Como el nombre sugiere, los estimulantes son una
clase de
drogas que
intensifican la actividad cerebral, ocasionan un aumento en la
agudeza mental, en la atención y en la energía, que son
acompañados por un alza en la presión
arterial y un aumento en la velocidad del
corazón
y en la respiración. Históricamente los
estimulantes se utilizaban para tratar el asma y otros
problemas
respiratorios, la obesidad,
trastornos neurológicos y una variedad de otras
dolencias.
Sin embargo, al hacerse aparente su potencial para el
abuso y la adicción, el uso médico de los
estimulantes comenzó a disminuir. Ahora, los estimulantes
solamente son prescritos para el tratamiento de unas pocas
condiciones médicas como la narcolepsia, la hiperactividad
con déficit de atención y para casos de depresión
que no han respondido a otros tratamientos. Se pueden usar los
estimulantes como supresores del apetito para un tratamiento a
corto plazo para la obesidad y también para pacientes
asmáticos.
Los estimulantes, tienen una estructura
química
similar a la de una familia clave de
neurotransmisores cerebrales llamados monoaminas, que incluyen la
norepinefrina y la dopamina. Los estimulantes aumentan la
cantidad de estas sustancias químicas en el cerebro. Esto, a
su vez, aumenta la presión arterial y la velocidad del
corazón, oprime los vasos sanguíneos, aumenta la
glucosa en la
sangre y abre
los conductos del sistema
respiratorio. Además, el aumento en la dopamina
está asociado con un sentimiento eufórico que puede
acompañar al uso de estas drogas.
Las consecuencias del abuso de estimulantes pueden ser
peligrosas. Cuando se toman dosis altas de algunos estimulantes
repetidamente durante un corto período de tiempo, se
pueden producir sentimientos de hostilidad o de paranoia.
Además, el uso de dosis altas de un estimulante puede
ocasionar que la temperatura
del cuerpo suba peligrosamente y causar latidos irregulares del
corazón. También existe la posibilidad de un fallo
cardiovascular o convulsiones letales.
Los Estimulantes se clasifican en: COCAÍNA,
ALUCINÓGENOS DE ORIGEN NATURAL Y SINTÉTICO,
ANFETAMINAS,
METANFETAMINAS.
Cocaína
La cocaína es
una sustancia ilegal y su uso no tiene ninguna finalidad
médica. Es un alcaloide contenido en las hojas del arbusto
«Erythroxylon coca» siendo químicamente un
derivado de la latropina. Es un estimulante cerebral
extremadamente potente, de efectos similares a las anfetaminas.
Además, es un enérgico vasoconstrictor y
anestésico local, siendo absorbido por las mucosas nasales
cuando se la aspira, se metaboliza en el hígado y se
elimina por la orina. Inicialmente se utilizó como
anestésico local y como parte de un tónico
estimulante (Vino Mariani), pero al evidenciarse su efecto
adictivo se consideró como droga ilegal
desde principios del
siglo XX. Se aisló químicamente en Alemania en
1857 obteniendo el Clorhidrato de Cocaína de alto poder
adictivo.
Es altamente adictiva físicamente ya que el
organismo no presenta síntomas de saturación (como
en el alcohol o la
nicotina). El adicto, si tiene acceso a ella, puede suministrarse
dosis constantemente provocando la muerte por
agotamiento, ataque al corazón o bien derrame
cerebral.
Su potencial adictivo en promedio es "Alto" y su
consumo puede
ser: Inhalada (Clorhidrato de cocaína, polvo blanco);
Fumada (base libre, CRACK); o bien por inyección
intravenosa, siendo estas dos últimas las formas de
consumo más adictivas.
Produce un alto grado de tolerancia y
desarrolla una intensa dependencia tanto física como
psicológica. Presenta un grave síndrome de
supresión al dejar el consumo.
Efectos físicos
Anestésico local Energizante cerebral Insomnio y
Anorexia
Aumento de pulso, temperatura, frecuencia cardiaca y
respiratoria. Vaso constricción y dilatación
pupilar.
Se presentan múltiples síntomas
físicos como ojos vidriosos, tos crónica,
taquicardia, dilatación pupilar, pérdida de
sueño, irritación y sangrado nasal,
elevación de tensión arterial, sudoración o
escalofríos, nauseas o vómitos,
alucinaciones visuales y táctiles, gripas crónicas
y pérdida del apetito.
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