Hablamos de las esquizofrenias ya que éstas
constituyen una serie de enfermedades de
manifestaciones serias en su presentación y
curso.
La esquizofrenia es
un trastorno cerebral serio, esta enfermedad hace difícil
a la persona
diferenciar las experiencias reales y las irreales, pensar de
manera lógica,
tener respuestas emocionales normales ante los demás y
comportarse normalmente en situaciones sociales.
Causas, incidencia
y factores de riesgo
Aquí trataremos la esquizofrenia como entidad
circunscrita, limitándonos a su descripción corrientemente aceptada.
Ésta es una enfermedad compleja y enigmática.
Aún los expertos en el campo no están exactamente
seguros de
cuál es su causa y algunos médicos consideran que
el cerebro puede ser
incapaz de procesar la información de la manera
correcta.
Los factores genéticos parecen jugar un papel
importante, ya que las personas que tienen miembros de la familia con
esquizofrenia pueden estar más propensas a adquirir la
enfermedad. Algunos investigadores creen que los sucesos en el
ambiente de
una persona pueden desencadenar la esquizofrenia; por ejemplo
problemas
durante el desarrollo
intrauterino (infección) y el parto pueden
aumentar el riesgo de desarrollar esquizofrenia posteriormente en
la vida. Aún la estación del año cuando el
embarazo
ocurriera, puede ser de importancia.
Los factores psicológicos y sociales
también pueden jugar un papel importante en el desarrollo
de esta condición.
Sin embargo, el nivel de apoyo social y familiar parece
influir sobre el curso de la enfermedad y puede ser protector
contra la recaída.
Hay cinco tipos reconocidos de esquizofrenia:
catatónica, paranoide, desorganizada, indiferenciada y
residual. Las características de la esquizofrenia incluyen
su inicio típico antes de los 45 años, la presencia
continua de los síntomas durante 6 meses o más y el
deterioro desde un nivel previo de funcionamiento social y
ocupacional.
Las personas con esquizofrenia pueden tener una variedad
de síntomas. Por lo general, la enfermedad se desarrolla
lentamente durante meses e incluso años. Inicialmente, los
síntomas pueden ser imperceptibles; por ejemplo la persona
puede sentirse tensa, tener problemas para dormir o tener
problemas de concentración. Las personas se vuelven
aisladas y retraídas, no hacen ni conservan amistades. A
medida que la enfermedad progresa se desarrollan
síntomas como:
- Delirios: creencias o pensamientos falsos sin
fundamento real - Alucinaciones: escuchar, ver, o sentir cosas que no
están presentes - Pensamiento desordenado: "saltos" de pensamiento
entre tópicos totalmente inconexos; la persona puede
hablar incoherencias - Comportamiento catatónico: comportamiento motor
extraño marcado por una disminución de la
reacción al entorno o hiperactividad que no guarda
relación con el estímulo - Afecto plano: una apariencia o estado de
humor que no refleja emoción alguna
No hay una característica única que
esté presente en todos los tipos de esquizofrenia. Los
factores de riesgo comprenden antecedentes familiares de
esquizofrenia.
Se cree que la esquizofrenia afecta alrededor del 1% de
la población en el mundo y parece presentarse
en promedios iguales entre hombre y
mujeres, pero las mujeres tienen un inicio más
tardío, por esta razón los hombres tienden a sumar
más de la mitad de los pacientes en los servicios con
una elevada proporción de adultos
jóvenes.
Aunque el inicio de la esquizofrenia típicamente
se presenta en inicios de la adultez, se conocen casos del
trastorno con inicio tardío (más de 45
años).
El inicio de la esquizofrenia en la niñez se
presenta después de los 5 años y, en la
mayoría de los casos, después de un desarrollo
relativamente normal. La esquizofrenia en los niños
es poco común y puede ser difícil diferenciarla de
otros trastornos generalizados del desarrollo en la niñez
como el
autismo.
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