Indice
1.
Introducción
3. Un viaje a la
historia
4. Individualismo
renacentista
5. La Europa Del
Renacimiento
6. Los papas de la
época
7.
Filosofía
8. Ciencia y
tecnología
9. La Mirada Del
Niño
10. Pionero De
Todo
11. Los Trucos Del
Genio
12. Leonardo Da Vinci – de " El
Tratado de la Pintura":
13. Pienso, luego existo (Cogito,
ergo sum)
14. Estructura de la realidad.
Teoría de las 3
sustancias.
15.
Arquitectura
16. Arquitectura renacentista
europea
17.
Conclusión
18.
Bibliografía
Se denomina Renacimiento al
movimiento
cultural que surge en Europa el siglo
XIV, y que se muestra como
característica esencial su
admiración por la antigüedad grecorromana. Este
entusiasmo, que considera las culturas clásicas como la
realización suprema de un ideal de perfección, se
propone la limitación en todos los ordenes, lo que explica
el calificativo de Renacimiento, pues en verdad, se trataba de un
renacer, de un volver a dar vida a los ideales que habían
inspirado aquellos pueblos.
El Renacimiento, desde luego no fue una simple
exhumación de las artes antiguas. El interés
por el arte grecorromano
fue una consecuencia. En principio, se aspiro a una
renovación en todas las parcelas de la cultura
humana, filosofía, ética,
moral,
ciencia,
etc… encaminada a la hechura de un hombre que
fuera comprendido y resumen de todas las perfecciones
físicas e intelectuales. El hombre
integral, el genio múltiple, en el que se concilian todas
las ramas del saber en una actitud
fecunda, fue la gran creación del Renacimiento que
cristalizo en figuras que mantienen viva la admiración
atravez de los tiempos, como un Leonardo da
Vinci, un Miguel Angel, un Rafael.
2. Renacimiento
En los últimos años del siglo XV y a lo
largo de la totalidad del XVI se desencadenó un conjunto
de procesos de
todo orden que ha recibido el nombre de Renacimiento. Desde la
perspectiva del hombre contemporáneo, este período
se caracteriza por un cambio en la
visión del mundo y en los sentimientos que en muchos
sentidos puede ser interpretado como una anticipación
inmediata de lo que hoy es el ser humano. Por primera vez se nos
presenta la posibilidad de conocer con una cierta profundidad el
aspecto físico y el medio de vida de los hombres de un
tiempo pasado:
las técnicas realistas en la pintura y en
la escritura nos
han hecho llegar descripciones pormenorizadas de rostros, casas y
ciudades. Por lo demás la correspondencia personal, la
costumbre de escribir autobiografías y la invención
de la imprenta han facilitado también la investigación posterior.
Esta época se caracteriza, en otro sentido, por
una ampliación de los horizontes históricos y
geográficos. Renacimiento quiere decir ante todo,
resurrección de las antiguas civilizaciones de Grecia y de
Roma. La lengua griega
hacía tiempo que era enseñada en Italia y
parecía como si la curiosidad y el espíritu de
libre investigación que había caracterizado a la
cultura ateniense resurgieran con el estudio del
idioma.
El influjo de la cultura romana, por su parte, se hizo
sentir también de una manera especial en Italia, el
núcleo geográfico en el que la revolución
cultural renacentista se haría sentir más fuerte. A
este hecho no eran ajenos fenómenos como la preponderancia
del derecho
romano, la utilización del latín por parte de
alguno grupos
sociales y la conservación de un gran número de
edificios antiguos.
Pero también el horizonte geográfico del
hombre renacentista se había visto ensanchado:
aventureros, comerciantes y misioneros habían descubierto
tierras hasta entonces desconocidas, alcanzando al tiempo las
costas orientales de Asia tras
circunnavegar el continente africano.
El desarrollo de
los conocimientos científicos había puesto en duda
verdades que antaño se consideraban tan importantes como
la forma de la Tierra o el
lugar del hombre en el universo. En
este mismo contexto se produjeron importantes cambios en lo que a
la vida se refiere. El principal de ellos fue provocado por la
reforma protestante.
A fines del siglo XV y en la primera mitad del siglo XVI
se produjo en Europa un extraordinario y completo desarrollo de
las ciencias, las
artes y las letras. Este fenómeno es conocido como
el
Renacimiento.
Este es uno de los momentos más brillantes y
más importantes de la historia: de los brillantes,
porque los artistas crearon entonces obras maestras,
difícilmente superadas después, y de los más
importantes, porque, así como los descubrimientos
marítimos de Cristóbal Colón y otros
ensancharon el campo de la actividad material, el Renacimiento
ensanchó el campo del pensamiento y
de la actividad intelectual.
Este período adoptó una visión
nueva del mundo, que trajo consigo derivaciones y resultados
fecundos en el siglo XVI. Emerge una cultura y una visión
del mundo centrada en el hombre. Esta se orienta hacia los valores de
la naturaleza y,
así, indirectamente se fomenta el espíritu
aventurero que había de fructífera en los
descubrimientos. Se abandonan los sistemas
filosóficos de la Edad media,
reducidos en gran parte a comentarios de la obra del
filósofo griego Aristóteles, y las ciencias avanzan por el
camino de la experimentación, dejando de buscar su
justificación, más que en la investigación,
en lo que afirmaban los pensadores de la antigüedad:
Ptolomeo, Platón y
otros.
La literatura, como las artes
plásticas, se ve invadida por el espíritu laico,
dejando de estar bajo la tutela de la Iglesia. En el
plano religioso, se abandonan formas de piedad externas y
superficiales, retornando, a través de la lectura de
los textos bíblicos (cosa que hizo posible la
invención de la imprenta), a formas de pureza
evangélica.
4. Individualismo
renacentista
Quizás la transición más
espectacular del hombre europeo en este período es el auge
del individualismo. En el siglo XV triunfa la concepción
individualista en todos los planos de la vida, en reemplazo de la
concepción medieval, que hacía depender la seguridad del ser
humano de su pertenencia a un grupo
determinado: el gremio, la nobleza, la burguesía, el
clero, etc.
Ante el empuje del individualismo, comerciantes de los
Burgos o ciudades medievales, no solo sucumbieron los
señores feudales, sino que también se
derrumbó la familia
medieval. Entre los medievales, la familia
había sido una propiedad
exclusiva del padre. La patria
potestad, o poder del
padre sobre los hijos, había sido absoluta y abusiva en la
mayoría de los casos. En el siglo XIII, en las ciudades,
el padre perdió el derecho de castigo, aunque en los
campos y feudos agrícolas se siguió practicando
durante mucho tiempo.
Durante el Renacimiento, Europa Occidental
adquirió aproximadamente la configuración política que tiene
hoy. Francia,
España,
Portugal e Inglaterra
definen sus fronteras, mas no así los países que
son, precisamente, los núcleos fundamentales del
Renacimiento. Italia, Flandes, la Alemania del
Sacro Imperio, son un conjunto de pequeños dominios que
cambian continuamente sus fronteras y los amos de que dependen.
La vida de los pequeños principados que componen estas
regiones está presidida por un factor común: la
guerra.
- Situación de Italia:
El divisionismo italiano es fomentado por el papado, que
no desea el desarrollo de un poder fuerte cerca de las fronteras
de los estados pontificios. Los partidarios del poder papal
recibieron el nombre de güelfos, y los partidarios del poder
de los emperadores, el de gibelinos. La historia italiana de este
período está teñida por la sangre que ambos
bandos vertieron en sus luchas enconadas. Pero pese a la
debilidad que supone esta situación, es de Italia de donde
salen las formas de pensamiento revolucionario que caracterizan
la época, y que son acogidas ávidamente por las
restantes cortes europeas.
Durante el siglo XIV, Florencia fue gobernada por una
serie de brillantes cancilleres que, si bien no respetaban la
vida ni la hacienda de ningún ciudadano, establecieron una
gran libertad de
pensamiento, convirtiéndola en la ciudad en que se
podían desarrollar, con una inmunidad relativa, los
estudios humanísticos.
El gobierno de
Florencia quedó en manos de la familia Médici,
primero Cosme de Médici, luego Piero y más tarde,
Lorenzo, llamado el Magnífico. Este ha quedado como
modelo del
hombre del Renacimiento. Hábil, mecenas y político,
buen poeta, pero mucho menos hábil banquero, la banca
Médici estaba al borde de la bancarrota en 1494- siempre
dijo de sí que no era más que un ciudadano
particular. Sin embargo, era el verdadero amo de Florencia. El
interés y la protección de Lorenzo se centraron
fundamentalmente en los hombres de letras.
A pesar del brillo de Florencia, Roma se convierte,
desde mediados del siglo XV, en el verdadero centro cultural de
Italia. En el papado se sucede una serie de grandes
pontífices, en general consumados y ambiciosos
políticos, además de hombres extraordinariamente
cultos. La serie se inicia con Nicolás V (1447-1455) y se
prolonga hasta Pablo III (1534-1549)
Nicolás V fue el fundador de la Biblioteca
Vaticana. Pío II era un humanista que recibió tarde
las órdenes sagradas. Continuó la tarea iniciada
por Nicolás V, de reconstruir y fortalecer Roma. Su
pontificado se critica por que se preocupó
fundamentalmente de engrandecer a su familia, ejemplo que van a
seguir otros papas renacentistas, en especial Sixto IV
(1471-1484), Alejandro VI (1492- 1503) de la familia de los
Borgia, padre de César y Lucrecia Borgia y los papas
Médici: León X (1513-1521) y Clemente VII
(1523-1534). Durante el pontificado de Sixto IV llegaron a Roma
los más notables artistas de Italia: Boticelli, Perugino,
Ghirlandaio, Signorelli, Pinturicchio. Pero frente al
florecimiento cultural y artístico, se acentúa la
relajación moral y política, especialmente entre el
alto clero, y ello va a dar ocasión para las grandes
crisis
religiosas del siglo XVI y para que Roma sufra diversas
invasiones, que culminarán con su saqueo.
- Nace el humanismo:
Durante la Edad Media, la idea de cristiandad
pesó sobre toda la cultura. Pero con el declinar de
ésta, el hombre y sus creaciones pasaron a ser el centro.
Con ello se produjo un cambio importante en el modo de pensar, de
vivir y de ver el mundo. Se iniciaba una etapa nueva en la vida
de los europeos, que recibió el nombre de
humanismo.
El ser humano se revaloriza: se destaca su inteligencia,
su creación artística, su libertad, inspirada en la
civilización clásica, el mundo adquiere una
fisonomía distinta y todo tiende a humanizarse.
- Orígenes del humanismo:
El humanismo nació en Italia en el siglo XIV y
los que le dieron vida fueron dos florentinos, ambos escritores,
Petrarca y Boccaccio, que por esta razón se constituyeron
en los precursores del Renacimiento. Ambos se dedicaron con
entusiasmo al estudio de las obras de la antigüedad
clásica. Obras olvidadas y desconocidas de esa
época las dieron a conocer y resucitaron gran parte del
pasado de la literatura grecorromana; pero esta pasión por
lo antiguo no sólo se limitó a lo literario, sino
que también abarcó a las artes plásticas, y
a la forma de vida humana, en general.
Francisco Petrarca fue calificado como el padre del
humanismo por el impulso que dio al redescubrimiento de las
letras clásicas y fue, a la vez, un filólogo
(estudioso de los idiomas y obras literarias, especialmente en su
parte gramatical), que inició la búsqueda de los
manuscritos clásicos descubriendo, entre otras cosas, las
cartas de
Cicerón, que hasta esa fecha eran desconocidas.
También estudió las obras de Horacio y de Virgilio
y escribió en un latín perfecto numerosos poemas y
epístolas, en los que ensalzó a los literatos de la
antigüedad.
Tanto los papas como los principales monarcas de la
época admiraron la labor cultural de este hombre, por lo
que el Senado de la República de Venecia lo nombró
Ciudadano de Honor y tanto la ciudad de Roma como la Universidad de
París lo premiaron con el estímulo máximo de
ese entonces, la corona de laurel.
Juan Boccaccio, fue contemporáneo de Petrarca y
también escribió numerosas obras en latín,
idioma que dominaba a la perfección, pero no pudo
incursionar en las obras de la antigüedad griega por
desconocer el idioma heleno. Su obra más famosa es el
Decamerón, colección de cien cuentos, en
los que relata los vicios e inmoralidad de esa época. Esta
obra se caracteriza por su estilo, que es la prosa
clásica.
- Influencia griega:
En el siglo XV, el humanismo adquiere real relevancia
con la caída de Constantinopla, el último baluarte
imperial. Luego del ataque de los turcos y la consiguiente
destrucción del imperio bizantino, los eruditos
helénicos abandonaron Constantinopla y buscaron refugio en
las tierras occidentales, especialmente en Italia, país
con el que habían mantenido cordiales relaciones durante
toda la Edad Media. En este lugar dieron a conocer textos
helénicos desconocidos hasta entonces y enseñaron
el idioma griego, ignorado por completo en occidente.
Este paso es considerado como esencial en el desarrollo
y penetración de la cultura bizantina en Italia. Se
crearon escuelas de estudios griegos y una de la más
importantes fue la de Miguel Crisoloras, quien junto con
enseñar el idioma explicó diversas obras
clásicas, poniendo especial énfasis en Homero.
También sobresalió Basilio, dirigente de la Iglesia
Ortodoxa, y que luego de radicarse en Roma abrazó la
religión
católica. Trajo desde Constantinopla más de 800
códices (manuscritos antiguos) griegos y latinos, que
contenían obras de Tácito, de Sófocles y de
Tito Livio. Todos querían leer estos textos y tener acceso
al saber. Y exactamente en este mismo período, con la
invención de la imprenta, se logra la difusión
masiva de la cultura, con textos a bajo costo.
- Maquiavelo:
Dentro de los grandes escritores del Renacimiento
italiano, hay uno en especial que es imposible dejar de mencionar
por la trascendencia de su obra. Es Nicolás Maquiavelo quien
desempeñó importantes cargos en su ciudad natal de
Florencia, siendo enviado a la vez en misiones
diplomáticas a Francia, ante el Papa y el Emperador.
Cuando se retiró de la vida activa escribió sus
grandes obras. La más sobresaliente y que conserva su
importancia hasta el día de hoy, es El Príncipe,
libro que es
un símbolo de la política sin escrupulos.
Maquiavelo tomó como modelo para escribir su obra a Cesar
Borgia, quien según él hizo todo lo que un hombre
listo y prudente ha de hacer para asentar sus estados.
En El Príncipe efectuó un minucioso
análisis de los procedimientos
del gobierno. El tratado mismo, que ha sido considerado como
polémico, no es ni moral ni inmoral, sino un primer
análisis objetivo y
científico de los métodos
que contribuyen a lograr y mantener el poder político. El
detalle minucioso de estos métodos da al libro cierto
aire de cinismo,
pero contribuye también a hacerlo grande. Las tendencias
personales de Maquiavelo, según da a entender en su obra,
se inclinan hacia la forma de gobierno republicano.
Las expresiones maquiavelismo o maquiavélico que
usamos hoy en día vienen precisamente de Maquiavelo, y se
deben a los consejos que da a los gobernantes para dirigir sus
países. Señala que no deben reparar en principios
morales de ninguna especie, ni tienen por qué distinguir
entre el bien y el mal o entre lo justo e injusto, porque todo
cede frente al provecho del gobierno. Y precisamente de esto, nació el
maquiavelismo.
8. Ciencia y tecnología
- Los primeros pasos:
No existe una fecha precisa para determinar el inicio
del Renacimiento. Sin embargo, ya a comienzos del siglo XV
encontramos hombres como Fillippo Brunellschi, arquitecto que
construyó la cúpula de la catedral de Florencia y
la iglesia de San Lorenzo, en la misma ciudad. Lorenzo Ghiberti,
por su parte, pasó a la historia, ya que realizó
magníficos bajorrelieves en bronce en las puertas del
baptisterio de Florencia. Su obra maestra fue bautizada por el
propio Miguel Angel como la Puerta del Paraíso. Uno de los
ayudantes de Ghiberti más tarde llegó a ser
considerado también como un maestro de la escultura. Se
trata de Donato Bardi, más conocido como Donatello. Este
artista, también florentino, fue uno de los primeros en
utilizar modelos vivos
para sus esculturas, con lo que logró darles un gran
realismo.
- Un genio múltiple Leonardo da Vinci
(1452-1519)
Es el arquetipo por excelencia del hombre integral del
Renacimiento. Considerado como el genio más completo de
todos los tiempos, su obra abarca no sólo el campo de las
artes, sino también el de las ciencias físicas y
naturales y el de la filosofía. Leonardo fue un personaje
del futuro. Hace casi cinco siglos que murió, pero estuvo
más despierto que la mayoría de los hombres y
mujeres que hoy están a punto de cruzar la frontera del
tercer milenio.
Científico y artista, supo combinar como nadie la
razón con la intuición y la seriedad más
rigurosa con el espíritu lúdico. Su figura no cabe
en ningún molde ni admite etiquetas, porque con la misma
pasión y maestría fue pintor, escritor, cocinero,
ingeniero, biólogo, creador de acertijos y juegos de
palabras, escultor, inventor, artesano, humorista,
botánico, filósofo, arquitecto, físico… e
investigador de los secretos últimos de la realidad. En
él, los opuestos se integran y las paradojas se
reconcilian. Leonardo da Vinci fue un hombre que despertó
cuando todos los demás seguían durmiendo, como
escribió Dimitri Merejovski. Aunque no muy conocida,
existe en él una dimensión esotérica que
emana de su figura e impregna toda su vida y su obra. El
conocimiento que Leonardo tenía sobre lo oculto se
trasluce en su pintura y, sobre todo, en sus abundantes escritos,
plagados de pensamientos y observaciones que revelan su profundo
saber sobre los enigmas de la existencia. Todo su monumental
corpus de trabajo está teñido por este contacto con
lo que está más allá de los niveles
ordinarios de percepción.
Leonardo nació en Vinci, población cercana a Florencia el 15 de
abril de 1452. Hombre singular, genio indiscutible, personaje del
Renacimiento Italiano, escultor, ingeniero, inventor, dibujante y
pintor.
Fue hijo ilegítimo, pero hasta los 24 años,
único del notario ser Piero y de una campesina muy joven
Caterina (su padre tuvo luego otros once hijos en terceras y
cuartas nupcias). Por ese motivo así como por las
costumbres de la burguesía toscana de la época, el
joven Leonardo recibió una educación buena y
heterogénea en el seno de la familia paterna. Pudo
dedicarse sin trabas en los más distintos campos: en
rudimentos literarios, pero sobre todo en la música y en las artes
figurativas. Esto hizo que a los quince años su padre lo
colocara en el taller de Andrea de Verrocchio, cuyas
enseñanzas compartió con Sandro Botiticelli y a los
veinte pudiese inscribirse en la corporación de San Lucas.
Estas breves noticias ya nos dan una idea y perfilan algunos de
los trazos esenciales de la elevada y compleja talla universal de
Leonardo y de su posición respecto a la
civilización del Renacimiento de aquel entonces en uno de
los centros clave: la Toscana florentina y de los
Médicis.
Su vida artística se puede dividir en cuatro
períodos: florentino (1452-82), milanés (1489-99),
período de vida errante (1500-16) y el último que
abarca tres años, el de su exilio voluntario en Francia,
en la corte de Francisco I.
De su estancia en la corporación de San Lucas se tienen
pocas noticias, pero "La Anunciación" (Ufizi) para San
Bartolomé de Monteoliveto, donde la fusión de
la luz y la sombra
anuncia el "sfumato" leonardesco, tan encontrados en su obra
pictórica más representativa.
Como pintor, Leonardo sobresale por ser:
- Un maestro del claroscuro, capaz de modelar con
sutileza cualquier forma gracias a los juegos de luz y
sombra. - Un especialista de la composición
"clásica": logra simetría, triángulo y
solidez sin cansar. - Un refinado colorista, escoge cuidadosamente los
colores en
gamas y matices que contribuyen a la creación de una
atmósfera que da unidad al
cuadro. - Un perfecto dibujante: no se le escapa ningun detalle
y el escorzo de la mano de la Virgen de las Rocas es
digno de Mantegna. - Un cuidadoso analista de las expresiones del rostro,
en particular un maravilloso intérprete de la dulzura
femenina. - El creador de la misteriosa sonrisa de la Gioconda:
este aspecto es parte de lo anterior. La sonrisa de la mujer
nace en la comisura de sus labios y se encuentra en la
mayoría de sus rostros femeninos, hasta inclusive en su
San Juan.
En 1481 los monjes de San Donato de Scopeto, cerca de Florencia,
le encargan la "Adoración de los Reyes Magos" y un "San
Jerónimo" (1482 Pinacoteca Vaticana), en el que en un
ambiente
claroscuro asocia la figura al ambiente de la caverna, anticipo
del de la "Virgen de las Rocas". En este período la
mentalidad de Leonardo se desarrolla en contacto con la cultura
humanística florentina.
Mientras se dedicaba a otros trabajos que emprendía, como
fueron: hidráulica, ingeniería y escultura, pintó dos
grandes obras: la "Virgen de las Rocas" (1483-93, Louvre), lo
suave ambiguo de los tipos y la fusión pictórica
entre la figura y el ambiente hacen de ellas una muestra de la
poesía
figurativa de Leonardo. La segunda gran obra de su período
milanés es la "Santa Cena" o "Ultima Cena" como
también suele llamarse (1499, refectorio de Santa
María delle Grazie), en la que abandona el esquema
geométrico, supliéndolo por un nuevo ritmo, en una
perspectiva arquitectónica casi maciza.
Permaneció en Milán hasta 1500, después se
trasladó primero a Mantua, donde retrató a "Isabel
de Este" (Louvre), más tarde a Venecia y finalmente
volvió a Florencia. En la capital
toscana, también dedicado a su búsqueda
científica, inicia una nueva era y pinta dos obras
capitales, "Santa Ana" (1501, Londres Royal Academy) y "La
Gioconda" (1503, Louvre), acaso retrato de Mona Lisa, es el
único de los realizados por LEONARDO cuya paternidad no ha
sido discutida. Siempre fue considerada como la cima del arte del
retrato de todos los tiempos. En ella alcanza perfección
extraordinaria el "sfumato", del que ya anteriormente hemos
hablado. No solo ha sido copiada infinidad de veces, sino
además objeto de deformaciones y manipulaciones.
Por su universalismo y naturalismo, Leonardo transforma el orden
gótico. A la perspectiva lineal añade la
perspectiva atmosférica. En sus escritos elaboró
teorías
científicas de la perspectiva, de la anatomía, del
color y de las
sombras.
La obra científica de Leonardo, en especial sus originales
contribuciones a la mecánica de los sólidos y de los
fluidos, sus invenciones, quedó casi desconocida de sus
contemporáneos.
A Leonardo no le interesaba la gloria, ni las riquezas, ni el
reconocimiento de sus contemporáneos. Dos años
antes de morir, se instaló en el castillo de Cloux, cerca
de Amboise, en el valle del Loira. Ocupó su tiempo en
poner en orden sus manuscritos, en dibujar visiones
cósmicas y en recrear amorosamente, pincelada a pincelada,
su cuadro más amado: el retrato de la dama misteriosa que
conocemos como La Gioconda. Junto con la inquietante figura de
San Juan, fueron los dos únicos cuadros que
conservó a su lado hasta el último momento.
En su testamento dejó una pequeña viña, un
vestido, algunos ducados para sus sirvientes, y sus manuscritos,
que legó a su fiel Menzi. Vivió como un
"infiltrado" en la sociedad de su
época, pero su cordura y su sentido común le
ayudaron a sobrevivir sin crearse demasiados problemas.
Tenía que ganarse la vida y fue cuidadoso con sus
protectores.
Hasta cierto punto la iglesia fue su primer cliente, pero no
resistió la tentación de cuajar sus pinturas
religiosas de simbolismos heréticos. Murió en
soledad y trabajando. Para muchos, su legado es el patrimonio
artístico de valor
incalculable que dejaba para la Humanidad. Para algunos pocos, su
verdadero legado va más allá. Lo más
importante de su herencia puede
que haya estado
protegido por un sistema de
apertura retardada, que ahora mismo está a punto de
activarse y desvelarnos su contenido. Justo en estos momentos de
cambio global y de profunda transformación, es cuando se
hace necesario ampliar las fronteras mentales para internarnos en
otras dimensiones de la realidad. Algo en lo que Leonardo, sin
duda, también fue un maestro.
A continuación nombraré y describiré
características del artista que se relacionan directamente
con su obra.
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