María
Magdalena en el Nuevo Testamento
La información sobre María Magdalena en
los evangelios canónicos es escasa. Es citada en
relación con cuatro hechos diferentes:
- De acuerdo con el evangelio de Lucas, María
Magdalena alojó y proveyó materialmente a
Jesús y sus discípulos durante su
predicación en Galilea. Se añade que
anteriormente había sido curada por Jesús: "Le
acompañaban los doce y algunas mujeres que habían
sido curadas de enfermedades y
espíritus malignos: María, llamada Magdalena, de
la cual habían salido siete demonios
[…]". - De acuerdo con los evangelios de Marcos, Mateo y
Juan, estuvo presente durante la crucifixión de
Jesús.
La aparición de Jesús resucitado a
María Magdalena, según Juan
- En compañía de otras mujeres, fue la
primera testigo de la resurrección, según una
tradición en la que concuerdan los cuatro evangelios.
Después comunicó la noticia a Pedro y a los
demás apóstoles. - Según un relato que sólo aparece en el
evangelio de Juan, fue testigo de una aparición de
Jesús resucitado.
Identificación con otros
personajes
Los citados son los únicos pasajes de los
evangelios canónicos en los que se cita a "María de
Magdala". La tradición cristiana occidental
(católica), sin embargo, aunque sin apoyarse en evidencias
textuales de ningún tipo, ha identificado con María
Magdalena a otros personajes citados en el Nuevo
Testamento:
- La mujer
adúltera a la que Jesús salva de la
lapidación, en un episodio que sólo relata el
evangelio de Juan. - La mujer que
unge con perfumes los pies de Jesús y los enjuga con sus
cabellos antes de su llegada a Jerusalén según
los evangelios sinópticos, cuyo nombre no se menciona.
Según Marcos y Mateo, sin embargo, la unción tuvo
lugar en Betania, "en casa de Simón el leproso", lo que
ha llevado a identificar a esta mujer a su vez con María
de Betania. - María de Betania, hermana de Lázaro, a
la que se atribuye en el evangelio de Juan la iniciativa antes
mencionada, y que aparece en otros conocidos pasajes del cuarto
evangelio, como la resurrección de Lázaro. Se
identifica también con la María del episodio de
la disputa entre Marta y María.
Difundida por los teólogos de los siglos III y
IV, esta teoría
gozó de mucha popularidad en el siglo XIX y
constituyó un tema frecuente en la
iconografía.
María Magdalena en los evangelios
apócrifos
El evangelio de Pedro sólo menciona a
María Magdalena en su papel de testigo de la
resurrección de Jesús:
A la mañana del domingo, María la de
Magdala, discípula del Señor -atemorizada a causa
de los judíos, pues estaban rabiosos de ira, no
había hecho en el sepulcro del Señor lo que
solían hacer las mujeres por sus muertos queridos-,
tomó a sus amigas consigo y vino al sepulcro en que
había sido depositado. []
En al menos dos de los textos gnósticos coptos
encontrados en Nag Hammadi, el evangelio de Tomás y el
evangelio de Felipe, María Magdalena aparece mencionada
como discípula cercana de Jesús, en una
relación tan cercana como la de los apóstoles. En
el evangelio de Tomás hay dos menciones de Mariham, que,
según los estudiosos, hacen referencia a María
Magdalena. La segunda mención forma parte de un pasaje
enigmático que ha sido objeto de muy variadas
interpretaciones:
Simón Pedro les dijo: « ¡Que se
aleje Mariham de nosotros!, pues las mujeres no son dignas de
la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me
encargaré de hacerla macho, de manera que también
ella se convierta en un espíritu viviente,
idéntico a vosotros los hombres: pues toda mujer que se
haga varón, entrará en el reino del
cielo»[]
En el evangelio de Felipe es considerada la
compañera de Jesús:
Tres (eran las que) caminaban continuamente con el
Señor: su madre María, la hermana de ésta
y Magdalena, a quien se designa como su compañera.
María es, en efecto, su hermana, su madre y su
compañera. []
No todos los estudiosos, sin embargo, están de
acuerdo en que los evangelios de Tomás y de Felipe se
refieran a María Magdalena.
Por último, otra importante referencia al
personaje se encuentra en el evangelio de María Magdalena,
texto del que
se conservan sólo dos fragmentos griegos del siglo III y
otro, más extensos, en copto, del siglo V. En el texto,
tres apóstoles discuten acerca del testimonio de
María Magdalena sobre Jesús. Andrés y Pedro
desconfían de su testimonio, y es Leví (el
apóstol Mateo) quien defiende a María.
Leyendas
posteriores
Según la tradición ortodoxa, María
Magdalena se retiró a Éfeso con la Virgen
María y el apóstol San Juan, y murió
allí. En 886 sus reliquias fueron trasladadas a
Constantinopla, donde se conservan en la actualidad. Gregorio de
Tours (De miraculis, I, xxx) corrobora la tradición de que
se retiró a Éfeso, y no menciona ninguna
relación con Francia.
Más adelante, sin embargo, surgió en el
mundo católico una tradición diferente,
según la cual María Magdalena (identificada
aquí con María de Betania), su hermano
Lázaro y Maximino, uno de los setenta y dos
apóstoles, así como algunos compañeros,
viajaron en barca por el Mar Mediterráneo huyendo de las
persecuciones en Tierra Santa y
desembarcaron finalmente en el lugar llamado Sainte Marie-de-Mer,
cerca de Arlés. Posteriormente, María Magdalena
viajó hasta Marsella, desde donde emprendió,
supuestamente, la evangelización de Provenza, para
después retirarse a una cueva -La Sainte-Baume- en las
cercanías de Marsella, donde habría llevado una
vida de penitencia durante 30 años. Según esta
leyenda, cuando llegó la hora de su muerte fue
llevada por los ángeles a Aix-en-Provence, al oratorio de
San Maximino, donde recibió el viático. Su cuerpo
fue sepultado en un oratorio construido por San Maximino en Villa
Lata, conocido desde entonces como St. Maximin.
La tradición del huevo de
Pascua
Existe una antigua tradición cristiana de pintar
huevos de Pascua. Estos huevos simbolizan la nueva vida y a
Cristo emergiendo de la tumba, de hecho, los cristianos ortodoxos
acompañan esta tradición con la consigna:
¡Cristo ha resucitado!
Una de las tradiciones habla de que tras la
resurrección, Tiberio invitó a María
Magdalena a un ágape y ésta sostuvo un huevo frente
a él y exclamó:¡Cristo ha resucitado!,
éste se rió y le dijo que eso era tan probable como
que el huevo se volviera rojo mientras lo sujetaba y antes de que
acabara de hablar el huevo se volvió rojo.
Otra tradición habla de que el corazón
sagrado de Cristo quedaría encerrado en un recipiente con
forma de huevo del que María Magdalena sería
guardiana. Diversos artistas la han representado a lo largo de la
historia. Suele
aparecer pelirroja.
Veneración
de María Magdalena
El primer lugar de Francia en el que se sabe que hubo
culto a María Magdalena fue la ciudad de Vézelay,
en Borgoña. Aunque, según parece, en sus inicios el
templo de Vézelay estaba dedicado a la virgen
María, y no a María Magdalena, por alguna
razón los monjes decidieron que la abadía era el
lugar de enterramiento de María Magdalena, y están
atestiguadas las peregrinaciones al sepulcro de María
Magdalena en Vézelay desde al menos 1030. El 27 de abril
de 1050, una bula del papa León IX colocaba oficialmente
la abadía de Vézelay bajo el patronazgo de Santa
María Magdalena. Santiago de la Vorágine refiere la
versión oficial del traslado de las reliquias de la santa
desde su sepulcro en el oratorio de San Maximino en
Aix-en-Provence hasta la recién fundada abadía de
Vézelay, en 771. El san Maximino de esta leyenda es un
personaje que combina rasgos del obispo histórico Maximino
con el Maximino que según la leyenda
acompañó a María Magdalena, Marta y
Lázaro a Provenza.
Un culto posterior que atrajo numerosos peregrinos se
inició cuando el cuerpo de María Magdalena fue
oficialmente descubierto, el 9 de septiembre de 1279, en
Saint-Maximin-la-Sainte-Baume, Provenza, por el entonces
príncipe de Salerno, futuro rey Carlos II de
Nápoles. En esa ubicación se construyó un
gran monasterio dominico, de estilo gótico, uno de los
más importantes del sur de Francia.
En 1600, las supuestas reliquias fueron depositadas en
un sarcófago mandado realizar por el papa Clemente VIII,
pero la cabeza se depositó aparte, en un relicario. Las
reliquias fueron profanadas durante la Revolución
Francesa. En 1814 se restauró el templo y se
recuperó la cabeza de la santa, que se venera actualmente
en ese lugar.
María Magdalena según la Iglesia
Católica
María Magdalena es venerada por la Iglesia
católica oficialmente como Santa María Magdalena.
Existen múltiples templos en todo el mundo dedicados a
esta santa católica. En Novelda, Alicante, al sureste de
España,
junto al mar Mediterráneo se encuentra uno de los
más bellos templos dedicados a Santa María
Magdalena; se trata de un pequeño santuario de estilo
modernista.
Mientras que el cristianismo
oriental honra especialmente a María Magdalena por su
cercanía a Jesús, considerándola "igual a
los apóstoles", en Occidente se desarrolló,
basándose en su identificación con otras mujeres de
los evangelios la idea de que antes de conocer a Jesús se
había dedicado a la prostitución.
Esta idea nace, en primer lugar, de la
identificación de María con la pecadora de Lc
7:36-50, de quien se dice únicamente que era pecadora y
que amó mucho; en segundo lugar, de la referencia en Lc
8:2, donde se dice, esta vez refiriéndose claramente a
María Magdalena, que de ella "habían salido siete
demonios". Como puede verse, nada en estos pasajes
evangélicos permite concluir que María Magdalena se
dedicase a la prostitución.
No se sabe con exactitud cuándo comenzó a
identificarse a María Magdalena con María de
Betania y la mujer de Lc 7:36-50, pero ya en una homilía
del papa Gregorio Magno (muerto en 591) se expresa
inequívocamente la identidad de
estas tres mujeres, y se muestra a
María Magdalena como prostituta arrepentida. Por eso la
leyenda posterior hace que pase el resto de su vida en una cueva
en el desierto, haciendo penitencia y mortificando su carne, y
son frecuentes en el arte occidental
las representaciones de "Magdalena penitente".
La imagen de Maria
Magdalena como penitente también puede ser confundida
gracias a la tradición de Maria Egipciaca, santa del s. V,
quien según La vida de los Santos de Jacobo de la
Voragine, se había dedicado a la prostitución y se
retiró al desierto a expiar sus culpas. Es común
ver representaciones de Maria Egipciaca, con los cabellos largos
que cubren su cuerpo o envuelta con carrizos símbolos de su penitencia en el desierto.
Estos atributos en ocasiones acompañan a la Magdalena,
creando a veces la confusión de ambas santas.
En la tradición católica, por lo tanto,
María Magdalena pasó a ser un personaje secundario,
a pesar de su indudable importancia en la tradición
evangélica. El relegamiento que sufrió María
Magdalena ha sido relacionado por algunos autores con la
situación subordinada de la mujer en la Iglesia. A esta
opinión oponen algunos teólogos católicos la
especial consideración que guarda la Iglesia para con
Santa María, madre de Jesús, venerada con
hiperdulía, en tanto que los apóstoles y los otros
santos son venerados con dulía.
En 1969, la Iglesia Católica retiró del
calendario litúrgico el apelativo de "penitente"
adjudicado tradicionalmente a María Magdalena; así
mismo, desde esa fecha dejaron de emplearse en la liturgia de la
festividad de María Magdalena la lectura del
evangelio de Lucas (Lc 7:36-50) acerca de la mujer pecadora.
Desde entonces, la Iglesia Católica ha dejado de
considerar a Maria Magdalena una prostituta arrepentida. Sin
embargo, esta visión continúa siendo la
predominante para muchos católicos.
Santa María Magdalena fue fuente de
inspiración para una de las místicas más
importantes en la Iglesia católica, Santa Teresa del
Niño Jesús, quién admiraba este amor tan
profundo relatado en el Evangelio en el cual María
Magdalena piensa en servir a quien ama; así, santa Teresa
decidió dedicar su vida a quién más amaba:
Jesús de Nazaret (cf. LT 169 Santa Teresa). En 1894
escribió: "Jesús nos ha defendido en la persona de
María Magdalena". Otra destacada mística
católica que encontró inspiración y consuelo
en santa María Magdalena fue la Doctora de la iglesia
santa Teresa de Ávila, quien refirió haber recibido
ayuda espiritual de la Magdalena.
LA MAGDALENA: "El ultimo tabú del
cristianismo"
Entrevista por la BBC, al autor Juan
Arias
"María Magdalena era una mujer iluminada, una
mujer que pudo entablar un diálogo de
tú a tú con Jesús".
No podemos entender la importancia de María
Magdalena sin los evangelios apócrifos, asegura Juan
Arias, ex corresponsal del diario español El
País en el Vaticano. Del evangelio de María
Magdalena surge claramente, según Arias, que en los
inicios del cristianismo hubo dos corrientes en pugna: "la
corriente tradicional, de Pablo y Pedro, y la de los
gnósticos capitaneada por María Magdalena", que
acabó siendo "arrinconada". Los evangelios
apócrifos también presentan a un Jesús
"mucho más gnóstico" y a una teología "basada
sobre el
conocimiento más que en el pecado". Arias es el autor
de "Jesús, ese gran desconocido" y acaba de publicar en
noviembre "La Magdalena, el último tabú del
cristianismo". Es actualmente corresponsal de El País en
Brasil, desde
donde habló con BBC Mundo.
¿Qué significa
"apócrifo"?
Cuando hablamos de evangelios "apócrifos" esto
significa que no han sido considerados oficiales por la iglesia,
que no han sido considerados como "inspirados". Lo que pasa es
que esta distinción se hizo sólo hacia el siglo III
o IV. Antes todos los evangelios tenían la misma dignidad. En
las primeras comunidades cristianas existían muchos
evangelios y no había diferencia entre los
apócrifos y los oficiales. Llegó un momento en que
había unos 100 evangelios y la iglesia comenzó a
separarlos y escogió cuatro que según la iglesia
tenían mayor credibilidad y se consideran inspirados por
Dios, y a los otros entonces se los empezó a considerar
falsos, cuando en realidad en un principio todos eran iguales.
Muchos de esos apócrifos fueron quemados y
desaparecieron.
¿Qué valor tienen
los textos encontrados en 1945 en el Alto Nilo en Egipto?
Son interesantísimos porque al principio del
cristianismo había dos corrientes: una que era la
más clásica y tradicional, que era la de Pablo y
Pedro, y otra que era la de los gnósticos capitaneada por
María Magdalena, que también tenía varios
evangelios.
Pero después cuando gana la corriente masculina
de Pedro y de Pablo empiezan a arrinconar a la corriente
gnóstica de María Magdalena y poco a poco empiezan
a perseguir a los gnósticos, una de las corrientes de
principios del
cristianismo. Estaba inspirada en la filosofía
gnóstica, "gnosis" significa conocimiento.
Había una diferencia fundamental entre estas dos
corrientes. La de Pablo y Pedro, la más tradicional,
consideraba que la salvación venía a través
de la fe y que el mal del mundo venía por el pecado. Los
gnósticos -una filosofía de origen griega-
decían que el mal venía de la ignorancia y por lo
tanto la forma de redimirse era el conocimiento.
¿El autoconocimiento?
Así es y por tanto la salvación no era a
través de la fe, de alguien de afuera que nos viene a
salvar, sino que con el autoconocimiento es como llegamos a
encontrar al Dios que está dentro de nosotros. Para los
gnósticos no había jerarquías, Dios
está dentro de la conciencia del
hombre,
mientras que en la otra corriente, la más tradicional,
Dios estaba fuera, estaba encarnado en Jesús y el pecado
es el origen de todos los males. Por lo tanto, para salvarse hay
que liberarse del pecado original a través de los
sacramentos, siempre a través del exterior. La de los
gnósticos era una visión más
interior.
¿Cuánto se sabía de los
evangelios gnósticos antes de 1945?
Estos evangelios gnósticos habían
desaparecido, sólo aparecían citados pero para
condenarlos por algunos padres de la iglesia que mencionaban a la
corriente de los gnósticos como una herejía, pero
no se conocían los textos porque habían sido
quemados. Entonces, cuando los obispos empezaron a pedir que se
quemasen los evangelios gnósticos, unos monjes
probablemente del grupo de San
Pacomio en Egipto…
¿Se refiere al monasterio de San
Pacomio?
Sí. San Pacomio está considerado como el
primer santo ermitaño, sus seguidores vivían en el
desierto cada uno en una choza, aislados. Estos monjes eran
bastante místicos, y precisamente los gnósticos
eran la corriente mística del primer cristianismo como la
cábala en el judaísmo y los sufis en el islamismo.
Como estos monjes apreciaban estos evangelios, en vez de
quemarlos, unos cuantos -que son los que se encontraron en
Egipto, unos 52 documentos en 13
pergaminos encuadernados en piel de cabra-
los escondieron en un ánfora y la enterraron pensando que
algún día alguien lo podría
descubrir.
Hablemos del Evangelio de Tomás
Es importantísimo porque se considera que
podría ser incluso anterior a los cuatro evangelios
canónicos: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Si esto es
así es importantísimo, porque puede traer cosas de
Jesús que no traen los otros evangelios. De hecho la
estructura es
igual, algunos biblistas lo consideran prácticamente como
el quinto evangelio.
Sería un evangelio atribuido a Tomás,
uno de los apóstoles
Así como con los cuatro evangelios
canónicos no sabemos quienes son los autores, porque
cuando hablamos de Marcos, Mateo, Lucas y Juan, son nombres
ficticios, no se sabe quienes son los autores. De éste se
dice que es del apóstol Tomás, así que tiene
muchísima más importancia.
En el evangelio de Tomás el dicho
número tres dice que Dios está dentro de cada uno
de nosotros y alrededor nuestro en todas las cosas y que no
conocerse es vivir en la
pobreza.
¿Cómo es el Jesús que nos
presenta el evangelio de Tomás?
El evangelio de Tomás presenta un Jesús
mucho más gnóstico, es la teología basada
sobre el conocimiento y la sabiduría, mucho más que
en la fe y en el pecado. Se ve toda la doctrina gnóstica
que Jesús había asimilado y que probablemente fue
Magdalena la que le inspiró porque era una
gnóstica. En los canónicos hay sustratos de
gnosticismo, por ejemplo en la escena en que Jesús se
encuentra con la samaritana. Ella dice que el templo de los
samaritanos es mejor que el templo de los judíos de
Jerusalén y Jesús le dice que va a llegar el
día en que ni el templo de Jerusalén ni el vuestro
ni ninguno van a ser importantes pero vais a poder ver a
Dios dentro de vosotros en espíritu y en verdad. Esto es
gnóstico.
¿Resta entonces el evangelio de Tomás
importancia a las instituciones?
Claro, es que los gnósticos eran contra toda la
jerarquía. Como en todas las religiones los
místicos son contra las jerarquías, son los
más originales, los más creativos con la
teología, lo han sido en el judaísmo con la cabala,
en el cristianismo con los místicos como Teresa de
Ávila. Todos los grandes místicos siempre se
enfrentaban con la jerarquía, se enfrentaban con el
Vaticano. Son las personas más libres porque ellos tienen
un concepto de Dios
mucho más interiorizado, fuera de los grandes ritos. Fue
la corriente masculina con Pablo y con Pedro que empezó a
hacer jerarquías con los obispos, los Papas; al principio
del cristianismo eso no existía, Jesús no
creó jerarquías.
Si los evangelios apócrifos presentan a un
Jesús diferente, ¿qué sucede con
María Magdalena?
Lo primero que hay que decir es que no se podría
conocer bien a María Magdalena sin estos evangelios
gnósticos. Ya parecía bastante clara la figura de
la Magdalena en los evangelios, fíjense que viene citada
17 veces más que María, la madre de Jesús,
tenía un protagonismo enorme. A María Magdalena los
cuatro evangelistas sin distinción -porque como saben, en
los evangelios hay cosas que cuentan unos y otros no las cuentan-
los cuatro la colocan primera en el momento de la
crucifixión y en el momento de la resurrección. Lo
cual quiere decir que en la primitiva iglesia el protagonismo de
la Magdalena era total. Lo que pasa es que se la confundió
con la prostituta que aparece en los evangelios, que es una mujer
pública que entra cuando Jesús está comiendo
en casa de un fariseo. Ella entra y le empieza a lavar los pies
con perfume y los seca con su melena y ahí el fariseo dice
"si Jesús supiera que es una prostituta no se
dejaría tocar por ella". Jesús la defiende, dice
"ella se ha portado mejor conmigo que tu mismo es una persona que
ama", etc., es una escena famosa. Solo que esa mujer
pública no tiene nada que ver con la Magdalena, la
Magdalena, o sea Maria de Magdala, es otro personaje. Durante
siglos se confundió a los dos personajes y se
presentó a la Magdalena como una prostituta para quitarle
el protagonismo que había tenido al principio del
cristianismo.
¿Cuál era entonces el papel de
María Magdalena según los evangelios
apócrifos?
Ya en los evangelios apócrifos parecía que
había tenido un protagonismo especialísimo en
relación a Jesús, sólo que en los evangelios
oficiales no se decía que ella había sido la
compañera, incluso la compañera sentimental de
Jesús. En los evangelios gnósticos eso está
clarísimo. Ahora se dice claramente que ella era su
compañera, que él la había iniciado en los
misterios. Aparecen las luchas entre los apóstoles. Pedro
dice, ¿por qué tenía que enseñarle a
ella cosas que a nosotros no nos enseñaba? y ahí
otro de los apóstoles dice: "bueno Pedro, si él lo
ha querido así, si él la ha escogido a ella tenemos
que aceptarlo". O sea que en los evangelios gnósticos
aparece claramente que Jesús hubiese querido que fueran
estas mujeres lideradas por Maria Magdalena las encargadas de
llevar su mensaje junto con los hombres. La demostración
definitiva es que Jesús para demostrar que ha resucitado
-que es el dogma más importante del cristianismo- se
aparece a ella y no se aparece a Pedro. Es una prueba tan enorme,
pensemos que si es verdad que Pedro era el cabeza de la iglesia,
el que había escogido Jesús para ser el fundador de
la iglesia, ¿por qué no se le aparece a
él?
¿En cuál de los evangelios
apócrifos dice esto?
Esta en el de María Magdalena, está en el
de Felipe.
¿Porque le llama "la
Magdalena"?
En los evangelios canónicos aparece que son
varias las mujeres que acompañan a Jesús en su
misión
apostólica y que incluso ayudan económicamente al
grupo de los apóstoles, porque ellos no trabajaban y
tenían que comer, que vestir. De estas mujeres que
acompañaban y ayudaban, la más importante que
aparece desde un primer momento se llamaba Maria de Magdala y es
a la única mujer de la que se dice de donde
provenía.
¿Qué se sabe de Magdala?
Magdala era una ciudad industrializada donde se empezaba
a comercializar el pescado seco y tenía mucha influencia
griega.
Pertenecía a la parte de Galilea. En Palestina
había dos partes, la de Galilea, que era la más
abierta porque tenía influencias griegas, había
más movimiento de
gente que pasaba de otros lugares. Luego estaba la región
de Judea que era mucho más cerrada, que era la parte del
templo, de Jerusalén, de los sacerdotes, de los escribas,
de la ley, era la parte
conservadora donde la mujer no podía salir de casa, era
prácticamente un instrumento del hombre, no podía
estudiar, no podía leer la Biblia. Las mujeres de Galilea
eran más abiertas. María pertenecía a
Galilea y a esta ciudad de Magdala y los evangelios han querido
que quedase claro de donde era, dándole un protagonismo
que normalmente no se daba a las mujeres. Pensemos que las
mujeres en el tiempo de
Jesús no podían ser ni testigos creíbles en
un juicio, no tenían credibilidad ninguna.
¿Cómo era María Magdalena de
acuerdo a los textos apócrifos?
Todo hace creer, apoyándonos en los evangelios
gnósticos, que esta mujer era una mujer iluminada, una
mujer culta, una mujer que conocía la filosofía
gnóstica y que por eso ella pudo entablar un
diálogo de tu a tu con Jesús. Cosa que Jesús
no podía hacer con los apóstoles porque eran gente
maravillosa, buenísima, de gran corazón, pero eran
casi analfabetos, pescadores de aquellas aldeas de Galilea.
Jesús tenía que hablarles por parábolas. Con
María Magdalena parece que desde el primer momento hubo un
diálogo -lo que aparece muy claro en los evangelios
gnósticos- y por eso acabó siendo su gran
confidente, incluso su compañera sentimental, y de
ahí que cuando él muere a quien se aparece es a
ella. El otro día hablaba con José Saramago, que
está leyendo el libro, y me
decía, "Juan, pero es que es evidente, si yo tuviera que
morirme ahora y me diesen la posibilidad de aparecerme a quien yo
quiero, ¿a quién me iba a aparecer? A la persona
que más he amado en esta Tierra".
Teorías recientes acerca de María
Magdalena
Algunos
autores recientes han puesto en circulación una hipótesis según la cual María
Magdalena habría sido la esposa, o la compañera
sentimental, de Jesús de Nazareth, además de la
depositaria de una tradición cristiana de signo feminista
que habría sido cuidadosamente ocultada por la Iglesia
Católica. Estas ideas fueron desarrolladas primero en
algunos libros de
historia, como El enigma sagrado ("The Holy Blood and the Holy
Grail", 1982), de Michael Baigent, Richard Leigh, Henry Lincoln;
y La revelación de los templarios ("The Templar
Revelation", 1997), de Lynn Picknett y Clive Princey. En estos
libros se mencionaba además una hipotética
dinastía fruto de la unión entre Jesús de
Nazaret y María Magdalena. Posteriormente estas ideas han
sido aprovechadas por varios autores como Peter Berling (Los
hijos del Grial) y Dan Brown (El código Da
Vinci, 2003), entre muchos otros; indicando a la
Dinastía Merovingia, como la hipotética
dinastía.
Los partidarios de esta idea, se apoyan en tres
argumentos:
1. En varios textos gnósticos, como el evangelio
de Felipe, se muestra que Jesús tenía con
María Magdalena una relación de mayor
cercanía que con el resto de sus discípulos,
incluidos los apóstoles. En concreto, el
evangelio de Felipe habla de María Magdalena como
"compañera" de Jesús. No obstante, esta interpretación no tiene en cuenta que, de
acuerdo con el carácter simbólico de estos textos,
lo más probable es que en ellos María Magdalena sea
una representación de los gnósticos como verdaderos
depositarios de las enseñanzas secretas de Jesús,
en tanto que los apóstoles simbolizan seguramente a la
Iglesia oficial que, según el punto de vista
gnóstico, no comprendió sus enseñanzas y las
desfiguró.
2. En los evangelios canónicos, María
Magdalena es, excluida la madre de Jesús, la mujer que
más veces aparece, y es presentada además como
seguidora cercana de Jesús. Su presencia en los momentos
cruciales de la muerte y
resurrección de Jesús puede sugerir que estaba
ligada a él por lazos conyugales.
3. Otro argumento que esgrimen los defensores de la
teoría del matrimonio entre
Jesús y María Magdalena es que en la Palestina de
la época era raro que un varón judío de la
edad de Jesús (unos treinta años) permaneciese
soltero, especialmente si se dedicaba a enseñar como
rabino, ya que eso hubiese ido en contra del mandamiento divino
"Creced y multiplicaos". No obstante, el judaísmo que
profesó Jesús era muy distinto del actual, y el
papel del rabino no estaba todavía bien definido.
Sólo después de la destrucción del Segundo
Templo, en 70, el papel del rabino quedó establecido con
claridad en las comunidades judías. Antes de Jesús,
está atestiguada la existencia de maestros religiosos
solteros, por ejemplo en los círculos esenios.
También Juan el Bautista fue soltero, según todos
los indicios. Más adelante, algunos primeros cristianos,
como Pablo de Tarso, serían también predicadores
célibes.
María Magdalena: la supuesta esposa de
Jesús
La relación de Jesús con María
Magdalena ha llegado a ser un tópico común cuando
se discute si Jesús no fue casado. Algunos de los escritos
gnósticos han sido usados para apoyar la afirmación
de que María fue la esposa de Cristo. Además,
algunos han afirmado que Jesús tenía la
intención de que ella encabezara su Iglesia. La evidencia
para estas afirmaciones supuestamente reside en unos cuantos
pasajes de los escritos gnósticos que muestran una
proximidad entre Jesús y María y describen algo de
hostilidad hacia ella por parte de San Pedro y San Andrés.
Pero estos pasajes, de hecho, no afirman si María y
Jesús estuvieron casados o si él tenía la
intención de que ella encabezara su Iglesia.
En el Nuevo Testamento, María Magdalena es una
prominente discípula de Cristo. Ella es una de las mujeres
descritas que acompañaron a Jesús en su
misión terrenal después que él expulsara
siete demonios de ella (Mc 16:9, Lc 8:1-3). Por muchos siglos se
pensó que ella era la mujer no identificada que
lavó los pies de Jesús con sus lágrimas y
los secó con sus cabellos (Lc 7:36-50). Aunque esta
asociación no se hace más, nunca fue un intento
para disminuir el recuerdo de María, puesto que el
arrepentimiento es el primer paso para cualquier discípulo
de Jesús, quien comenzó su ministerio proclamando,
"El Reino de Dios está cerca. Arrepiéntase, y crean
en el evangelio" (Mc 1:15).
Todos los cuatros evangelios mencionan a María
Magdalena como la que estuvo en el Calvario cuando Jesús
fue crucificado y la que estuvo presente en su tumba para ser una
de los primeros en escuchar sobre su Resurrección. En el
Evangelio de San Juan, ella es mostrada como la primera
persona en encontrar al Señor Resucitado.
María Magdalena,
¿pecadora?
¿A qué se dedicaba
María Magdalena antes de su encuentro con Jesús, es
decir, antes de su conversión y de decidirse a seguir los
mandamientos del Maestro?
Para muchos cristianos, la pregunta es muy sencilla y
tiene una respuesta casi obvia: María Magdalena era
pecadora pública, prostituta. La tradición
cristiana, y una abundante iconografía, corroboran esa
respuesta.
Sin embargo, si queremos apoyar esa afirmación en
las Escrituras, nos llevaremos una sorpresa. En ningún
lugar del evangelio dice que Magdalena fuera prostituta; ni
siquiera que fuera pecadora… Entonces, ¿de dónde
procede esa tradición, que todos conocemos?
Para comenzar a responder a este interrogante, debemos
referirnos a tres personajes bíblicos, que algunos
identifican en una sola persona: María Magdalena,
María la hermana de Lázaro y Marta, y la pecadora
anónima que unge los pies de Jesús.
Tres personajes para una historia:
María Magdalena, así, con su nombre
completo, aparece en varias escenas evangélicas. Ocupa el
primer lugar entre las mujeres que acompañan a
Jesús; está presente durante la Pasión y al
pie de la cruz con la Madre de Jesús; observa cómo
sepultan al Señor; llega antes que Pedro y que Juan al
sepulcro, en la mañana de la Pascua; es la primera a quien
se aparece Jesús resucitado, aunque no lo reconoce y lo
confunde con el hortelano; es enviada a ser apóstol de los
apóstoles. Tanto Marcos como Lucas nos informan que
Jesús había expulsado de ella «siete
demonios».
María de Betania es la hermana de Marta y de
Lázaro; aparece en el episodio de la resurrección
de su hermano; derrama perfume sobre el Señor y le seca
los pies con sus cabellos; escucha al Señor sentada a sus
pies y se lleva «la mejor parte» mientras su hermana
trabaja.
Finalmente, hay un tercer personaje, la pecadora
anónima que unge los pies de Jesús en casa de
Simón el Fariseo.
No era difícil, leyendo todos estos fragmentos,
establecer una relación entre la unción de la
pecadora y la de María de Betania, es decir, suponer que
se trata de una misma unción (aunque las circunstancias
difieren), y por lo tanto de una misma persona.
Por otra parte, los «siete demonios» de
Magdalena podían significar un grave pecado del que
Jesús la habría liberado. No hay que olvidar que
Lucas presenta a María Magdalena a renglón seguido
del relato de la pecadora arrepentida y perdonada.
San Juan, al presentar a los tres hermanos de Betania
(Marta, María y Lázaro), dice que
«María era la que ungió al Señor con
perfumes y le secó los pies con sus cabellos». El
lector atento piensa: "Conozco a este personaje: es la pecadora
de Lucas 7". Además, en el mismo evangelio de Lucas,
inmediatamente después del episodio de la unción,
se nos presenta a María Magdalena, de la que habían
salido «siete demonios». El lector ratifica su
impresión: "María Magdalena es la pecadora que
ungió a Jesús". Y por último, en el mismo
evangelio de San Lucas, pocos capítulos después,
María, hermana de Marta, aparece escuchando al
Señor sentada a sus pies. El lector concluye:
"María Magdalena y esta María son una misma
persona, la pecadora penitente y perdonada, que Juan
también menciona por su nombre aclarándonos que
vivía en Betania".
Pero esta conclusión no es necesaria porque: no
hay por qué relacionar a Juan con Lucas; los relatos
difieren en varios detalles. Así, por ejemplo, la
unción, según Lucas, tiene lugar en casa de
Simón el Fariseo; su relato hace explícita
referencia a los pecados de la mujer que unge a Jesús.
Pero Mateo, Marcos y Juan, por su parte, hablan de la
unción en Betania en casa de un tal Simón (Juan no
aclara el nombre del dueño de casa, sólo
señala que Marta servía y que Lázaro estaba
presente), y mencionan el gesto hipócrita de Judas en
relación con el precio del
perfume, sin sugerir que la mujer fuese una pecadora. Sólo
Juan nos ofrece el nombre de la mujer, que los demás no
mencionan. Los «siete demonios» no significan un gran
número de pecados, sino -como lo aclara allí mismo
Lucas- «espíritus malignos y enfermedades»;
este significado es más conforme con el uso habitual en
los evangelios.
Los argumentos a favor de la identificación de
los tres personajes, como vemos, son débiles. Sin embargo,
tal identificación cuenta a su favor con una larga
tradición, como se ha mencionado. Hay que decir
también que los argumentos a favor de la distinción
entre las tres mujeres tampoco son totalmente concluyentes. Es
decir que ambas teorías
cuentan con razones a favor y en contra, y de hecho, a lo largo
de la historia, ambas interpretaciones han sido sostenidas por
los exégetas: así, por ejemplo, los latinos
estuvieron siempre más de acuerdo en identificar a las
tres mujeres, y los griegos en distinguirlas.
A pesar de que ambas posturas cuentan con argumentos,
hoy en día la Iglesia Católica se ha inclinado
claramente por la distinción entre las tres mujeres.
Concretamente, en los textos litúrgicos, ya no se hace
ninguna referencia -como sí ocurría antes del
Concilio- a los pecados de María Magdalena o a su
condición de "penitente", ni a las demás
características que le provendrían de ser
también María de Betania, hermana de Lázaro
y de Marta. En efecto, la Iglesia ha considerado oportuno
atenerse sólo a los datos seguros que
ofrece el evangelio.
Por ello, actualmente se considera que la
identificación entre Magdalena, la pecadora y María
es más bien una confusión "sin ningún
fundamento", como dice la nota al pie en Lc 7, 37 de "El Libro
del Pueblo de Dios". No hay dudas de que la Iglesia, a
través de su Liturgia, ha optado por la distinción
entre la Magdalena, María de Betania y la pecadora, de
modo que hoy podemos asegurar que María Magdalena, por lo
que nos cuenta la Escritura y
por lo que nos afirma la Liturgia, no fue "pecadora
pública", "adúltera" ni "prostituta", sino
sólo seguidora de Cristo, de cuyo amor ardiente fue
contagiada, para anunciar el gozo pascual a los mismos
Apóstoles.
Los textos bíblicos que se proclaman en su
Memoria (que
se celebra el 22 de julio) hablan de la búsqueda del
«amado de mi alma» o
de la muerte y resurrección de Jesús como misterio
de amor que nos apremia a vivir para «Aquel que
murió y resucitó» por nosotros. El evangelio
que se proclama en la Misa es Jn 20, 1-2.11-18, es decir, el
relato pascual en que Magdalena aparece como primera testigo de
la Resurrección de Jesús, lo proclama «
¡Maestro!» y va a anunciar a todos que ha visto al
Señor. Como se ve, ninguna alusión a sus pecados ni
a su supuesta identificación con María de Betania.
Sólo pervive de esta supuesta identificación el
hecho de que la Memoria
litúrgica de Santa Marta se celebra justamente en la
Octava de Santa Magdalena, es decir, una semana después,
el 29 de julio. Santa María de Betania aun no tiene fiesta
propia en el Calendario Litúrgico oficial.
Los textos eucológicos de la Misa de la Memoria
de Santa María Magdalena nos dicen, por su parte, que a
ella el Hijo de Dios le «confió, antes que a
nadie… la misión de anunciar a los suyos la
alegría pascual» (Oración Colecta). Magdalena
es aquella «cuya ofrenda de amor aceptó con tanta
misericordia tu Hijo Jesucristo» (Oración sobre las
Ofrendas) y es
modelo de
«aquel amor que [la] impulsó a entregarse por
siempre a Cristo» (Oración
Postcomunión).
En la Liturgia de las Horas ocurre otro tanto, ya que
los nuevos himnos compuestos después de la reforma
litúrgica hacen hincapié en los mismos aspectos:
María Magdalena como testigo privilegiado de la
Resurrección, primera en anunciar a Cristo resucitado, y
fiel e intrépida seguidora de su Maestro. Algo similar se
verifica en los demás elementos del Oficio Divino, en los
que -nuevamente- no hay alusión ninguna a los supuestos
pecados de la Magdalena ni a su condición de hermana de
Marta y Lázaro.
Como claro contraste, cabe señalar que en la
liturgia previa al Concilio, la Memoria del 22 de julio se
llamaba «Santa María Magdalena, penitente», y
abundaban las referencias a su pecado perdonado por Jesús
y a su condición de hermana de Lázaro. El evangelio
que se proclamaba era justamente Lc 7, 36-50, es decir, la
unción de Jesús a cargo de «una mujer
pecadora que había en la ciudad»: "in civitate
peccatrix".
Finalmente, mencionemos que el culto a Santa
María Magdalena es muy antiguo, ya que la Iglesia siempre
veneró de modo especial a los personajes
evangélicos más cercanos a Jesús. La fecha
del 22 de julio como su fiesta ya existía antes del siglo
X en Oriente, pero en Occidente su culto no se difundió
hasta el siglo XII, reuniendo en una sola persona a las tres
mujeres que los Orientales consideraban distintas y veneraban en
diversas fechas. A partir de la Contrarreforma, el culto a
María Magdalena, "pecadora perdonada", adquiere aun
más fuerza.
La leyenda oriental señala que después de
la Ascensión habría vivido en Éfeso, con
María y San Juan; allí habría muerto y sus
reliquias habrían sido trasladadas a Constantinopla a
fines del siglo IX y depositadas en el monasterio de San
Lázaro.
Otra tradición -que prevalece en Occidente-
cuenta que los tres "hermanos" (Marta, María "Magdalena" y
Lázaro) viajaron a Marsella (en un barco sin velas y sin
timón). Allí, en la Provenza, los tres convirtieron
a una multitud; luego Magdalena se retiró por treinta
años a una gruta (del "Santo Bálsamo") a hacer
penitencia. Magdalena muere en Aix-en-Provence, adonde los
ángeles la habían llevado para su última
comunión, que le da San Máximo. Diversos avatares
sufren sus reliquias y su sepulcro a lo largo de los
siglos.
Estas leyendas,
naturalmente, no tienen ningún fundamento histórico
y, como otras tantas, fueron forjadas en la Edad Media
para explicar y autentificar la presencia, en una iglesia del
lugar, de las supuestas reliquias de Magdalena, meta de
innumerables peregrinajes.
Finalmente, cabe consignar que el apelativo "Magdalena" significa
"de Magdala", ciudad que ha sido identificada con la actual
Taricheai, al norte de Tiberíades, junto al lago de
Galilea.
Falsa
prostituta
Se dice que Jesús tuvo una seguidora que lo
amó tanto como para tener el valor de asistir a su
crucifixión, una seguidora a la que él amo tanto
que le eligió como la primera persona en saber de su
resurrección. Este personaje ha llegado hasta nosotros con
una profesión y un nombre polémicos: María
Magdalena, la prostituta. Pero en los evangelios Canónicos
nunca se la presenta como tal, a lo sumo se la relaciona como una
pecadora arrepentida. La vinculación de María
Magdalena con una prostituta se debe a una interpretación
bastante tardía, realizada por lo menos en el siglo IV, si
no más tarde, que basa en una lectura
discutible del célebre pasaje del Evangelio según
San Lucas en el que aparece una pecadora que lava los pies del
Señor y los enjuaga con sus cabellos. El lavado de pies
era un servicio que
se hacía para mostrar acogida y hospitalidad o simplemente
por deferencia. Normalmente lo realizaba un esclavo no
judío o una mujer, pero no una prostituta. Una
interpretación literal del personaje de la Magdalena y de
su profesión no solo resulta errónea y desecadora,
sino que también puede inducirnos a error o impedirnos
descubrir qué se oculta detrás de uno de los temas
más ricos y bellos del cristianismo. Recordemos que para
la Iglesia oriental santa María Magdalena, lejos de ser
una pecadora pública, es una virgen que en los
últimos años llevo vida
eremítica.
Que María Magdalena haya sido precisamente la
primera persona en entrar en contacto con Cristo resucitado le
adjudica el más primordial de los papeles en la
filiación esotérica del cristianismo. Se la ha
llegado a llamar "la evangelista de la resurrección". Sin
duda por eso mismo es normal que se la relacione con Juan, el
discípulo amado, y no goce de las simpatías de
Pedro, que es quien simboliza de algún modo la iglesia de
piedra, la iglesia exterior, mientras que Juan simboliza la
iglesia del amor, la iglesia interior.
En el evangelio de María Magdalena, tras escuchar
el relato de una visión en la que María Magdalena
recibe precisas enseñanzas del Salvador respecto al alma,
el mismo Pedro se extraña y dice: "Ha hablado el maestro
con una mujer sin que lo sepamos, y no manifiestamente, de cosas
que ignoramos, de modo que todos debamos volvernos y escuchar a
esta mujer. ¿Acaso la ha preferido a nosotros?"
Si la Magdalena representa al alma, es lógico que
las palabras redentoras de Cristo se dirijan a ella y no a los
hombres de "carne y de sangre", como
dirían los judíos, o de "carne y huesos", como
suelen decir los "cristianos". En este evangelio no se trata de
palabras corrientes; como ocurría en el Evangelio
según Tomás, que contenía "las palabras
secretas que Jesús había dicho", nos encontramos
con palabras que ni los mismos apóstoles conocían:
"Estos pensamientos difieren de lo que conocemos." Se trata de
palabras redentoras dirigidas al Nous, que algunos traducen por
mente, pero que se refiere más bien a la chispa divina que
mora en el interior de todo ser humano.
Los evangelios hablan de tres marías y en
diversos pasajes nos encontramos con una que bien podría
ser María Magdalena. En uno de los evangelios
gnósticos más polémicos, el llamado
Evangelio según Felipe, leemos:
"Había tres Mariam, quienes caminaban con el
maestro todo el tiempo: su madre, (su) hermana y la Magdalena,
que es llamada su pareja."
El primer versículo de procedencia
canónica en el que alude a la Magdalena lo encontramos
justo después de la crucifixión (Mateo XXVII-56) y
antes de la resurrección de Jesús. Allí es
llamada explícitamente María Magdalena. Más
adelante distinguiendo entre María Magdalena y
María la madre de Santiago, se vuelva a decir "estaban
allí María Magdalena y la otra María,
sentadas frente al sepulcro". En el evangelio según San
Marcos (XV-57) el texto es ligeramente distinto: "María
Magdalena y María la de José miraban dónde
se le ponía". Y más adelante (XVI-I): "Pasado el
sábado, María Magdalena y María la de
Santiago y Salomé compraron aromas para ir a
ungirle".
Pero el pasaje evangélico que quizá
más datos aporta sobre el personaje está en Marcos
XVI-9 que dice:
"Resucitado Jesús a la mañana del primer
día de la semana, se apareció primero a
María Magdalena, de quien había echado siete
demonios. Ella fue quien lo anuncio a los que habían
vivido con él, que estaban sumidos en la tristeza yel
llanto, pero oyendo que vivía y que había sido
visto por ella, no la creyeron."
De una primera lectura de estas palabras se pueden
deducir varias cosas:
1-María Magdalena fue la primera persona a la que
se apareció Jesús resucitado. Esto le otorga ya una
superioridad sobre los demás discípulos,
superioridad que los apóstoles, en especial Pedro, no
parecen haberle reconocido.
2-A María Magdalena le había "echado", o
sea quitado, siete demonios. Esto nos permite identificarla con
la mujer que aparece en Lucas VIII-2, que era una pecadora, pero
de la que no se dice en ningún momento que fuera
prostituta.
3-María Magdalena anuncio a Jesús
resucitado, pero sus propios discípulos no la creyeron, a
pesar de que, como se puede leer en Juan XX-9, estaba dicho en la
escritura que "era preciso que el resucitase de entre los
muertos". Esta actitud se
encuentra aún en muchos cristianos que, por decirlo de
algún modo, se han quedado en la cruz pero no han ido
más adelante. Como escribía Louis Cattiaux en su
libro El mensaje reencontrado, "la fe del creyente es borrar la
desolación de la muerte a fuerza de tener esperanza en la
resurrección y en la alegría de una nueva vida", y
más adelante: "Muchos creyeron hacer bien yendo en busca
de la muerte de Jesús, pero ninguno le siguió en la
resurrección, que es la única que justifica la
pasión del bello señor y confirma nuestra
liberación venidera".Volviendo al tema en cuestión,
si en vez de ser María Magdalena la primera persona en
contemplar a Jesús resucitado hubiera sido un hombre (un
apóstol, como sería lo lógico), ¿le
habrían creído?
María Magdalena: ¿Autora del
Cuarto Evangelio?
Ramón K. Jusino ha propuesto la teoría de
que María Magdalena pudo ser el "discípulo a quien
amaba Jesús" que se presenta como autor del evangelio de
Juan (Juan 21:20-24) y que es tradicionalmente identificado con
el apóstol Juan. Jusino se basa en el hecho de que en
varios textos apócrifos, se dice que hubo una
relación de especial cercanía entre Jesús y
María Magdalena.
Según Jusino, que se basa para su teoría
en un libro del prestigioso erudito bíblico Raymond E.
Brown; el evangelio recogería la tradición de una
comunidad, que
Brown denominó Joánica, que se remontaría al
testimonio de María Magdalena como testigo ocular de
Jesús. Esta teoría no cuenta con la
aceptación de la mayor parte de los historiadores e
investigadores bíblicos.
Así mismo Jusino, sostiene el argumento en favor
de la atribución de la autoría del Cuarto Evangelio
(El Evangelio según San Juan) en el Nuevo Testamento a
María Magdalena. Hasta donde se conoce — ninguna obra
anteriormente publicada ha hecho una discusión en apoyo de
esta hipótesis. La
mayoría de los eruditos bíblicos afirman hoy que el
autor del Cuarto Evangelio fue un seguidor anónimo de
Jesús referido dentro del texto del Evangelio como el
Discípulo Amado. Se postula aquí que, en una
tradición anterior de la comunidad del Cuarto Evangelio,
el Discípulo Amado, ahora "anónimo," era conocido
como María Magdalena. Se postula más a fondo que
María Magdalena era la fundadora y heroína
verdadera (es decir, María Magdalena era una de las
fundadoras originales de la iglesia Cristiana).
María Magdalena permanece, hasta el día de
hoy, como una de las figuras más elusivas y misteriosas.
No es nueva la especulación del rol que jugó en el
desarrollo del
inicio del Cristianismo; ha sido tema de muchas teorías y
mitos a
través de la historia eclesiástica. Esta
especulación ha sido el resultado del silencio
ensordecedor dentro de las propias Escrituras; esta mujer aparece
citada en los Cuatro Evangelios como la que presenció la
Crucifixión de Jesús y la tumba vacía en la
mañana de la Resurrección. ¿Por qué
no sabemos nada más acerca de ella? ¿Qué
contribuciones aportó al desenvolvimiento de la iglesia en
sus inicios que no conocemos?
Reproduciremos en su totalidad la tesis de Ramón K.
Jusino, para su mejor entendimiento:
SU
TESIS
Comenzamos presuponiendo la posición bien
fundamentada: Las muchas contribuciones positivas hechas por las
mujeres al desarrollo de los inicios de la iglesia se han
reducido al mínimo a través de la historia. Claudia
Setzer nos ha recordado recientemente que las mujeres,
especialmente María Magdalena, eran testigos esenciales al
Cristo Resucitado. Setzer afirma que el papel prominente de las
discípulas femeninas fue una pieza fuertemente enraizada
de la tradición que se convirtió rápidamente
en una vergüenza a los líderes masculinos de la
iglesia institucional emergente. Muchos eruditos prominentes han
discutido, absolutamente convincentemente, que había un
esfuerzo concertado de parte de la dirección masculina de la iglesia antigua
para suprimir el conocimiento de cualquier contribución
importante hecha por las discípulas femeninas. Se afirma
aquí que mucha de la herencia de
María Magdalena bajó victima a esta
supresión.
Este artículo postula la teoría que el
Cuarto Evangelio, creído una vez por la mayoría de
los eruditos como originado por Juan de Zebedeo, fue originado
realmente por María Magdalena. Se postula más a
fondo que ella era "el Discípulo Amado" del Cuarto
Evangelio y, por lo tanto, la fundadora y líder
de lo que ha venido ser conocida como la Comunidad
Joánica.
La investigación de Raymond E. Brown (1979) se
utiliza como la base primaria para este artículo. La
investigación de Brown sobre la Comunidad Joánica
es claramente segundo-a-ninguna. La mayoría de los
teólogos los reconocen fácilmente hoy como el
primer erudito Católico de la Biblia en los Estados Unidos.
Este artículo no disputa cualesquiera de las aserciones
esenciales de Brown en este tema. Aquí yo utilizo mucha de
la investigación de Brown para verificar mi
hipótesis. Se procura identificar al autor del Cuarto
Evangelio donde no lo hace Brown. Anteriormente, Brown
discutió que el Cuarto Evangelio fue sido originado por
Juan de Zebedeo (1966: xcviii). Sin embargo, Brown cambió
su opinión sobre esto porque él encontró que
había poca evidencia para creer en la profesión de
autor de Juan (1979: 33).
María Magdalena es postulada como la autora del
Cuarto Evangelio en el sentido que la antigüedad
definió la profesión de autor (Brown 1990:
1051-1052). El autor es la persona de quién las ideas en
el libro originan, no necesariamente la persona que fija la pluma
al papiro (Brown 1966: lxxxvii). Según Brown, el Cuarto
Evangelio fue originado por un seguidor anónimo de
Jesús identificado adentro del texto del Evangelio como el
Discípulo Amado. Este Discípulo Amado
conoció a Jesús personalmente y estaba en el grupo
original de la Comunidad Joánica (Brown 1979: 31). El
Cuarto Evangelio fue basado en la cuenta del testimonio ocular de
este Discípulo (Juan 21:24). Brown identifica varias fases
en el desarrollo del Cuarto Evangelio: 1) la primera
versión ante-canónico originado por el
Discípulo Amado; 2) la obra ante-canónico produjo
por "la evangelista," o el escritor principal; y, 3) la
versión final escrita por un redactor después de la
muerte del Discípulo Amado (1979:22-23).
Afirmo que la contribución de María
Magdalena a la escritura del Cuarto Evangelio ocurrió
dentro de la primera fase del desarrollo identificado por Brown
— es decir, la versión inicial ante-canónico. El
Evangelio pasó por varias fases de modificación. El
resultado final de estas modificaciones fue la supresión
eventual de su papel como autora de este Evangelio y como
líder de su comunidad.
EL DISCÍPULO AMADO DEL CUARTO
EVANGELIO
Antes de que vayamos más lejos, hechemos
un vistazo a lo que dice realmente el Cuarto Evangelio sobre este
Discípulo Amado. En el Evangelio de Juan hay siete
segmentos que refieren al fundador anónimo Amado de la
comunidad Joánica. Estos segmentos son los
siguentes:
- (1:35-40) Este segmento refiere a
"otro discípulo" quién oyó a San Juan
Bautista y siguió a Jesús junto con
Andrés, hermano de Simón Pedro. Aunque este
segmento no refiere específicamente al discípulo
como siendo amado por Jesús, Brown discute que este
segmento hace una referencia al Discípulo Amado.
Él dice que el discípulo no está referido
como el Amado simplemente porque él no era
todavía un discípulo de Jesús a este punto
en la historia (Brown 1979: 33). - (13:23-26) Este segmento refiere
claramente al discípulo anónimo como "el
discípulo a quien Jesús quería mucho." El
discípulo está sentado al lado de Jesús
durante la Ultima Cena. Pedro le cabecea al discípulo
para que le preguntara a Jesús por la identidad de su
traidor. El discípulo le pregunta a Jesús, y
Jesús le dice que su traidor, por supuesto, será
Judas Iscariote. - (18:15-16) Después de la
detención de Jesús, el otro discípulo se
permita entrar al patio del sumo sacerdote con él.
Pedro, sin embargo, no fue permitido adentro al principio.
Permitieron entrar a Pedro solamente después que el otro
discípulo, que era sabido al sumo sacerdote, le hablo al
portero. El otro discípulo no se refiere
explícitamente como el Discípulo Amado. Sin
embargo, Brown afirma que este segmento refiere al mismo
discípulo que Jesús quería mucho (1979:
82). - (19:25-27) El Discípulo Amado
está al pie de la Cruz junto con la madre de
Jesús, y otras mujeres incluyendo María
Magdalena. Jesús le dice al Discípulo Amado que
se toma cargo de su madre. El discípulo, se dice, tomo a
la madre de Jesús a su hogar. - (20:1-11) Pedro y el
discípulo que Jesús quería mucho corren a
la Tumba Vacía después de ser dicho por
María Magdalena que el cuerpo del Señor
faltaba. - (21:7) En este segmento, varios de
los discípulos están pescando después de
la Resurrección de Cristo. El Discípulo Amado es
el primero que se fija que el hombre
que les hablaba era Jesús. El Discípulo le dice a
Pedro, "¡Es el Señor!" - (21:20-24) La muerte del
Discípulo Amado se trata en una conversación
entre Pedro y el Cristo Resucitado. El segmento también
afirma que el Evangelio fue originado por el Discípulo
Amado y basado en su testimonio como testigo ocular. El
capítulo 21 fue escrito obviamente por un redactor
después de la muerte del Discípulo
Amado.
Usted puede observar a este punto que en los segmentos
ya citados del Evangelio de Juan, el Discípulo Amado es
claramente masculino. También, en 19:25-27 y 20:1-11 el
Discípulo Amado y María Magdalena aparecen en las
mismas escenas simultáneamente. ¿Cómo puedo
alegar que María Magdalena es "el Discípulo Amado"
bajo esta luz? La respuesta
será tratada detalladamente. Pero para ahora: El
razón que esta Discípula Amada fue convertido en un
hombre en el texto es porque esta Discípula era claramente
la fundadora y héroe de la comunidad que produjo este
Evangelio. En un cierto punto después de la muerte de
Jesús, los líderes masculinos emergentes de esa
Comunidad simplemente se desconcertaron sobre tener una fundadora
femenina. (Recuérdese, estamos haciendo referencia a las
actitudes
masculinos sobre las mujeres hace 2,000 años.) Para
amalgamizar su comunidad con la mayoría de la sociedad,
suprimieron algunas de las prácticas más radicales
que Jesús les enseñó con su ejemplo — tal
como tratar cada uno con dignidad, igualdad, y
respeto,
incluyendo el enfermo, los pobres, los oprimidos, el paria, y las
mujeres. Jesús, al parecer, no se opuso a los hombres y
las mujeres que compartían poder y posiciones de
dirección. Algunos de sus sucesores, sin embargo, no eran
bastante valerosos para ser tan radicales. Así pues, en el
caso del Evangelio de Juan, la Discípula Amada femenino
tuvo que hacer masculino. Elaboraré acerca de cómo
creo que sucedió esto.
Un hecho está muy claro: Por
alguna razón, el escritor del Evangelio de Juan
deseó guardar la identidad del Discípulo Amado a
secreto. Este Discípulo era obviamente una figura
extremadamente importante en la historia de su comunidad.
¿Por qué, entonces, está el nombre de este
discípulo encubierto? ¿Era la meta para proteger
este discípulo de la persecución? Apenas — el
discípulo estaba claramente difuntos cuando la edición
final del Evangelio de Juan fue elaborado (21:20-24). ¿Es
posible que al escritor de la edición final se le olvidara
el nombre de su fundador Amado? No es muy probable. Esto es, por
cierto, un misterio interesante.
LA
EVIDENCIA EXTERNA
Hoy, la mayoría de los eruditos bíblicos,
Católicos y Protestantes, afirman que San Juan de Zebedeo
no escribió el Cuarto Evangelio. Atribuyen la
profesión de autor al Discípulo Amado
"anónimo." Así pues, si la evidencia que
señala a Juan como el autor de este Evangelio es tan
débil — ¿cómo, entonces, es que este libro
se conoce universalmente como el Evangelio de Juan?
El Cuarto Evangelio fue validado inicialmente por cristianos
"heterodoxos" más bien que "ortodoxos" (Brown 1979: 147).
El comentario más antiguo sabido sobre el Cuarto Evangelio
es el del gnóstico Heracleón (d. 180). Los
Gnósticos Valentinios se apropiaron el Cuarto Evangelio
tanto que Ireneo de Lyon (d. 202) tuvo que refutar su
exégesis de él. Brown observa la conexión
entre el Cuarto Evangelio y los primeros Gnósticos
Cristianos cuando él escribe que hay "abundante evidencia
de la familiaridad con las ideas Joánica en…la Biblioteca
Gnóstica de Nag Hammadi" (1979: 147). En contraste con
esto, Brown precisa que el uso claro del Cuarto Evangelio en la
iglesia antigua por Cristianos "ortodoxas" es difícil de
probar (1979: 148). Esto se parecería sugerir que el
contenido del Cuarto Evangelio, en una época, no era
atractivo a los Cristianos "ortodoxos" pero muy atractivo a los
Cristianos Gnósticos por algun razón. De hecho, el
uso "ortodoxo" incuestionable más antiguo del Cuarto
Evangelio fue por Teófilo de Antioquía, c. 180
A.D., en su Apología a Autolycus. Esta fuerte
conexión entre el Cuarto Evangelio y los cristianos
Gnósticos proporcionan ayuda significativa para mi
tesis.
Si usted no estás familiarizado con los Gnósticos,
sugiero que lo investigues. Fueron calificados como
heréticos por la iglesia emergente institucional muy
temprano en la historia eclesiástica. De
significación a este estudio está lo siguiente:
Muchos grupos
Gnósticos practicaron igualdad radical. Creyeron que Dios
actuaba y se comunicaba a través de tanto los hombres como
las mujeres. Tanto hombres como mujeres eran líderes y
profetas en sus comunidades. Muchos hombres, incluyendo
ésos en la iglesia, se sintieron amenazados por
ellos.
La popularidad del Cuarto Evangelio entre los
Gnósticos le hizo importante para la iglesia antigua a
perseguir la cuestión de su profesión de autor
apostólica (Perkins: 946). Era Ireneo que defendió
la apostolicidád del Cuarto Evangelio citando la
tradición que circulaba en Asia Menor que,
él afirmó, conectó a Juan de Zebedeo al
Cuarto Evangelio. El testimonio de Ireneo, sin embargo, es
evidencia muy tenue para establecer a Juan de Zebedeo como el
autor del Cuarto Evangelio. En primer lugar, resultó que
Ireneo confundió a Juan de Zebedeo con un
presbítero de Asia Menor que también se llamaba
Juan. En segundo lugar, Ireneo afirmó que él
consiguió su información sobre la profesión
de autor Joánica del Cuarto Evangelio de Polycarp (d.
156), obispo de Smyrna, cuando Ireneo era un niño
(Perkins: 946). ¡La tradición de la iglesia que
estableció a Juan como autor del Cuarto Evangelio fue
basado, sobre todo, en recuerdos de la niñez de Ireneo! Es
principalmente por esta razón, en ausencia de evidencia
además de esto, que la mayoría de los eruditos
bíblicos afirman hoy que Juan no era el autor del Cuarto
Evangelio.
La investigación de Brown revela que había
un cisma temprano en la historia de la comunidad Joánica.
Él postula que la comunidad se dividió en dos
debido a un desacuerdo cristológico interno. La
mayoría de la comunidad, a quienes Brown refiere como los
Secesionistas, defendieron la cristología alto de su
comunidad y se gravitaron al Docetismo, al Montanismo, y al
Gnosticismo (Brown 1979: 149). El resto de la comunidad, a
quienes Brown refiere como los Cristianos Apostólicos,
fueron amalgamizado en la iglesia institucional emergente. Los
Cristianos Apostólicos se validaron como creyentes
"ortodoxos" porque estaban dispuestos a modificar sus creencias
cristológicos para conformarse con las enseñanzas
de la jerarquía de la iglesia institucional emergente. Los
Secesionistas, la mayoría de la Comunidad Joánica,
fueron rápidamente nombrados como "heréticos" por
la iglesia porque no hicieron tales modificaciones. Este cisma
ocurrió antes de la redacción canónica final del Cuarto
Evangelio. La redacción final que tenemos hoy es la obra
de un editor que perteneció al grupo que se alineó
con la iglesia institucional. Ambos grupos, sin embargo, tomaron
sus versiones ante-canónicos del Cuarto Evangelio con
ellos después de la cisma y los declararon como suyos
propios (Brown 1979: 149).
Mi hipótesis incluye la aserción que, en
la época de la cisma, esta versión
ante-canónica del Cuarto Evangelio claramente
identificó a María Magdalena como "el
Discípulo Amado." Los Secesionistas, como Brown los llama,
preservaron la tradición de la Magdalena como la
Discípula Amada — la fundadora y héroe de su
comunidad. Los Secesionistas trajeron su tradición con
ellos a varios grupos Gnósticos. Esto explica la
identificación de María Magdalena como la
Discípula Amada en varios antiguos documentos
gnósticos de una recopilación de literatura conocida como la
Biblioteca de Nag Hammadi.
Los Cristianos Apostólicos, por otra parte, se
alinearon con la iglesia institucional. Los líderes de la
iglesia institucional ejercieron presión
sobre ellos para suprimir, entre otras cosas, su tradición
afirmando que una mujer era su fundadora y líder anterior.
El resultado final de esta supresión es el Cuarto
Evangelio como lo tenemos hoy.
El contorno siguiente hace una lista de los
acontecimientos que resulto en la difusión de la
versión ante-canónica del Cuarto Evangelio a ambos
cristianos "heterodoxos" y "ortodoxos." Se basa en el contorno de
Brown (1979: 166) sobre la historia de la Comunidad
Joánica:
PRIMERA ETAPA — (medio-50s a último
80s A.D.): María Magdalena conduce al grupo original
de la comunidad. Ella es estimada altamente como la testigo
primaria a la Resurrección de Cristo. Hasta los creyentes
que no pertenecen a esta comunidad en particular la reconocen
como tal. La conocen, muy temprano, como la compañera de
Jesús, y la discípula que Jesús
quería mucho. Una parte esencial de su proclamación
del evangelio es el hecho que María Magdalena era la
primera persona que comprendió la revelación del
Cristo Resucitado.
SEGUNDA ETAPA — (c. 80-90 A.D.): A este
punto, la comunidad tiene una versión de su Evangelio,
escrito u oral, que incluye la tradición que María
Magdalena era su fundador, héroe, y líder.
María Magdalena está probablemente difunta por este
tiempo. Hay un cisma en la comunidad que es más probable
el resultado de un conflicto
interno sobre su cristología alto. Dividen a la comunidad
en dos grupos que Brown llama los Secesionistas y los Cristianos
Apostólicos.
TERCERA ETAPA — (c. 90-100 A.D.): Los
Cristianos Apostólicos: Ya que la iglesia esta
creciendo en una institución más ordenada, este
grupo es temeroso del destierro y la persecución. Buscan
la amalgamación con los líderes de la iglesia
institucional emergente. La afirmación que una
discípula femenina de Jesús había sido la
primer líder de su comunidad y su héroe se hace
rápidamente en una vergüenza. Necesitan obscurecer
ese hecho si esperan ser validados por los líderes
masculinos de la iglesia ordenada creciente. Un redactor en esta
comunidad formula de otra manera su Evangelio para hacerlo
constante con este oscurecimiento. El resultado de esta
redacción es el Cuarto Evangelio canónico como lo
tenemos hoy.
Los Secesionistas: Son los más
grandes de los dos grupos. Se aferran a su tradición que
cite a María Magdalena como la Discípula Amada de
Jesús. Muchos miembros de esta comunidad llevan esta
tradición a varios grupos Gnósticos. Su
identificación de María Magdalena como la
discípula que Jesús quería mucho se refleja
en las escrituras Cristianas Gnósticos de Nag Hammadi —
e.g., el Evangelio de Felipe y el Evangelio de
María.
La evidencia que conecta la profesión de autor
del Cuarto Evangelio a María Magdalena se encuentra en las
escrituras Gnósticas de la Biblioteca de Nag Hammadi. De
interés
particular son el Evangelio de Felipe y el Evangelio de
María (refiriendo a la Magdalena).
La Biblioteca de Nag Hammadi fue descubierta en 1945 en la
vecindad de Nag Hammadi en Egipto. Mucho se ha escrito sobre
él desde su publicación en los medio-1970s. Esta
biblioteca consiste en manuscritos Cópticos del cuarto
siglo que son copias de manuscritos escritos originalmente en
griego. Estos manuscritos pertenecieron a los Cristianos
Gnósticos. La mayoría de los eruditos citan al
medio-segundo siglo como la fecha plausible más temprana
de la composición de estos documentos. Sin embargo,
algunos de los documentos son dichos por algunos como haber sido
escrito en los últimos años del primer siglo —
haciéndolos contemporáneos con los Evangelios del
Nuevo Testamento (Haskins: 34). No es posible exagerar la
importancia de este descubrimiento en 1945.
Miremos algunos extractos importantes de la Biblioteca
de Nag Hammadi. Este primer segmento viene a nosotros del
Evangelio de Felipe:
** Y la compañera del [Salvador es] María
Magdalena. [Pero Cristo quería] a ella más que
[todos] los discípulos [y] la besaba [a menudo] en su
[boca]. El resto de [los discípulos eran ofendido] por
él [y expresaron su desaprobación]. Les dijeron a
él, "¿Porqué usted quiere a ella más
que todos nosotros?" El Salvador les contesto y les dijo a ellos,
"¿Porqué no les quiero de la manera que quiero a
ella? Cuando un hombre ciego y uno quién ve están
ambos junto en oscuridad, no hay diferencia entre uno y el otro.
Cuando viene la luz, después él que ve verá
la luz, y el ciego permanezcara en la oscuridad" (NHC
II.3.63.32ff) (Robinson 1977: 138).
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