Trabajo Cultural desplegado en las últimas décadas del siglo XX e inicios del siglo XXI y su influencia en el desarrollo cultural tunero
La Dirección Provincial de
Cultura
Resumen
El trabajo
cultural es parte importante de las configuraciones
prácticas a partir de la cual los hombres heredan y forjan
comportamientos, generan significados y posibles conflictos,
desde el momento en que son actividades que modulan la
experiencia del tiempo y el
espacio social, incluso más allá del proceso de
trabajo mismo y del tiempo que este ocupe en sus vidas. El trabajo
cultural en Cuba tiene sus
inicios con el triunfo revolucionario el Primero de Enero de 1959
y repercute en la actualidad.
El trabajo que se presenta aborda la labor desarrollada
por la dirección provincial de cultura en la
última década del siglo XX e inicios del siglo XXI
y su influencia en el desarrollo
cultural del territorio tunero, para su realización se
utilizó la complementariedad metodológica, el
enfoque culturológico y dialéctico materialista que
facilitó el proceso indagatorio y la obtención de
la información necesaria para dar
solución al problema científico.
En sentido general es positiva la labor desplegada,
así como la influencia en el desarrollo cultural, evidente
en los resultados obtenidos en las áreas de resultados
claves del Programa de
Desarrollo cultural de la provincia. Los Programas de
Desarrollo exponen los lineamientos de la política cultural y
del entorno socioeconómico. Se basa en dos principios
fundamentales: Establecimiento de una relación de
causalidad entre diferentes etapas y la definición de
instrumentos de evaluación
o verificación. Constituyeron la base para llegar a
consideraciones finales acerca del objeto de investigación.
Introducción
Investigar el proceso que tiene lugar en la
Dirección Provincial de Cultura de Las Tunas
acerca del trabajo cultural, su gestión
y los resultados obtenidos como un componente importante para el
Desarrollo Cultural, parte de la reflexión acerca de dos
procesos
sociales estrechamente relacionados, que se manifiestan en la
realidad social cubana de hoy. Desde el punto de vista
internacional la denominada globalización y su impacto cultural y en el
marco nacional lo que hoy se conoce como masivización de
la cultura.
La globalización neoliberal hace que se recurra
gracias a los recursos
tecnológicos, económicos y financieros a la cultura
como una vía para influir y condicionar a grandes masas,
que son vistas como mercados
mundiales compradores de productos, de
imágenes y de ideas. La cultura, practicada
como una categoría abstracta, es decir, sin raíces
históricas, puede servir para vencer las resistencias
de la identidad
propia. Su objetivo es
unir a las masas en gran escala y
orientarlas según sus intereses planetarios y pueden
servir a este desenlace: La
televisión, la vía satélite, el cine, el disco
compacto, la prensa, la
poderosa red de
Internet, en fin,
todo el arsenal impreso y audiovisual que hoy forma parte de la
vida de los pueblos. No se trata indiscutiblemente de estar en
contra de la información o de la modernización de
los medios de
comunicación, o buscar un imposible ostracismo. Nadie
se opone a la circulación de las ideas o las
imágenes, la evolución de las mentalidades; se trata de
saber como tratar estos nuevos intentos de plastificación
del espíritu, como mantener despierta las capacidades
críticas en medio de un asedio tan sistemático como
entretenido. La cultura global puede volverse un instrumento de
dominación. (Ver: Revista temas;
No. 20/21:2000).
La cultura puede formar parte de las relaciones de
dominación. En la actualidad las culturas nacionales son
vistas como las manifestaciones vitales de una comunidad, su
forma de ver el mundo, su escala de valores y como
es la autopercepción de su participación en el
mundo.
La cultura nacional que a nombre de la modernidad no
considere la pertenencia histórica y cultural en toda su
diversidad, derrocha su fuerza y corre
el riesgo de
mimetizarse.
Para el modelo social
cubano la cultura es una insustituible fuente de
transmisión de valores éticos para acompañar
el crecimiento humano. Si al triunfo de la Revolución
Cubana uno de los planteamientos esenciales estuvo dirigido a
la democratización de la cultura, el trabajo cultural
permite comprenderla; entendiéndola como el sistema
relativamente coherente de ideas, valores, actitudes,
modos de vida y expresiones artísticas que se desarrollan
en un grupo social.
Asimismo se parte de que la cultura es el fundamento de la
identidad de los pueblos, es decir, su modo específico de
ser y estar en el mundo. Una identidad en permanente construcción, que se va modificando de
acuerdo a las condiciones históricas prevalecientes, en
los momentos actuales, y ante el reto de la
globalización, el logro de una cultura general e
integral en el pueblo cubano implica no sólo la
reafirmación de los valores
culturales nacionales, sino la conformación de un
espectador crítico, activo participante de los procesos de
la vida cotidiana y por ello, un ser humano más pleno,
más integral, con un compromiso ético y solidario
en el mundo que le ha tocado vivir.
Frente a la prepotencia imperial se alza la
concepción cubana de cultura y la estrategia
trazada por la Política Cultural, en la que se deja
suficientemente claro la acción
que debe realizar toda institución cultural a favor de la
formación de una cultura general integral, para toda la
población. El mensaje cultural de la
globalización tiene que ver con el lenguaje
fascista en el campo de la cultura. Ella amenaza la memoria
colectiva e histórica, la identidad de los
pueblos.
Los aspectos antes apuntados, así como algunas
dificultades que están presentes hoy en el trabajo
cultural y que podrían ser resumidas en que: No hay un
verdadero conocimiento y
reconocimiento del patrimonio
cultural tanto nacional como local, deficiente manejo de la
memoria
colectiva y los ingredientes naturales de los procesos de
creación cultural, deficiencias en los instrumentos para
evaluar los resultados de la aplicación de la
política cultural, deficiente coordinación entre los factores para
desarrollar la labor cultural y la no utilización a
plenitud de las potencialidades culturales que poseen las
comunidades para lograr la solución de los problemas que
las afectan y alcanzar mayores niveles de desarrollo
cultural.
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