- Carbono, hidrógeno y
metano - La comida, mejor
si se consume pausadamente - Tragar demasiado
aire… ¿qué acarrea? - En
resumen - Referencias
La deglución excesiva de aire o la
acción
fermentativa de las bacterias
intestinales pueden generar molestos eructos crónicos,
hinchazón abdominal o flatulencia.
En algunas culturas, el eructo se considera
expresión de aprecio a las excelencias culinarias
presentadas en la mesa.
Las convenciones sociales nuestras, siendo como son,
limitan al ámbito de la más estricta privacidad
para determinadas funciones
fisiológicas. No está bien visto, y puede generar
situaciones embarazosas y poco agradables, que una persona eructe o
expulse gases en
público. Sin embargo, en ocasiones no es posible evitarlo,
en especial cuando se sufre aerofagia o meteorismo, problemas
vinculados con el exceso de aire o gases que provocan eructos
crónicos, hinchazón abdominal o flatulencia, con
consecuencias, menos relevantes para la salud, que para la vida
social.
Todas las personas contienen en su tracto digestivo una
cierta cantidad de aire, de gases, que se originan tanto en el
intestino, en especial el grueso o colon, por la acción en
la digestión de las enzimas,
fermentos y bacterias, como por el aire que se traga o deglute. A
esta segunda fuente le corresponde entre el 30 y el 60% del
gas
gastrointestinal.
Normalmente, este gas es bien tolerado, pero hay casos
en los que puede originar tormentos como eructos repetidos,
sensación de plenitud e hinchazón abdominal, dolor
más o menos intenso, sensación opresiva en zonas
del abdomen, ruidos intestinales, retortijones, expulsión
de gases por el recto, entre otras desazones.
Carbono, hidrógeno y metano
Una fuente relevante de gas es la acción
fermentativa sobre los hidratos de carbono (como
son algunos azúcares) y las proteínas
de las bacterias intestinales ubicadas en el colon. Los
principales gases producidos son dióxido de carbono e
hidrógeno, además de cantidades mínimas de
gases odoríferos como el indol, los escatoles y los
compuestos azufrados. En la porción superior del intestino
delgado también se genera dióxido de carbono cuando
el ácido clorhídrico procedente del estómago
o los ácidos
ingeridos son neutralizados por el bicarbonato. Casi un tercio de
los adultos crea cantidades apreciables de metano en el
colon, y esto parece responder a un rasgo familiar sin
relación con la ingesta de alimentos
determinados. Este gas, en cantidades excesivas, se asocia con la
reducción de la capa de ozono
que rodea nuestro planeta.
La ingesta de ciertos alimentos como las legumbres y
algunos cereales, con cantidades significativas de hidratos de
carbono no absorbibles, proporcionando un sustrato idóneo
para la formación de gas por la acción bacteriana,
así se produce un incremento en la producción de gas en las paredes
intestinales que es el causante de la distensión
abdominal, hinchazón y flatulencia. De forma excepcional,
el aumento de gas puede deberse a una colonización
bacteriana anormal del intestino delgado o a una infección
por Giardia lamblia, un parásito asociado con la ingesta
de aguas contaminadas.
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