Los piratas y los representantes oficiales de la corona española en la Venezuela de los siglos XVI y XVII: ¿Una relación civil y militar?
- Resumen
- La Actividad Pirática en
el Caribe y en la Venezuela de los Siglos XVI y
XVII - Oficialidad Real y
Resguardos en la Venezuela de los Siglos XVI y
XVII - Consideraciones
finales: ¿Una Relación Civil
Militar?
Resumen
En el siguiente estudio se aborda, por una parte, el
tema de la corsopiratería en el Caribe y en la provincia
de Venezuela de
los siglos XVI y XVII, por otra parte; se expone cómo en
esta colonia se fueron articulando los cuerpos de Oficiales
Reales y demás miembros gubernamentales junto a los nuevos
pisatarios españoles; sin perder de vista, el factor
aborígen bajo la tutela de los
encomenderos. Así, al desarrollar el tema objeto de esta
investigación, se intenta establecer al
final del mismo, las posibles relaciones civiles y militares
entre los representantes reales con el común de los
pobladores, incluidos, los misioneros religiosos. Y, a partir de
esto último, se busca determinar la actitud de los
inquilinos hispanos ante las arremetidas de los pillos del
mar.
Palabras Claves: Corsopiratería,
Relaciones Civiles – Militares, Corona Española,
Provincia de Venezuela
I).-
La Actividad Pirática en el Caribe y en la Venezuela de
los Siglos XVI y XVII
No puede referirse el tema de la piratería en cualquier zona de la América, sin antes hacer lo propio en su
área caribeña. Es por ello que para el presente
trabajo se
hace necesario como antecedente a la actividad pirática en
la provincia Venezolana de los siglos XVI y XVII, tocar el tema
en cuestión, en el espacio geográfico antes
señalado.
La cuenca del Caribe o del Gran Caribe como suele
llamársele, es el escenario que acoge a una riada de
hombres llegados hasta él, primero, en condición de
conquistadores-exploradores y después, en calidad de
aventureros corsarios y piratas. Unos y otros arribados desde la
distante península europea, toda vez que en élla,
se pulularon las noticias del
hallazgo de un mundo distinto lleno de oportunidades, con el
cual, hubo de toparse hacia el año de 1492 el experto
marino genovés Cristóbal Colón.
Desde la llegada de los colonizadores europeos al mar
Caribe, este gran mediterráneo americano se
convirtió en la más polémica región
del continente descubierto por Cristóbal Colón.
La geografía contribuyó a dotarla del
mejor de los escenarios. Centenares de islas, islotes y cayos
diseminados en un amplio horizonte marítimo, de clima propicio
y metereología cambiante, ofrecían el paisaje
ideal para cualquier tipo de aventura. Así había
sido el mar Egeo de los piratas fenicios y
griegos, y parecido fue el Báltico, que sirviera de
escenario a los no menos violentos y novelescos vikingos.
(Mota, 2006; p.9)
El Caribe, dotado por la naturaleza de
maravillosas riquezas, es a la postre, un reflejo de las
benefactoras oportunidades de la América en su conjunto,
de las cuales, se servirían en principio los
españoles y portugueses, por ser estos, los patrocinantes
de los viajes
expedicionarios de Colón, luego, harían lo propio,
los franceses, ingleses y holandeses entre otros vecinos de la
Europa que
arribarían al nuevo mundo con las mismas expectativas de
los hispanos-lusitanos.
Con más de un millar de islas, islotes y cayos,
con una vastedad de espacios acuáticos, el Caribe en su
conjunto, próximo a los 3.000.000 de kilómetros
cuadrados, sería el escenario perfecto para las luchas
intestinas entre los propios europeos que a él llegaron
con la firme intensión de apropiársele. Los
españoles y los portugueses -como se ha referido con
anterioridad- arribaron a conquistar, a colonizar y por encima de
todo, a expoliar las riquezas inmensas de la América. Y,
en el orden como sigue: franceses, ingleses y holandeses,
aparecerían un tanto después con los mismos fines,
pero, valiéndose para ello de la aplicación de un
método con
el firme propósito de quebrantar las pretensiones
exclusivistas lusocastellana, como lo fue, el corso y la
piratería.
Ahora bien, en cuanto a las pretensiones de los reinos
ibéricos por monopolizar los mares y las tierras
americanas, vale referir que, en primer acto significaría
para ambas monarquías, el resolver con qué parte de
el Gran Pastel habría de quedarse cada cual,
así que:
…Una innovación profunda se produjo en el
siglo XV, cuando Portugal proyectó quedarse en
exclusividad con un océano desconocido y lejano, el
Atlántico meridional, para monopolizar la ruta a la
India.
España siguió a Portugal en su
sueño atlántico y finalmente las Coronas
ibéricas llegaron a un acuerdo verdaderamente
sorprendente, consignado en el Tratado de Tordesilla, que fue
el de dividirse mano a mano las aguas oceánicas del
planeta, con sus tierras incluidas. (Lucena Salmoral, 1994
Pp.17-18)
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