la raza
aborigen Americana todos los seres sean primitivos
espiritualmente. Entre ellos, han reencarnado espíritus
endeudados procedentes de colonias Europeas y en especial, de
Asia,
sobretodo de la antigua Mongolia. Esos bárbaros que a su
paso por Europa
hacían tierra arrasada, como lo hizo Gengis Kam, y
Atíla con sus ejércitos Tártaros.
Muchos de estos espíritus, reencarnados en
América, sufrieron también la
invasión de europeos ambiciosos saqueadores y crueles,
como fue el accionar de los conquistadores de España e
Inglaterra.
También, en nuestros pueblos indígenas
reencarnan espíritus evolucionados encargados de abogar
por esas etnias. Por esto, hoy tenemos grandes defensores de los
derechos de los
Nativos Americanos, como Roberta Menchu de Guetemala, Evo Morales
de Bolivia,
Francisco Rojas Birry, Lorenzo Muelas y Jesús Enrique
Piñacue de Colombia entre
otros. En el ámbito nacional ya los tenemos legislando en
la Cámara alta y baja, y ejerciendo en muchas
instituciones del Estado.
Igualmente ocurrió en la raza negra, en la que
reencarnaron muchos xenófobos y esclavizadores de las
antiguas civilizaciones.
Cuando hablamos de depredadores humanos, no nos estamos
refiriendo a nuestros hermanos aborígenes quienes a pesar
de no convivir en medio de la llamada civilización, obran
con sensatez, ecuanimidad y respeto para con
la naturaleza y los elementales.
Al haber convivido con nativos en los territorios antes
mencionados, fuimos testigos de su estilo de vida
y sanas costumbres. Esta actividad nos permitió presenciar
unos interesantes sucesos. En el año de 1969,
encontrándonos en el Guaviare, en una colonización
llamada el retornó, localizada selva adentro, un domingo
en la mañana, se me acercó un indígena quien
me prodigó un cordial saludo y sin mediar mayor diálogo
procedió a formularme invitación para ser
huésped de su casa, pues su real intención era, que
durante mi estadía, le facilitara el radio transistor de
batería que me acompañaba.
En esa época existía un pequeño
caserío por cuanto se iniciaba la colonización en
esa área y los hospedajes y comida eran de mala calidad. El
ofrecimiento hecho por el aborigen me alegró y no
dudé en aceptar su invitación. Fueron 15
días de convivencia con esos nativos que me enriquecieron
emocional, intelectual y espiritualmente, ya que tuve la
oportunidad de aprender muchas e interesantes cosas de sus
ancestros y costumbres sociales y religiosas.
En los atardeceres selváticos me invitaban a
pescar, y para ello me enseñaron a conducir la canoa con
mucho sigilo y talento, mientras ellos pescaban con el
arpón. Nos abastecíamos de pescado calculando el
consumo para
dos días y aunque hubiera abundancia de peces,
suspendían la actividad, afirmando que abusar de la misma,
originaba desperdicio y ociosidad que los espíritus
castigaban. En una de las salidas diarias en cumplimiento de mis
labores, me encontré un armadillo, lo conduje hasta la
choza con el propósito de sacrificarlo. De inmediato, uno
de ellos salió al encuentro para decirme: —"si es
hembra mejor la liberamos porque así no se extingue la
especie". Después, me invitaron al cultivo de yuca
para proveernos de este tubérculo, con el que se elaboraba
el mañoco, casabe o fariña. El cultivo era inmenso
y de beneficio colectivo; pero ninguno substraía
más de lo necesario. Tenían un sentido social
extraordinario, no existía la ambición ni el
egoísmo. La actitud de estos seres me condujo a meditar en
el comportamiento de los que solemos llamarnos civilizados, a
quienes no nos importa destruir lo que esté a nuestro
alcance sin ningún respeto por la naturaleza que alberga
nuestra madre Tierra, sin detenernos a pensar en la consecuencia
del mañana.
En muchos casos el hombre se comporta como un verdadero
depredador. Sobre este particular narraré acontecimientos
muy desgarradores.
En el año de 1964 encontrándome en el
servicio militar en la ciudad de Villavicencio, capital del
Departamento del Meta, llegó un sábado a la
compañía un General de tres soles del
ejército y solicitó una escolta compuesta por
cuatro soldados de la cual yo hacía parte, para que le
acompañáramos a realizar un programa de
cacería. Nos desplazamos hacia un lugar en donde se
había cosechado arroz, para esperar la llegada del
atardecer, con sus palomas torcazas que en bandadas surcaban el
espacio para posar en sus sitios preferidos. Cuando éste
esperado evento se presentó, el General cazador, con gran
agilidad y destreza disparó repetidas veces haciendo
blanco en muchas de estas aves, las que caían en las
diferentes zonas de la llanura como si fuese granizo. Me
correspondió con otro escolta la función de
recogerlas, con el agravante de la pérdida de aquellas que
se perdían entre la espesa maleza. La cacería se
convertía entonces, en un exterminio atroz contra estos
indefensos animales. Recogimos cientos de ejemplares muertos, sin
calcular el número de las que no se podían rescatar
ya muertas o peor, heridas, las que indefectiblemente, horas
después tendrían que morir. No era interés
del General llevarse siquiera una de esas avecillas para
consumirla; ellas fueron aprovechadas por los soldados de la
unidad militar, donde hoy día funciona el Fondo rotatorio.
. Después de causar esa desastrosa mortalidad, se
retiró con aires de satisfacción por los objetivos
alcanzados como buen tirador. En esa época se contaba con
un presidente de la
república bastante aficionado a la caza y pesca,
además de existir muchos clubes de este orden aprobados
para la práctica de estas actividades.
Confieso, igualmente, haber cometido gravísimos
atropellos contra los animales. Tal vez por mi crasa ignorancia
en aquellos tiempos, sobre el valor y el derecho a la vida de
esas criaturas que existen para evolucionar como los restantes
seres vivos.
Cuando trabajaba en la compañía de
rociamiento de DDT (sustancia química paralizante del
mosquito anofeles transmisor del (paludismo) en la
región de la serranía del Meta, llegamos a
descansar en una casa campestre, donde su dueña nos
concedió albergue pero sin el servicio de alimentación, porque
no contaba con carne en su despensa. Sin embargo, nos
facilitó una escopeta, la compañía de tres
perros de cacería y un caballo para el transporte para que
cazáramos algún animal, ya que la zona era
abundante en fauna. Me
pertreché con suficientes municiones y con antojo y la
habilidad de buen tirador. Garantizaría el abastecimiento
de carne para seis compañeros y miembros de la casa donde
estábamos hospedados.
Habíamos avanzado más de un
kilómetro, cuando los sabuesos descubrieron un armadillo,
lo cazaron y dieron muerte.
Más adelante, bordeando un caño boscoso, la
jauría se encuentra con un borúgo de buen
tamaño, siendo capturado y muerto. Estos dos ejemplares
eran suficientes para las necesidades alimentarias durante dos
días. Nos disponíamos para el regreso, cuando los
perros se topan con otro animal sobre la ribera del caño;
era un chigüiro que buceaba en un remanso de limpias aguas,
tratando de burlar a los perros, que luego se sumergieron y con
agilidad continuaron la persecución. No se me dificultaba
observar el movimiento de los animales por la transparencia del
agua. Preparé el arma, esperando el momento para que el
animal perseguido emergiera. Cuando así lo hizo,
apunté y con un certero disparo eliminé al
chiguiro. Una vez sobre la pequeña playa, me
sorprendí al darme cuenta de que había matado una
hembra, próxima a parir. Mi primera sensación fue
de profundo pesar y vergüenza. Interiormente una voz me
decía: "¿observas lo que has hecho?
¡mataste a una gestante y a su hijo próximo a
nacer!". En ese momento, el remordimiento era mi mayor
tormento. ¿Sería la intervención de mi
espíritu guía, quien me recriminaba este vil acto,
o tal vez la mencionada voz provendría de mi propia
conciencia?
Considero que la procedencia de las voces
tenía su origen tanto en la conciencia como en el
guía. Al momento de narrar este doloroso episodio, que no
deseaba transcribir, aparecen los más crudos recuerdos.
Quería concluir mis relatos con la historia del General cazador
de palomas, pero una extraña fuerza me indujo a revelar
estos hechos, que aunque condenables en mí,
servirán de ejemplo para el cazador pertinaz, ambicioso,
despiadado y cruel, que aún no ha llegado a un nivel de
sensibilidad que le permitía conocer el objetivo y
sentido de la vida animal.
Por fortuna, hoy, se cuenta con maravillosos programas de
televisión y abundante literatura que ilustran
sobre el valor de la vida, la conservación de la fauna, la
flora silvestre, en fin, recibimos orientación sobre
cómo cuidar nuestro ecosistema.
Particularmente, hace muchos años abandoné esta
nefasta práctica de caza y pesca, en razón de las
experiencias psíquicas y de las lecciones recibidas de
aquellos que tienen profundo respeto por la naturaleza. De los
aportes que me proporcionara la doctrina de Kardec,
aprendí que los animales también poseen alma, que son
nuestros hermanos menores, que hemos hecho parte de la
evolución con ellos y que debemos tener en cuenta el
quinto mandamiento: No matarás.
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