¨Pocas veces en la Historia un pueblo ha tenido
que pagar tan alto precio por su
amor a la
Libertad.¨
Raúl Castro Ruz.
Introducción
La clarinada mambisa del 24 de Febrero de 1895 dio
continuidad a la gesta libertadora de 1868,contra el poderío
colonial español;
pocos meses después de consolidada la guerra en la
región oriental de Cuba; se
iniciaba la proeza insólita de la histórica
Invasión de Oriente a Occidente, dirigida por Antonio
Maceo y Máximo Gómez.
El 22 de Enero de 1896; después de un avance
arrollador, entró el Titán de Bronce y sus bravos
invasores en Mantua; ardía la llama de la rebeldía
en toda la isla y la victoria de los cubanos frente al coloniaje
español era solo cuestión de tiempo.
La obstinación del gobierno
español ante la inminencia de la victoria de los cubanos
lo llevó a la aplicación de medidas extremas: La
Reconcentración forzosa de la población campesina en las poblaciones
fortificadas. El capitán general Arsenio Martínez
Campos fue sustituido por el sanguinario Valeriano Weyler;
designado especialmente por el Presidente del Consejo de
Ministros de la Metrópoli, para la aplicación de
tan inhumana medida.
El propósito de este folleto ; poner al alcance
de estudiantes, docentes e
interesados en el tema; una información sintetizada de los efectos
desastrosos que para la población de San Cristóbal
tuvo La Reconcentración; y contribuir con ello al conocimiento
de la Historia Local, así como a la consolidación
de las convicciones revolucionarias de las actuales
generaciones.
Desarrollo
El bando oficial de la Reconcentración fue
emitido el 21 de Octubre de 1896,y en el se disponía que
en un término de 8 días, todos los residentes en
los campos o fuera de la línea de fortificación de
los poblados, se reconcentraran en los pueblos ocupados por las
tropas; se prohibía la extracción de víveres
de las poblaciones y su traslado; las reses debían ser
llevadas a los pueblos; se señalaba que aquel que
infringiese las disposiciones seria juzgado como
rebelde.
Esta medida perseguía, desde el punto de vista
militar privar al Ejército Libertador del valioso apoyo
del campesinado, y de fuentes
seguras de suministros pues además de requisar el ganado,
fue acompañado de la destrucción de sembrados y
caseríos.
Es significativo que, investigaciones
recientes han evidenciado que se aplicaron estas medidas antes de
la fecha de la salida del bando oficial; en numerosas
localidades; incluyendo nuestro municipio, prueba fehaciente es
el aumento considerable de muertes en el año 1896,
provocadas por epidemias, que se propagaron en condiciones
propicias.
La Reconcentración, se aplicó primeramente
en la provincia de Pinar del Río, donde Antonio Maceo se
batía con éxito
casi diariamente con numerosas fuerzas españolas; se
extendió paulatinamente a casi toda la isla y se estima
que hubo más de 300 000 reconcentrados. Hubo zonas de
Oriente donde dominaban los insurrectos(los campos) y el bando no
pudo ser materializado.
El ejército regular español, los
guerrilleros y los voluntarios fueron autorizados para aplicar
esta política de exterminio. Centenares de miles
de mujeres, niños y
ancianos fueron arrancados de sus sitios de labor y
traídos como rebaños a las poblaciones, donde
hacinados y hambrientos, sin protección oficial, sin
higiene y
atención eran víctimas de las
epidemias.
A estas barracas le llamaban el Lazareto; en gran
hacinamiento, sin condiciones higiénicas, vivían en
estos campamentos improvisados hombres, mujeres y niños,
dormían generalmente en el suelo, no se
separaban los enfermos y ni siquiera los muertos que
permanecían tirados hasta que venía el
carretón municipal a recogerlos, en grupos de 12 a 14
cadáveres.
Testimonios de descendientes de reconcentrados que
sobrevivieron a la tragedia han legado para la historia tristes
relatos sobre:
–El lugar y las condiciones de las barracas.
–La promiscuidad, falta de higiene, alimentación y
atención médica.
–El merodeo de los más fuertes, única
fuente segura de alimento, pues solo se distribuía las
sobras de la tropa.
–Las enfermedades que más
padecían los reconcentrados eran: la diarrea, la
fiebre, la
viruela y sobre todo el hambre.
–Muchos no cabían en las barracas y
vivían disgregados en los suburbios del pueblo.
–No les permitían salir al campo abierto en
busca de frutos, solo lo hacían burlando la
vigilancia.
–El fallecimiento de familias enteras a causa del
hambre y la diarrea.
—La investigación, en los documentos
históricos, registros de
nacimiento y defunciones de la época han apartado otros
elementos:
>El estudio de los tres primeros años de la
década del ´90 del siglo XIX ofrece una muestra del
comportamiento
de los nacimientos y defunciones.
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