Capítulo 4:
Al día siguiente encontraron al Chueco
Bazán muerto en un bar cerca del puerto. El Comisario
Silva declaró que los delincuentes se andaban
matando entre ellos con un tono poco creíble. Un
periodista noto que el Comisario tenia vendada la mano a causa de
lastimársela dándole un golpe a la concubina de
Mereles mientras era interrogada. En cuanto a Bazán
desmintió el haberlo detenido y declaro que fue soltado
como carnada.
Más tarde el comisario Silva se fue hacia entre
Ríos. La ejecución del chueco fue el broche que
cerró la retirada de la banda, iban a matar a todos los
que se pusieran adelante. Nando había quedado en la
retaguardia, cubriendo los movimientos finales y repartiendo
plata para cubrir el cruce a Uruguay.
Mereles estaba furioso porque la policía
había arrestado a blanca en el allanamiento del
departamento de arenales y habían interrogado a
Fontán Reyes donde se supo que la filtración vino
del concejo deliberante.
Dos días después del atraco la
policía detuvo a siete cómplices y entregadores
incluyendo un funcionario comunal, un cantor de tango, el hijo y
un sobrino del presidente del concejo deliberante y un suboficial
del ejército.
Mientras ya en Uruguay Brignone recordaba su estancia en
la cárcel y se disponía a nunca tener que
volver aunque le costase la vida. Pero ya estaba más
tranquilo en Montevideo con Malito, Mereles, Dorda y dos
uruguayos, Dorda se pasaba durmiendo en cambio
Brignone no podía dormir. Estaban esperando que todo se
calmara y que Nando les mandara el contacto para cruzar a
Brasil.
Mientras Brignone se paseaba por las calles de
Montevideo para sentir el aire fresco y
conocer la noche de Uruguay. Así conoció a una
especie de hippie llamada Margarita con la que escuchaba "Head
and Body" mientras tenían sexo en un
departamento prestado cerca de las vías de tren.
Capítulo 5:
A la mañana siguiente Dorda y Mereles cambiaban
la chapa del auto Studebaker rojo para que no sea reconocido por
la policía pero una vecina de la panadería los vio
con una actitud
sospechosa y denuncio el robo de un auto, al rato llegaron
dos policías con los que empezó un tiroteo, Dorda
mato a uno de dos tiros y el otro seguía
disparándoles mientras ellos emprendían la
huida en la Studebaker, solo resulto herido el
cómplice uruguayo que truco la patente, pero lo dejaron en
el camino porque lo vieron como lastre. Al rato regresaron a
buscarlo porque era muy peligros dejarlo con vida, pero no lo
encontraron.
Mientras Malito estaba solo en el bulo en la zona de
pocitos que nadie conocía, armando un contacto para volver
a Buenos Aires
si fallaba el cruce a Brasil. Mereles entro en el bulo para
alertar a malito que fueron descubiertos y debían
emprender de nuevo una fuga cinco minutos antes de que llegue la
policía. Sin tener a donde ir se detuvieron en una rambla
en el cruce del rio donde tenían escondido orto auto. Ese
día la policía detuvo a un contrabandista por
albergar a los delincuentes en la casa de un aduanero.
Esa tarde llego a Montevideo el comisario Silva para
tomar jurisdicción, esa misma tarde arrestaron a
Nando y lo torturaron para que delatara la posición de sus
cómplices, pero no hablo. Interrogaron prostitutas y taxi
boys, que dieron testimonio sobre las orgias que organizaban los
porteños y dieron el nombre de la morocha del cabaret que
fue vista con el nene, posteriormente la detuvieron y la
interrogaron.
Esa noche los policías acordonaron toda la ciudad
para cerrarles cualquier camino de escape.
Dorda, Brignone y Mereles llegaron a un departamento en
la calle Herrera y Obes que en realidad era una ratonera
armada por la policía por medio de los contactos
uruguayos, al parecer por una razón u otra la
policía no pretendía sacarlos vivos del
departamento.
Capítulo 6:
Ya instalados en la
Garςonμere, un complejo de
habitaciones, esperando en el departamento 9 de la calle Herrera
y Obes a que llegara Malito con un auto y los papeles para
escapar de madrugada hacia el campo en el norte a alguna
chacra en Durazno, en Canelones.
Estaban Dorda, Brignone y Mereles preguntándose
si Malito iba a llegar y a donde iban a ir y en el caso de no
poder irse,
estar listo para lo peor. Al rato y ya tranquilos jugando
una partida de póker , fueron interrumpidos por una voz en
un megáfono de la policía afirmando que estaban
rodeados e incitándolos a rendirse, evaluando la
situación con pocas posibilidades empezaron a disparar
hacia la calle provocando la inmediata respuesta de fuego.
Mofándose de estar sitiados con mucha comida y alcohol,
lanzaron absurdas burlas a la policía.
En ese momento los atacan con gases
lacrimógenos pero poniéndose pañuelos
mojados en la cara y usando una toalla logran rebotarles las
granadas humeantes. Absortos de la situación se dieron
cuenta que entre las repetidas burlas divulgaron que
tenían el dinero
allí mismo y se la jugaron a intentar negociar pero
la policía no accedió a sus demandas y mandaron
tres voluntarios más un oficial para derribar la puerta y
reducir a los delincuentes, pero fallaron porque Dorda
salió al pasillo y con una metralleta lanzo una
ráfaga de balas contra los policías que cayeron por
las heridas. Con la muerte de
dos y la pierna herida de uno el oficial salió ileso pero
paralizado por la crueldad de los pistoleros.
En el departamento Brignone y Mereles trazan con un
lápiz la trayectoria de las balas en la pared y en el piso
y ven que no pueden cruzar y tienen que andar con la
espalda contra la pared para no ofrecer blanco fácil
a los tiradores de la policía, arrastrándose por
las paredes descubren que hay una posible salida por la escalera
que va a la terraza pero desafortunadamente el techo ya
está tomado por la policía.
Capítulo 7:
A casi cuatro horas de comenzado el operativo de la
policía, la prensa y los
vecinos empezaban a sacar las más delirantes conjeturas
sobre los pistoleros y se preguntaban como resistían los
ataques con gases lacrimógenos.
Completamente rodeados con la habitación llena de
agujeros y plomos achatados, el humo estaba en todo el
apartamento con la mera posibilidad de arrastrarse con la cara al
ras de suelo para poder
respirar, el nene, astuto para que el aire se calentara y los
gases subieran puso sobre la mesa los colchones y los
prendió fuego, el humo se disipo y pudieron respirar una
bocanada de aire puro. Apostados en el suelo se lamentaban el
cómo habían llegado a esa situación y
buscaron de nuevo alguna salida por el techo y por el pasillo
pero en ambos era imposible pues los disparos no se hicieron
esperar, las balas y os insultos volaban de ambos lados y el
operador radiofónico de la policía intentaba
descubrir el numero y las identidades de los pistoleros, por
medio de micrófonos previamente instalados en la
habitación. Todavía con aliento Dorda en un
murmullo recordaba viejos tiempos de su infancia como
si en un segundo se le pasara toda la vida delante de sus ojos.
La angustia de la espera se extiende, el tiroteo ya no era tan
intenso había plazos de quince a veinte minutos de total
silencio. Luego sorpresivamente se oye una vos en el portero
eléctrico, era Dorda, llamando al comisario Silva para
delirarlo. El comisario trataba de mantenerlo en línea
para ver si lo podía identificar pero aproximadamente a
las 3:30 am se corto la
comunicación y uno de los pistoleros salió al
pasillo y disparo una ráfaga con la metralleta la cual
hirió al jefe de la policía uruguaya. Dorda
semidesnudo se acerco hasta el cuerpo malherido del comisario y
lo remato de un disparo en la cara. Más tarde Dorda estaba
en el baño drogándose y cantando, y empezó a
quemar la plata, Brignone lo miraba y no hacía nada.
Viendo el humo blanco que salía por la ventana seguido de
trozos de billetes quemados, la multitud comenzó a
abuchearlos e insultarlos, quince minutos después cesaron
de quemar los billetes, ya se habían quemado por lo
menos 500.000 pesos, acto seguido de eso la policía
reacciono y preparo la ofensiva.
Capítulo 8:
El comisario Silva estaba firme con su arma
empuñada en su mano izquierda como si fuera una
extensión de su propio brazo, hasta que el periodista
Horacio Renzi lo empieza a cuestionar su accionar.
Iracundo Silva le responde que no ha que tener la
más mínima piedad con ese tipo de delincuentes, lo
que es contrario al pensamiento
pacifista del periodista.
Mereles todavía lucido aunque pasado de rosa
empieza a delira con películas bélicas e imagina
que ellos son un comando suicida tras las líneas
enemigas esperando la salvación por parte de sus
aliados.
Los pistoleros estaban agotados y se dispusieron a
descansar mientras se turnaban para hacer guardia.
Disparando por rato querían demostrar que
todavía estaban alertas y armados, la policía
empezaba a pensar que les darían batalla hasta las
últimas consecuencias.
Así paso el tiempo y con
la necesidad de la droga pesaron
que tendrían que racionarla para que durara varios
días, ya más tranquilos prendieron un porro y se
pusieron a ver la TV en medio del tiroteo, al escuchar el
silencio que provenía del apartamento la policía
entre nervios e impacientes dispararon al aire.
el nene vio en la tele a la morocha que conoció
en el cabaret dando una declaración a los medios y
entonces en un acto melancólico el nene se arrastro a
buscar el winco de HEAD AND BODY y lo puso en el reproductor con
el tema "paralell lives".
Minutos más tarde la policía logro adosar
una escalera de bomberos al segundo piso para sacar a los vecinos
que quedaron atrapados en el edificio al momento del
tiroteo.
Ya con el área despejada la policía se
dispuso a atacar con fatalidad, cortaron la luz, el agua y
lanzaron cocteles molotov para provocar un principio de incendio,
pero fue en vano ya que los pistoleros disponían del
agua estancada
del baño para sofocar las llamas. Minutos más tarde
Dorda se arrastro hasta el pasillo y mato a un agente que estaba
descubierto.
A las diez de la mañana las autoridades
comenzaron a hacer un boquete en el piso del departamento
superior para intoxicarlos con monóxido de carbono,
cuando lograron romper el techo les arrojaron capsulas con
nafta seguidas
por fuego lo que causo una atmosfera
insoportable.
Los pistoleros en un acto desesperado abandonan el
departamento y van hacia el hall del edificio disparando a todo
lo que se moviera, uno de los policías de la puerta fue
alcanzado por las balas pero se reincorporo y devolvió los
disparos haciéndolos retroceder de nuevo al
departamento, luego la policía les arrojo bombas
incendiarias dándoles la oportunidad de dispararles desde
otros puntos.
Mereles y el nene estaban heridos menos Dorda que solo
dejaba de disparar para atenderlos, luego Mereles fue hacia la
cocina para buscar un nuevo Angulo para disparar pero fue
alcanzado por los tiradores de la policía y murió
en el acto.
Después la policía opto por arroja
granadas de poca potencia pero
prefirieron arrojar una sola de más poder lo que provoco
que Brignone tuviera que saltar para esquivar el fuego y fuera
alcanzado por las balas.
Por fin Dorda llego junto al nene y lo arrastro hacia la
pared, a cubierto y lo levanto contra su cuerpo, abrazado. Luego
de decirle alguna frase de amor Dorda lo
beso mientras el nene se iba.
Los policías se asomaron por el boquete y fueron
recibidos por una ráfaga de disparos y gritos de Dorda
diciendo -Vengan gran puta, a ver si se animan-.
Capítulo 9:
Ya adentrándose la tarde Dorda estaba
todavía ileso en un hueco recostado recordando su infancia
en el pupilo y el loquero, dando la razón a su finada
madre que siempre le dijo que iba a acabar mal, y lo hizo,
rodeado sin ninguna salida, disparando, puteando, dispuesto a
morir pero no sin dar lucha.
Las paredes desnudas y rotas, sin revoque mostrando solo
las vigas. De nuevo Dorda recordaba su infancia pero esta vez a
una polaquita que mato por piedad porque ella se lo
pidió, así fue como fue a parar al loquero que
luego de escapar se encontró con Brignone en la
estación del tren cuando el regresaba de Mar del Plata y
se fue a vivir con él.
En ese momento el comisario Silva logro escurrirse
dentro del departamento y comenzó a disparar
ráfagas con su ametralladora hacia todas las direcciones,
Dorda intento devolver los disparos pero fallo y cayó
herido. Al cesar el tiroteo la policía logro entrar y
asegurar el área. Dorda aun estaba con vida, con la
espalda apoyada en el respaldo destrozado de la cama abrazado al
nene como quien sostiene una muñeca en brazos.
Dos camilleros entraron y levantaron al herido que
seguía sonriendo con los ojos abiertos y un murmullo
ininteligible entre los labios.
Cuando lo bajaron por la escalera los vecinos se
agolparon y se lanzaron contra Dorda, lo golpearon hasta
desmayarlo. Tras una sanguinaria golpiza metieron a Dorda en la
ambulancia para llevarlo al hospital Maciel.
Complacido por estar aun con vida, Dorda bañado
de sangre con un
diente roto y la vista nublada comenzó a delirar y a
pensar que se reuniría con el nene en el campo abierto, en
el trigal, en la noche tranquila.
Por fin la ambulancia se alejo y se perdió al
doblar la esquina de Herrera y la calle queda al fin
vacía.
Epílogo:
En esta novela el auto
respeto la
continuidad de la acción
y en lo posible el lenguaje de
los protagonistas, el autor no ha podido confirmar el destino de
Malito a pesar de las muchas hipótesis, pero por su parte se sabe que
Dorda se recupero de sus heridas y fue extraditado a Buenos Aires
y murió al año siguiente asesinado durante una
rebelión de presos en la cárcel de caseros
(según parece asesinado por un infiltrado de la
policía).
Por su parte el interés
por el autor a esta crónica policial surgió al azar
en un viaje en tren por Bolivia donde
conoció a Blanca Galeano la concubina de Mereles que
le conto la versión argentina de una tragedia griega. Los
héroes deciden enfrentar lo imposible y resistir y eligen
la muerte como
destino. Esa historia le dio pie a que
comenzara a investigar los hechos ocurridos entre el 27 de
septiembre y el 6 de noviembre de 1965.
Biografia del autor:
Ricardo Piglia nació en Adrogué, provincia
de Buenos Aires en 1941. Más tarde, en 1955 y debido a
"una historia política, una cosa de
rencores y odios barriales", su familia se
mudó a Mar del Plata, en donde Piglia descubriría a
Steve Ratliff ("un yanqui extraño"), el mar y el mundo
literario. Formalmente estudió Historia en la Universidad de La
Plata. Como Asesor Editorial, dirigió en los sesenta la
"Serie Negra", difundiendo la obra de Hammett, Chandler, Goodis y
Mc Coy. En los ochenta creó la colección "Sol
Negro" descubriendo nuevas figuras del policial negro moderno. A
nivel académico, es Profesor
Titular de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y ha
enseñado en las Universidades de Princeton y
Hardvard.
En 1967 apareció su primer libro de
relatos, La invasión, premiado por Casa de las
Américas. En 1975 publicó Nombre falso, un libro de
relatos que ha sido traducido al francés y al
portugués. En 1980 apareció Respiración artificial, de gran
repercusión en el ambiente
literario y considerada como una de las novelas
más representativas de la nueva literatura
argentina. Su siguiente novela Ciudad ausente, demoró
doce años en aparecer. Basado en esta novela, Piglia
elaboró en 1995 el texto de una
ópera con música de Gerardo
Gandini.
Piglia recibió, en noviembre de 1997, el Premio
Planeta por su novela Plata quemada –luego llevada al
cine por
Piñeiro–. El premio estaba dotado de 40.000
dólares y fue otorgado a la novela de
Piglia por unánime decisión del jurado integrado
los escritores Augusto Roa Bastos, Mario Benedetti, Tomás
Eloy Martínez y María Esther de Miguel. Para el
cine, en los noventa, escribió el guión de Foolich
heart (Héctor Babenco), La sonámbula (Fernando
Spiner), y realizó la adaptación de El astillero de
Juan Carlos Onetti. Junto a su obra de ficción, Piglia ha
desarrollado una tarea de crítico y ensayista, publicando
textos sobre Arlt, Borges, Macedonio
Fernández, Sarmiento y otros escritores argentinos. En el
año 2001 obtuvo en Madrid, por su
libro Formas breves, el premio Bartolomé March a la
crítica, en la categoría ensayo.
Actualmente trabaja en su cuarta novela, Blanco nocturno, que
publicará Seix-Barral. Vive en Buenos Aires, en el barrio
de Palermo.
Por
Rodrigo Novo
18/02/08 Buenos Aires Argentina
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