¿Qué puede representar el nombre propio para la Psicología? (página 2)
En algunos casos, el nombres contiene también
disímiles significaciones sociales, por lo que
además de los matices familiares, las coyunturas socio/
históricas y culturales de determinados contextos, han
marcado estilos de nominación. Puede ser la religión, la lengua, la
moda o
transformaciones sociales que pautan particularidades de una
época que en el entretejido social y dialéctico en
el que vivimos, atraviesan contextos grupales más
específicos como la familia.
En una investigación realizada desde la
perspectiva psicológica, tomando como muestra sujetos
de tres generaciones de cubanos, hemos podido evaluar de manera
general, algunas de las influencias que ejerce el nombre en la
subjetividad individual, relacionada con la fuerte carga socio
cultural y familiar que puede contener en su historia. A pesar de
los resultados tan interesantes de esta investigación, aun
queda mucho por investigar en este sentido, pues los propios
resultados lo revelan por si mismos.
La población de estudio estuvo compuesta por
70 personas, 35 de sexo masculino
y 35 de sexo femenino. Del total de esta población, 20
personas pertenecen a la generación de las décadas
(1940 y 1950), 10 de cada sexo, y de igual manera están
compuestos los grupos de estudio
de las generaciones de (1960 y 1970) y la generación de
las décadas (1980 y 1990). Las 10 personas restantes
conforman el grupo de personas cuyo nombre comienza con "Y", 5 de
sexo masculino y 5 de sexo femenino.
Se escogió este grupo con el objetivo de conocer el
origen de la presencia de esta letra encabezando el nombre,
estilo que comenzó en los años 70 y que se extiende
hasta principios de los
90 aproximadamente, denominada esta generación en Cuba como la
generación de las "Y". Estas fueron las únicas
personas escogidas intencionalmente, el resto fue elegido de
manera aleatoria, sólo tomando en cuenta el año de
nacimiento para ubicar a la persona en alguna de las tres
décadas.
Nos apoyamos en el paradigma
cualitativo, ya que nuestro objetivo
general estaba encaminado a determinar realidades subyacentes de
la familia a
partir del significado familiar, relacional y simbólico
del proceso de
nominación visto fundamentalmente desde la perspectiva del
sujeto que lleva el nombre, lo cual nos remite a realizar
interpretaciones individuales, basándonos en lo que cada
persona
expresa de manera explícita e implícita, a partir
de propuestas de análisis establecidas a priori, y
estableciendo categorías a posteriori como resultados de
la
investigación. Además, no contar con
referencias de investigaciones
realizadas anteriormente dentro de la Psicología sobre el
tema de los nombres, no nos permitía contar con una
metodología para su estudio y el paradigma
cualitativo ofrece la posibilidad de ir construyendo la
metodología a partir de la información obtenida, lo cual
contribuyó a que las conclusiones se fueran enriqueciendo
y elaborando en el transcurso de la investigación.
Se establecieron a priori tres dimensiones fundamentales para
el análisis, una Socio-cultural en la que se
tomaron en cuenta los discursos
socioculturales por décadas ofrecidos por los sujetos de
la población de estudio y que pautan estilos
de nominación, otra dimensión
Familiar tomando como referencia la organización y dinámica de la familia y la
construcción de significados desde ella; y
una dimensión Individual que no es
más que el sentido personal que
adquiere el nombre para quien lo lleva.
Las técnicas
utilizadas para esta investigación fueron una entrevista
semiestructurada, un Genograma familiar que tomara en cuenta tres
generaciones o más y en el que por supuesto quedaran
reflejados los nombres de las personas que lo conformaban, una
composición, bajo el título: "La historia de mi nombre", y la
representación del nombre a través de un
símbolo. Con el empleo de
estas técnicas para realizar la investigación,
abordamos a resultados muy interesantes.
Existen diferencias en cuanto a las manifestaciones del
proceso de nominación en diferentes épocas. Con
relación a la fuente de inspiración
tenemos que en los años 40-50 era fundamentalmente de
origen familiar y religioso, expresándose de esta
manera la importancia que las personas le concedía a
la familia y a la religión como elementos "sagrados", de
acuerdo con las connotaciones socio culturales de este
período histórico en el que la iglesia
católica ejercía una gran influencia social a
través de posiciones muy tradicionales. Por lo general
el nombre que se ponía era el de algún familiar
antecesor o se extraía del santoral de acuerdo con el
día del nacimiento. En los años 50 se usaron
mucho los nombres americanos con "th" como Bertha y Martha,
así como los nombres con la terminación "am"
como Miriam, William, Lilliam, Mariam, (estos
últimos presentes en la población de
estudio) procedentes de la cultura
americana presente en nuestro país en aquellos
años.Estos períodos de estudio expresan momentos de
cambios sociales manifestados en el contexto familiar y
expresados a través en los nombres propios. Pero
debemos tener en cuenta además, que cada familia tiene
una dinámica única, enriquecida por las
transmisiones intergeneracionales que dentro de ella se
manifiestan; y por estructuras milenarias no se modifican de un
día para otro. Es por eso que en los años 60,
en pleno proceso revolucionario a nivel nacional, se
seguían manteniendo los nombres religiosos y de santos
a pesar de las transformaciones socioculturales que trajo
consigo el triunfo de la revolución cubana, expresándose
de esta manera creencias religiosas y culturales que se
mantuvieron en las familias más conservadoras.El orden de nacimiento y las construcciones de género
son también elementos muy significativos con
relación a este tema, de ahí la importancia del
uso del genograma para la investigación. Casi todos
los sujetos de sexo
masculino que llevan el nombre de sus antepasados, son hijos
únicos o primogénitos, manteniéndose de
esta manera la tradición heredada desde la cultura
española que expresa la presencia de una sociedad
patriarcal. Sucede parecido con relación al sexo
femenino pero en menor cuantía, lo cual nos reafirma
la presencia reforzada de estilos patriarcales.En la década del 70 también se produjeron
variaciones en cuanto a la fuente de inspiración en el
proceso de nominación, como consecuencia de las
influencias culturales, sociales e históricas,
evidenciándose más en este período el
afianzamiento del proceso revolucionario cubano. Se comienza
a utilizar menos el santoral como fuente de
inspiración, manteniéndose sólo en
familias religiosas, pues después del triunfo de la
revolución, se produjo una ruptura del
nuevo sistema
con la religión; fundamentalmente con la
católica. Con esto se refirma una vez más como
a través de los nombres podemos encontrar evidencias
que expresan peculiaridades sociales de una época, que
influyen en el contexto familiar y a nivel individual.Se comenzaron a usar también los nombres rusos en
esta década, lo cual podría considerarse una
moda, pero
fue también el resultado lógico de una
relación creciente. Durante los primeros años
de la revolución, en medio de un feroz embargo
norteamericano y con miles de hombres entrenándose
para atacar la isla, la Unión Soviética se
convirtió en el gran héroe de los cubanos.Este "agradecimiento" fue expresado también con los
nombres que los padres ponían a sus hijos, de
ahí que encontremos en esos años muchas
Katiushka, Valentina, Mariushka, Vladimir, Alexander, Yuri
entre otros. También durante esos años
mantuvimos incontables intercambios culturales con este
país amigo, los nombres son una muestra de
simpatía e identificación.También en este período histórico se
estiló poner nombres de dirigentes revolucionarios con
cierto carisma en el pueblo, encontrándonos con
frecuencia personas que llevan algunos de los siguientes
nombres: Ernesto, Alejandro, Fidel, Camilo, Celia, Tania,
Tamara, Raúl. Esta peculiaridad es fácilmente
explicable debido al auge del proceso revolucionario cubano
en esos años. Estos nombres representaban a
personalidades de la revolución cubana que en esa
década eran muy conocidas, nombradas y además
admiradas por el pueblo debido a sus cualidades personales,
con lo que se estarían transmitiendo a través
de los nombres, modelos de
identificación muy concretos, inscritos en ese
contexto histórico-social, expresando valores de
tipo patriótico.A finales de esta década se comienzan a manifestar
de manera generalizada, inventos y
mezclas de
nombres, que pueden incluso llegar a catalogarse como
"raros", constituyendo esta peculiaridad una muestra de
ruptura con lo tradicional dentro del contexto
familiar, como consecuencia de las transformaciones
sociales ocurridas.En la década de los 80, se evidencia tanto para
hembras como para varones, nombres que empiezan con la letra
"Y", aunque ya esta modalidad se venía manifestando
desde finales de la década del 70. Este fue un
fenómeno social muy difundido para las personas de
esta generación, por lo que en muchas ocasiones hemos
escuchado mencionar "la generación de las
Y".El origen de este estilo parece ser la traducción de nombres ingleses y de
otros idiomas, que no se escriben con "Y" exactamente, pero
que al pronunciarse suenan así y los cubanos lo
escriben exactamente como se pronuncia. Encontramos
así el caso de Yeny que es el nombre de una
muchacha de nuestra población de estudio, nacida en el
año 1976, período este en el que en nuestro
país se rechazaba aún todo lo que
provenía del extranjero, no le fue permitido a sus
padres inscribirla con el nombre en ese idioma "Jenny" que es
el equivalente a Juana en español, por lo que tuvieron que
modificarlo, para no renunciar a él.Algunos ejemplos de nombres españolizados o
cubanizados y que se pronuncian con "Y" son Yanet=Janet
(francés), Yakelín=Jacqueline (Francés),
Yosvani=Giovanni (Italiano), Yoel=Joel (Inglés), Yudit=Judith (Inglés),
Yisel=Giselle (Francés), Yuliet=Juliette
(Francés) entre otros.Este estilo de nominación manifestado en esta
época, podemos considerarlo como un emergente de
cambios sociales que se expresa dentro de la familia, pues
familia y sociedad mantienen una relación
recíproca y dialéctica. La aparición de
esta moda es una muestra de la ruptura con lo tradicional,
determinada en gran medida por el desarrollo
cultural, gracias al cual las personas tuvieron mayores
oportunidades de acceder a la cultura universal, a
través de la televisión, la radio, la
literatura, y también a la apertura
política a establecer relaciones con
los cubanos residentes en los EEUU que a partir de esos
años pudieron venir legalmente a visitar a sus
familiares trayendo consigo parte de aquella cultura.Con relación a la elección de los nombres,
la expresión de estos cambios no se manifiesta
solamente en las fuentes de
inspiración, sino también en la persona que lo
elige o persona nominante. En las décadas de los 60-70
y 80-90 en algunos de los casos estudiados, los nombres
fueron elegidos por hermanos, peculiaridad que se mantiene
hasta nuestros días, poniéndose de manifiesto
el nacimiento de la familia democrática en la que se
le da participación a los niños en las decisiones familiares,
lo cual está respaldado por el acceso a
niveles escolares más altos en el caso de los padres.
En las décadas 40-50 no se daba esto con frecuencia,
pues los niños no tomaban partido en las decisiones
familiares, la palabra del adulto era sagrada y se
cumplía con independencia de lo que estos pudieran pensar,
información que nos revela realidades familiares que
reflejan particularidades de una época determinada en
que la familia funcionaba desde patrones tradicionales.Elementos
socioculturales que se revelan a través del proceso de
nominaciónLa historia del nombre puede revelar la presencia o no de
un lugar reservado para el sujeto dentro de su familia, lo
cual puede repercutir positiva o negativamente en la
formación de su identidad
personal. Teniendo en cuenta que el nacimiento de un individuo
es un cambio
normativo para la familia, considerado como parte de su ciclo
vital, tenemos que el nombre tiene mucha relación con
la manera en que este evento se produzca. Los fragmentos que
a continuación se referirán fueron
extraídas de las composiciones escritas por los
sujetos bajo el título: "la historia de mi
nombre" y corroboradas a través de la
entrevista.Este es uno de esos fragmentos en los que se expresan
contenidos familiares subyacentes, fue escrito en la
composición por una de las personas que conforman la
muestra de estudio, su nombre es (MADIE) y
según relata en la composición su madre ya lo
tenía reservado mucho antes de su nacimiento, lo
encontró en una novela y con
él quiso transmitirle sentimientos como el amor y
cualidades como la belleza y la inteligencia, de las cuales ella se
apropió inconscientemente, quedando reflejadas en el
dibujo
sobre el nombre, a través de corazones, flores, el
mar, las estrellas En este caso el nombre es un modelo de
identificación para ella que incide de manera positiva
en la percepción que sobre sí misma ha
elaborado, e incorporado a su identidad personal.Esta es la historia de otro de los sujeto de la
población de estudio quien no tenía un espacio
reservado para su nacimiento, después de haber nacido,
aún no tenía nombre y este le fue sugerido a la
madre por la enfermera (LEONEL). Tomando un fragmento
de su composición, nos podemos percatar
rápidamente que la no presencia del nombre hasta el
momento de su nacimiento, se encuentra asociado a
determinadas situaciones familiares que indican
disfuncionalidad, así como la no planificación de su nacimiento al cual
cataloga el sujeto como un hecho "accidental":
"La historia de mi nombre es el resultado, de un hecho
accidental, ya que mis padres, no esperaban otro hijo; y
realmente nunca se sentaron a buscar un nombre. Mi padre
porque estaba separado de mamá, y además de
mujeriego, despreocupado. Y mamá quizás con
tantas preocupaciones, y con mi hermano a cuestas, al parecer
no tenía la cabeza para buscar un nombre." Viendo
ahora como lo asume el sujeto, tenemos que no ha logrado
encontrar un modelo identificatorio a través del
nombre sino por el apellido, expresando inconformidad y
escasa identificación con esta asignación
asociada a una historia no muy agradable.Muchas de estas informaciones fueron reveladas desde lo
implícito, es por eso que los nombres propios nos han
permitido acceder a realidades subyacentes de la familia,
pues desde cada historia, emergen elementos relacionados con
esta, que muchas veces las personas no saben explicar
conscientemente, pero que sin lugar a dudas, constituyen
muestras de la simbología familiar.Existen familias en las que se les pone a los hijos
nombres que empiezan todos con la misma letra, incluso letras
que son también iniciales del nombre de los padres,
ofreciendo la idea de marca,
distinción o etiqueta identificatoria, que refuerza
los mitos
familiares, y que forma parte de la realidad familiar
subyacente.También en cada nombre pueden manifestarse mitos o
legados
familiares que son revelados en el relato y que le imprimen
ciertas características como modelo de
identificación y que pueden estar determinando no
sólo el significado personal que de este elabore el
sujeto, sino también una explicación a
comportamientos y concepciones a través de las cuales
se manifiesta.Por ejemplo un sujeto, cuyo nombre es SANDY, nos
dice en su composición: "Mi papá estaba en
pre- escolar con un muchacho que se parecía mucho a
él y se llamaba Sandalio pero le decían Sandy y
los confundían. Un día el muchacho se fue para
los EE.UU. y le siguieron diciendo Sandy a mi papá y
así cuando nací mi papá me puso ese
nombre." Este mito de
lealtad es asumido por el sujeto de alguna manera, ya que
refiere en la
entrevista que para él la lealtad y la amistad
son sentimientos muy importantes. Con esto se ilustra lo que
plantea la literatura acerca de los mitos y es
que…"los mitos no son solamente construcciones que
se refieren a los aspectos más simbólicos de
las interacciones sociales, sino que describen marcos de
referencia culturales para comportamientos muy
concretos".Otro ejemplo es el de MILAGRO, nombre asignado a
partir de un suceso relacionado con su nacimiento, fue
salvada de la muerte
y el médico que la asistió sugirió ese
nombre, la familia la inscribió así a modo de
agradecimiento, expresándose de esta manera un mito de
lealtad. Desde la perspectiva de la entrevistada el nombre ha
constituido un modelo de identificación para ella que
queda expresado en su comportamiento, nos dice al respecto: "Si,
creo que sí me pega porque aunque no pueda hacer
milagros si me considero una persona que hace bien nunca le
he hecho mal a nadie y trato de ayudar a todo el mundo".
Estos son sólo algunos de los ejemplos que nos ponen
de manifiesto cómo a través de la historia del
nombre se pueden ofrecer implícitamente, informaciones
construidas desde el contexto familiar que pueden influir en
determinados comportamientos del sujeto.Los mitos revelados a través de la historia del
nombre desde este estudio, son portadores de mensajes de
lealtad a generaciones precedentes, por ejemplo:
"…mi madre le prometió que si algún
día tenía una hija le iba a poner el nombre que
a ella le gustaba y aunque nací después de
haber fallecido mi abuela, ella mi madre, cumplió su
promesa", también encontramos mitos que reflejan
unión, cuando el nombre está compuesto por
combinaciones de las letras que componen el nombre de ambos
padres, pueden contener además mitos de
armonía, de distinción, o de exclusividad
cuando se intenta poner un nombre que no se parezca al de
nadie. Pueden sugerir mitos de valores, de fraternidad
e incluso de pertenencia al grupo
familiar, cuando se trata del mismo nombre de los
antepasados.Los legados son también transmisiones inconscientes
que contienen significaciones familiares. Los tipos de
legados encontrados han sido, de acuerdo con su contenido,
legados de continuidad, de ruptura, de compensación,
de realización y de perpetuidad de valores. Un sujeto
cuyo nombre es Silvio René, nos cuenta que su padre le
puso a todos sus hijos varones sus nombres y la razón
por la cual lo hizo es la siguiente: "…para que se
supiera que eran hijos de él y para que no hubiese la
posibilidad de que alguna de las mujeres le pusiera el nombre
de algún novio que hubiese tenido anteriormente".
Con este ejemplo podemos apreciar la intención de
marcar con un sello particular que denota legitimidad, en
este caso el nombre, que indicaría la presencia de un
mito de pertenencia que a su vez refuerza la identidad
familiar desde una estructura
patrilineal. Se pone de manifiesto además, la
transmisión de un legado de continuidad, que fue
asumido de esta manera por los hijos, ya que estos tienen
parecido con el padre tanto en aspectos físicos como
espirituales, según refiere el sujeto
entrevistado.No en vano la literatura plantea que:"La
intención de mantener un nombre en las generaciones
sucesivas no es sólo una cuestión cultural,
sino también una transmisión mítica de
la pertenencia a la familia, ofreciendo una identidad
particular de ese grupo, y legitimando este vínculo,
pues el mito se convierte en una matriz de
conocimiento y representa un elemento de
unión y factor de cohesión para cuantos creen
en su verdad ". El nombre en sí mismo, no lleva
explícita la transmisión de un contenido
específico, el contenido queda explicitado e
implícito en la historia y en el sentido personal que
adquiere para quién lo lleva.Historias familiares
que subyacen al nombreLo asumido
individualmente desde el contenido familiar y cultural del
relato. Incorporación del nombre a la identidad
personal.
Algunos consideran que las personas le imprimen significados a
sus nombres, a partir de sus comportamientos, otros creen que es
el nombre quien genera ciertas manifestaciones en el individuo.
Pero lo que no se puede negar es que los nombres expresan un
modelo de identificación que adquiere significados desde
lo personal.
En ocasiones el significado lleva una connotación
cultural, otras veces familiar, pueden estar ambas combinadas o
simplemente adquirir significaciones desde lo personal sin que
pueda separarse de quien lo lleva en ningún momento, una
de las sujetos de la población de estudio nos dice:
"Creo que me pega porque me sugiere a mi misma, es la forma de
identificarme yo, donde quiera que lo escucho sé que es
conmigo"(Yinet), otro de los sujetos nos dice: "…si
pega conmigo, porque cuando lo escucho siento que es un nombre
con el que debí nacer, es como si antes de nacer ya
estuviera predeterminado, me identifica, yo he hecho que pegue
conmigo, yo nací para llevar ese nombre"
(Yunier).Estas significaciones han sido construidas desde
lo personal, es decir el nombre para estas personas tiene un
significado que ha cobrado un sentido particular desde la
percepción que sobre sí mismo ha elaborado el
sujeto.
Las personas que tienen nombres poco comunes, a través
de los cuales se ha transmitido un modelo que denota
distinción, se consideran únicas, exclusivas y
diferentes a los demás, como si tuviesen un sello, una
marca o una etiqueta distintiva especial. Así lo expresan
muchas de las personas estudiadas: " Si estoy conforme con
él porque me da un sello de identidad, como hay tan pocos
o ninguno diría yo, me da una especial identidad"
(Idarys), "Si pega conmigo, me siento muy identificado con
él porque es único y yo me siento
único"(Daykel), "Si pega conmigo porque es
mi nombre, además es un nombre diferente y así soy
yo diferente, único, a veces raro" y "Soy luchador
y por eso me considero único igual que el nombre, soy la
primera persona con ese nombre y tengo el afán de luchar y
mis propios conceptos de la amistad, del cariño, del
afecto hacia los demás" (Ediel)
En ocasiones los nombres pueden expresar modelos de clases
sociales y de valores transmitidos dentro de la familia, como
el caso de este sujeto (Yansel) que nos dice: "…
representaba al muchacho humilde que aspiraba al amor de una
muchacha rica, que también lo amaba pero que no
podía casarse con él porque su familia la
tenía comprometida con Marcos otro muchacho rico",
esta sería la fuente de inspiración del nombre con
la que se está ofreciendo un modelo de clase, ahora
desde su percepción personal nos dice: "…mi
nombre es como yo sociable, porque se le pega muy bien a
la gente, sencillo, me considero tolerante, flexible, me gusta
compartir con los demás, soy un admirador de la sinceridad
y la sencillez y creo que el nombre Yansel encierra todo
eso", es decir que con el nombre se ha ofrecido un modelo de
identificación que expresa cualidades y valores
relacionados con cierta clase social con la que se ha
identificado el sujeto, manifestándolo así en su
comportamiento.
También pueden quedar expresados en el nombre modelos
asociados a cualidades de género, por ejemplo la
mayoría de las mujeres de esta población de estudio
representaron su nombre con flores, mariposas, símbolos de la sexualidad
femenina, asociándolos con la delicadeza, la belleza, la
suavidad, lo femenino, y en caso de no ser percibidos así,
son considerados modelos contraidentificatorios por percibirlos
fuertes y por lo tanto poco identificatorios desde el punto de
vista genérico. Por su parte muchos de los hombres se
sienten identificados con sus nombres al considerarlos, viriles,
fuertes, bien acentuados, masculinos, y por lo tanto sienten que
al sonar así refuerzan su carácter masculino.
Algunos sujetos de esta población de estudio hacen
referencia a nombres asociados con modelos de raza, tal es el
ejemplo de Tomás quien expresa: "No me gusta, suena a
nombre de negro africano". También Odalys nos dice:
"Odalys lo represento con dos maracas porque para mí es
un nombre de negra porque casi todas las que conozco son negras y
se caracterizan por ser bulleras, chusmas, escandalosas y las
maracas creo que representan muy bien eso porque las negras
también son rumberas casi siempre". Esto nos indica
que los nombres en ocasiones se asocian a determinados grupos raciales
expresando la presencia de sus costumbres étnicas y
culturales, así como peculiaridades familiares,
constituyendo este un tema que puede ser investigado con mayor
profundidad.
Uno de los sujetos que representa su nombre con un tren nos
dice: "Yo firmo JAB con mis nombres y mi apellido, José
Antonio Brito y lo pongo así unido, porque es un nombre
muy largo y que está relacionado con la familia, lo veo
como una concatenación de elementos familiares que me
identifican, por eso lo represento con un tren que tiene sus
vagones enganchados unos con otros". En este caso el
significado personal del nombre ha sido construido desde la
importancia familiar que este tiene para el sujeto,
expresándose así la aceptación de un legado
de continuidad y la perpetuidad de la tradicionalidad de este
grupo familiar que podemos reafirmar a través del
genograma, donde se aprecia la repetición de muchos
nombres en los miembros de esta familia, entre ellos el de este
sujeto.
En otros casos tienen mayor peso los criterios sociales en la
construcción del sentido personal del nombre. La
mayoría de los sujetos expresa que al escuchar un nombre,
por el sonido o por las
referencias que se tienen de personas que lo llevan, pueden
representarse mentalmente a una persona ficticia a la que
atribuyen ciertas características de acuerdo a lo que el
nombre sugiere, según construcciones elaboradas desde
contextos socioculturales específicos. Tenemos el
siguiente ejemplo: "Yo pienso que los nombres representan a la
persona que lo lleva, por ejemplo cuando dicen Yakelin me imagino
a esa persona por el nombre… a Amanda me la imagino
tierna, dulce, cariñosa y a Daniela me la imagino una
mujer decidida,
audaz y me gustaría que mis hijas fueran así",
otra persona expresa: "…me gustaría
más Aineriy que es mi nombre al revés. Es
más bonito y me imagino a una persona zorra que aparenta
ser tonta y no tiene nada de tonta… a Yirenia me la
imagino aburrida, que su papá cree que es muy inteligente
y ella sabe que aunque se coma los libros no lo
será, que aparenta ser lo que no es… a Yirita me la
imagino como una niña tonta que si es tonta de
verdad".
También una sujeto cuyo nombre es Yanet, dice: "Me
hubiese gustado llamarme Claudia o Laura, esos son nombres que
suenan mas bonitos, mas dulces y creo que el nombre tiene que ver
mucho con la persona, Claudia y Laura me representa a gente
dulce, sencilla, amable, instruida". Es decir que se percibe
el nombre como un elemento distintivo, que denota ciertas
cualidades y comportamientos en las personas, sugeridos a partir
de un modelo imaginario construido desde percepciones sociales y
en ocasiones la asunción del significado lo lleva
implícito, este es otro ejemplo ilustrativo:
"…Ania suena más suave y en mi trabajo me
llaman así porque en ese contexto me caracterizo por eso,
soy enfermera de un cunero y eso es un trabajo que requiere de
suavidad. Y para la gente de mi familia soy Odalys porque soy
fuerte, la que enfrenta todos los problemas, la
que nunca mira hacia atrás…"
Las personas que tienen nombres inventados sienten que no se
les ha transmitido un modelo de identificación con este,
lo cual se expresa en algunos casos a través de la
inconformidad. Citando como ejemplo a Yuderkys una de las sujetos
de la población de estudio, encontramos la siguiente
opinión personal sobre su nombre: "No sé lo que
significa y por eso no sé si me pega, pero no me
gusta" otra muchacha cuyo nombre es Yuelkys dice: "No me
pega porque no tiene relación con mi personalidad
es una liga, un invento y yo soy una persona con un sólo
tipo de personalidad, y pienso que los nombres si tienen
relación con la personalidad", también Yanet,
considera lo siguiente: "Los yu, ya, ye se ve que son nombres
salidos de la nada, inventos de esa época".
Personas que han recibido el nombre de algún
progenitor, han vivido buena parte de su vida imitándolo o
luchando por ser lo opuesto, bien porque hayan recibido elogios o
críticas por tal parecido. En el caso que citaremos a
continuación ha ocurrido esto último, por lo que en
este caso el nombre es percibido como un modelo
contraidentificatorio para el sujeto, con relación a esto
nos dice: "Mi forma de ser se parece a la de los Fernandos que
me anteceden pero no quiero decir como son, no me gusta. No
sé, pero a mi hijo no le puse así, rompí con
la tradición, ya estaba aburrido de tanto Fernando y quise
cambiar, siempre no puede ser lo mismo". Con esto
último estaría transmitiendo en el nombre de su
hijo un legado de ruptura familiar expresando también de
manera implícita la presencia de un vínculo
afectivo negativo con el padre.
Algunas personas prefieren ser llamados por un apodo porque no
se sienten conformes con su nombre o porque el apodo contiene
significados con los que se identifican mejor, aunque a veces
puede atraer tener apodos que sin embargo son perjudiciales al
crecimiento personal. Algunos como: Nena, Chiquita, Beba, o
diminutivos del nombre como: Pepito, Anita, entre otros, son
apodos que expresan inmadurez y dependencia, que por lo general
se le dice a personas a las cuales se les ha impedido desarrollar
su autonomía y que por lo tanto funcionan de esta manera.
Tal es así que algunos sujetos de esta población de
estudio expresan que no desean ser nombrados por un apodo de tal
índole ya que se sienten limitados en su desarrollo
personal, ejemplo de ello: "Me he acostumbrado a que me digan
Yirita pero en realidad me gusta que me digan Yirenia porque
cuando me dicen Yirita siento que me tratan como a una
niña y ya no lo soy", o este caso: "Sandito me
dicen en la familia, es un diminutivo del nombre porque a mi
papá le siguen diciendo Sandy y eso quizás lo hacen
para diferenciarnos. Me gusta que me digan Sandy porque el otro
suena a niño chiquito y ya no lo soy y en realidad mi
nombre es Sandy".Es decir, la manera de nombrar, puede
también expresar en cierta medida la forma en que se
establecen determinadas relaciones interpersonales y familiares.
Es por eso que debemos conocer no sólo la historia del
nombre teniendo como referente la perspectiva de quién lo
asignó, sino también como lo percibe y lo asume su
portador, pues sin dudas el nombre propio o el apodo son
elementos que forman parte indisoluble de la identidad
personal.
Importancia psicosocial del nombre
propio.
Resulta fascinante y sumamente enriquecedor para el
psicólogo estudiar la familia enfatizando en sus
realidades subyacentes. El nombre propio y el apodo, son
elementos que se pueden tener en cuenta tanto para el diagnóstico como para la
intervención psicológica, valiendo la pena indagar
lo que nos resulta accesible en torno a estos.
Las preguntas básicas giran alrededor de los
móviles explícitos y el significado del nombre para
quien lo puso, sobre la procedencia del mismo y su trayectoria
histórica; sobre el sentido y aceptación que tiene
para quien lo lleva. Las respuestas pueden remitirnos a posibles
móviles implícitos que a partir de ese momento
podemos asociar con lo descubierto y acceder a realidades
subyacentes de la familia que pueden resultar de gran utilidad en la
práctica clínica.
Como se ha planteado anteriormente resulta muy reconfortante
para cualquier individuo conocer que ya existía
simbólicamente con un nombre antes de hacer su
aparición física, le sugiere la
idea de que era deseado y pensado aún sin existir
objetivamente. Cuando el modelo ofrecido con el nombre constituye
un modelo de identificación para el sujeto, repercute
favorablemente en la conformación de su identidad
personal, ya que se expresa a través del orgullo, la
aceptación, la conformidad, la satisfacción, el
reconocimiento, entre otros.
Sin embargo, cuando el nombre constituye un modelo
contraidentificatorio puede incidir negativamente en la identidad
personal de un sujeto porque genera malestares
psicológicos como el complejo, la negación, la
inconformidad, culpabilización al nominante y sentimientos
de inferioridad que no son favorables para el bienestar emocional
del portador, quien al no sentirse identificado con su nombre,
puede llegar incluso a omitirlo o preferir ser llamado por
algún apodo.
No debemos percibir el proceso de nominación personal
desde posiciones que denoten excesiva naturalidad y familiaridad
acrítica, considerándolo azaroso e intrascendental,
cuando en realidad constituye un aspecto relevante en la
conformación de la identidad personal, puesto que contiene
significaciones que resultan simbólicas y que inciden en
el comportamiento. Desde esta perspectiva podemos contribuir a la
adecuada construcción de la identidad personal de un
individuo, incluso antes del nacimiento, pues el nombre es uno de
los primeros regalos que le ofrecemos a nuestros hijos.
Es por eso que como profesionales de la psicología,
debemos realizar orientaciones de manera preventiva a la familia,
con respecto a la importancia de asignar un nombre, en cuya
historia se transmitan mensajes que contribuyan de manera
positiva a la formación de la identidad personal del
futuro miembro.
Y como nunca los procesos
subjetivos humanos deben estudiarse de manera parcializada,
hacemos también un llamado a la inter y a la
transdisciplinariedad, compartiendo estos resultados con otras
ramas del saber como la Antropología, la Sociología, las Ciencias
Jurídicas, la Onomatología entre otras, para que
puedan utilizarlos de manera constructiva desde sus escenarios
profesionales y a la vez puedan retroalimentarnos con
informaciones que nos permitan continuar investigando en este
sentido.
BIBLIOGRAFÍA:
- Arés, P. Psicología de la familia.
Editorial Félix Varela, La Habana, Cuba,
2002. - Arés, P. Familia, ética y
valores en la realidad cubana actual. En Revista
Temas. No. 15, 1998 - Berenstein, I y colaboradores: Familia e
inconsciente, Ed Paidós, Buenos Aires,
Argentina, 1996. - Del Cristo, Y. La realidad familiar subyacente a
través del estudio del nombre propio. Trabajo de
diploma. Facultad de Psicología. Universidad
de la Habana, Cuba, 2002-2003. - Erikson, E. Sociedad y Adolescencia. Editores S.A.
de CV. México, 1986 - Espina, M.): Sociología en reconstrucción.
Revista"Estudio" No. 2. (Julio-Diciembre 2001) - Framo J.L. Familia de Origen y Psicoterapia: Un enfoque intergeneracional.
Ed. Paidós, Barcelona, España,
1996. - Goldrick, M. y Gerson, R. Genograms in Family
Assestment, Nor Penguin Books Ltd, Canadá,
1985. - González, F. Epistemología cualitativa y
subjetividad. Editorial Pueblo y Educación, La Habana, Cuba, 1997. - Neuburger, R. La familia dolorosa. Mito y terapias
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Editorial Herder, Barcelona, España, 1997. - Peñalver, Y y Boo, A.: La familia y sus
producciones simbólicas: Reproducción continuidad o ruptura.
Trabajo de diploma. Facultad de Psicología. Universidad
de la Habana, Cuba, 2000-2001. - El constructivismo /
- El construccionismo socia l/ www.google.com.
- Enfoques teóricos de la transmisión
intergeneracional./ www.google.com - Historia familiar/ www.google.com
- La historia de los nombres / www.google.com
- "Libro de los
nombres" del Dr. José María Albaigés
Olivart, publicado por el Círculo de Lectores,
año 1994. - Los nombres propios en Cuba / www.google.com .
BIOGRAFÍA:
Yaima del Cristo Sánchez, Licenciada en
Psicología, graduada en el año 2003 en la
Universidad de la Habana. Durante la carrera participó en
varias Jornadas Científicas Estudiantiles celebrada en la
facultad de Psicología de la UH, en el año 2001 con
los trabajos: "Influencia de la economía cubana actual en la
familia", obteniendo el tercer lugar en la
comisión de Familia, Sexualidad y Pareja y otro titulado:
"Ser consultor en una empresa
perfeccionada" obteniendo el segundo lugar en la
comisión de Psicología del Trabajo y las Organizaciones,
en 2002 obtuvo el primer premio en la comisión de
Psicología del Trabajo y las Organizaciones con la
presentación del trabajo titulado:
"Diagnóstico socio-psicológico en el Hotel Golden Tulip Parque Central",
el cual también fue presentado por su excelente calidad y su alto
grado de cientificidad, en forma de póster en la
Convención Intercontinental de Psicología y
Ciencias Humanas: "Crecimiento Humano y diversidad" ( HOMINIS
2002 ), celebrado del 4 al 8 de noviembre de 2002 en el Palacio
de Convenciones de la Habana, Cuba, así como en el Primer
Encuentro Regional de Estudiantes de Psicología: "Por la
vinculación y la investigación estudiantil" llevada
a cabo el 30 y 31 de mayo de 2003 en las instalaciones de la
Universidad Americana de Acapulco. En el marco de la Jornada
Científica Estudiantil celebrada en la facultad de
Psicología Universidad de la Habana en el año 2003,
obtuvo premio con el trabajo:
"Juan Pedro Carbó Serviá, semblanza de un
héroe" obteniendo con este último el primer
premio de la Comisión de Historia, Filosofía y Teoría
Sociopolítica. Su tesis de
diploma, llevó por titulo: "Acercamiento a la
realidad familiar subyacente a través del estudio del
nombre propio", trabajo que ha inspirado a la
realización de este artículo. Se graduó con
título de oro en Julio
del 2003, recibiendo además un reconocimiento por su
destacada participación científico estudiantil
durante los estudios universitarios.
En su primer año de trabajo participó en el
Proyecto
Esperanza Social, en el que estuvo a cargo de la
preparación del tema de Psicología de La Familia,
compartiendo con el colectivo los elementos teóricos y
metodológicos que sirvieron de base para su
preparación e impartición. Formó parte del
colectivo de autores que estuvo a cargo de la elaboración
del libro de texto
"Educación en Valores" para el apoyo de la docencia del
séptimo curso, participando en la elaboración del
artículo titulado: "Un acercamiento
psicológico a la familia: Su papel en la formación
de valores". Llevó a cabo varias sesiones del
taller "Errores en la crianza de los hijos",
contribuyendo así a la formación integral de los
estudiantes venezolanos. Participó como ponente en el III
Encuentro Internacional de Estudiantes de Psicología,
celebrado en la Facultad de
Psicología de La Universidad de la Habana en octubre
del 2004, compartiendo los resultados obtenidos en su tesis de
licenciatura. Forma parte nuevamente del Grupo de
Psicología de la Familia, colaborando en la
impartición de esta asignatura a estudiantes de tercer
año, siendo además profesora coordinadora de ese
año. Ofrece servicios de
orientación y terapia familiar en el Centro de
Orientación y Atención Psicológica (COAP)
vinculado a su facultad.
Ha colaborado además en la impartición de la
asignatura Psicología Social en la Facultad de
Sociología de la UH y actualmente imparte la misma
asignatura en la Facultad de Filosofía de la UH. Es
miembro de la Sociedad de Psicólogos de Cuba desde
septiembre 2006 y ha recibido varios cursos de superación
durante su período de trabajo: Formación de
Trabajadores Sociales de Venezuela. Una
Batalla por la Esperanza / diplomado / Ministerio de
Educación Superior / 2003. Introducción en el Enfoque de la
Complejidad / curso / Instituto de Filosofía del
Ministerio de Ciencia,
Tecnología
y Medio Ambiente
/ 2003–2004. Posgrado de Género / curso/ Facultad de
Psicología / Universidad de la Habana / 2004. Segundo
taller de Grafopatología / Facultad de Psicología/
Universidad de la Habana / 2006. Ha recibido y aprobado todos los
módulos de la Maestría en Psicología
Social y Comunitaria, en La Facultad de Psicología de
la Universidad de la Habana/ 2004 –2006. Ha publicado tres
artículos en libros de los proyectos
Esperanza social y Alojamiento Hospitalario. Un acercamiento
psicológico a la familia: Su papel en la formación
de valores / Libro de texto "Educación en valores"
para trabajadores sociales venezolanos/ 2004. La conducta desviada
en la vida cotidiana / Libro de texto para trabajadores de
salud en
alojamiento hospitalario/ 2005. Autovaloración, autoestima y
salud / Libro de texto para trabajadores de salud en Programa
Alojamiento Hospitalario / 2005, este último ha sido
publicado también en: URL:http://www.monografias.com
/trabajo43/ autoestima-y salud/ autoestima-y-salud.shtml.
Categoría: Psicología Salud.
También ha publicado: Pensando la familia desde el
enfoque socio cognitivo. URL:http://www.monografias.com /trabajo43/
la.familia/la-familia.shtml/ Categoría: Estudio
Social.
Participó en el Taller Internacional sobre juventud
celebrado en Cuba en octubre del 2006 en el Centro de
Convenciones del Capitolio Nacional, así como en el
Seminario
Internacional: Estrategias
socio-laborales, migratorias y familiares en España: "El
caso de la Comunidad
Canaria" celebrado en el departamento de asuntos internacionales
del rectorado en Febrero 2007 y en el II Congreso Latinoamericano
de Psicología de la ULAPSI en Septiembre 2007. Actualmente
labora en la realización de su tesis en opción a la
categoría científica de master.
Autora:
Lic. Yaima Del Cristo Sánchez
País y ciudad de nacimiento de la
autora: Cuba, La Habana.
Facultad de Psicología
Universidad de la Habana
Cuba, La Habana, Abril-2006
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