Tensión en las fronteras de Colombia como efecto de su conflicto interno
- Resumen
- Planes
regionales en Latinoamérica y cambios en el
dispositivo militar - Las
cinco fronteras porosas de Colombia - Diferendo
con Nicaragua, toque de campana - Conclusiones
- Bibliografía
RESUMEN
Las fronteras de Colombia
permanentemente han estado en
situación de tensión desde su misma independencia y en tiempos modernos la
situación no ha cambiado. En la primera década
del siglo XX, Panamá
se independizó y al poco tiempo, el
país afrontó un crudo conflicto
en defensa de su territorio cuando Perú lo
invadió por su frontera
sur en 1932. Con la República Bolivariana de Venezuela,
especialmente, han sido muchas las situaciones conflictivas
por razones de delimitación. Con Ecuador,
Perú, Brasil y
Panamá en los últimos años se han
presentado diversos incidentes relacionados con el conflicto
interno colombiano. Sin embargo, la diplomacia se ha
encargado de evitar que los reclamos superen la racionalidad
y desemboquen en acciones
bélicas de incalculables consecuencias. Al iniciar el
siglo XXI se ha dicho que las fronteras colombianas son
porosas, inseguras y expuestas a las industrias
ilícitas. De no adoptarse una posición seria y
responsable en el tema de fronteras, Colombia podría
tener un colapso.Palabras clave: fronteras, integración, conflicto, geopolítica, abandono, diplomacia,
tensión.Colombian borders have always been under tension or
some kind of pressure. From independence to modern times this
situation hasn’t changed at all. In the twentieth
century’s first decade, Panama claimed its independence
and suffered a serious conflict protecting its territory from
the Peru
invation which stroke its south border on 1.932. The
Bolivariana Republic of Venezuela has suffered a lot with the
"border conflict" due to a variety of external issues. In the
last years Ecuador, Peru, Brasil and Panama started to have
some influence and participation with the Colombian internal
conflict, however diplomacy has been in charge of keeping the
conflict between rational arguments and far from possible
violent actions which would bring terrible consequences. In
the early twenty century it’s been said that the
Colombian borders are weak, insecure, and always exposed to
illegal industry. It‘s important to mention that if
Colombia doesn’t adopt a serious, responsible and clear
position about the "border affair". It would be very possible
for Colombia to face a collapse.Key words: borders, integration,
conflict, geopolitic, abandon, diplomacy, tension.- ABSTRACT
El concepto de
franja fronteriza es de origen aduanero y corresponde a una
extensión territorial comprendida entre una línea
real y otra imaginaria, trazada paralelamente a una distancia
de 20 kilómetros. El área así definida
goza de las reglamentaciones especiales vigentes, referidas
sobre todo a franquicias
aduaneras. Sin embargo, los problemas
fronterizos modernos están relacionados con otras causas
y producen efectos más graves que los derivados del
incumplimiento de las leyes
aduaneras.
El episodio más destacado en la historia de Colombia y sus
relaciones fronterizas, indudablemente es la pérdida de
Panamá. Al comenzar el siglo XX Colombia perdió
un importante territorio que les permitió a los Estados Unidos
de América alcanzar sus metas
económicas y el control
militar de la región para mantenerse como la primera
potencia
mundial. El Canal de Panamá se construyó
después de la abrupta separación mediante un
movimiento
independentista apoyado desde Norteamérica. Si se
consideran los planes regionales e iniciativas
económicas y comerciales que los Estados Unidos han
puesto en marcha en Latinoamérica durante el siglo XX y
comienzos de XXI, será fácil entender claramente
los nuevos enfoques de la geopolítica, cuya
práctica ya no está orientada a la
usurpación de territorios sino a la conquista de
mercados y a
la obtención de recursos que
aseguren la supervivencia.
En los límites
de Panamá y Colombia se encuentra el Tapón del
Darién, selvático territorio de gran importancia
por la biodiversidad que alberga y por el que
está trazada la carretera panamericana que unirá
a Canadá con Chile. (GARCÍA: 1.945). Se trata de
la misma selva que produjo cientos de muertes durante la
construcción de la gigantesca obra.
Aunque la vía fue trazada hace varios años, por
falta de recursos y por protestas de las comunidades que
defienden el medio
ambiente, el tramo no se ha construido.
La separación de Panamá sucedió
el 3 de noviembre de 1.903. Ese día, la Junta de
Notables declaró la independencia y acto seguido, los
Estados Unidos de América reconocieron al nuevo Estado.
Panamá recibió como premio diez millones de
dólares, los cuales fueron administrados por el Banco Morgan y
por un grupo de
especuladores norteamericanos que habían apoyado los
sucesos de la separación. El dinero
que salió del tesoro nacional, regresó a los
bancos
norteamericanos en un círculo vicioso que hasta nuestro
tiempo se practica y deja dividendos al sistema
financiero internacional.
Panamá fue una provincia de Colombia hasta
principios
del siglo XX y su independencia fue apoyada con la clara
intención de construir del canal inter-oceánico.
Su frontera física con Colombia
es de 225 kilómetros y sus rasgos culturales son
comunes, lo que confirma que en realidad, la vocación de
Panamá es caribeña y andina, tanto
geográfica como históricamente (CADENA: 2.005).
Una larga cadena de hechos geopolíticos auspiciados por
los Estados Unidos, terminaron en una revuelta difícil
de sofocar por un gobierno que
atendía otros conflictos
internos y que militarmente no estaba en capacidad de aplicar
la fuerza para
hacer cumplir la ley. Así
fue la separación de Panamá y entonces se
construyó el Canal Interoceánico que pasó
a ser el símbolo del poder
económico y militar, pues con el pretexto de su propia
seguridad,
en la zona aledaña al mismo se construyó una
inmensa fortaleza de características
estratégicas.
La instalación de enclaves militares
estadounidenses en zonas estratégicas de América
Latina tuvo sus orígenes en la apropiación
del Canal de Panamá, donde se estableció el
centro de operaciones
estadounidenses para toda la región denominado Comando
Sur (USSOUTHCOM, por sus siglas en inglés) y que desde hace poco tiempo fue
trasladado a Miami; Pero desde Panamá, sus
ramificaciones se extendieron a todos los puntos claves del
continente. Colombia y los países limítrofes son
ahora el epicentro de los asentamientos estadounidenses, pero
el dispositivo estratégico y militar se extiende hasta
los confines patagónicos de América Latina.
(SALAZAR: 2.002)
En 1.968, mediante un golpe de
estado, llegó al poder en Panamá el General
Omar Torrijos, representante de un nuevo nacionalismo
que se propuso recuperar la Zona y el Canal para su
país. Torrijos acudió a la diplomacia para lograr
sus objetivos,
incluyendo una sesión del Consejo de Seguridad en
Panamá. A la persistente estrategia de
Torrijos para la recuperación de la Zona y del Canal se
unieron la circunstancia afortunada del presidente
norteamericano, Jimmy Carter, con una visión
democrática de las relaciones
internacionales, y el concurso de un decidido grupo de
gobernantes latinoamericanos que con sus consejos, apoyo y
actitud
solidaria contribuyó a la resolución afortunada
del problema para Panamá.
El General Torrijos con un fuerte apoyo popular
adelantó una política reformista
con la que consiguió respaldo interno y externo.
Desarrolló en Panamá profundas reformas sociales
y en el ámbito externo se apoyó en el entonces
poderoso Movimiento de Países No Alineados, obteniendo
para su causa el apoyo latinoamericano en pleno. En 1.976,
Jimmy Carter venció en las elecciones a Gerald Ford y
fue elegido presidente de los Estados Unidos, emprendiendo una
política internacional de apoyo a los derechos
humanos y a las democracias, que contrastó con la
del frío realismo de
Henry Kissinger en el Departamento de Estado. Retiró el
apoyo norteamericano a las dictaduras de Pinochet en Chile y
Somoza en Nicaragua, suspendió la ayuda militar a El
Salvador en donde apoyó nuevas formas para la
solución del conflicto interno, reconoció a la
República Popular China,
propició los acuerdos de Camp David entre Egipto e
Israel, y
logró con Panamá los Tratados de
1.978. Su posición frente a estos temas y el fallido
rescate de unos rehenes norteamericanos en Irán,
incidieron negativamente para su reelección. La derecha
de los Estados Unidos, encabezada por Ronald Reagan,
manipuló en su beneficio electoral la negociación sobre los rehenes y sobre la
devolución del Canal dijo: "Nosotros lo compramos,
pagamos por él, es nuestro y lo vamos a guardar"
(TIRADO: 2.004).
El 24 de marzo de 1.975 se suscribió la llamada
Acta de Contadora, con el apoyo de los presidentes Alfonso
López Michelsen de Colombia, Daniel Oduber de Costa Rica y
Carlos Andrés Pérez de Venezuela quienes, con el
General Omar Torrijos, habían constituido el Primer
Grupo de Contadora, para facilitar la negociación. Se
trataba de gobiernos aparentemente progresistas de
países vecinos y solidarios con la causa de
Panamá. Pero en el caso colombiano, a los elementos
anteriores se agregaba la circunstancia de que este País
tenía derechos consagrados por
el Tratado Urrutia-Thomson, los cuales quería conservar.
(TRATADO U-T: 1914)
Desde el sector norteamericano opuesto a la
negociación se insinuaba que si ella no avanzaba, era
debido a las pretensiones de Colombia respecto a sus derechos.
En Panamá, existían sectores que consideraban que
el tratado entre Colombia y los Estados Unidos era entre
terceros para ellos y, en consecuencia, ninguna
obligación vinculaba a Panamá. El asunto para
Colombia era, cómo mantener sus derechos, cómo
apoyar la justa demanda
panameña y, al mismo tiempo, no ser, ni aparecer, como
el impedimento para que la negociación avanzara. Muchas
de las gestiones del Grupo se realizaron en Bogotá y en
ocasiones el General Torrijos obtuvo asesoría y apoyo
cercano del presidente Alfonso López
Michelsen.
Por lo que respecta a Colombia, en el Acta de
Contadora se destaca lo siguiente: en el Preámbulo se
hace explícito el apoyo a los derechos inalienables de
Panamá y se expresa que el Canal está sujeto a
los riesgos
derivados de una acción nuclear en caso de conflicto
internacional. Por estar sujetos a esos riesgos debido a la
vecindad, Panamá declara que al ser aprobado el nuevo
tratado con los Estados Unidos, está dispuesta a
celebrar un nuevo acuerdo con Colombia y Costa Rica para
otorgarles beneficios de tránsito por el Canal a sus
correos, bienes y
mercancías y para permitirles en todo tiempo el
tráfico de tropas, naves y materiales
de guerra (Acta
de Contadora: 1.986).
Colombia manifestó en el Acta que una vez que
Panamá concertara un nuevo tratado con los Estados
Unidos, "renuncia a todo derecho otorgado por el tratado con
respecto a materias que son propias de exclusiva
jurisdicción soberana de la República de
Panamá". Lo del Preámbulo, relacionado con los
daños derivados del peligro nuclear, permitía
allanar el camino para que Colombia pudiera renunciar a los
derechos derivados del tratado Urrutia-Thomson,
recibiéndolos a su vez de Panamá, y demostrando
así que no se convertía en un obstáculo
para la negociación. Al establecer el tránsito de
tropas y elementos militares "en todo tiempo", superaba la
limitación impuesta por el Tratado de 1.921, que
reducía ese tránsito a tiempos de paz, cuando, si
en algún momento se necesita más, es en tiempos
de conflicto.
Los derechos de Colombia otorgados por Panamá
se formalizaron en el Tratado Uribe Vargas-Ozores, o
también llamado de Montería, suscrito en esta
ciudad colombiana el 23 de agosto de 1.979, durante el gobierno
del presidente Julio Cesar Turbay Ayala, incluyendo los
derechos de tránsito por el ferrocarril, "siempre que
esté interrumpido el tráfico por el canal",
los que no se habían mencionado expresamente en el Acta
de Contadora. Lo único cierto después de tantos
tratados, es que Colombia fue despojada de un territorio
estratégico que le hubiera permitido alcanzar una mejor
ubicación en el concierto internacional y unos recursos
económicos que hubieran facilitado su desarrollo
(TIRADO: 2.004).
A finales del siglo XX y comienzos del XXI, en
América del Sur se instalaron otras bases militares por
parte de los Estados Unidos; así, en el marco del
Plan Colombia,
se instaló la base de Tres Esquinas, y se reforzaron las
de Larandia, Puerto Leguízamo en el sur y Melgar en el
centro del país. Estos cuatro sitios de interés
en la lucha contra el narcotráfico se convirtieron en
receptores permanentes de armamentos, logística y contratistas asesores
estadounidenses autorizados por el Congreso de ese País.
En Perú, se establecieron las bases de Iquitos y Nanay,
ésta última en la zona amazónica, ambas
con intervención del personal
militar de Estados Unidos.
En los límites amazónicos de Colombia,
los Estados Unidos consiguieron instrumentar un complejo
militar económico muy importante, que está basado
en el Plan Iniciativa Regional Andina. De esta manera en
Ecuador, se instaló la base de Manta, en un área
considerada estratégica. Esta base por obvias razones,
está ligada al Plan Colombia y a las actuales estrategias de
Estados Unidos en dos aspectos:
1- Al Plan Colombia, como componente militar
logístico de Inteligencia
en tiempo real, para apoyar operaciones tácticas con los
nuevos mecanismos operativos que el Siglo XXI puso a
disposición del Complejo militar de los Estados
Unidos.
2- A la agenda de seguridad de Estados Unidos como
enclave geopolítico y observador adelantado en el sur
del continente. Ya antes del 11 de septiembre de 2.001,
especialistas militares ecuatorianos como el General
René Vargas Pazzos, actualmente embajador en Venezuela y
el Coronel Jorge Brito, habían advertido el rol de la
base de Manta: "En el acuerdo suscrito con Estados Unidos
incluyen una flota de aviones de última
generación, tan grande que puede transportar una unidad
completa de infantería armada y equipada. ¿Para
qué quieren en Manta un avión militar tan grande?
¿Para detectar traficantes de drogas? Esos
aviones sirven para montar una operación militar de
ataque a gran escala desde
Manta". (BRITO: 2.003)
Adolfo Pérez Esquivel, premio nóbel de
paz, refiriéndose al Plan Colombia, aseguró que
"esta situación responde a políticas y a visiones
geopolíticas continentales de Norteamérica, que
apuntan a la colonización de Latinoamérica. Creo,
en consecuencia que estamos frente a una situación
difícil, no imposible de revertir, a través de la
unidad del continente, de propuestas políticas
alternativas para poder avanzar en proyectos
propios" (PÉREZ: 2.003).
A finales de noviembre del 2.003, se llevó a
cabo en Brasil el Foro del Acuífero
Guaraní, que se convirtió en una forma de
rechazar la avanzada extranjera sobre ese sector, ya que el
Banco
Mundial viene impulsando con más fuerza su
conservación y protección mientras se impulsa la
idea de considerar el agua un
bien comercial y no un bien social. Ni más ni menos se
está hablando de privatizar el agua en sus
nacimientos y convertirla en un producto de
marca con
precios
internacionales y exclusividades en su explotación. Con
razón desde hace algún tiempo se viene asegurando
que "las próximas guerras
serán por el agua". A esto bien le podríamos
denominar "la geopolítica del agua", la cual
está inmersa en los diferentes planes impulsados por los
Estados Unidos.
Mientras los gobiernos latinoamericanos creyeron que
el Plan Colombia era sólo para Colombia, paulatinamente
se acerca a la Iniciativa Regional Andina, ahora
acompañada de la Estrategia Continental de Seguridad
Antiterrorista, uno de cuyos objetivos es homogeneizar la
región para la próxima década en torno a la
Iniciativa de Defensa Estratégica. Además, el
Área de Libre Comercio
de las Américas, que de México a Centroamérica se extiende
con el Plan Puebla Panamá, converge en los Andes como
macro-objetivo del
Plan Colombia y la Iniciativa Regional Andina, cuyo epicentro
es toda la región, que abarca siete territorios
estratégicos cuyas capitales son Caracas, Bogotá,
Quito, Lima,
La Paz, Panamá y Brasilia. Este plan pretende
convertirse en cabeza de playa para la conquista de un mercado de
800 millones de latinoamericanos (FERNÁNDEZ: 2.001).
Esto confirma la tesis que la
geopolítica ya no se interesa en la expansión
territorial, sino en el crecimiento del capital a
través de las transnacionales.
Página siguiente |