Mediocentrismo e
invisibilización de lo étnico en los estudios
interculturales:
Resumen
La
comunicación intercultural es un discurso y una
práctica que emerge como funcional a ciertos objetivos
sociopolíticos y económicos. La hipótesis aquí planteada es que la
comunicación intercultural surge como
instrumento para la "resolución" de determinados conflictos
sociopolíticos y económicos de los Estados nación;
y dichos conflictos son representados históricamente por
procesos
migratorios y reivindicativos.
Descriptores
Comunicación intercultural; genealogía
crítica; problema intercultural; epistemología, metodología e ideología; estudios interculturales;
invisibilización del sujeto y objeto de
estudio.
Abstract
The intercultural communication is a functional
practice and discourse, with socio-political and economical
objectives. The hypothesis is that the intercultural
communication is an instrument for the "resolution" of conflicts
of the nation- State, in the case of the reivindicatives and
migratories process.
Descriptors
Intercultural communication; critic genealogical;
intercultural problem; epistemology, methodology and ideology;
intercultural studies; invisibilization of the study subjet and
object.
I. Antecedentes.
Genealogía y crisis de la
Comunicación Intercultural
Iniciaré aquí una reflexión
genealógica de la comunicación intercultural como
fenómeno objeto de estudio en el amplio y confuso campo de
la comunicación. Lo anterior, desde un análisis crítico de los estudios
más frecuentes en este ámbito, para señalar
las posibilidades y limitaciones del actual abordaje de estos.
Utilizaré, y en esto advierto, como ejemplos, mis
experiencias en comunidades indígenas mapuches en Chile,
que son las que más conozco.
Son múltiples los conceptos empleados en torno a la idea
de interculturalidad y tratar de definirlos, al margen de su uso,
puede resultar infructuoso. Por ejemplo, tendemos a entender la
diversidad cultural y las diferencias culturales como conceptos
que apelan al carácter cultural desde una perspectiva
"exótica", que considera las culturas distintas como
un bricolaje; por otro lado, tendemos a usar la
multiculturalidad y el pluralismo cultural como construcciones
discursivas que consideran la presencia de distintas culturas
como un hecho político relacionado con la tolerancia y las
pretensiones de una convivencia "políticamente
correcta".
Asimismo, si revisamos la noción de
interculturalidad en la bibliografía al uso,
observaremos, entre otras, dos orientaciones:
a. Como hecho territorial y político,
entre comunidades cuyas fronteras territoriales, culturales y
simbólicas son definidas en los Estados nación.
Por ejemplo, se estudia la interculturalidad en los procesos
reivindicativos territoriales indígenas en Latinoamérica o en los procesos migratorios
en Europa. Las
fronteras territoriales de los Estados nación definen el
hecho intercultural, política y
culturalmente.
b. Como hecho discursivo y simbólico,
entre comunidades cuyas fronteras territoriales, culturales y
simbólicas son restringidas a la lengua y la
literatura
(lingüística y teoría
del discurso), o a la interacción individual o grupal
(interaccionismo simbólico y teoría general
de sistemas). Por ejemplo, se estudiará la
interculturalidad en la poesía,
las crónicas o actos conversacionales.
Antes de continuar el análisis, permítanme
una síntesis
–no exenta de subjetividad: la comunicación
intercultural es una acción (efectiva) y un
acto (potencial), siguiendo a SCHÜTZ (1974), tanto
lingüístico y discursivo, como sociopolítico y
cultural.
II. Desarrollo.
Genealogía de la comunicación
intercultural: las diferencias culturales como conflicto y la
comunicación como solución.
2.1. Diferencias, conflictos y comunicación
intercultural: el "problema intercultural" o la teoría y
la metodología como ideología
(1928-1978)
Una revisión detallada de las primeras
experiencias de trabajo que
configurarán la comunicación intercultural como
fenómeno objeto de estudio, nos lleva a situar dichas
experiencias en otros campos específicos: la
comunicación interpersonal y la comunicación
internacional en Estados Unidos, a
fines de la década del ‘50 y comienzos del
’60. En efecto, es el antropólogo Edward HALL (1959)
quien menciona por primera vez el concepto de
comunicación intercultural (intercultural
communication), noción fuertemente patrocinada en la
década de los ‘60 por las demandas y
reivindicaciones de las minorías étnicas
afroascendientes y por el conflicto bélico en
Vietnam.
Pero la noción de interculturalidad ya la
encontramos en los tempranos trabajos de R. PARK (1928), quien
desarrolla el concepto de "hombre
marginal" para referirse a una persona que se
ubica en los límites o
márgenes de dos mundos culturales distintos, y no es
miembro de ninguno de ellos. También están los
trabajos de W.F. WILCOX (1929), quien aborda el fenómeno
de las migraciones a nivel internacional y sus implicancias
económicas. Unos años más tarde J. ISAAC
(1947), aborda directamente el ámbito de la economía de las
migraciones . Y entre estos dos últimos trabajos, que
tratan el tema desde la perspectiva de las migraciones, von WIESE
y H. BECKER (1932), utilizarán las nociones de "extranjero
sagrado" en una "sociedad
secular", para referirse al tema de la marginalidad en
dos sentidos:
a. Como diferentes culturas en sentido étnico,
y
b. Como diferentes culturas en relación con el
contraste campo-ciudad.
En contextos más específicamente
geográficos, MEYER (1956), realiza un trabajo sobre el
tema de la urbanización y distribución demográfica en
África; y R. STAVENHAGEN (1970), introduce los conceptos
de "indio ladinizado", como analogía del "hombre marginal"
de R. PARK. Asimismo, M. GORDON (1964), empleará las
nociones de marginalidad y "hombre marginal" para explicar la
condición de los grupos
étnicos inmigrantes (especialmente afroascendientes)
llegados a Estados Unidos, en su relación con la
mayoría angloascendiente dominante. Por otra parte, E.
REDFIELD, desde la antropología, cometerá un error
significativo en su oposición entre folk society
(sociedad rural) y urban society (sociedad urbana),
señalando que la sociedad rural es absorbida
inevitablemente por la sociedad urbana. A mi juicio, dos
errores:
a. Una delimitación no pertinente entre lo urbano
y lo rural, en tanto espacios físicos con fronteras
claramente definidas y fijas, y
b. Una confinación perversa de lo indio a lo
rural, para justificar, por cierto, que lo urbano es lo moderno,
como luego explicará E. REDFIELD.
Con una visión levemente distinta, H. FAVRE
(1971), señala que la condición del indígena
y lo étnico se reducen a una situación
económica, a través de la cual explicará la
hegemonía imperialista. En lo que no se equivoca H.
FAVRE, por su conocimiento
empírico de la situación de los mayas
Tzotzil y Tzeltal de Chiapas, es en
la imposibilidad de considerar a los indios como herederos de una
historia
idealizada (pre colonial), sino más bien, acertadamente,
apuesta por la necesidad de comprender los procesos
étnicos como parte de una permanente regresión y
ruralización. Efectivamente, no podemos tener una
visión determinista y cristalizada sobre los
indígenas. Donde se equivoca H. FAVRE es al pensar que
sólo es posible un movimiento de
clase y no un
movimiento étnico; equivocación extensiva e
intensiva en el pensamiento
marxista y, demasiado recurrente aún, en el pensamiento
neomarxista.
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