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ponencia - Desarrollo
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Taller Internacional Comunidades: historia y desarrollo. Foro
mundial familia, desarrollo humano y
diversidad
La competencia
pedagógica básica en el adiestrado universitario,
una forma de coadyuvar a su inserción en la comunidad
docente
Síntesis de la ponencia:
En pleno siglo XXI ante los acelerados avances de
la ciencia y
la técnica, la economía global
plantean nuevas reformas curriculares en la educación
superior que abogan cada vez más por la independencia
cognoscitiva o autonomía en el aprendizaje
por parte del estudiante, esto hace cada vez más inminente
la necesidad de redimensionar las funciones del
profesorado universitario sobre todo desde los primeros
años, cuando se encuentran en el período de
Adiestramiento
Laboral,
cuando el joven egresado se inserta por vez primera en la
impartición del proceso
docente- educativo. En esta etapa prima eminentemente el aprendizaje
ensayo– error,
jerarquizándose el valor de lo
práctico.
La educación posgraduada
ha coadyuvado históricamente a la formación
pedagógica del claustro universitario, sobre todo desde su
etapa inicial.
En la actualidad, al referirnos al paradigma
centrado en el aprendizaje, la educación de todos
a lo largo de toda la vida y el papel del docente como
guía y conductor del proceso requiere del que este posea
una preparación pedagógica superior basada en la
formación de competencias que
le permitan elevar la calidad de la
docencia que
faciliten el desarrollo de
una universidad
adaptada a las nuevas demandas de la sociedad y de
la comunidad en la que se inserta el docente.
Introducción:
La actual sociedad, caracterizada por el uso
generalizado de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación en todas las actividades humanas y con
una fuerte tendencia a la
globalización económica exige de todos los
ciudadanos nuevas competencias personales, sociales y
profesionales para poder afrontar
los continuos cambios que imponen en todos los ámbitos los
rápidos avances de la ciencia y la
nueva economía global.
Ante la cambiante sociedad actual, las necesidades de
formación de los ciudadanos se prolongan más
allá de los primeros estudios y se extienden a lo largo de
toda la vida. La formación continua resulta cada vez
más imprescindible, tanto por las exigencias derivadas tanto
del entorno personal como
profesional.
"En ese sentido, las competencias de los egresados
universitarios para la educación de este siglo tienen que
sobrepasar la visión tradicional de la formación de
profesionales convencionales que salen exclusivamente con la
capacidad de buscar un empleo en su
profesión, sino preparados para ser profesionales con un
perfil más amplio capaz de asumir diversos retos y campos
de acción.
La tendencia de la educación superior contemporánea
debe estar encaminada cada vez más a ofrecer una
formación general, entendida en términos de
competencias, que permita una preparación más
universal, y amplia a los estudiantes"1
González Morales (2006).
Desarrollo
La educación basada en competencias nace como
respuesta a las exigencias de lograr una educación de
calidad, esta propuesta para educar se ha experimentado en
diversos países de América
Latina y Europa
proporcionando líneas y guías comunes basadas
esencialmente en experiencias exitosas que han influido
directamente en los diseños curriculares, contribuyendo a
redefinir y ampliar el perfil del egresado y su rol dentro de la
sociedad y la comunidad en la que se inserta.
Se trata de potencializar las capacidades del sujeto
para construir el
conocimiento y llevarlo a la práctica de forma
autónoma e innovadora. Las competencias son saber hacer
frente a disímiles situaciones a través de los
desempeños de la persona. Es la
conjunción de la teoría,
la práctica y la parte vocacional. Es educar para la vida
en el desarrollo de competencias.
El profesional de este siglo debe caracterizarse por ser
ante todo competente, agente de cambio,
profesor,
investigador, en fin debe distinguirse por ser un intelectual
critico e innovador.
"La UNESCO establece que el profesional del nuevo
milenio deberá estar actualizado en las disciplinas
básicas y en las nuevas, con una pedagogía basada en la interdisciplinariedad. Un profesional capaz de
iniciarse en los problemas del
trabajo, de la
vida económica y en la
pedagogía"2.
El profesional de estos tiempos debe ser capaz de
resolver situaciones que se presenten en las diversas esferas de
su actuación aportando su contribución a la
solución de los problemas y situaciones que afecten al
bienestar de la comunidad, nación
y la sociedad en general constituyendo la conducción del
proceso de enseñanza– aprendizaje tarea indispensable
de todo profesional de este siglo.
Respecto a las acciones
comunitarias que deben realizar los docentes
instituciones
como El Proyecto Regional
de Educación para América
y el Caribe (PRELAC), (2002) señala: "dentro de los focos
que define, asume una relación con la cultura que
deben desarrollar las escuelas para que se conviertan en
comunidades de aprendizaje y participación.
Más adelante, refriéndose a la necesidad
de fortalecer los colectivos docentes plantean. "Cada docente
aisladamente no puede dar respuesta a todas las necesidades; es
fundamental el trabajo
colectivo de los directivos y docentes con el cambio educativo.
Para ello es fundamental dar sentido a la práctica
pedagógica que es la que permitirá hacer
enseñables los contenidos de la disciplina,
facilitar el aprendizaje de los alumnos considerando la integración de la macropolítica
institucional de los planes de estudio con los objetivos,
contenidos, estrategias
metodológicas, métodos y
la evaluación
de los posibles resultados del proceso docente – educativo de la
asignatura que imparte, y además de ello ser capaz de
establecer relaciones empáticas con los estudiantes y con
el resto de la comunidad que lo rodea.
Para desarrollar el proceso formativo en la universidad,
de acuerdo al paradigma centrado en la formación, el
aprendizaje, la educación para todos a lo largo de toda la
vida, el papel de guía y conductor del docente se requiere
que el mismo posea una preparación pedagógica que
le permita asumir dignamente los nuevos retos de la
educación superior.
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