"Ante el espanto de lo incierto,
deberá promoverse un movimiento
académico que sea la síntesis
de todo lo aún salvable de nuestra Universidad. Hay
que ir a la búsqueda de nuestra cohesión
institucional. Hay que superar en la cotidianidad,
definitivamente, los esquemas ideológicos de la
década de los años setentas"
La Dirección Nacional del PLD siempre
había dejado a su militancia a la libre en el caso
de las elecciones universitarias. De manera muy sorpresiva, todo
ha cambiado drásticamente. Es oportuno recordar la
crisis al
interior de nuestra organización a nivel universitario cuando
contendían a la misma posición los profesores
Iván Brugal e Iván Grullón para el
período 2002-2005.
Luego de un cuestionado proceso de
elección interna, se produjo una ruptura que
significó el distanciamiento definitivo del profesor
Brugal del proyecto
peledeísta universitario quién se lanzó de
manera independiente a la candidatura de Vicerrector
docente.
En esa ocasión, el Partido, en un proceso de
transición eleccionaria, no le bajó línea a
su militancia para votar por el candidato a rector.
El querido, carismático y siempre recordado
Profesor Brugal ganó en una primera vuelta en su
candidatura a la vicerrectoría docente, con un amplio
respaldo del profesorado. En aquella oportunidad, el Profesor
Grullón se vio obligado a apoyar en la segunda vuelta al
Profesor Reina. En ese entonces obtuvo el respaldo de la
mayoría de los universitarios el Profesor Porfirio
García, quién estuvo al frente de la Academia
durante el trienio 2002-2005. Está pendiente
todavía el análisis auto-crítico de esa
coyuntura por parte de quienes dirigen el proyecto
PLD-UASD.
Los errores continúan sucediéndose como si
nada hubiera pasado. Siempre han pintado fantasmas en
la Universidad. Siempre han querido "encucarnos". Ya somos
muy mayorcitos para esos tipos de sustos. ¿Pero qué
ha pasado como nuestra democracia
interna?
Las instituciones
no se equivocan, se desvían cuando yerran las concepciones
de quienes las dirigen. Nuestra organización política, el PLD,
viene dando tumbos en la Universidad mientras ha sido dirigida
por el Profesor Ramón
Valerio.
Es un compañero que le ha faltado el tacto, la
formación intelectual y el carisma, necesarios para
dirigir los asuntos de los intelectuales
universitarios. Toda organización académica moderna
ha de constituirse en un intelectual colectivo para
poder caminar
sin tropiezos. Así el problema, no hay porqué
temer: si pierde la Profesora Emma -porque se ha conformado un
amplio y creíble bloque de académicos
universitarios alrededor de la candidatura del Profesor Franklin
García-, no pierde el PLD: pierde la estrategia de
quien dirige al PLD en la UASD. Eso debe tenerse bien claro al
momento de evaluar el actual proceso electoral.
¿A qué se debe este cambio
repentino en la presente coyuntura electoral universitaria,
cuando ya muchos académicos vinculados
orgánicamente al Partido de la Liberación
Dominicano habían decido apoyar otros proyectos? Ha
sido imperceptible para los que no estudian la dinámica social y académica de la
universidad, pero los procesos
electorales internos de la universidad han creado una cultura
asociativa, en las que académicos procedentes de las
más diversas corrientes políticas,
ideológicas y religiosas han tenido que agruparse para
conformar colectivos de acciones
comunes en función a
lo que ellos consideran lo mejor para sus objetivos
profesionales.
Eso no está mal, en tanto esos objetivos no
contradigan la misión y
objetivos institucionales ni la Constitución de la República. La
UASD, hoy día, es un laboratorio
permanente de democracia que merece ser estudiado más
atentamente por los políticos, que, en su inmediatez
pragmática, se olvidan de las ciencias
sociales, que es la madre del accionar político. Es
que en la UASD todo el mundo tiene que apoyarse mutuamente.
Porque si bien es cierto que la Universidad es parte de la
sociedad; la
UASD es un sector muy especializado de ella, por lo que no puede
dársele el mismo tratamiento como si fuera un partido
político, un sindicato, o
una iglesia.
Esa práctica en la Universidad ha forjado un
nuevo tipo de ente político-docente. Si bien es cierto que
los partidos
políticos inciden de una manera u otra en la vida
docente, no menos cierto es que se está verificando un
cambio profundo en esa conducta.
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