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María Magdalena: ¿Santa, esposa o prostituta? (página 3)




Enviado por danroli70



Partes: 1, 2, 3, 4

Otro segmento del Evangelio de Felipe dice lo
siguiente:

** Hubieron tres quién andaron siempre con El
Señor: Maria su madre y su hermana y Magdalena, la
quién fue llamada su compañera. Su hermana y su
madre y su compañera eran cada cual una María (NHC
II.3.59.6-11) (Robinson 1988: 145).

El Evangelio de María (que refiere a la
Magdalena) dice lo siguiente:

** Pedro le dijo a María, "Hermana, sabemos que
el Salvador te quería a ti más que el resto de las
mujeres. Díganos las palabras del Salvador cuáles
usted se recuerda — cuáles usted sabes pero nosotros no,
ni las oímos." María le contesto y dijo, "Lo que se
oculta de ti, yo te lo proclamaré." (NHC BG 8502,1,10,1-8)
(Robinson 1988: 525).**

A este punto en el texto,
María Magdalena les dice a Pedro, Andrés, y
Leví de sus visiones del Cristo Resucitado y de sus
conversaciones con el Señor. Estas visiones revelan algo
que ella le refiere como Las Siete Potencias de la Cólera
(NHC BG 8502,1,16,12-13) (Robinson 1988: 526). Después que
ella concluya su discurso sobre
sus revelaciones del Señor, los hombres discuten acerca de
si deben de validar la autenticidad de la visión de la
Magdalena.

El Evangelio de María concluye como
sigue:

**Cuando María tenía dicho esto, ella se
quedo silencioso, porque fue hasta este punto que el Salvador le
hablo. Pero Andrés les contesto y dijo a los hermanos,
"Opinas lo qué ustedes (desean) sobre lo que ella ha
dicho. Yo, por lo menos, no creo que el Salvador a dicho esto.
Por cierto éstas enseñanzas son ideas
extrañas." Pedro contestó y hablo referente a estas
mismas cosas. Él les pregunto sobre el Salvador:
"¿Él realmente habló con una mujer sin nuestro
conocimiento
(y) no abiertamente? ¿Debemos de retroceder y todos
escuchar a ella? ¿Él la prefirió a
nosotros?"
Después Maria lloró y le dijo a Pedro, ¿"Mi
hermano Pedro, qué piensas usted? ¿Usted piensas
que yo me inventé esto en mi propia corazón, o
que estoy mintiendo sobre el Salvador?" Leví contesto y le
dijo a Pedro, "Pedro, usted siempre a sido irascible. Ahora le
veo en contención en contra de la mujer como a
los adversarios. Pero si el Salvador la hizo digna, quien eres
usted, de veras, para rechazarla? El Salvador la conoce
seguramente muy bien. Ése es porqué él la
quería más que nosotros. Debemos de estar
avergonzados y ponernos el hombre
perfecto y adquirirlo para nosotros mismos como él nos
ordenó, y anunciar el evangelio, no
añadiéndole ninguna otra regla u otra ley más
allá de lo que el Salvador nos ha dicho." Cuando […] y
ellos comenzaron a ir adelante [a] proclamar y predicar. (NHC BG
8502.1.17.7ff) (Robinson 1988: 526-527).**

Por alguna razón, hay cuatro páginas que
faltan de la cuenta de sus revelaciones en el texto existente. En
todos, diez de las diecinueve páginas del Evangelio de
María
faltan (Robinson 1988: 524, 526).

Claramente, estos segmentos establecen como hecho
incuestionable que, por lo menos en algunas comunidades
gnósticos antiguos, conocieron a María Magdalena
como haber sido la Discípula Amada y la compañera
del Señor. La nombran en varias ocasiones como la
discípula que Jesús quería lo más.
Esto se parecería contradecir la aserción en el
Cuarto Evangelio que el fundador masculino de la Comunidad
Joánica es "el discípulo a quien Jesús
quería mucho" (Juan 13:23). ¿Cómo pueden
haber dos tradiciones fuertes que identifican dos distintas
personas como siendo el discípulo quién
Jesús quería lo más? Esto comienza a tener
sentido solamente si exploramos la posibilidad que, en realidad,
ambos tradiciones están refiriendo al mismo
discípulo.

INVESTIGANDO EXPLICACIONES POSIBLES

No hay duda que el Discípulo Amado en la
versión canónica del Cuarto Evangelio es un
discípulo masculino anónimo. Todavía, como
hemos visto, las escrituras de la Biblioteca de Nag
Hammadi reflejan una tradición fuerte que, en varias
ocasiones, nombra a María Magdalena como la
discípula que Jesús quería mucho.
¿Cómo se explica esta contradicción
extraña? Hay solamente tres explicaciones
posibles
para esto:

  1. No hay conexión
    cualquiera
    entre el Cuarto Evangelio y las
    escrituras Gnósticos citados aquí. Ellos reflejen
    simplemente dos diversas tradiciones que citan a dos diversas
    personas como el discípulo favorito de Jesús.
    Esto es simplemente una coincidencia.
  2. La explicación de
    Brown
    : Los escritores de los evangelios
    Gnósticos eran influenciados por la
    ilustración, en el Cuarto Evangelio, que representa
    a María Magdalena como una testigo extraordinario al
    Cristo Resucitado. Esta representación de María
    Magdalena inspiró a los escritores Gnósticos a
    nombrarla como la discípula que Jesús
    quería mucho y la receptora principal de la
    revelación de la Resurrección (Brown 1979: 154).
    Es decir, los escritores Gnósticos se inventaron una
    tradición que nombraba a María Magdalena como la
    Discípula Amada en respuesta a lo que habían
    leído en el Cuarto Evangelio. En este escenario, el
    Cuarto Evangelio canónico es más antiguo que las
    tradiciones reveladas en las escrituras de Nag
    Hammadi.
  3. Mi tesis: La versión
    del Cuarto Evangelio ante-canónico nombró
    claramente a María Magdalena como la discípula
    que Jesús quería mucho, así como las
    escrituras Gnósticas dicen todavía. Las
    escrituras Gnósticas reflejan una dependencia sobre el
    texto del Cuarto Evangelio ante-canónico que los
    "Secesionistas" trajeron a los grupos
    Gnósticos después de la cisma (Brown 1979: 149).
    El resto de la comunidad, los "Cristianos Apostólicos"
    de Brown, también tenían el mismo texto del
    Cuarto Evangelio ante-canónico. Ellos, sin embargo,
    redactaron su texto para hacerlo más aceptable a la
    iglesia
    institucional emergente que ellos deseaban ensamblar. Ellos
    eliminaron todas su referencias a María Magdalena que la
    nombraban como siendo fundadora de su comunidad. Ellos, en vez
    de eso, hicieron referencias hechas en el texto a un
    "Discípulo Amado," y convirtieron la Discípula en
    un hombre
    anónimo. En dos segmentos del texto, ellos tratan en su
    redacción de hacer que el
    Discípulo Amado y María Magdalena se parecen a
    ser dos diversos individuos por tenerlos apareciendo junto en
    las mismas escenas. (Defectos estructurales dentro de esos dos
    segmentos, discutidos más a fondo aquí,
    demuestran esto.) Hicieron esto porque ellos sabían que
    los líderes de la iglesia no validarían la
    autenticidad de un Evangelio escrito por una mujer. Como Brown
    ha observado: "La aceptación del (Cuarto) Evangelio en
    el canon…ocurrió solamente con el precio de un
    aseguramiento que tenía él orígenes
    apostólicos" (1979: 149). Y, en la opinión de
    esos lideres de la iglesia institucional, el ministerio de
    ninguna mujer podría ser apostólico.

De las tres explicaciones posibles, es el tercero que es
la más plausible.
La primera explicación puede ser refutada
fácilmente. Hay lo más ciertamente una
conexión entre el Cuarto Evangelio y las escrituras
Gnósticos citados aquí. La investigación de Brown muestra que la
mayoría de la Comunidad Joánica (los Secesionistas)
se tomaron una versión ante-canónico del Cuarto
Evangelio con ellos a los Docetistas, los Montanistas, y los
Gnósticos (1979: 149). Además de esto, como hemos
visto, el Cuarto Evangelio era muy popular entre los
Gnósticos bien antes de su aceptación y
canonización por la iglesia institucional (Perkins: 946).
Y Brown observó que hay "evidencia abundante de la
familiaridad con las ideas Joánica" en las escrituras
Gnósticos de Nag Hammadi (1979: 147). Había
obviamente mucho contacto entre la Comunidad Joánica y los
grupos Gnósticos muy temprano. Por lo tanto, no puede ser
mera coincidencia que citan a María Magdalena en las
escrituras Gnósticos como "la discípula que
Jesús quería más" en mucho la misma manera
que el discípulo masculino anónimo se cita como tal
en el Cuarto Evangelio. Las semejanzas son muy obvias para
despedir como sin relación.

Para refutar la segunda explicación, la
explicación de Brown, debemos de analizar cuidadosamente
la evidencia interna que apoya mi tesis.

LA EVIDENCIA INTERNA

Según lo indicado previamente, una
aserción mía importante es que un redactor
encubrió cuidadosamente la identidad de
María Magdalena como la Discípula Amada,
refiriéndole solamente como un discípulo
anónimo. Así como el redactor formuló de
otra manera los siete segmentos, ya citados, cuales refieren al
Discípulo Amado, él simplemente cambió
cualquier referencia a María Magdalena
substituyéndolas con referencias anónimas al
Discípulo Amado o a "otro discípulo." Para la
mayoría del documento esto era bastante fácil de
hacer y el texto que resultaba aparecía ser congruente. En
vez de ver la Magdalena nombrada, al que lee se le presenta
simplemente el discípulo masculino
anónimo.

Quitando referencias a María Magdalena de la
mayoría de la historia era fácil.
Sin embargo, en el camino de su obra, el redactor fue enfrentado
con un problema. La tradición que coloca a María
Magdalena en el pie de la Cruz y en la Tumba Vacía en la
mañana del domingo era demasiado fuerte para negar. La
presencia de la Magdalena en ambos de estos acontecimientos era
conocimiento común entre la mayoría de las
comunidades Cristianas tempranas. (Esto es evidenciado por el
hecho que los otros tres Evangelios del Nuevo Testamento la
colocan presente en estos acontecimientos.) El redactor no
podía omitir fácilmente cualquier referencia a la
Magdalena en la Crucifixión o cualquier referencia a ella
como testigo primario a la Resurrección. Sin embargo, el
redactor todavía deseó establecer el
Discípulo Amado como el fundador de su comunidad y como
testigo ocular a estos acontecimientos importantes en la obra de
la salvación. Así, él podría
todavía mantener que el fundador de su comunidad era un
testigo ocular a los acontecimientos en el Evangelio aunque
él no puede inexplicablemente revelar su identidad (Juan
21:24).
A este punto, el redactor probablemente se hizo una pregunta muy
similar a ésta: ¿Cómo puedo yo suprimir
el
conocimiento de María Magdalena como la fundadora de
nuestra Comunidad sin ser tan obvio para quitarla de los cuentos de la
Crucifixión/Resurrección, con cuales la
mayoría de los cristianos son ya familiares?

La solución del redactor para este problema era
realmente absolutamente simple. En esos dos acontecimientos donde
él no podría negar la presencia de la Magdalena,
él formulará de otra manera el texto para ser
aparecer que María Magdalena y el Discípulo Amado
son dos individuos distintos que aparecen simultáneamente
en el mismo lugar, al mismo tiempo. Por
consiguiente, María Magdalena y el Discípulo Amado
masculino aparecen juntos en el Cuarto Evangelio en solamente dos
segmentos — 19:25-27 (en el pie de la Cruz) y 20:1-11 (en la
Tumba Vacía en la mañana del domingo). ¿No
es esto interesante? Y es exacto en estos dos segmentos que
encontramos algunas inconsistencias estructurales importantes
dentro del texto del Cuarto Evangelio. Brown escribió
sobre estas inconsistencias en ambos de estos segmentos. (Eso
muestra que no me estoy imaginando inconsistencias en segmentos
que tienen ninguno.) Notablemente, Brown no encuentra
ningún tal defecto estructural en cualesquiera de los
otros segmentos que contienen referencias al Discípulo
Amado.

INCONSISTENCIAS ESTRUCTURALES EN EL CUARTO
EVANGELIO

El segmento del Cuarto Evangelio que tiene María
Magdalena y el Discípulo Amado junto en el pie de la Cruz
dice lo siguiente:

**Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la
hermana de su madre, María, esposa de Cleofas, y
María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre, y
junto a ella al discípulo a quien él quería
mucho, él dijo… (Juan 19:25ff)**

Corté el segmento aquí para hacer una
ilustración. La estructura de
esta lectura
está muy extraña. En la primera sentencia (v. 25)
leímos una lista de las mujeres que estaban junto a la
Cruz de Jesús. En la segunda sentencia (v. 26) el escritor
se parece referir a la lista ya mencionada de mujeres junto a la
Cruz cuando él llama a una de ellas el discípulo
que Jesús quería mucho. Si uno leyera solamente la
porción del segmento ya citado, uno asumiría
fácilmente que el "Discípulo Amado" es una de las
mujeres junto a la Cruz con la madre de Jesús. (Lee te lo
otra vez y vea si usted no estas de acuerdo.)

La lectura entera dice lo siguiente:

**Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la
hermana de su madre, María, esposa de Cleofas, y
María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre, y
junto a ella al discípulo a quien él quería
mucho, el dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo."
Luego le dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu
madre." Desde entonces, ese discípulo la recibió en
su casa. (Juan 19:25-27)**

La versión original ante-canónico de este
segmento refirió probablemente a María Magdalena
como la discípula que Jesús quería mucho.
Con el uso de pronombres masculinos (en Griego), el redactor
podía cambiar la Discípula Amada en el varón
anónimo aparentemente como una idea posterior. La
estructura de este segmento se parece un poco forzada e indica
que fue alterada probablemente como he afirmado.

Brown de ninguna manera postula la tesis propuesto por
mí aquí. Sin embargo, él notó la
inconsistencia entre v. 25 y vss. 26-27. En una parte de su
discusión sobre este segmento él pregunta
porqué el Discípulo Amado no fue incluido en la
lista de las personas que estaban junto a la Cruz en v. 25 (Brown
1970: 922). Él observó que los otros tres
Evangelios no nombraron ni la madre de Jesús, ni el
Discípulo Amado como siendo junto a la Cruz. Él
concluyó que la madre de Jesús "fue mencionada
específicamente en la tradición que vino a la
Evangelista, según lo visto en v. 25, pero que la
referencia al Discípulo Amado…es un suplemento a la
tradición" (Brown 1970: 922). Brown detectó, por
razones además de ésos postuladas aquí, que
el "Discípulo Amado" se parecía extrañamente
fuera de lugar en esta lectura.

Si comparamos a Juan 19:25-27 con el segmento del
Evangelio de Felipe citado previamente, notamos algunas
semejanzas sorprendente.

** Hubieron tres quién andaron siempre con el
Señor: Maria su madre y su hermana y Magdalena, la
quién fue llamada su compañera. Su hermana y su
madre y su compañera eran cada cual una Maria (NHC
II.3.59.6-11) (Robinson 1988: 145).**

El Evangelio de Felipe hace referencia al mismo
grupo de
mujeres que están juntos a la Cruz en el Cuarto Evangelio.
Sin embargo, el Evangelio de Felipe representa claramente
a María Magdalena como la "compañera" de
Jesús. La explicación de Brown para esta semejanza
es que el Cuarto Evangelio influenció de alguna manera a
los autores de las escrituras Gnósticas en nombrar a
María Magdalena como la discípula que Jesús
quería mucho (1979: 154). Es decir, según lo
indicado previamente, él discute que lo que leemos en el
Evangelio de Felipe es una reacción a lo que esta
escrito en el Cuarto Evangelio canónico. Esto es muy
inverosímil. Afirmando que el autor del Evangelio de
Felipe
respondió de esta manera al Cuarto Evangelio no
explica porqué la inconsistencia estructural aparece en
ese segmento del Cuarto Evangelio en el primer lugar.
Además, Brown discute que los Gnósticos
convirtieron a María Magdalena en el Discípulo
Amado en respuesta a la representación de ella en el
Cuarto Evangelio. Sin embargo, él no procura explicar
porqué el nombre del Discípulo Amado en el Cuarto
Evangelio se vela en secreto en el primer lugar. Creo que la
explicación más plausible es que la literatura Gnóstica
citada aquí refleja la tradición anterior. El
redactor del Cuarto Evangelio modificó esa
tradición por las razones ya indicadas.

El segmento del Cuarto Evangelio que describe a
María Magdalena y el Discípulo Amado junto en la
Tumba Vacía dice lo siguiente:

**El primer día de la semana, María
Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía
estaba oscuro; y vio quitada la piedra que tapaba la entrada.
Entonces se fue corriendo a donde estaban Simón Pedro y el
otro discípulo, aquel a quien Jesús quería
mucho, y les dijo: "¡Se han llevado del sepulcro al
Señor, y no sabemos dónde lo han
puesto!"

Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al
sepulcro. Los dos iban corriendo junto; pero el otro
corrió más que Pedro y llegó primero al
sepulcro. Se agachó a mirar, y vio allí las vendas,
pero no entró. Detrás de él llegó
Simón Pedro, y entró en el sepulcro. El
también vio allí las vendas; y además vio
que la tela que había servido para envolver la cabeza de
Jesús, no estaba junto a las vendas, sino enrollada y
puesta aparte. Entonces entró también el otro
discípulo, el que había llegado primero al
sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. Pues
todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que
él tenía que resucitar. Luego, aquellos
discípulos regresaron a su casa. María se
quedó afuera, junto al sepulcro, llorando. (Juan
20:1-11)**

Las inconsistencias estructurales en esta lectura son
deslumbrantes. En su discusión de esta lectura Brown
observa que "hay una cantidad de inconsistencias extraordinario
que traicionan la mano de un redactor que ha alcanzado la
congruencia combinando extractos desiguales" (1970: 995). Esta
lectura también se ha descrito como conteniendo "alto
drama y coreografía confuso" (Setzer: 262).

En sus comentarios sobre Juan 20:1-11, Brown menciona
varias inconsistencias. Uno, en particular, que vale una mirada
para los propósitos de este estudio, es esta observación de Brown: "No está claro
cuando o como la Magdalena volvió a la tumba en (v.) 11"
(1970: 995). Brown se fija que hay un rastro quebrado en los
recorridos de María Magdalena de un lugar a otro en esta
lectura:

  • En v. 2 María Magdalena se va corriendo LEJANA
    de la Tumba a Pedro y al "otro discípulo" para decirles
    que el cuerpo de Jesús no estaba en la Tumba. A este
    punto, Maria Magdalena está LEJANA de la Tumba junto con
    Pedro y el "otro discípulo."
  • En v. 3 Pedro y el "otro discípulo" corren
    para la Tumba. No mencionan a María Magdalena como
    siendo vuelta a la Tumba con los dos hombres. Ella ha
    permanecido detrás — aún LEJANA de la
    Tumba.
  • En v. 11 María Magdalena es descrito
    precipitadamente como llorando restante cerca de la Tumba. Sin
    embargo, no hay mención de su regreso a la Tumba en esta
    escena después que ella le dice a Pedro y al "otro
    discípulo" que el cuerpo de Jesús
    faltaba.

¿Cuándo volvió María
Magdalena a la Tumba? Esta lectura pierde la pista de su rastro
entre v. 2 y v. 11. Brown notó esto (1970: 995). Afirmo
que esta inconsistencia es debido a la inserción de su ego
alterno, el Discípulo Amado masculino, en vss. 2 a 10. Es
obvio que este segmento ha tenido ciertas redacciones extenso
hecho a él. El esfuerzo del redactor de encubrir la
identidad de María Magdalena como la Discípula
Amada, y de hacer a dos individuos fuera de uno, ha creado una
cuenta embrollada del paradero de la Magdalena entre vss. 2 y 10
en esta lectura.
Brown mantiene que este segmento "ha padecido un desarrollo
considerable" (1970: 1001). Él considera la posibilidad
que Lucas 24:12 refleja una tradición anterior en cual
Pedro corre a la Tumba sin el otro discípulo. Una
versión ante-canónico del Cuarto Evangelio pudo
haber reflejado esto antes de que el redactor lo formuló
de otra manera. Brown afirma que la inserción del
Discípulo Amado en la escena en Juan 20 era la obra del
redactor. En hecho, él mantiene que es precisamente la
introducción del Discípulo Amado en
este texto que ha causado las inconsistencias que he discutido
aquí (Brown 1970: 1001).

Setzer describe la inserción del Discípulo
Amado en este segmento como una "invención" (262). Ella
observa, como hace Brown, que la cuenta de Pedro y el
Discípulo Amado corriendo a la Tumba junto está
"intercalada entre" el descubrimiento inicial de María
Magdalena de la Tumba Vacía y de su primera encuentro con
el Jesús Resucitado. Ella afirma que esta
"invención" dejó el Evangelio conservar la
tradición que María Magdalena era la primera que
descubrió la Tumba Vacía y a la vez atribuir la
prominencia al Discípulo Amado como la primera persona a
alcanzar la Tumba Vacía y creer que Jesús ha
Resucitado (Setzer: 262).

La observación de Setzer es muy consistente con
la hipótesis que he propuesto aquí. Mi
tesis también alega una invención de parte del
editor final del Cuarto Evangelio. El redactor deseó
mantener que el Evangelio era basado en el testimonio ocular del
fundador y héroe de su comunidad. Sin embargo, él
no deseaba admitir que esta fundadora y héroe era una
mujer. Todavía, él no podría muy bien negar
la presencia de María Magdalena en la Crucifixión y
en la Tumba Vacía. Así pues, su "invención,"
como Setzer la pone, era convertir a María Magdalena en un
discípulo masculino anónimo a través del
texto excepto en esos lugares en donde él no podría
negarle su presencia debido a la tradición anterior fuerte
al contrario. En esos segmentos, él colocó al
Discípulo Amado y a María Magdalena junto en las
mismas escenas. Esto explica las inconsistencias estructurales,
la coreografía confusa, y la invención
evidente.

Una otra inconsistencia que Brown observó (1970:
995) vale una mirada aquí:

**Entonces entró también el otro
discípulo, el que había llegado primero al
sepulcro, y vio lo que había pasado, y creyó. Pues
todavía no habían entendido lo que dice la
Escritura, que él tenia que resucitar. (Juan
20:8-9)**

El contraste entre "él…vio lo que había
pasado, y creyó" en v. 8 y "todavía no
habían entendido" en v. 9 es peculiar. El versículo
9 está haciendo claramente referencia al versículo
8. Sin embargo, la referencia es contradictoria. Esto aparece ser
un tentativo de mezclar dos diversos tradiciones: uno en cual los
discípulos no entendían inmediatamente, ni creyeron
en, la Resurrección (Mateo 28:17; Marcos 16:11,13; Lucas
24:11), y otro en que María Magdalena, convertido
aquí en el "otro discípulo," percibe la verdad
inmediatamente (Mateo 28:1,8; Marcos 16:9; Lucas
24:10).

EVIDENCIA CORROBORANTE
ADICIONAL

Brown alcanza muchas conclusiones en su
investigación que son consistente con mi tesis. De veras,
todo en el perfil del Discípulo Amado por Brown es
compatible con lo que se sabe sobre María Magdalena — es
decir, a excepción de su sexo.

Brown dice que "la actitud
Joánica sobre las mujeres era absolutamente diferente de
ésa atestiguaron en otras iglesias Cristianas del
primer-siglo." Él agrega: "El lugar único dado a
las mujeres (como anunciadoras) en el Cuarto Evangelio refleja la
historia, la teología, y los valores de
la Comunidad Joánica" (Brown 1979: 183). ¿Puedo
sugerir respetuosamente una explicación adicional?
Quizás, el lugar único dado a las mujeres en el
Cuarto Evangelio es debido a que fue generado originalmente por
una mujer.

Brown sugiere que la imagen
Joánica llegue a ser más comprensible si el
Discípulo Amado había sido un discípulo de
San Juan el Bautista, y si el discípulo comenzó a
seguir a Jesús cuando Jesús estaba en
compañerismo con el Bautista (1979: 32-34). Esto es
ciertamente un escenario plausible que no contradice mi
tesis.

Brown también dice que el Cuarto Evangelio
contiene muchas referencias exactas a los lugares y a los
costumbres de la Tierra
Santa (1979: 22). Estas referencias sugieren profesión de
autor de un testigo ocular que vivió en la Tierra Santa
antes de la destrucción del Templo en A.D. 70. Todas de
estas observaciones de Brown son consistentes con un paradigma que
incluya a María Magdalena como la autora del Cuarto
Evangelio.

Otro factor que tiende a apoyar mi tesis es la rivalidad
entre el Discípulo Amado y Pedro en el Cuarto Evangelio
(Brown 1979: 31). El lazo yuxtaposicionál entre Pedro y el
Discípulo Amado en el Cuarto Evangelio es muy similar al
lazo entre Pedro y María Magdalena en la
recopilación de Nag Hammadi. Esto sugiere que el redactor
del Cuarto Evangelio convirtió a María Magdalena en
el discípulo masculino anónimo pero preservó
la tema de la rivalidad entre el Discípulo y
Pedro.

Brown ha observado que muchas veces en el Cuarto
Evangelio el Discípulo Amado está
explícitamente puesto en superioridad además de
Pedro. Algunos de los ejemplos que él menciona (Brown
1979: 82-83) son como lo siguiente:

  • en 13:23-26 el Discípulo Amado se está
    reclinando sobre el pecho de Jesús mientras que Pedro
    tiene que suplicarle al Discípulo que le haga una
    pregunta a Jesús por cuenta de él;
  • en 18:15-16 el Discípulo Amado tiene acceso al
    palacio del sumo sacerdote mientras Pedro no tiene tal
    acceso;
  • en 20:2-10 el Discípulo Amado cree
    inmediatamente en la Resurrección mientras que Pedro y
    el resto de los discípulos no entienden;
  • en 21:7 el Discípulo Amado es el único
    quién reconoce al Cristo Resucitado mientras que Cristo
    les habla de la orilla a los discípulos en su barco de
    pesca;
  • en 21:20-23 Pedro celosamente le pregunta a
    Jesús algo acerca del sino del Discípulo
    Amado.

Las escrituras de la Biblioteca de Nag Hammadi contienen
esta misma clase de
rivalidad entre Pedro y María Magdalena:

  • el Evangelio de María describe a Pedro
    como siendo celoso de las revelaciones que la Magdalena
    recibió del Cristo Resucitado (NHC BG 8502.1.17.7ff)
    (Robinson 1988: 526-527);
  • el Evangelio de Tomás describe a Pedro
    diciendo lo siguiente sobre la Magdalena: "Dejen que
    María se nos vaya, porque las mujeres no son dignas de
    la vida" (NHC II.2.51.19-20) (Robinson 1988: 138);
  • en el Evangelio de Felipe la afinidad entre
    Jesús y María Magdalena se compare con tal
    afinidad entre Jesús y el resto de los discípulos
    (NHC II.3.63.32ff) (Robinson 1977: 138; 1988: 148);
  • ejemplos similares de Pedro haber sido superado por
    María Magdalena ocurren en el Evangelio de los
    Egipcios
    y Pistis Sofia (documentos
    Gnósticos encontrados antes del descubrimiento de la
    Biblioteca de Nag Hammadi).

COMENTARIOS CONCLUYENTES

La postulación de María Magdalena como
autora del Cuarto Evangelio no desafía su origen
apostólico. Si María Magdalena era el líder y
héroe de la comunidad del Cuarto Evangelio, entonces la
reconocieron probablemente como una Apóstola dentro de esa
comunidad. De veras, en reconocimiento del hecho que ella era la
primera que proclamó la Resurrección de Cristo, la
Iglesia Católica Romana la ha honrado con el título
apostola apostolorum que se traslada en "la
apóstola a los apóstoles."
En proponer esta tesis yo ciertamente no estoy desafiando la
integridad del Cuarto Evangelio. Tampoco imputo intento especioso
sobre cualesquiera de los redactores del Evangelio. Es hoy bien
conocido que la Biblia es repleta con escrituras seudonimosos:
una práctica común en la antigüedad que no fue
vista como fraudulento. A pesar de las redacciones y las
inconsistencias que ellos pudieron haber causado — la
intención del autor, de la evangelista, y de cualquier
redactor subsecuente era a proclamar el evangelio "en tal manera
que nos dijeron la verdad sincero sobre Jesús" (Dei
Verbum
, n. 19) (Abbott: 124). También preservaron "sin
error aquel verdad que Dios quería puesto en las
escrituras sagradas para la causa de nuestra salvación"
(Dei Verbum, n. 11) (Abbott: 119). Es decir, en el
encubrimiento de la identidad del Discípulo Amado, o la
conversión de ese discípulo en varón en vez
de una hembra, el redactor no estropeó con ningún
dogma esencial del evangelio de Jesús. Por lo tanto, el
redactor del Cuarto Evangelio todavía dispensaba la
Verdad.

Aquellos que leen este ensayo deben
de también refrenarse de asumir o de deducir que
Jesús y María Magdalena tenían cualquier
clase de afinidad amorosa ilícita basado en cualesquiera
de las escrituras citadas aquí. No debemos de tener tanta
prisa a mirar la literatura antigua a través de un "lente
moderna."
Estoy haciendo ciertamente ningún aserto de poseer la
palabra final sobre esta tema. Sin embargo, las conclusiones de
este estudio no vienen bajo la rúbrica "de las deducciones
excedentemente imaginativas sobre la historia
eclesiástica" de cuales Brown nos advierte (1979: 19). Hay
algunas razones muy sólido que deben hacernos considerar
la posibilidad de la profesión de autora de María
Magdalena del Cuarto Evangelio:

  • hay la evidencia documental extrabíblico
    sólido cual establece una tradición fuerte que
    hay, por lo menos algunos, Cristianos Gnósticos que
    nombran a María Magdalena como la discípula que
    Jesús quería mucho. Ésta es la evidencia
    externa fuerte que corrobora la identificación de
    María Magdalena como "el Discípulo
    Amado";
  • hay una conexión histórica establecida
    entre el Cuarto Evangelio y los Cristianos Gnósticos que
    antedata la canonización del Cuarto Evangelio y la
    atribución de su profesión de autor a Juan de
    Zebedeo (Perkins: 946). Esto corrobora la hipótesis que
    dice que los Secesionistas de la Comunidad Joánica
    trajeron su Cuarto Evangelio ante-canónico con ellos a
    las comunidades Cristianos Gnósticos después de
    la cisma;
  • hay la evidencia interna fuerte que muestra
    inconsistencias estructurales extensas en los dos segmentos del
    Cuarto Evangelio cuales contienen a María Magdalena y el
    Discípulo Amado apareciendo junto. Esto corrobora la
    hipótesis que dice que un redactor formuló de
    otra manera las versiones ante-canónicos anteriores del
    Cuarto Evangelio según lo ya citado;
  • la rivalidad entre el Discípulo Amado y Pedro
    en el Cuarto Evangelio es muy similar a tal rivalidad entre
    Pedro y María Magdalena en la recopilación de Nag
    Hammadi. Esto ayuda a corroborar la hipótesis que dice
    que el Discípulo Amado del Cuarto Evangelio y
    María Magdalena son, en realidad, una e
    idéntico;
  • hay muchas referencias exactas en el Cuarto Evangelio
    a los lugares y a los costumbres de la Tierra Santa que denotan
    profesión de autor de un testigo ocular que vivió
    en la Tierra Santa antes de la destrucción del Templo en
    A.D. 70 (Brown 1979: 22). María Magdalena estaba lo
    más ciertamente posible en una posición para dar
    testimonio muy vivaz y exacto como testigo ocular de los
    acontecimientos representados en el Cuarto Evangelio. Esto pudo
    explicar algunas diferencias relumbrante entre el Cuarto
    Evangelio y los Evangelios Sinópticos que, según
    la mayoría de los eruditos bíblicos, eran
    seudónimos y no escritos por testigos
    oculares;
  • la posición único dado a las mujeres
    como anunciadoras en el Cuarto Evangelio era muy diferente de
    su posición en otras iglesias Cristianas del
    primer-siglo (Brown 1979: 183). Esto es muy consistente con la
    hipótesis que dice que el Cuarto Evangelio, en hecho,
    fue sido originado por una mujer — es decir, María
    Magdalena.

Espero que usted haya leído este ensayo con
gusto. Sé que mi hipótesis se parecerá muy
radical a usted — por lo menos al principio. Sin embargo, antes
de que usted la despida, quisiera que usted considerara algunas
cosas.

¿Esta tesis se parece radical a usted solamente
porque propongo que una mujer fue la autora de uno de los cuatro
Evangelios en la Santa Biblia? Si tuviera una tesis que propuso a
Bartolomé, o Andrés, o Santiago, o cualquiera de
los otros apóstoles masculinos como autor del Cuarto
Evangelio en vez de Juan — ¿eso sería considerado
muy radical? Probablemente no. De hecho, la iglesia no tiene
cualquier problema con la erudición prevaleciente que dice
que un hombre, de quien su nombre ni si siquiera nos sabemos,
escribió uno de los documentos Cristianos más
sagrados. Imagínese — hasta un hombre sin nombre es
preferible a una mujer.

¿Y qué piensas sobre toda la evidencia que
he repasado para usted? Compare eso con la base para cual la
profesión de autor del Cuarto Evangelio se ha atribuido a
Juan de Zebedeo por casi 2,000 años. La mayoría de
los eruditos bíblicos rechazan esa evidencia hoy.
(¿Te recuerdas? Era basado en los recuerdos de Ireneo de
su niñez.) Eso es porque el Evangelio de Juan es
considerado anónimo por ellos hoy. Pero, el
estándar de la prueba para establecer a una mujer
como la autora de un Evangelio es mucho, mucho más alto.
Documentos Gnósticos y las inconsistencias estructurales a
pesar — la Iglesia institucional probablemente nunca
reconocerán a María Magdalena como autora de un
Evangelio en el Nuevo Testamento.

Quizás las cosas realmente no han cambiado tanto
desde el origen de la iglesia. La profesión de autor de un
Evangelio por una mujer sigue siendo quizás la
vergüenza que Setzer dice que habría sido hace 2,000
años.

Aquí está algo más a pensar:
¿Porque es que María Magdalena es la prostituta
más famosa del mundo cuando la Biblia nunca dice
específicamente que ella era una prostituta?

Raymond Brown ha comparado la búsqueda para
identificar al autor del Cuarto Evangelio a una buena historia de
detectives (1966: lxxxvii). Un buen detective tamiza por la
evidencia que es relevante y los descartes
él que no sea. Cuando la evidencia comienza a
señalar en cierta dirección, él o ella persiguen los
indicios y explora todas las varias explicaciones y coartadas.
Cuando una teoría
emerge como plausible y más creíble que cualquier
otra, el detective alcanza una conclusión que implique el
nombramiento de un sospechoso o sospechosos. La evidencia que
apoya la profesión de autora de María Magdalena del
Cuarto Evangelio es mucho más fuerte que la que
estableció a Juan de Zebedeo como su autor por casi dos
mil años. Después de consideración cuidadosa
de la evidencia ya citada, afirmo respetuosamente que el
"sospechoso principal" en cualquier búsqueda para
identificar al autor del Cuarto Evangelio debe ser María
Magdalena.

OBRAS CITADAS POR EL AUTOR

  • Abbott, Walter M., gen. ed. 1966. The Documents
    of Vatican II. New York: Guild Press.
  • Brown, Raymond E. 1979. The Community of the
    Beloved Disciple. New York: Paulist Press. 1970. The
    Gospel According to John (xiii-xxi). New York: Doubleday
    & Co. 1966. The Gospel According to John (i-xii).
    New York: Doubleday & Co.
  • Brown, Raymond E., and Raymond F. Collins. 1990.
    Canonicity, pp. 1034-1054 in The New Jerome
    Biblical Commentary, edited by Raymond E. Brown, et al.
    Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall.
  • Haskins, Susan. 1993. Mary Magdalen: Myth and
    Metaphor. New York: Harper Collins.
  • Perkins, Pheme. 1990. The Gospel According to
    John
    , pp. 942-985 in The New Jerome Biblical
    Commentary, edited by Raymond E. Brown, et al. Englewood
    Cliffs, NJ: Prentice Hall.
  • Robinson, James M., gen. ed.1988. The Nag
    Hammadi Library in English. Revised edition. San
    Francisco, CA: Harper & Row. 1977. The Nag Hammadi
    Library in English. San Francisco, CA: Harper &
    Row.
  • Setzer, Claudia. 1997. Excellent Women: Female
    Witnesses to the Resurrection
    , Journal of Biblical
    Literature 116:259-272.

Creemos que la tesis que sostiene Ramón K.
Jusino, esta muy bien fundamentada, por las razones obvias que se
presentaron en su articulo, que le reproducimos en su totalidad,
al mismo tiempo quiero manifestar que, de una u otra manera son
hipótesis que siempre nos plantearemos los seres humanos
con la finalidad de querer saber la verdad de muchos hechos
históricos, pero también sabemos que la historia lo
hacen muchos para beneficiarse de ello, porque ojos que no
quieren ver, no ven y oídos que no quieren escuchar no
oyen, pero podemos decir que en este mundo terrenal nadie, pero
nadie tiene la verdad absoluta todo y todo lo creado en este
mundo terrenal es relativo, y siempre nos preguntaremos de donde
venimos y hacia donde vamos y obviamente siempre vamos a
especular y hacer hipótesis de todo tipo, y saben porque,
porque es nuestra propia naturaleza en
querer saber que hay detrás de todo aquello que es
misterioso para nosotros.

JUSTICIA VEINTE SIGLOS
DESPUÉS

En el siglo VI, el Papa Gregorio Magno la denomina
"ejemplo de perdición" y "esclava de lujuria". La
iconografía se encargó luego de "inmortalizarla" a
través de los siglos como una prostituta. Todos
tenían en mente aquel pasaje del Evangelio (Lc 7, 36-50)
que narra cuando Jesús fue invitado a comer a casa de un
fariseo y se presenta "una mujer pecadora pública" que con
sus lágrimas moja los pies del Maestro, luego se los seca
con sus cabellos y se los unge con perfume en señal de
agradecimiento por el perdón de sus pecados. Aunque en
ningún sitio aparece el nombre de aquella mujer, la
Iglesia la identifica con María Magdalena. Habría
que esperar hasta el Concilio Vaticano II para que esta
institución empezara a hablar de un error
histórico.

Han pasado veinte siglos y el tema vuelve a estar de
actualidad. "La Ultima Tentación" o "El Código da
Vinci" entre un sinfín de títulos relacionados
con el tema acaparan desde hace un tiempo la atención del público en general, ya
que introducen nuevos ingredientes en la historia que nos han
contado que obligan a una revisión no exenta de
polémica.

En estos últimos años "se está
produciendo un fuerte movimiento de
recuperación de la figura de María Magdalena por
parte de especialistas del Nuevo Testamento, principalmente
mujeres, que leen los textos en perspectiva de género; de
historiadores/as, que llevan a cabo una reconstrucción no
patriarcal de los primeros siglos del cristianismo,
y de la teología feminista, con su lúcida y certera
hermenéutica de la sospecha. Sin olvidar el
papel fundamental que han jugado en esta recuperación, los
evangelios llamados 'apócrifos', sobre todo los de
carácter gnóstico, entre los que cabe citar el
Evangelio de Tomás, el Evangelio de Felipe, el Evangelio
de María y Pistis Sophia". Evangelios que la Iglesia de
Roma siempre se
encargó de perseguir por heréticos, en un intento
de imponer su hegemonía desde el principio de la era
cristiana.

Hagamos un viaje en el tiempo y conozcamos a
través de todas estas investigaciones
cómo eran esos primeros siglos del cristianismo y
cuándo aparece la figura de María Magdalena. "Las
actuales investigaciones sociológicas, de historia social,
de antropología cultural y hermenéutica
feminista, sitúan el grupo de seguidores y seguidoras de
Jesús en el horizonte de los movimientos de
renovación del judaísmo del siglo I, dentro de los
movimientos que lucharon contra la explotación patriarcal
en las distintas culturas: griega, romana, asiática y
judía. Las primeras seguidoras de Jesús eran
mujeres galileas que se reunían para comidas comunes,
eventos de
oración y encuentros de reflexión religiosa con el
sueño de liberar a toda mujer en Israel. Fue
precisamente esa corriente emancipatoria del dominio
patriarcal la que posibilitó el nacimiento del movimiento
de Jesús como discipulado igualitario de hombres y mujeres
en el que éstas jugaron un papel central, y no puramente
periférico.

Las diferentes tradiciones evangélicas coinciden
en señalar que estas mujeres fueron protagonistas en
cuatro momentos fundamentales: al comienzo, en Galilea, en el
Gólgota junto a la cruz y en la resurrección como
primeras testigos". En una sociedad
machista como era la judía, Jesús con sus
enseñanzas rompió muchos de aquellos esquemas."Es
como si hubiera querido volver a los orígenes de la
divinidad, cuando Dios era femenino. Jesús tuvo el gran
mérito de intentar recuperar la feminidad de la divinidad,
y abrir ese diálogo a
Magdalena. Se encontró con una mujer gnóstica que
acabó siendo la compañera de su vida". Esta
cuestión parece estar cada vez más demostrada.
"Ella es discípula de primera hora, pertenece al grupo
más cercano a Jesús, ocupa un lugar preeminente en
él, hace el mismo camino que el Maestro hasta
Jerusalén y comparte su proyecto de
liberación y su destino. Cuando Jesús es condenado
a muerte, los
discípulos varones huyen por temor a ser identificados
como miembros de su movimiento y correr la misma suerte que
él. Sólo las mujeres que le habían seguido
desde Galilea le acompañan en el camino hacia el
Gólgota y están a su lado en la cruz".

Las investigaciones indican sin lugar a dudas que
María Magdalena fue una discípula destacada en
quien el Maestro depositó toda su confianza, y tuvo un
papel importante a su lado pero más aún
después de su muerte. Los relatos evangélicos
coinciden en señalar que las mujeres fueron testigos de la
resurrección y María Magdalena estuvo en primera
fila. "Es precisamente ella quien comunica la noticia a los
discípulos, quienes reaccionan con incredulidad. Magdalena
cumplió las tres condiciones para ser admitida en el grupo
apostólico: haber seguido a Jesús desde Galilea,
haber visto a Jesús resucitado y haber sido enviada por
él a anunciar la resurrección. El reconocimiento de
María Magdalena como primera testigo del Resucitado
explica su protagonismo en el cristianismo primitivo, al mismo
nivel que Pedro, e incluso mayor en algunas iglesias".

El Evangelio apócrifo de María habla ya de
una polémica en torno al papel de
la mujer dentro de la Iglesia. Recoge el momento en que
María Magdalena se reúne con los apóstoles
para anunciarles la resurrección y refleja la respuesta de
Pedro, que no acababa de creerse cómo el Salvador
había hablado con una mujer al margen de ellos,
cómo podía ser ella preferida frente a todos ellos.
El texto dice que Magdalena llorando se dirigió a Pedro y
le preguntó cómo podía pensar que ella se
inventaba cosas o mentía en lo referente al Salvador. El
evangelio de María dice que Leví tomó la
palabra y respondió a su compañero: 'Pedro,
tú eres siempre colérico. Observo que tratas a las
mujeres como si fuesen enemigos. Si el Señor la ha hecho
digna, ¿quién eres tú para rechazarla?
Ciertamente el Salvador la conoce muy bien, por eso la ama
más que a nosotros. Es mejor que nos avergoncemos, nos
revistamos del hombre perfecto, nos formemos como él nos
ha mandado y prediquemos el evangelio, sin importarnos más
mandato o ley que lo dicho por el Salvador'.

María Magdalena aparece en los textos como la
discípula predilecta y compañera del Salvador y que
"esta situación privilegiada provoca celos en algunos
apóstoles, especialmente en Pedro, quien según el
evangelio apócrifo Pistis Sophia reacciona en estos
términos: 'Maestro, no podemos soportar a María
Magdalena, porque nos quita todas las ocasiones de hablar, en
todo momento está preguntando y no nos deja intervenir".
Son muchos los textos que apuntan a que María Magdalena
fue la alumna más aventajada, la más próxima
al Maestro, quien pudo conocer de cerca su "auténtica
naturaleza" y comprender sus palabras para luego poder
transmitirlas. Juntos pondrían los cimientos y
desarrollarían una escuela para que
tanto su palabra como el conocimiento que él aportó
a la humanidad, no se perdiera. El mensaje que transmitía
hablaba de un Jesús cercano, posible, real, que
dejó marcado "el Camino, la Verdad y la Vida". Y este
movimiento llegó a ser tan importante que hay
teólogos que piensan que sin esta corriente de pensamiento,
no hubiera sido posible mantener vivo el mensaje de
Jesús.

María Magdalena, como había adelantado
impulsivamente Pedro en varias ocasiones, no era un personaje
cómodo para ese diseño
de Iglesia que ya se estaba trazando. Según los
historiadores las cosas empiezan a cambiar allá por el
siglo III cuando se confirma el liderazgo de
Pedro y Pablo y su línea doctrinal, que apartaba
definitivamente a las mujeres de toda responsabilidad y compromiso. "Con el proceso de
patriarcalización, clericalización y
jerarquización del cristianismo, María de Magdala
fue relegada al olvido; más aún, representada como
la penitente y la sirvienta de Jesús en agradecimiento por
haber expulsado de ella los malos espíritus". Con este
hecho no sólo se relegaba a María Magdalena al
olvido sino a todas las mujeres que desde ese momento son
apartadas de todo lo que tenga que ver con lo sagrado y pasan a
ser las descendientes de Eva y su pecado original.

A pesar de estas manipulaciones, María Magdalena
jugó un papel fundamental en aquella Iglesia primitiva.
"Ella debería haber sido la verdadera fundadora del
Cristianismo, Jesús la había escogido. Por eso las
primeras comunidades cristianas eran profundamente femeninas.
Había sacerdotisas y obispas". ¿Quién se
encargó entonces de ocultar esto? "fueron los hombres,
dentro de los seguidores de Jesús quienes la oscurecieron
como así lo hicieron con todas las mujeres. Ganaron la
batalla las doctrinas de Pedro y Pablo y cuando la Iglesia se
convierte en la religión del imperio romano,
se hace una religión masculina y a la Magdalena se la
confunde deliberadamente con la prostituta del Evangelio y se la
convierte en la pecadora arrepentida".

A partir de aquí se diseña una Iglesia
liderada por Pedro, exclusiva de hombres, con un celibato
impuesto -por
tanto, pocas veces cumplido-, con una estructura
jerárquica que nada tiene que ver con el mensaje original
transmitido por el Maestro. Un mensaje que hablaba de que cada
hombre debía de despertar la chispa divina que llevaba
dentro; sólo eso le permitiría conectar con el
Creador y para ello no necesitaba de ningún intermediario
porque había dejado marcado un camino: "Amaos los unos a
los otros como yo os he amado".

Nos encontramos por tanto ante la primera
apóstol, "ante una mujer más culta que los
Apóstoles que poco entendían a Jesús, aunque
le amaban. Sin duda fue la mujer a quien el Maestro más
amó, a la primera que se le aparece después de
resucitado. Es posible que haya sido ella quien iniciara a
Jesús en las doctrinas gnósticas y él le
reveló a ella sus misterios más ocultos. Fue
iniciada por él".

Después de dos mil años nos encontramos
ante una verdad histórica velada intencionadamente. Una
verdad que pone en tela de juicio los pilares fundacionales de la
Iglesia, así como el mensaje que nos ha transmitido.
"Jesús era muy diferente a cómo nos lo han
presentado. Se parece muy poco al Jesús divino predicado
por la Iglesia. La Iglesia ha estado siempre
interesada en defender el celibato y la virginidad por encima del
matrimonio. Ha
demonizado el sexo convirtiéndolo en el primer pecado
capital, algo
que no tiene ningún fundamento en los evangelios". Son
muchos los investigadores que apoyan la tesis de que Jesús
pudo tener descendencia con María Magdalena,
cuestión bastante lógica
dentro de la sociedad judía donde este hecho era
considerado una bendición de Dios y lo contrario era casi
como un castigo. La cuestión en sí no
tendría mayor importancia si no es porque de alguna forma,
"acaba con la imagen del Jesús mitificado y virgen -que es
una falsedad- y hace aflorar a un Jesús histórico y
humano, 'igual a nosotros menos en el pecado'. Porque, ¿es
que casarse y engendrar hijos es pecado?".

Dan Brown y su polémico "Código
da Vinci" han contribuido con mucha valentía y a pesar de
las amenazas y críticas del Vaticano, a esta
humanización de Jesús, como también y
siguiendo su estela, la gran cantidad de libros que en
estos momentos inundan escaparates y librerías y que en
muy poco tiempo se han convertido en los títulos
más consumidos por el gran público.

Arias, en el título de su último libro habla de
La Magdalena como "el último tabú del Cristianismo"
y nosotros nos preguntamos si de verdad éste será
el último o no hemos hecho más que empezar a quitar
máscaras y a descubrir verdades. El periodista está
convencido de que "acabado el tabú del sexo, acaba
también el tabú de todas las mitificaciones sobre
Jesús, y como consecuencia, la Iglesia estará
obligada a revisar a fondo toda su historia". No sólo su
historia sino todo ese mundo que ha creado apoyándose en
esta y otras mentiras, utilizando el miedo. Pero sobre todo,
algún día tendrá que explicar el motivo de
su fobia hacia las mujeres, hacia lo femenino, hacia todo lo
relacionado con el origen y la verdadera historia de la
humanidad.
Parece ser que la Iglesia nunca entendió el mensaje de
Jesús y asiste ahora al derrumbamiento de sus cimientos.
Es curioso ver cómo después de veinte siglos y
tanto "esfuerzo", la Iglesia no ha podido doblegar lo femenino
que surge con más poder que nunca.

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