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El amor como paradigma de los sentimientos humanos (página 2)




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

El otro lado de la moneda:
los celos

Algo muy común en el amor son
los celos, incluso muchos estudios aseguran que sin ellos no
existe tal amor
verdadero. Según muchos expertos, los celos son una
defensa contra alertas de infidelidad y abandono, y añaden
que bien entendidos, es otro medio de mantener viva la
relación y fortalecerla, siempre que no se conviertan en
algo enfermizo. (Véase mi ponencia: El Amor y los
Celos
que aparece en monografías.com).

¿De
dónde se origina el amor?

Para quienes estudian las neurociencias y sus
disciplinas asociadas, el amor no sólo se origina de
nuestra capacidad y deseo de amar, por haber sido amados como
niños,
sino de la experiencia positiva de haber sido criados en un
entorno donde el calor y la
aceptación de nuestras presencias eran singularmente
reforzadas. Una madre que nos colmaba de caricias y que adivinaba
nuestras necesidades esenciales y básicas — Una buena
mamá.

…"y bendito sea el
fruto…"

El torrente de hormonas que
inundan nuestros tres cerebros en el teatro del amor
es indescifrablemente complejo e infinitamente intrigante. Saber,
que mientras esto escribo, escucho las notas harmoniosas de un
concierto de Paganini, mientras una gata me cubre con su ronroneo
el monitor de
la computadora
y pienso en que mi esposa me espera en la cocina para que prepare
un aderezo para la ensalada de mañana, me hace
reflexionar: ¿Por qué yo deseo que otros aprendan
la neurociencia de nuestros sentimientos básicos?
¿No basta que yo sepa que los tres años asignados
para el fin de un romance (el nuestro) que fuera "a primera
vista", ya que cuando la viera, sin antes haberla conocido, nada
más importaría en mi vida? Romance que ha durado 47
años y que nunca termina…

Mi deseo es clarificar para todos, lo siguiente: que si
las hormonas nos muestran el camino y nos indican la ruta, que
los tres años nunca terminarán si cada vez que nos
vemos los dos, nuestros mecanismos cerebrales se modifican por
virtud de la mutualidad que nos une.

El poder del amor
que a algunos seres vivientes los fusiona

Will y Ariel Durant fueron escritores galardonados por
sus contribuciones decisivas a la filosofía y al estudio
de la historia. Sus
muchas publicaciones han sido, por millones leídas y su
The History of Civilization les ganó el codiciado
Pulitzer Prize.

Nunca se separaron desde que se conocieran. Ariel y Will
morirían dentro de unas horas de la muerte del
otro.

La medida del amor es amar sin
medida…

San Agustín

La monogamia, sus
aspectos neuroquímicos y sus atributos de
adaptación

Dr. Félix E. F. Larocca

El famoso escritor, médico, genio literario y
endocrinólogo español,
don Gregorio Marañón, en su estudio del don Juan,
concluye, que el famoso Casanova era esencialmente
monógamo en sus alianzas amorosas — muchos hoy disputan
esta aserción romántica e idealizada del erudito
doctor.

En este artículo nos proponemos a concluir un
análisis de las complejidades culturales,
hereditarias y emocionales que caracterizan las relaciones
maduras, heterosexuales, humanas.

Comencemos con estas preguntas:

La respuesta a esta pregunta tan difundida no se ha
encontrado. Pero, como en toda ciencia,
teorías
nos sobran.

Sabemos que una vez en la tierra solo
existían las hembras y que la reproducción era
asexual. Las hembras almacenaban todo el componente
genético.

Muchos nos dicen: que la reproducción sexual nos
asiste en defendernos contra los microbios y sus mutaciones
genéticas que nos mantienen corriendo siempre, mientras
permanecemos estáticos. (Véase: The Red Queen por M.
Ridley). Concepto
interesante, pero no del todo sustanciado.

  • ¿De dónde vienen los
    machos?

Los machos vienen de la pérdida en la hembra de
una pieza del cromosoma sexual. Pérdida que posee
repercusiones vastas en la adaptación física y
psicológica del macho — ya que resulta en cambios
importantes en su composición y balance
endocrino.

  • ¿Qué propósito
    sirven?

La respuesta a esta pregunta no está establecida,
pero parece ser simple, aunque los machistas protesten: Para dar
control a
la
mujer… (Véase: Sexing the Body por A.
Fausto-Sterling).

Para los fines de este ensayo, estos
interrogantes bastan y nuestras humildes respuestas, deben de ser
lo suficiente — por ahora.

Para la mayor parte de nosotros, uno de los aspectos que
más interrogantes y debates genera es todo lo relacionado
con nuestro comportamiento
sexual. Y ¿cómo no?, la respuesta a muchas de estas
preguntas hay que buscarla más en nuestros genes
(moldeados y programados por las presiones evolutivas que
actuaron sobre nuestros antepasados, y que aun actúan
sobre nosotros) que en nuestra propia educación. En parte
conscientemente, pero mucho más significativamente al
nivel del subconsciente, muchas de nuestras actitudes,
emociones,
reacciones, y en definitiva nuestra conducta respecto
al sexo en el
presente, están generadas por mecanismos que existen
porque resolvieron problemas
adaptativos en el pasado, es decir, en los ambientes ancestrales
en los que los humanos y todos los seres vivientes
evolucionaron.

Cuando se trata de caracterizar socialmente a los
primates, los humanos se clasifican como una especie
monógama. Esto puede sorprender a algún lector,
pero aunque existe variabilidad en la estructura
familiar humana en función de
las culturas, en todas ellas hay una cierta exclusividad en las
relaciones
sexuales de cada varón con cada mujer, por lo
menos durante algún tiempo. Es
decir, tanto nuestros antepasados como la mayoría de las
poblaciones de la actualidad, independientemente de la cultura a la
que pertenezcan, forman casi siempre en algún momento de
su vida relaciones estables entre hombres y mujeres. Esto
probablemente lleva siendo un rasgo de la sexualidad de
los homínidos aproximadamente unos tres millones de
años. Pero estas relaciones estables no duran toda la vida
necesariamente, sino que a menudo una persona tiene
dos, tres o más relaciones sucesivas. Sin embargo cada una
de esas relaciones se puede clasificar como monógama (con
infidelidades ocasionales), pues rara vez podemos encontrar que
un hombre tenga
relaciones de pareja con varias mujeres a la vez o
viceversa.

Hasta aquí leyendo, el lector interesado se
pregunta: Y, ¿Qué de las tantas sociedades
polígamas, poliandras y de sectas como algunas musulmanes
y los mormones? ¿Por qué son
polígamos?

La necesidad de cubrir esas variaciones culturales y no
genéticas ocupa otros de mis trabajos. Pero, por el
momento, el antropólogo M. Harris en Our Kind,
ilustra y soporta nuestra posición cabalmente.

El origen de la monogamia en los humanos parece estar
estrechamente relacionado con el origen de la postura
bípeda de los homínidos, por lo que se cree que los
australopitecos ya serían con todas probabilidades
monógamos. La transformación esquelética que
conlleva la locomoción bípeda, provoca que la
arquitectura
de la pelvis se modifique para poder mantenernos erguidos sobre
dos piernas. Esta modificación se traduce en una
reducción de la anchura del canal del parto que,
además de hacer del parto humano una tarea muy laboriosa,
provoca que nuestras crías nazcan en un estado de
desarrollo que
requiere de un largo periodo de cuidados y aprendizaje. A
una hembra humana en soledad, le resultaría muy
difícil cuidar de sus descendientes de una manera exitosa.
Esto se entiende en el contexto de la economía de
cazadores-recolectores en que se dio nuestra evolución.

La pareja estable, la monogamia, es una estrategia que
hace que el padre (o supuesto padre) se incorpore a la tarea de
sacar adelante la familia, ya
que desde la lógica
de la selección
natural, los genes de aquellos padres que abandonen a sus
descendientes no estarán representados en la siguiente
generación.

Siguiendo esta lógica, para que un macho de los
primeros homínidos bípedos realizara el esfuerzo de
alimentar y cuidar de una hembra y sus crías,
tendría que estar muy seguro de que esas
crías llevaban sus propios genes, y no los de otro. Si
esas hembras tuvieran periodos de celo muy claros, como tantos
otros primates, simplemente habría que vigilarlas
estrechamente durante ese tiempo para monopolizarlas, evitando
así que pudieran copular con otros machos. Pero si las
hembras no tienen estro, es decir que es imposible saber cuando
están ovulando — como es el caso de las hembras humanas
— la única alternativa viable para que el macho se
asegurase un poco la paternidad, era una relación de
pareja monógama.

Otras especies nos suministran información, a menudo interesante. La
pequeña golondrina del banco (Riparia
riparia
) se aparea con un macho quien, de acuerdo al merengue
dominicano — para asegurarse de su fidelidad y de sus genes
serán los que se usen para los huevos que pondrá
— "No le pierde ni pie ni pisá"…
(Véanse los trabajos de M. y M. Beecher).

En los humanos además se da competición
espermática o guerra de
espermatozoides. Esto es, siempre que el cuerpo de una mujer
contiene espermatozoides de dos o más hombres diferentes
al mismo tiempo, los espermatozoides de esos hombres compiten por
"el premio" de fecundar al óvulo. Como los humanos
formamos grupos
sociales con múltiples individuos masculinos y es muy
difícil saber cuando se produce la ovulación,
evitar la guerra entre espermatozoides requiere de la
aparición de conductas que faciliten la relación de
pareja y que, por el contrario, dificulten o reduzcan al
máximo el riesgo de
infidelidad.


Esto ha provocado que en nuestra
especie exista la originalidad de que hay una relación
sexual permanente, la mayor parte del tiempo sin función
reproductora. Dicho claramente, situar la sexualidad humana
sólo en el terreno de la procreación no es lo
natural (biológicamente hablando), sino todo lo contrario.
Entre nosotros el sexo además ha evolucionado para
mantener unida a la pareja, es decir está al servicio del
amor y del placer. Si no fuera así, a cada uno de nosotros
solo nos apetecería realizar el acto sexual sólo
una docena de veces más o menos en nuestra vida, las pocas
ocasiones en que la concepción fuera posible y deseable.
El sexo y la sociedad, el
arte y la
literatura — en
realidad toda la cultura humana — serían muy diferentes.
(Véase: The Third Chimpanzee por J.
Diamond).

Resumiendo.

La monogamia es una estrategia sexual que ha obtenido,
más éxito
en la reproducción que otras, y ha tenido sus
consecuencias sobre la conducta sexual humana.

Hoy en día, aunque la mayoría de las
personas no buscan conscientemente una vida monógama con
un fin reproductivo, una proporción muy elevada desarrolla
gran parte de su vida sexual en el marco de las relaciones
estables. Sin embargo, esto no quiere decir que no tengamos
estrategias
complementarias que pueden proporcionar la oportunidad de tener
un poco más de éxito en la reproducción del
que se lograría si uno se limita a una sola
relación. Por tanto, aunque los humanos somos
monógamos, en muchos momentos de nuestra vida optamos por
la infidelidad, la promiscuidad, el cambio
frecuente de pareja, y cosas por el estilo. Estas estrategias,
aparte de que pueden ser costosas generan un conflicto de
intereses que ha llevado a que hombres y mujeres hayan
desarrollado conductas sexuales diferentes, sobre todo en lo
referente a la elección de pareja. Pero este es un tema
que dejaremos para otra ocasión.

Por ahora concluyamos diciendo que: el hombre
maduro y que vive una vida con principios, es
monógamo. El hombre licencioso, en medida de su
incapacidad moral y
ética,
no lo es.

Ahora hablemos del seductor por
excelencia…

La psicología del
legendario Don Juan

Dr. Félix E. F. Larocca

 Para quienes estudian la naturaleza del
ser humano, la vida ficticia del carácter don Juan Tenorio suministra una
fuente inagotable de placeres.

Para el endocrinólogo y escritor español
don Gregorio Marañón, el don Juan encarna el hombre
monógamo por excelencia — lo que no es
verdad.

Para el amante de la ópera, la
personificación del Tenorio en la ópera don
Giovanni, compuesta por Mozart en 1787
constituye uno de los melodramas cantados más hermosos que
haya entrado el escenario operático.

Para todos, don Juan es, a la vez fascinante y
temido.

Pero, ¿quién es el don
Juan?

Desde el siglo diecisiete, han aparecido muchas obras
sobre un hombre que se llamaba "don Juan".

Hay muchos interrogantes:

  • ¿Quién es este don Juan, y por
    qué hay tantas historias sobre su vida?

La respuesta es que hay varios tipos de don Juan. Si se
trata de encontrar la primera aparición sobre don Juan en
la literatura, inevitablemente se encontrará la comedia,
El burlador de Sevilla y convidado de piedra, que fue
escrita por el monje, Gabriel Téllez, quien también
es conocido por el pseudónimo, Tirso de Molina.

La obra fue escrita en la primera mitad del siglo
diecisiete, aunque carecemos de una fecha exacta. El
carácter central de la obra es un joven noble, don Juan
Tenorio, que seduce mujeres y las abandona sin
remordimiento.

Práctica a todos familiar, aunque esto sea de
lejos.

Las cosas que le importan, a don Juan, en la vida son
simples: el honor personal y la
seducción de todas las mujeres.

Vive en conflicto con todas las personas de la obra,
incluso su compañero y criado, Catalinón. Por ser
un hombre que vive en el momento sin preocuparse de las
consecuencias de sus acciones en el
futuro. Dice, "Sevilla a veces me llama el Burlador, y el mayor
gusto que en mí puede haber es burlar una mujer y dejarla
sin honor".

  • ¿Qué puede residir en la mente de una
    persona como él?

Don Juan tiene una vida sexualmente muy activa. En el
Burlador
, hay cuatro mujeres que viola: Isabela, Tisbea,
doña Ana, y Aminta. Isabela y doña Ana son nobles,
y Aminta y Tisbea son de la clase baja.
Goza de todas y escapa con facilidad en cada ocasión, con
la excepción de doña Ana.

En el caso de la última, ésta lo resiste y
respondiendo a sus gritos, el padre aparece, un duelo sigue en el
cual don Juan resulta el vencedor — aunque muerto, el padre
seguirá teniendo un rol importante en el resto de la
obra.

La primera mitad de la producción trata de las mujeres que son
violadas. Es que don Juan no busca una mujer perfecta en sus
aventuras — lo que desea en cada nueva conquista es un reto o
desafío. Le importa el juego y la
burla más que su deseo para el sexo. El sexo solamente es
una parte de la burla. En el siglo diecisiete, un noble no gozaba
de una vida verdadera sin el honor. El hecho de que una mujer
fuera virgen era su característica más importante.
Si una mujer no tenía su virginidad, no tenía
honor. En esta época, solamente hay algunas resoluciones
para este problema. La persona que violó a la mujer puede
casarse con ella para restaurar su honor. No hay duda de que esa
no era la intención de don Juan.

También la manera en que don Juan realiza la
burla le divierte. Algunas veces finge que es otra persona, y
otras veces promete casamiento a las mujeres. Algunas situaciones
son más complicadas, pero después del acto, la
complicación mejora la burla. Si hay complicaciones al
conseguir a la mujer, tiene que usar palabras suaves y
comentarios ingeniosos. Por ejemplo, cuando don Juan quiere hacer
el amor con Tisbea, dice cosas como "el mar puede anegarme entre
sus olas de plata, que sus límites
desata, más no pudiera abrasarme." En otro verso Tisbea
dice "mucho habláis," y don Juan responde "mucho
encendéis." Don Juan usa las burlas para alimentar su ego.
Las burlas complicadas respaldan la idea de que no hay burlador
mejor que él.

Se puede llamar don Juan un "deportista" porque a don
Juan le gustan los desafíos y las dificultades que
acompañan la conquista. Le gusta el engaño mucho,
aunque el engaño es un medio para un fin. Sus
engaños terminan en la conquista, pero una conquista es
una conquista
; la acción
tiene lugar en el engaño y la decepción.
(Véase mis ensayos acerca
del Síndrome de Dino en monografías.com)

Don Juan no distingue entre mujeres. Para él,
todas las mujeres son iguales. Don Juan viola a nobles y a
campesinas. Es fácil aprovecharse de las dos clases de
mujeres; una no es más difícil que la otra.
Solamente quiere violar a mujeres con indiferencia.
También, el hecho de que don Juan no tenga preferencia
entre mujeres muestra que la
burla es lo más importante para él. No sale de una
mujer a otra porque está defraudado o porque no encuentra
lo que quiere en una mujer. No busca la mujer perfecta. En un
sentido, cada mujer es la "mujer perfecta". Las mujeres
tienen el honor que don Juan quiere de ellas tomar para su
burla.

Una posible razón por las acciones es que don
Juan solamente es un hombre. Por todas partes de la obra, don
Juan dice que es "un hombre sin nombre". Se puede interpretar
esta aserción de muchas maneras, y una de estas maneras es
que don Juan se comporta como un hombre con instintos anormales,
sin la influencia de la moralidad por
la sociedad impuesta. La sociedad da valor a cosas
como la monogamia y casamientos tradicionales. Todos los hombres
tienen actitudes propias en cuanto al sexo, y don Juan vive con
estos instintos — los suyos. Don Juan no permite que la
sociedad imponga su idea sobre el sexo sobre él. Don Juan
es don Juan, un hombre que representa a todos los hombres
en una manera u otra, y por eso, es un hombre sin
nombre.

Algunos críticos piensan que don Juan tuvo una
niñez traumatizada. Es posible que no haya tenido una
madre que lo amara y un padre que haya sido indiferente o que no
existiera. El hecho de que don Juan viole a una mujer tras otra
puede representar la búsqueda por una madre verdadera. Los
hombres que pelean con él, o los hombres que son
engañados por él pueden representar su padre
repudiable. Este tipo de don Juan está muy confuso y no
sabe lo que hace. (Véase mi ponencia: Las Relaciones
Triangulares
).

La mentalidad de don Juan no puede permitir que
él se sienta culpable del sufrimiento de las mujeres o los
hombres que van a casarse con las mujeres, por él
violadas. Para ser cruel a otros, no es imposible que uno se
sienta culpable de sus acciones o su conciencia
causaría que se preocupara de su futuro. Don Juan piensa
que no tiene culpa, y por eso puede continuar sus violaciones. Su
misión
en la vida es seducir y burlar a las mujeres, y no sabe tener
compasión para las personas deshonradas.

El don Juan es narcisista y es manipulador, como lo
describiera Lord Byron.

Lord Byron (1788-1824)

Se puede decir que don Juan es inmoral y que el
"donjuanismo" es perverso. Psicoanálisis dirá que don Juan
sufre un desorden psicosexual. Muchas personas leerán
El burlador de Sevilla y llegarán a la
conclusión de que don Juan debe ser castigado porque causa
estrés y
conflictos.
Nunca cumple sus promesas, y siempre abandona a las mujeres sin
honor. Tiene un ego enorme y parece que solamente se ama a
sí mismo. No tiene emociones ni remordimientos. Sin
embargo, hay otra perspectiva. Don Juan puede estar confuso y
deprimido. No puede tener confianza en el mundo ni en las mujeres
del mundo. Piensa que otras personas son muy crueles, y por eso,
los trata como enemigos. Trata de hacer burlas antes de ser
él mismo, sujeto de una burla. Sus acciones, en otras
palabras, se derivan de la crueldad del mundo en que cree vivir.
Tiene miedo del mundo en su corazón,
pero no puede mostrar este miedo porque entonces sería
vulnerable. Don Juan solamente se comporta en una manera en que
piensa que otras personas igualmente se comportan. Sin su
valentía, se sentiría sin protección. Con su
valor, puede combatir la decepción con su odio del mundo.
En su mente, don Juan es un hombre torturado por la sociedad.
Pero, ¿qué tal su comportamiento con las mujeres?
Puede ser otro tipo de miedo. Es posible que don Juan esté
inseguro con su virilidad, y por eso, que tenga que probar su
virilidad una y otra vez violando mujeres.

Los hombres "machos" que consideran deber seducir muchas
mujeres, a menudo sufren de la homosexualidad
latente. (Véanse mis artículos al
respecto).

En el caso del hombre torturado, don Juan no puede
controlarse. Probablemente está influido por sus padres
desde su niñez. Es posible que los padres de don Juan
hayan sido crueles y muy estrictos. Si éste es el caso,
don Juan pensaría que si mostrara sus debilidades,
sufriría mucho y tal vez morirá. Por eso, don Juan
vive como burlador, haciendo daño a
todos antes de recibir daño de ellos.

La seducción en El burlador de Sevilla no
es el único tema importante. Don Juan tiene mucho honor
también. Desgraciadamente, no puede ver que las
violaciones de mujeres no ganan honor, pero en otras
circunstancias don Juan muestra mucho honor. Siempre cumple su
palabra con hombres. Un Don Juan es noble, pero solamente muestra
su honor en la cara de un enemigo. Parece ser que don Juan
muestra solamente su sentido de honor cuando hay peligro. Cuando
hay peligro, don Juan defiende su honor, hasta cuando está
en la cara de Dios.

Litografía antigua: Pesando las
almas

Se puede pensar que don Juan es ateo, pero no es el caso
en El burlador de Sevilla. Es posible que sea un cristiano
malo e irreligioso, pero por todas partes de la obra, sabe de la
presencia de Dios. Al final de la obra, pide gracia y pregunta a
la estatua del difunto don Gonzalo, padre de doña Ana, si
le gusta el cielo. Pero, aun así, siempre quiere posponer
su arrepentimiento. Su creencia es que se puede arrepentirse al
final de su vida y ganar la gracia del Dios.

Antes de morir, don Juan declama:

"Si ese plazo me convida para que gozaros
pueda,
pues larga vida me queda, dejad que pase la vida.
Si de mi amor aguardáis, señora, de aquesta
suerte
el galardón en la muerte,
¿qué largo me lo fiáis?"

Este es un tema importante para Tirso, que hace su punta
muy clara con la muerte de don Juan de que la idea de gracia que
tiene don Juan es falsa. Don Juan vivió su vida con una
aventura después de una otra, disfrutando sus burlas y
violaciones, descuidando los consejos de su paje y
compañero, Catalinón, su padre, y también
del convidado de piedra, la estatua animada del padre de
doña Ana.

Tirso de Molina
(1584-1648)

Nada de esto podría cambiar la actitud o
carácter de don Juan. Desde entonces don Juan no
cambió sus acciones y manera en que vive, no estuvo en la
gracia divina, y no podría salvarse. Dios no aceptó
su confesión y arrepentimiento en el fin, y este es el
tema mensaje de Tirso de Molina: se necesita estar en un estado
de gracia antes de recibir perdón para los
pecados.

El nombre inmortal de don Juan, el burlador de Sevilla,
evoca imágenes
de un hombre inmoral, aventurero, erótico, valiente, y
gallardo. Es un hombre que actúa mucho y habla poco, pero
cuando habla, sus versos tienen tanto sentido y pasión que
pueden tomar el aliento de una persona. Es juvenil,
enérgico, y dinámico mientras vive una vida
rápida que termina en una conclusión inexorable.
Hay muchas imitaciones de esta historia de don Juan, pero El
Burlador de Sevilla
no tiene igual. Este don Juan es el
primero, y por eso no está influido de otras obras o
historias. Solamente un don Juan que no ha leído sobre
sí mismo puede traernos un carácter tan fuerte y
emocionante. Estos son las razones que el don Juan de Tirso, con
todas sus características buenas y malas, es el más
interesante y fascinante carácter de todos los don Juanes
que existen — Más que sus tristes emuladores
universales.

Epílogo:

Tirso de Molina (1584-1648)

Dramaturgo español, a quien se debe la introducción en la literatura del tema del,
insidioso, don Juan Tenorio.

Como genio literario se le tiene como uno de los mayores
escritores de la Edad de Oro de la
Literatura.

Para los dominicanos, cuando se habla del don Juan se
piensa en otro don Juan, Porfirio Rubirosa.

Una
biografía
abreviada del don Juan dominicano — Porfirio Rubirosa Ariza:
Producto
colateral de la Era de Trujillo

Dr. Félix E. F. Larocca

Conocido mundialmente como "Ruby". Nació en San
Francisco de Macorís en el Valle del Cibao y murió
al volante de su Ferrari en Bois de Boulogne, Francia.

Nunca terminó su carrera universitaria, optando
por engancharse en la guardia y, habiendo dado el proverbial
braguetazo, casándose con Flor de Oro, hija del dictador
Rafael L. Trujillo de la que se divorciaría gracias a los
rumores y chismes de sus infidelidades famosas. (Véase mi
ponencia: El "braguetazo": sus problemas inherentes y sus
complicaciones sociológicas
).

Porfirio Rubirosa
(1909-1965)

Después que al tirano se le pasó el
disgusto del divorcio de su
hija, volvió a nombrar a Ruby en diferentes puestos. A
Rubirosa se le vinculó sentimentalmente a numerosas
mujeres ricas y famosas de su época, como Dolores del
Río, Ava Gardner, Veronica Lake, Kim Novak, Eva
Perón, Zsa Zsa Gabor, entre otras. Contrajo nupcias
con Doris Duke; y también se casó con Barbara
Hutton, de la que se divorció 53 días más
tarde. Tanto la Duke, así como la Hutton le dejaron
pequeñas fortunas al divorciarse, al igual, que
propiedades desde aviones hasta establos de caballos, pasando por
autos
deportivos, y mansiones, y así por el estilo. A los 47
años se casó por última vez con una actriz
francesa de 19 años llamada Odile Rodin, y estuvo casado
con ella hasta su muerte en el Bosque de Boulogne de
París, al chocar su auto deportivo contra un árbol,
en 1965.

Rubirosa se implica en el secuestro y
asesinato del Profesor
Jesús de Galíndez, desaparecido de las calles de
Manhattan el 12 de marzo de 1956. Crimen que fuera ligado a la
rabia de Trujillo por una tesis escrita
por de Galíndez en su menoscabo personal.

Para muchos, Rubirosa estuvo envuelto, como
partícipe material, en otros asesinatos políticos
de enemigos de Trujillo. Lo que haría amparado por su
inmunidad de diplomático acreditado.

A pesar de que los eventos de la
desaparición y muerte presunta del Profesor de
Galíndez le costaron su inmunidad diplomática con
el gobierno de los
Estados
Unidos. Ello no impediría que Ruby, subrepticiamente,
visitara a los Kennedys como invitado, en su mansión de
Hyannis Port.

En el año 1960, Rubirosa estuvo presente cuando
Trujillo se constituyera en el Guarda del Parque Zoológico
más grande del mundo — no fue el de las Islas
Galápagos, las que hemos visitado, sino la capital de
Santo Domingo. (Para una revisión de las vidas de Rubirosa
y Trujillo. Véase Trujillo o Rubirosa:
¿Quién es el machómetro dominicano?
Por
F. Pérez).

Aquí suministramos los nombres de las fieras
salvajes que, como los animales
habitantes de las Galápagos deambulaban con plena libertad por
la capital dominicana:

  • Rafael Leónidas Trujillo Molina (alias "El
    Jefe"). Fauna
    dominicana.
  • Marcos Pérez Jiménez. Selvas de
    Venezuela.
  • Gustavo Rojas Pinilla. Junglas
    colombianas.
  • François Duvalier (alias "Papa Doc"). Montes
    de Haití,
  • Fulgencio Batista. Lomas de Cuba.
  • Juan Domingo Perón.
    Pampas de la Argentina.

Sin comentarios. Fin de la
lección…

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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