William Faulkner: poeta perdido del profundo
sur.
Iván de la Torre.
¨ El artista no tiene tiempo para
escuchar a los críticos. Los que quieren ser escritores
leen las críticas, los que quieren escribir no tienen
tiempo para leerlas. El crítico también esta
tratando de decir: ¨ Yo pasé por aquí ¨. La
finalidad de su función no
es el artista mismo. El artista está un peldaño por
encima del crítico, porque el artista escribe algo que
moverá al crítico. El crítico escribe algo
que moverá a todo el mundo menos al artista.
¨
William Faulkner (1897-1962), es uno de los novelistas
estadounidenses más importantes de este siglo, integrante
junto a un grupo de
escritores de la llamada Generación Perdida (Francis Scout
Fitzgerald, John Dos Passos, Ernest Hemingway, John Steinbeeck,
Henry Millar) y famoso por sus cerca de veinte novelas en las
que retrata el conflicto
trágico entre el viejo y el nuevo sur de su
país.
El mayor de cuatro hermanos de una familia
tradicional sureña, nació en New Albany
(Mississippi) el 25 de septiembre de 1897 y creció en las
cercanías de Oxford. En 1915 abandonó el colegio,
que detestaba, para trabajar en el banco de su
abuelo. En la I Guerra Mundial
ingresó en las fuerzas aéreas de Canadá sin
llegar nunca a entrar en acción.
A su regreso ingresó como veterano en la Universidad de
Mississippi, que pronto abandonó para dedicarse a escribir
viviendo de trabajos ocasionales.
En 1924 publicó por su cuenta El fauno de
mármol, un libro de
poemas poco
originales. Al año siguiente viajó a Nueva Orleans
donde trabajó como periodista y conoció al escritor
de cuentos
estadounidense Sherwood Anderson, que le ayudó a encontrar
un editor para su primera novela, La
paga de los soldados (1926), y le convenció para que
escribiera acerca de la gente y los lugares que conocía
mejor. Después de un breve viaje por Europa
volvió a casa y comenzó a escribir su serie de
novelas barrocas e inquietantes, ambientadas en el condado
ficticio de Yoknapatawpha (inspirado en el condado de Lafayette,
Mississippi), habitándolo con sus propios antepasados,
indios, negros, oscuros ermitaños provincianos y groseros
blancos pobres. En la primera de estas novelas, Sartoris
(1929), caracterizó al coronel Sartoris como su propio
bisabuelo, William Cuthbert Falkner, soldado, político,
constructor ferroviario y escritor.
El año 1929 fue crucial para Faulkner. A
Sartoris siguió El ruido y la
furia, novela que confirmó su madurez como escritor.
Se casó con el amor de su
infancia,
Estelle Oldham, decidiendo establecer su casa y fijar su
residencia literaria en el pequeño pueblo de Oxford.
Aunque sus libros
recibieron buenas críticas, sólo se vendió
bien Santuario (1931). A pesar del sensacionalismo y
brutalidad de la novela
—trata de una horrible violación— su trasunto
es la corrupción
y la fuerza
demoledora de la desilusión. Gracias al éxito
del libro encontró trabajo, mucho
más lucrativo, como guionista de Hollywood, lo que por un
tiempo le liberó de escribir las novelas que su poderosa
imaginación le dictaba.
Faulkner exige mucho a sus lectores. Para crear una
atmósfera
determinada, sus frases complejas y enrevesadas se alargan
durante más de una página y, jugando con el tiempo
de la narración, ensambla relatos, experimenta con
múltiples narradores e interrumpe el discurso
narrativo con divagantes monólogos interiores. En 1946, el
crítico Malcolm Cowley, preocupado porque Faulkner era
poco conocido y apreciado, publicó The portable
Faulkner, libro que reúne extractos de sus novelas en
una secuencia cronológica, dando a la saga de
Yoknapatawpha una nueva claridad y poniendo así el genio
del escritor al alcance de una nueva generación de
lectores.
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