A.
Confusión de ciencia con
INFORMACIÓN
a ciencia —en cuanto forma comprensiva y
explicativa del conocimiento
sobre aspectos de la realidad, compuesto por conceptos, teorías, a veces leyes, e hipótesis explicativas; obtenido mediante
un método
racional, objetivo y
empírico, es sistémica, dinámica y tiene consenso en la comunidad
científica— ha sido confundida con la información, que son datos, mensajes,
signos o
conocimientos nuevos definidos por su utilidad para la
intervención en la realidad hacia un fin práctico o
utilitario, esto es, la información como
mercancía.
Esta confusión se gestó como un cambio de
valores y
paradigmas en
la sociedad
actual. Se instaló una ética
pragmatista capitalista y consumista, contribuyó a ello el
llamado "fracaso de las ideologías solidarias y de cambio
social". Para los gurús del fin de la
historia ya no interesaba la ciencia, la
teoría
o la filosofía, se encumbró la información
útil para alguna decisión asociada a la empresa y el
lucro. La eficiencia del
conocimiento se redujo a datos como insumos del mercado.
Afirmaban que el conocimiento ya existía y que el
desafío actual era saber utilizarlo. Como casi toda la
información necesaria estaba en el ciberespacio,
había que tener un celular y estar conectado al Internet y sus
aditivos.
Se erigió como la nueva potencia
profesional al gerente y al
ingeniero de sistemas.
Cualquier otro tipo de conocimientos fue estigmatizado como
"filosófico" y superfluo, que, además, era complejo
e incomprensible para el modelo
intelectual de moda.
Paulatinamente, se aceptó que cualquier hecho
verdadero o útil era ciencia, mejor aún si era un
dato legitimado por algún procedimiento de
investigación o por el aval de una
instancia académica o profesional. La ciencia entonces
empezó a parecerse a informes
estadísticos, reportes de actividades o resultados del uso
de técnicas e instrumentos. Cuanto mayores y
específicos fueran los datos y éstos tuvieran forma
numérica, se los llamó verdad y
ciencia; de estos informes se empezaron a llenar los
anaqueles y las publicaciones de las universidades e instituciones
en general.
Se propaga la idea de que la información es "la
llave de entrada a la civilización contemporánea;
sin ella, el gobierno
sería incapaz de gobernar, los generales no podrían
dar órdenes a sus tropas o ponerlas en posición
para la batalla, y las organizaciones
industriales serían incapaces de
funcionar".
El concepto de
"sociedad de la información" se inició en los
programas de
investigación de los gobiernos y las instituciones
internacionales y en la
Organización de Cooperación y Desarrollo
Económico (OCDE) y desde 1975, y la Unión
Europea, desde 1979. Con el auge del neoliberalismo, los mitos de la
edad de la información se encuentran con los de la era de
la
globalización. En 1995, los países más
ricos (G7) ratifican en Bruselas la noción de Global
Society of Informatión, y deciden acelerar la
liberación de los mercados de las
telecomunicaciones. Finalmente, en la cumbre
europea de Lisboa, en mayo del 2000, los Quince deciden apostar,
en materia de
desarrollo,
todo a la Internet.
En 1949, un ex alumno del fundador de la cibernética, Norbert Wiener, Claude
Shannon, ingeniero de los laboratorios de Bell Telephone,
promueve una definición de la información
estrictamente física, cuantitativa,
estadística, con un sesgo a la
teoría matemática
de la
comunicación, que ve información sólo
donde hay un dispositivo técnico. El destinatario
tendría un "status de clon del emisor". Ya no es
importante el sentido y la cultura en la
información, menos aún la ideología. La información se vuelve
algo ambiguo y amplio, solamente definido por su utilidad
potencial.
Los nuevos líderes serían aquellos que
saben tomar decisiones utilizando la información infinita,
globalizada y cambiante. El éxito
personal y el
de la empresa residen
en esta clave, ya no en el cambio social ni en la
conducción del Estado. La
democracia,
las desigualdades y el subdesarrollo
serían resueltos por la universalidad de la
información.
En 1960, Walt W. Rostow en su Manifiesto no
Comunista sobre las "etapas del crecimiento
económico" sostiene que el progreso llegaría a
los países atrasados a través de la difusión
de los valores de
los países llamados adultos. Al constituirse Estados Unidos en
la primera sociedad global de la historia, su modelo social y
sus valores tienden a universalizarse y a atraer al resto del
mundo. Peter Drucker decía "El hombre
instruido del mañana tendrá que vivir en un mundo
globalizado que será un mundo occidentalizado".
El Renacimiento
redescubrió el pasado, especialmente el clásico
griego. La era llamada "post industrial" creyó descubrir
el futuro. El Renacimiento,
sumado el invento de la imprenta
(Gutenberg 1455), despertó e hizo crecer a una
generación de pensadores, científicos y
revolucionarios para inventar una sociedad superior. Ahí
tenemos los profundos aportes de Hobbes, Locke,
Bacón, Maquiavelo,
Descartes,
Mostesquieu, Copérnico, Galileo, Dante Alighieri, entre
muchos otros. Peter Drucker quiere asemejar el fenómeno de
fines del siglo XX, al que llama "sociedad del conocimiento", con
el Renacimiento griego en Europa del siglo
XV y XVI, pues quiere cerrar el ciclo iniciado por J. J. Rousseau, que
planteaba la salvación de la sociedad por la sociedad y
tuvo como cumbre el proyecto
socialista. El "Renacimiento" de Drucker sería el liberalismo de
inicios del Capitalismo.
Estamos de acuerdo con él en que "… la sociedad
se reacomoda –en su visión mundial; en sus valores
básicos; en su estructura
social y política; en sus
artes; en sus instituciones claves". Los nuevos valores que
anuncia son: "No vamos a presenciar el rechazo de los valores
materiales y
la tecnología… El fin de la creencia en la
salvación por la sociedad sin duda señala un giro
hacia el interior. Pone renovado énfasis en el individuo, en
la persona…".
Pero tenemos que poner atención al creciente movimiento,
especialmente en Europa, de profesionales y familias que rechazan
un televisor en casa o un automóvil, en los supermercados
prefieren los productos
llamados "bio" a aquellos donde se asegura que la producción no ha usado tecnología
excesiva o han sido cultivados de manera tradicional,
doméstica, habido un pago justo a los productores y aunque
son más caros es mejor alentarlos. Los mitos de la
tecnología, la eficiencia, la calidad y la
libre empresa han sido profundamente cuestionados por las brechas
sociales mundiales. La riqueza de bienes
alcanzada por algunos países nos muestra las
limitaciones o la naturaleza de
esa riqueza.
El ideólogo Drucker no quiere conocer, pues
sobretodo estigmatiza, profetiza y prescribe, pero con el sello
moderno de la probabilidad.
("De lo que sí estamos seguros es que…
la nueva sociedad será a la vez no socialista y
postcapitalista es casi seguro. Y es
también seguro que su recurso principal será
el
conocimiento").
Sin tratar de discutir su concepto del
"postcapitalismo", que en general es parte de la matriz
ideológica de Fukuyama, que anuncia el fin de la historia
y de las ideologías, afirma que hoy todos tenemos las
mismas oportunidades, pero con diferentes cualidades y actitudes, que
se levantan sobre el fin de "la fe en la salvación por la
sociedad". Peri sí queremos discutir su concepto de
conocimiento, porque hay algo claro en su propuesta: terminar con
esas visiones globalizadoras, históricas, integradoras del
pensamiento y
la acción
que conforman las ideologías, las teorías y los
megarelatos. Pero la ideología y teoría a que
apuntaron derrotar fue el marxismo y el
socialismo,
pues le daban al hombre otra
explicación de su condición actual, un sentido y
una esperanza.
Mucha gente, especialmente en los espacios directivos,
empresariales y académicos, ya no estudia ni lee, menos
aún reflexiona o propone; ahora con el Internet
"buscan-bajan-repiten". No es la era del conocimiento sino la era
del dato, de la información útil. Detrás de
la destrucción de las ideologías y teorías
se ha postergado y estigmatizado el sentido integrador,
histórico, explicativo y comprensivo del conocimiento. Ya
no producimos conocimientos sino datos, y como estamos en una
sociedad de mercado, éstos tienen que ser útiles o
vendibles. La teoría en si sería inútil,
vacía e infértil. La juventud
profesional ha sido convencida de que estamos solos "aquí
y ahora", que el éxito se alcanza con lucha en una selva
de competidores, luego, no tiene sentido entretenerse con
"teorías", la historia y menos aún la
filosofía.
Esa desazón hacia la historia ha creado una
juventud sin pasado y sin futuro. Esa idea pragmática del
éxito ha creado una juventud ampliamente conectada on
line, pero sin sentido de mundo y de humanidad, que
ansía la última generación de celular, el
nuevo dispositivo de Internet, incluyendo algún video juego. Su
falta de sentido de la historia es impresionante, porque ella no
le incumbe, la percibe lejana o no gana nada con saberla.
Realmente no es conocimiento lo que tienen, es consumo de
algo de moda.
La información y el proceso de
comunicación que forman un conjunto de
elementos interactuantes con un fin determinado se llama Sistema de
Información, incluso se han planteado como objeto de
una nueva ciencia, muy incipiente aún, sin marco
teórico, pero que integra la llamada Ciencia de la
Información y la Documentación.
En una revisión de algunos libros de gran
acogida dirigidos a gerentes, administradores y políticos
actuales, podemos sorprendernos al identificar que son de
lectura
sospechosamente fácil y ligera, pletóricos de
anécdotas, testimonios, recuadros con resúmenes
("para destacar o importante"); son casi un catecismo de ideas
hechas cita, con algunas referencias a Platón,
Descartes, Kant o
Tomás de Aquino, con la pretensión de parecer
cultura integral, pero sobre todo de imponer validez.
De lo que están seguros los promotores del nuevo
paradigma de
la información es que mucha gente es perezosa (o no tiene
tiempo) para
leer, escribir, investigar, cuestionar, reflexionar, imaginar y
crear alguna tecnología, un nuevo enfoque o teoría
sobre la realidad. Para ello le ofrecen un camino fácil y
rápido: consultar Internet y buscar una buena
presentación en multimedia.
Cualquiera puede fungir de ponente informado con lo último
copiado en su portacedes. Los espacios académicos se
esfuerzan por tener los equipos de cómputo conectados a
Internet, el cañón multimedia, una buena pantalla y
un quemador de Compact Disc, son el signo de modernidad. La
mediocridad intelectual tiene ahora un timbre
informático.
Detrás de esta apoteosis de la información
y de nuevas generaciones de "informados", estaría el
globalismo cultural, económico y político del nuevo
imperialismo
más obvio, que asume el mundo como de su propiedad.
"… La coalición transnacional contra la invasión
de Kuwait por Irak en
febrero de 1991 fue el hecho culminante que señaló
el fin de 400 años de historia en que el
estado-nación
soberano fue el actor principal en el escenario
político… En ninguna ocasión anterior –sin
un solo disidente, y casi sin ninguna disensión
importante– antepusieron el interés de
la comunidad mundial en derrotar al terrorismo a
sus propios sentimientos nacionales y, en muchos casos,
aún a su propio interés nacional".
La sociedad moderna no sería posiblemente
satisfactoria para el hombre, pues este sería un ser
anónimo y automatizado por la ciencia y la
tecnología crecientes. "No es sólo
información lo que ellos necesitan. En esta Edad del dato
la información domina con frecuencia su atención y
rebasa su capacidad de asimilarla. No son sólo destrezas
intelectuales
lo que necesitan, aunque muchas veces la lucha para conseguirlas
agota su limitada energía moral. Lo que
necesitan, y lo que ellos sienten que necesitan, es una cualidad
mental que les ayude a usar la información y a desarrollar
la razón para conseguir recapitulaciones lúcidas de
lo que ocurre en el mundo y de lo que quizás está
ocurriendo dentro de ellos".
Detrás de las transformaciones en el campo del
conocimiento y la tecnología, se viene fraguando un nuevo
modelo societal que pondrá en tensión nuevas
perspectivas humanas y quizá revalorará el sentido
humanista y libre de las diferentes culturas y las voluntades
humanas. "…Las personas educadas de mañana
tendrán que estar preparadas para vivir en un mundo
global. Será un mundo occidentalizado… La persona
educada tiene que estar preparada para trabajar
simultáneamente en dos culturas, la del intelectual que se
concentra en las palabras y en las ideas, y la del gerente que se
concentra en las personas y en el trabajo…
Los intelectuales necesitan la organización como una herramienta que les
permite ejercer su téchne, su conocimiento
especializado. Los gerentes ven el conocimiento como un medio
para llegar a la meta de
rendimiento organizacional… El científico investigador
necesita del gerente de investigación y el gerente
necesita del científico… Pero ahora que las
téchne se han convertido en conocimientos tienen
que integrarse en el conocimiento… Probablemente seremos
más especializados aún… y lo definirá a la
persona educada en la sociedad de conocimiento, es la capacidad
de comprender los conocimientos… Para convertir los
conocimientos en conocimientos se requiere que quienes poseen,
los especialistas, asuman la responsabilidad de hacer que ellos mismos y sus
áreas de conocimiento sean comprendidos… Los
conocimientos tienen que ser comprendidos tal como son: serios,
rigurosos, exigentes… Todos los conocimientos son igualmente
valiosos".
Ante un modelo de hombre conectado, afirmamos el sentido
de la
educación centrada en la formación de personas
y ciudadanos. Personas en el sentido del desarrollo
integral y Ciudadanos en el sentido de compromiso con su
realidad y su futuro. Ello implica más que
información, cultura; más que datos, valores e
ideología.
B.
Reducción del método
científico a técnicas de
investigación
El método científico es una forma de
pensamiento fundamentada en la racionalidad y la objetividad
empírica, para el planteamiento de interrogantes y su
respuesta. Las formas que ha adoptado esta lógica
del pensamiento son diversas en el tiempo, pero sustantivamente
se observa que constituyen un encuentro dialéctico entre
un sujeto y una realidad, mediado por un marco
teórico.
Este método de la ciencia se integra en el
método de investigación científica, que busca
conocimientos que puedan ser sistematizados o sustenten el
conocimiento
científico. Actualmente se ha perdido este sentido del
método científico y se lo ha reducido a diversas
prácticas – como la clasificación de datos,
procedimientos
diagnósticos, intervenciones, etc. – que asumen la
forma de técnicas que usan instrumentos y cuyos resultados
son la satisfacción del conocimiento esperado, no
implicando, por lo tanto el uso del método de
investigación científica en tanto tal.
Luego de postergar, estigmatizar o deformar la
naturaleza de la ciencia o de la teoría la siguiente
estrategia fue
normar el pensamiento para asegurar la vigencia de cierto tipo de
conocimientos y valores.
Se separó la observación de la explicación, la
primera, se presentaba como real, objetiva y comprobable
empíricamente. La segunda era estigmatizada de
teórica o de filosofía inútil pero el
impacto más crítico fue señalar que la
observación es la información útil y la
segunda es especulativa.
El método es siempre creativo, crítico y
consciente, incluso cuando se siguen las pautas o rutas comunes;
pero la técnica, no es así, es un algoritmo que
alcanza un producto
siempre definido, que no requiere creatividad ni
permite libertad. Las
técnicas tienen las cualidades perfectas para proteger el
pensamiento perezoso, mediante el entrenamiento se
aprende y se mejora su eficiencia, las personas no necesitan
arriesgarse a pensar libremente, solamente deben aprender y
seguir las instrucciones de las técnicas, con la seguridad de que
se obtendrá un producto perfecto y definido.
Otra característica de las técnicas es la
legitimidad que transmite al poder
sustentarse en la rigurosidad del procedimiento técnico.
Generalmente sus resultados tienen una forma cuantitativa, que
convencen por su exactitud y por la espectacularidad de ser
producidos por un instrumento cada vez más
sofisticado.
Bunge proporcionó el concepto para esta
reducción, llamó método general o
reglas generales del método a los elementos básicos
y unitarios y nominó como métodos especiales
a los usados en ciencias
particulares o específicas. Hay una diferencia sustantiva
entre ambos métodos,
el primero es creativo, abierto y libre, pero el segundo es un
procedimiento definido y estructurado. El mismo Bunge es
perspicaz en la distinción y definición del
carácter del método, con la
advertencia de que: el "… método científico no
debe construirse como nombre de un conjunto de instrucciones
mecánicas e infalibles que capacitan al científico
para prescindir de la imaginación; no debe interpretarse
tampoco como una técnica especial para el manejo de
problemas de
cierto tipo".
Entre las técnicas y sus instrumentos no existe
jerarquía, ellos son bien o mal elegidos y bien o mal
aplicados. Por ejemplo, la evaluación
del estado nutricional es una técnica pertinente; pero no
es mejor ni peor que un experimento, una encuesta o una
radiografía. Cuando se desea probar la relación de
variables el
procedimiento pertinente es un experimento que movilice la
variable propuesta como independiente o como causa, luego se
observarán cambios en la variable propuesta como
dependiente o como efecto, todo siempre controlando las variables
intervinientes.
Tampoco existen diseños mejores que otros. Cada
problema de investigación implica la elección o
construcción de una ruta particular,
asumida crítica
y conscientemente.
Muchas ciencias y campos profesionales han sido
inundados por técnicas/instrumentos para planificar, hacer
estrategias,
diseñar futuros, hacer diagnósticos, evaluar la
contaminación ambiental, administrar
tratamientos, evaluar impactos, medir costos,
identificar síntomas depresivos, medir la inteligencia o
la fidelidad, medir el dolor, evaluar una hipótesis, medir
una probabilidad, etc.
Los profesionales y nuevos intelectuales se abalanzaron
para aprender nuevas y más sofisticadas técnicas y
adquirir sus respectivos instrumentos, creyendo que la
complejidad de técnicas, su asociación y uso
estandarizado garantizaban la validez de los resultados. En estro
jugó un rol principal la dominación cultural, se
asumía como signo de validación de la forma de
hacer ciencia, que el mayor nivel de desarrollo científico
provenía del exterior y de ciertos núcleos
internacionales.
Esta ruta ideológica difundía que el
desafío para el investigador local era imitar en lo
posible los modelos
extranjeros, usar sus procedimientos técnicos y adquirir
sus costosos instrumentos. El mayor signo de calidad como
investigador es lograr publicar en alguna revista
internacional, que exige el cumplimiento de plantillas,
requisitos formales y sobretodo metodológicos; se piensa
que el tamiz de sus editores y comisiones científicas
reconocerían la cualidad científica de un trabajo.
Las técnicas producen datos, a veces estos datos
son suficientes para los fines del investigador y parece
innecesario preguntarse o explorar otras lógicas de
pensamiento. Progresivamente se redujeron las investigaciones a
la disponibilidad de técnicas o instrumentos validados. La
tecnología dominante creó y promocionó
ingente cantidad de técnicas e instrumentos muy
sofisticados, de complejo aprendizaje para
su uso, que lograban información y datos exactos, que
concentraban las necesidades de la investigación en la
disponibilidad de los recursos
económicos necesarios para adquirir los equipos de moda,
sin dinero era
imposible una producción científica valiosa.
Algunos resolvían sus angustias intelectuales emigrando a
los centros extranjeros de producción científica de
punta para integrar el parnaso de los autores.
Los datos provenientes de técnicas se pueden
organizar en resultados, pero no llegan a mayores niveles de
comprensión y explicación, tarea que se deja a los
científicos foráneos. Las generalizaciones o
inferencias estadísticas hechas a veces en las
conclusiones, no tienen sustento, aunque se crea que son logradas
con las técnicas divinizadas de la
estadística.
Para mejorar la eficiencia de las investigaciones se
combinan varias técnicas e instrumentos, pues para cada
variable o asunto que se desea conocer es posible aplicar alguna
técnica oficial. Informar datos estructurados y comentados
según pautas internacionales satisfacía las
aspiraciones de investigadores comunes.
Muchos centros de investigación asumieron los
parámetros y reglamentos extranjeros para la
investigación, incluso recientemente el Concytec ha
publicado una compilación las normas de estas
publicaciones. En este documento, podemos observar que para
publicaciones biomédicas, por ejemplo en la sección
de Métodos, se pide que se describa "…la forma
como se seleccionaron los sujetos observados o que participaron
en los experimentos…
Identifique los métodos, los aparatos (nombres y dirección del fabricante entre
paréntesis) y los procedimientos con detalles suficientes
para que otros investigadores puedan reproducir los resultados.
Proporcione referencias de los métodos acreditados,
incluidos los de índole estadística… de
referencias y explique brevemente los métodos ya
publicados pero que no son bien conocidos; describa los
métodos nuevos o que han sido sustancialmente modificados,
manifestando las razones por las cuales se usaron y evaluando sus
limitaciones".
La base de datos
LILACS (Literatura
Latinoamericana y del Caribe en Ciencias de la Salud, coordinada por BIREME
– Biblioteca
Regional de Medicina),
comprende toda la literatura relativa a las
Ciencias de la Salud producida por autores latinoamericanos y del
Caribe, publicada en los países de la Región de las
Américas a partir de 1982. Menciona que para fines de
publicación se considera la validad, importancia,
originalidad del tema, contribución para el área
temática en cuestión.
La necesidad de homogenizar lo que se llamaría
ciencia válida llevó a que las
publicaciones, eventos como los
congresos científicos y las investigaciones auspiciadas o
financiadas tuvieran principalmente un formato y quizá un
lenguaje
común, se habló de la necesidad de brevedad o
síntesis y para ello se instaló el
formato de Internet. Las formas de las revistas internacionales y
la estructura del
Internet llegan a constituir la pauta para la presentación
de investigaciones. Se argumenta que diariamente se produce un
gran número de investigaciones o información que
sería imposible que alguien pudiera leer todo, por ello
llega ser necesario uniformizar y reducir los
informes.
A la homogenización de la forma, le siguió
la de la lógica del planteamiento de las investigaciones y
la forma de lograr resultados y probarlos. También se
estandarizó las temáticas y problemas que
debía enfrentar la investigación científica.
A través de estos procesos de
apariencia obvia, formal y necesaria fueron
estableciéndose como modelos de la cúspide del
desarrollo de la ciencia los centros norteamericanos y europeos
de investigación, que todos los demás tenían
que imitarlos.
Otro proceso similar fue la difusión masiva de la
producción de conocimientos, a la que no siguió la
conservación o diferenciación de los criterios para
definir lo que es ciencia y su método. Esta pérdida
de identidad fue
un efecto del pragmatismo
como criterio de valor. La
popularización del uso de la información introdujo
en el ámbito intelectual a muchos sectores que no
habían procesado su identidad
nacional y que parecieron descubrir que conquistaban un
terreno antes reservado para otros intelectuales y
teóricos disciplinados. Parece que el fin de las
ideologías derrotó a la imaginación y a la
libertad de los científicos locales y fue reemplazada por
la adecuación obsesiva a los cánones
internacionales como garantía de validez.
Todo lo cual ha causado que los profesionales de la
investigación concentren su esfuerzo en hallar en alguna
publicación internacional o reconocida, algún
diseño
ya usado y sus respectivas técnicas para repetirlo. La
habilidad local estaría en la elección del
diseño o en hacerle alguna modificación
absolutamente mínima e indispensable. El uso extendido de
los diseños de investigación como "enlatados" o
modelos para investigar ha reducido la atención a nuevos
asuntos para la investigación y, consecuentemente, la
construcción metodológica.
Son especialmente las técnicas
estadísticas las que constituyeron la forma de estructurar
una investigación, desde el planteamiento del
problema de investigación, generalmente tratado como
una relación causal de variables hasta la forma de
operacionalizar las variables, que eran llevadas a un indicador
numérico, mejor si fuera en escala
matemática de razón; la hipótesis se
convirtió en hipótesis estadística que busca
un valor dentro de los datos probables en una distribución llamada normal, con una o dos
colas.
A continuación, en la unidad de estudio es
central el uso de una muestra estadísticamente
establecida, cuyo procedimiento es generalmente un ritual de
legitimación. Las técnicas e
instrumentos de recolección
de datos debían ser validados con algún
criterio estandarizado, que por lo común se reducía
a un trabajo anterior y similar en un centro de
investigación calificado como confiable. Los resultados
generalmente son numéricos, presentados en tablas y debe
encontrarse una prueba estadística que valide el resultado
como confiable o pruebe la relación con algún
determinado valor de la curva de correlación.
Algunos productos o recursos técnicos de la
ciencia fueron encumbrados como garantes de la cientificidad de
los resultados. Conceptos como medición, exactitud, rigurosidad y otros
fueron confundidos con el carácter científico de
una investigación. Una mentalidad domesticada
empezó a buscar, exigir y usar procedimientos convertidos
en técnicas muy estructuradas y normadas para proponer
hipótesis, seguir procedimientos, elaborar y analizar
resultados, así como sacar conclusiones y afirmar
hipótesis.
Uno de los efectos más trascendentes y comunes
fue sostener que la relación de variables o que el factor
causal se prueba en el análisis estadístico. La
relación de variables debe ser probada en el procedimiento
metodológico, donde se busca comprobar determinada
hipótesis observable en la realidad. Las observaciones
obtenidas en condiciones de un experimento perfecto son las que
prueban la relación de variables. El análisis
estadístico es sólo eso, un análisis
más entre otros, pero no la culminación de una
investigación.
Esta reducción ha convertido en investigadores o
metodólogos a quienes estaban entrenados en el uso de
pruebas
estadísticas, ellos, para evaluar una
investigación, no se entretenían en asuntos del
planteamiento del problema de investigación o en la
metodología y rápidamente se
preguntaban por la existencia de alguna técnica o
instrumento válido para hacer mediciones generalmente en
escala continua, cuidando los diversos sesgos, o, en caso
contrario, se recogía datos retrospectivos reducidos a
formas llamadas "objetivas". En segundo lugar, se definían
los criterios para el cálculo
del tamaño de la muestra con un procedimiento
estadístico que se podía obtener en algún
programa
informático, como el EpiInfo, el Excel, el
SPSS, entre otros.
Pero estos nuevos actores en la investigación no
pretendían que se popularizaran y discutieran los
criterios para el uso y análisis estadístico, y por
ello "hacían como que enseñaban" pero
mantenían el arte como un
secreto de artesano. Lo que hemos observado en varios usuarios de
la estadística es la inconsistencia de sus elecciones e
incluso la manipulación de los cálculos. Como
resultado de esta práctica y desinformación, el uso
de la estadística se ha reducido a un ritual que se
interpreta por sus apariencias formales.
El método de investigación implica
libertad, creatividad, imaginación, audacia,
renovación y quizá también rebeldía;
pero no por el estilo o la
personalidad del investigador sino por la necesidad de la
producción científica auténtica y
trascendente. Lo anterior es un terreno pantanoso que pocos se
atreven a caminar.
La creación metodológica requiere no
sólo las cualidades ideológicas, morales y
aptitudes vitales mencionadas anteriormente, sino también
de un alto dominio de las
ciencias disponibles, un conocimiento sólido y
crítico del estado actual de sus tensiones y
desafíos, así como una amplia experiencia y
compromiso con realidades concretas y sus contextos
históricos y sociales, nacionales e internacionales. De
otra manera se caerá en la investigación de lo
obvio, formal, redundante y vana.
Así pues, planteamos la necesidad de recuperar el
sentido integral del método científico de
investigación, de su rigurosidad en los conceptos y su
lógica racional es imprescindible para ingresar a nuevos y
auténticos problemas de investigación, así
como a niveles más profundos de un conocimiento
significativo.
C.
CONTRASTACIÓN VALORATIVA ENTRE LA TEORÍA Y LA
PRÁCTICA
¿Qué es mejor, la teoría o la
práctica?
Esta interrogante y su respuesta unánime han
recorrido todos los salones académicos y todo tipo de
instituciones. La respuesta ha sido ¡la práctica! La
práctica expresada en resultados objetivos, en
datos útiles, en cambios reales, en beneficios eficientes
o en ingresos
tangibles era la finalidad de toda investigación
seria.
Desde este punto de vista, la teoría solamente es
buena cuando sirve a la práctica. La teoría pura es
estigmatizada como diletante y vana. Esta fue la ruta
ideológica por la cual se condenó la teoría
a ser subsidiaria de la práctica, a una condición
de nimbo existencial.
La teoría fue degrada a información o dato
útil para la toma de
decisiones. Pero la teoría como la práctica
tienen identidades y sentidos propios así como
singularidades; sus simbiosis definidas y relaciones
recíprocas no deben implicar la pérdida de estas
identidades o la cooptación de una por la otra.
Hubo además una identificación
tergiversada de la teoría con la retórica, la
especulación discursiva y la charlatanería. Los
términos "teórico" y "teoría" fueron usados
peyorativamente y ningún investigador quería tener
este estigma; se apresuraban a sugerir alguna utilidad
práctica a sus trabajos. Las instituciones o financieras
no auspiciaban una investigación si no se justificaba la
potencial aplicación práctica.
Posteriormente estas investigaciones tomaron el nombre
de "investigación operativa" o "investigación
– acción" y fueron introducidas en los planes
anuales de las instituciones como componentes de los proyectos en
general, definidas como un procedimiento de evaluación del
impacto y eficiencia.
Así, por ejemplo, los promotores de las políticas
de planificación
familiar definían que "… Lo que busca la
investigación operativa es modificar las operaciones
preparatorias de los programas con el fin principal de mejorar la
entrega de servicios y
sus resultados… La investigación operativa es un
proceso, una manera de identificar y resolver problemas de los
programas…".
El fracaso o incompetencia de las instituciones o de los
programas se asociaba a la ausencia de investigaciones que
evaluaran el funcionamiento, que encontraran la causa o los
factores determinantes de los problemas y que ensayaran una
intervención eficaz y eficiente o, en última
instancia, se reclamaban investigaciones o datos concretos para
legitimar alguna intervención política.
Otro ejemplo de este enfoque fue la constitución de CONCYTEC (Consejo Nacional
de Ciencia y
Tecnología) en el Perú, la mayor
organización pública que promueve la
investigación en el país con una inclinación
hacia la tecnología antes que la ciencia en sí,
califica a los temas llamados de "humanidades" como los
propiamente teóricos. El valor práctico de alguna
investigación o estudio era justificado plenamente por su
utilidad, obviándose cualquier cuestionamiento al
trasfondo conceptual y metodológico. Los premios eran para
los inventores de alguna tecnología que se mostrara
útil y rentable.
Una raíz muy profunda de esta clase de
investigación sería la tendencia humana a dominar
la naturaleza a través del conocimiento. Comprender los
fenómenos naturales y sobreponerse a ellos fue la primera
tendencia vital de la especie. En la era moderna la actitud humana
creyó llegar a su máximo conocimiento y control de la
naturaleza con el encumbramiento de la ciencia. Parte de esta
sensación se constituyó en la ciencia positiva, la
aspiración al modelo matemático como modelo de
exactitud, objetividad y perfección.
Otra y diferente fue la moral y
actitud en la antigua Grecia, donde
los sabios eran aquellos que habían superado las
necesidades o intereses materiales de la vida común, lo
cual les permitía dedicarse a la reflexión
filosófica, a la verdad y a la enseñanza. Esta condición de
sabiduría los hacía más aptos y justos para
gobernar.
Más recientemente la mentalidad liberal
anunció la llegada de la era del conocimiento y el fin de
los paradigmas y los metarelatos. El conocimiento fue propuesto
como el mayor recurso del desarrollo, por sobre la geopolítica, las armas y las
ideologías revolucionarias. En otras palabras, ni
capitalismo ni comunismo, el
conocimiento sería la nueva arma o herramienta del
desarrollo, de carácter pacífico, inocua y
accesible a toda voluntad de recoger del universo de
conocimientos circulantes y utilizarlos. Pero, ¿de
qué conocimiento nos habla Drucker? Realmente no se
refiere al conocimiento como tal sino al encumbramiento de la
práctica utilitaria, frente a la cual todo es subsidiario,
incluido el conocimiento en si. Escribe: "Tanto en occidente como
en el oriente el conocimiento siempre se había visto como
aplicable al ser. Casi de la noche a la mañana se
empezó a aplicar al hacer. Se convirtió en
un recurso, en una utilidad".
Otro miembro del pensamiento liberal nos dice más
explícitamente "… Cuáles son las claves de una
filosofía ética y política adecuada al
hombre. Sucintamente consistirían en el siguiente
trinomio: la razón, el individualismo y el capitalismo,
porque el hombre sólo encontrará la felicidad si
vive por y para sí mismo utilizando sus habilidades para
lograr ese fin. Sólo hay un sistema que lo
permite: aquel que reconoce que somos dueños de nuestras
capacidades y de nuestras acciones y que
circunscribe las relaciones
interpersonales al ámbito de la voluntariedad. Ese
sistema es el capitalismo".
La creciente ética dominante que juzga como
más valioso lo utilitario, lo eficiente, el éxito,
la rentabilidad
mercantil y personal, ha llevado a definir a la teoría
como simples palabras, escritos, especulaciones y abstracciones
neutras; porque la práctica valdría más,
pues logra cambios eficientes y resuelve los
problemas.
De esta forma la teoría se desprestigia frente a
la práctica, y como la ciencia es teoría,
también se la menosprecia. No el término "ciencia"
sino su contenido de conceptos, teorías e hipótesis
explicativas y se ha conservado la palabra ciencia para denominar
así la información que se
producía.
A lo anterior se sumó el resultado de la primera
confusión de la ciencia con información, pues
realmente casi todos los trabajos llamados de
investigación eran simples retóricas,
especulaciones fáciles, redundantes y obvias, lugar
común de la mediocridad profesional. Siendo la
teoría y la práctica dos momentos, amplia y
profundamente relacionados, es necesario ahora afirmar sus
identidades particulares, sus diferencias y especificidades de
esencia y sentido. Aquí tenemos que recuperar el sentido
de la teoría como sistema o modelo de explicación
integral de la realidad y a la práctica como otro momento
relacionado a los cambios en la realidad.
Por otro lado, existe una confusión al discutir
la dicotomía entre ciencia y técnica, teoría
y práctica, conocer e intervenir. La solución
fácil a esta dicotomía ha sido afirmar las
interrelaciones y simbiosis, pero urgidos por la ineficacia de
los políticos que exigen cambios o resultados antes que
explicaciones, se estigmatiza de inútil a la
investigación pura, cuando realmente su única
función
es el conocimiento y no el cambio. En la solución de las
dicotomías se jerarquizó la práctica,
colocando en línea de valor y prioridad a la ciencia
aplicada, a la tecnología o a la investigación
operativa por sobre otras prácticas como la
investigación científica en tanto tal. Esta
confusión ha llevado inevitablemente al empobrecimiento y
postergación de la investigación básica,
desértica en nuestro país.
Es cierto que entre teoría y práctica hay
muchas relaciones y simbiosis, pero también son dos
realidades diferentes y eso es lo que queremos destacar
aquí. Se debe recuperar las identidades básicas de
estos dos términos. Diferenciar no es separar, pero si se
mezclan o ponen en línea de comparación para
contrastarlos por el criterio de utilidad inmediata, se suele
concluir que la práctica es mejor.
Cuando se ponen en línea de comparación
ambas instancias, la teoría aparece como vacía y
vana y su valor residiría en ser funcional con respecto a
la práctica. A la sombra de esta trampa
metodológica, crecieron los "prácticos", los
"empíricos", aquellos que dicen haber aprendido
haciendo en contacto con la realidad, que desprecian toda la
cual obviamente ni conocen.
Frente a los problemas de la realidad pueden
esquematizarse dos opciones a) conocerlos, en cuyo caso hacemos
teoría y el método es la investigación, la
cual tiene como único producto un conocimiento nuevo, o b)
cambiar o intervenir sobre los problemas, para lo cual el
método es la planificación y su producto es una
situación nueva.
La investigación aplicada es una tarea diferente
a la teórica o de ciencia básica y siendo cierto
que tienen muchas relaciones es necesario marcar las diferencias
y delimitar sus identidades, funciones,
productos y objetivos. La tecnología se alimenta de
ciencia y viceversa, pero si no existe investigación
básica ésta tiene que exportarse. Pero esta
exportación no es inocua o gratuita. La
investigación y la ciencia pura están cargadas de
los intereses de quienes la promueven y de sus propios problemas
y sentidos. Su consumo acrítico en las actuales
condiciones hegemónicas del mundo implica dependencia
económica y política.
Por otro lado, algunos autores han afirman la prioridad
o supremacía de la teoría sobre la práctica
diciendo "… la efectividad de la solución como la
problematización de la realidad con la que
interactúan, dependen de la formación del
pensamiento teórico… La necesidad de ordenar
sistemáticamente el enorme material cognoscitivo,
acumulado por la investigación empírica, es un
hecho sencillamente irrefutable; y eso sólo puede lograrlo
el pensamiento teórico, el pensamiento
correcto".
d. Abandono del
sentido epistemológico, político y ético
del marco teórico
Los marcos teóricos son modelos de
observación y explicación de la realidad,
actúan como una estructuración o andamiaje para
ordenar los hechos de la realidad, así como para darles un
sentido. Este sentido tiene una connotación ética y
política, o sea, cada marco teórico implica un
método de investigación o análisis que
transparenta ciertas realidades o hechos y oculta otros. Pero,
actualmente, en la práctica investigativa se asume el
marco teórico como antecedente cognoscitivo, marco de
información básica y conjunto de definiciones que
permitan la comprensión de un informe de
investigación. Incluso en los casos de investigaciones de
"ciencia normal", el marco teórico es escrito casi como
una formalidad informativa, no se reconoce su carácter
epistemológico, suelen ser marcos teóricos
únicos, hegemónicos, actualizados, aparentemente
obvios y universales.
El marco teórico también es un discurso que
pretende ser una descripción y explicación integral
sobre la realidad con la aspiración de darle un sentido.
Cada marco teórico daría una lectura particular de
la realidad, destacando u ocultando diferentes aspectos; por
ello, debemos asumir la responsabilidad de elegir uno u otro
marco teórico.
En el mundo moderno actual y el liberalismo se busca
reducir, universalizar y absolutizar los conocimientos en la
ciencia, el método viene como ya dado, incluso nos sugiere
una sola agenda mundial para el conocimiento. Llaman actualidad
en la ciencia a los que se produce científicamente en los
centros industrializados y dominantes, condenando al resto de
investigadores y profesionales del mundo a una carrera sin fin
para intentar estar informados de sus productos. Pero hay poca
conciencia de que
la realidad y actualidad no sólo ocurren en algunos
institutos famosos sino en cualquier rincón del mundo y
que la primera actualización que se debe alcanzar es la
propia.
Por lo tanto, era necesario hacer desaparecer la
discusión sobre qué marcos teóricos existen,
qué transparentan y ocultan cada uno. El problema de la
investigación debía concentrarse al uso de
técnicas llamadas actualizadas y no el método pues
éste ya estaría dado.
Los profesionales se forman en marcos teóricos
calificados de vigentes y actuales, pero éstos sólo
son útiles para sus propios campos y nos le permiten
ingresar a otras realidades o simplemente hacen una
reducción de la realidad a sus posibilidades y recursos
conceptuales. Por ejemplo, cuando algunos médicos tienen
que opinar sobre los aspectos sociales y psicológicos del
aborto,
intentan explicarlos como lo harían respecto de una
infección, un proceso degenerativo, una alteración
metabólica, inmunológica o genética,
pues no poseen marcos teóricos de otras ciencias o
alternativos.
El mundo científico o profesional quiso
abstenerse o sustraerse de la guerra
fría, de las opciones éticas y
políticas. Para ello levantó la neutralidad
axiológica de la ciencia y predicaron la objetividad y
ésta la asumieron como la frialdad de los números,
de los test
estandarizados y de las mediciones compulsivas. Entonces la
ciencia pasó a ser un paradigma metasocial, sagrado y
universal.
Para los fines de la investigación se
llamó marco teórico a los conceptos vigentes,
validados y actualizados de la ciencia oficial,
adjuntándose estos conceptos como preámbulo,
antecedentes o contexto de lo que se investigaba. Aquí
proponemos a la ciencia como sistema teórico con alto
contenido de valores, historia y posicionamiento
social, que transparenta y oculta determinados recortes de la
realidad.
Por otro lado, en la práctica de la
investigación académica existe confusión
entre marco teórico y bibliografía. El marco
teórico está asociado a una teoría
científica que permite conectarnos con la realidad y
obtener un conocimiento de ella. La bibliografía es un
término amplio que se asocia generalmente a publicaciones
o informaciones científicas (investigaciones), sin
necesariamente constituir un marco teórico suficiente, o
sí lo constituye cuando se asume su fondo conceptual como
paradigma. Además, al margen de la conciencia del
investigador, siempre se porta y expresa un enfoque
teórico en la investigación, el cual se adquiere
pasivamente durante la formación
académica.
Este marco teórico en la práctica de la
investigación se ha definido como principalmente
bibliográfico, compuesto por conocimientos
científicos pertinentes, actualizados y sistematizados
sobre el problema que se investiga; se dice que es la ciencia
actual y vigente sobre el problema, la cual se encuentra en la
bibliografía o publicaciones oficiales, que le dan el
carácter de objetiva y válida.
Se debe reconocer que en la teoría utilizada
existen otros elementos que son subjetivos. Incluso en la misma
elección de la información científica, la
bibliografía o las fuentes
bibliográficas existe una opción del investigador y
esta es siempre subjetiva.
Los elementos que contiene un marco teórico son
los siguientes:
- Referentes científicos /
bibliográficos ("ciencia normal"). - Posicionamiento del investigador frente al
problema. - Intereses del investigador.
- Ideología y valores.
- Sentido que se busca en la realidad.
- Experiencia en la realidad.
En una investigación las funciones del marco
teórico son:
- Permite la construcción del problema y sus
características (enunciado). - Permite tomar todas las decisiones racionales y las
no lógicas en relación al proceso de
investigación (ocupa los espacios vacíos de la
racionalidad objetiva).
El fin de los paradigmas o de las grandes teorías
ha permitido actualmente la apertura a nuevas y múltiples
teorías, además es posible elegir aquellas
teorías que iluminen nuevos aspectos de la realidad y su
uso es crítico, abierto, creativo y libre. Cuando se asume
una teoría como única, todopoderosa y perenne, o
cuando domina su sentido ideológico, la realidad y su
conocimiento tienen un sesgo que provoca actitudes autoritarias o
dogmáticas. La crítica de la post modernidad ha
permitido desprendernos de la rigidez en las posibilidades del
conocimiento.
La teoría posible de la investigación
particular es un encuentro entre las teorías generales y
los resultados obtenidos en investigaciones previas. Constituye
la explicación de los resultados o datos nuevos, buscando
una nueva coherencia teórica o hipotética que de
cuenta de nuevos y específicos asuntos de la realidad. La
investigación proporciona observaciones nuevas, pero el
paso a la elaboración de una teoría requiere un
nuevo proceso o método llamado teorización, sobre
el cual poco se ha trabajado en el ámbito
académico, consolidando la idea de que la finalidad de la
investigación termina con el capítulo de los
resultados y conclusiones, sacralizados como "la realidad
objetiva".
Un ejemplo importante del valor político del
marco teórico lo encontramos en la experiencia
investigativa en la Facultad de Medicina, donde se propuso como
innecesario el capítulo del marco teórico en las
tesis de grado
y se llegó incluso a conceder su ubicación como
anexo, pues se argumentaba que el marco teórico era obvio,
universal, generalmente una copia fragmentada de otras
publicaciones o referencias científicas en textos
conocidos. Esta opinión se explicaría en la
existencia de un marco teórico hegemónico y
dominante, el cual se asume como único y obvio.
Por tanto, es necesario ejercer la libertad frente a los
marcos teóricos e incluso frente a la información
científica. Claude Bernard supone que un hombre de ciencia
debe conocer el trabajo de sus predecesores, pero dicha lectura
incluso tal "literatura científica útil… no
debe llevarse muy lejos, ya que puede agotar la mente y asfixiar
la inventiva y originalidad científica."
El marco teórico en medicina se ha definido como
biomédico, pues interpreta la salud y enfermedad como
procesos originados en cambios biológicos o
fisiológicos, los cuales se restablecerían con
intervenciones farmacológicas, quirúrgicas,
inmunológicas, metabólicas o genéticas. Los
modelos de explicación de las enfermedades son el
infeccioso, degenerativo, metabólico, inmunitario o
genético. De acuerdo a la explicación de la
enfermedad, se interviene en el tratamiento.
Para el análisis de las instituciones y organizaciones se
ha erigido el enfoque de sistemas, éste utiliza
básicamente las categorías de totalidad definida
por la identificación de un fin común (objetivos,
función general, producto, outputs), ambiente
externo con el que intercambia (entradas), las partes que cumplen
roles o funciones particulares dirigidas al fin común y la
articulación o control del sistema para el equilibrio
(regulación en relación al medio externo y
desajustes internos, que supone feedbacks). Este enfoque
ha querido ser trasladado como eficiente para estudiar los
asuntos sociales, pero el gran cuestionamiento o trampa es que
asume o privilegia la posibilidad de un fin común,
ocultando otras dinámicas sociales como los conflictos. De
esto último da mejor cuenta un enfoque estratégico,
pues utiliza principalmente las categorías de poder, actor
social, visión, alianzas y conflictos.
La teoría de la Modernidad nos plantea que existe
un sólo curso de desarrollo y la historia el cual se
dirige del atraso al progreso, donde la clave del desarrollo
está en la adquisición de los valores de los
países desarrollados, adultos o avanzados, siendo una
estrategia la transferencia de tecnología hacia los
llamados países subdesarrollados o en desarrollo. Esta
teoría es opuesta a la teoría de la dependencia que
sostiene que el centro crece por la exfoliación y
dependencia de la periferia, que el poder económico se
asocia al político e ideológico y que el centro se
hace imperialista y vuelve imposible y distorsiona el desarrollo
autónomo.
El rol y distinción entre las teorías en
otras ciencias se hace más tangible, como en el caso de la
Psicología
y la Sociología, entre otras, donde un
investigador no puede dejar de elegir uno u otro marco
teórico para dar cuenta de su método y resultados
de la investigación.
En el caso de la Medicina la hegemonía de un
marco teórico biomédico es excelente para
explicaciones biológicas de la salud y enfermedad, pero es
inadecuado e insuficiente para analizar los aspectos sociales,
éticos, políticos y culturales de la salud y
enfermedad. Lo que nos descubre la necesidad de acercamiento de
la Medicina a las ciencias
sociales, la ética y las humanidades en
general.
Nuestra propuesta es el uso crítico de la
teoría, la asunción consciente de diversos marcos
teóricos o su creación necesaria, reconociendo las
implicancias éticas y políticas así como
epistemológicas de cada marco teórico.
E. enajenación ideológica y
cultural
Planteamos que, sobre la base de una dominación
económica y política de nuestra sociedad, se ha
establecido una cultura dependiente, que impide desarrollar una
identidad nacional, un proyecto social autónomo,
así como una ciencia nacional.
Las tesis anteriores que explicamos nos muestran que los
procesos por los cuales se ha empobrecido nuestra
investigación local y la ausencia de investigación
científica son parte y se explican por el contexto
cultural, político e ideológico nacional de
carácter dependiente. Las limitaciones de nuestra
investigación local no son expresión principalmente
del escaso financiamiento, de falta de equipos y
tecnología, de información, de inferioridad
étnica o la idiosincrasia del hombre peruano.
Los nudos críticos se encuentran en nuestra
cultura dependiente, pero agravada por la ausencia de actores
nacionales con identidad y compromiso con nuestra realidad.
Denunciamos el estado actual de la conciencia de nuestros
investigadores, profesionales e intelectuales, quienes no aspiran
a mayores niveles de desarrollo de una ciencia nacional, y que
tienen como lema el imitar e investigar debajo de los paradigmas
dominantes, con los métodos y con las formas de la ciencia
de los países llamados desarrollados y avanzados. Es la
realización del "control de los espíritus" que
advierte Ignacio Ramonet o es la manipulación del
subconsciente que descubre Wrigth Mills a lo que muchos se han
allanado y resignado. Este es el sentido de la
emancipación que no se plantea, que no tiene liderazgos ni
proyecto.
Una universidad y
escuela poco
críticas, creadoras y libres pueden tener el riesgo de
convencer a los jóvenes en que sólo nos resta
esperar los avances de la ciencia internacional, frente a lo cual
se instala una actitud de copiadores que buscan, informan,
actualizan y repiten. Que encuban el sueño de emigrar a
uno de los países llamados desarrollados, paraíso
de todas las aspiraciones modernas.
La Universidad habría perdido sentido en un
contexto mundial globalizado y liberal, donde el conocimiento ya
estaría dado y circula voluminosamente en el ciberespacio.
Especialmente la Universidad pública, carente de recursos
financieros y buscando nuevas fuentes de ingresos, se
habría banalizado pues estaría centrada en
formalizar los títulos profesionales con más o
menos dificultades y costos, pues el éxito no lo
garantizan los antecedentes académicos ni un perfil
intelectual avanzado. Ahora el éxito se conquista
directamente en un terreno definido como una selva de competencias que
desafía nuestra habilidad o audacia personal, la actitud
de riesgo y emprendimiento y la capacidad de asimilar lo llamado
nuevo, innovación o "de punta".
La Universidad estaría ahora sobrando o
desubicada si pretende ser un espacio de libertad, de
crítica y propuestas renovadoras. No hay lugar para nuevos
castillos de arena o sentimentalismos como el cambio social, la
justicia
social, la verdad y la belleza. La opción dominante es
hacerse funcional a la lógica de mercado, instalarse en la
vía del progreso, abrazar los paradigmas
tecnológicos y los nuevos valores.
Sin intentar un balance de los aportes históricos
de la Universidad nacional, nos debemos preguntar si
además de las nuevas y numerosas generaciones de titulados
y desocupados, dónde están las propuestas de
desarrollo, las luces para una sociedad atrapada en sus
frustraciones que la Universidad debía sintetizar? J. C.
Mariátegui advertía hace más de 70
años que el problema de la universidad no se
resolvía con nuevos métodos o retirando a los malos
profesores, decía que la crisis es
espiritual e ideológica, "No hay un solo tipo de
conductor. No hay una sola voz profética, directriz, de
leader y de apóstol. Un maestro, uno no más,
bastaría para salvar a la Universidad… Es un muestrario
de ideas muertas. Las ideas, las inquietudes, las pasiones que
conmueven a otras universidades, no tienen eco aquí… sin
maestros auténticos, sin rumbos austeros, sin direcciones
altas, la juventud no puede andar bien encaminada… un
catedrático, en quien sus discípulos descubren una
magra corteza de cultura profesional, y nada más, carece
de autoridad y de
aptitud para inculcarles y enseñarles extensión ni
hondura en el estudio." Nos inquieta la interrogante de si las
universidades de hoy tienen estos maestros
líderes.
Actualmente se comprende mejor que existen algunas
cualidades que son sustantivas para el perfil de los nuevos
profesionales que enfrentarán las demandas de los nuevos
tiempos. Estas cualidades serían la creatividad, la
capacidad de innovación y originalidad, la capacidad de
cuestionar y romper la rigidez y las fronteras de las apariencias
del sentido común o los saberes convencionales, para ir al
replanteamiento severo de todo lo que se supone válido.
Pero ello compromete no sólo a la Universidad sino a la
escuela y a la familia,
pues estas cualidades se formarían muy precozmente, mas no
existe conciencia ni un proyecto en ningún nivel para esta
renovación cultural y moral.
En cambio, la Universidad aparece como el gran
legitimador del pensamiento dominante, pues "socializa" un modelo
de ciencia, de profesión y de intelectual, así como
de validación del conocimiento que no nos permite la
emancipación mental. Cuando no funciona esta
normatización del pensamiento, se utiliza la segunda
estrategia que consiste en el "control social" a través de
las exigencias para el modelo de investigación, las
condiciones para publicar en alguna revista internacional, en las
formas de los eventos nacionales o internacionales, en los cursos
de postgrado, en los prototipos de investigadores que se
levantan, en los premios que se otorgan; así como en la
complicidad mediocre para sugerir que existe una
investigación significativa en nuestro medio.
Como vemos, la fuente de las ideas dominantes no son
originales, pero ello es secundario, lo importante es que sirven
a otros fines y nosotros las creemos buenas y propias. Es la
alineación cultural que tiene múltiples expresiones
más, como la compulsión de algunos por la visa para
residir en EE. UU. o el Japón.
No existe una nación
peruana con identidad definida, hay una moral mayoritaria de baja
autoestima
nacional, de invalidez, autoexclusión ideológica y
cultural.
Nos hemos convencido que somos muy buenos ya o que nunca
lo seremos, es la resignación espiritual del dominado, el
mayor y más seguro triunfo del amo, "… las identidades
morales que puedan tener los hombres de una sociedad
quizás descansan en el hecho de que los gobernantes
institucionales monopolizan con éxito, y aún
imponen, sus símbolos del amo… No podemos suponer
actualmente que los hombres deben, en última instancia ser
gobernados con su propia anuencia. Entre los medios de
poder que ahora prevalecen, está el poder de administrar y
manipular la aquiescencia de los hombres. Que no conozcamos los
límites
de ese poder – y que esperemos que tenga límites
– no invalida el hecho de que hoy se emplea con buen
éxito mucho poder sin la sanción de la razón
ni de la conciencia del que obedece… la "convicción"
intelectual y la "creencia" moral no son necesarias en los
gobernantes ni en los gobernados para que perdure y aun florezca
una estructura de poder. Por lo que respecta al papel de las
ideologías, la frecuente ausencia de legitimación
persuasiva y el predominio de la apatía de la masa
seguramente son dos de los hechos políticos centrales en
las sociedades
occidentales de hoy."
La ciencia se asumió como la gran generadora de
los cambios mundiales: los viajes
espaciales, la terapéutica medica, la ingeniería productiva, electrónica y de las comunicaciones, entre muchos otros; pero la
crítica que se ha hecho desde la post modernidad es que
finalmente el ser humano no vive feliz o mejor, las brechas
sociales se han profundizado, se agrava la
contaminación ambiental, las guerras, la
destrucción y explotación de las personas es igual
o peor que en épocas anteriores. Luego, se hace necesario
un balance del tipo y la función de la ciencia
actual.
La racionalidad no sería suficiente para alcanzar
el bienestar humano. La racionalidad occidental actuaría
como homogenizador cultural, postergando las racionalidades y
saberes diferentes, los desarrollos autónomos, los nuevos
sentidos para la vida. Es más, se intenta imponer un
paradigma social, político y económico a todos el
mundo, justificado como democrático y pacífico,
cuando no cristiano; pero el imperio tiene una doble moral y se
excluye de los compromisos más importantes para la paz, el
desarrollo, la atención de la pobreza y la
protección de medio
ambiente, haciéndose un "estado canalla" como lo llama
Noam Chomsky.
Las culturas no occidentales, tradicionales o
nacionales, que tienen muchas diferencias con la cultura
dominante y que se globaliza compulsivamente, son percibidas como
atrasadas, obstáculos, localismos chauvinistas e incluso
como ignorancia. Estas culturas tradicionales tienen conflictos
con la educación formal e institucional,
así como con estrategias de exclusión
social, expresadas en el uso del idioma, de la
información, en el acceso a ciertos servicios u
oportunidades, así como un abierto racismo.
Cuando surge el conocimiento científico,
éste se va haciendo excluyente, formal y sofisticado. Los
investigadores y científicos adquirieron gran valor por su
eficacia y se
fueron alejando de la sociedad para acercarse al poder.
Actualmente se valora como científico sólo aquello
que se produce en grandes Institutos de investigación
extranjeros, con inmensos recursos económicos y equipos
tecnológicos y que luego difunden sus resultados en
ciertos medios, que suelen ser prohibidos para un investigador
crítico.
Planteamos que no estamos en la era del conocimiento
sino del mercantilismo,
que vende y compra todo lo que puede o impone, sin perspectiva
moral solidaria o humanitaria, pero sí con la
pretensión de hegemonía mundial. La ciencia que
realmente se promueve y conoce es aquella asociada a un potencial
o real negocio rentable.
Además intentado profundizar en las posibilidades
de la ciencia nacional, sugerimos la existencia de una
constitución cultural nacional diferente de la
racionalidad científica clásica. Esta es la tesis
más difícil y crítica pues estamos
sugiriendo que en nuestra realidad y en nuestra cultura nacional
nunca habrá ciencia con las características
actuales en el mundo. Nuestra ciencia, de ser nacional,
tendría que crear además de su agenda y
metodologías propias, nuevos lenguajes y nuevas
integraciones o síntesis.
El nuevo pensamiento nacional sería parte de
nuestra condición cultural tradicional, especialmente
andina. Con un pensamiento mágico además de
racional, más flexible, abierto y sensitivo que
estructurado en base a evidencias
objetivas. No estamos negando la necesidad de conocer y usar la
ciencia dominante, de la racionalidad occidental, si se hace de
manera consciente y crítica. Estamos proponiendo la
posibilidad de tener una ciencia propia, autónoma
ideológica y culturalmente.
Luego, el desarrollo de una ciencia nacional
sería un signo de la emancipación del sujeto
nacional, de un nuevo hombre que se orienta a su desarrollo
autónomo. Desde este punto de vista la primera
confrontación tiene que estar en el nivel
ideológico, para la recuperación de la identidad
nacional.
Una respuesta a la dominación ha surgido desde
grupos
nacionalistas a ultranza, de base étnica andina, pero con
un sentido excluyente y xenófobo que afirma la
superioridad étnica de las culturas prehispánicas
peruanas, donde se habrían alcanzado impresionantes
avances en toda suerte de campos, además de una escritura y
organización social perfecta. Estas actitudes llaman a un
aislamiento y rechazo de toda cultura extranjera, así como
a una futura restauración de la sociedad antigua peruana.
Nosotros rechazamos esta ideología porque no promueve una
auténtica emancipación hacia un desarrollo
autónomo e intercultural, como es ahora la
característica cultural y social de nuestro país.
Estas ideologías anidan quizá infructuosamente
movimientos violentistas y destructivos.
Autor:
Alejandro Vela
Quico
Médico cirujano, Licenciado
en Antropología, Doctor en Medicina,
Magíster en Salud
Pública, Magíster en Filosofía; profesor
principal de la Facultad de Medicina –
UNSA.
Arequipa –
Perú
Septiembre
2007
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