Felicidad, placer, amor y responsabilidad en adolescentes retrasados mentales
Resumen
La educación
sexual en nuestra sociedad
está encaminada a preparar a las nuevas generaciones para
el amor, el
matrimonio y
la familia.
Esta debe formar parte de la educación integral
de la
personalidad de cada individuo en
nuestra sociedad socialista siendo esto una problemática
existente en nuestros adolescentes
retrasados mentales. Daremos un visión sobre que sienten
estas personas, como actúa la sociedad con ellas y
qué es lo mejor para su desarrollo,
centrándonos sobre todo en la falta de información, muchas veces provocadas por el
propio desinterés de las personas ajenas al problema.
Cuestiones tan naturales como estas siguen conservando la misma
falta de consideración que hace cincuenta
años.
Sumary: The sexual education in our society is
encharged of preporing the new generations for love, marriage and
the family.
This must consist of on integrated personality of each
person in our socialist society being a real problem in our
adolescents. We are going to give on explanation of what these
persons feel, how the society acts with them and what is the best
for their development, focusing in the each of information,
sometimes caused by the persons which are not interested in the
problem. Such daily matters are still having the some problem
than 50 years ago.
Palabras claves: retraso mental, responsabilidad, adolescentes, educación
sexual.
Contenido:
La Educación Sexual es una necesidad social, pues
a las nuevas condiciones económicas, políticas
y sociales de nuestra sociedad le corresponden nuevas formas de
manifestar las relaciones entre los sexos, las que no son de
sumisión, ni explotación hacia la mujer, sino de
respeto,
consideración, igualdad y
ayuda mutua entre los sexos.
Esta tarea se acrecienta aún más para la
escuela cubana si
tenemos en cuenta que las concepciones de la sexualidad
humana han sido enraizadas con una potente fuerza
ideológica en nuestra sociedad. Por ello la
educación sexual, se convierte en una necesidad
insoslayable en la educación política-ideológica de la personalidad
de las nuevas generaciones.
"La juventud es la
edad del crecimiento y del desarrollo (…) Cuando no se ha
cuidado del corazón y
de la mente en los años jóvenes bien se puede temer
que la ancianidad sea desolada y triste". Sin embargo no podemos
olvidar que ese futuro hombre que en
el mañana será un trabajador, un creador, un
constructor de la patria socialista establecerá
también en su actitud
cotidiana vínculos con personas del otro sexo,
amará, sostendrá relaciones
sexuales, constituirá una familia,
procreará hijos.
Es por ello que se hace imprescindible educar al mismo
tiempo para el
amor y la
sexualidad, para que desarrollen relaciones sexuales responsables
y enriquecedoras con el otro sexo en general y con una pareja
adecuadamente seleccionada, para que formen una familia estable y
virtuosa que a su vez ejerza un beneficioso influjo sobre la
felicidad de la sociedad en su conjunto.
Así el hecho de no concebir la educación
sexual como una dirección de trabajo
educativo es fuente de complejos conflictos que
afectan no solamente el éxito
de la vida sexual individual, sino que tiene grandes
repercusiones para la sociedad en su conjunto.
La educación sexual en nuestra sociedad
está encaminada a preparar a las jóvenes
generaciones para el amor, el matrimonio y la familia. Esta debe
formar parte de la educación integral de la personalidad
de cada individuo en nuestra sociedad socialista, siendo esto una
problemática existente en nuestros educandos con
afectación en la esfera cognoscitiva de tipo
estable.
El objetivo
fundamental de la educación es proporcionar a los sujetos
las habilidades necesarias para su mera supervivencia y para su
inserción social, desarrollando al máximo sus
potencialidades físicas y psíquicas. Es ayudar a
las personas a conseguir su autoafirmación, hacerla cada
vez más dueña de sí misma y más
autónoma e independiente: si algo necesita el retrasado
mental es precisamente esta colaboración.
Todos los humanos tenemos derecho a la educación,
así se recoge en Constituciones y Declaraciones de los
derechos
humanos. La educación del retrasado mental se plantea
los mismos objetivos que
la educación en general, ofrecer el máximo de
oportunidades a cada individuo para que alcance el mayor
desarrollo posible de sus capacidades.
Se habla muy poco de las aspiraciones del deficiente
mental, de sus necesidades, de sus gustos y preferencias. Sin
embargo, se habla en exceso de su infantilismo, de su incapacidad
para comprender y asumir responsabilidades. Pero la realidad es
que desde siempre se les ha educado así, como si fueran
niños
eternos. Hay que pensar en el deficiente mental en
términos de proyecto de vida
y en una educación de cara a un objetivo de vida adulta,
lo más autónoma y plena que permitan las
capacidades del sujeto.
La extensión en calidad y
cantidad del derecho a la educación de las personas con
retraso mental es en sí misma el mejor instrumento para
luchar contra la marginación a la que tradicionalmente han
sido condenados.
La persona con
discapacidad
mental, por una parte, tiene derecho a vivir y manifestar su
sexualidad y, por otra, tiene un derecho igualmente fundamental a
una educación adaptada a su estado, que le
lleva a alcanzar el mayor grado posible de autonomía, como
ya se ha dicho. La unión de ambos derechos debe afirmar que el
derecho a la educación engloba la enseñanza de los aspectos que conciernen a
la afectividad y a la sexualidad, que no pueden ser negados sin
graves prejuicios para el individuo.
Si consideramos que la sexualidad es una
dimensión nuclear de la persona, un factor importante en
el logro de su equilibrio
psicosomático se ha de concluir que la educación
sexual es un elemento principal del proceso
educativo.
Los estudios e indagaciones desarrollados en distintos
contextos y espacios, tanto desde el punto de vista
médico, pedagógico, psicológico, social,
etc. han demostrado que las dificultades en el proceso de
socialización, a partir de los perjuicios
existentes en la sociedad, tienen una influencia decisiva en los
padres y familiares más allegados al menor, e incluso en
los educadores, los cuales ponen frenos e impiden que se
consideren a los menores con retraso mental como personas
iguales, con las mismas necesidades de dar amor y sentirlo, de
expresar sus sentimientos afectivos y sexuales. Este estado de
cierto aislamiento al que son expuestos un buen número de
personas con retraso mental, conducen al desconocimiento de
muchos de los elementos que le pueden proporcionar una adecuada
expresión de su sexualidad, al respecto Gordon, S. (1981)
expresó: "…los estudiantes con retraso mental poseen las
mismas emociones e
impulsos sexuales que sus compañeros no discapacitados,
pero lamentablemente carecen del conocimiento
adecuado lo que los coloca en una situación de desventaja
y a pesar de todas las experiencias que poseen, son el segmento
más vulnerable en nuestra población …"
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