Segundo principio: La escuela
está estrechamente vinculada con la vida cotidiana. La
escuela debe reconocer el valor de la
vida del educando y promover, desde la educación, el
estímulo a su cuidado y su desarrollo.
John Dewey planteó la idea de la educación como
necesidad de vida. La vida está relacionada con
costumbres, creencias, las victorias, las derrotas, las instituciones,
las ocupaciones; la vida es una lucha por continuar siendo; es un
proceso de
autorrenovación. En este proceso, la transmisión se
da mediante la
comunicación. Se trata de compartir la experiencia
hasta que ésta se convierta en una posesión
común.
Teóricamente, los pioneros de las escuelas nuevas
plantearon estos principios de
vitalidad atendiendo a miradas como: le educación es lo
mismo que el crecimiento, la educación se refiere a la
vida y la educación rehace la vida.
- La vida es la gran cosa, después de todo. La
vida del niño, a su tiempo y a
su medida; por ello, todo lo demás son medios,
instrumentos, destinados a acrecentarla. Por supuesto que el
crecimiento es la característica de la vida, la
educación es lo mismo que el crecimiento; no tiene un
fin más allá de la misma. (Dewey); - La educación se refiere a la vida, para hacer
a la vida mejor. Para una mirada penetrante, la
educación no aparece como algo fuera de la vida,
aplicada como un instrumento, digamos como una palanca, con la
cual empujar o levantar la vida; no, la educación
está dentro de la vida, en tanto que la vida tenga
valor. La educación es un proceso de la vida, que rehace
la vida. Es la reconstrucción continua de la vida, en
niveles cada vez más elevados, más ricos.
(Kilpatrick); - El fin de la educación es el desarrollo de la
vida, ya que el destino del hombre es,
ante todo, el de vivir (Decroly); - El educador, inspirándose en un profundo culto
a la vida, debiera respetar, observando con hondo interés
humano, el desenvolvimiento de la vida del educando.
(Montessori). - La escuela debe considerar la cultura como
uno de los elementos más importantes en el mundo de la
vida.
La cultura como el conjunto de todas las formas de vida
y expresiones de una sociedad
determinada. Como tal incluye costumbres, prácticas,
códigos, maneras de ser, de vestirse, de concebir el
mundo, rituales, normas de
comportamiento
y sistemas de
creencias. La cultura entendida como el acervo de saberes de que
quienes participan en el proceso de rehacer continuamente su
vida, es decir, en el proceso educativo, y para ello se abastecen
de interpretaciones para entenderse sobre algo en el mundo de la
vida.
- La escuela debe estar integrada al sistema social.
Esta integración se hace con la sociedad
entendida como el conjunto de ordenaciones legítimas a
través de las cuales los participantes regulan sus
pertenencias a grupos
sociales.
El sistema social está colonizando el mundo de la
vida. La vida cotidiana, el mundo de la vida ha sido fundamento
de toda creación (ciencia,
tecnología, arte,
cultura,…). Sin embargo no es el punto de partida para el
continuo rehacer de esa vida, esta siendo colonizada (desde el
punto de vista de la verdad, de las interacciones, de la comunicación) por el sistema
social.
- Tercer principio: La escuela debe coadyuvar
a la formación de una personalidad
independiente o autónoma, como espíritu de
iniciativa, de originalidad y de solidaridad, en
las formas de la autonomía escolar, de las actividades
del mundo de la vida, y de la participación social. En
otras palabras la escuela coadyuva la formación de
la
personalidad, la formación que le permite a un
sujeto responder por sus acciones.
En la escuela, la idea de libertad
consiste en una coincidencia de la vitalidad, de la
autonomía en participación. La actividad no
impuesta al educando, se trata del pleno ejercicio de su
autonomía y de su conciencia de
solidaridad con los demás integrantes de la comunidad
escolar. Se trata de una libertad de participación dentro
de un proceso educativo, del continuo rehacer de la vida, de
aceptar responsabilidades. "Cada alumno trabajará
razonablemente hasta el límite de su capacidad y recursos, en
empresas que
sienta, hasta el grado mayor posible, que son suyas, y por las
cuales acepta una responsabilidad".
La escuela debe tener en cuenta al aplicar el concepto de
libertad que:
- La libertad se construye desde los procesos de
socialización y se materializa en el
pacto de convivencia. En la aplicación de estos manuales es
decisivo el maestro; él debe construir con el
estudiante, debe contribuir a la autofundación de la
libertad y el respeto por
el otro. En teoría, el maestro debe interferir lo
menos posible en la autodeterminación de los alumnos y
orientar, señalar o sugerir actividades. - La condición esencial del principio de
libertad es la convivencia y el respeto al otro, la
colaboración, el auxilio mutuo y la
solidaridad. - En el mundo social, las ideas de colectividad
nacional no pueden estar aisladas de la educación. Por
ello, la escuela debe construir para el bienestar
democrático de la nación o del Estado.
La aplicación de estos principios es
difícil, por no decirlo imposible, si se concibe que la
libertad está condicionada por las exigencias de un
plan o
programa de
estudio o de trabajo, en el
cual no participa el niño; si el Proyecto
Educativo Institucional y los manuales de convivencia son
impuestos, si
el trato con los demás está sujeto a los
dictámenes de los adultos.
La escuela no ha enfrentado aún su compromiso con
la formación humana, persiste en transmitir conocimiento,
en lugar de construirlo, no tiene aún herramientas
para enfrentar el reto de la formación de la
autonomía. Este concepto es aún algo ambiguo en la
escuela y en la
familia.
Cuarto principio: La educación debe
realizarse teniendo en cuenta las necesidades peculiares de cada
alumno en particular.
Alfredo Binet dice al respecto: "En cuanto a mí,
después de una experiencia ya larga, creo que la
determinación de las aptitudes de los niños
es el asunto más grave de la enseñanza y de la educación;
según sus aptitudes se les debe instruir y también
dirigirles hacia una profesión. La pedagogía debe tener como preliminar, un
estudio de psicología individual".
Édouard Cleparède expresa que: "La
pedagogía debe pues partir del niño. La escuela
para el niño y no el niño para la escuela; los
programas y
los métodos
gravitando alrededor del niño, y no el niño
gravitando, mejor o peor alrededor de un programa confeccionado
fuera de él. Tal es la revolución
copernicana, a la que invita la pedagogía al
educador".
La escuela se propone en cuanto al principio de
individualidad las siguientes consideraciones:
- Respeto absoluto a la individualidad del educando,
actuando dentro de su propia capacidad, así en
contenidos por ofrecer como en trabajos por exigir. - Reconocimiento de la individualidad, no como algo
dado sino como algo que se debe formar o
conquistar. - Desarrollo al máximo las capacidades de cada
uno para alcanzar la plenitud personal. - Aceptación de la personalidad como producto de
la individualidad cultivada dentro de sus
características propias.
Quinto principio: La escuela debe desarrollar
actividades escolares en común (grupos o equipos)
para generar en el alumno hábitos positivos de convivencia
y cooperación social que lo preparen para la vida y,
siempre que sea posible, que sirvan a otros.
En la relación escuela-comunidad no es posible
separar comunidad y escuela: "reconocer que la escuela es, ante
todo, comunidad escolar; y no puede haber otra educación
que la educación en comunidad, que la educación en
que la comunidad se educa así misma".
La Escuela en cuanto al trabajo colectivo se
propone:
- El trabajo escolar colectivo tiene que partir de una
congregación de los alumnos en pequeños grupos o
equipos. - La educación en comunidad debe tener como
apoyo decisivo el concepto y la práctica de la
autonomía escolar, puestos al servicio de
toda la participación de los educandos. - En la
organización de la educación colectiva es
necesaria la participación, real e indirecta, que
representan los padres y los propios alumnos, por la
proyección de sus efectos en el ambiente
social.
El trabajo escolar colectivo fue uno de pilares de la
propuesta de la escuela Unitaria, que adoptó el PEN y
más tarde la Postprimaria Rural: el trabajo en
pequeños grupos y la conformación del gobierno
estudiantil y sus respectivos comités.
Este principio fue clave en el programa de Escuela Nueva
al plantear desde un comienzo la relación escuela
comunidad como básica en la estrategia. Sin
embargo, como ya se dijo, la participación de los padres
de familia se
redujo a realizar trabajos de pintura de la
escuela, arreglo de tanque del agua,
etc.
Si bien el trabajo en grupo es uno
de los pilares de la propuesta, no es claro cómo el
trabajo escolar prepara para la vida. El trabajo en grupo es
planteado de nuevo como una alternativa necesaria porque no hay
maestros suficientes.
El trabajo escolar desde un comienzo se planteó
con asignaturas que no están relacionadas. Esto fue el
legado de la escuela urbana, de la cual copió el modelo. En el
manual de
capacitación estuvo planteada la
interrelación, pero en la práctica los planes de
estudio se basaron en el aprendizaje de
asignaturas completamente desconectadas. Se intentaron varias
estrategias para
utilizar este principio: los autocontroles, el diario del
niño, los comités, el gobierno escolar,
etc.
El trabajo en equipo
es uno de los pilares de la pedagogía que se
experimentó en la Escuela Unitaria y se consolidó
en la propuesta pedagógica del Programa Escuela Nueva.
Roger Cousinet (1889-1973) fue quien propuso un método
basado en dejar que los alumnos se agruparan libremente en
equipos de cuatro a ocho niños; su actividad se fundamenta
en el trabajo grupal y se basa en la misma naturaleza
infantil, en su espontaneidad, en su cotidianidad fuera de la
escuela, en sus juegos,
agrupaciones, ocupaciones; se trata de poner al niño en
condiciones de actuar, fundamentado en la vida social de los
grupos. El trabajo en grupo se fomentó cuando los
niños trabajan en comités. El trabajo en grupo
también fue clave en la propuesta de materiales
educativos para la Postprimaria Rural. En estos, las principales
actividades son las individuales, las grupales y las
intergrupales.
Sexto principio: Supuesto el hecho
pedagógico de que el niño percibe las cosas en
totalidades y no en sus partes, los contenidos deben organizarse
en núcleos problémicos de conocimiento que integren
las disciplinas alrededor de la búsqueda de explicaciones
a los problemas que
plantea la interacción sujeto-realidad.
El principio de globalidad comienza a ver el currículo como un todo: "Si es acertada
nuestra idea de que la práctica del currículo es un
proceso de representación, formación y
transformación de la vida social en la sociedad, la
práctica del currículo en las escuelas y la
experiencia curricular de los estudiantes, debe entenderse como
un todo, de forma sintética y comprensiva, más que
a través de las estrechas perspectivas de especialidades
de las disciplinas particulares". Por lo tanto, el manejo de los
contenidos por áreas de conocimiento mediante guías
que solo abordan una disciplina
debe ser reconsiderado ya que el niño percibe la realidad
en totalidades y no en sus partes.
La necesidad de atender, en forma contextualizada y
calificada, la educación de los niños, las
niñas, los jóvenes y las jóvenes de los
sectores rurales debe suscitar en la educación el
desafío de generar e implementar experiencias
educativas pertinentes y congruentes con las condiciones y
expectativas de la población. Específicamente, todo
modelo educativo para los sectores con características
rurales debe buscar dar al proceso de formación una
verdadera capacidad de respuesta frente a los
desafíos, las expectativas y los problemas que
caracterizan al contexto y la relación de este con el
mundo.Desde esta perspectiva, todo modelo educativo que se
desee implementar a favor de los pobladores rurales debe
asumir la misión
de generar una propuesta educativa que, recogiendo
críticamente lo que ha sido la educación en el
mundo rural, dé una sólida respuesta, no solo a
los problemas de calidad y
cobertura, sino también de continuidad y pertinencia.
En tal sentido, la institución educativa debe encarar,
primero que todo, la tarea de pensar nuevamente la
naturaleza, el sentido y las características de los
medios rurales como condición básica para
plantear lo que debería ser, no sólo, una
escuela sino también una educación realmente
rurales. Existe para estos tiempos la convicción de
que las escuelas y los modelos
educativos hasta ahora implementados presentan, como unos de
sus problemas claves, serios vacíos y carencias con
respecto a la interpretación de la realidad rural. Se
requiere y se plantea la necesidad de una escuela y de una
acción educativa articulada y pensada
desde lo rural y para lo rural. Esta seria una las cuestiones
centrales que debería guiar la formulación de
todo proyecto educativo.Igualmente, llama la atención el hecho de que si bien es
cierto que, con los modelos educativos imperantes en las
áreas rurales se lograron, en lo pedagógico,
algunos resultados relativamente exitosos, es necesario
realizar un replanteamiento de tales modelos
pedagógicos con el fin de ofrecer una educación
y un proceso formativo que, atendiendo la naturaleza y las
características socio-culturales y económicas
de las poblaciones rurales, permita asegurar, mediante una
contextualizacion más clara y explícita de la
propuesta educativa, mejores logros educativos y con ello,
disminuir las desigualdades y las distancias que marginan
cada vez mas a los contextos rurales del proyecto social. La
educación rural debe estar interesada en ofrecer una
propuesta pedagógica y educativa que atendiendo a la
pluralidad y multiculturalidad de toda nación permita, a través de la
formación integral de los y las jóvenes, una
mayor participación e inclusión de los
contextos rurales en el proyecto nacional.En este sentido, se debe incorporar en el análisis de la propuesta educativa la
consideración de las condiciones de vida y de
desarrollo de los ámbitos rurales, dado que se asume
que el
conocimiento y la institución tienen un importante
papel que desarrollar en el proceso de transformación
de las condiciones de vida de los contextos en los que opera;
por consiguiente, los análisis relativos a los
problemas del tejido social comunitario, la
caracterización de la identidad
y sus problemas, los procesos migratorios, el impacto de la
violencia
y la pobreza en
las condiciones del desarrollo local y regional de las
comunidades rurales, son temas que deben ser importantes y
recurrentes en la discusión de la propuesta educativa.
Desde esta perspectiva, la vulnerabilidad socio-cultural y
económica de los entornos rurales se convierte en un
desafió para el quehacer educativo y, por lo mismo, en
un factor primordial a la hora de pensar y desarrollar la
respectiva propuesta educativa. Educación y desarrollo
local y regional deben encontrar en la escuela un
ámbito de dialogo y
realización.Así mismo, el reconocimiento de la naturaleza
y las características de los contextos rurales deben
conllevar a que en la estructuración y la
implementación de la propuesta educativa los
diferentes actores sociales rurales encuentren un espacio que
no sólo contribuya a su expresión como una
cultura dotada de identidad, sino también a su
expresión y fortalecimiento como realidad social. Por
ello, el modelo educativo debe generar un real y constructivo
acercamiento entre la institución escolar y la
comunidad que justifica y espera su presencia y su
acción; acercamiento que debe caracterizarse por un
permanente y positivo diálogo en torno a la
naturaleza de la propuesta educativa y su impacto real en la
comunidad. El modelo educativo a proponer en las áreas
rurales debe tener como uno de sus principios básicos
la misión de fortalecer el tejido comunitario y sus
diversas relaciones, a través de la elaboración
e implementación de un Proyecto Educativo Rural
Comunitario, que debe ser a la vez, carta de
navegación y conjunto de compromisos contraídos
por los diferentes actores frente a la propuesta
educativa.Desde esta perspectiva es que la presencia del
Proyecto Pedagógico Productivo, estrategia y a la vez
escenario de desarrollo de la propuesta educativa, se
constituye en elemento central en todo modelo educativo para
los sectores rurales, en tanto que permite, no solo articular
y hacer pertinente la propuesta curricular sino
también direccionar las relaciones que deben
suscitarse entre escuela y comunidad. Dentro de la propuesta
educativa, el Proyecto Pedagógico Productivo, implica,
a la vez, continuidad y ruptura por cuanto no solo recoge la
idea de hacer más vivénciales los procesos de
educabilidad y enseñabilidad, sino que lo proyecta con
el propósito de que sea herramienta esencial, en la
idea de generar no sólo una formación integral,
sino también en el desarrollo de un tipo de mentalidad
especifica, la emprendedora, que permita a los y las
jóvenes rurales realizar significativos procesos de
cambio y
desarrollo social dentro de sus comunidades. Ello es,
precisamente lo que suscita la idea del Proyecto
Pedagógico Productivo, como elemento articulador del
lo pedagógico-curricular que recoge un hecho de la
historia y la
vida cotidiana de la comunidad, como lo es la producción de opciones de vida y
convertirse en la estrategia y el escenario que articula el
saber escolar con la experiencia comunitariaPor lo tanto, una característica importante
para la propuesta educativa rural está en que asume
como escenario básico para el desarrollo del proyecto
de formación el denominado Proyecto Pedagógico
Productivo. Este concepto, como lo señala Ángel
Ramírez, (2004), involucra e integra
tres referentes conceptuales muy importantes como lo son: el
de proyecto, entendido éste como la disposición
de ordenar en forma racional diversos elementos para generar
algo específico; lo pedagógico-curricular, como
estrategia de trabajo característica y propia de la
institución educativa y la productividad, respuesta de la comunidad a los
desafíos de la vida material y espiritual, como
referencia para que el trabajo escolar genere un
producto-intelectual, personal y colectivo, que responda a
sus expectativas de vida y desarrollo. Es decir, esta
noción tiene como cometido esencial integrar mediante
un ejercicio, inteligente y planificado,-el proyecto- un
hecho de la vida cotidiana de la comunidad- el hecho
productivo- con lo característico del quehacer
escolar-lo pedagógico-curricular. Y de esta manera,
generar una dinámica de trabajo educativo que
permita el dialogo constructivo y creativo entre vida
cotidiana y saber escolar.Por lo tanto, el proyecto pedagógico
productivo, no solo es un pretexto, sino más que ello,
toda una estrategia de trabajo que convoca la vida cotidiana
de la comunidad, el saber científico y
académico establecido, el saber propio de la comunidad
y la naturaleza y el ambiente de la institución
educativa para generar una propuesta de trabajo, educativa y
comunitaria, que dé sentido y pertinencia al quehacer
de los escolares y docentes,
en cuanto cada acción de este proceso empieza a dar
una respuesta cualificada a las expectativas de vida y de
conocimiento que se generan en dicho encuentro. Por lo mismo,
el proyecto pedagógico productivo es, igualmente, un
escenario en cual inteligencia, saberes, conocimientos y actores
desarrollan procesos de aprendizajes que responden a
desafíos tanto intelectuales como de la vida
práctica.Desde el punto de vista curricular conviene reiterar
que el Proyecto Pedagógico Productivo se convierte en
el generador de los denominados problemas de conocimientos,
es decir, en el generador de los interrogantes, las preguntas
y las hipótesis de trabajo que luego de ser
ordenadas y puestas en una lógica determinada van a dar origen al
plan de estudios. Así mismo el Proyecto
Pedagógico Productivo se convierte en un laboratorio pedagógico, a partir del
cual y en el cual, docentes y escolares desarrollan procesos
de aprendizajes que no solo permiten generar conocimientos y
saberes pertinentes, sino también concretar respuestas
a los problemas básicos de la vida y el desarrollo de
la comunidad, dentro de la cual la escuela se
inscribe.Ahora bien, los hechos productivos siempre han
estado ahí, propios y característicos de la
comunidad y como tal, de una u otra manera, han dado
respuesta a algunos de los problemas del contexto; aún
más, se puede afirmar, incluso, que los hechos
productivos han estado presentes desde hace varios
años en la rutina del trabajo escolar, prueba de ello
son las denominadas granjas escolares y otros proyectos
económico-productivos; sin embargo, sus implicaciones
pedagógicas y curriculares han sido más bien
superficiales y sus efectos en la vida comunitaria más
bien tenues, e inclusos insignificantes. La diferencia
está en que esta nueva visión los convierte en
un poderoso, activo y dinámico articulador de: saberes
cotidianos y saberes escolares; vida comunitaria y vida
escolar; docentes y escolares y otros agentes educativos;
contexto y escuela. Pero quizás, lo más
importante sea, que sin la presencia de este tipo de
proyectos el trabajo escolar no encuentra un sentido muy
claro, excepto que se considere como único sentido de
la escuela, la instrucción en torno a los saberes
establecidos y la satisfacción de determinados
mínimos socialmente establecidos.Por ello mismo, la presencia del Proyecto
Pedagógico Productivo, requiere además de
consultar a la comunidad y lograr un consenso, participativo,
democrático e inteligente, en torno a su naturaleza
(producción y/o transformación), sus
características, los compromisos, las condiciones de
realización, entre otros, ciertos requerimientos
pedagógicos y técnicos que lo conviertan en un
proceso tendiente tanto a la formación integral de los
escolares, como a la generación de respuestas frente a
las expectativas, presentes y futuras, tanto de los escolares
como de la comunidad misma. En tal sentido, además de
ser un proyecto pedagógico, el proyecto
pedagógico productivo, debe ser pensado y estructurado
como un proyecto de
inversión y en tal sentido, debe considerar todas
las herramientas, presupuestos y características de este
tipo de proyectos. Solo así la escuela
responderá a su misión y a la vez dará
una respuesta eficiente a las expectativas que sobre el
desarrollo se presentan dentro de la comunidad.Ello quiere decir que las relaciones entre escuela y
vida económica adquieren a través del proyecto
pedagógico productivo un nuevo sentido y una nueva
connotación; ya no se trata de que la actividad
escolar desarrolle aquellos saberes que cualifican la mano de
obra y desarrollan una ética
del trabajo conducente a la demanda de
empleo,
sino que genera un proceso intelectual y práctico que
debe conducir al desarrollo de una mentalidad y una nueva
ética frente al trabajo, donde lo
característico sea el espíritu creativo,
proactivo y emprendedor, de tal manera que a partir de ello
se generen posibilidades de desarrollo, individual y
colectivo, que den forma y sentido no solo al proyecto de
vida individual sino también al proyecto mismo de la
comunidad.De esta manera, la institución educativa
responde, igualmente, al desafió de ser una
institución capaz de generar alternativas frente a los
agobiantes problemas de pobreza,
exclusión y subdesarrollo que hoy identifican a las
comunidades rurales; es decir, la escuela se torna en una
institución capaz de asumir una posición y dar
algunas respuestas frente al desarrollo local. Desde esta
perspectiva, es aconsejable que la propuesta de todo proyecto
pedagógico productivo implique la formulación
de una estrategia organizacional que se haga cargo del manejo
operativo y financiero del proyecto, que bien puede ir desde
una precooperativa hasta una empresa
solidaria, siempre y cuando no se olvide que sus actores
más importantes deben ser los-las
escolares.En síntesis, la idea del proyecto
pedagógico productivo es no solo plantear un nuevo y
más eficiente horizonte para el trabajo escolar sino
también generar un espacio y una estrategia de trabajo
que permita la plena expresión de la propuesta de una
pedagogía crítica y activa, de un
currículo que problematiza la realidad vista en toda
su complejidad, así como de generar nuevos y
más dinámicos diálogos entre los
diferentes actores de la comunidad educativa y los distintos
componentes de la vida y la realidad escolar. De esta manera,
la escuela no circunscribe su espacio de acción y su
actuar mismo al espacio y la acción tradicional, sino
que se convierte en un auténtico escenario social y
comunitario donde los diversos actores de la comunidad
educativa, en su más amplia acepción, se
congregan para llevar a cabo todo un proyecto educativo y
comunitario.El proyecto
pedagógico productivo: el desafío de la
pertinencia y la articulaciónProspectiva
Hay una nueva etapa del desarrollo histórico de
la Humanidad en marcha, y ello implica profundas transformaciones
en todos los ámbitos de la vida personal y social; la
sociedad, las instituciones y los seres humanos deberán
poner en una nueva y distinta perspectiva sus diversos referentes
de vida y de acción Frente a tales escenarios, en marcha y
en conflicto,
encontramos el mundo rural que exige de la sociedad y de las
instituciones que agencian su desarrollo, repensar los referentes
y las relaciones que hasta ahora han caracterizado su
concepción y su operacionalización en el mundo
concreto de la
vida, de las decisiones que tomen dependerá el destino y
la presencia histórica del campesinado y su
cultura:
Ahora bien, existe la posibilidad de una globalización alternativa, es decir,
marcada por la solidaridad con el mundo rural, que en
ningún modo constituye una vuelta atrás en la
historia, pues como señala Rubio, (1996:635), "no se trata
de volver al pasado, sino de impulsar la incorporación
plena de los campesinos al desarrollo nacional sobre bases
nuevas, es decir, el derecho a vivir de su trabajo, la
búsqueda de la soberanía alimentaría y la defensa
del ambiente. Su concreción, sin embargo, pasa
necesariamente por el campo político."
Ahora bien, la educación entendida como proyecto
y proceso encaminado al desarrollo de la condición humana,
es decir, aquello que mejor define nuestra condición de
personas tiene, por lo tanto, un reto en doble
sentido:
- Primero, aprehender el sujeto rural desde una
perspectiva distinta; es decir, reconstruir los imaginarios que
sobre el mundo rural y sus pobladores tradicionalmente han
guiado, de manera consciente o inconsciente, su quehacer y su
acción y plantearse la necesidad de re-descubrirlo no
solo educativa, sino también antropológica,
social, productiva y culturalmente. - Segundo, para tales efectos, la educación, los
maestros y las maestras, y, por supuesto, la escuela, deben
volver sobre las viejas preguntas y responderlas no solo a la
luz de las
nuevas circunstancias históricas, sino también en
diálogo y en relación directa, democrática
y participativa, con los actores rurales y sus realidades
concretas. El Proyecto Pedagógico Productivo, es la
herramienta y la estrategia adecuada para tales
fines.
Bibliografía
MEIRIEU, Ph. (2004).
En la escuela hoy. Barcelona: Octaedro.
DEWEY, J. (1963). Democracia y
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Nancea.
REMIREZ, Ángel. (2005). Pedagogía para
aprendizajes productivos. Bogotá: Ecoe
Ediciones.
KEMMIS, S. (1993). El currículo: más
allá de la teoría de la reproducción. Madrid: Morata.
Josué Norberto Ramón
Suárez
JOSUE NORBERTO RAMON SUAREZ.
CARLOS JOSE GIL JURADO
Profesores Facultad de Educación
Universidad de Pamplona
Grupo de Investigación en Educación
Rural
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