Foucault: Un cambio de mirada al margen del discurso del poder (página 2)
LA
ARQUEOLOGÍA DEL SABER:
Para Foucault el saber
(los saberes) es un archivo donde se
encuentran los orígenes (documentos
antiguos): la sociedad
occidental estudia, analiza y almacena el
conocimiento. A partir del Siglo XVI se inicia la
sistematización de los archivos, lo que
determina la especialización de las disciplinas del saber.
Las Filosofías Naturales (Physis) son los nuevos
conocimientos del siglo XVII. A partir de aquí hay una
nueva ordenación de los saberes. Descartes
plantea cuáles son las pruebas para
llegar a la verdad, qué es lo comprobable y qué no
lo es. Surge la prueba documental, científica, que es una
nueva manera de ordenar el archivo, la biblioteca. La
Enciclopedia es la máxima prueba de La
Ilustración para ordenar el saber.
En Foucault el archivo, la arqueología, el
espejo, son metáforas epistémicas que nos dan un
plus de conocimiento,
es decir una connotación que nos permite la posibilidad de
relacionar esos conocimientos más allá de sí
mismos. El archivo para Foucault es el registro de los
saberes: acontecimientos y documentos que constituyen un
Campo delimitado con fronteras, un espacio con inclusiones
y exclusiones. Podríamos apresurarnos diciendo que la
hipótesis adelantada en "La
Arqueología del Saber" es la siguiente: "una
Formación Discursiva no se define ni por un objeto ni por
un estilo, ni por un juego de
conceptos permanente, ni por la persistencia de una
temática, sino que debe ser captada como un sistema de
dispersión reglamentado" (Ibídem: p.
111).
Podemos decir entonces que La Arqueología del
Saber es un método
formal que busca la descripción de la coherencia interna y la
explicación, como relación, con otras estructuras,
así los fenómenos pueden ser comprensibles y
analizables. En otras palabras, se trata de buscar la coherencia
interna del Discurso o de
los discursos (el
Enunciado) y sus relaciones externas. Este método propone
la búsqueda de las "rarezas" en el orden del
discurso, que son las singularidades discursivas, las
discontinuidades, las cuales nos van a permitir establecer la
"tópica" del enunciado, así como encontrar las
relaciones de posibilidad, o condiciones de posibilidad, o de
emergencia. Por último esto nos permitirá fijar el
Campo de la Formación Discursiva que es la
diversidad en la totalidad. Porque para Foucault las Formaciones
Discursivas están dentro del Campo que se define por las
relaciones que los diferentes elementos del Campo sostengan entre
sí. Esto quiere decir que el Objeto Teórico se
define por sus condiciones, por sus relaciones, por la forma y el
tipo de encadenamiento.
Podemos intentar resumir lo anterior de la siguiente
manera:
- Los enunciados constituyen un conjunto si se
refiere a un objeto. - La forma (percepción) y el tipo de encadenamiento
(enunciado descriptivo) es el Campo perceptivo, es decir un
hecho fenomenológico. - Hay una "arquitectura"
de los conceptos (volumen,
estructura, dimensión) pero
discontinua. Por eso no podemos hablar de una
Formación Discursiva sin ponderar el sistema de los
conceptos permanentes y coherentes que se encuentran en
juego. - Hay una identidad
y persistencia de los temas.
Esta hipótesis de
síntesis del planteamiento de Foucault en
su Arqueología nos permite comprender que en el
nacimiento de la Modernidad la
Gramática, la Economía, la Biología, la
"Locura", en fin todas las disciplinas o "saberes" que nacen con
ella, tienen por objeto ser desplegadas en una taxonomía.
Para la formación de estos objetos Foucault parte de tres
premisas: 1. ¿Dónde aparece? (Lugar, superficie de
aparición), 2. Circunstancias que lo delimitan, 3. El
"Filtro" o "Rejillas" de especificación. De allí
deduce tres Reglas para definir un Discurso: 1. De espacio-lugar,
una regla Espaciotemporal, 2. Regla del Tema, 3. Regla del
Sujeto. (¿Cuál lugar, qué tiempo,
cuál tema (de qué se habla) y cuál sujeto (a
quién habla)?: ¿Dónde?,
¿Cuándo?, ¿Qué?,
¿Quién?).
A partir de esas 3 Reglas de Formación del Objeto
planteará Foucault la noción de Enunciado. Los
objetos se definen por las condiciones históricas en las
que surgen. De esas condiciones se plantean 3 tipos de
relaciones: 1. Relaciones Sociales (primarias), 2. Relaciones
Discursivas, las cuales tienen que ver con el concepto de
Práctica y que está en el límite del objeto,
en su frontera, 3.
Reflexivas. De las tres las más importantes para Foucault
son las Discursivas, las cuales están dadas por su
posición: un espacio interceptado -que siempre es un lugar
móvil, límite, frontera – entre el Objeto y
la Práctica Discursiva. Es una totalidad
funcional.
En realidad lo que la Arqueología busca es
encontrar y analizar la plusvalía
simbólica del discurso, por lo tanto esa
plusvalía simbólica del discurso es el objeto de
estudio de la Arqueología. Para ello es necesario
desarrollar algunas Estrategias, que en el concepto de
Foucault, y según su etimología, son militares, en
tanto son un Plan de Operaciones a ser
desplegado en el Campo. Con esas estrategias se
pretende realizar subconjuntos de incompatibilidades ("rarezas")
y una Economía de la constelación discursiva que
nos lleva a una Gramática discursiva con sus propias
leyes. Las
estrategias del Discurso son necesarias para cuadricular o
graficar el Campo, eso sería lo que denomina la Red
de Certidumbres de una época o la EPISTEME
(saber), que es lo contrario de la Doxa, algo así
como el sentido común o la sabiduría popular (lo
folclórico, el mito). Para
Foucault la Episteme surge de una noción
filosófica, pero de la historia de la
filosofía; o sea el conjunto de saberes de una
época organizado como una Formación Discursiva. En
otras palabras en toda Formación Discursiva hay un
conjunto de saberes, uno de ellos es dominante pues articula toda
la red que es la
episteme propiamente. Esa red de certidumbres/incertidumbres crea
nuevas subjetividades (sujetos) y nuevas técnicas.
Para Foucault las técnicas pueden ser de tres
tipos:
- De producción.
- De Subjetivación
- Del Discurso.
(Como ya lo adelantamos, las segundas son las que al
final le interesarán más).
Para finalizar este análisis del complejo planteamiento de la
Arqueología trataremos de definir el concepto de
Enunciado en la misma. La "lógica"
foucultiana nos dice que es una definición por
negación o negativa: Es una función
dentro del paradigma
formal, una construcción, un valor que
depende de los elementos convocados, así como de su misma
función, es decir de su relación con los otros
elementos, mejor dicho con su correlato. (Arqueología
del Saber: p 145). El enunciado es un objeto teórico
que debemos construir a partir de una estrategia. Para
ser más exactos citemos al mismo Foucault: "Es un
conjunto de dominios en los que tales objetos pueden aparecer y
en las que tales relaciones pueden ser asignadas"
(Ibídem: p151). En este caso dominio es el
Campo de saber o el conjunto de saberes, que tiene un correlato
como en un tablero de (ajedrez)
posiciones donde cada elemento tiene un valor. Es una red, una
cuadrícula, un engranaje con su propia interacción. Por lo tanto el Enunciado es
un campo de posiciones estratégicas, el cual para ser
entendido debe ubicarse en su correlato, es decir se deben
establecer sus coordenadas, un referencial que nos llevará
a la Episteme.
Dicho de otra manera la formación de Enunciados,
y de la Formación Discursiva, es de orden deductivo, se va
de la parte (Enunciado) al todo (Formación Discursiva),
donde el todo es continuo pero segmentado por enunciados y
discursos. En el entrecruzamiento de una Formación
Discursiva solo puede darse un número "X" de enunciados,
un número limitado. Ahora bien, los límites
los establece el número de combinatorias posibles en una
especie de "doble referencialidad cruzada" que le da volumen de
significación al texto, por lo
que no hay una pluralidad o polisemia infinita. Para la Semiótica ésta sería la
definición de Texto Semiótico. (Para
Foucault lo no discursivo no existe, o en todo caso proviene de
lo no-consciente, pero también del inconsciente; donde lo
no-consciente sería las "programaciones sociales" y
se relacionaría estrechamente con la Doxa).
LA
GENEALOGÍA: VIGILAR Y CASTIGAR:
En esta obra (Vigilar y castigar), un tanto
más descriptiva, Foucault diferencia el Antiguo
Régimen del Nuevo Régimen. El siglo
XVIII es el tránsito de la Modernidad y define en mucho la
racionalidad occidental. Antes del siglo XVIII el sistema
jurídico tenía como meta castigar, condenar hacia
el suplicio que era un ceremonial social que tendía hacia
la encarnización (violencia
extrema) del cuerpo, con la tortura y el escarnio público
hasta la muerte por
la hoguera, la horca, por hachazos, etc., de la
víctima.
Luego del siglo XVIII se readecua el sistema
jurídico: se castiga pero sin suplicio. Es decir se
repiensa la economía del castigo, en otras palabras se
pretende "humanizar el suplicio". Acá ingresa un
nuevo concepto: lo punitivo se torna en correctivo:
se trata de corregir al individuo por
medio del castigo. Pero debemos recordar que se trata del
advenimiento del sistema liberal-capitalista, es decir, si se
prohíben las ejecuciones públicas, salvo las de
lesa majestad, es porque se buscan métodos
más eficaces (hoy diríamos, con el neoliberalismo, eficientes) donde la muerte sea
inmediata y menos dolorosa. En el primer tercio del siglo XIX
desaparece el espectáculo de la pena pública y
ahora la pena de muerte
no es un "sufrimiento", sino la privación de libertad.
La finalidad de Foucault en esta obra es:
- Observar los elementos punitivos en la sociedad
capitalista occidental. - Analizar los mecanismos punitivos como
técnicas del poder en
tanto disciplina
y adiestramiento. Estos mecanismos se dan en
conventos, cuerpos militares, disciplinas artísticas y
deportivas, etc. El sistema capitalista utiliza la disciplina
para lograr una mayor eficiencia en
sus horarios, jerarquías y espacios de
(re)producción. - Entender cómo atraviesa el poder el cuerpo,
comprender su escala de
control y
disciplina a través del adiestramiento y el ejercicio.
El poder no existe por sí mismo sino que se expresa en
sistemas
de posiciones e instituciones. Por eso en el siglo XIX se
desarrollan Ciencias
"Humanas" como la Sociología, la Medicina,
la Psicología, la Economía, todas
ellas relacionadas precisamente con el cuerpo humano. De
allí se deduce que el poder y el saber se implican y
que las relaciones de Poder surgen en el Campo del Saber:
el Saber es el efecto del ejercicio del
poder.
Foucault nos amplía que la disciplina está
al servicio de la
economía, de allí la
organización del espacio como regularidad, como
simetría, tal y como se erigieron las ciudades coloniales,
las cuales con sus "cuadrantes" reflejan exactamente la
simetría del poder (cuadriculado). Para ello era necesario
la planificación para ordenar
(civilizar) pero fundamentalmente para normar
(obviamente a través de una espesa normativa). Por esa
razón los discursos liberales tienden a "ordenar" las
naciones a través de la uniformización de una
normativa, una disciplina.
Dentro de esa planificación del espacio aparece el
concepto arquitectónico de PANÓPTICO, el cual
remite a una distribución de los espacios de tal manera
que desde cualquier punto se domine la totalidad. En los
campamentos romanos también había regularidad y
simetría para ordenar y vigilar, por eso el origen del
panóptico es también militar. El panóptico,
o panoptismo, como concepto, es la mirada en movimiento que
permite la visibilidad total; es un dispositivo disciplinario que
existe por ciertas condiciones que se dan temporal y
espacialmente. Porque el Poder es una "máquina", un
engranaje, por lo tanto no se personaliza, no se individualiza,
incluso, por ello mismo, permite la ilusión de la
utopía. El poder está en todas partes, es una
mirada totalizante y totalizadora. Esa mirada, como
metáfora, se expresa de dos formas: 1. La mirada del
cuerpo (Nacimiento de la Clínica: la Medicina), 2.
La Mirada de sí, hacia sí mismo (La Hermenéutica de sí).
En la primera (El Nacimiento de la
Clínica) la mirada sirve para trazar las mutaciones de
la práctica médica. Es la mirada atenta, el ojo
atento, para realizar el diagnóstico. Es una mirada
en calidad, no en
cantidad: es ver a través de… el cuerpo. Esta
mirada insistente es la fundadora de la experiencia de la
clínica, o sea el espacio de observación del paciente, Campo de
observación que implica unos sujetos y una finalidad: el
Médico que ausculta y diagnostica, y el Paciente. Los
signos y los
síntomas se encuentran contestando a las preguntas:
¿Qué tiene usted?, ¿Dónde le duele?
Así cambian la calidad y el lugar: ¿Dónde le
duele? es una pregunta más profunda pues busca lo
invisible y localiza el dolor. Hay aquí un evidente corte
epistemológico: se construye un Objeto: la Ciencia
Médica, que es el paso de la Doxa a la
Episteme, o paso del saber tradicional a la ciencia. Con
esta segunda pregunta la Medicina construye una Gramática,
un Discurso conceptual con clasificaciones, es decir una
Taxonomía. Y con la primera establece
estrategias.
Por último, la Medicina entra en un espacio
social y en relación, sobre todo, con dos disciplinas: la
Sociología y la Economía
Política: se debe mantener sanas a las poblaciones,
pero no por solidaridad o
caridad cristiana, sino para mejorar la eficiencia de la
producción. He allí el oscuro propósito del
poder.
CONCLUSIONES:
Se puede decir entonces que la principal
preocupación dentro de la obra y el pensamiento de
Michel Foucault- además de estudiar la historia, las condiciones
del sujeto y sus relaciones de poder en las formaciones
discursivas – son los códigos culturales: códigos
preceptivos, códigos del lenguaje, etc.
Seria mejor decirlo en singular: el código
de la cultura, mejor
aún, el código fundamental de la cultura: el orden
de las cosas, o de la realidad, que la "ratio" pone al
descubierto. Ese código, o ese ordenamiento, definen la
mismidad y la otredad, experiencias milenarias del hombre en su
devenir histórico. La "ratio" dispone en un cuadro
taxonómico las identidades de las cosas en un orden que
nos resulte familiar. Pero a su vez dispone (enfrenta, confronta)
las cosas diferentes, o diferenciadas, como lo "otro", sea lo que
no tiene parentesco, con una red o malla de semejanzas que las
excluye. "La historia de lo Mismo es correlativa de la
historia del Otro. La historia de la locura es, por ejemplo,
correlativa de la historia de la razón" (Rojas Osorio,
2001:23). Ese código fundamental de la cultura, esa
"ratio" es lo que Foucault define como la Episteme, que es
un orden espacio-temporal delimitado, una certeza contraria a la
opinión, a la "doxa", al "rumor social"
según la "Sociocrítica", a la
mentalidad diría la nueva Historia.
Esa episteme se ejerce desde el poder, o mejor
dicho, la episteme es el poder mismo porque es condición
de poder. El poder se ejerce sobre sujetos libres que
tendrían la posibilidad de conducirse por sí
mismos, de reaccionar en su comportamiento. Pero hasta la misma libertad es
condición de poder que solamente se adquiere desde la
"hermenéutica de sí mismo", es decir desde
la práctica del cuidado de sí mismo. Porque el
sujeto se subjetiva en las propias relaciones de poder en busca
de la libertad que es el supuesto fundamental de la ética. Ese
dominio de sí mismo es, además de libertad,
posibilidad estética que trata de dar forma y estilo a
la propia vida. La ética es tecnología del yo,
pero también, y principalmente, relación con el
otro, límite de nosotros mismos como seres libres, implica
lograr que el otro también se cuide, es catarsis
propia pero al mismo tiempo praxis
política.
Esa relación es una práctica reflexiva y a su vez
una invitación a que cada quien le imprima a su propia
vida el estilo que mejor le convenga ("crearnos a nosotros
mismos como una obra de arte", plantea el propio Foucault),
es estética de la existencia. Pero el problema del
individuo, la problemática humana, es ante todo
política, ética, social, filosófica; es una
tarea de liberación de todo tipo de sujeción o de
libertad impuesta. En síntesis, Foucault critica al sujeto
estático de la modernidad y propone una estrategia de
lucha partiendo de la corporalidad del mismo sujeto.
Y si bien es cierto Foucault aplica su
arqueología ("una manera de problematizar los
discursos"), su genealogía ("la forma de relacionar
el discurso y el poder"), su ética ("la
técnica de sí mismo"), y su estética que
da forma al sentido de la vida humana, a la cultura europea y a
sus discontinuidades y rupturas epistemológicas;
también es cierto que podríamos aplicar, o
más bien buscar, ese código fundamental en otras
culturas, como las nuestras, híbridas, sincréticas,
con una gran carga del sujeto cultural colonial
todavía, muchas veces ágrafas, y confrontarlas
(enfrentarlas) a nuestra propia experiencia del orden, nuestra
propia "episteme", procedente sin duda de la cultura euro
occidental, pero también de otras culturas alejadas de
nosotros en el espacio y el tiempo.
Porque aunque Foucault aplica su método, o sus
métodos, a culturas con palabra escrita y analiza sobre
todo la historia de los saberes en Europa,
excluyendo las culturas ágrafas y los saberes populares (
el saber "salvaje") que aún no están
escritos, o que han sido borrados por efecto de la misma
expansión-colonización europea en territorios
ajenos, y a través de la
globalización (bajo esquema norteamericano en la
actual coyuntura), ciertamente se pueden recuperar algunos
elementos de su método y de su inquieto y rebelde
pensamiento.
Entre ellos el primero sería su opción por
la marginalidad, por
los excluidos: los locos o enfermos mentales, los prisioneros,
discriminados por raza, por género o
por su opción sexual, entre otros. El segundo sería
el análisis del poder, la "alianza entre la
razón y el poder", el saber y el poder y el discurso y
el poder, es decir la "voluntad de saber" y sus
"policías discursivas"; la disciplina como fuerza y
tecnología del poder, de hacer trabajar y controlar; el
poder económico y bélico como la razón de
ser del poder político; la verdad como arma de lucha; pero
sin olvidar que no hay poder sin resistencia, lo
que implica una estrategia de lucha. Y en tercer lugar, y
fundamentalmente, su ética y su estética, es decir
la posibilidad del individuo de liberarse de la sujeción y
de las libertades impuestas por los dispositivos del poder a
partir de su propio cuidado, del cuidado de sí mismo y del
otro, en una praxis ampliamente política, lo que Franz
Hinkelammert denomina como "autoconstituciòn de
sujetos" y "ética de la corporalidad", o
liberación del cuerpo como entidad soberana.
BIBLIOGRAFÍA
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Sociocrítica y psicoanálisis. Buenos Aires,
Ediciones Corregidor.
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Hinkelammert, Franz. 1996. Determinismo y
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del Emperador, 235-267, San José, Editorial
DEI.
Rojas Osorio, Carlos. 2001. Foucault y el
posmodernismo. Heredia, Departamento de Filosofía,
Universidad
Nacional, UNA.
Autor:
Adriano Corrales Arias
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