De las abrumadoras calles de Baudelaire a los fantasmagóricos pasajes de Benjamín
En el presente trabajo
tomaremos a la ciudad como la expresión de los diversos
procesos que
se dan en la sociedad. Esto
requiere que tengamos en cuenta las distintas representaciones
que la misma genera en el imaginario social. Por esto,
analizaremos el particular enfoque de Charles Baudelaire acerca
de la moderna ciudad de París. El poeta desarrolla
el concepto de
modernidad a
partir de su relación con las calles de París, y
expresa un gran asombro ante el cambio
constante de su ciudad, debido a las refacciones haussmanianas.
Experiencia que padecerá como abrumadora. Su mirada sobre
París será comparada con la visión expresada
por Walter Benjamin respecto a los Pasajes y al flaneur,
cuyo prototipo, según este pensador, es Baudelaire.
Proponemos analizar las visiones de estos autores con respecto a
París para captar el cambio que se da en la experiencia
urbana a partir de las modificaciones que traerá la
modernidad de la ciudad.
1. París: la
ciudad representada
- El imaginario social y la configuración
del espacio
"Una París mítica y
fantasmagórica, es polisémica y
polifónica,
tal como la modernidad que le da
sustento."
Sandra Pasavento
Según Sandra Pasavento, las imágenes y
discursos que
dan forma y contenido al espacio urbano traducen un principio de
entendimiento y organización del mundo que es producido
histórica y socialmente. Una ciudad es una materialidad de
espacios construidos y vacíos, es un tejido de relaciones
sociales, una producción de su imaginario social, es una
construcción de sentido, que es dado, de
forma individual y colectiva por los individuos que lo
habitan.
No se ha escrito tanto de una ciudad como de
París. Esta ciudad es fuente de inspiración de
poetas, escritores, pintores y fotógrafos, entre
los que, por supuesto, se encuentran Baudelaire y Benjamin. Ser
la ciudad mas representada, tanto en texto como en
imágenes, estimula un enorme imaginario social. Si
pensamos a París como una ciudad que puede ser estudiada a
partir de las diversas representaciones que genera en los actores
sociales, es cuando comprendemos que es posible entender la
ciudad del siglo XIX aproximándonos a la fuentes
literarias que dan cuenta de la vivencias de quienes recorrieron
sus calles. Por eso en este trabajo, partiendo de lo planteado
por Pasavento, intentaremos comprender a la París que
surge con el desarrollo de
la modernidad, a través de quien la recorrió, la
vivió y padeció sus cambios: Charles Baudelaire.
Recurriremos también a los escritos de Walter Benjamin,
quien un siglo después, verá la esencia de la
modernidad en los Pasajes de París -signada por los
espacios de consumo y
simulación, por lugares de hiper-realidad y
territorios de la mirada-.
París se constituye como paradigma de
la ciudad moderna, como el lugar donde se ven exacerbadas las
características esta época. Respecto a esto, Roger
Caillois hablará del mito de París. Este
autor, es uno de los primeros en admitir la existencia de dos
mitos
modernos: París como imaginario y como una realidad de
fuerza
indestructible.
París aparece como una ciudad que expresa
continuas contradicciones, porque la modernidad es contradictoria
por sí misma. Pasavento habla de una París
mítica y fantasmagórica, polisémica y
polifónica: igual que la modernidad que la sostiene.
Durante el siglo XIX, la ciudad experimenta toda una gama de
transformaciones ligadas al desigual desenvolvimiento del
capitalismo
francés: la ciudad duplica a su población, se diversifica el parque
productivo, se rediseña el espacio urbano, y el
régimen político va alternándose entre
formas monárquicas y republicanas. En ese contexto, las
formas arcaicas y nuevas se mezclan, los valores de
la tradición y los del progresismo se entrecruzan. En
París era posible encontrar todo, desde los mas simples
objetos hasta la mas sofisticadas mercancías; todo esto
dentro de una gran desigualdad
social donde el hombre rico
se hallaba al lado del hombre
pobre.
Por su parte, Giandomenico Amendola plantea que "la
nueva ciudad posmoderna está paulatina pero
inexorablemente sustituyendo a la ciudad industrial desarrollada
en el ochocientos que ha llegado con diversas mutaciones hasta
nuestro siglo. La ciudad de la ligereza y de la ilusión
está sustituyendo a la ciudad dura e instrumental. El
placer parece convertirse cada día más
importante que el funcionar". Esta ultima
característica no se da recién en la posmodernidad,
sino que es propia de la ciudad moderna, como ya lo expresara
Baudelaire y lo confirmara Benjamin, la ciudad como el lugar de
consumo, como territorio de la mirada continua del otro donde
todos somos observadores y observados y no solo como un lugar de
tránsito, como un mero espacio geográfico. Los
pasajes de París, eran vistos por Benjamin, como el
lugar del ocio y de la exposición
permanente a la mirada del otro, el lugar de la apariencia y
donde priman los intereses capitalistas. Allí
aparecerá el flaneur, antepasado de "hombre
metropolitano actual, mutable, curiosos e indiferente, dispuesto
a sustituir la razón ética con
la razón estética" . En la París del XIX "el
placer ya era más importante que el
funcionar".
Allí se dan todas las características que
expresan la esencia de la modernidad, por eso aparece como el
paradigma de la ciudad moderna y como la metáfora de la
modernidad urbana. Esto se debe a la fuerza de esas
representaciones construidas sobre la ciudad, ya sea por la
producción literaria o por la proyección
urbanística de sus proyectos,
personificado en lo que se llamaría el
haussmanismo.
- París y la reformas
haussmanianas
"París es el corazón de
Francia;
pongamos todos nuestros esfuerzos en embellecer esta gran ciudad,
en mejorar la suerte de sus habitantes. Abramos nuevas rutas,
saneemos los barrios populosos que carecen de luminosidad y que
la luz de sol
penetre por todos nuestros muros.
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