El manual se constituyó en un golpe
de fortuna inesperado para la industria farmacéutica. En
una investigación soportada por memorándums
secretos, Lane nos ilumina, en su libro, de la manera y de
cómo muchas decisiones diagnósticas, carentes de
fundamentos, hicieron su entrada en DSM. Mientras que
nos informa de manera lúcida que DSM, habiendo
transformado el modo de cómo hoy pensamos en
psiquiatría, nos ha hecho mucho daño a
todos.
Basado en esas premisas y motivado por un
deseo de amplificar el entendimiento básico de lo que nos
hace humanos. De lo que nos enferma mentalmente y de lo que nos
diferencia de nuestros familiares cercanos — otros simios —
especialmente los chimpancés y los bonobos —
hemos decidido explorar de nuevo esta área que aún,
permanece confusa, en las ciencias del comportamiento
humano.
Ciencia por computación
Los hechos acerca de la psiquiatría,
como ciencia ya no los dicta DSM-ETC, ni los revelan
científicos trabajando en sus torres de marfil
académicas. Conduciendo investigaciones basadas en el
examen de poblaciones selectas por medio de la entrevista
estructurada.
Esos métodos son asuntos del
pasado.
La ciencia actual, está comenzando a
ser resultado de la habilidad en el manejo de las computadoras
— si quien lo hace, sabe cómo programarlo.
En su edición de enero 14 del 2008,
el importante noticiero británico, The Economist,
nos alerta de los trabajos decisivos que algunos
científicos chinos han hecho en tiempos recientes, para
esclarecer los trayectos neurológicos que siguen las
actividades cerebrales de los drogadictos. Lo extraordinario
aquí es que los científicos chinos lograron esta
proeza científica sin haber abandonado su laboratorio y
sin conducir experimentos formales.
Lo hicieron, adecuadamente, frente a sus
monitores. Siguiendo programas meticulosamente diseñados y
sometiendo los resultados a análisis rigurosos.
(Véase, Going by the Book).
Cuando contemplamos estos avances y, cuando
examinamos lo que hoy se considera como ciencia y lo que se pasa
como hecho científico, nos preguntamos: ¿Tenemos
que asentir con todo aquello lo que se propone como
conocimientos; aceptando ideas, presumidas como doctrinas
establecidas, sin someterlas al juicio crítico? O,
¿debemos de investigarlas y derivar nuestras propias
suplencias?
¿Debemos aceptar DSM-ETC
como una Biblia?
Biblia, ¿de qué? Para
mí, es necesario que establezcamos una dialéctica
con quienes introducen nuevos conceptos, para corroborarlos o
desecharlos, si es que estos últimos despiertan nuestro
interés.
Nuestra tesis
Aquí profundizaremos, en la esencia
de tres pulsiones por todos reconocidas y, a medida que
progresamos en sus entendimientos, consideramos asuntos
relacionados a su aplicación que no nos son tan
familiares, añadiendo elementos de soporte a nuestro
estudio.
Nos ocuparemos con las actividades
instintivas de las actividades siguientes:
Comer
Reproducción y
Moralidad
Aunque para muchos, ya veremos, puede que
hayan más de 4,000 variedades de instintos que nos impelen
a acciones involuntarias que, a su vez, garantizan la
preservación y la perpetuación de nuestra especie,
para otros son las cuatro efes en inglés: food,
fight, fear y sex… Los que nos
obliga a pensar: ¿En qué consisten los
instintos?
Los instintos como metáfora de
enfermedad mental
Mi proposición se basa en lograr un
entendimiento clínico de las fuerzas que salvaguardan
nuestras existencias y las que, vía su propagación
hedonista o controlada, y haciendo uso de las mismas para fines
otros de los que la Naturaleza propuso, hoy se consideran
patologías psicosomáticas, por
DSM…
Organizaremos esta lección de la
siguiente manera:
Introducción al entendimiento de
ciertos instintos básicosLa neurociencia del placer y del deseo
(el sexo)Comer
La moralidad (o el deber)
Instinto
En esencia, los instintos pueden definirse
como una disposición inherente en un organismo vivo hacia
ciertos comportamientos. Estos comportamientos son fijos,
hereditarios e innatos, y se expresan como patrones fijos de
respuestas a ciertos estímulos.
En el reino animal abundan
estándares de acciones precisas que son independientes del
aprendizaje. Entre las más comunes se catalogan las
actividades reproductivas; construcción de nidos, rituales
de cortejo, territorialidad, e hibernación entre muchas
más.
Cualquier estímulo que provoque una
respuesta automática, desencadena la acción de
mecanismos, ya dispuestos para responder, a una amenaza u otra
urgencia vital. La respuesta involuntaria está mediada a
su vez por la acción de redes neurales que funcionan
vía la operación de mensajeros
hormonales.
En los vertebrados superiores, grupo al que
pertenecemos como especie, las glándulas endocrinas que se
involucran en nuestras respuestas automáticas se estimulan
bajo la dirección directa de las actividades del
hipotálamo.
Pero, existen dinamismos de naturaleza
especial — como representan el deseo de acumular nuevos
conocimientos, la inclinación a comunicar y demostrar
nuestras ideas, la organización económica, la
tendencia hacia la religiosidad, o hacia la estructura
política — que pueden considerarse actividades que,
siendo universales, y que aunque promueven nuestro bienestar y
adaptación no son esencialmente instintivas.
Estas últimas funciones, asimismo,
se afinan por medio del entrenamiento y el
aprendizaje.
Los instintos tienen antecedentes
evolutivos, ya que de acuerdo con Darwin, cualquier
característica que confiere mayores posibilidades para la
supervivencia y procreación será considerada una
adaptación, siendo, eventualmente, incorporada como
comportamiento instintivo por todos los miembros de una especie
dada.
Lo último se conoce desde 1896 como
el Efecto de Baldwin
Este constructo propone un mecanismo para
la selección específica de una habilidad para nuevo
aprendizaje. Descendientes seleccionados de entre toda lechigada
tendrán una capacidad incrementada para la
asimilación de nuevos conceptos, en lugar de permanecer
dependientes de las capacidades que son fijas y codificadas por
lo genes. Significando que ciertos comportamientos persistentes
pueden modificar la evolución adaptiva de algunos grupos.
Mientras que otros, asimismo se extinguen, como se reconoce en el
fenómeno de la adiaphoria, o la falta de
respuesta a un estímulo después de una serie de
estímulos anteriores.
El ejemplo más común del
Efecto de Baldwin es el de un grupo animal que,
súbitamente, se encuentra amenazado por un nuevo predador.
Los individuos que incorporan más rápidamente
fórmulas para evadir el nuevo enemigo lo agregarán
como comportamiento y luego éste será transmitido a
sus descendientes como instinto.
Hay cierta elegancia en el concepto
anteriormente descrito.
Más adelante esta teoría
avanzó el entendimiento de lo que hoy se conoce como el
equilibrio puntuado.
El equilibrio puntuado es una teoría
en la biología evolutiva que propone que la
evolución entre especies que se reproducen sexualmente
ocurre en saltos repentinos, separados por períodos muy
largos donde muy pocos cambios ocurren.
De acuerdo a esta teoría la
evolución fenotípica — la evolución de
características codificadas por el genoma — está
localizada en eventos raros de ramificaciones genéticas
(cladogénesis) y que ocurre de manera relativamente
rápida si se compara con los de otros géneros de
mayor estabilidad en existencia.
La definición y la aplicación
de los instintos, como término, asimismo han experimentado
revisiones evolutivas como concepto. Algo que muchos no han
realizado, ya que continúan el uso del vocablo "instinto"
del modo tradicional.
La definición científica de
instinto, hoy aceptada, y su evolución final
Como expresión, la palabra
"instinto" ha tenido muchos usos en la psicología y sus
aplicaciones universales han sido plétora desde
Aristóteles. Sus connotaciones científicas y su
status formal se atribuyen al genio de W. Wundt quien en 1870
estableció el primer laboratorio para el estudio de la
psicología. En esos tiempos la psicología se
consideraba parte de la filosofía, pero progresivamente,
el comportamiento humano y el animal hoy se consideraran
provincia del método científico y parte de la
biología.
En el siglo XIX la mayoría de los
comportamientos repetitivos se consideraban instintivos. Una
revisión de la literatura de entonces, dieron
crónicas de 4000 instintos humanos, como antes
mencionáramos.
En 1960 una conferencia dirigida por Frank
Beach, un pionero en la psicología experimental,
resultó en la restricción de la aplicación
del término.
Para el año 2000, una
revisión de los textos más importantes en
psicología, sólo produjo una sola referencia a la
palabra "instinto".
Lo que nos deja con la impresión de
que cualquier comportamiento repetido puede ser considerado
"instintivo". Como asimismo puede serlo cualquier comportamiento
en el que existe un componente innato pronunciado.
De acuerdo a los expertos. Para que un
comportamiento repetitivo pueda ser clasificado como instinto
debe de ser:
Automático
Irresistible
Ocurrir como parte del desarrollo
individualDebe de ser provocado por algún
estímulo del entornoDebe de aparecer igualmente en todos
los miembros de la misma especieNo puede ser sujeto a
modificaciónY debe gobernar comportamientos por los
cuales el individuo no necesita entrenamiento.
La ausencia de uno ó más de
los criterios establecidos, elimina la clasificación del
comportamiento como instintivo.
Si lo antedicho se aplica con rigor
científico a nuestras conductas humanas, entonces se puede
concluir, que ninguno de nuestros comportamientos puede incluirse
como si fuese producto de los instintos.
Para nosotros, el compromiso es: que lo que
de antes llamáramos instintos, hoy se consideran fuerzas
de motivación, como lo son el comer, la agresión y
la sexualidad.
Para la neurociencia moderna las fuerzas de
motivación que poseemos se multiplican en número
cada día, consecuencia de nuestro entendimiento más
detallado de las motivaciones de otras especies aplicadas a la
nuestra.
En esencia, se argumenta que los seres
humanos carecen de instintos, ya que los "instintos" en nosotros;
como el hambre, la sexualidad y la agresión pueden ser
inhibidos y controlados — lo que constituye la esencia de
nuestro objetivo en esta ponencia.
Nota:
Para mejor comprender el concepto actual de
los instintos, en la bibliografía final se incluyen varias
publicaciones que hemos hecho al respecto, recomendando
además el capítulo incomparable de Matt Ridley en
su libro: Nature via Nurture: Genes, Experience & What
Makes Us Human.
La neurociencia de las fuerzas que nos
motivan
En su libro, The Tangled Wing:
Biological Constraints in the Human Spirit, Melvin Konner,
antropólogo y psiquiatra, nos ilustra, de manera
exhaustiva, los procesos neurales y endocrinos que median
ciertas, sino todas, las actividades humanas resultados directas
de las fuerzas que nos motivan, de modo idéntico cuando
actúan como "instintos" en otros animales.
En esencia, nuestra capacidad para amar,
para ser buenos padres, para la auto-inmolación por causas
nobles, para ser leales a nuestras parejas, para resistir, o para
desear el cambio, son actividades evolutivas y adaptivas que
pueden ser modificadas por la necesidad y por la
cultura.
La actividad sexual en nuestra
especie
Desde que abandonáramos la sabana y
nos congregáramos en aldeas, comenzaríamos a
entender que la sexualidad en nuestra especie era algo que no se
expresaba de manera idéntica a la de otros
simios.
En su libro, The Third Chimpanzee,
fisiólogo Jared Diamond, describe cabalmente los aspectos
neurobiológicos de la sexualidad humana en todos sus
aspectos, incluyendo la necesidad imperiosa que tenemos de
copular en privado.
¿Cómo lograríamos
acatar, todos, esa noción universal? No lo
sabemos.
Seleccionamos ese aspecto de nuestra
sexualidad, ya que es uno que, por "cortesía" del
Internet, tenemos prueba de que puede subvertirse — por los
fines que sean — para que se exhiba a millones de voyeurs en la
red.
Estudiando la sexualidad en la historia del
ser humano; historiadoras Reay Tannahill y Elizabeth Abbott, nos
iluminan en detalle, como asimismo lo hace Rudolph Bell, en el
hecho de que nuestras actitudes y comportamientos en este aspecto
particular de nuestro desarrollo social han evolucionado de
maneras que nos sorprenden.
Los comportamientos de ascetas, abstemios
sexuales, como John Kellogg y muchos otros que
considerarían el sexo como mensaje diabólico, nos
conlleva a postular que ciertos comportamientos humanos no son
más que productos de nuestra biología hecha confusa
por la imposiciones del imperativo moral y nada
más.
A este fenómeno, no desconocido para
el psicoanálisis, lo llamaría Freud la
sublimación de los instintos.
Los esposos Kellogg, Ella y John Harvey,
vivieron una unión matrimonial beatífica, basada en
la abstención total de la cohabitación sexual,
mientras que igualmente practicaran el vegetarianismo y formas
del ascetismo moral y físico más
estricto.
Luego de 20 años de felicidad
conyugal, Ella, se enfermó y duró veinte
años más, viviendo como reclusa, a quien nadie
vería, hasta el día de su muerte.
¿Qué diría
DSM-ETC acerca de la condición de esta
desafortunada mujer?
Algunos podrán considerar que ambos
padecieron de la "anorexia sexual".
Un curioso detalle del comportamiento de
John Harvey es que todas las mañanas uno de sus asistentes
le administraba una enema fría. Hábito estudiado
por Joanne Denko, quien lo llamara
Klysmaphilia.
Para DSM-IV-TR es, clismafilia
302.9.
Para una reseña concisa de las vidas
de los hermanos, John Harvey y Will Keith Kellogg, recomendamos
mi artículo, El Desayuno: "Comida" de la que todos
hablan y nadie sabe.
¿Podemos, entonces, presumir, sin
entendimientos profundos, que existe una entidad que puede
considerarse "adicción sexual"? O por extensión,
otra, ¿la "anorexia sexual"?
Hablemos del comer, otra más de
nuestras fuerzas de motivación
El comer, y de cómo comemos, para el
hombre "civilizado" ha sido la base sobre la que nuestra epidemia
de las disorexias se asienta.
Podemos decir que el ser humano, ha sido
peculiar en su modo de relacionarse con la comida, logrando
hacerla una panoplia multifacética sobre la que restan
casi todos nuestros valores como expreso en mi lectura: La
Dieta Paleolítica: Paraíso Perdido.
Pero, la comida, asimismo ha sido, como el
sexo, transformada en una miríada de cosas que,
inicialmente les serían foráneas.
No tenemos hoy la anorexia, sino que
gozamos de la bulimia, la obesidad, el comer compulsivo; para
algunos existe la hiperorexia, y las otras patologías
asociadas la ingestión de cosas no supuestas a ser
comidas.
De nuevo encontramos condiciones que van de
la restricción severa de alimentos igualada con el
ascetismo, al consumo desordenado e implacable de comidas ricas
en exceso.
Entonces, contamos con la moralidad como
fuerza que nos motiva y con el altruismo, que siendo destronado,
ha sido relegado a ser un mero comportamiento animal.
Aunque, para muchos primatologistas, el
altruismo es parte de la moralidad entre simios que, prefieren
pasar hambre, al oprimir una palanca que les proveería
alimento al costo del sufrimiento de otro mono.
Lo que nos sorprende, es que en su estado
natural, no existen modelos o réplicas entre los animales
de los excesos hedonistas que caracterizan a nuestro
género — como tampoco existen las actividades de
privaciones extremas que nos imponemos a nosotros mismos en
búsqueda de goles exaltados o estéticos.
Para hacer nuestro propósito
más complejo, parece ser que cada día nos
sorprenden nuevas "enfermedades", provenidas de nuestro modo de
vida.
De acuerdo al psicólogo
británico Oliver James, en su nuevo libro, The Selfish
Capitalist: The Origins of Affluenza, nuestro bienestar y
progreso en el mundo actual presagia más problemas
psiquiátricos futuros para la raza humana. La única
especie que cuenta potentados de la envergadura de Bill Gates
entre sus miembros.
De acuerdo a James, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) predice que la depresión, como
enfermedad, está camino a convertirse en la segunda
dolencia más diseminada mundialmente, después de
las aflicciones cardíacas, lo que se proyecta
ocurrirá cerca del año 2020.
Por supuesto, el nombrado
científico; autor de un previo volumen en este respecto,
nos alerta a que la afluencia no sólo no nos proporciona
la felicidad, sino que nos hace infelices o nos deprime
clínicamente.
Donde se encuentra el viandante de esta
lección con la moralidad
Las aplicaciones de la moralidad en el ser
humano nos recuerda de la famosa Paradoja del Cerebro de
Boltzmann, basada en el estudio de la entropía en el campo
de la cosmogonía.
Cada uno de nosotros es un individuo en sus
capacidades e inclinaciones únicas — como
aseveráramos cuando escribiéramos acerca de la
anorexia en, Así Hablan los Expertos.
Todos somos especiales…
Cuando hemos saciado las demandas de
nuestras necesidades básicas, otras tendencias nos urgen a
buscar su satisfacción revivida y repetida para renovar la
experiencia de nuestro placer. De esa inclinación derivan
algunas de las tendencias, que últimamente descontrolan
nuestra homeostasis y nos conducen a la debacle moral que nos
causa la ruina y la que pretendemos justificar con una etiqueta
diagnóstica y la prescripción de una
píldora.
Ahí puede que entre el auxilio
provisto por DSM-ETC.
Pregunten a los expertos…
Mientras tanto, esperen mi próxima
ponencia: DSM- ETC. Razón, sinrazón, Historia:
"El Futuro de una Ilusión, o ¿la Ilusión de
un Futuro?"…
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Dr. Félix E. F.
Larocca
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