- Resumen
- Doctrina
- La
dialéctica de Plotino - Plotino
como místico - ¿Cuáles
son los logros y los defectos de la dialéctica de
Plotino? - El
neoplatonismo: una resistencia
epistémica - Bibliografía
Resumen
Se analizan las características fundamentales de
la filosofía de Plotino, en el contexto socio-cultural del
epistema helénico, como una respuesta que
representó una resistencia
filosófica al naciente cristianismo.
La doctrina de Plotino, pensador de linaje neoplatónico,
es dialéctica y mística, pero no deja de girar en
torno a las
premisas impersonales del pensar griego, constituyéndose
en su más elaborada síntesis,
el culmen del retorno al mito
pagano-esclavista, justo en vísperas de la
desaparición del helenismo como
civilización. Los aportes de Plotino los encontraremos
posteriormente en la larga serie filósofos que incluye a gigantes del
pensamiento
occidental de la talla de un Agustín de Hipona y un
Hegel.
Estudiando a Plotino hoy surgen nuevas preguntas sobre la
determinidad, la totalidad, el lugar de la dialéctica y el
verdadero sentido de la creación.
Introducción
La batalla de ideas no es un logro de estos tiempos.
Cuando Platón
y Democrito inventaron (= descubrieron = crearon) el concepto de idea,
ya se había producido en el mundo helénico
más de un debate
filosófico. De hecho, Sócrates
validó su filosofía en una guerrilla unipersonal
(de ideas) contra los sofistas. La democracia
ateniense validó su carácter… (¿cuál?
¿esclavista? no viene al caso… ¿no-liberal?…es
ilógico definir desde una negación), decía,
validó su carácter de democracia totalitaria
(salvando distancias, claro) condenando a Sócrates a tomar
la cicuta (a causa de las ideas).
Aquí entenderemos -operacionalmente- por epistema
no un paradigma, ni
un Magma de significaciones imaginarias (en el sentido de
Castoriadis), sino un conjunto de tales magmas, de hecho, un
mundo, unificado por un a-priori histórico (en el sentido
de Foucault) y
constituyendo una cultura (en el
sentido de Losev). Nos ubicaremos en el siglo III d.n.e., cuando
la civilización romano-helénica iba camino al ocaso
y surgía (era creado) un nuevo epistema, centrado en la
religión
cristiana.
Generación tras generación, la gente
nacían y morían, presenciando la emergencia de ese
nuevo epistema. Los cambios epistémicos son procesos
volcánicos de lo imaginario. El susurro del Logos se
convierte en el rugir de los Magmas. Durante un corto periodo que
puede durar siglos, ambos epistemas conviven, y las batallas de
ideas adquieren escalas cósmicas. Estos procesos de
rupturas han tenido sus héroes, de ambos bandos.
Aquí hablaremos de uno de los perdedores.
Plotino nació el año 204 o el 205 dC., en
Licopolis, pequeña ciudad cercana a la Alejandría
de Egipto. La
fuente exclusiva sobre su vida es una biografía que nos
dejo Porfirio, su principal discípulo, editor de sus
Eneadas. En 244 o 245, Plotino aparece en Roma, donde
enseña filosofía. En esos 10 años de
actividad oral, su base material de estudio esta constituida por
las obras de Platon: Timeo, Parmenides, Fedro, Banquete,
Republica… Mientras, va elaborando una suerte de sistema, que
inaugurara la tendencia llamada neoplatónica: la dominante
en los tiempos finales del helenismo pagano. A solicitud de
Porfirio, escribe las Eneadas, su obra maestra. Critica toda la
filosofía post-platónica, aunque le debe mucho.
Incorpora fundamentalmente elementos neopitagóricos, y, en
menor medida, estoicos y peripatéticos.
Doctrina
Para Plotino, el mundo sensible es producto de
una emanación por etapas desde una trascendencia llamada
simplemente Uno, y que sobrepasa al mismísimo Ser. "Todos
los entes son entes por lo Uno (…), porque, ¿qué
serian si no fueran uno?" (Eneada VI, IX). La unidad es la
premisa del ser. Plotino ve en lo uno particular la fuente del
ser de cada una de las cosas, pero, por cuanto estas son todas
compuestos de elementos múltiples, se trata solo de un
tenue reflejo de lo Uno primordial. Sin embargo, este esta
presente en todo lo que es. No se trata –no nos
equivoquemos- de un Dios personal, sino
del fruto mas refinado del árbol de los Eleatas. El Uno es
la primera hipostasis, que se identifica con la idea
platónica del Bien.
La segunda hipostasis es la Mente cósmica, el
pensamiento que se piensa a si mismo (análogo al Dios de
Aristóteles), en el que no hay
división entre sujeto y objeto: un pensamiento que
mantiene la unidad, pero que es también residencia de las
(múltiples) ideas platónicas. La inteligencia
es inmóvil, pero representa un descenso respecto a lo
Uno.
El otro peldaño es el Alma, que
decae de las hipóstasis superiores por un "orgullo" o
"atrevimiento", creando el mundo, pero es capaz de retornar al
seno paterno a través de la contemplación. Este
poder
vivencial se parece a la causa primera de los estoicos, al
pneuma: es la fuente del movimiento,
que, cuando se asoma hacia abajo, se llama Naturaleza.
El contenido fundamental de la filosofía de
Plotino lo constituye una poderosa dialéctica de las tres
hipóstasis fundamentales y de su encarnación en el
Cosmos material sensible; este Cosmos "es animado por un alma en
permanente movimiento, diseñado en forma de una
finísima construcción mental y entendido como un
todo único e indivisible" (Losev). Las hipóstasis,
por consiguiente, no existen per se, sino como principios
constitutivos del Cosmos. Como describe plásticamente
Alfonso Reyes: "al centro, una llama quieta y blanca, cegadora,
tan ardiente que los ojos mismos de la Razón no pueden
resistirla; en torno, dos círculos concéntricos que
ostentan los tintes del arco iris: el interior, inmóvil;
el exterior, girando en cambiantes destellos de pensamientos y de
vida".
La materia,
anti-heroína de la película (recordemos a la Maya
del hinduismo), es una cosa carente de carácter o
cualidad. Principio oscuro del mal, es tanto limite inferior de
lo natural, como parte de lo especulativo; es lo que provoca la
transición de lo superior a lo inferior. Es como un
espejo, en el cual se reflejan las hipóstasis superiores
para crear los entes inferiores a su imagen y
semejanza.
Plotino construye un universo
estático. Todo nivel inferior es eternamente emanado del
superior, el cual permanece entero e invariable, pues no pierde
nada. Lo Uno eternamente brilla en su hermosura del Bien, es
eternamente bella la Mente en su autocontemplación,
eternamente el Alma se encamina a lo Uno y se vuelve al Cosmos
que creo. Este Cosmos gira eternamente en círculos, y en
su sección sublunar eternamente se alternan las
génesis y las muertes. Es eterna la destrucción
mutua de los animales y de las
personas. Pero todo es una puesta en escena, un performance.
Nuestra alma tiene a su lado su verdadera Patria, pues lo Uno
esta en todo, y ese es el recurso de la salvación. En
medio del desastre, drogarse no es malo.
Página siguiente |