- El progreso en la cultura
occidental - El
progreso en comunidades andinas - Cultura
Aymara - Cultura
Quechua - Cultura
Guaraní
Visiones de progreso en culturas
andinas y amazónicas de Bolivia
La reflexión acerca de la idea de progreso es
cada vez más compleja en la sociedad
occidental, frente a las visiones propias de las culturas
andino-amazónicas. En Bolivia las
culturas: aymara, quechua y guaraní siendo las más
representativas -en número- de entre todas las poblaciones
de nuestro país comprenden el progreso desde la
realidad de vida cotidiana. Valorando así todas esas cosas
consideradas irremplazables para ellos. Aquellas dignas y
merecedoras de un gran esfuerzo para su alcance. Las cuales
serán explicadas más adelante.
Es común hoy en día escuchar por la calle
en conversaciones entre amigos o parientes, frases como:
"¿cuándo vas a progresar hermanito?";
refiriéndose a la escasa acumulación de bienes
materiales, o
por el contrario "¡caramba estás
progresando!"., hablando de la gran cantidad de objetos de
valor
económico que han logrado obtener como resultado de su
trabajo.
Considerando a las personas de escasos recursos
económicos como gente "poco progresiva". Y por otro lado a
aquellos adinerados quienes hacen gala expresiva de cuán
"bien" les va en la vida como personas "productivas". Al
demostrar suficiencia y cantidad abundante de elementos
tecnológicos adquiribles sólo a través de un
buen capital
monetario.
En el contexto boliviano no solamente hay poblaciones
con visiones de progreso referidas al hecho de acumular bienes
materiales. Sino existen otras comunidades cuyas concepciones de
vida; a pesar de ser diferentes y aparentemente carentes de
comodidades, satisfacen las necesidades cotidianas de aquellas
personas quienes conforman esos grupos
sociales. Diferente si a las nociones de progreso entendidas
por las culturas urbanas occidentalizadas.
Para comprender mejor el concepto de
progreso en las culturas andino-amazónicas. Es necesario
contrastarlo con las visiones progresistas de comunidades
citadinas occidentalizadas -centros urbanos-. Porque durante la
época colonial se produjo una incorporación de
concepciones a cerca de la vida diferentes a las acostumbradas
por las comunidades originarias. Siendo considerada esa nueva
opción de vida exclusivamente para las sociedades
adineradas y dominantes.
El progreso
en la cultura
occidental
Como en cualquier región del planeta, existen
visiones propias de cada forma de vida. Dependiendo mucho del
tiempo y
espacio en el cual fueron desarrolladas desde su inicio. Las
concepciones referidas a progreso en contextos europeos;
preservadas hasta la actualidad, comparten el principio de la
acumulación de bienes materiales. Como generadora
de alegría y bienestar dentro la familia y
la sociedad. Al contar con una serie de elementos los cuales
brindan comodidad en el hogar y reducción de esfuerzo
físico en el
trabajo.
Hablando un poco a cerca de los principios
referidos al fenómeno producido por la revolución
industrial. Es a finales del siglo XVIII cuando en Inglaterra se da
un gran salto hacia el cambio.
Pasando de la producción agrícola; base de la
economía
mundial hasta ese entonces, realizada algunas con la ayuda de
animales de
carga y tracción combinados con herramientas
rústicas de madera o
hierro
fundido; como por ejemplo el carretón y el arado, a la
fabricación de maquinarias a gran escala. Las
cuales tenían como fin reducir el esfuerzo físico
de las personas en la realización de sus actividades
laborales.
Con la expansión de los nuevos recursos
renovables, fueron cambiando cosas como las dificultades en la
siembra, la cosecha y el transporte de
mercancías en las sociedades occidentales. El trabajo
antes realizado con bastante esfuerzo; luego del fenómeno
tecnológico, era realizado con menor inversión de tiempo y energía. Por
eso se considera a la sociedad industrial como la cúspide
del bienestar. Por brindar comodidades a todos los usuarios y
consumidores de ella.
La sociedad industrial es el modo de vida más
exitoso que la humanidad ha conocido. Nuestra gente no
sólo come mejor, duerme mejor, tiene alojamientos
más confortables, se traslada mejor y más
cómodamente y vive más tiempo de lo que los
hombres jamás lo han hecho. Además de oír
la radio y de
ver la
televisión, lee más libros,
escucha más música y
ve más películas que ninguna otra
generación previa o ningún otro pueblo lo ha
hecho. En el clímax de la revolución tecnológica vivimos en
una época de oro de la
lucidez científica y los logros artísticos.
(Ayres, 1962) citado por (Sbert, 1996:302).
Como no podía ser de otra forma, la
expansión de la industria dio
agrado a un sin fin de personas en la realización de sus
labores cotidianas. Quienes vieron en el uso de las nuevas
invenciones, un recurso o herramienta indispensable para la
ejecución plena de sus actividades diarias. Estas
últimas consideradas más sencillas y realizables en
un menor tiempo. Otorgándoles la oportunidad de poder ocupar
las horas restantes en otras acciones, las
cuales antes merecían un alto sacrificio en el avance del
trabajo. Todo por querer contar con un pequeño lapso no
contemplado en la rutina existente entre el trabajo y el
hogar.
Estos elementos tecnológicos; tras formar parte
de la cotidianeidad del hombre, fueron
siendo considerados como indispensables para la vida. Las
personas comenzaron a reconocer las ventajas proporcionadas por
las maquinarias. Adulando su calidad y el
recorte de precios;
hablando ya de costos para su
adquisición. Lo cual en un principio parecía un
beneficio únicamente pensado para las grandes
élites y pocos adinerados. Pero fue haciéndose
accesible para una gran mayoría de los habitantes.
Cambiando así sus estilos de vida, con la presencia de los
nuevos amigos del hombre.
Debido al logro tecnológico alcanzado por la
humanidad, se la considera diferente del reino animal. Porque
tiene la capacidad de transformar los recursos de su entorno en
materiales útiles a sus propósitos. No
conformándose simplemente con ver los recursos
naturales y consumirlos tal cual están presentes en la
naturaleza.
Más al contrario modificarlos y combinarlos entre ellos,
para fabricar productos que
colmen las expectativas y exigencias de la población.
"El hombre
mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que
comienza a producir sus medios de
vida", con ello "producen indirectamente su propia vida
material". (Marx y Engels,
1845:46) citado por (Robert, 1996:284).
Tal como lo manifestaron con anterioridad Marx y Engels.
Se insiste en la inquietud del hombre occidental por transformar
su entorno. Y aún más en el hecho de cómo
compara a la adquisición de estas transformaciones con la
cúspide de la felicidad –referidas a los
electrodomésticos, autos, etc.-.
Formando así el concepto de progreso, como la acción
de ir a la par con las constantes innovaciones producidas por las
denominadas ciencias
tecnológicas.
Es así cómo el hombre europeo reestructura
un medio natural antes considerado difícil de habitar.
Convirtiéndolo en una nueva opción de vida al
alcance de una gran mayoría. Mucho más
fácil, cómoda y agradable
para la sociedad en su conjunto. Pensando en las necesidades
básicas consideradas en ese entonces sumamente duras y
esforzadas para un mundo en crecimiento.
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