- ¿Qué es un
enclave? - Relaciones de alianza y
hegemonía - El
enclave como poder económico y
político - Control
territorial - Manejo
de la fuerza de trabajo - Los
salarios - Los
comisariatos - El
legado de la economía de enclave - El
enclave bananero en el municipio de Puerto
Cabezas - Aspectos
Tecnológicos del Enclave Bananero - Bibliografía
Imágenes CIDCA (Wani-5)
En este artículo presentamos al lector de WANI
algunos de los aspectos de la economía de enclave
en la Costa, de acuerdo a la documentación existente en CIDCA, y a los
resultados preliminares de estudios que están realizando
algunos de sus investigadores.
Es frecuente hablar de la economía de la Costa
Atlántica en términos de un "enclave" que
empezó a desarrollarse a fines del siglo pasado,
alcanzó su época de mayor auge en la década
de 1920, y comenzó a declinar en la década de
1930.
Otras veces se habla de "los enclaves" de la Costa
Atlántica, aludiendo a las empresas
extranjeras que se radicaron ahí, en diferentes momentos
de su historia, para
explotar, sus recursos
naturales.
En todos los casos, la expresión hace referencia,
mas o menos explicita, a la presencia de grandes capitales
extranjeros que alcanzaron un control
económico y político de la saciedad costeña
y del conjunto del país, depredaron sus recursos
naturales, transfiriendo hacia el exterior ganancias cuantiosas,
y modelaron de manera muy fuerte las vidas de los pobladores de
la región.
¿Qué es
un enclave?
Cuando se habla de un enclave económico se
hace referencia a la presencia de capital
monopolista en un ambiente
económico y social mucho menos desarrollado (generalmente
una economía mercantil simple o un capitalismo
aun en su etapa concurrencias.). La noción de enclave se
refiere a un desnivel o desbalance entre la potencia
económica de la o las empresas monopolistas, y el resto de
la economía nacional o regional donde operan; es una
imagen de
contraste, de fuerte desigualdad entre una y otra forma de
organización económica.
El carácter desigual y combinado del desarrollo
capitalista en escala
internacional, explica porque la mayoría de los enclaves
que se desarrollan en el Tercer Mundo son extranjeros. El mayor
desarrollo capitalista de los países centrales determina
que el capital debe exportarse a la periferia menos desarrollada
para continuar el proceso de
acumulación. Es natural entonces que el capital
monopolista que aparece en la periferia, sea naturaleza
extranjera. Por eso esa identificación entre enclave y
capital extranjero. Pero el factor determinante del conjunto de
relaciones típicas de la economía, en su
carácter de capital monopolista. Es este carácter
de capital monopolista el que explica que se trate de capital
extranjero la gran mayoría de las veces.
El elemento central de una economía de enclave
es, entonces, en primer lugar, ese contraste entre un empresa o
actividad altamente desarrollada, capital monopolista, y el resto
de la economía. Ahora bien: el hecho, de tratarse de una
modalidad asumida por el capital monopolista, indica que la
economía de enclave es un rasgo de la etapa imperialista
del desarrollo del capitalismo es decir, de la época del
desarrollo del capital monopolista en escala internacional. Por
su lado, el ser la mayoría de las veces capital
extranjero, permite al enclave consolidar sus relaciones de
explotación sobre la sociedad
local. La historia del Tercer Mundo, y sobre todo de América
Central y el Caribe, esta llena de ejemplos de invasiones armadas
norteamericanas para garantizar el derecho de libre
explotación de los recursos naturales, la fuerza de
trabajo, y las
finanzas, de
los países de la región, por empresas
extranjeras.
En segundo lugar, el concepto de
enclave se refiere a una actividad encapsulada, cerrada sobre
sí misma o, en todo caso, que tiene relaciones más
fuertes y significativas hacia el exterior, que hacia la sociedad
en la cual está situada. El carácter generalmente
extranjero del enclave abona esta situación. Las empresas
extranjeras en una economía de enclave se caracterizan por
un elevadísimo coeficiente de importaciones.
Prácticamente todo el equipo, las maquinarias, los
repuestos, los insumos necesarios para el funcionamiento de las
compañías, es importado desde el país de
donde proviene la empresa. Lo
mismo ocurre con el personal
directivo, con los técnicos y los operarios calificados.
Solamente el personal de campo es local: se trata principalmente
de fuerza de trabajo no calificada. Pero en algunos casos
extremos, también la fuerza de trabajo no calificada es
importada.
Es, pro ejemplo, la situación de los enclaves
azucareros de capital norteamericano en Republica
Dominicana, que importaban cortadores de caña de
Haití.
Las empresas extranjeras en una economía de
enclave carecen, por lo tanto, de vinculaciones significativas
con la economía local. No hay un proceso de
difusión tecnológica, ni de entrenamiento de
la mano de obra nativa. Tampoco hay una articulación con
actividades complementarias locales. Se trata de actividades
eminentemente extractivas que mantienen sus eslabonamientos
fundamentales con las economías metropolitanas.
Cuando la empresa se va, literalmente deja un hoyo
vació: recursos naturales agotados, economías
locales saqueadas, imposibilidad de los recursos
humanos locales de continuar la actividad.
Relaciones de
alianza y hegemonía
El primer elemento que destaca en una economía de
enclave es la relación de alianza y hegemonía que
se establece entre las compañías extranjeras y los
grupos locales
de poder. La
debilidad económica de estos grupos generalmente,
pequeñas burguesías locales, oligarquías
tradicionales, y similares plantea obstáculos a su
constitución como clase
dominante nacional, dado que son mas o menos iguales en
términos de poder. Para imponerse sobre las demás,
cada una de ellos se encuentra obligado a alcanzar el apoyo de
una fuerza externa y, a partir de ahí, transformar su
primacía local en dominación política.
El atraso general de la sociedad que les sirve de
soporte mantuvo la fisonomía de estos grupos y sus
contradicciones reciprocas enclaustradas en el marco de las pujas
administrativas, familiares y localistas. Carentes de una base
propia relevante en la esfera de la producción, sin peso en el mercado
internacional, su posibilidad de establecer un sistema estable e
integrado de dominación dependía de factores
políticos-institucionales más que económicos
propiamente tales. Fueron clases dominantes en la medida en que
pudieron controlar el estado:
clases políticas
antes que clases económicas. Su gravitación emanaba
de su apropiación de los aparatos de dominación
política y de sus relaciones de subordinación al
enclave, más que de su apropiación de medios de
producción y de la
organización de los factores productivos.
El control de los aparatos del estado
significo para estos grupos locales, en primer lugar, la
posibilidad de erigirse en clase política "nacional"
frente a la competencia de
otros grupos, familias, regiones, ciudades. Y, a partir de
ahí, en la disposición de las condiciones para
proyectar esa dominación política al terreno de la
economía. Esta dominación de grupos
sociales que para alcanzar primacía en la
economía deben primero controlar el poder político
es decir, a la inversa de lo que fue el desarrollo
histórico de la burguesía explica el
carácter intenso y violento de las luchas por el control
directo y excluyente de los aparatos del estado.
Se desarrolla entonces una verdadera competencia entre
esos grupos locales para otorgar ventajas y privilegios a las
empresas extranjeras; una competencia que generalmente abarca a
todas las fuerzas políticas en las cuales estos grupos se
expresan, independientemente se sus contradicciones en el terreno
de la lucha por el poder local o, mejor dicho, a causa de esa
competencia por el acceso al poder local. Con frecuencia las
pujas por el poder se expresaron como una carrera por ver cual de
los competidores ofrecía mayores concesiones privilegios
más amplios al enclave competencia obviamente azuzada por
los inversores foráneos.
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