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Niños hiperactivos: Cómo reconocerlos (página 2)




Enviado por Eduardo Pinto



Partes: 1, 2

Es por esto básico, y dada la importancia de este
trastorno, que sepamos distinguir perfectamente un niño
inquieto, de un niño con trastorno por déficit de
atención con o sin hiperactividad, para poder abordar
lo antes posible el tratamiento adecuado.

¿CUÁLES SON
LOS SÍNTOMAS? ¿CÓMO RECONOCERLOS?

¿Cómo podemos saber si nuestro hijo es
simplemente nervioso o presenta un trastorno de déficit de
atención? ¿Se puede curar?

Empezaremos por ponerle un nombre que es el que se utiliza en
la actualidad. Se le denomina, trastorno por déficit de
atención con hiperactividad aunque también existen
tipos de trastornos de atención sin que se evidencie un
exceso de actividad.

Antes de enumerar los síntomas, tal y como han sido
descritos por la sociedad
americana de psiquiatría, para considerar el trastorno
como tal, hablaremos de cómo son estos niños
para sus padres: en principio y como regla general, son
niños cuyas madres siempre suelen estar, como aquella
película " al borde del ataque de nervios". Son
niños que desde que nacen están dando la lata, no
duermen bien o lloran, o son espabiladísimos y enseguida
se levantaban de la cuna… parecen muy inteligentes porque
suelen hablar mucho y con desparpajo, y aparentemente su desarrollo ha
sido normal…. Simplemente es un niño insufrible al
que no podemos llevar a ningún lado, agota a todo el
mundo, desquicia a la familia y
no para quieto ni un minuto.

Cuando empieza la etapa escolar comienzan los fracasos. Los
maestros se percatan de que no presta la más mínima
atención, hasta el punto de que a veces son enviados al
otorrino para realizar una audiometría porque parece estar
" sordo".

Pasamos ahora a enumerar los síntomas que deben darse,
como mínimo 6 de ellos, y que están enumerados en
el Manual diagnóstico y estadístico de
trastornos mentales de la sociedad americana de
psiquiatría: DSM IV.
Síntomas de desatención

  • A menudo no presta atención a los detalles, tiene
    errores por descuido y el trabajo
    escolar suele ser sucio y desordenado.
  • Tiene dificultades para mantener la atención,
    incluso en los juegos.
  • A menudo, parece no escuchar cuando se le habla
    directamente, parece tener la mente en otro lugar o como si no
    oyera.
  • No finaliza tareas escolares, pasa de una actividad a otra
    sin terminar la anterior. No sigue instrucciones ni
    órdenes.
  • Dificultad para organizar tareas y actividades.
  • Evitan situaciones que exigen una dedicación
    personal y
    concentración ( por ejemplo, tareas de papel y
    lápiz)
  • A menudo extravía objetos necesarios para tareas o
    actividades ( por ejemplo, ejercicios escolares, juguetes,
    lápices, libros,
    etc.) y suelen tratarlos sin cuidado.
  • Se distraen con facilidad ante estímulos
    irrelevantes, pueden dejar las tareas que están haciendo
    para atender ruidos o hechos triviales que son ignorados por
    los demás (una conversación lejana, el ruido de un
    coche,…)
  • Son olvidadizos en sus tareas cotidianas ( olvidan el
    bocadillo, los deberes, la hora del partido, etc.)

Bien hemos visto los criterios que se consideran para tener un
grave problema de atención, veamos ahora los
síntomas de la hiperactividad e impulsividad que coexiste
con la falta de atención la mayor parte de las veces.

Síntomas de hiperactividad

  • Suele mover en exceso manos y pies y se retuerce en su
    asiento.
  • A menudo abandona su asiento en clase o no
    es capaz de estar sentado cuando debe.
  • Corre o salta en situaciones en las que resulta inadecuado
    hacerlo.
  • Experimenta dificultades para jugar tranquilamente o
    dedicarse a actividades de ocio.
  • Parece estar siempre en marcha, como si tuviera un "
    motor".
  • A menudo habla excesivamente.
  • Dan respuestas precipitadas, antes de que las preguntas se
    acaben de formular.
  • Puede tener dificultades para aguardar su turno en
    cualquier situación.
  • También suele entrometerse o entorpecer los asuntos
    de los demás, tocan cosas que no deben, hacen
    payasadas…

Según el DSM IV existen varios subtipos de TDAH,
según predomine la desatención o la
hiperactividad:
· Tipo predominantemente COMBINADO: Cumple los criterios
de atención y de hiperactividad.
· Tipo predominantemente HIPERACTIVO: Cumple los criterios
de hiperactividad pero no llega a los necesarios de falta de
atención.
· Tipo predominantemente DE ATENCIÓN: Cumple al
menos seis de los criterios de déficit de atención,
pero no los de hiperactividad.

El más común es el combinado y, en las
niñas, parece predominar el de inatención.

En los tipos combinados, la hiperactividad e impulsividad
hacen que, con bastante frecuencia, sufran accidentes,
puesto que no son capaces de calibrar los peligros de sus
acciones..
(cruzar en rojo, patinar en terrenos no adecuados, lanzarse con
la bici por una cuesta muy empinada, etc..)

Esta falta de atención y exceso de actividad suelen
producir también problemas
graves en el aprendizaje,
aunque su capacidad intelectual sea normal o superior, y
precisamente ese fracaso escolar, suele ser el principal motivo
por el que acuden a consulta.

Veamos ahora algunos de los síntomas que presentan en
la evaluación
de su aprendizaje.

Síntomas de dificultades de aprendizaje

  • Variabilidad. Son niños que tienen amplias
    variaciones en sus respuestas, son los típicos
    niños de los que se dice "puede hacerlo porque ayer
    realizó perfectamente esa tarea, cuando hoy es un
    desastre".
  • Retraso psicomotor, que varía desde la simple
    torpeza motriz hasta " dispraxias " importantes, es decir
    problemas en las nociones de su esquema corporal, del tiempo y del
    espacio. Dificultades que se agudizan cuando tiene que realizar
    algo con ritmo.
  • Trastorno del lenguaje de
    tipo expresivo
    , con vocabulario limitado y dificultades a
    la hora de expresarse. Problemas en el área de lectura.
    Dislexia.
  • Dificultades en la grafía, en la escritura:
    disgrafía y disortografía, porque existe una
    deficiente coordinación entre lo que ve y el
    movimiento
    manual, es decir, suelen presentar incoordinación
    visomotriz . Su escritura es torpe, con tachones, desordenada,
    su ortografía con múltiples faltas y
    confusiones…

Es evidente que, con todos estos trastornos, son niños
que también presentan problemas emocionales. No es raro
que tengan un comportamiento
social indiscreto, sin freno, y molesto. Este descontrol, casi
constante, genera desconfianza e irritación en padres y
maestros, así como rechazo de los hermanos y
compañeros… lo que hace que pueda ser un
niño aislado.
Veamos ahora las características personales que presenta y
que pueden ayudarnos a seguir clarificando este
síndrome…

Síntomas personales

  • Emotividad muy variable, cambian frecuentemente de humor,
    pueden pasar de la risa al llanto con cierta facilidad.. son
    explosivos, de rabietas constantes.
  • Acentuados sentimientos de frustración, baja
    tolerancia
    ante los problemas. Insiste una y otra vez en que se realicen
    sus peticiones.
  • Problemas de relación con los compañeros.
    Desadaptación social.
  • Problemas de ansiedad, agresividad, oposición,
    disconformidad…
  • Algunos de ellos presentan enuresis ( pis nocturno).

Bien, una vez descritas las características que pueden
presentar, aunque evidentemente no todos los niños tienen
todas las alteraciones, se puede comprender perfectamente que
sean niños que suelen ser el punto central de las
discusiones familiares, puesto que son niños que
"desquician" fácilmente y no siempre se sabe como
tratarlos, por lo que se producen constantes enfrentamientos en
la familia.

La falta de atención que pone en tareas que requieren
un esfuerzo suele interpretarse como pereza y además en
ocasiones podemos encontrarnos con niños que tienen el
trastorno, pero que son capaces de estar sin síntomas en
una situación nueva, cuando existe mucho control, o ante
actividades muy interesantes (como los videojuegos),
lo que hace que sus padres piensen que el comportamiento
anómalo es voluntario, "que para lo que le interesa
sí que se fija" y esto complica aún más el
problema. Estos padres no saben que existe una importante
deficiencia del autocontrol, que tiene base
neurobiológica, como ya hemos visto anteriormente.

Hay pues que armarse de paciencia y saber que el trastorno,
que es acusadísimo en la primera parte de la infancia,
suele ir mejorando con la edad, aunque existen aún
alteraciones en la vida adulta, casi en una tercera parte de los
casos.

Como ya hemos dicho, en la población infantil aproximadamente cinco de
cada cien niños presentan este trastorno, aunque
desgraciadamente la mayoría no son diagnosticados, y por
ello se les trata como niños torpes, maleducados,
consentidos, o simplemente caracteriales. Se les clasifica como
niños con problemas de conducta, cuando
en realidad son niños que necesitan un tratamiento
especial y, sobretodo y principalmente, un diagnóstico
adecuado que arroje a padres y profesores una luz para que
estos niños se sientan menos culpables de su falta de
control…

¿Quiénes deben realizar el diagnóstico y
cómo tratarlo? En principio, el diagnóstico y el
tratamiento deben ser multidisciplinar. El examen de un
psicólogo, y de un psiquiatra o neurólogo es
imprescindible, porque las áreas que estos profesionales
abarcan son básicas para reeducar un síndrome de
déficit de atención con hiperactividad.

TRATAMIENTOS

A) Farmacológico:

El tratamiento pues, puede ser farmacológico, como
hemos visto antes y de orientación psicológica, con
la finalidad de conseguir una reducción de la
hiperactividad y un tratamiento adecuado para modificar las
conductas impulsivas e incrementar la atención. El
tratamiento farmacológico que debe prescribir un
neurólogo o psiquiatra y que se está utilizando
para estos niños es el metilfenidato ( el famoso
Rubifén o Ritalín), la dextroanfetamina ( Dexedrina
) y la pemolina magnésica como (Cylert) pero estos dos
últimos no están disponible en España.
Todos estos medicamentos facilitan la acción
de la dopamina y de la noradrenalina (los dos neurotransmisores
implicados en el trastorno) y por ello actúan de
inmediato.

Hablaremos pues del metilfenidato: Los efectos del
Rubifén, son inmediatos y empiezan a notarse a los 30 o 60
minutos tras la ingesta y comienza a disminuir unas 3 a 6 horas
después de haber tomado la pastilla. Quiere esto decir que
se requiere la administración continuada del medicamento
con las pautas que establezca su terapeuta. No es aconsejable
medicar a un niño menor de seis años, aunque se han
tratado niños de tres años cuya
sintomatología era muy grave y el beneficio de la terapia
farmacológica era imprescindible.

Se ha hablado mucho de este tipo de tratamiento y digamos que
en España, y más concretamente en Asturias, siguen
existiendo reticencias por parte de muchos profesionales para
recetar los fármacos, que desde luego no son la panacea
del tratamiento pero que nos facilitan la tarea cuando tenemos
que seguir una reeducación y un tratamiento
psicológico con estos niños.

Se insiste mucho en los efectos secundarios y la posible
adicción a la medicación. Bien pasemos a describir
los que ocasiona el metilfenidato:

  • Insomnio, cuando la dosis se da demasiado tarde.
  • Puede haber pérdida de apetito.
  • En ocasiones puede ocasionar dolores de cabeza.
  • Molestias gástricas.

Estos dos últimos más leves.

La medicación se debe dar en pautas de dos o tres veces
al día, dependiendo de la respuesta del niño a la
medicación que deberán evaluar en un seguimiento
semanal, los padres, profesores y el terapeuta. Normalmente el
esquema de medicación es de 8 mañana, 11 de la
mañana y antes de comer a las 14 o 15. Se establece la
dosis óptima que se mantiene todos los días de
colegio en el caso de que no presente problemas de conducta
importantes en casa, y si no también deben darse los fines
de semana, tratando de dar la medicación discontinua,
cesando durante las vacaciones escolares. Por otra parte
está demostrado que esta clase de medicamentos no crean
adicción física siguiendo las
orientaciones del médico, como sucede con otras muchos
fármacos.

Cerca de un 20% de los niños pueden dejar la
medicación al cabo de un año, puesto que
además se supone que se ha trabajado con ellos desde el
plano psicológico.

B) Tratamiento psicopedagógico

Tiene tres grandes frentes, que deben conocerse perfectamente
para poder trabajar
sobre las diferentes áreas y conductas.

FAMILIA – PROFESOR
TERAPEUTA

Veamos las pautas que un niño con TDHA necesita en la
familia.

Pautas FAMILIARES para un niño con TDHA

La familia deberá :

  • Tener normas claras y
    bien definidas.
  • Dar órdenes cortas y de una en una.
  • Propiciar un ambiente
    ordenado y muy organizado, sereno y sin gritos.
  • Reconocer el esfuerzo realizado por el niño.
    Aumentar su autoestima.
  • Evitar ser superprotectora y no dejarse manipular por sus
    caprichos.
  • Cumplir siempre los castigos y las recompensas ante sus
    acciones.
  • Darle pequeñas responsabilidades.
  • Aceptarle tal y como es.
  • Saber que el trabajo es
    mucho y que se necesita mucha constancia.
  • Fomentar sus puntos fuertes, sus facultades.

Pautas ESCOLARES para un niño con TDHA

El profesor deberá:

  • Ser un profesor que comprenda y asimile el trastorno del
    niño, que se informe
    sobre él.
  • Sentarle en el lugar adecuado, lejos de estímulos,
    enfrente de él, entre niños tranquilos.
  • Darle órdenes simples y breves. Establecer contacto
    visual con el niño.
  • Darle encargos una vez que haya realizado el anterior, no
    dejar que deje las cosas a medio hacer.
  • No se le puede exigir todo a la vez, se debe desmenuzar la
    conducta a modificar en pequeños pasos y reforzar cada
    uno de ellos: si comienza por acabar las tareas, se le felicita
    para conseguirlo, luego que lo intente con buena letra y se
    valorará, más tarde que el contenido sea
    también correcto. Pedirle todo a la vez, le
    desmotivará porque no puede realizarlo.
  • Alternar el trabajo de pupitre con otras actividades que le
    permitan levantarse y moverse un poco.
  • Enseñarle y obligarle a mantener el orden en su
    mesa.
  • Hacer concesiones especiales, darle más tiempo en
    los exámenes, indicarle cuando se está
    equivocando por un descuido, o facilitarles un examen oral de
    vez en cuando para que descanse de la escritura, etc.
  • Darle ánimos continuamente, una palmada en el
    hombro, una sonrisa ante cualquier esfuerzo que presenta, por
    pequeño que sea. Premiar las conductas positivas es
    imprescindible, haber atendido, levantar la mano en clase,
    intentar buena letra, o contestar sin equivocarse son conductas
    a reforzar en el niño hiperactivo, dicho refuerzo puede
    ser con privilegios de clase ( borrar la pizarra, repartir el
    material, hacer recados, lo que además le permite
    moverse que es lo que necesita), o bien dedicarle una
    atención especial, reconocimiento o halago
    público: comentarios positivos en alto, o en privado a
    otro profesor para que lo oiga el niño, notas para casa
    destacando aspectos positivos, una felicitación de la
    clase, un trabajo en el corcho, etc…
  • Evitar humillarle o contestarle en los mismos
    términos. Evitar insistir siempre sobre todo lo que hace
    mal.
  • Tener entrevistas
    frecuentes con los padres para seguir su evolución.

Pautas TERAPEÚTICAS para un niño con
TDHA

El terapeuta deberá:

  • Orientar a los padres acerca del trastorno que padece su
    hijo.
  • Darles pautas de conducta y actuación con su
    hijo.
  • Reeducar las dificultades de aprendizaje asociadas (
    dislexias, falta de memoria,
    discalculalias, disgrafías, etc)
  • Entrenarle en la resolución de problemas..
  • Entrenarle en habilidades sociales puesto que suele
    presentar problemas con los demás.
  • Entrenarle en técnicas
    de relajación…

En general estos niños solo necesitan que seamos
conscientes de sus dificultades, de sus limitaciones, que
sepamos, ya que el déficit de atención con
hiperactividad es una entidad propia, con la
sintomatología que acabamos de describir y, sobre la que
aún, se están publicando contínuos estudios,
puesto que aún nos queda mucho por descubrir acerca de sus
bases biológicas, la influencia del entorno y las
posibilidades terapéuticas, pero creo que lo fundamental
es que se reconozca el síndrome como tal.

Las familias que suelen estar desorientadas al principio,
deben observar sin alarmismos innecesarios el comportamiento de
su hijo, si les preocupa realmente, y realizar un
diagnóstico precoz que facilitará el tratamiento
posterior. Para ello, existe una asociación de reciente
creación que puede orientar y poner en contacto a las
distintas familias que de esta forma se sienten más
comprendidas y escuchadas y desde luego, menos solas…

BIBLIOGRAFÍA
RECOMENDADA:

Como vivir con un niño hiperactivo. C.Avila y A.
Polaino – Lorente, Ed: Narcea.
Déficit de atención con hiperactividad.
Isabel Orjales Villar, Ed: CEPE.
El niño muy movido o despistado. Christopher Green.
Kit Chee, Ed: Medici.
Trastorno por déficit de atención con
hiperactividad. Una guía práctica.
Ana Miranda
Casas, Ed. Aljibe.

 

Autora:

Isabel Menéndez Benavente

www.isabelmenendez.com

Partes: 1, 2
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