Aproximación sociológica a los estudios de
familia en
Cuba, es una
nueva propuesta de análisis que compendia algunos de los
más variados estudios y nuestras valoraciones sobre las
transformaciones y cambios ocurridos en el acontecer familiar
cubano actual a partir de la década de los noventa.
Propicia un acercamiento a la realidad social de hoy,
concediéndole a la institución familiar un lugar
merecido para la concreción de nuevos abordajes en su
proyección social.
Aproximarnos sociológicamente a la producción científica con que
contamos actualmente sobre la familia es
una tarea emprendedora, que transita por los compartimientos de
la transdisciplinariedad y de las múltiples dimensiones
del hecho mismo, pues como tema social, tributario de varios
enfoques ha tendido a estudiarse actualmente no por una ciencia en
particular, sino por el agrupamiento de saberes afines, dada su
complejidad. Así, la prevalencia o no de una perspectiva
psicológica, historiográfica, antropológica
o demográfica dependerá prioritariamente de la
intencionalidad investigativa con que se cuente y a nuestros
fines, sociológicamente, se impondrá siempre un
análisis de su estructura y
dinámica sociales.
Los estudios de corte sociológico y en su
generalidad, los sociales en Cuba, han coincidido con el aumento
e interés
por éstos a nivel mundial. Los últimos años
han servido para trazar paralelos entre la familia nacional y la
familia mundial en las que como características generales
se distinguen la reducción de su tamaño, el aumento
de las uniones consensúales y las rupturas conyugales,
así como un incremento de la monoparentalidad, signos que se
asocian a la crisis global
de la institución. Esto ha traído consigo que a
escala mundial o
en nuestro contexto más inmediato, aunque es sabido, no
pueda hablarse de un modelo
único, sino de una profunda diversificación del
mismo.
El análisis del contexto cubano implica todo lo
anterior como referente, pero requiere de la adición de
otros hechos transformadores
como el triunfo revolucionario, el bloqueo económico y su
consecuente recrudecimiento en los noventa, así como la
paulatina recuperación de la familia entrada en el nuevo
milenio. Tras todos estos años hasta la fecha, las
valoraciones giran en torna a su complejidad, en la que los
cambios sociales se han hecho presentes.
Se ha producido una ruptura desde lo socio –
estructural con la familia típica nuclear tradicional y un
primer impacto ha sido el incremento creciente de la
divorcialidad, al mismo tiempo que ha
disminuido la tasa de fecundidad, el índice de natalidad y
con ello el número promedio de hijos. Los altos
índices de segundos y terceros matrimonios y un alto por
ciento de uniones consensúales indican que a pesar de los
fracasos, las personas siguen eligiendo la pareja y la familia
como opción de vida… Encontramos familias
monoparentales, familias reconstruidas o de segundas nupcias, de
convivencia múltiple o extensa en las que cohabitan
más de dos generaciones.
A pesar de ello… lo más resistente a los
cambios ha sido la división de las funciones y el
desempeño de los roles acorde al arquetipo
sexual dentro de la familia… Se mantiene un modelo tradicional
de distribución de tareas domésticas,
una tendencia a la educación
diferenciada por sexos, un modelo de maternidad de
abnegación y sacrificio (sin negar todos los logros
alcanzados por la mujer) y un
modelo de paternidad periférico.
Por otro lado, cerrando el siglo anterior, en la
década de los noventa, como resultado de la crisis
provocada por la desaparición del campo socialista y su
repercusión económica y social para la isla, se
producen los más variados estudios ganando cierto auge los
temas socioculturales. Acercamiento a asuntos religiosos y otros
como la prostitución, la marginalidad, la
violencia,
etc, posibilitaron analizar a la familia como factor primario
para acceder a realidades sociales poco atendidas.
En los años tempranos de Período Especial,
los estudios abordaron la cotidianidad y los cambios valorativos
a los que se avocaba la realidad familiar de entonces. Pese a la
precariedad de la vida en esta etapa y a los trastornos en la
subjetividad social, la familia siguió siendo un valor
importante para el cubano. Por otro lado, la dosis de
instrumentalidad en el plano de las relaciones sociales
propició la emergencia de dobles discursos y el
vivir la realidad como conflicto; la
familia se erigía como un medio para satisfacer las
necesidades más personales, y como resultado, las estrategias de
enfrentamiento a la crisis, se instituyeron como prácticas
para la producción de recursos materiales
necesarios para la subsistencia, tomando peso un proyecto de
"tener más que ser".
Diversas investigaciones
sobre este apartado constatan lo siguiente:
- En los inicios de la crisis se produce un acelerado
descenso de las condiciones de vida para la gran mayoría
de los hogares cubanos. Se manifiesta una
hiperbolización de la función
económica de la familia. La subsistencia comienza a ser
el elemento preponderante. Ello va en detrimento de su
función cultural – espiritual al reducirse los
espacios de encuentro y esparcimiento. - Las medidas de ajuste económico para atenuar
la crisis introducen desigualdades sociales en los niveles de
ingreso y consumo de
los diferentes hogares cubanos… que no son aceptados
pasivamente, sino con gran carga emocional. - La penetración inevitable de la cultura del
mercado a
través de las empresas
mixtas, el turismo, los medios de
comunicación y el estrechamiento de los
vínculos con la emigración; su legitimación en el mundo como criterio de
éxito
y eficiencia a
través del consumismo, el individualismo, la competencia…
hacen que surjan valores que
disten de otros también legitimados dentro del proyecto
social y político cubano. Esto trae consigo dobles
discursos y un distanciamiento entre práctica y
principio. - Las investigaciones realizadas sobre estrategias
familiares, expresan que si bien han servido para mejorar las
condiciones de vida de la familia, atenuar los impactos de la
crisis y generar ingresos,
también han producido un cambio en
las orientaciones de los valores
familiares que se expresan en la trasgresión de
normativas jurídicas y morales, así como en
conductas proclives a la desintegración y
desarticulación social y severas confrontaciones entre
generaciones en relación con los contenidos de dichos
valores.
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