Reporte de Lectura de El Hombre Unidimensional de Herbert Marcuse (página 2)
Contamos con la traducción al español por Antonio Elorza del
año 1968, del original en inglés One-Dimensional Man, del
1954. Posee una primera parte introductoria, donde claramente
realiza una crítica a la sociedad
industrializada existente, específicamente ante la
inmovilidad de los individuos a oponerse a la inercia que
produce el capitalismo yanqui, como un universo
donde no caben alternativas de vida.Luego consta de nueve capítulos y una parte
conclusiva, de las que intentaremos sacar las ideas
principales, a continuación, y, a partir de ellas,
analizarlas y plantear nuestras ideas personales. Enumeramos
las ideas según el capítulo a las que
correspondan en el libro.- Lo primero que plantea Marcuse es una sociedad
que limita la libertad
del ser humano, donde éste se ve condicionado por la
misma, y sólo puede exigir lo que se le permite
exigir. Se le impone, de un modo homogéneo, una
serie de necesidades artificiales, que sólo buscan
un confort y no una superación, y así queda
encadenado el individuo a ésta. Esta sociedad, que
es capaz de reducir al hombre a
una pieza mercantil, es la producida por la moderna
sociedad industrial, casi opuesta a lo que procuraban las
primeras revoluciones industriales. Esta sociedad es la
capitalista, es la sociedad unidimensional. - El ser humano que se encuentra inmerso en esta
sociedad, está a su vez sometido a la misma, no por
la fuerza,
como sucedía en las sociedades feudales, sino por la burocracia
y la
administración de las industrias de ella. Esta neo-esclavitud se ve ligada, no al gasto de
energía muscular, sino a la tecnología misma, donde el ser humano
se encadena a la producción tecnológica en
masa. Este cambio
de ser humano incluso afecta a los países
subdesarrollados, cambiando así el estilo de
vida de todos los que se someten a dicha sociedad. El
tiempo
libre no existe, sino en cuanto a la productividad tecnológica de los
individuos. - Ya no existe la sublimación del ser
humano, sino que se emprende una
desublimación progresiva institucionalizada,
donde todo individuo pasa a formar parte de una gran masa
que es movida por la sociedad unidimensional. Lo banal, lo
masificado, lo que es incapaz de producir cambio, es lo que
toma la ventaja. El sexo, el
arte, la
filosofía se reducen a símbolos y caricaturas en un mundo
que se ha convertido en papel, y lo sublime, ya no lo es; y
lo íntimo, ya deja de serlo; y se maneja un exceso
de información que no forma a los
individuos; y la conciencia, se reduce a
comodidades. - El bienestar es la idea máxima que procura
alcanzar el ser humano de la sociedad unidimensional, y sin
ella no existe la felicidad del individuo. La felicidad
misma se ve condicionada por maneras de hablar y expresar
conceptos ya formulados por la administración de la sociedad, poseen
una carga semántica ya definida y no permiten
pensar, ni analizar, ni profundizar libremente en ellos. Ya
el
lenguaje no posee una carga ontológica ni
universal, sino que todo ya está dicho y escrito.
Así, entonces, no hay un pensamiento libre, sino totalmente
condicionado por las aparentes libertades que ofrece la
sociedad y que se limitan al bien-être
estereotipado que debe procurar todo individuo en
ella. - El ser humano se encuentra en un mundo
unidimensional, a diferencia de los grandes pensadores
previos, que se ubicaban en una bidimensionalidad de vida,
quienes, con sus ideas, eran capaces de mostrar las
posibilidades de cambio, y producir estos cambios. Aceptar
la inmutabilidad de lo ya existente, implica una inercia,
que no permite que el ser humano llegue a ser más de
lo que quiere ser. La sociedad unidimensional ha sido capaz
de aniquilar ese espíritu de revolución, ese deseo de
superación social, y ha reducido el sentir humano a
placeres "necesarios" dentro de la misma sociedad que crea
las necesidades. - Valores, principios
y sujeto humano, todo esto ha venido a ser neutralizado por
el sistema
creado. Los
valores han sido desplazados, ya que no son
cuantificables para la
ciencia; la filosofía ha venido a formar parte
de este sistema, restándole importancia al verdadero
ser de las cosas; el ser humano deja de ser sujeto, y se
convierte en objeto de la propia ciencia.
Surge una tiranía propiciada por la sociedad misma,
y no por una persona
específica. - La filosofía analítica, en
especial, la del lenguaje, se ha hecho cómplice de
esta unidimensionalidad. Ya las frases humanas han pasado a
ser estereotipos de frases que aparentemente permiten al
individuo comunicarse dentro de la sociedad. No surgen
ideas expresables capaces de inducir cambios de mentalidad,
sino que sólo lo banal, lo académico, es lo
que es capaz de producir conversatorios y análisis. Las ideas se limitan por la
ausencia de necesidades reales en el ser humano y, como
sólo interesa estar bien, así mismo se
expresan los individuos. Nada expresado es capaz de
producir altercados ni cambios en los demás, y lo
que sí lo producía ha sido banalizado por la
publicidad y el comercio, y se utilizan sólo como
medios
para comunicar algo a su vez banal. - Marcuse plantea revivir los valores
considerados como universales, como son la
nación, el hombre, la libertad,
la belleza. Como son conceptos muy amplios, que
abarcan muchos momentos históricos, son capaces de
llegar a producir cambios, y el ser humano puede desplegar
ante sí las grandes batallas en las que ha
participado, creándolos. Por lo tanto, lo que
plantea Marcuse es luchar contra la sociedad existente y
contra las limitaciones que ésta
produce. - Otro planteamiento de Marcuse es redefinir las
necesidades del ser humano, es decir, eliminar las
supuestas necesidades propuestas por la sociedad
unidimensional y así generar un cambio. Todo esto se
logra negando todo lo que ya existe, es captando todo lo
negativo y criticarlo. El verdadero origen de una sociedad
en la que el ser humano sea un ente verdaderamente humano
es en la que se fomenten contradicciones y éste
pueda ser capaz de pensar por sí mismo, donde la
tecnología quedará destruida y surgirá
una nueva tecnología al servicio
suyo. El ser humano disminuiría su poder de
control
represivo e, incluso, hasta la naturaleza respondería de manera
más razonable. - En sus conclusiones se plantea una
negación total a todo lo que existe: la administración, la burocracia, y la
democracia, la técnica y la propaganda debe desaparecer para poder
instaurar una sociedad coherente con el desarrollo
humano. Es una especie de revolución, en la que
el ser humano debe rebelarse de todo lo que ya está
instaurado: desde los desgraciados, los pobres, los
excluidos, hasta los desocupados y oprimidos. Todos
deberían unirse para negar total y socialmente lo
que existe.
- Lo primero que plantea Marcuse es una sociedad
- El Libro
La crítica fundamental que realiza Marcuse a
la sociedad unidimensional, es decir, a la sociedad moderna,
indica que ésta es capaz de asimilar cualquier forma
de oposición que surja al interior de sí misma,
y por tanto no existe ningún movimiento
individual ni colectivo capaz de oponérsele o de
socavar sus raíces estructurales.Esta sociedad de capitalismo que describe Marcuse ha
generado a través del bien-être (estado de
bienestar) una mejora en el nivel de vida de los obreros,
que, según él mismo, es insignificante a nivel
real pero contundente en sus efectos: por ejemplo, el
movimiento proletario ha desaparecido, y hasta los
movimientos anti-sistema más
emblemáticos, como el punk-anarquista o el bohemio,
han sido asimilados por la sociedad y orientados a operar
para los fines que la sociedad reconoce como
válidos.El motivo de esta asimilación consiste en que
el contenido mismo de la conciencia humana ha sido
fetichizado y casi anulado, y las necesidades del ser humano
de esta sociedad son necesidades ficticias, producidas por la
sociedad industrial moderna, y orientadas a los fines del
modelo en
sí. La distinción entre conciencia real y
conciencia ficticia sólo puede ser juzgada por el
mismo hombre, puesto que sus necesidades reales sólo
él las conoce, pero como la misma conciencia
está alienada, el hombre
ya no puede realizar la distinción.La principal necesidad real que Marcuse descubre en
el ser humano es la libertad, entendida como el instinto
libidinal no sublimado. Esto es claramente freudiano.
Según Marcuse, lo que la sociedad industrial moderna
ha hecho con el instinto libidinal del hombre es
desublimarlo, y reducirlo a la genitalidad, cuando en
realidad el cuerpo mismo del hombre es sólo ansia de
libertad. La desublimación del instinto libidinal, y
su encasillamiento en su genitalidad permite a la sociedad
industrial moderna disponer del resto del cuerpo
humano para la producción capitalista, así
como de todas las energías de los hombres.Para Marcuse, la instancia fundamental de
formación de la conciencia humana está en la
niñez que se vive al interior de la
familia; en esta etapa el hombre que se está
formando adquiere sus categorías normativas, y todo su
marco de referencia para enfrentar el mundo. Lo que la
sociedad industrial moderna ha trasmutado es precisamente ese
ámbito familiar, en que la sociedad misma alienante se
ha introducido a través de los medios de
comunicación de masas, reemplazando a la familia, y
formando a los hombres con categorías que no salen de
él mismo, sino del capitalismo.Las necesidades del hombre, así como sus
anhelos, sueños y valores, todo ha sido producido por
la sociedad, y de esa manera se ha asimilado cualquier forma
de oposición o movimiento anti-sistema.Para Marcuse, los medios de
comunicación y las industrias
culturales, así como las expresiones de la
publicidad comercial, reproducen y socializan en los valores
el sistema dominante y amenazan con eliminar el pensamiento y
la crítica.Los efectos de esta orientación
mediática crean un escenario cultural cerrado,
unidimensional, que propicia una especie de pensamiento
único y determina la conducta
del individuo en la sociedad. Los medios crean una estructura
de dominación, bajo la apariencia de una conciencia
feliz que inhibe la posibilidad de cambio hacia la
liberación. Los medios de comunicación, a través de un
lenguaje informal, no dan explicaciones ni ofrecen conceptos,
sino que aportan imágenes, descontextualizan, niegan la
referencia histórica. Lejos de moverse entre la verdad
o la mentira, ellos se limitan a imponer un
modelo. - Análisis
- Comentarios
La condena que hace Marcuse a la sociedad es aceptable
en algunos aspectos, y lo mismo cabe decir de sus observaciones
críticas a la filosofía de la ciencia actual, al
positivismo,
al cientificismo y a la filosofía analítica. Es
más, muchos elementos de esta crítica, hoy
ampliamente conocidos, han sido utilizados por los filósofos, por ejemplo, para revalorizar la
filosofía clásica, la vuelta a Aristóteles y a Santo Tomás, y para
suscitar un mayor aprecio por la moralidad, la
religión y
los valores
humanos. Es cierto que la sociedad actual, si no se poseen
ciertos valores, tiende fácilmente a reducir al hombre a
una mercancía, a una pieza del sistema económico, y
que no le da posibilidades de actuar que lo coloquen fuera del
juego
económico.
Sin embargo, su crítica es también muy
unilateral y exagerada, y por momentos inmadura o apasionada. Es
razonable, por ejemplo, que si unos obreros encuentran
dificultades en su empresa, ellas
puedan resolverse de modo concreto y
objetivo. Esta
actitud, en
cambio, para Marcuse sería pactar con el sistema y
dejarse engullir por él. La única salida que
propone es la de la oposición total, salida que, en
el fondo, es inmadura y estéril.
Por eso precisamente su crítica es un tanto
inaplicable, incluso si se tomara en serio llevaría a una
actitud de destrucción total de la sociedad actual y
podría llegar a fomentar el terrorismo.
Su actitud, de todos modos, no es del todo coherente,
porque en su capítulo conclusivo hace algunas propuestas
concretas, que ya no son destructivas, como por ejemplo, la de
trabajar sólo en función de
las necesidades vitales, sin despilfarro y cuidando la
naturaleza. Pero son propuestas genéricas, y como
él mismo las ve ineficaces, acaba por favorecer la actitud
de negación total de lo establecido, sin ningún
proyecto
positivo.
A final de cuentas, Marcuse
inicia con una tesis de
negación y concluye con ideas ecológicas y
humanistas. Es muy posible que nos encontremos frente a un
individuo con ideas de desarrollo muy
apasionadas, que no le permiten concatenar las que tiene y las
que le surgen, y, por lo tanto, sólo se mueven en un
carpe diem de la época de los años sesenta y
setenta, y quizá no podamos aplicarlas de lleno en
nuestras sociedades.
Autor:
Andreuri Manauri Jiménez
Pimentel
Omar Arbaje De Moya
Santo Domingo, D.N.
03 de abril de 2008
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |