2.3.3. Circunstancias
Mientras estaba prisionero en Roma (en
algún momento entre los años 61 y 62 d. de J.C.),
Pablo tuvo la ocasión de devolver un esclavo convertido
al cristianismo, Onésimo, a su amo
cristiano, Filemón, quien vivía en (o cerca de)
Colosas. Para referirse a esta delicada situación, Pablo
le escribió a Filemón. Envió tanto
la carta
como al esclavo, con uno de sus colaboradores, Tíquico
(Col. 4:7–9), utilizando la ocasión para escribir
también a toda la iglesia en
Colosas, advirtiéndoles sobre las falsas
enseñanzas que se avecinaban. Para llegar a Colosas,
Tíquico y Onésimo naturalmente hubieran debido
navegar hacia Efeso y luego dirigirse al este por el valle de
Lico por la ruta principal romana hacia el Eufrates. Pablo
mismo había basado su misión a
la provincia de Asia
(52–55 d. de J.C.) en la ciudad de Efeso, grande y
pujante (Hech. 18:19–20:17; 1 Cor. 15:32; 16:8, 19; 2
Cor. 1:8–11). Por lo tanto sería natural que le
escribiera una carta a la
iglesia en esa ciudad y que también la enviara con
Tíquico (cf. Ef. 6:21, 22 y Col. 4:7–9).
()
Sin embargo, la carta que tenemos con el nombre de
"Efesios" no fue escrita primordialmente para los
"santos… en Efeso" (1:1). En realidad, las palabras "en
Efeso" no se encuentran en este versículo en los
manuscritos más antiguos, y 1:15 y 3:1–3 hacen
suponer que Pablo y la mayoría de sus lectores
habían oído
informes los
unos de los otros, pero nada más. Además, la
carta termina sin los acostumbrados saludos personales que uno
esperaría en una carta dirigida a Efeso (cf. Rom.
16; Col. 4:10–17).
Estas características han sugerido a muchos que
la epístola, en realidad, fue escrito como carta
circular para las iglesias de toda la provincia romana de Asia
(incluyendo las siete iglesias que se mencionan en Apocalipsis
(1–3). Quizá lo más plausible sea que haya
sido escrita para las iglesias situadas a lo largo o cerca de
la ruta que Tíquico habría tomado desde Efeso a
Colosas, incluyendo Magnesia, Tralles, Hierápolis y
Laodicea. En ese sentido, Efesios, podría ser la carta a
la cual Col. 4:16 se refiere como "la carta de
Laodicea.
2.3.4. Naturaleza y
propósito
La mayoría de las características poco
comunes de esta carta pueden explicarse mejor si comprendemos
sus circunstancias. Su propósito es alentar a todas las
iglesias (de mayoría gentil) de la zona por la que
Tíquico pasaría. No es muy realista argumentar
que la carta no sea paulina porque pone a la oración en
el lugar en que Pablo generalmente pone a la enseñanza; la verdad es que la carta
enseña el corazón
mismo del evangelio de Pablo en la forma de un llamado a la
adoración y un informe
sobre la oración (y las digresiones de 2:11–22 y
3:2–13, explican más en detalle la
enseñanza implícita en éstas).
La elección de un formato de adoración y
oración para la mayor parte de la primera sección
de la carta en sí determina el estilo más
"elevado" y litúrgico, que luego se extiende de manera
natural a toda la carta (y es similar al estilo de las
oraciones de Pablo en otras cartas). Y si
Pablo acabara de escribir la carta a los colosenses, y la
tuviese aún a mano, ¿es de sorprenderse tanto que
la reformara para hacerla apta para una lectura
más general?
2.3.5. El mensaje central de la
carta
Efesios, hace que se destaque un tema que ya era
importante en Colosenses.: la reconciliación
cósmica en Cristo (cf. Ef. 1:9, 10, 20–23;
2:10–22 y 3:6 con Col. 1:19, 20). El AT sostenía
que el universo era
creación de Dios, quien era uno, sin par ni rival, y que
en el principio todo estaba en armonía con él
(cf. Deut. 6:4, que los judíos recitaban diariamente, y
Gén. 1). Según el entendimiento judío, sin
embargo, la sujeción voluntaria de todas las cosas a
Dios se disolvió en una rebelión de reclamos de
competencia.
Las personas se fueron separando cada vez más de Dios y
luego entre sí, lo cual era simboliza do por la
exclusión del huerto del Edén, el asesinato de
Abel y el fiasco de Babel.
Dios seguía siendo el Señor del universo (como
lo afirman todos desde Josué 3:11 hasta Josefo
[Ant. 14:24]), aún le daba unidad, y ella se
expresaba en su forma más clara en la obediencia de
Israel al
único Dios, siguiendo una ley y adorando
en un solo templo. "Las naciones", sin embargo, estaban
separadas de Dios, y de Israel, por su adoración a los
ídolos. Y aún Israel, llamada a expresar dentro
de sí la unidad de la creación, estaba
desfigurado por las facciones. Estaba dividido en sí
misma. En la raíz de todo esto, en lo que al
judaísmo concierne, estaba el conflicto
entre el Señor Dios y los poderes de
Satanás.
Todo esto podría llamarse
"reconciliación cósmica". Ef. enseña que
este propósito ha sido comenzado en Cristo y será
consumado en él. En él ha sido destruida la
separación y ha comenzado la reunificación: la
vieja división de la humanidad en judíos y
gentiles ha
sido superada (2:10–16); y la otra separación
más antigua existente entre la humanidad y Dios
también fue vencida (2:17, 18). Cristo ha comenzado a
"llenar" y a unir el universo (4:10), trayendo paz. Pero decir
que estas cosas han comenzado en él es también
decir que son experimentadas por quienes están unidos a
él, es decir, los creyentes.
Esto lleva a una visión sobrecogedora y
majestuosa de la iglesia. La iglesia universal de judíos
y gentiles es el lugar que Jesús llena (1:23); es el
lugar donde el mundo y los poderes verán la
reconciliación cósmica que ya ha comenzado
(3:6–10). Por su unión con Cristo, la iglesia ya
es ese templo celestial único (2:19–21), y debe,
por sobre todo, luchar para mantener esa unidad que es
testimonio del propósito de Dios (4:1–6). El ruego
de Pablo en los caps. 4–6 permite descubrir cómo
vivir de un modo que refleje la nueva creación de Dios,
una creación de unidad, armonía y paz.
Escritores posteriores, como Ignacio e Ireneo, dieron
énfasis a la unidad institucional de la iglesia
católica en la tierra,
bajo un régimen de obispos, ancianos y diáconos.
En contraste los énfasis que encontramos aquí son
los paulinos comunes en una iglesia única, universal, de
judíos y gentiles, como manifestación
histórica del templo celestial, y la
reunificación mundial (como veremos en el Comentario).
Pablo estaba en prisión precisamente por haber intentado
fortalecer la unidad entre las iglesias judías y
gentiles (ver sobre 3:13).
Dos características de la carta, relacionadas
con esto, resultan especialmente importantes: el énfasis
en "los gobernantes de estas tinieblas" (6:12), y el
hincapié en la salvación actual. Colosenses fue
escrita en parte para contrarrestar tales temores (Col. 1:13,
16; 2:8, 15, 18, 20), por lo que no es de sorprenderse que Ef.
contemple nuevamente el tema. Muchos eruditos creen que Efesios
distorsiona la tensión genuinamente paulina entre lo que
recibiremos y seremos cuando se concrete la nueva era o la
nueva creación, y lo que ya experimentamos de ella en
Cristo. Efesios, se dice, tiene demasiado poco sobre la
salvación futura, quizá presumiendo que ya
está virtualmente cumplida en forma total en
Cristo.
El hecho, sin embargo, es que los énfasis de
Pablo difieren según el contexto. Para los corintios,
demasiado seguros de
sí mismos, subrayó el "todavía no"; para
los gálatas, que dudaban sobre si adoptar la ley para
asegurarse la salvación, subrayó el "ya". Tanto
Colosenses como Efesios subrayan el "ya" para alentar a los
creyentes que tienden a temer a los poderes espirituales del
universo. Si ya han sido salvos de esos poderes, es en el
sentido limitado de que han sido unidos al victorioso Cristo en
los lugares celestiales y, por lo tanto, están por
cierto bajo la influencia de él
(2:1–9).
Los creyentes ahora son libres para contraatacar desde
una posición segura. La batalla, no obstante, no ha
terminado (6:10–20), aunque el resultado esté
asegurado por nuestra unión con Cristo (cf. Col.
3:1–4). El presente es el día malo (6:12, 13, 16),
y nuestra verdadera redención está en el futuro
(4:30; cf. 1:14, 4:13); de allí el énfasis
en que comprendamos ("conozcamos") nuestra esperanza
(1:18).
2.3.6. Destinatarios y saludo (1:1,
2)
Esta parte sigue básicamente la forma de la
introducción y los saludos de otras
cartas paulinas. Las palabras en Efeso no aparecen en
los mss. más antiguos, pero la construcción gramatical que quedó
en ellos sugiere que mss. aun más antiguos
incluían dos nombres de lugares. A. Van Room sugiere que
el texto
decía: "A los santos y fieles en Cristo Jesús que
están en Hierápolis y Laodicea", pero es
más posible que la inclusión de los nombres
Efeso y Laodicea (los dos extremos del viaje que
realizaría Tíquico) sean la causa por la que la
carta llegó a ser conocida como Ef.
2.3.7. Comentario y
Aplicación
Vivir en la practica el evangelio de la
reconciliación y unidad en Cristo (4:1-6:20) La segunda
parte de la carta explora la aplicación del evangelio de
reconciliación y unidad en la vida de la iglesia. Gran
parte de ella toma la forma de una apelación directa,
pero está construida sobre la base de lo que se ha dicho
en los capítulos anteriores, y el contenido se refiere
constantemente a lo que Pablo dijera en las secciones iniciales
de acción de gracias, oración y
enseñanza. El tema recurrente de cómo "vivir" (en
realidad, Pablo usa la metáfora heb. de "andar") a la
luz del
evangelio es el hilo conductor de 4:1 en adelante (4:17; 5:2;
8, 15). Vivir una vida que evidencie la armonía de la
nueva creación. (4:1-6) Aquí Pablo habla
de nuestro llamado como un llamado a vivir juntos en una forma
que encarna la unidad cósmica que Dios ha introducido.
De esta forma el pasaje dicta el tono del resto de la carta y
sirve de vínculo con lo dicho anteriormente. Ese
vínculo no sólo se materializa en el tema
abarcador de la unidad en estos versículos, sino
específicamente en el por eso del v. 1, el cual
(como en Rom. 12:1) establece el fundamento para la
apelación en las enseñanzas ya dadas. El
pasaje consiste de dos partes: un llamado a la unidad
(vv. 1–3, una ampliación parcial de Col.
3:12–15), y una confesión en siete partes que le
agrega énfasis (4–6).
1–3 Presentándose aquí, una vez
más, como prisionero en el Señor, Pablo
apunta implícitamente al nivel de compromiso que espera
de sí mismo y de otros. Sus lectores no habrán
dejado de observar que él estaba en prisión
precisamente por su celo en procurar esa clase de
unidad que ahora pide de ellos (ver 3:13). Pero primero su
llamado es ese llamado más general a vivir en una forma
que sea digna del llamado de Dios (ver 1 Tes. 2:12; Rom. 12:1;
Col. 1:10). Es un llamado a participar del gobierno de
Cristo sobre la nueva creación (1:20–22; 2:6), y a
ser parte del templo celestial (2:19–22).
Tal llamado conlleva sus propias responsabilidades.
Barth lo resume así: "Los príncipes de la realeza
son tratados por
sus educadores no con la vara, sino apelando a su rango y
posición." Quizá
tenga razón, pero la apelación aquí no es
a las cualidades aristocráticas de resolución
imperiosa, tenacidad y autoridad.
Es, más bien, un llamado a esa expresión
corporativa de la humildad, la mansedumbre y el amor
paciente y perdonador ("longanimidad") que ejemplifica la
reconciliación (2; cf. Col. 3:12, 13). 3
(Cf. Col. 3:14, 15) clarifica luego que ésta es
una apelación a vivir una vida que promueva la
unidad.
La apelación está formulada en palabras
que indican urgencia y que no son de fácil traducción al castellano:
"El imperativo… excluye la pasividad, el quietismo, la
actitud de
"esperar a ver qué sucede" No es un llamado a hombres y
mujeres para que construyan el reino de Dios; es una
advertencia para guardar, permanecer dentro de
(¡mantener!) la unidad que Dios ya ha comenzado en Cristo
(por los eventos de
2:11–22) y a la cual nos hace ingresar el Espíritu
Santo que nos trae a Cristo y sus beneficios. El
Espíritu nos da la paz mesiánica de la
armonía dada por Dios como lazo de unión. Pero es
un lazo que el autor sabe muy bien que puede ser cortado por la
arrogancia, la falsedad, el orgullo y el dogmatismo
egoísta de los que hablará en
4:17–5:14.
4–6 Nos recuerdan de la importancia central del
llamado a la unidad con siete repeticiones de las palabras "un,
una". El v. 4 tiene reminiscencias de Col. 3:15b, pero
expresado de acuerdo con los temas más importantes de
Ef. 2:14–17 (un cuerpo); 2:18–22 (un
Espíritu) y 1:11–14; 18–23 (una esperanza).
Esta tríada de unidades parece ir en progreso desde el
"cuerpo" visible (la iglesia única y universal que es la
reconciliación de judíos y gentiles) al
Espíritu invisible que le da armonía y paz en
Cristo (3), y de allí a la futura esperanza de plena
armonía cósmica, de la cual el Espíritu se
recibe ahora apenas como "la primera cuota" (1:13, 14). La
segunda tríada (5) bien podría ser una
declaración bautismal traída a colación
por el pensamiento
anterior.
La fe en Jesús como el único
Señor era, generalmente, el énfasis principal de
la confesión bautismal (p. ej. Hech. 2:34–39;
19:5), aunque no hay razón para pensar que estuviera
limitada a esa ocasión. Para un judío el confesar
que Jesús era el único Señor era
equivalente a confesar que era uno con el Padre, ya que los
judíos oraban diariamente el Shema (Deut. 6:4;
cf. Rom. 10:9–12; 1 Cor. 8:4–6). El v. 6
llega naturalmente al clímax con la afirmación
judeocristiana del Dios único totalmente soberano por
sobre y en toda la creación. Sobre esta
suposición se edifica toda esperanza de la unidad
cósmica final (cf. Rom. 11:36; 1 Cor.
8:4b–6; Col. 1:15–20), y señala al Dios de
1:3–10.
Es importante destacar que todas estas palabras se
refieren a la unidad tanto dentro de la congregación
local como, más específicamente, de la iglesia
universal. Muchos cristianos frecuentemente han estado
más interesados en promover la armonía en
amor de una
sola congregación (¡y algunas veces, ay, de
pequeñas camarillas dentro de ella!), que en enfrentar
las divisiones entre iglesias.
Los dones de la victoria de Cristo y el crecimiento
hacia Cristo. (4:7-16)
En esta bella sección la apelación es
implícita más que explícita.
Básicamente se presentan tres
conceptos;
Primero, la iglesia universal es llamada a crecer como
cuerpo unificado (15, 16) a partir de la unión que ya ha
sido dada en Cristo (2:11–22) hacia la unión total
con Cristo, en armonía cósmica que
caracterizará la finalización de esta era, y la
aparición de la nueva creación (13,
15).
Segundo, cada cristiano tiene una parte vital en esto
(7, 16b), según la gracia que le ha sido otorgada por el
Cristo ascendido y liberador (8–10).
Tercero, Cristo ha dado ciertas clases de
líderes (fundamentalmente aquellos que tienen diversos
tipos de dones de enseñanza) para promover y dirigir tal
crecimiento, y para asegurar que exista una unidad cohesiva
(11–13; 16a). El flujo de pensamiento en los vv.
11–16 (en gr. forman una sola frase) es especialmente
delicado.
7–10 El lenguaje y
el concepto
aquí son similares a los de 1 Cor. 12 y Rom.
12:1–8 (el v. 7 es especialmente cercano a 1 Cor.
12:4–7 y Rom. 12:6). Cuando Pablo habla de la gracia de
Dios que ha sido conferida en diversas expresiones a
cada uno de nosotros ("todos los creyentes"; de la misma
forma que utiliza el "nosotros" y "nos" en otras partes de la
carta), no está restringiendo el alcance de lo que dice
a los ministros del v. 11. Esto lo lleva a dar una descripción de Cristo como el dador de
todas esas gracias. El presenta la
resurrección-exaltación de Cristo como un nuevo y
mayor cumplimiento del Sal. 68:18. Jesús llevó
cautivo precisamente al poder que
nos ataba (cf. Col. 2:15) y ahora derrama generosamente
sobre nosotros los dones o regalos del vencedor (en vez de
recibir dones, como dice el Salmo 68). ()
9, 10 Podrían interpretarse en una de
tres maneras. Puede ser que el que ascendió a lo alto
también descendiera al Hades; o que quien
ascendió es aquel que anteriormente había
descendido en la encarnación y la humillación de
la cruz; o que quien ascendió volvió a descender
luego (en el Espíritu) para traer sus dones a la
humanidad. ¿Cómo saber cuál es la
correcta?
La expresión las partes más bajas de
la tierra
probablemente esté bien interpretada por "esta tierra",
por lo que deberíamos descartar la primera alternativa.
La tercera alternativa es posible, pero el v. 10 sugiere que
Cristo asciende y llena el universo desde el cielo (ver sobre
1:23), en lugar de descender nuevamente desde allí para
traer dones. La segunda opción es probablemente la que
debamos elegir; el concepto sería que aquel que
ascendió y ahora llena la tierra (y nos otorga las
diferentes gracias), no es otro que aquel que primero
descendió en humildad para encarnarse y morir por
nosotros (cf. 2:14–17). Su venida (2:17) en la
cruz y la resurrección nos trajo la paz, las bendiciones
y las gracias mesiánicas que disfrutamos.
()
En tanto que el Sal. 68:18 dice del que
ascendió: "Tomaste tributos de
los hombres", Pablo cambia esta expresión por dio
dones a los hombres y hay diferentes explicaciones para el
porqué de este cambio.
¿Conocía Pablo una tradición textual que
interpretaba chalaq (compartir, dividir) en lugar de
laqach (recibir), una transposición de
sólo una consonante en heb.? ¿Leyó
laqach con el (plausible) significado de "llevar, o
recibir para una persona", ya
sea en términos generales o porque creía que el
Sal. 68:18 era una referencia metafórica a los levitas,
recibidos por Dios del pueblo (ver Núm. 18:6, 19)?
¿O refleja Pablo la interpretación rabínica y
targúmica de Sal. 68:18, que dice que Moisés
ascendió a lo alto (al cielo) para aprender las palabras
de la ley que luego dio como dones a los hombres?
()
No podemos estar seguros, pero es evidente que "dio"
era una interpretación tradicional, ya fuera del sentido
del versículo en sí o al menos de las
implicaciones de la acción de "recibir" por parte de
quien ascendió, que el versículo describe; y esta
última es lo único que se requiere, ya que
debemos recordar que el énfasis de Pablo no está
en la referencia histórica al Salmo, sino en su
cumplimiento tipológico en Cristo y sus dones a la
iglesia.
11–16 El v. 11 ejemplifica los dones de
la victoria de Cristo, señalando ciertos tipos de
líderes en la iglesia. Pablo no está
restringiendo el cumplimiento del Sal. 68:18 a estos dones: el
y con que se inicia la cita muestra que
Pablo también considera a la totalidad de las diferentes
gracias mencionadas en el v. 7 como dones de la victoria de
Cristo. Pero el Apóstol los enfatiza deliberadamente por
la forma en que éstos controlan y modelan el crecimiento
unificado de la iglesia (12, 16).
Esta selección de líderes destaca
particularmente a aquellos que revelan, declaran y
enseñan el evangelio. La mención
específica, primero, de que Cristo dio apóstoles
y profetas se corresponde con la función
reveladora fundacional de los "apóstoles y profetas" en
2:20 y 3:5 (cf. 1 Cor. 12:28, también con
"maestros", como aquí). Pablo desea que sus lectores
comprendan que la revelación que han recibido del
evangelio de la reconciliación cósmica es la que
debe continuar unificando y modelando a la iglesia y a su
enseñanza. Pero no estamos en libertad de
deducir que Ef. enseñe que siempre se darán
apóstoles y profetas a la iglesia (como sostienen las
iglesias Neopentecostales), ni que el escritor los considere
meramente como figuras del pasado, a las que reemplazan los
pastores y maestros.
Estos últimos se mencionan, porque son la forma
de obreros cristianos que conocen los lectores. Fue
principalmente a través de los evangelistas
colaboradores de Pablo, no del Apóstol mismo, que el
evangelio les fue revelado a los lectores de fuera de Efeso. Y
hacia el fin del ministerio de Pablo, la palabra "pastor" se
usaba, junto con
"sobreveedor/obispo/presbítero/supervisor" y "anciano"
como equivalentes aproximados de "líder
de la iglesia" (cf. Hech. 20:17, 28 donde los "ancianos"
son llamados "obispos" que "pastorean" al rebaño. Los
"pastores" y "maestros" comparten aquí un mismo
artículo definido en gr., y esto sugiere que son un
mismo grupo
("pastores que son también maestros"); pero en esta
lista más extensa de diferentes ministerios,
es más probable que Pablo tenga en vista dos grupos con
funciones
que se superponen (p. ej. la enseñanza; y los "maestros"
eran un grupo distinto; 1 Cor. 12:28, 29; Gál.
6:6).
Poco después de la época de Pablo el
liderazgo de
la iglesia se cristalizó en tres grupos: supervisor o
sobreveedor/obispo, ancianos y diáconos. La ausencia de
estos términos en Ef. 4:11 sigue siendo una clara
evidencia de que la carta fue escrita en vida de Pablo, no
más tarde.
12 Se dice que estos líderes han sido
dados para cumplir tres propósitos coordinados. Cristo
los dio para capacitar o completar a los santos, para servir a
las necesidades de la iglesia y para edificar el cuerpo de
Cristo. La interpretación protestante tradicional (ahora
reflejada en todas las traducciones modernas) ha limitado la
función de los líderes a la primera de estas
tres, argumentando que los santos capacitados son quienes luego
ministran a la iglesia y la edifican, no los líderes.
Proponer que estos últimos son el sujeto de las tres
frases, es visto como una interpretación
"católica" y "clericalista". Pero aunque cualquier
interpretación "clericalista" queda claramente excluida
por los vv. 7 y 16 (donde los santos tienen, claramente, su
parte en la edificación de la iglesia), es más
probable que sean las funciones de los líderes aquellas
de las que se habla en todo el v. 12.
Según el v. 13, los líderes son dados
para lograr los objetivos
detallados en el v. 12 "hasta que todos alcancemos la unidad de
la fe y del conocimiento
del Hijo de Dios". Pablo no está describiendo
algún período futuro en que la iglesia
gradualmente alcance unidad de creencias y de organización, como parecerían
sugerir casi todas las versiones españolas. En cambio,
anticipa la venida de Cristo que consumará la unidad
cósmica iniciada en la cruz (2:11–22). Por
fe, y en nuestro conocimiento del Hijo, ya participamos en esta
unidad (por cierto, se nos da para que la "guardemos" [4:2]),
pero aún seguimos esperando para ver su
realización completa. A la venida de Cristo, y
sólo entonces, nosotros, la iglesia total universal,
llegaremos "al estado de hombre
perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo, o mejor aun,
un hombre de plena madurez, hasta la medida de la plenitud
de Cristo.
El concepto aquí es esencialmente el mismo de
Col. 3:4, pero con un mayor énfasis en la existencia
corporativa de la iglesia universal como un cuerpo
único. Los líderes son dados para cumplir las
funciones del v. 12 "hasta" que la venida de Cristo lleve a su
iglesia a la madurez completa. Pero ese "hasta" también
tiene la implicación de "hacia". Lo que Cristo
logrará plenamente al final es la meta hacia
la cual, por la gracia de Dios, se ha dado a los líderes
para que trabajen.
Los vv. 14–16 son aún parte de la
oración comenzada en el v. 11, y la línea del
pensamiento es más sutil. Es que Cristo dio a los
líderes durante este tiempo para
brindar la dirección en que apuntan nuestra
esperanza y el evangelio. Los dio para que ya no tengamos que
estar atrapados por la inmadurez de la infancia
(presa de toda presión), sino que comencemos a crecer
hacia la madurez prevista, es decir, a la semejanza misma de
Cristo. Mientras que los símbolos, hasta ahora, podrían
casi sugerir que la iglesia crece hacia una adultez
independiente como la de Cristo, el cambio de símbolos
al final del v. 15 le recuerda al lector que Jesús es
Señor (cabeza) de todo el proceso, y
que el propósito para la iglesia es que crezca hacia una
unión más íntima con él. Pablo
cierra el párrafo con una forma revisada de Col.
2:19, que intenta resumir la totalidad de lo dicho hasta
ahora.
Todo el crecimiento del cuerpo proviene finalmente
de Cristo, pero el cuerpo crece a medida que cada uno
de los miembros cumple con la tarea de crecimiento que le
corresponde en amor (reafirmando el v. 7, y aclarando que no
son sólo los líderes quienes edifican la
iglesia). Durante todo el proceso esa edificación y
crecimiento se mantienen en unidad y cohesión por medio
de todas las coyunturas (haciendo eco del papél
de los líderes que enseñan). Todo esto presenta
un desafío para el día de hoy:
¿Están nuestros líderes tratando de
promover esta clase de crecimiento unido de la totalidad de la
iglesia de Dios en conjunto? y, ¿queremos
seguirlos?
Abandonar la vida de la vieja humanidad y vivir
según la nueva creación (4:17-6:9) El
material que sigue utiliza la apelación de Col.
3:5–4:2. En Col., Pablo redactó su
descripción de la vida cristiana, principalmente en
términos de un contraste entre buscar las cosas de
arriba, y hacer morir la naturaleza terrenal (Col. 3:1–6:
para corregir un interés
diferente y enfermizo por las cosas celestiales). En Efesios,
el contraste dominante es el de 2:1–22, es decir, el
"entonces-ahora" de la separación anterior y la actual
unidad y armonía de la nueva creación. Aunque
el lenguaje
utilizado aquí en el encabezamiento se encuentra
únicamente en 2:15 y 4:22–24, nos brinda una
metáfora principal muy apropiada para toda la
sección.
Pero las secciones subordinadas destacan diferentes
énfasis dentro del tema de la vida en la nueva
creación: 4:25–5:2 trata principalmente sobre
pecados como el enojo y la mentira que podrían causar
disensión y separación en la iglesia;
5:3–14 advierte a los creyentes sobre no dejarse atrapar
por las tinieblas del mundo que los rodea (particularmente en
el comportamiento sexual) que alguna vez los
envolvieron; 5:15–20 hace un contraste entre la
insensatez del mundo y la sabiduría de la nueva vida
orientada hacia Dios; mientras que 5:21–6:9 examina la
manera en que las relaciones esposo-esposa, padres-hijos y
esclavo-amo, pueden reflejar la unidad cósmica que Dios
ha iniciado en Cristo.
4:17–24 ¡Despojaos del viejo hombre y
vestíos del nuevo! Luego de insistir en el comienzo
en que los lectores dejen su anterior forma de vida como
gentiles (17), ésta se describe en colores oscuros
(18, 19; cf. Col. 1:21; 3:7) a fin de ofrecer un agudo
contraste con lo que han conocido de Cristo en el evangelio
(20, 21). El es el modelo para
la humanidad de la nueva creación, y Pablo recuerda a
sus lectores que el evangelio, por esa razón, incluye la
enseñanza sobre la necesidad de despojarse de la vieja
humanidad pecaminosa, y vestirse de la nueva (22–24;
cf. Col. 3:8–10). ()
17–19 Comparemos estos
versículos con aquellos muy similares en Rom.
1:18–32 (especialmente 1:21, 24). Podemos observar que
aquí, como corresponde a una apelación o ruego,
hay mayor énfasis en la responsabilidad humana de abandonar el pecado
(cf. Rom. 1:24, 26, 28: "Dios los entregó…
" Con el v. 19: se entregaron). Como en Rom., el problema se
origina en el pensamiento idolátrico (la palabra
vanidad en el v. 17 sugeriría inmediatamente esto
a un lector judío), en la ignorancia consciente y
culpable referente a Dios, y en la "dureza de corazón".
En las Escrituras esta expresión significa franca
rebeldía, no insensibilidad emocional. Esto lleva a que
el entendimiento se entenebrezca aun más, ya que Dios es
desplazado de la posición central que debería
ocupar. Esto, a su vez, lleva a que la conciencia
humana falle, y hace caer a la persona en la espiral
descendente del pecado (19). Todo se resume en una de las
palabras clave de la carta: alejados (18; cf. 2:12 y
Col. 1:21).
20–24 Contraste entre la vida anterior de
los lectores, como gentiles, con todo lo que se les ha
enseñado acerca de Cristo, tanto en la
proclamación inicial como en las enseñanzas
posteriores. Nótese la manera en que los vv. 20 y 21
reflejan a Col. 2:6, 7, que aquí brinda el sentido
básico. Lo que aprendieron sobre Cristo fue que
él encarna la verdad en contraste con el
"engaño" que caracterizaba su existencia anterior (21,
22). El gr. que Pablo usa aquí no es fácil de
seguir, y literalmente dice: "Vosotros habéis sido
enseñados en él, como [la] verdad está en
Jesús, a despojaros del viejo hombre/la vieja humanidad
correspondiente a vuestra anterior manera de vivir… y a
vestiros del nuevo hombre/la nueva humanidad."
En otras palabras, a los lectores se les había
enseñado que Jesús encarna la verdad, y que si
deseaban vivir en ella, debían despojarse de su vida
anterior y adoptar una como la de él. Este "viejo
hombre" del que deben despojarse es Adán, y el "nuevo
hombre" del que deben vestirse es Cristo. Hay un importante
elemento de verdad aquí, pero tanto el pasaje paralelo
en Col. (3:1–4 y 8–10) como 4:24b–32 sugieren
algo diferente. Aquí, Pablo está pensando en la
distinta clase de naturaleza
humana que caracteriza a cada creación. El
Apóstol alienta a sus lectores a renovarse en su mente,
y a vivir según la naturaleza de la nueva
creación que Dios ya está haciendo en ellos.
Según el v. 24, esa "nueva naturaleza" es "creada a
semejanza de Dios".
La enseñanza original de Pablo probablemente
estaba expresada en el modo indicativo: en unión con
Cristo vuestra vieja naturaleza pecaminosa fue crucificada, y
fuisteis levantados para la vida en la nueva creación
(cf. Rom. 6; 2 Cor. 5:17; Col. 2:11, 12, y más
obviamente aun, Col. 3:9, 10, el paralelo directo); pero tales
indicativos implican correspondientes imperativos (como
aquí; cf. Rom. 6): somos responsables de vivir
con toda seriedad y energía lo que Dios está
haciendo en nosotros (cf. Fil. 2:12, 13). El no hacerlo,
sería precisamente vivir en el "engaño" (22) de
la vieja creación, en lugar de vivir en la "verdad" de
la nueva (24; cf. 21).
4:25—5:2 ¡Vivid en la verdad cuyo
modelo es Cristo Jesús! Si la humanidad de la nueva
creación refleja "la verdad" revelada en Jesús
(21, 24), en lugar del "engaño" de la antigua,
inevitablemente requerirá que los cristianos hablen la
verdad, y no engaño. Pero la verdad revelada se centra
en la reconciliación y unidad cósmicas, y por
ello Pablo agrega que debemos abstenernos de mentir, porque
somos miembros los unos de los otros. Es decir, que ya
no somos seres apartados e independientes, sino gente que ahora
tiene un sentido de pertenencia, en unidad con otros a quienes
no debemos robarles la verdad según la cual ellos
habrán de decidir y actuar.
La enseñanza que sigue en esta sección
se concentra especialmente en el pecado del enojo y su efecto
separador (26), y los pecados relacionados con él
(29–31). En lugar de éstos, los creyentes son
llamados a seguir el modelo de la verdad de Dios revelada en
Jesús (4:32–5:2). Toda la sección es, en
esencia, una reescritura de Col. 3:8–12.
26 Introduce el tema principal del pasaje: el
enojo. La traducción que encontramos en la
mayoría de las versiones castellanas, enojaos, pero no
pequéis pierde por completo la fuerza del
original. No es un estímulo para la ira justificada (por
cierto, toda clase de ira es condenada en 4:31); es una
advertencia: "Si te enojas, ¡ten cuidado!
¡Estás a las puertas del pecado!" En Occidente el
enojo es considerado señal de masculinidad, pero la
tradición judía era más consciente de su
poder divisivo, satánico y corruptor.
El enojo y los pecados relacionados con él,
mencionados en los vv. 29 y 31, son el epítome de los
pecados socialmente destructivos y alienantes, tan
característicos de la antigua creación. El robo
(28) es otro de ellos; ya que se lo experimenta no sólo
como la privación de la propiedad
(que es similar a la pérdida accidental), sino como un
ataque que mancha la esfera privada personal, y
como un destructor de la confianza en el seno de la comunidad.
Estas cosas y otras similares "entristecen" al
Espíritu Santo en el sentido de que se oponen a la
dirección misma del Espíritu en su obra
reconciliadora, unificadora y de llevar a cabo la nueva
creación en el creyente.
En lugar de estas actividades socialmente
destructivas, Pablo aboga por otras correspondientes que son
cohesivas, edificantes y marcan las características de
la existencia de la nueva creación, resumida y hecha
realidad en Cristo: el que antes robaba, debe volverse
filántropo (28); la capacidad de hablar no debe usarse
para destruir y maldecir, sino para el bien (29); en lugar de
ira, el creyente debe mostrar el carácter perdonador de Dios
(32)
2.4 PROPUESTA, HACIA UN IGLECRECIMIENTO
BIBLICO
Finalmente, mi propuesta se basa en el estudio hecho,
y coincido con el pensamiento del teólogo
Latinoamericano Miguel Ángel García
Sarceño, una autoridad dentro de la
Iglesia.Director e Instructor del CLB para México, Centro América y el Caribe Hispano. A
continuación parte de su estudio.
2.4.1 Restaurando el paradigma
bíblico del iglecrecimiento
Desde hace más de una década, nuestra
Iglesia inició un proceso de cambios y reformas
organizacionales y operacionales. Este proceso incluyó
las iniciativas de crear un nuevo paradigma de liderazgo y
nuevas estructuras
en los tres grandes niveles de la
organización de la iglesia, con el objeto de
eficientizar su trabajo en
el cumplimiento de la Gran Comisión.
Como resultado de estas reformas, la iglesia
cambió su hiper-énfasis en el crecimiento
cualitativo por un exagerado énfasis en el crecimiento
cuantitativo, dentro de lo cual, lo cualitativo ha perdido un
lugar de importancia. Obviamente, nuestro pasado énfasis
en lo cualitativo, tenía muchos errores conceptuales y
era usado mas como mecanismo de racionalización para
justificar la falta de crecimiento cuantitativo. No obstante,
el nuevo enfoque adoptado de iglecrecimiento, no ha logrado
restaurar el equilibrio
bíblico del crecimiento de la iglesia, pues un
crecimiento cuantitativo con menoscabo de lo cualitativo, o que
no converge con éste, no es bíblico.
Bajo el nuevo enfoque de iglecrecimiento, la iglesia a
través de su liderazgo, con una actitud acrítica,
a incorporado o adoptado paradigmas
de crecimiento (), que no solo son antibiblicos, sino
también ineficientes.() La razón por la
que el liderazgo se ha adherido a estos paradigmas,
según ellos, es porque creen que el iglecrecimiento,
como movimiento,
es ateológico.() ¡He aquí el error
fundamental! () El verdadero iglecrecimiento tiene que
partir de una concepción bíblica y correcta de la
eclesiología del Nuevo Testamento. ¿Cuáles
son los paradigmas antibíblicos de iglecrecimiento que
han sido abrazados por la mayoría de nuestros
líderes? Estos paradigmas los podemos clasificar en dos
categorías.
2.4.2 Paradigmas antibiblicos de
iglecrecimiento
2.4.2.1 Paradigma institucionalista ()
Este paradigma se edifica sobre una
seudo-concepción del binomio
organismo-organización de la Iglesia
Neo-Testamentaria. Según este paradigma, todo lo que la
Iglesia es está contenido en la institución u
organización eclesiástica. Por lo tanto, no solo
es legítimo el empleo de
métodos
manipuladores tipo marketing, sino que son
imprescindibles si se quiere que la iglesia crezca
cuantitativamente. Por lo tanto, desde la perspectiva de este
paradigma, el liderazgo (lo humano) puede hacer crecer la
Iglesia, y tal crecimiento dependerá de la copia de
iglesias-modelos, de
la implementación de programas, de
métodos pragmáticos, etc. En conclusión,
este paradigma hierra en dos cosas:
- Reduce la Iglesia a una mera organización o
institución. Como tal, podemos hacer crecer la iglesia
como cualquier empresa
secular. - La atribución exclusiva que la Biblia le da
a Dios, como el único que causa el crecimiento en la
iglesia, es transferida al hombre, según este
paradigma.
2.4.2.2 Paradigma espiritualista
Es importante aclarar que el adjetivo "espiritualista"
no debe ser confundido con espiritualidad, pues hace referencia
mas a una actitud espiritualista, que a la acción
del Espíritu Santo. Se refiere mas a una visión
filosófica dualística de la realidad,
según la cual no puede interrelacionarse el
espíritu con la materia.
Este paradigma, igual que el anterior, se edifica sobre una
concepción errónea del binomio
organismo-organización de la Iglesia
Neo-Testamentaria. No obstante, se diferencia del paradigma
institucionalista en que, cree que la iglesia esta constituida
solo por el elemento organismo, sin incluir la
organización. Para este paradigma, () el
organismo y la organización constituyen dos principios
opuestos, que se excluyen entre sí. Por esta
razón, este paradigma desvalora todo lo institucional u
organizacional, devalúa todo proceso racional y toda
investigación empírica sobre el
crecimiento de la Iglesia.
Bajo esa concepción, muchas iglesias que han
abrazado este paradigma, procuran hacer crecer la Iglesia con
programas de ayunos, oración y guerra
espiritual, etc. () Es decir, limitan la acción
de Dios, en función del crecimiento de la iglesia, a las
iniciativas espirituales previamente mencionadas. No obstante,
a pesar de la diferencia conceptual con el paradigma
institucionalista, este paradigma viene a coincidir en la
práctica en una cosa con tal paradigma: el
crecimiento de la iglesia queda determinado por la iniciativa
del hombre. () Si el hombre no
ayuna, no ora ni hace guerra espiritual, entonces la iglesia no
crecerá. Las investigaciones
empíricas y serias que se han hecho alrededor del mundo
por investigadores del crecimiento de iglesias, ponen de
manifiesto que muchas iglesia que siguen estas
prácticas, no están en crecimiento. Poniendo
así de manifiesto que tales práctica, con la
visión y actitud con que la hacen, no pasan de ser un
activismo religioso sin fruto. Con plena razón
Christian A. Schwarz, dice de este movimiento:
"me refiero a los cristianos que al querer trabajar
conscientemente en la fuerza del Espíritu Santo, a
nivel práctico anteponen la suya a la acción
divina. " () En conclusión, este paradigma
también falla en dos cosas:
- Aborda el binomio
organismo-organización de la Iglesia, con una
visión dualística, es decir contradictorios,
por lo que no pueden cooperar el uno con el otro. - Desvalora toda estructura
organizacional, proceso racional, y toda
investigación empírica, por considerarlos como
no espirituales.
Cualquiera de estos dos paradigmas que se hayan
adoptado, consciente o inconscientemente, ponen de manifiesto
que algo anda mal, pues no estamos teniendo un crecimiento que
se adecue al perfil de crecimiento que nos presentan las
Escrituras. Esto nos debe de hacer reflexionar sobre la
pregunta: ¿Por qué la iglesia no está
obteniendo el crecimiento tal como esta diseñado en la
Biblia? Para encontrar la respuesta correcta, necesitamos
despojarnos de los paradigmas de crecimiento
antropológicos, y buscar el paradigma divino en Las
Escrituras.
2.4.3. El Paradigma bíblico del
iglecrecimiento
2.4.3.1 Enseñanza general sobre el
crecimiento
El Nuevo Testamento tiene dos pasajes que son claves
para entender los principios que Dios utiliza, no solo para
producir crecimiento en el mundo biológico, sino
también para hacer crecer su Reino, y por ende, Su
Iglesia.
- San Mateo 6:28.
Para tener una idea exacta y provechosa de esta
escritura,
es necesario analizarlo en su contexto general y
específico. Es importante notar que el tema general
hilador en que se encuentra esta escritura, es El Reino de
Dios. Por lo tanto, el objetivo
primario de Cristo no es darnos una lección de biología o botánica, sino una de naturaleza
espiritual. En este contexto Jesús nos dice:
"Mirad los lirios del campo, Cómo
crecen."
El término "mirad", es una traducción
del griego katamáthete, que podría ser
traducido "aprended atentamente o cuidadosamente". El
término está en imperativo, lo cual implica que
reviste el mandato: aprended cuidadosamente.
¿Sobre qué debemos aprender? Sobre los lirios del
campo. Luego, para evitar toda elucubración,
Jesús orienta el elemento específico que debemos
de aprender de los lirios: cómo
crecen.
Esto significa que la forma de cómo los lirios
crecen, contiene una lección de la naturaleza, que
ilustra muy bien un principio del Reino de Dios. La ansiedad y
el afán no forman parte en la existencia de los lirios
en su desarrollo o
crecimiento, pues la sobrevivencia y crecimiento dependen de
una causa providencial independiente de ellos, es decir, Dios.
Ese principio debe de cobrar vigencia en el estilo de
vida de aquellos que vivimos bajo el poder redentor del
Reino de Dios.
¿Qué implicación tiene esta
verdad para el crecimiento de la Iglesia? Que su crecimiento no
depende del mero esfuerzo humano, sino de Dios. Así como
él tiene mecanismos bióticos para hacer crecer
los lirios, también tiene mecanismos energizados por El
Espíritu para hacer crecer Su Iglesia. Cuáles son
esos mecanismo es nuestra tarea de descubrir mediante el aprendizaje
cuidadoso de Las Escrituras, y por ende de la naturaleza, que
según La Biblia, ilustran muy bien una serie de
principios del reino y la iglesia.
- San Marcos 4:26-29.
Este pasaje nos traslada a un peldaño mas en la
comprensión de cómo Dios lleva a cabo el
crecimiento en la naturaleza y en Su reino, y porque no
decirlo, también en Su Iglesia. El pasaje en estudio,
dice:
Así es el reino de Dios, como cuando un
hombre echa semilla en la tierra. Duerma y vele, de noche y
de día, la semilla brota y crece sin que
él sepa cómo, porque de por sí lleva
fruto la tierra: primero hierba, luego espiga,
después grano lleno en la espiga; y cuando el fruto
esta maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha
llegado.
Hay tres verdades esenciales contenidas en este
pasaje. La Primer verdad, lo que el hombre debe hacer y lo que
no puede hacer para que se produzca el crecimiento. Segunda
verdad, las cualidades del crecimiento. Y tercera y
última verdad, quien es la causa eficiente del
crecimiento.
- El Rol del hombre en el crecimiento.
Según esta parábola, aunque el hombre no
puede producir ni entender cómo se produce el
crecimiento, eso no significa que debe asumir un rol pasivo,
sino uno activo. Su responsabilidad es la de sembrar la
semilla, y recoger la cosecha.
- Las cualidades del crecimiento.
Según las escritura en estudio, el crecimiento
es:
a) Espontáneo e inherente a la naturaleza de
los seres vivos. Una vez la semilla germina, su crecimiento
es espontáneo como resultado del curso de la naturaleza.
El término que utiliza la Biblia para designar esta
cualidad es aujtomavth (automáte), de donde proceden los
términos españoles de autómata y
automático. "Porque
de por sí lleva fruto".
b) Secreto y misterioso. Los mecanismos que
activan el crecimiento espontáneo en los seres vivos,
escapan de la percepción y comprensión del
hombre. "Duerma y vele, de noche y de día, la semilla
brota y crece sin que él sepa
cómo".
c) Pequeño en la etapa inicial. El
verdadero crecimiento no es abrumador en su etapa inicial. Su
volumen es
pequeño, pero sólido, estable, excepto si es
enfermizo. Un crecimiento acelerado o demasiado lento en el
mundo de la biología y la medicina,
con sus raras excepciones, siempre es patológico.
"…primero hierba, luego espiga…"
d) Gradual y continuo. La afirmación del
escritor sagrado: "primero hierba, luego espiga, después
grano lleno en la espiga…", pone en evidencia el
carácter gradual del crecimiento. Mientras que la
expresión: "Duerma y vele, de noche y de día, la
semilla brota y crece", no
enseña que el crecimiento, además de ser
progresivo, es continuo. Una vez la semilla germina, comienza a
crecer de día y de noche, sin que el hombre pueda
percibir su crecimiento.
d) Grande al final del desarrollo. El
crecimiento, tal como lo determinado el Creador, tiene una
etapa de esplendor; pero es digno de notar que su crecimiento
no ocurre de manera ilimitada. Tiene una etapa de madurez, en
la que ocurre su mayor capacidad de desarrollo y
multiplicación. Esta son las ideas predominantes cuando
el escritor sagrado dice: "después grano lleno en la
espiga; y cuando el fruto esta maduro, en seguida se mete la
hoz, porque la siega ha llegado".
2.4.3.2 Enseñanza del nuevo testamento sobre el
iglecrecimiento
A. Enseñanza explicita.
A.1. San Mateo 16:18.
No nos dedicaremos a los aspectos hermenéuticos
controversiales de esta Escritura, sino solo en aquello que
esta relacionado con el tema que nos ocupa. Este texto
bíblico, dice:
Mas yo también te digo que Tú eres
Pedro; y sobre esta roca edificaré mi iglesia,
y las puertas del Hades no Prevalecerán contra
ella.
El término griego que traduce el verbo
edificar es "oikodoméso". El
término esta en modo indicativo y en tiempo futuro. La
afirmación que contiene este verbo, no se refiere a un
acto que se agotaría en el Pentecostés, ()
ó a un acto previo a dicho evento. La indicación
de edificar se refiere a una acción que Jesús
ejecutaría desde el inicio de la iglesia testamentaria,
y que continuaría a través del tiempo y se
consumaría hasta el momento que él se la presenta
a Sí mismo.
Por lo tanto, la edificación (desarrollo y
crecimiento) de la Iglesia es un rol fundamental de Cristo. Por
supuesto, el no trabaja en el vacío, por ello se dice
que los líderes y miembros de todo el Cuerpo de Cristo,
también son edificadores, es decir, obreros auxiliares
al Gran Edificador. I Corintios 3:9-10; Efesios
4:11-12.
Por lo tanto, según esta Escritura, el
crecimiento de la iglesia siempre será iniciativa y
fruto del Gran Edificador, Jesucristo. No obstante, como lo
veremos a continuación, tal verdad en ningún
momento asigna ni justifica una actitud pasiva de los
líderes y miembros de la iglesia. Sin embargo, las
iniciativas, planes, estrategias y
programas de estos, tienen que surgir de la acción que
el Cristo resucitado ejerce sobre aquellos que se mueven no
"meramente" por una visión antropocéntrica o
movidos por el espíritu de la tecnología o numerología, sino por
el Espíritu vivificante y energizante, que provee la
vitalidad, sabiduría y el poder necesario para emprender
y terminar la Gran obra edificadora de Cristo.
La afirmación del Salmista es muy ilustrativa
al respecto cuando dice:
Si Jehová no edificare la casa, en vano
trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la
ciudad, en vano vela la guarda. Salmo 127:1.
A.2. Hechos 2:47.
Esta es otra escritura bastante iluminadora sobre la
perspectiva bíblica del crecimiento de la iglesia del
Nuevo Testamento. Esta dice:
"…alabando a Dios y teniendo el
favor de todo el pueblo. Y el Señor
Añadía cada día a la iglesia los que
iban siendo salvos."
El contexto anterior de este pasaje, nos habla del
testimonio presentado por Pedro, junto con los otros
apóstoles (v.14). Como resultado de ello, Lucas
registra, en el versículo 41: y fueron añadidas
en aquel Día como tres mil personas. Luego, en el
versículo 47 concluye: Y el Señor
Añadía cada día a la iglesia los que
iban siendo salvos. ¿Quién asumía el
rol principal en el crecimiento de la iglesia primitiva?
Obviamente que el Señor. El era y es el Gran Edificador
de la iglesia. No obstante, es digno de notas que dicha obra
estuvo íntimamente ligada al testimonio que los
apóstoles daban de Cristo.
A.3. I Corintios 3:5,6.
De todas las Escrituras que tratan sobre el
crecimiento de la iglesia, creo que este es la más
contundente. Este dice:
¿Qué, pues, es Pablo, y qué es
Apolo? Servidores por medio de los cuales habéis
creído; y eso según lo que a cada uno
concedió el Señor. Yo Planté, Apolo
regó; pero el crecimiento lo ha dado
Dios.
Esta escritura es bien clara sobre la imposibilidad de
que los líderes produzcan el crecimiento en la iglesia.
¿Significa esto que no incide lo que hagamos o dejemos
de hacer con el crecimiento de la iglesia, pues al fin de
cuenta, Dios es el que da el crecimiento? ¡Por supuesto
que incide! Un agricultor no puede hacer crecer su cultivo. Eso
es una obra de Dios a través de las leyes de la
naturaleza. Pero nunca podrá cosechar lo que no haya
sembrado. De igual manera, nuestro rol es sembrar y regar la
semilla del reino. Luego Dios se encargará de hacerla
germinar y crecer.
2.4.3.3 El crecimiento cuantitativo es fruto del
crecimiento cualitativo
Desde la perspectiva de los paradigmas de crecimiento
antropológicos, el crecimiento cuantitativo no siempre
guarda relación con el crecimiento cualitativo. Es
decir, divorcian por completo el crecimiento cuantitativo del
cualitativo. Esto no esta de acuerdo con lo que la Biblia
enseña acerca del crecimiento integral de la iglesia. En
el Nuevo Testamento, el crecimiento cuantitativo no solo
converge con el crecimiento cualitativo, sino que este
último se vuelve la causa del primero. Un Análisis cuidadoso del libro de los
Hechos pone de manifiesto esa verdad.
Las investigaciones realizadas cómo iniciativa
de Cristian Schwarz, con quien comparto enormemente la
visión del iglecrecimiento Neo-Testamentario, ponen de
manifiesto que el crecimiento cuantitativo es el resultado del
crecimiento cualitativo de una iglesia. Teniendo como campo de
investigación unas 1000 iglesias en los cinco
continentes de mundo, ya fueran estas grandes o
pequeñas, en crecimiento o en decrecimiento, se
descubrió que el nivel del crecimiento cuantitativo de
las iglesias estaba determinado por su nivel de crecimiento
cualitativo.
Esa investigación me ayudó a entender
los principios de crecimiento que operaron en las diferentes
iglesias que pastoreé por muchos años, unas eran
rurales y otras urbanas. Me ha ayudado a entender el por
qué algunas cosas no me funcionaban en unas iglesias, y
en otras sí.
El crecimiento cualitativo que caracteriza a una
iglesia en crecimiento, está determinado por las
siguientes características:
- Liderazgo centrado en el Katartismo.
- Incorporación de la membresía al
ministerio, según sus dones. - Vivencia de la fe con entrega y
entusiasmo. - Estructura organizacional funcional.
- Cultos que profundizan la fe y la experiencia en
Dios. - Multiplicación de grupos celulares de
discipulado. - Evangelismo contextualizado a la
situación existencial del inconverso.
Relaciones interpersonales de calidad.
2.4.3.1 Liderazgo centrado en el katartismo
Y él mismo constituyó a unos,
apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo,…Efesios
4:11,12.
El término "katartismo", es el vocablo griego
que Pablo usa, y el cual los traductores hispanos de nuestras
Biblias traducen como "perfeccionar". Dicho término se
usa en varios contextos en el Nuevo Testamento. Puede
significar "remendar", "restaurar", "equipar"-en el sentido de
hacer apto a una persona para el desempeño eficiente de una obra. Es este
último significado el que Pablo tiene en mente, cuando
dice que la finalidad de los pastores-maestros por la que han
sido puestos en la iglesia, es la de equipar o hacer apto a
cada santo para que realicen con eficiencia el
ministerio que se les ha asignado en el Cuerpo de Cristo,
que es la iglesia.
Las iglesias que están en crecimiento son
aquellas, según las investigaciones hechas, que poseen
pastores equipadores, que ayudan a cada cristiano a desarrollar
sus dones potenciales, dados por Dios, y permiten que
éstos los ejerzan para la edificación y
desarrollo de la iglesia.
Esto demanda el
que muchos de nuestros pastores de América
Latina reformen y cambien sus estilos de liderazgo y la
manera de llevar acabo su obra pastoral. Requiere que rompamos
con tanto activismo religioso, roles tradicionales, y visiones
tecnocráticas. Es un imperativo que saquemos del centro
de atención y de actividad los programas,
() las cosas eclesiásticas, los intereses
personales, la mediocridad, la comodidad, etc., y pongamos en
su lugar a las personas con todo el potencial que Dios les ha
dado, orientando hacia ellos toda nuestra energía
pedagógica, atención y recursos, hasta
verlos convertidos en lo que Dios quiere que sean según
su plan
Divino.
2.4.3.2 Incorporación de la membresía al
ministerio, según sus dones
"Cada uno según el don que ha
recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios." (1 Pedro
4:10)
La teología de los dones pone al descubierto
nuestra necedad e ineficacia presente. Luchamos, buscamos
métodos, nos entregamos con toda nuestra alma y
cuerpo en busca del crecimiento, y al final terminamos
agotados, frustrados, con una profunda sensación de
fracaso. Y lo peor, creemos que en todo lo que hemos hecho,
hemos estado caminando bajo la guianza del Espíritu. No
somos conscientes de que hemos buscado el crecimiento en
nuestras propias fuerzas, métodos, y sabiduría
propia. Pues mientras nos desgastamos física, emocional y
sicológicamente, los recursos de Dios, latentes en cada
miembro que se reúnen en nuestros templos, permanecen
inactivos, ignorados, y pasivos.
Pues según nuestra pobre visión, ellos
están solo para ser ministrados y no para ministrar,
para recibir lo que sumamos con nuestros pobres esfuerzos, y no
para multiplicar cuantitativa y cualitativamente la
membresía de la iglesia, están allí para
recibir y no para dar, sus roles se limitan a ser espectadores
y no protagonistas del crecimiento integral de la iglesia.
¡Que visión mas ajena y extraña a las
Escrituras! mentales y laborales adquiridos a los largo de
nuestra historia. También
tiene una causa cultural.
La antropología cultural latinoamericana nos
enseña que nuestra conducta
esta determinada más por factores emotivos que
racionales. Culturalmente sólo hay lugar .para un
crecimiento efervescente y precoz. Es mas, nos gozamos
sólo por lo cuantitativo, pues lo cualitativo no
constituye un valor
elevado en nuestra jerarquía de valores. Por
supuesto, todos estos errores tienen un origen multicausal. No
sólo se debe a nuestra ignorancia de las Escrituras,
sino también a condicionamiento.
Una mirada general pero cuidadosa de I Corintios
12:1-12, nos enseñan varias verdades fundamentales sobre
el tema que nos ocupa: a) todo lo que la iglesia necesita para
su crecimiento, es provisto por el Dios Trino; b) Dios le ha
dado, no sólo al ministerio profesional, sino
también al ministerio laico, capacidades especiales,
áreas de servicio y
grados de poder para que desarrollen el Cuerpo de Cristo; c)
Dios no espera que cada miembro sea fuerte ó
hábil en cada área de servicio, por lo tanto, no
es su voluntad que nosotros sirvamos en determinadas
áreas para lo cual no estamos calificados por
él.
Dios nos ha creado con fortalezas y debilidades para
las diferentes áreas del servicio, y él espera
que con mi fortaleza compense tu debilidad, y con tu fortaleza
compensen mi debilidad, y hacer crecer así el Cuerpo de
Cristo.
Si cada pastor entendiera este principio de
crecimiento y comenzara a desmontar una estructura
parecida a la de un vehículo cuyo motor sirve de
asiento, las llantas de volantes, y los asientos de motor,
etc., y comenzara a descubrir los dones de cada miembro, e
implementar las acciones
pertinentes para desarrollarlos, y los incorporara en sus
respectivo ministerio de acuerdo a sus dones, entonces, y solo
entonces, la iglesia estaría en el camino del
crecimiento bíblico. ()
2.4.3.3 Vivencia de la fe con entrega y
entusiasmo
"En lo que requiere diligencia, no perezosos;
fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;
gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación,
constantes en la oración." (Romanos12:11-12)
Este versículo de la Escritura resume muy bien
cómo viven la fe cristiana los miembros de las iglesias
que están en crecimiento. Hagamos un breve
análisis de estos versículos. Según estos,
los cristianos deben vivir la fe:
- Con diligencia, no perezosos: es importante
notar que ókneros que se traduce por
perezosos, no se refiere al haragán que no hace
nada, sino al negligente o moroso, que por su falta de
entrega diligente siempre no concluye lo que tiene que hacer,
por ello siempre deja algo para mañana. La
exhortación es el de vivir la fe con entrega y entera
dedicación a fin de cumplir cada momento lo que el
Señor espera de nosotros. - Fervientes en el espíritu: el
término que se traduce ferviente es zeo y
significa literalmente caliente o hervir. Pablo
utiliza aquí ese término en el sentido
metafórico para hablar de fervor de espíritu, o
entusiasmo. Su exhortación es que debemos vivir la fe
con entusiasmo, no dando cabida al desanimo o al desmayo
espiritual. - Con gozo en la esperanza: Pablo dice que la
fe debe vivirse con la fortaleza del gozo que se deriva de la
esperanza en la segunda venida de Cristo y en el cumplimiento
de todas sus promesas. - Con paciencia en la tribulación: esta
es la mejor traducción, pues la idea original de Pablo
es que el cristiano enfrente la aflicción con
paciencia, es decir, con valentía y fuerza
perseverante. - Con constancia en la oración: la fe,
dice Pablo, se vive con perseverancia en la
oración.
Estas cualidades o actitudes
son las que caracterizan a los miembros de las iglesias en
crecimiento cuantitativo, no importante si son pentecostales o
no. Viven la fe con entrega y dedicación al servicio del
Señor, no hay lugar para el desánimo, para la
pasividad en el servicio o el lamento o la
conmiseración. Viven la fe con un profundo sentido de
certeza sobre el futuro, es decir, sobre lo que Dios les ha
prometido, y especialmente, sobre la venida del
Señor.
2.4.3.4 Estructura organizacional
funcional
…todo el cuerpo, bien concertado y unido
entre sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro,
recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Efesios 4:16.
Según la eclesiología bíblica,
cada iglesia contiene la plenitud de los recursos de la iglesia
universal. Un solo versículo comprueba esto: Vosotros,
pues, sois el cuerpo de Cristo y miembros cada uno en
particular. I Corintios 12:27. Note que esta afirmación
se hace en aplicación a una iglesia local, no a la
iglesia universal. Lo que significa que la iglesia local que
estaba en Corinto, eran allí el Cuerpo de Cristo, no una
parte del mismo. Por lo tanto, la iglesia en Corinto
tenía la plenitud de los recursos que existían en
la iglesia universal. El espacio no nos permite desarrollar
todas las implicaciones que esto tiene para el crecimiento. No
obstante desarrollaremos sólo una de las ideas
importantes.
La iglesia como un organismo necesita una estructura
organizacional que sea funcional en su respectiva localidad, a
fin de liberar todo el potencial de crecimiento que existe en
ella como cuerpo de Cristo. La estructura organizacional
impedirá o propiciará el crecimiento en esa
localidad. He aquí la importancia de las estructuras
organizacionales, por lo que no deben verse con mediocridad o
pasarlas desapercibidas. Las investigaciones realizadas nos
dicen que las iglesias que no crecen son aquellas que han
adoptado estructuras organizacionales no funcionales, tales
como: estructuras de gobierno desalentador, horas de culto
inadecuadas, sistemas
financieros desmotivadotes, etc.
2.4.3.5 Cultos que profundizan la fe y la
experiencia con Dios
"Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias
en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros
en Cristo Jesús. No apaguéis el Espíritu
Santo." (1 Tesalonicenses 5:16-19)
Las investigaciones arrojan importantes revelaciones
en relación a lo cultos que contribuyen para el
crecimiento. Una de ellas es que la naturaleza de la liturgia,
el uso de determinado lenguaje, personalidades
eclesiásisticas importantes etc., no es lo que incide
para el crecimiento. Lo que sí incide, prescindiendo del
tipo de liturgia, es que esta produzca en cada participante una
experiencia inspiradora, conduciéndolos a un contacto y
a una experiencia fresca con Dios.
Obviamente, esto no se logra con cultos rutinarios o
improvisados, lo cual solo es una manifestación
más del activismo religioso que esta agobiando la vida
de cientos de cristianos alrededor de América Latina.
Debo reiterar la advertencia que para que se dé el
crecimiento cuantitativo a través del crecimiento
cualitativo, es necesario que todas las cualidades del
crecimiento cualitativo deben converger simultáneamente
en su desarrollo.
2.4.3.6 Multiplicación de grupos celulares
de discipulado
Hay dos pasajes de las Escrituras que ilustran muy
bien este principio. Ambos se encuentran en el libro de los
Hechos de los Apóstoles.
Así que, los que recibieron su palabra fueron
bautizados; y se añadieron aquel día como tres
mil personas. Y perseveraban en la enseñanza de los
apóstoles, en la comunión unos con otros, en el
partimiento del pan y en las oraciones. (Hechos
2:41,42)
Este primer pasaje pone de manifiesto el cumplimiento
de la Gran Comisión por parte de los Apóstoles,
la cual dice:
Por tanto, id, y haced discípulos a
todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os
he mandado;… Mateo 28:19,20.
La expresión "Y perseveraban en la
enseñanza de los apóstoles", según el
texto en griego, no significa "Y perseveraban en la doctrina de
los apóstoles", como lo traducen algunas versiones de la
Biblia. Esta última traducción conlleva la idea
de que los recién conversos, como fruto del
sermón de Pedro, mantenían una conducta constante
de observación del contenido de lo que los
apóstoles les enseñaban, idea muy ajena a lo que
el texto esta enseñando. Lo que el texto sí nos
esta diciendo es que, los recién convertidos se
mantenían diligentes y constantes en la asistencia a las
enseñanzas discipuladoras de los
apóstoles.
Su perseverancia era en el discipulado
apostólico. He aquí uno de los grandes secretos
apostólicos para el crecimiento, no solo cuantitativo
sino cualitativo. Bajo el ministerio apostólico, no se
trabajaban a las personas sólo a nivel de su
conversión inicial, no las dejaban en el altar de la
profesión de fe, como ocurre en la mayoría de
nuestras iglesias de hoy. Restaurar el discipulado en cada
iglesia local es un imperativo para su crecimiento
integral.
Las investigaciones de campo que se han hecho, revelan
que las iglesias que crecen son aquellas que mantienen vigente
grupos de discipulado multiplicadores, es decir, grupos de
discipulado que producen otros grupos de discipulado. Es la
restauración de las iglesias apostólicas de las
casas que se multiplicaban en todas las ciudades y provincias
romanas.
Pero la eficacia de
este principio de crecimiento no solo consiste en establecer
grupos de discipulado que se multiplican. Consiste en lograr
desarrollar un estilo de vida comunitaria en los grupos en
donde las necesidades integrales
de cada persona son satisfechas. El segundo pasaje del libro de
los Hechos, ilustra muy bien como funcionaba esto en la iglesia
primitiva.
"Y perseverando unánimes cada día en
el templo, y partiendo el pan en las casas, comían
juntos con alegría y sencillez de corazón,
alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo." (Hechos
2:46-47)
2.4.3.7 Evangelismo contextualizado a la
situación existencial del inconverso
"Me he hecho a los judíos como judío,
para ganar a los judíos… a los que están sin
ley, como si yo estuviera sin ley… a todos me he hecho de
todo, para que de todos modos salve a algunos." (1 Corintios
9:20-22)
Si queremos tener éxito
en nuestra evangelización, tenemos que producir cambios
radicales de cómo hacer el evangelismo. El primer cambio
que tenemos que hacer, según la Escrituras y las
investigaciones de campo que se han hecho, es lograr incorporar
a cada creyente según su don, en la tarea de que cada
inconverso se exponga para escuchar el "evangelio", sí,
eso, el evangelio, no la doctrina de la iglesia, no nuestros
sistemas religiosos, legales o moralistas.
En segundo lugar, necesitamos desarrollar la capacidad
de contextualizar el evangelio, sin alteración, a la
situación existencial de cada persona, es decir, tenemos
que ser capaces de contextualizar el evangelio a cada
situación problemática del hombre post-moderno, a
fin de que éste pueda ver en el evangelio la alternativa
de Dios para cada problema de su vida, y romper así el
prejuicio
que el evangelio nada tiene que ver con la problemática
del hombre en su existencia presente.
2.4.3.8 Relaciones interpersonales de
calidad
"Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis
unos a otros; como yo os he amado, que también os
améis unos a otros. En esto conocerán que sois
mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los
otros." (Juan 13:34-35)
Con respecto a esta cualidad que deben desarrollar las
iglesias que quieren crecer, Christian A. Schuwarz, nos
dice:
"Nuestras investigaciones… han demostrado que hay
una relación muy significativa entre la capacidad de
amar de una iglesia y su potencial de crecimiento. Las
iglesias en crecimiento poseen, por lo general, un
‘coeficiente afectivo’ considerablemente superior
al de las iglesias estancadas o en decrecimiento." "…Al ser
obra de Dios, el auténtico amor vivido por los
creyentes confiere a la iglesia una fuerza de
atracción mucho más efectiva que cualquier
programa
evangelístico basado casi exclusivamente en la
comunicación verbal." (DNI,
36).
Por lo antes dicho, son vitales los aportes que el
liderazgo relacional da al crecimiento cualitativo y
cuantitativo de la iglesia de Dios de la profecia. Vale la pena
fomentarlo a través de un proyecto
aceptable para toda la comunidad que integra ésta
Iglesia. De lo contrario, como dice el teólogo
Guatemalteco José Antonio Romero: "Desde el punto de
vista de la sociología, dejaría de ser una
Iglesia para convertirse como otra secta mas en el
país." Deseo finalizar con la oración del primer
Supervisor General de la Iglesia de Dios de la Profecia, Obispo
Ambrosio Joseph Tomlinson:
"Oh Dios, danos un ejercito de hombres
y mujeres que no teman nada mas que a Dios. Hazlos arder con
un celo tal que ningún grito de fanatismo,
engaño del diablo, manifestación de la carne, o
cualquier otra cosa refrene el fervor o impida el progreso
hasta que este glorioso evangelio sea publicado hasta lo
ultimo de la tierra y la llama completa pentecostal, con
todas sus señales, maravillas, y diversos
milagros y dones del Espíritu Santo estén
ardiendo para la gloria de Dios, como al comienzo de la
bendita era del evangelio".
CAPITULO 3
MARCO METODOLÓGICO
3.1 OBJETIVO GENERAL:
Establecer los aportes del liderazgo relacional al
crecimiento cualitativo y cuantitativo de la Iglesia de Dios de
la Profecia en la ciudad capital de
Guatemala.
3.2 OBJETIVOS ESPECIFICOS:
3.2.1. Identificar la relación entre
liderazgo relacional y el crecimiento cualitativo y
cuantitativo de la iglesias, causas que influyen en el
desconocimiento del liderazgo de los principios de la Identidad de
la Iglesia.
3.2.2. Reconocer la importancia de utilizar variedad
de estrategias para enriquecer las relaciones del liderazgo y
la membresía de la Iglesia.
3.2.3 Analizar la necesidad de que en la Iglesia local
se enseñe lo que es el liderazgo relacional como
opción clave para el crecimiento de la
Iglesia.
3.3 VARIABLES
3.3. 1. INDEPENDIENTE.
El Liderazgo Relacional
3.3.2. DEPENDIENTE
Crecimiento de la Iglesia
3.3.4 DEFINICIION CONCEPTUAL DE LAS VARIABLES:
3.3.4.1 El Liderazgo Relacional,
Es el término que se utiliza para describir la
relación que se forma entre el líder y el
liderado. Es el Proceso de influir en las personas para que
vean lo que nosotros vemos y enseñarles el como hacerlo,
el cuándo y el por qué de las metas. En este
trabajo se introduce desde una perspectiva bíblica
teológica y eclesiológico. En los últimos
años se le ha conocido también como
relación de influencia. Donde la relación y el
amor van de la mano. Se centra en el valor dinámico de
la relación para las personas involucradas. En este
trabajo se trata del liderazgo relacional trascendental. Un
liderazgo donde las relaciones se enriquecen en toda la
jerarquía de la iglesia. La base es el amor ágape
de Dios. Un amor que se da, que se sacrifica (1Co. 13. y 1Jn.
4:8). A este liderazgo se le llama también de
influencia. Se Identifica la relación entre
liderazgo relacional y el crecimiento cualitativo y
cuantitativo de la iglesia y las causas que influyen en el
desconocimiento del liderazgo de los principios de la Identidad
de la Iglesia, Se da al analizar la exégesis presentada
en este trabajo. Efesios 4:11 ejemplifica los
dones de la victoria de Cristo, señalando ciertos tipos
de líderes en la iglesia.
3.3.4.2. Crecimiento de la Iglesia,
El verdadero iglecrecimiento tiene que partir de una
concepción bíblica y correcta de la
eclesiología del Nuevo Testamento. ¿Cuáles
son los paradigmas antibíblicos de iglecrecimiento que
han sido abrazados por la mayoría de nuestros
líderes? Estos paradigmas los podemos clasificar en dos
categorías: antibiblicos y bíblico. Por lo tanto,
la edificación (desarrollo y crecimiento) de la Iglesia
es un rol fundamental de Cristo. Por supuesto, el no trabaja en
el vacío, por ello se dice que los líderes y
miembros de todo el Cuerpo de Cristo, también son
edificadores, es decir, obreros auxiliares al Gran Edificador.
I Corintios 3:9-10; Efesios 4:11-12. Una
correcta propuesta, hacia un iglecrecimiento
bíblico. Siguiendo el Liderazgo centrado en el
katartismo. Efesios 4:11,12. El término "katartismo", es
el vocablo griego que Pablo usa, como "perfeccionar" o
capacitar. Dicho término se usa en varios contextos en
el Nuevo Testamento. Puede significar "remendar", "restaurar",
"equipar"-en el sentido de hacer apto a una persona para el
desempeño eficiente de una obra. Es este último
significado el que Pablo tiene en mente, cuando dice que la
finalidad de los pastores-maestros por la que han sido puestos
en la iglesia, es la de equipar o hacer apto a cada santo
para que realicen con eficiencia el ministerio que se les ha
asignado en el Cuerpo de Cristo, que es la iglesia.
Las iglesias que están en crecimiento son aquellas,
según las investigaciones hechas, que poseen pastores
equipadores, que ayudan a cada cristiano a desarrollar sus
dones potenciales, dados por Dios, y permiten que éstos
los ejerzan para la edificación y desarrollo de la
iglesia.
3.5. DEFINICIÓN OPERACIONAL DE LAS
VARIABLES
INDICADORES
V.I LIDERAZGO RELACIONAL | V.D. CRECIMIENTO CUALITATIVO Y |
1. Conocedores de la historia de la 2..Concepto de liderazgo relacional 3. agentes de Crecimiento 4. Facilitadotes. 5. Canalizadores. 6. Conocimiento de su rol como lideres 7. Como equipo pastoral 8. Mentores y Capacitadores de para que tengan un una correcta con Dios y sus semejantes. | 1. Rol de la membresía. 2. Participación activa. 3. Receptores y comunicadores. 4. Valorización continúa de Valores basadas en las escrituras. 5. Renovación objetiva de la identidad Cultura de la Iglesia de Dios. 6. Uso correcto y justo del gobierno Teocrático. 7. Implementación del principio "Cada gane uno". 8. Conocedores de la 9. Practicantes del crecimiento bíblico a Del servicio al prójimo |
SUJETOS: POBLACIÓN Y MUESTRA.
Se entrevistara y se recogerá opinión, a
través de un cuestionario
a 20 personas miembros del pastoreado y liderazgo de la Iglesia
de Dios de la Profecia en la ciudad capital de Guatemala, la
cual representa una muestra del 75% del liderazgo pastoral. La
población meta, 200 líderes de la
Iglesia en el área central, de los cuales se tomó
una muestra aleatoria simple del 10%, o sea 20 líderes
de la Iglesia de Dios de la Profecía.
3.7. E. INSTRUMENTOS
Se considero apropiado utilizar como instrumento un
cuestionario con 10 preguntas, por ser mas confiable, objetivo
y también por su economía y
simplicidad, dicho cuestionario se encuentra en el. Anexo No.
1. Cada cuestionario tiene dos respuestas ( Si o No) y espacio
para alguna aclaración adicional.
3.8. ANÁLISIS
ESTADÍSTICO.
Se recabaron datos por medio
de los instrumentos de investigación, un cuestionario,
se proceso de manera manual. Se
operaron los resultados estadísticos en diseño de barras, en cada una de las 10
preguntas del cuestionario. Se efectuó el
análisis de interpretación, tomando la base la
muestra del estudio piloto. Fueron seleccionados por procedimiento
aleatorio, 20 pastores de la Iglesia de Dios de la
Profecía, para responder al cuestionario del anexo 1,
con lo que se comprobó tentativamente, la necesidad de
implementar un liderazgo relacional en la Iglesia.
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