- Vida
- Obras
- La
filosofía boliviana - Filosofía
de G. René Moreno - Racismo
- Muerte
- Conclusiones
- Anexos
- Bibliografía
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo
está hecho para presentarlo en la materia de
Filosofía del Derecho de la U.A.G.R.M., cuya
cátedra está encomendada al distinguido docente Dr.
Limberg Gutiérrez C., quien nos ha dado la libertad de
escoger los temas para las exposiciones. Se ha iniciado el
proceso y,
como viene sucediendo en todos los cursos de Filosofía,
desde la época escolar, ellas normalmente están
dedicadas a hablar sobre la vida de Aristóteles, Sócrates,
Platón,
sin duda alguna los más ilustres exponentes de la
Filosofía. Sin embargo he visto importante y necesario
entrar a analizar un poco sobre la Filosofía en Bolivia,
tomando en cuenta que muy poco conocemos de ella. Particularmente
me llamó la atención cuando escudriñaba un
libro de
Introducción a la Filosofía de la
Dra. Miriam Akamine, precisamente una parte de él
está dedicado a este tema, por lo que luego de hacerle la
consulta al docente, me dio la libertad de elegir el tema o
filósofo que me interese.
Ahora bien, cita la Dra. Akamine entre los filósofos bolivianos a José
María Bozo, Mamerto Oyola, Manuel Ignacio Salvatierra,
Manfredo Kempff y Gabriel René Moreno.
Me decidí por Gabriel René Moreno por
cuanto la universidad que
me cobija como alumno lleva el nombre de aquel insigne
cruceño, y con el deseo de conocer mejor su vida, su obra
y su pensamiento es
que me propongo desarrollar el tema.
Debo decir, que tuve la suerte de conversar con el Dr.
Hubert Oliva, también catedrático de la materia de
Filosofía, y asimismo con la autora del libro que cita a
Gabriel René Moreno como filósofo, ambos me dijeron
que no lo es, aunque por formación veremos que sí
lo era. La Dra. Akamine me comentó que está
incluido como tal, pues su pensamiento, está cargado de
ideas, reflexiones y pensamientos filosóficos. Fue una
persona que
expresó su pensamiento sin hipocresía ni temores,
tal como él lo sentía. Aunque sus ideas sobre
racismo no
contribuyen a la integración nacional es importante conocer
lo que en su vida y obra nos legó. Sostiene Enrique Finot:
"La obra de Moreno como historiador se caracteriza por la
investigación concienzuda y por la absoluta
imparcialidad en los juicios, a veces severos, implacables, pero
siempre basados en la verdad y en la justicia…".
El personaje, sin lugar a dudas es una de las más
importantes de la cultura de
nuestro país, poseedor de una amplia y rica cultura, su
obra abarca diversas disciplinas: la historia, la
anotación bibliográfica, la sociología, aunque sus preferencias fueron
las dos primeras. Su huella es profunda. (Oswaldo Roca
Añez).
VIDA
Escritor boliviano, nació en Santa Cruz de la
Sierra el 6 de Febrero de en 1836, donde la sangre
española ha conservado mejor su pureza. Se ufanó
siempre de ser cruceño-boliviano. Hijo del Dr. Gabriel
José Moreno y de doña Sinforosa del Rivero,
provenientes ambos de familias de abolengo que entroncaban en la
pequeña aristocracia local de los tiempos virreinales. El
padre, abogado formado en la célebre Universidad de San
Francisco Xavier de Chuquisaca, fue Ministro de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación
Gabriel René Moreno curso sus estudios primarios
e inició los secundarios en Santa Cruz en el Colegio de
Artes y Ciencias,
luego cuando su padre tuvo que ir a Sucre a ejercer como
magistrado, continúo sus estudios de secundaria en el
Colegio Junín, hasta entonces el mejor del país.
Brillantemente egresó con las más altas notas y el
título de bachiller en letras a tiempo que su
padre era nombrado prefecto del Departamento de Litoral, por lo
que debió trasladarse a la región costera del
Pacífico, por aquel entonces perteneciente a nuestro
país.
Su padre consiguió que Gabriel entonces recalara
en la capital
chilena, por aquel entonces un centro con fama cultural, para dar
inicio a sus estudios superiores,. Con Andrés
Bello, Sarmiento y Larrañaga, se había creado
un favorable ambiente
intelectual y formado un núcleo de estudios
humanísticos, una escuela de buen
decir, como pocos pares en otros pueblos de la América
Hispana.
Así es que ingresa al Instituto Nacional, especie
de proto-universidad, o más bien centro de estudios de
preparación universitaria. Se matriculó y obtuvo en
1858 el grado de bachiller en filosofía y, años
más tarde, en la misma disciplina y
en derecho y en ciencias políticas.
Concluyó en 1868 por titularse de abogado,
profesión que no ejerció.
En Chile, se comenta que su mentor espiritual fue un
ilustre sacerdote, el Dr. José Manuel Orrego, obispo de La
Serena, quien con seguridad
contribuyó a la marcha de su intelecto, además de
que tuviera acogida en los círculos culturales y los
estrados sociales de la capital chilena.
Fue profesor en el
Colegio San Luis de aquella ciudad, luego asumió en el
Instituto Nacional como director de la Biblioteca, donde
permaneció hasta su muerte.
Dictó la cátedra de Literatura en el Instituto
Nacional, igualmente hasta sus últimos
días.
Su ocupación le permitió dedicarse de
lleno al estudio y a las labores para las que su espíritu
y su mente tenían señaladas
disposiciones.
Ahondó el estudio de la lengua, la
antropología, la filosofía, la ciencia
política,
el arte en sus
diversas manifestaciones y hasta las ciencias de
abstracción, merecieron su dedicación y ahincada y
metódica.
Fue sin embargo la sociología y la historia donde
discurrió con mayor amplitud y
delectación.
Fue miembro fundador y presidente de la Academia
Literaria, paso inicial para la futura Academia Chilena de la
Lengua, equivalente a la Real Española, socio del
Círculo de Amigos de las Letras, al igual que de otras
instituciones
análogas.
Colaboró con revistas y periódicos
diversos de Santiago y otros de Buenos Aires y
Lima.
El gobierno chileno
le encomendó la honrosa y delicada misión de
dirigirla edición
de las Obras Completas de Andrés Bello. Esto habla de su
fama.
Desde entonces en adelante y en labor no interrumpida
hasta el año de su deceso, fueron apareciendo uno a uno
los magistrales ensayos, las
doctas apuntaciones críticas y las atildadas
monografías históricas.
Viviendo muchos años en Chile no se dejó
seducir con la idea de su naturalización que le fue
insinuada, que le hubiera asegurado un buen estar, pero mantuvo
intacto su afecto por la patria.
Enterados en Bolivia de su labor en Chile, el gobierno
boliviano le nombró secretario de la legación
allí acreditada al cual sirvió entre 1871 y 1873,
misión que no fue reconocida debidamente en nuestro
país. Se hizo ver como que servía más al
vecino país.
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