El breve
resumen:
Es que a través de la lectura,
escritura, y
reflexionando en cada palabra, renglón tras
renglón, línea sobre línea, nuestro pensamiento y
lenguaje
estarán unidos en su momento, espacio y lugar y, nuestro
modelador actúe en su momento preciso, y sabemos que es el
habla, y así se expresen, las palabras exactas, precisas
en una forma y fondo, a través de la prosa que nos invita
el autor, en un ir y venir, por el maravilloso mundo del
pensamiento y lenguaje.
Proverbios. 17: 27-28
El que tiene conocimiento
refrena sus palabras,
Y el de espíritu sereno es hombre
prudente.
Cuando calla, hasta el insensato es tenido por
sabio;
Y el que cierra sus labios, por inteligente.
Inicio este articulo con los refranes ya mencionados,
para hacer estas analogías, respecto al pensamiento y
lenguaje, en el aula, entre los alumnos y docentes, y
nos lleva a una reflexión tanto simplista como
profunda.
Y, es que, hay ocasiones que nosotros mismos nos
jactamos de nuestra ignorancia, hablamos mucho de un tema, sin
saber, el significado de las palabras , y actuamos como si
entendiésemos todo, pero, no, es así.
A veces es mejor guardar silencio, y, no hablar, en
algunas circunstancias, es mejor tener bien colectado el
pensamiento y lenguaje, para cuando actúe nuestro
modelador, que es el habla, es porque ya, re-estructuramos
nuestras ideas y, las pusimos en orden en el
hipocampus que es el guardián de la memoria de
corto, mediano y largo plazo, para que en su momento, espacio y
lugar, las expresemos por medio de la palabra, bien y, no,
lastimar a nadie.
Porque hay que recordar, que hay palabras, que
edifican y hay otras que destruyen.
Tengamos mucho cuidado, al entablar un diálogo,
en el aula, con los alumnos.
Siempre he dicho que el silencio mata, atormenta
tanto en lo físico, en lo emocional, y hasta en lo
espiritual, se encuentra uno confundido, trastornado y,
traumatizado.
El silencio es un arma muy ponderosa, de doble filo como
una espada que hiere, lastima y, hasta se enloquece uno, o bien,
lo manda a la depresión.
Ahora bien, hay ocasiones que damos un consejo, pensando
que estamos en lo correcto y, resulta que estamos equivocados,
pero nosotros mismos, tenemos bloqueado nuestra mente, para
poder
discernir lo que estamos diciendo, y, nuestro pensamiento y
lenguaje están desconectados y, nuestro mediador que es el
habla queda fragmentado.
Hay muchas formas de poder comunicarnos los seres
humanos, por ejemplo en el aula, el estudiante se comunica
con el profesor, a
través de la palabra, hay ocasiones que es un silencio
total, y en otras ocasiones con un lenguaje corporal, es decir,
con un gesto, una mueca o un estilo de mirar.
Se ha detectado en el aula, que en algunas
ocasiones los estudiantes están descoletados de la
cátedra, es decir, tanto el efector como el receptor, no,
llevan una sincronía, por lo tanto, el pensamiento y
lenguaje están asincronizados, separados, disfasados y, en
el momento que el alumno participa, su habla, es simplista,
fragmentado, sin sentido y, por ende en ese momento hay dos
mundos opuestos en la
comunicación, tanto el docente como el
estudiante.
Quiero mencionar algo que es de suma importancia y, me
refiero al famoso celular, estamos viviendo la
época celular, hace que se interrumpa la clase, la
participación y, se desconecta uno de la metodología sistemática del tema. Y,
en esa forma no hay un avance, no hay comunicación y, lo peor que pueda suceder
es que exista, un silencio total (de parte del receptor o el
efector), y, ese silencio, es como un principio de cáncer,
que poco a poco va matando tanto en lo somático (cuerpo),
mente y emocional, fragmenta lo que la naturaleza ha
unido, que es la integridad.
Debemos de tener, todo profesor: carácter, sabiduría prudencia,
inteligencia,
poder, humildad, conocimiento, paciencia y mucho amor, a su
profesión docente, tanto en el aula, como fuera de ella.
Para poder llevar adelante a los jóvenes estudiantes,
desde el inicio del semestre hasta al final del mismo, es como
dejar sembrada una semilla en la tierra
fértil, y al llegar al final, veremos algunos frutos de
ellos (as), donde existe un pequeño y gigante cambio.
Y podremos decir *Sembremos en el desierto
icebeño, ha empezado a llover* (Barraza).
Podemos hablar de analogías para que sea una
escritura rica, fructífera ,en fondo y forma y, su prosa
sea exquisita, dulce como la miel de las abejas, fortaleza como
la mariposa monarca, tenaz como el águila; constante como
la hormiga, en un ir y venir.
Con una planeación
diaria, con un intenso interés,
asombro y maravilloso, para estar pendiente en la escritura,
reflexionando y meditando en el diario vivir de la docencia
universitaria, así, como el agua que
llega hasta las raíces de un árbol frondoso, donde
vemos su tronco, sus ramas, sus hojas verdes, y hasta algunos
frutos carnosos y hermosos, así debe de ser la
relación entre el docente y estudiante, siempre con una
comunicación constante.
Con un diálogo permanente y, que no exista una
verborrea de parte del efector hacia el receptor,
porque llegaría a ser una simplicidad de ambos, o, uno de
ellos.
Sería muy lamentable llegar a ese grado, en un
nivel educativo superior.
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