Riesgos de las
dietas adelgazantes: No hay fórmulas mágicas para
perder peso
Las
dietas populares, basadas mayoritariamente en falsas creencias,
conducen a desequilibrios en el organismo, con repercusiones
más o menos graves para la salud.
La perenne obsesión por perder las libras
acumuladas en las pascuas se ha vuelto a instalar entre nosotros.
Del mismo modo, para ayudarnos a rebajar peso, también han
reaparecido innumerables anuncios de píldoras, hierbas,
sustitutivos de las comidas, dietas milagrosas e intervenciones
quirúrgicas. Sin embargo, expertos en la nutrición alertan un
año más sobre la escasa fiabilidad de todos estos
métodos
para lograr la ansiada figura. La Sociedad
Dietética Americana (ADA) y la Sociedad Bariátrica
Americana (ABA) se han movilizado para concienciar a las
autoridades sanitarias y a la opinión
pública sobre la enorme cantidad de información tendenciosa que se publica en
los medios de
comunicación, haciendo especial hincapié en los
peligros que conllevan los métodos que prometen perder
peso de forma rápida y sin esfuerzo, que carecen del menor
fundamento nutricional y científico. La urgencia de poner
orden al caos alimenticio actual no es casual y se basa en una
premisa fundamental: el equilibrio
nutricional es el pilar básico para un óptimo
estado de
salud. Por ello, las dietas deben seguirse siempre bajo riguroso
control de
médico con conocimientos adecuados — de los que muy
pocos existen.
Modalidades
dietéticas
Las dietas populares, repetimos, que basadas en su
mayoría en infundadas ideas, tienen en común el
erróneo aporte de grupos de
alimentos
(abuso de proteína, exceso de grasas,
insuficiente cantidad de hidratos de carbono, y
otras cosas), lo que conduce a desequilibrios en el organismo,
con repercusiones más o menos graves para la salud. Se
trata, generalmente, de dietas en las que predomina un macro
nutriente (proteínas,
grasas o hidratos de carbono), por lo que el régimen
tiende a resultar repetitivo, poco apetecible y poco nutritivo.
Como consecuencia, quienes siguen este tipo de dietas optan por
comer menos y su peso disminuye por una baja y poco saludable
ingesta calórica.
- Dietas pobres en
proteínas: Se pierde peso a
expensas de la masa muscular y de proteína visceral (la
que forma parte de los órganos vitales: corazón,
riñones…), desciende la presión
arterial e incluso se han dado casos de arritmias cardiacas
intratables.
Ejemplos: dieta de la uva y el guineo, del
melocotón, del yogur, a base de algas, sirope de salvia,
la dieta de la pasta, de la papa, sopa antigrasa, dieta
desintoxicante, ayuno total-parcial-semidieta, dieta de Hauser,
macrobiótica, vegetariana estricta, y muchos otros
engaños similares.
- Dietas ricas en
proteínas y pobres en hidratos de carbono:
Prometen resultados rápidos sólo si se
come carne, tocino, huevos y otros alimentos hiperproteicos, y
si se suprimen o limitan al máximo alimentos ricos en
hidratos de carbono, como cereales y derivados (arroz, pasta,
pan), papas, casabe, legumbres, verduras y hortalizas, y
frutas.
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