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Evaluación del deterioro cognitivo ocasionado por traumatismos craneoencefálicos



Partes: 1, 2, 3

    1. Traumatismos
      Craneoencefálicos
    2. Técnicas
      de evaluación
    3. Simulación
      en traumatismo craneoencefálico
    4. Secuelas
      Cognitivas
    5. Conclusiones
    6. Bibliografía

    1.
    Introducción

    Los daños cerebrales derivados de accidentes o
    de otro tipo de circunstancias que conllevan un impacto o
    movimiento
    súbito de la cavidad craneal, ocasionan alteraciones
    cognitivas y conductuales en un paciente. Desde la óptica
    legal a menudo es necesario que los especialistas ofrezcan
    respuesta a una serie de cuestiones que se plantean ante la
    imposibilidad de los afectados de continuar con su vida diaria al
    mismo nivel que antes de la afectación
    indicada.

    Este trabajo
    pretende recopilar y describir las técnicas
    que existen para evaluar las dificultades cognitivas y
    conductuales, y la relación con la afectación de
    una región cerebral determinada. Existe la necesidad en el
    ámbito legal de objetivar las pruebas que
    permitan tomar una decisión con respecto a procesos de
    incapacitaciones, responsabilidad
    civil, indemnizaciones, etc. Por tanto este trabajo pretende
    informar de las soluciones que
    pueden aportar los distintos profesionales encargados de evaluar
    al afectado.

    Los peritos como expertos en un determinado campo tienen
    la responsabilidad de auxiliar y apoyar a los
    profesionales del ámbito jurídico que precisen de
    su asesoramiento. En especial, este apoyo se refiere al juez o
    jurado que debe tomar una resolución ante un caso
    determinado.

    Este trabajo tratará sobre los traumatismos
    craneoencefálicos (TCE), los tipos de lesiones que
    originan y como puede verse afectada la calidad de
    vida del peritado. También se recogerán los
    principales inconvenientes con los que se encuentra el
    profesional a la hora de determinar si realmente existe una
    lesión permanente o si existe una simulación
    por parte de algún paciente. De hecho la picaresca
    existente es el problema principal al que se enfrentan los
    profesionales implicados en un proceso de
    evaluación como el señalado, y
    constituye una de las principales demandas por parte de los
    legos. Diferenciar entre la existencia de una lesión y
    deficiencia cognitiva real y la simulación de éstas
    es uno de los objetivos
    principales de la neuropsicología forense.

    Se pretende buscar los tipos de consecuencias en el
    plano legal que conlleva padecer un Traumatismo
    Craneoencefálico (TCE). En qué tipo de contextos se
    puede dar un TCE: en el ámbito laboral y la
    consiguiente indemnización e incapacitación. Se
    pretende definir como interviene y que papel desarrolla los
    profesionales dedicados a valorar las secuelas ocasionadas por
    TCE.

    Posteriormente, se desarrollará que diferentes
    áreas pueden verse afectadas en un TCE y que secuelas a
    nivel cognitivo, conductual y afectivo se originan.
    También serán descritos los procesos de
    evaluación y valoración neuropsicológicos y
    se describirán algunos de los instrumentos y
    técnicas utilizados.

    2. Traumatismos
    Craneoencefálicos

    2.1. Consideraciones previas

    Es reconocido por parte de las autoridades sanitarias
    que uno de los problemas
    principales de las sociedades
    occidentales son los TCE. Narberhaus et al. (2003) ponen de
    relieve esta
    problemática, ya que, estadísticamente los TCE
    constituyen en los menores de 45 años la primera causa de
    muerte en los
    países industrializados, y la principal causa de
    incapacitación neurológica.

    En España el
    número de TCE se sitúa entre 80.000 y 100.000
    nuevos casos al año (incidencia de 150-250/100.000
    habitantes/año) de los cuales más de 2.500
    padecerán secuelas graves a largo plazo. (Orient Lopez et
    al, 2004)

    Aproximadamente el 50% de la mortalidad infantil
    está asociada a los TCE, y a las consiguientes lesiones
    cerebrales. A pesar de estos datos, los
    niños
    tienen un mejor pronóstico en cuanto a la supervivencia se
    refiere, con respecto a los adultos, no obstante, este
    pronóstico es más desfavorable en lo que respecta a
    las secuelas cognitivas, ya que, éstas en menores son
    más graves.

    Los TCE pueden clasificarse en abiertos o cerrados
    según se haya fracturado el cráneo. El
    cráneo protege la estructura
    cerebral y la presión
    que ejerce un impacto puede producir una fractura.

    Las lesiones ocasionadas por TCE pueden clasificarse en
    focales y en difusas. Las lesiones focales afectan a un
    área cerebral concreta, son visibles
    macroscrópicamente y las secuelas que originan son
    específicas, debido a que la lesión en una
    región cerebral concreta. Las lesiones focales comprenden
    de forma más habitual los lóbulos frontal y
    temporal.

    Por otro lado, la lesión difusa es aquella que no
    está definida en una región concreta del espacio
    intracraneal y que es ocasionada por lesiones axonales, por la
    vulnerabilidad de determinadas estructuras
    cerebrales a la hipoxia y por el denominado swelling
    (hinchazón cerebral).

    La gravedad de un TCE está definida en base a dos
    criterios: el tiempo de
    amnesia post-traumática, y el período de tiempo en
    el que el paciente se ha encontrado en coma. (Jodar y Cullell,
    2002; Zarza-Lupiciañez, 2007)

    El tiempo de coma asegura que un TCE es más grave
    ya a partir de 1 hora de pérdida de conocimiento,
    mientras que otros estudios sitúan este período
    entre 1 a 6 horas. En este sentido debe hacerse mención a
    la importancia de la escala de
    Glasgow, método que
    resulta útil para valorar el nivel de conciencia del
    paciente después del TCE. Se trata de una técnica
    objetiva, que analiza tres componentes en su exploración:
    las respuestas motora, ocular y verbal.

    Una puntuación en la escala de Glasgow entre 13 y
    15 está asociada a un TCE leve, entre 9 y 12 a un TCE
    moderado y, por último, un TCE grave queda definido por
    una puntuación entre 3 y 8. A continuación se
    reflejan estos resultados en una tabla a modo de
    resumen:

    Apertura de los ojos

    Espontánea

    4

    Al llamado

    3

    Al dolor

    2

    Sin respuesta

    1

    Respuesta Motora

    Obedece órdenes

    6

    Localiza el dolor

    5

    Evita el dolor

    4

    Flexión anormal

    3

    Respuesta extensora

    2

    Sin respuesta

    1

    Respuesta Verbal

    Orientado

    5

    Conversación
    confusa

    4

    Palabras inapropiadas

    3

    Sonidos incomprensibles

    2

    Sin respuesta

    1

    Puntuación

    15

    No obstante, el índice más fiable de
    daño
    cerebral secundario a un TCE es la duración de la amnesia
    post-traumática. Este concepto es
    definido como el período de tiempo anterior y posterior al
    impacto en el que el afectado no recuerda información alguna. Una amnesia
    post-traumática superior a 24 horas se asocia a un TCE de
    consecuencias moderadas a grave.

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