II.
El contenido arquitectónico
Contenido, materia,
sustancia que compone a los cuerpos físicos, elementos que
entran como ingredientes, compuestos que se necesitan para una
obra, o el conjunto de ellas. El contenido es entendido como la
"materia", unidad inmediata que da la coexistencia a una cosa y
donde se funde su existencia, éste da forma a la
expresión. "La cosa se divide así en materia y
forma"… La materia contiene la existencia en cuanto a la
reflexión de la expresión, ésta como unidad
conforma la totalidad de las formas. Pero la forma contiene ya,
la reflexión en sí, "tiene lo que debe constituir
la determinación de la materia. Ambas son en sí lo
mismo. Esta su unidad puesta es, en general, la relación
de materia y forma". El contenido le da una identidad a la
forma y carácter, éste no carece de forma,
sino que es su manifestación. Tenemos aquí la
relación absoluta del contenido y la forma, esto es, el
convertirse del uno al otro.
Esta conversión es una de las determinaciones
más importantes, ya que lo que se exterioriza y manifiesta
en la expresión es la forma. La expresión tiene su
forma en esta exteriorización de contenidos que se
desarrollan y exteriorizan. Así lo que se manifiesta es el
contenido interno que dota de riqueza al todo, éste es la
inclusión y comprensión de todos los conceptos y
elementos coherentemente pensados, este sistema de
materias representan el medio con el que trabaja y se muestra la
arquitectura.
Decimos material, porque se entiende a la materia ya dotada de
sentido, que proviene de un conjunto disciplinar; por ello, se
dispone y es convertido en materia formal de la expresión.
"Es la materia que reconocemos a través de la
sedimentación histórica de nuestra disciplina,
como propia de nuestro operar, sea según formas,
intenciones, técnicas o
sentidos enteramente distintos. – Esta materia se puede definir
como la forma física del ambiente en
función
del habitar humano".
Instrumentos útiles, códices, materias
primas aptas para ser y transformar el espacio
arquitectónico. Sin embargo para su interpretación es difícil establecer
contenidos fijos o justos ya que en esta conformación
influyen diversas consideraciones; por esto se maneja que la
arquitectura está estrechamente ligada con los elementos
que la conforman. "Mi idea de proyecto, se basa
en la noción de material" No se trata de proponer una
actividad proyectual en la naturaleza de
los materiales, es
decir en el descubrimiento de nuevos materiales como el acero, el
vidrio y las
materias plásticas. Esta idea de material, siguiendo a
Gregotti, "comprende toda la materialidad del mundo existente,
sus cosas, convicciones, nociones, ideologías,
consideradas desde el punto de vista del habitar humano -y el
carácter, específico de la acción
arquitectónica consiste en la conexión de los
materiales existentes según relaciones comunicativas
capaces de dotar de sentido a la forma del ambiente físico
".
Avanzar en esta noción de material en el
proyecto, no es tarea fácil, ya que para responder al
¿de qué esta hecha la arquitectura?, o al
¿con qué materiales trabaja?, pueden surgir un sin
fin de consideraciones o interpretaciones. Aún así,
Siguiendo el pensamiento de
Gregotti, y justificando la presencia de éstas, responde
que la arquitectura está hecha de materias dispuestas con
cierto orden para determinado fin, el de habitar; y el grado de
significación de este orden se revela en la forma. Esta
noción de material "se refiere a la historicidad de las
materias con que trabaja la arquitectura". Dicha historicidad de
materias se trata de proponer nuevos objetivos de
valor frente a
los cuales la historicidad de éstas, se ofrezca como una
riqueza, una articulación compleja a distintos niveles de
definición en el objeto. Estos contenidos se plantean como
una acción crítica
de los datos que
intervienen en la fundación de la hipótesis del proyecto, son materiales con
los que el arquitecto trabaja en un modo lógico de
formarlos, proponerlos y conectarlos; ordenándolos en una
condensación de la forma expresiva. "La forma
arquitectónica de un fenómeno, es de hecho, de un
lado, la manera cómo las partes y los estratos se han
dispuesto en la cosa, pero a la vez es el poder de
comunicación de aquella
disposición".
Esta materialidad consiste en una particular
relación entre los diferentes elementos capaces de
orientar según un sentido los actos de las operaciones que
realizamos como arquitectos. Para esto, conocer un objeto es,
pues, en el fondo, tener conciencia de su
naturaleza, y las percepciones más objetivas que tenemos
de éstos son aquellas que nos revelan la naturaleza misma
de los objetos mediante su análisis y comprensión. Se trata
entonces, de analizar no solamente lo que nos revelan por su
existencia, sino por su conformación, en donde se revelan
los contenidos y características expresivas de su constitución. Esta articulación en
que se organiza la materialidad significante, nos permite
formular un instrumento de lectura.
Partiendo de esta articulación se prevé el
análisis y distinción de diferentes elementos que
entran en juego;
entendiendo que la forma de la expresión
arquitectónica se da por medio de la imagen que los
materiales ordenados ofrecen, el problema entonces es saber
cómo en la expresión arquitectónica se han
escogido y seleccionado los materiales que la constituyen. Esta
posibilidad de seleccionar algunos aspectos o elementos que
fungen como contenidos arquitectónicos, resulta ser un
territorio fluido, a pesar de esto se tratará de enunciar
algunos, de los que destacan: La habitabilidad, la
contextualidad, la ambientalidad, la espacialidad y la
constructibilidad. Agregando a estos la temporalidad y lo
compositivo, en este sentido se consideran como contenidos
determinantes en tanto que componen y condicionan a la
expresión arquitectónica, éstos reposan en
las concepciones y posiciones normativas de la misma disciplina
en la que surgen, así se constituyen como el pliego de
condiciones del diseño
de las cuales partir, de esta manera surgen una serie de materias
ligadas al la expresión del objeto arquitectónico.
Estas no se toman como algo comprobado, simplemente se admite su
existencia, como una serie de lazos explicativos del hecho
arquitectónico. En este apartado, se trata de identificar
el objeto por sus contenidos propios, por eso no es un objeto de
conocimiento,
sino de reconocimiento en cuanto aserción de
tales.
El diseño posee en su configuración
elementos que se derivan del conjunto de hechos, datos y
situaciones que rodean al objeto (elementos materiales del
diseño), y que se consideran necesarios para que un objeto
tenga identidad, como rasgos comunes y requisitos que se ponen en
juego para que el objeto cumpla su finalidad, la de ser
habitable. En esto se entenderá que el objeto no equivale
sólo a la síntesis
de la forma, sino a todo el discurso que
se implica para llegar a esa síntesis formal. En esta
síntesis se implica todo el dispositivo donde se
articulan, ordenan y simplifican todos los contenidos
arquitectónicos. La arquitectura propone entonces problemas
sobre su propia estructura, y
sobre como se han seleccionado los materiales que la constituyen
y que forman parte de ella como materiales orientadores; por eso,
la complejidad formal de la expresión
arquitectónica se relaciona con diferentes elementos que
se transmiten y quedan claros al analizar el esquema
orgánico del objeto fabricado. En esta complejidad
intervienen la diversidad de materiales antes mencionados,
actuando como la suma de partes, manifestando una manera de
ordenarse y combinarse dentro del objeto, dichos materiales se
organizan en un sentido arquitectónico, son elaborados y
dotados de intención a través de los procesos de
composición.
La finalidad del contenido
arquitectónico
Lo que nos hace conocer los objetos exteriores es
nuestro estado
conciente de lo que él es. Conocer un objeto en el fondo,
es tener conciencia de su naturaleza, de su forma, de su modo y
orden, en la forma se identifica a la materia con la que se
trabaja, sus contenidos, su sustancia. En la expresión
arquitectónica esto es lo que se revela, es su forma de
existencia, esto trata de revelar una expresión donde
existen contenidos comunes, incluidos en la misma
expresión.
Los caracteres expresivos de la obra se dan en el manejo
de dichos contenidos proporcionados en la forma, éstos
determinan la materia de la expresión y la
fisonomía del objeto que los expresa; en él se
distinguen como un conjunto organizado. ¿Pero qué
sabemos de éstos, que nos permita afirmar que son la forma
de la expresión en el objeto?… Estos contenidos
conforman el fenómeno de la expresión, y no es que
esto sea explicado por completo, ya que no es una fórmula,
pero si podemos enunciarlos como contenidos expresados. La forma
de la expresión actúa como una síntesis de
los contenidos, de los conocimientos y conceptos que intervienen
en el hecho arquitectónico.
"La obra expresa lo que debe y puede
expresar"13, el contenido es la expresión del
rasgo material ordenado, "medio expresivo" cuyo "medio
comunicativo" es en el cual se constituye. Lo que se trata, es
saber de qué manera es posible considerar cada uno de los
aspectos que intervienen en la conformación de la
expresión arquitectónica, como expresión de
razonamientos y elecciones reflexivas y teóricas,
colocando en el punto focal los contenidos manifestados y
descubriendo los principios
mediante los cuales se configura. Esto indica que la
constitución del contenido arquitectónico no es un
hallazgo, no es una elección espontánea, en cierto
sentido parece ser que se constituyen como la acumulación
de un testimonio experimental, son una serie de consideraciones
que en cierta medida históricamente y teóricamente
se han tratado como determinantes al respecto de la
disciplina.
Para transformar, se necesita conocer, el binomio de la
transformación está compuesto por conocimiento y
realización; el
conocimiento es la forma básica de la
transformación interna, transformar los elementos y
contenidos que sirven para identificar y explicar la
manifestación del objeto como medios
materiales disponibles, es una buena justificación para
actuar directamente en el transcurso formal de la
expresión arquitectónica. Este contenido no es
tomado como fijo, más bien y relativamente como una
propuesta de materia y posiblemente nos entrañe como
conformación única y concreta de contenidos justos.
Es decir que esta materia aún no se toma como algo "dado",
la cuestión es saber como esta materia no dada se somete a
un entendimiento sin que se origine un patrón en cuanto a
su validez; sino que cuando se pregunta por la materia de momento
sólo se explica y se justifica como una afección de
la conciencia por la arquitectura.
Las dificultades dialécticas y teóricas en
que nos envuelve esta explicación se han puesto de
manifiesto durante el desarrollo del
trabajo, y es
posible que estas dificultades se comprendan si consideramos que
lo que se tiene que hacer no es tanto resolver un problema, sino
más bien incurrir en el problema.
Desde este punto de vista, esta intervención
parece comprensible y hasta necesaria; ya que apunta a una
aplicación del contenido que posiblemente cualifica a la
arquitectura cuando se refiere a la materia que se da en ella.
"El problema de la arquitectura es que esta coordinación entre figura y concepto, es a
nivel espacial de habitar, de utilizar, del mirar – nosotros por
una fachada plana, entendemos un concepto con alto contenido
figurativo"14. La arquitectura son los objetos y las
estructuras
que tienen un valor figurativo y conceptual, los conceptos son la
estructura, el contenido que se exige y que rige a la forma
expresiva. Este contenido constituye un sistema concluso pero no
definitivo, son materias de conocimiento y pueden modificar su
articulación formal, es una elección de conceptos
básicos que proporciona una visión y una atrevida
construcción hipotética.
Esta construcción no está condicionada por
la imposición de material arquitectónico, en este
sentido implica una construcción creada, erigida sobre la
base de conceptos, pero que en el alcance de sus enunciados se
extiende mucho más allá de lo inmediatamente
observado. Es una construcción que adquiere el
carácter de contenido y su aproximación no pretende
ser una fórmula matemática, sino que es actuar como una
hipótesis, pues es
una exposición
sumaria de los hechos observados dentro del campo. Esta tendencia
de rebasar los límites es
inherente a toda investigación, toda síntesis
propositiva, así adquiere automáticamente un
carácter hipotético y son sólo recursos
teóricos necesarios para definir el contenido
arquitectónico como axiomas, postulados, conceptos que han
de servir como instrumento que hacen posible una
hipótesis; es una aproximación, un tanteo
aventurado, atrevido y posiblemente inexacto, pero
esencial.
La propuesta de estos contenidos reclama una
fundamentación seria que supere a lo establecido o
insinuado por otros autores que se consultan. Así la
habitabilidad, la constructibilidad, la espacialidad, la
temporalidad, la contextualidad, lo compositivo y la
ambientabilidad precisan la validez y la función del
contenido arquitectónico. Cuando nos ponemos a estudiar lo
que expresa la arquitectura, la investigación parece de
momento perderse entre la profusión de las significaciones
y las intenciones expresivas, donde la abundancia misma y
variedad delata la necesidad de una pauta, de acuerdo con la
cuál podamos transitar por ellos sin perder el hilo
conductor que habrá de guiarnos a conclusiones
válidas. Así forma y contenido es lo que
está patente en la expresión.
III. Las funciones del
contenido arquitectónico
Su función comunicativa y
significativa
La obra arquitectónica expresada, se hace
comunicable y lo que expresa es un pleno de contenidos que
constituyen en la obra un medio expresivo, es decir que por medio
de éstos la obra está destinada a prestar una
significación. Esta materia de la forma no sólo
acentúan el sentido expresivo de la arquitectura, sino que
sirven a la vez para indicarnos las relaciones que puedan tener
en el objeto. Se puede decir entonces que, la evaluación
positiva de la expresión arquitectónica depende de
su autenticidad. "Se vive en un medio ambiente
-en que la apariencia de los objetos indica – su finalidad, y el
modo en que se le ha manejado"15.
Es decir, cuando estos objetos tienen expresiones de su
producción y material, de su
función, de su esteticidad, de su relación con el
contexto, y de la conformación del ambiente y
espacialidad. Lo que la expresión arquitectónica
manifiesta, es también la restricción de sus
conexiones tecnológicas, sus relaciones espaciales,
funcionales, de la dialéctica entre resistencia
material, límite y espacio. Esto permite el conocimiento
del significado en cuanto a maleabilidad material, aquí
los contenidos se hacen comunicables, éstos son propios
del objeto confeccionado, en cuanto se refieren o definen como
los elementos que intervienen en la elaboración
estructural del objeto, confiriéndole un sentido
expresivo.
Así pues, la unidad arquitectónica posee
ya toda la capacidad expresiva, donde los contenidos proporcionan
una información particular acerca de los
componentes y relaciones de los elementos existentes, la
expresión arquitectónica constituye así el
ordenamiento material y mental de los elementos significativos
dentro de la obra. La forma de la expresión queda
determinada por el contenido, reflejando en éste la
impresión de un lenguaje. La
arquitectura, señala Gregotti, "tiene su cualidad, como
acto artístico de autoconstituirse como significado,
aquí es ampliamente integrada, no como vaga
intención, sino según un preciso desarrollo de la
fase proyectual del proceso"16.
Estas cualidades materiales se convierten aquí
elementos ligados al conjunto de códigos que constituyen
su dimensión semántica. Los contenidos obtienen su
carácter comunicable tratando por un conjunto de
códigos prestar significación, en el significado se
determina lo que son las cosas, así, la forma de la
expresión es distinguida en su entidad por los contenidos
que la caracterizan, es en razón de este ordenamiento
estructural por lo que es identificada y distinguida. El
contenido está pendiente de sus propias configuraciones en
la expresión, dominaciones y "significaciones" propias
independientemente de cualquier interpretación y
significación simbólica, así existe para
representar el significado en la expresión. Este
significado compromete al contenido, de tal manera que la forma
resulta de ellos. En los fenómenos expresivos, explica
Cassierer, toda vivencia de la expresión, no significa en
principio otra cosa que una pasividad, una receptividad que se
contrapone claramente a la espontaneidad17.
Si desconocemos esto, la explicación de la
expresión arquitectónica llena de espontaneidad y
emoción estaría detrás de una percepción
simbólica con significaciones subjetivas quedando floja o
sin una base sólida. Por esto se interpreta que el
significado o la función significativa del contenido en la
expresión no es otro, más que el mismo contenido
que se denota, nombra o representa. La realidad entonces no
podría ser deducida como mera percepción de las
cosas si no estuviera de algún modo contenido el sentido
de la expresión, su materia; y se manifestara de manera
particular. La relación que guarda el signo en la
significación es respecto del contenido significativo al
que apunta y representa. "Todos esos actos de expresar,
representar y significar nunca están inmediatamente
presentes en cuanto tales sino sólo se hacen visibles en
sus productos como
un todo. Tales actos existen sólo en la medida en que
entran en acción, manifestándose a sí mismos
en esa acción"18. Esta relación no se
pone de manifiesto en modo alguno en la interpretación
especulativa, por lo que toca específicamente a la
relación entre la expresión y su contenido; bien no
es como sucede con el símbolo o una forma simbólica
donde lo que observamos exteriormente no posee para nosotros un
valor directo, sino que le adjudicamos un valor interior, una
significación que anima su apariencia exterior.
Una apariencia, en efecto, que significa algo, no se
representa a sí misma y lo que es ella exteriormente, sino
algo distinto. Entonces tenemos un elemento interno, el contenido
y su forma exteriorizada que sirve para significar, para
caracterizar ese contenido. "El elemento interno aparece en el
exterior, a través del cual permite que se le reconozca, y
que por su parte nos lo revela"19… "El signo,
pues, está compuesto de un significante y de un
significado. El plano de los significantes constituye el plano de
la expresión, y de los significados el plano del
contenido"20, la expresión comporta dos
estratos entre la forma y la sustancia, la forma es la
organización misma del contenido, y la sustancia,
materia o contenido es el conjunto de aspectos implicados en el
fenómeno arquitectónico, estratos que se encuentran
en el plano del contenido. En esta relación de forma y
contenido, actúa el significante y el significado, el
significado participa del contenido y el valor de su forma se
vuelve significante.
La significación comporta un plano de forma y un
plano de contenido, ésta coincide con la relación
de los dos; es decir que la forma es significante y el contenido
es el significado en el sistema de la expresión
arquitectónica. La significación ha de entender
como "la unión de lo que significa con lo que es
significado; más aún, ni las formas ni los
contenidos, sino el proceso que va de unos a otros"21.
La función significativa queda definida como la
transmisión de significados, por lo que al contenido se
refiere, y de los significantes por las características de
su expresión; por ello, el significado del nivel expresivo
es el contenido.
IV. Definición
de "la forma"… una combinación de
contenidos
Sería entonces considerar un marco donde los
contenidos se ven como un conjunto de unidades interactuantes, es
una experiencia de lo interno-externo en la expresión, que
permite concebirlos en una unidad inmediata, tejidos mediante
un contenido básico; en una interacción continua. El contenido que da
forma a la expresión no tiene otra función que la
de indicar meramente lo esencial, y se identifica con esta
función, entrelazándose y apareciendo como la
sustancia o materia en cuya búsqueda partimos. Ésta
viene a constituirse en virtud de determinados supuestos
teóricos colocados directamente en un fin, "la
habitabilidad". La manifestación de éstos se da
cuando se exteriorizan; por esto se coloca a la expresión
arquitectónica en un conjunto de relaciones y conexiones
entre contenidos que le abren un mundo de leyes.
"En la forma", en la posibilidad de operar, de combinar,
se revelan los contenidos, que en modo alguno, se combinan como
unidades que dan forma en un movimiento y
cambio. Estos
constituyen un todo indiviso en una visión interna del
objeto. La función expresiva, es un genuino
fenómeno que se da en la estructura interna-externa del
objeto; éste se convierte en una manifestación
donde la expresión es valorada en cuanto la
transmisión de contenidos.
Los contenidos de un objeto son los elementos que lo
componen con signos
característicos, en este caso, la respuesta será en
principio un contenido y luego la forma en que se expresa ese
contenido; "a esto se explica la ley de lo
característico en el arte"… Con
la finalidad de poner de relieve el
contenido a representar…"Ahora bien, según la
definición de lo característico, sólo debe
formar parte de la obra de arte lo que esencialmente está
al servicio de la
expresión, un contenido dado"22. La forma como
ramificación de contenidos, es una asimilación
dialéctica y acomodación figurada, que tiene uso de
la forma de elaboración, distribución, construcción y
organización. Este esquema de contenidos,
Muntañola lo señala como el proceso de lo
contenedor y lo contenido23. Aquí hay el
esquema general del proceso generativo del significado, contenido
y expresión, cada una de estas dimensiones se divide en
forma y sustancia, con esto ya se tiene una estructura de la
expresión arquitectónica. La arquitectura se
expresa a través de muchas formas, y también se
puede dividir a la arquitectura en forma-contenido a nivel
significante, asimismo, la materia puede tener diferentes
estructuras.
Se puede estructurar el contenido arquitectónico
a partir de los conceptos implicados en un proyecto que articula
el contenido y la forma, por ello, podemos decir que el contenido
es ese trasfondo que da forma a la expresión, esas capas
internas, una sustancia específica, un conjunto de ideas
que hacen entendible lo concreto. La
materia está unida con una forma, la expresión es
sustancia moldeada, síntesis y orden. Esta es la base para
la conformación arquitectónica y reconquista la
fuerza
determinante para vaciar los conceptos; ¿en dónde
entonces, tiene su origen la estructura contenido-forma en la
expresión arquitectónica? En aquellos rasgos
fundamentales y en los que se funda la forma dada, en una
elección de materia y con ello el dominio de su
estructuración, la unión de la materia y la forma
está justamente en su ser útil, en cuanto tal,
consiste en servir en el proceso expresivo. "El origen del
útil está en el mero confeccionarlo imprimiendo a
un material una forma"24.
¿Qué opera en la obra?, es la materia
formada, así tiene el carácter de la hechura (de su
contenido). ¿No es esto donde descansa la obra?,
¿no es aquí donde reposa?… Materia que
circunscribe, rodea, sostiene y funda el espacio, donde se
vinculan entre sí, la existencia de estos vínculos
es donde se centra, sustancia constituyente e ilimitada. Podemos
traspasar esto y mirando introspectivamente pensaremos en
relaciones concretas; esto ha de construir un ámbito
abstracto y un marco distante y limitado dentro del cuál
se pasa de unas a otras. Sin embargo, se entiende que la
expresión arquitectónica queda definida en un haz
de conexiones entre los contenidos, es un corte en el que la
expresión queda formada por hilos que vinculan los
contenidos. Es entonces la suma de todas las relaciones
espaciales entre los elementos materiales, en estos nace una
cadena de influencias, existe un modo de influirse
recíprocamente, esta tensión es la que da vida a
todo el campo de los contenidos. De estas materias emana el
fluido coherente y dinámico que identifica su
orden.
Estas materias están organizadas según una
idea directriz "principio ideológico" que responde a un
lenguaje determinado. Se genera entonces tensiones constructivas
u organizativas, donde cada contenido influye sobre los
demás. El contenido en la forma es considerado como un
conjunto de elementos convivientes, ya que ninguno es dado como
único o aislado; así pues, el uso que en este
texto se hace
del contenido y de las relaciones de influencia o tensiones que
se generan entre éstos, pretende denotar algo directo y
activo sobre la causa de que se influyan mutuamente.
Como contenido manifiesto, enunciaremos desde la
habitabilidad a la constructibilidad. Al habitar llegamos por
medio del construir, aquí acontece, "construir es en
sí mismo ya el habitar"25, en el espacio
construido, se cultiva el estar y la experiencia cotidiana del
ser humano; construimos y habitamos. Si hablamos de esta
constructibilidad, ¿donde quedaría la
habitabilidad?… Esta se produce al tener contacto con el
espacio tangible, en donde se dan las conexiones reales entre
contenidos, éstos se perciben en el momento de la
habitabilidad. Ésta implica moverse, desplegarse, vivir y
experimentar, estar y permanecer en el espacio. Aquí se
encuentran captados los demás contenidos, es decir que se
experimentan en su misma acción. El rasgo fundamental de
la habitabilidad es este cuidar, mirar por, que atraviesa, en
donde descansa la materia como unidad.
Ahora bien, estos contenidos albergan en la
habitabilidad sólo cuando éstos mismos son
manifestados, así al construir se conforma también
la habitabilidad, se vuelve un construir pensado, una
constructibilidad que no sólo obedece a edificar cosas o
al material utilizado, sino como una unidad o materialidad
elegida que resuelve la existencia física de los
contenidos, ésta va implícita en la idea
compositiva.
La constructibilidad no sólo modifica el entorno
y es consumidora de recursos, sino en ella se produce un
continente de actividades que implican su lugar, este diálogo de
materiales constructivos habrá de verificarse en un sitio
determinado. Espacio que nos atañe, que nos ocupa,
"nuestro existir es siempre un "estar en"26.
Espacialidad de la que no podemos liberarnos, pensamos dentro del
espacio, aquí también se aparece la habitabilidad.
Esta se nos ofrece como el conjunto de elementos continentes con
límites que se confunden con el hueco habitable, la
espacialidad está antes poblada por el lenguaje,
en ésta la forma de su exterioridad no renuncia a alcanzar
un concepto, donde una conexión necesaria puede revelarse
o manifestarse en una sucesión temporal.
Espacialidad y temporalidad que representan el orden de
las cosas exteriores, sus secuencias y unen los contenidos.
Aquí el espacio interno-externo queda ligado o vinculado
con dada suerte de sus usos lingüísticos, el afuera,
ese exterior es ante todo el espacio que envuelve, por lo tanto
limita a la interioridad. Aquí viene la mínima
expresión de la contextualidad interior derramado y
constitutivo de la exterioridad, vinculación del exterior
en el interior.
Pliegue contextual que contiene un desdoblamiento, en
ésta transcurren los límites, se extiende en un
espacio y ocupa un lugar; en ésta se discurre y se
mantienen relaciones de cercanía, lejanía, y
distancias ligadas y vinculadas como intervalo espacial, como
fronteras entre interiores y exteriores. Redes de relaciones y
colección de diferencias, contextualidad conjunto de
lugares donde se habita, se mueve y se desplaza para dictar
trayectorias. En este orden fenoménico de contenidos, lo
que aparece y se presenta es su unión que está dada
bajo su composición.
Lo compositivo resulta de la forma en cómo se
ordenan los elementos dentro de la espacialidad, éstos
conforman un orden y una sucesión de códigos
lingüísticos; lo que los liga es la luz, la textura,
el color, la figura,
el fondo, la simetría, el ritmo, la escala;
así se genera lo "compositivo". Llegamos aquí a una
constatación importante: la tesis de la exterioridad
compositiva de las relaciones respecto a los contenidos,
aquí lo compositivo aparece como el productor del orden.
Este es el lugar de comunicarse con todos los demás
instantes, es decir que encierra en su concepción la
relación con los demás contenidos que se dan al
mismo tiempo. Este
despliegue del acontecimiento compositivo se produce en el
espacio, así, la sucesión de contenidos refleja el
orden de su implicación deductiva. Relación
preinscrita en la espacialidad.
Esta mención que se acaba de hacer a un "orden
compositivo" lleva a pensar que como sucesión y
relación de elementos, envuelve un orden variable, es
decir, que admite cualquier combinación, aquí todos
los procesos compositivos están contemplados, estos llevan
una lógica
interna que gobierna la sucesión, haciendo que todas las
combinaciones sean posibles. Estas relaciones compositivas
configuran las condiciones del objeto, dicho de otro modo,
permiten que exista en términos absolutos un "orden
compositivo".
De esta manera, los elementos juntos: habitabilidad,
espacialidad, temporalidad, constructibilidad y lo compositivo,
como notas tocadas en el espacio, dan la idea del espacio al
mismo tiempo en una sucesión que conlleva a un concepto de
temporalidad. En este orden de coexistencias está dada la
subordinación de elementos lingüísticos que
definen y proponen el ambiente conformado. En este esquema los
contenidos son percibidos en su totalidad donde al captarlos
inciden en los estímulos y conductas del ser humano, para
implicar coexistencias del sujeto con el objeto; y en esta
capacidad de ser afectados existe la ambientabilidad; en donde en
la vivencia espacial se deviene el habitáculo de la
materia apta para ser llenada y moldeada. Aquí la
habitabilidad depende del encadenamiento y disposición de
la materia, donde no hay franjas fronterizas, sino que surgen
extensiones y puentes que los ligan, aquí la habitabilidad
coaliga y es en tanto que la unión del
contenido.
V. Los contenidos
arquitectónicos
La constructibilidad
"La arquitectura como construcción, lo que
articula es el mundo físico fundamentalmente, las formas
físicas a través de la construcción se
articulan y materializan en formas y esto determina un
espacio"27…"La forma del edificio,
además de satisfacer las "necesidades" humanas está
condicionada, siquiera hasta cierto grado, por los recursos
disponibles en cuanto a materiales"28. La
construcción se distingue como continente de las
actividades humanas, como modificador de determinado clima, como
símbolo cultural, como consumidor de
recursos. La constructibilidad se logra al confluir en el espacio
construido las actividades humanas que son desarrolladas en
espacios internos y en lo que respecta a tamaño y forma
serán adecuados, estos espacios existen en relación
recíproca con las actividades internas a la
construcción, la constructibilidad determina los elementos
tangibles que polarizan la actividad; por eso significa modificar
el ambiente en cuanto delimita e indica superficies, donde las
paredes exteriores, techos y estructuras actúan como
barreras o filtros entre los espacios cerrados y el ambiente
exterior.
La construcción como símbolo cultural
opera incluso cuando el arquitecto se identifica con el lugar, la
localidad. La constructibilidad funciona como elemento de
identidad donde los materiales y procedimientos
constructivos responden a una tradición constructiva.
Ésta como consumidora de recursos y procesos
correspondientes operan con el material elegido a raíz de
una valoración en su uso utilizando su manera de lenguaje,
su vocabulario. Aquí se da la terrena materialidad y su
orden figurativo, en donde los atributos característicos
de un material están relacionados con su orden y
estructura física que en la construcción del objeto
se reconocen como recursos y posibilidades para propiciar la
expresión final. Complejidad constructiva, conjunto de
elementos que intervienen, diversidad de órganos que
aparecen para obtener una totalidad, es la suma de las partes,
ordenación y combinación (materialidad). La
constructibilidad se define como la materialidad lógica en
la que se definen los objetos, es la existencia misma de la
entidad arquitectónica. Esta no sólo trabaja con
los materiales constructivos y procesos sino con el orden o
desorden figurativo; de cualquier forma estos dos llevan
implícita su posibilidad constructiva.
La espacialidad y temporalidad
En el espacio se propicia y se da lugar, éste "es
el ponerse de la identidad del espacio y del tiempo… El
lugar es la individualidad espacial"29. Espacialidad
que se da cuando se tiene contacto con el espacio vivido,
implicando movimientos y desplazamientos. Es la relación
de los momentos vividos en el espacio y en el tiempo. Aquí
se vive y se perciben los elementos y límites que la
determinan; la espacialidad como la cualidad posicional de los
objetos materiales en el mundo, como el continente de todos los
objetos materiales, se convierte en campo habitable.
Descartes establece la diferencia entre lugar y espacio:
"El lugar, señala la situación en forma más
expresa que el tamaño o la figura, y por lo contrario,
pensamos más en éstos últimos cuando
hablamos del espacio"… Si decimos que una cosa está
en determinado lugar, queremos decir que está situada de
una manera determinada con respecto a otras cosas, pero si
agregamos espacio entendemos que posee un tamaño y una
figura… Para Leibniz el espacio es "el orden de las
coexistencias"… Y para Einstein "nuestro espacio
físico, tal como lo concebimos para el trámite de
los objetos y de su movimiento, posee pose tres
dimensiones"… Agregando a esta la coordenada del
tiempo… Para Hegel " el
espacio es una mera forma, ósea una abstracción, y
precisamente de la exterioridad inmediata",30 espacio
que las formas crean, donde existen volúmenes.
Este espacio pone en movimiento la materia que lo
configura, determina sus proporciones, mide y ordena sus ritmos,
en la espacialidad se conocen los atributos de orden que
proporcionan a la materia determinación formal; espacio
entre muros, inclusión y exclusión en
relación con un límite, volumen perforado
y vacío. Hueco que se convierte en la matriz del
espacio, elemento definido que surge al enfrentarse el
vacío con los límites, así surge lo
construido. ¿Qué es entonces la
espacialidad?… Se habla de un campo específico de
actuación, donde se da la convivencia con lo dado,
espacios entrecruzados por límites y fronteras donde la
temporalidad interviene. Proceso ocurrido entre espacio y tiempo.
Lugar que las formas crean y asocian la dialéctica
figura-fondo, espacio vivido que implica movimientos,
desplazamientos, cualidad posicional de los objetos, orden de
coexistencias hombre-espacio.
Podríamos decir que la espacialidad es todo
esto… aún así propondremos una
definición construida a partir de estos conceptos. Si
aquí se habla de ésta, nos referimos al campo
específico donde actúa el hombre con
lo dado, aquí se desplaza en un intervalo de
tiempo-espacio, así se generan espacios incluidos,
entrecruzados y vacíos que surgen entre los
límites, las fronteras y los volúmenes, así
no sólo surge en este contacto del hombre con el espacio
dado, sino también cuando éste se percata de la
posición de elementos materiales, de su orden y
dimensiones, así mismo de sus coexistencias. La
espacialidad es un campo específico de actuación en
un gesto de fusión, la
forma de un pacto de convivencia entre el hombre y lo dado, lo
captado. Aquí la temporalidad se define como espacio con
tiempo ocurrido, inicio y final, y que se reconoce por "momentos"
en el espacio que administran y comprenden su desarrollo desde el
principio para conformar "etapas". El espacio desplegado es
teñido por la temporalidad, es un sistema de sitios que
conforman espacios de estadías.
De esta manera, como uno de los contenidos formales de
la expresión se vuelve un vacío que trabaja con los
volúmenes, con los materiales, con la luz, creando
espacios en tensión, en oposición, en
articulación. Donde se talla el hueco incluyéndose
o excluyéndose, en ésta se objetivan los y se
reúne todo el contenido arquitectónico.
Aquí, se ejerce la acción visual, aquí se
realizan percepciones, descubrimientos y se revela el vocabulario
elegido, en este sentido, el soporte lingüístico
está conformado y objetivado.
La espacialidad requiere del vacío, éste
queda contenido, está entre los límites. Entre la
conformación de las superficies interiores y exteriores.
Aquí los límites cobijan al vacío exterior o
abrazan un vacío interior, elementos que no sólo
son muros sino que pueden ser un elemento natural como el agua que
propicia la continuidad del espacio y al mismo tiempo la limita.
Sin embargo en ésta no sólo se recurre al
límite y el vacío, sino que ésta implica
desplazamientos y distancias que implican
"recorridos".
La contextualidad
Es el sitio pensado, el lugar donde se funda la
arquitectura con el entorno, donde la naturaleza se manifiesta;
la contextualidad como la relación de la arquitectura con
el ambiente genera la capacidad de articular los propios
elementos arquitectónicos en conjunto con la naturaleza;
en ésta se determina la relación hombre,
arquitectura y entorno natural o construido.
En la contextualidad se descubren una serie de
fenómenos que permiten al arquitecto organizar y
relacionar el objeto con el medio, en esta relación se
pretende descubrir lo que el sitio encierra, las
características físicas, culturales y constructivas
de alrededor, para tener una reflexión de las soluciones
posibles en una articulación de elementos
arquitectónicos y contextuales. Esto obedece a una
transformación cultural del medio, una continuidad y
valoración del lugar.
En esta se da una serie de elementos que sirven para
transformar el contexto y entrar en relación
dialéctica u opositiva con él. Elementos
contextuales con los que se vincula el objeto
arquitectónico y varía su articulación con
el entorno; que significa "esencialmente todo lo que está
alrededor de un individuo en
el espacio o en el tiempo"31. Viéndolo como un
sistema espacio-temporal, el sitio próximo, lo que
está alrededor y al alcance, el entorno perspectivo; en
éste el papel del objeto es modificarlo para convertirse
en un elemento condicionante de su forma. El hecho es que el
objeto se conecta directa o indirectamente a él y
establece un tipo de relación o vinculación en
esferas distintas con su contexto. El entorno urbano alberga un
tipo de vida y de actividad, constituye el marco artificial, es
un discurso urbanístico al lado de la naturaleza;
aquí la contextualidad ocurre cuando el edificio entra en
relación con el conjunto de elementos que condicionan de
algún modo su ubicación, su posición y
composición lingüística; para ésta el
objeto arquitectónico tiene una imagen tal que otros
conjuntos de
edificios pueden tener y ser conectados por la misma
armonía.
La contextualidad es la conexión del edificio con
el lugar, donde hay un orden de composición, un enredo o
unión, esta contextura es la disposición y
unión respectiva de los objetos arquitectónicos que
juntos componen un todo contexto. No es entonces la simple
comprensión del medio, sino el análisis de sus
relaciones con el hombre en el marco de su cultura, es al
mismo tiempo una relación de percepción, de
conocimiento y de modificación del medio; donde el objeto
arquitectónico reconoce el valor de éste como
elemento dialéctico. La contextualidad implica que la
experiencia del espacio se prolongue del interior al exterior o
viceversa; autores como Muntañola, la definen como el
equilibrio
entre el objeto arquitectónico y el entorno, entre lo
natural y lo artificial32… o como señala
Pozo…"Es el estado
temporal de equilibrio que el hombre alcanza a través de
sus establecimientos"33; la ubicación del
edificio se define en una localidad geográfica determinada
y una cultura en el sentido de la cuál se organiza la
colectividad que ahí se desenvuelve y vive. De otra manera
puede ser la forma en cómo actúa el objeto en su
contexto; puede ser que el entorno penetre al interior y la
fachada simule ser el entorno mismo, que se enmarque al paisaje
como si por medio de los límites se atrapara un fragmento
del mismo, o también que el objeto actúe en una
simbiosis con el entorno y se genere una continuidad espacial y
visual. Otra manera de relacionarse es donde el edificio surge
del terreno y se da una identificación topográfica
o topos-tipo, o bien se puede generar una oposición donde
el objeto actúe en contradicción con el
entorno.
La compositividad
Significa reunir y disponer diversas cosas para formar
un solo conjunto, de modo que todas ellas contribuyen a
constituir el todo compositivo. Es el arte de coordinar los
diversos elementos lingüísticos que el arquitecto
maneja para expresar un contenido, "la composición, que
crea la unidad de un cuadrado, subraya además cada uno de
los factores complejos e indisolubles que lo
constituyen"34… únicamente la
composición es capaz de abrazar a la obra de arte en su
totalidad abarcando la organización de elementos para
tender acumulativamente hacia un todo terminal. En efecto,
ésta revela la existencia de elementos diversos, el
término es utilizado en el sentido de
estructuración y configuración de los elementos
capaces de producir a la obra arquitectónica, es
sinónimo de buena construcción, unidad creada,
campo de fuerzas y configuración.
Podemos definir entonces a lo compositivo como la
coordinación según una idea directriz de los
elementos para obtener un efecto estético preestablecido
por el arquitecto. Esta coordinación es una
operación, donde la idea surgida es el verdadero origen,
luego su realización expresiva llegará con la
construcción lingüística. Lo compositivo debe
conquistar un sentido más amplio, éste designa la
tarea de disponer en el espacio varios signos o códigos
según una directriz, para obtener un resultado
estético que provoque el efecto deseado. Al decir varios
códigos se determinan los distintos elementos del
repertorio o vocabulario arquitectónico propios,
éstos son los medios prácticos de la
operación compositiva en un lenguaje particular. En lo
compositivo la disposición local y específica de
los códigos lingüísticos genera agrupaciones
para distinguir el lenguaje utilizado, esta disposición se
rige mediante normas precisas y
determinadas.
Lo compositivo aprovecha elementos como la unidad, el
equilibrio, el ritmo, la simetría entre otros, conjugados
de manera individual. La armonía que esta
organización revela da a conocer la diversidad de las
tensiones, considera la proximidad y combinación de
códigos y llega a producir un efecto de totalidad con
infinitos matices; se obtiene así una riqueza expresiva.
Esta materia compositiva puede manejarse de forma clásica,
libre, continua, manejando contrastes y en todas las maneras
posibles que los diferentes códigos puedan ofrecer. La
composición puede definirse como un paisaje
dinámico de elementos lingüísticos, los cuales
se organizan en un conjunto de leyes que precisan un camino, una
pauta. Estas leyes son internas y propias del arquitecto, donde
interviene un "Kit" de elementos que se combinan, éstos
podrían ser considerados especulativamente,
señalando un valor expresivo. De esta manera, se define la
forma de conexión espacial de toda la materia, no
sólo el modo específico de la conexión
interna, sino de su resultado externo, es decir el que se
manifiesta.
La ambientabilidad
Esta reunión armónica de los elementos
compositivos puede manifestarse en cualquier otra
categoría, como en la constructibilidad o en la
espacialidad; lo compositivo puede manifestarse en el conjunto o
la unidad de elementos que actúan siendo éstos
lingüísticos. Así, en la ambientabilidad el
color, las texturas y la luz van creando efectos compositivos que
resultan ser los aspectos más expresivos.
En este sentido, la ambientabilidad surge en el conjunto
de relaciones que se establecen entre el mundo construido y el
ser humano, el ambiente que se conforma influye en la vida y el
comportamiento
del propio ser; esta influencia de las condiciones físicas
de un espacio sobre el hombre aunada a la acción selectiva
que el arquitecto hace de su lenguaje, provocan incidencias en el
comportamiento del hombre cuando usa el espacio; el ser humano
obra sobre el ambiente y ejerce a su vez una relación con
el ambiente mismo.
El ambiente de un organismo no es algo completo, sino
que se forma continuamente a medida que el organismo vive y
obra"35. Se podría decir que éste ha
sido extraído del mundo de la existencia del hombre en
relación al objeto para expresarse más
objetivamente; en un objeto se puede lograr encontrar el ambiente
adecuado, coaligado a una serie de características o
grupo de
elementos lingüísticos, es decir que a partir del
manejo, manipulación y selección
de éstos se conforma. La ambientabilidad resta importancia
a un espacio neutralizante, aquí la orientación
visual, táctil, auditiva son direcciones del lenguaje con
un efecto sobre implicaciones psicológicas en el
diseño. Así, se rige conforme al efecto
psicológico que se genera en las conformaciones de los
edificios, en ésta entran en interacción los
usuarios con los edificios, en efecto, esto significa que se
conforma un objeto cuyo ambiente será percibido en un
particular conjunto de modos. Por ejemplo, para exagerar el
volumen aparente de un interior, el arquitecto puede especificar
que las paredes sean de color azul claro. Es posible que tenga la
sensación de que ha creado "un patrón sereno" que
requirió de algún "tema recíproco" para
producir las reacciones necesarias en los
observadores36. Aquí entran los mecanismos
concientes que relacionan el estímulo físico con la
respuesta psicológica, la organización espacial en
este sentido está basada en los procesos
psicológicos, la consideración de estos procesos
pueden conducir a estructuras ambientales mucho más
apropiadas; así en este juego lingüístico se
permite establecer vínculos entre el fenómeno
arquitectónico y la vivencia del espacio. La
ambientabilidad se genera en un espacio donde los límites
son tangibles o imaginarios, es también la secuencia de
eventos que
ocurren en un espacio conformados por elementos
lingüísticos, ya sea luz, color, texturas, planos.
Todos los elementos ayudan y crean los diferentes ambientes en un
mismo espacio, donde ocurren una serie de eventos.
Aquí podemos agregar que ésta trabaja
también con el "efecto" que se produce en los espacios,
esto señala que la ambientabilidad no es el lugar en
sí, sino que se encuentra en los recursos
lingüísticos que conforman a cada evento. Esta
sería entonces la secuencia de ambientes, de eventos que
generan efectos conformados por códigos
lingüísticos. En este caso es un juego de recursos
para crear diferentes ambientes, y posiblemente por estas
condiciones identificamos a cada lugar.
La habitabilidad
En lo que se refiere a la habitabilidad, su
análisis no sólo se refiere a la función o
funcionalidad del objeto aunque acompaña su existencia,
sino a toda la semántica del discurso objetual. La
habitabilidad es la posesión de un objeto, habituarse al
objeto, una vez poseído y explorado viene el proceso de su
uso, de su función respecto a los mecanismos de la vida
cotidiana, el objeto está ligado al tocar, ver y
tener.
Desde otro punto de vista, para este término se
dan diferentes concepciones e interpretaciones, para diversos
autores la habitabilidad está vinculada a la calidad de
vida, es decir a la manera de cómo los usuarios
disfrutan los espacios, las habitaciones, dicha calidad de vida
se liga a los aspectos específicos de una cultura, a su
ideología y condición social. Estos
autores la definen como: El que la vivienda cuente con
áreas indispensables, definidas en una correcta
distribución de espacios de acuerdo a las diferentes
funciones de los mismos. Interior compuesto por: la existencia de
elementos básicos, cocina, área de dormir,
baños, servicios,
área de estar37. La habitabilidad implica
hablar de condiciones que consideramos ideales o por lo menos
deseables, implica también asignar a la morada una
determinada calidad38, es un conjunto de
consideraciones óptimas. Para Muntañola, la
única forma de conseguir una arquitectura con belleza es
con la influencia entre la utilidad del
habitar, la firmeza de la construcción y la convivencia
del diseño. Para este autor, la forma de habitar refleja
las características de una cultura en un momento
determinado, y la forma de una ciudad responde al uso, a la forma
de habitar como ritual. La forma de habitar se representa y se
proyecta en la conformación del lugar, ésta se
refleja en todas las características del objeto
arquitectónico39.
Al hablar de habitabilidad entonces se implica el uso
del espacio, en ésta se permean actividades, costumbres,
usos y hábitos que se conforman en el ámbito
ideológico y cultural. Manifestándose
lingüísticamente en la materialidad del objeto
arquitectónico, por eso si la habitabilidad se produce
cuando el hombre utiliza el espacio y tiene contacto con
él, entonces se originan prácticas y actividades
que se reflejan y contemplan en la organización espacial.
"La arquitectura, empieza allí donde el uso como ritual y
el uso como capacidad de representación de la forma se
unen"40. Este valor de uso refleja que el contacto del
hombre con su entorno físico, genera la capacidad de
articular en esta vivencia su habitabilidad, donde las
actividades tienen un carácter social y establecen
una red de
conexiones inmateriales que concretan y dan orden a las
expectativas de vida de un grupo. Así se otorgan
significados hacia las múltiples manifestaciones de la
realidad y un espacio se convierte en un "lugar de
identidad".
La descripción de costumbres y hábitos
que se manifiestan en el espacio y en el tiempo, exponen y
ostentan las diferencias en los usos. La habitabilidad, entonces,
está vinculada a la actividad humana a sus usos, y
éstos a las conformaciones espaciales. El habitar se
encuentra sobre las prácticas que prefiguran y habilitan
los espacios, así se inscribe en el campo de la cultura o
la sociedad. El
habitar se encuentra también, montado en un uso
ideológicamente organizado, es conformado por la actividad
humana; en este uso del espacio se contextura la socialidad, la
vida, las costumbres, lo que se hace en cada ámbito
cultural. Así, la habitabilidad, se genera por las
justificaciones que la convalidan y por los significados que
constituye y transmite en razón de un ordenamiento
estructural. Esta puede ser distinguida, manifestada y
caracterizada por asociaciones y conformaciones espaciales, que
asociamos con un repertorio de actividades, ceremonias, rituales,
comportamientos, pensamientos e ideologías.
"También las cosas que construimos son conformaciones,
porque cada cultura las emplaza y las distingue de diferentes
maneras, accediendo con ellas a interpretaciones y actuaciones
distintas, calificando y extendiendo las nociones de espacialidad
y recinto, habilitando numerosos y cambiantes modos de
habitar"41. La distribución espacial que
elabora cada comunidad queda
codificada a comportamientos ideológicos, culturales y
sociales, en una interpretación y construcción de
la identidad comunitaria.
Ante todo esto, la dificultad de poder dar una
definición clara y operacional del concepto
"habitabilidad" promueve que éste sea interpretado de
múltiples maneras, como ya vimos. Para algunos se vincula
con las condiciones materiales y espaciales de un lugar, o con el
entorno donde se lleva a cabo la vida cotidiana. Para otros
debería de incorporar aspectos objetivos y subjetivos de
la forma en que la población percibe sus condiciones de vida,
y en consecuencia considerar la noción de calidad de vida.
Aunada a todas estas interpretaciones podremos considerarla como
un elemento arquitectónico que involucra y valora las
características idóneas de un espacio, en tanto que
hablamos de características arquitectónicas, es
decir, la materialidad con la que la arquitectura trabaja. "Una
definición elemental de "habitabilidad" la consigna como
la cualidad habitable que tiene un lugar"42, se trata
de la reunión de ciertas condiciones que permiten a un ser
vivo habitar o morar un lugar, estas condiciones son de
índole disciplinar que para reunirse requieren ser
contenidas por un soporte espacio-temporal.
"El hombre busca dotar su hábitat
de las cualidades o satisfacciones consecuentes con sus
necesidades y aspiraciones, de modo que se configure el estado de
la habitabilidad"43. En particular es relevante
mencionar que el conjunto de cualidades físicas que posee
un lugar destinado al abrigo de actividades humanas configuren el
estado de la habitabilidad. Debe de reconocerse que en la
especificidad de ésta, el sistema de elementos que la
componen, adquieren diversas posiciones y sentidos que se
constituyen por convención, por acuerdo social e
ideológico; configurando el marco o encuadre que organiza
la realidad objetual; la habitabilidad, entonces, ostenta
requerimientos concretos propios de la espacialidad.
Hablar de la habitabilidad, "implica y requiere, hablar
también de la espacialidad de lo habitable, es referirse a
la constructibilidad de los objetos en que habitamos, es entender
la condición de ambientabilidad que lo identifica, en el
sentido de la apropiación y adecuación de un sitio
para convertirlo y considerarlo como un lugar propio a
través de la manifestación cultural; es
relacionarlo con sus condiciones de ubicación en un sitio
como la contextualidad en la que se produce, y con todo ello es
asumir la naturaleza de su expresividad, como el sentido
significativo que se provoca entre las formas o maneras del
habitar y las cosas u objetos en que, y con que, lo
hacemos"44, en sí, la habitabilidad se entiende
como la síntesis de contenidos arquitectónicos que
dan identidad y existencia al objeto, le dan su sentido. Estos se
manifiestan y conforman los rasgos del objeto que se ordenan en
una particularidad determinada; de esta manera, se expresan todas
las características del objeto como manifestación
de su identidad. De lo cual podemos derivar que: "La
configuración del medio habitable es y ha sido, un hecho
circunstancial del desarrollo
social, dicha configuración es producto y
resultado de las formas de expresión cultural de una
sociedad en relación con el entorno en el que
habita"45.
Para Saldarriaga, la habitabilidad "es un conjunto de
condiciones físicas y no físicas que permiten la
permanencia humana en un lugar"46, en las condiciones
físicas se encuentran aquellas referentes al ordenamiento
espacial y a la configuración material del objeto; y como
condiciones no físicas podemos agregar a todas aquellas
referentes al proceso de producción del objeto, conceptos,
intenciones, contenidos. Todos estos aspectos inciden en la
configuración física del hábitat cultural,
en una búsqueda actual del espacio habitable; para esto se
requieren condiciones particulares de dimensionamiento de
elementos, intercomunicación, aprovechamiento de fuentes de
iluminación, ventilación, paisaje,
articulación de los espacios y forma.
En la definición precisa de estas condiciones
intervienen los factores de tipo cultural; ya que la
conformación del hábitat representa
físicamente las costumbres, ideologías, mitos,
intereses y comportamientos de una estructura
social determinada. El objetivo del
espacio de ser habitable o poseer una habitabilidad utiliza el
lenguaje propio de la transformación espacial, "este
lenguaje posee una estructura correspondiente con el pensamiento
o razonamiento espacial propio de una cultura o de un determinado
grupo social"47. Esta conformación representa
todas las decisiones que atañen a la organización
física y condiciones aptas para que un espacio sea
habitable, dicha finalidad trae consigo una serie de materias
espaciales, las cuales en su conjunto suministran las condiciones
o requerimientos de ordenamiento, adecuación, eficiencia y
estabilidad necesarios e indispensables para la
habitabilidad.
Estas condiciones parten de la estructura formal del
espacio que se configura y traen consigo un periodo de ajuste y
adaptación continua, lo que se plantea aquí,
entonces, es la interacción de estas materias, su
adecuación y ordenamiento con la finalidad interna de
conformar la expresión de "la habitabilidad". Esta
materialidad conforma la red básica de las
relaciones espaciales dentro del objeto, de tal suerte que
éstas sean identificables según la forma en que
afectan a una estructura espacial específica, susceptibles
de influjos culturales; así, la habitabilidad es
considerada como la totalidad de la estructura espacial abarcando
las relaciones internas de las partes en un todo; dentro de
ésta se organizan todas las transformaciones particulares
posibles; en ella se materializan no sólo los esquemas
ideológicos, sino también los hábitos y las
costumbres, por ello, es entendida como el conjunto de contenidos
arquitectónicos que dan el atributo al objeto de
contenerla. La característica más importante de
esta unidad es precisamente la de poseer una finalidad habitable,
así, la lectura de
la habitabilidad, se entiende como una lectura que reconoce las
determinaciones del entorno cultural específico donde se
inserta el objeto, como parte de las particularidades que lo
configuran, reconociendo en esto las determinaciones
ideológicas involucradas en la construcción del
espacio.
Se trata también de una lectura que descubre los
criterios de gestación del objeto; por lo que al aprender
a leer el sentido expresivo del ámbito habitable y asumir
las condiciones de su morfología
se compromete a la totalidad de la materia con la que se trabaja,
aquí se implica una tradición figurativa del objeto
con respecto al entorno físico y cultural en el que se
produce. La habitabilidad se produce en el momento en que se
tiene relación con los objetos y por medio de esta
relación es valorada, aquí, el espacio
arquitectónico se vale de elementos útiles que lo
hacen habitable; por ello, el objeto arquitectónico como
expresión humana se habita y su constitución
implica un conjunto de elementos determinados para
propiciarla.
Bibliografía
- Hegel, G.W., Enciclopedia de las ciencias
filosóficas, México, Porrúa, 1971. - Gregotti Vittorio, et al, Teoría de la proyectación
arquitectónica, Barcelona, G. Gili, 1971. - Prudhomme Sully, La experiencia de las bellas
artes, La Psicología aplicada
al estudio del Arte y del Artista, Buenos Aires,
Joaquín Gil, 1954. - Muntañola Josep, Arquitectura: texto y
contexto, Barcelona, Universidad
Politécnica de Cataluña, 1999. - Hesselgren Sven, El hombre y su percepción del
ambiente urbano, Una teoría arquitectónica,
Limusa, 1980. - Gregotti Vittorio, Et al, Teoría de la
proyectación arquitectónica, Barcelona, G. Gili,
1971. - Cassierer Ernst, Filosofía de las formas
simbólicas, México, Fondo de Cultura
Económica, 1998. - Hegel G. W., Lecciones de estética, México, Ediciones
Coyoacán S.A de C.V ,1997. - Rodríguez J. Ma., Arquitectura como semiótica, Buenos Aires, Nueva
Visión, 1977. - De Fusco Renato, Arquitectura como mass medium, notas
para una semiología arquitectónica, Barcelona,
Anagrama, 1967. - Abbagnano Nicola, Diccionario
de filosofía, México-Buenos Aires, Fondo de
Cultura Económica, 1961.
Broadbent, Bunt, Jencks, El lenguaje de la arquitectura, un
análisis semiótico, México, Limusa,
1991. - Heidegger M., Arte y poesía, México, Fondo de Cultura
Económica, 1997. - Vilches Lorenzo, La lectura de la imagen,
México- Buenos Aires, Paidós, 1986. - Pardo José Luis, Las formas de la
exterioridad, España,
Pretextos, 1992. - Moles Abraham, Teoría de los objetos,
Barcelona, G. Gili, 1979. - Muntañola Joseph, Comprender la arquitectura,
Barcelona, Teide, 1985. - González Pozo, El dominio del entorno,
México, SEP, 1971. - Germani Fabris, Fundamentos del proyecto
gráfico, Barcelona, Ediciones Don Bosco,
1973. - Canter David, Psicología en el diseño
ambiental, México, Concepto, 1978. - 2do. Congreso internacional el habitar, para una
investigación proyectual, México, FASE, UNAM
1999. - Saldarriaga R., Habitabilidad, Bogotá, Escala
Fondo, 1981. - Heidegger M., Arte y poesía, México,
Fondo de Cultura Económica, 1997.
Biografía del autor
Patricia Barroso Arias
Nace en la Ciudad de México en el Distrito
Federal en 1971. Arquitecta egresada de la Facultad de
Arquitectura de la UNAM, titulada con la tesis teórica
"Pensar y comunicar arquitectura" en 1999. Realizó sus
estudios de Maestría en arquitectura, en el Centro de
Investigación y Estudios de Posgrado de la Facultad de
Arquitectura de la UNAM, graduándose con mención
honorífica por la tesis teórica "De la naturaleza
de la expresión arquitectónica, su forma, su modo y
su orden", en el 2004. Actualmente lleva a cabo sus estudios de
Doctorado en Arquitectura en la misma Institución, con el
tema: Una construcción histórica de la arquitectura
desde la naturaleza de la expresión proyectual. Ha
publicado diversos ensayos para
las Revistas:
- Arquitectura y Humanidades
www.architecthum.edu.mx - Suplementos de Arquitectura, Rosario, Argentina,
2002, www.rosario22.com - 30-60. Cuaderno latinoamericano de Arquitectura, no.
2 Geometrías, Córdoba, Argentina, Octubre
2004. - www.avizora.com/publicaciones/publicaciones.htm.
- convirarq2006.ath.cx/paginas/referencias/Uruguay.html.
- convirarq2006.ath.cx/paginas/referencias/07-Proyectos.html.
- Dialogando Arquitectura, Núm. 3. F/A, UNAM,
dialogandoarq.arq.unam.mx - Revista de la Facultad de Arquitectura de la
Universidad Cristóbal Colón,
Veracruz. - www.avh.com.mx/2ndLevel/1-ediciones/17/Indice.htm.
Participó en la publicación de los
libros: "La
arquitectura en la poesía", F/A UNAM. 1a edición, 2003 y ""El espacio en la
narración: Arquitectura en la cuentística
hispanoamericana contemporánea, una selección", F/A
UNAM. 1a edición. (En prensa). Ha
colaborado con los capítulos: "Valle de Bravo, el efecto
de una cultura acuática", Hipótesis de Paisaje 5-6,
Colección resultados, i+p editorial, Córdoba,
Argentina. 2006; y "Una base conceptual para el diseño
ecoturístico en México", Hipótesis de
Paisaje 7, Colección resultados, i+p editorial,
Córdoba, Argentina. 2007. Es autora del libro 2006
"Ideas de Arquitectura desde la Literatura I",
Architecthum-plus, México. www.amazon.com. 2006. Asimismo,
ha participado como ponente en congresos nacionales e
internacionales. Actualmente es catedrática de la Facultad
de Arquitectura de la UNAM, La Universidad Latinoamericana y la
Universidad Motolinía. Profesionalmente colaboró en
diversas constructoras desde 1992, con cargos de
Coordinación General, desarrollo de proyectos y obra. A la
fecha trabaja de manera independiente en el desarrollo de
proyectos de casa habitación y remodelación
principalmente.
Patricia Barroso Arias
México, D.F.
Elaboración de la investigación:
Agosto 2001
Actualización: Enero
2008
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |