9. Beneficios para la Industria
Venezolana
A estas alturas, en el mundo y en Venezuela, ha
quedado super-claro que un esquema de integración produce muchos más
beneficios que en aquellos casos en que se marcha en solitario,
amparado en la desgastada premisa populista de que el ejercicio
de la soberanía estatal no conoce de
restricciones.
Es cierto que los órganos supranacionales pueden
emitir pronunciamientos que no nos favorezcan siempre, pero
precisamente el éxito de un esquema de integración
se basa en gran medida en la seguridad que eso
mismo proporciona. De lo que se trata es de tener más
éxitos que fracasos, no de pretender salir incólume
de un proceso en el
que convergen múltiples intereses que es necesario
coordinar y poner al servicio del
bien común.
Un grupo de
personalidades totalmente independientes, del mundo
académico, profesional, agrupados en el Foro de Integración y
Comercio
Internacional (FICI), que es un órgano de
reflexión, se ha querido alertar al alto gobierno esto que
es un camino equivocado. En cambio,
quienes tienen a su cargo específicamente conducir y
administrar la política de
integración, como es el ministro de Producción y Comercio (J.J.
Montilla), no han querido siquiera reunirse ni oír a
quienes por su experiencia saben algo de estas cosas y aspiran a
aportar su punto de vista.
Se anticipan tiempos difíciles para la
integración y de allí resultarán mayores
inconvenientes para el pueblo venezolano al que quieren hacer
creer que en solitario nos irá mejor que caminando juntos
en un proceso de integración exitoso.
El año 1999 no fue un buen año para la
integración y el comercio
exterior. Los resultados, parciales algunos, así lo
revelan. En particular, el comercio con aquellos países
con los cuales tenemos acuerdos comerciales de integración
firmados, el caso de la Comunidad
Andina de Naciones y el G3 desmejoró, inclusive
más que con el resto de nuestros socios comerciales.
Específicamente, el peor resultado fue con Colombia, cuya
importancia y magnitud es la más relevante.
Los números son determinantes y comprobatorios. El
tráfico comercial con Colombia, en ambas vías,
exportaciones e
importaciones, se
redujo a la mitad, con el agravante de que afecta uno de nuestras
primeras prioridades internacionales: desarrollar exportaciones
no petroleras. Con el resto del área andina la
situación fue similar, con la excepción de Bolivia el
tráfico con Perú y Ecuador
disminuyó en magnitudes similares, afectando
también los principales productos de
exportación venezolana. El resultado neto
es que con la Comunidad Andina
de Naciones, nuestro principal y más sólido
mercado de
integración, los resultados fueron, quizás,
alarmantes.
Las causas de este deterioro pueden detectarse en varios
componentes, dentro de los cuales destacan dos grandes
explicaciones. Por una parte, el impacto del comportamiento
interno de cada economía, con rasgos
muy claros de recesión que impactaron el comercio exterior
y, por la otra, medidas de política que tendieron a
acentuar un sesgo proteccionista, muy en particular del lado
venezolano. El año 1999 estuvo lleno de noticias de
restricciones al comercio, mucha unilaterales, las que,
evidentemente, originaron represalias similares. Fuera del
contexto de la Comunidad Andina el Grupo de los 3 sufrió
igual, aunque menor efecto, con México
encabezando una reducción del orden de 1/3 del comercio, a
pesar del mejoramiento de la situación de ese
país
Fuera de él, en el resto del continente, y en
especial con América
Latina, los resultados fueron similares. Mejoramos levemente
nuestras exportaciones no petroleras hacia Estados Unidos,
pero se redujeron las importaciones en, también, 1/3 con
respecto al año anterior. En el subcontinente destaca el
resultado con Brasil,
país de especial énfasis de la política
oficial, cuyos resultados son semejantes a los
anteriores.
En general, un año muy poco positivo, de limitados
avances comerciales, hacia las áreas de integración
y, globalmente, hacia nuestros clásicos socios
comerciales, los Estados Unidos y Colombia, quizás
explicados por la profunda recesión venezolana, el
diferencial cambiario que afecta la competencia
venezolana y medidas de carácter restrictivo que
acentuaron el efecto de las anteriores.
Desde luego, un cambio perceptible de la política
exterior, en la búsqueda de nuevos mercados hacia el
Asia y
Europa,
quizás produzca resultados a mediano plazo, pero el
resultado neto fue una pérdida de las ventajas ya logradas
por Venezuela en sus mercados más rendidores.
Finalmente, por si fuera poco, después de un intento
de consistencia, casi único en Venezuela, de aumentar
sistemáticamente año tras año las
exportaciones no petroleras, una de las prioridades sobre las
cuales el país tiene el mayor consenso, se logro
reducirlas.
La reestructuración industrial en términos de
una transición desde la maquina-factura a la
sistemo-factura, esto es una nueva práctica organizacional
en la cual la integración de las unidades productivas,
vía la tecnología
automizada, generan nuevas relaciones y prácticas integrales de
trabajo supeditadas a orientaciones individuales. Ahora bien,
esta reestructuración industrial cuyas características más importantes
acabamos de mencionar sin embargo, no explican, de manera
inmediata el incremento de la competitividad
internacional. Debemos, a continuación, dedicar a las
formas que adopta la empresa
transnacional en los procesos de
globalización, especialización y
regionalización.
Programa de reactivación industrial
- Financiamiento de bienes de
capital y
materia
prima para la PyMI. - Financiamiento para la ampliación y
modernización de nuevos proyectos
industriales. - Fortalecimiento del sector industrial.
- Sistema de información de industria y comercio
(SIC). - Plan de creación y consolidación de nuevas
empresas
productivas y sus redes. - Plan de desarrollo
de la microempresa. - Plan de desarrollo de cooperativas.
- Programas ofrecidos por Sogampi para atender necesidades
financieras de las PyMI`s. - Censo de requerimientos de la pequeña y mediana
industria. - Promoción de las actividades de
certificación de la calidad en
las PyME`s
Otros proyectos:
Comercio, promoción de exportaciones e
integración
- Compras Gubernamentales.
- Creación de unidades de promoción,
información y desarrollo de nuevos mercados de inteligencia. - Creación de consorcios de exportación.
- Creación de institutos de alta dirección y formación empresarial
para exportar. - Desarrollo de parques industriales y zonas francas.
Infraestructura de apoyo a la producción
- Activación programa de
concesiones - Tratamiento de residuos industriales
- Desarrollo de capacidad de almacenamiento en frío para productos
perecederos - Programa y plan de
mantenimiento
industrial - Plan de conservación de cuencas
Desarrollo empresarial y del recurso humano
- Plan de Empleo
Concertado - Programa Bolsas de Trabajo
- Proyectos de la cadena petroquímica.
- PVC II. Producción de 120 mil Tm de PVC.
- Roca parcialmente acidulada
- Muelle petroquímico (Se inició su construcción)
- Amoniaco-Urea Etileno/Polietileno/Glicoles
- Expansión Metor
- Expansión Supermetanol
11. Economía Venezolana en el
Mundo
Venezuela sigue una política de acercamiento con la
región Asia-Pacifico, particularmente, el ámbito
económico. Esto ha llevado al fortalecimiento de las
relaciones diplomáticas con los países del
área así como a la concertación en Venezuela
entre organismos públicos, empresas estatales y el sector
privado, a fin de crear una conciencia
nacional sobre la potencialidad que representa el vasto mercado
asiático. En lo multilateral, se ha planteado la
búsqueda de mayores intercambios institucionales entre
organismos latinoamericanos como la Comunidad Andina y el Grupo
de Río con organizaciones
asiáticas como la Asociación de Naciones del
Sudeste Asiático (ASEAN).
Las potencialidades de Venezuela en Asia Pacifico se sustentan
principalmente en el sector energético. Las
economías de la región, con elevados y sostenidos
crecimientos económicos, requieren cada vez de mayor
energía. Se calcula que su demanda de
petróleo y
derivados aumenta anualmente en un 10%, lo que implica para este
año, requerirán de 5 millones de barriles diarios
adicionales. Para esa fecha, Asia-Pacifico estaría
consumiendo mas petróleo que América
del Norte. Esto representaría un cambio gradual en la
configuración del mercado petrolero internacional, a
medida que los países asiáticos jueguen un papel cada vez
más importante en el comercio y la inversión petrolera. Como país
eminentemente petrolero, esta realidad abre numerosas
posibilidades para Venezuela.
a) Relaciones comerciales
Actualmente, Venezuela posee un limitado intercambio comercial
con los principales socios comerciales asiáticos de
América Latina (en orden decreciente, Japón, Corea
del Sur, Hong Kong, China,
Taiwán, Singapur y Malasia). Venezuela es apenas el
séptimo socio comercial de Asia-Pacifico, detrás de
Argentina,
Brasil, Chile,
México, Panamá y
Perú. Para 1996, el intercambio comercial de Venezuela con
los países de Asia-Pacífico llegó a US$1.200
millones, siendo Japón el principal socio, con un comercio
bilateral estimado en US$700 millones.
Sin embargo, se espera que la complementariedad existente y el
considerable interés
demostrado por los principales países asiáticos en
la oferta
exportable venezolana de petróleo, orimulsión,
acero, mineral de
hierro,
aluminio y
productos petroquímicos impulse las relaciones
económicas.
En 1996, las exportaciones tradicionales (petróleo,
derivados del petróleo y hierro) sumaron aproximadamente
US$400 millones en comparación con un monto de US$154
millones en 1993. Las exportaciones no tradicionales fueron de
200 millones de dólares en 1996, lo que significó
una reducción de 45% respecto a 1995, cuando alcanzaron a
US$359 millones. En 1994 habían sido de US$303 millones y
en 1993 de US$264 millones. La disminución en las
exportaciones no tradicionales hacia el Asia significó que
su participación en el total de las exportaciones no
tradicionales venezolanas descendiera a 5%, después de
haber alcanzado en años anteriores porcentajes de 7% y
8%.
Japón es el principal destino de las exportaciones
venezolanas en la región. En las no tradicionales tiene
una participación que oscila entre el 82% y el 72% entre
1993 y 1996. Este último año presentó el
menor porcentaje del período, pues las exportaciones
descendieron a US$143 millones, lo que representó una
caída de 51% respecto a su valor en 1995,
cuando fueron de US$293 millones. Los otros dos países de
la región hacia los cuales se registran exportaciones no
tradicionales de cierta significación son Corea y
Taiwán. La participación conjunta de ambos en el
total es superior al 20%. Sin embargo, el comportamiento de las
ventas hacia
uno y otro destino ha sido diverso. Mientras las destinadas a
Corea han tendido a aumentar, las dirigidas a Taiwán han
disminuido notablemente. Estas últimos, que en 1993
llegaron a US$44 millones, fueron de solo US$20 millones en
1996.
Para el resto de los países de la región
Asia-Pacífico se registran exportaciones no tradicionales
de montos pequeños y muy variables, que
fluctúan alrededor de los US$5 millones o cifras
aún menores.
Las importaciones venezolanas provenientes de Asia fueron en
1996 de US$585 millones, de las cuales US$552 millones (94%) se
originaron en la región Asia-Pacífico.
También en las importaciones se registró una
disminución respecto a años anteriores.
Además, hubo un comportamiento errático de las
mismas, que probablemente refleja la evolución de la demanda venezolana. En 1993
fueron de US$1.190 millones, en 1994 de US$697 millones y en 1995
de US$942 millones.
Japón es el principal país de origen de las
importaciones venezolanas provenientes de los países
asiáticos del Pacífico. La participación de
los productos japoneses en el total de las importaciones
venezolanas fue en todos lo años considerados superior al
54% y en 1993 de 69%. Corea y Taiwán son los dos
países que le siguen en importancia, en cuanto al valor de
las importaciones. La participación de ambos países
en el total de las provenientes de la región ha tendido a
aumentar. En 1996 era de 16,5% para Taiwán y de 11,6% para
Corea.
Del resto de los países, destacan las importaciones
originarias de Nueva Zelanda- básicamente leche– que han
venido creciendo consistentemente y en 1996 representaron un 10%
de las provenientes de la región (US$55 millones).
También son significativas las originadas en Hong Kong y
Singapur. En el caso de Hong Kong éstas han disminuido
radicalmente entre 1993 y 1996 al pasar de US$133 millones a US$9
millones entre ambos años. En el de Singapur
también han disminuido, pero en menor proporción.
En todos los otros orígenes se registran importaciones
inferiores a US$10 millones durante el período
considerado.
Las perspectivas de las exportaciones venezolanas en la
región Asia-Pacífico son favorables. Las más
auspiciosas son las de la Orimulsión, un bitumen producido
por la empresa estatal
BITOR, que sirve para la generación de energía en
plantas
eléctricas. Las reservas de este crudo extra pesado se
calculan en aproximadamente 280 mil millones de barriles. El
crecimiento
económico de Asia Pacifico en los próximos
veinte años requerirá la creación de
numerosas plantas eléctricas. Si BITOR logra captar una
fracción de este nuevo mercado, los beneficios para
Venezuela serían considerables. Esta filial de la
compañía petrolera nacional, PDVSA, está
realizando una intensa campaña de penetración del
mercado asiático, enfocada principalmente en China,
Japón, Corea del Sur, Tailandia y Taiwán.
Actualmente la producción anual de Orimulsión es
de 5 millones de toneladas. Dentro de apenas tres años,
Asia-Pacífico podría estar importando 3 millones de
toneladas. Japón ya importa un millón de toneladas
métricas anualmente y existe la posibilidad de aumentar el
suministro a cinco millones de toneladas por año. Con
China, se firmo a principios de
1997 un contrato para la
venta de un
millón de toneladas anuales, por un período de
cinco años. Para el año 2005, se proyecta
cuadruplicar la producción anual de Orimulsión,
para llegar a 20 millones de toneladas. De continuar la tendencia
actual, la región podría estar importando la casi
totalidad de esta producción.
b) Inversiones
En la captación de inversiones
provenientes de la región Asia-Pacífico Venezuela
ha materializado acciones
concretas y promisorias. En 1997, se comprometio considerables
inversiones por varios miles de millones de dólares,
centradas en los sectores energético y minero.
Las principales son:
CHINA: La Corporación Nacional China de Petróleo
ganó, en 1997, dos importantes licitaciones en la tercera
ronda de apertura petrolera. Estos dos convenios operativos, con
la compañía petrolera nacional, PDVSA,
significarán una inversión de US$358 millones y
constituyen el primer paso de ese país en la
relación bilateral energética. Además,
próximamente se firmará un convenio de
asociación para construir un módulo con la
capacidad de producir 100.000 barriles de Orimulsión, a un
costo de US$320
millones. Existe la posibilidad de que el convenio puede
extenderse hasta tres módulos adicionales con similares
características.
AUSTRALIA: La principal empresa australiana especializada en
los sectores de minería,
energía y comunicaciones
-Broken Hill Propietary- firmó, también en 1997, un
contrato de asociación con dos empresas venezolanas
-SIVENSA y Ferrominera del Orinoco- para la construcción
de una planta productora de briquetas de hierro para el mercado
suramericano y estadounidense. El monto total de la
inversión australiana es de aproximadamente US$650
millones.
COREA DEL SUR: En mayo de 1997, comenzó la
construcción de una planta llamada POSVEN para producir
briquetas de hierro. El 70% de la composición accionaria
pertenece a cinco empresas surcoreanas, principalmente la Pohan
Steel and Iron Company (POSCO) con un 40%. El monto total de la
inversión asciende a US$3.400 millones. Corea del Sur
mantiene, además, importantes inversiones en el
país, principalmente en los sectores
automovilístico y siderúrgico.
Adicionalmente, importantes compañías
surcoreanas, japonesas y australianas han formado consorcios para
participar en los procesos de privatización de los
sectores siderúrgico y del aluminio. En éste
último, Japón ha tenido una participación
importante desde los años setenta.
c) Relaciones político-diplomáticas
Venezuela mantiene una activa presencia en Asia
Pacífico. Existen relaciones diplomáticas con
veinte países; hay siete embajadas, un Consulado General
en Hong Kong y, recientemente, se nombró un Cónsul
Honorario en Bangkok. Las relaciones se estructuran en torno a cinco
polos principales de acuerdo al nuevo mapa económico de
Asia Pacifico: Japón; China; los países de reciente
industrialización; los miembros de la Asociación de
Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN); y los países
de Oceanía. Adicionalmente, se hace seguimiento a los dos
principales mecanismos de integración: la APEC y la
ASEAN.
Desde principios de los años noventa, se observa un
gradual acercamiento entre América Latina y Asia Pacifico
y una intensificación de intercambios de alto nivel que
refleja la creciente y mutua concientización sobre las
potencialidades económicas existentes entre ambas
regiones. Dentro de este contexto, Venezuela ha demostrado
interés en fortalecer sus relaciones con la región
Asia Pacífico. En 1997, el Ministro de Relaciones
Exteriores, realizó una gira por cuatro países de
la región: Japón, China, Corea del Sur e Indonesia.
Esta constituyó la Visita Oficial más ambiciosa
emprendida por un Canciller venezolano a esa región. En el
transcurso de sus reuniones, el Canciller transmitió las
posibilidades existentes para el inversionista asiático.
El Canciller viajó acompañado por una nutrida
delegación de empresarios del sector privado y de empresas
estatales y apoyó activamente las gestiones que realizan
en los mercados asiáticos.
Configuraciones de riesgo: la
posición de los países latinoamericanos
Como ya se indicó, la crisis
asiática ha generado una creciente desconfianza respecto
de las economías emergentes. Así, las perspectivas
de éstas en 1998 estarán en gran medida
determinadas por las percepciones de los inversores y analistas
internacionales. Estos evalúan las economías
emergentes a la luz de una serie
de criterios: nivel de desarrollo, potencial de crecimiento,
situación en materia de
equilibrios macroeconómicos interno y externo, riesgo
político y credibilidad de la política
económica, estado del
sistema
bancario.
Como era de prever, la tipología resultante da cuenta
de la crisis que afecta a las economías asiáticas y
de sus principales consecuencias. Esto se advierte en la
configuración de los ejes. El eje horizontal resume las
variables asociadas al desempeño macroeconómico
interno (crecimiento en el período 96-97, inflación
y situación de las finanzas
públicas principalmente), a las que se suman las
variables más cualitativas que dan cuenta de la percepción
del riesgo político y de la credibilidad de la
política económica, así como el estado de
los sistemas
bancarios. Este eje separa los países que gozan de una muy
buena reputación en los mercados internacionales apoyada
en la solidez de sus bases macroeconómicas.
El eje vertical distingue las economías en
función de su evolución reciente a nivel de las
tasas de cambio (fuerte depreciación real o, al contrario, relativa
estabilidad cambiaria) y de su grado de vulnerabilidad financiera
externa, expresado por la importancia de su déficit
corriente y por la solidez de su posición externa
(relación entre las reservas internacionales y la deuda externa de
corto plazo).
En la medida en que las turbulencias desatadas por la crisis
asiática no se han apaciguado, parece lógico que un
factor de discriminación importante esté dado
por la credibilidad financiera externa. Así, como ya se
señaló, el grupo 1 está constituido por los
países menos amenazados por la crisis. Si la pertenencia
de Taiwán a este agrupamiento (menos afectado por los
problemas de
sus vecinos), de Hong Kong (que resistió exitosamente al
ataque especulativo de fines de octubre) y de Chile (único
país latinoamericano del grupo) parece lógica,
el caso de Malasia puede llamar la atención. Sin embargo,
su presencia en este grupo refleja una credibilidad financiera
superior a la de los países asiáticos más
afectados por la crisis que es consistente, como se verá
más adelante, con el débil incremento sufrido por
los spreads de sus euro-obligaciones.
Aunque muy heterogéneo, el grupo 2 está
conformado por economías relativamente sólidas pero
que son vulnerables debido a su elevado endeudamiento externo y
al desequilibrio comercial externo potencial que, en la mayor
parte de los casos, las caracteriza. Argentina, México,
Uruguay (que
no se analiza en este estudio) y Venezuela son los países
latinoamericanos que forman parte de este grupo.
Por su parte, el grupo 3 está definido por los rasgos
de los países que constituyen el epicentro de la crisis
(Tailandia, Indonesia, Corea del Sur y Filipinas): fuerte
depreciación de las monedas nacionales y un grado de
vulnerabilidad financiera externa que sigue siendo sumamente
elevado. Obviamente, ningún país latinoamericano
forma parte de este grupo.
Finalmente, el grupo 4 se caracteriza por desequilibrios
macroeconómicos diversos, junto con una situación
de volatilidad financiera potencial. Tres países
latinoamericanos forman parte de este grupo (Brasil, Colombia y
Perú).
De todas formas, en un contexto de crisis y gran volatilidad,
la tipología resultante no es estable y, por lo tanto, no
ofrece elementos que permitan evaluar las trayectorias
previsibles.
La mejoría relativa de los países
latinoamericanos en este plano no es sólo el resultado
mecánico del deterioro de la situación de los
establecimientos financieros asiáticos. Ella refleja
también los progresos realizados en los dos últimos
años: aunque convalecientes tras las crisis de 1994-95,
los sistemas bancarios latinoamericanos se caracterizan por un
vasto proceso de reestructuración que se acompaña
de una paulatina mejoría de sus indicadores
del comportamiento económico.
Comercio exterior perspectivas poco favorables
Aunque la dependencia comercial global de América
Latina con respecto a los países asiáticos es
relativamente baja (alrededor del 10 % de las exportaciones
totales tienen ese destino), ciertos países de la
región presentan un nivel importante de comercio con
Asia.
En efecto, un porcentaje significativo de las exportaciones
totales de Chile, Perú y en menor medida Brasil y
Argentina se dirigen a los países asiáticos. Aunque
todos ellos se verán afectados por la fuerte caída
del crecimiento asiático, en los casos de Perú y
sobre todo Chile, el comercio constituye uno de los principales
canales de transmisión de la crisis.
Es interesante notar que en los primeros ocho meses de 1997
las exportaciones latinoamericanas hacia Asia se aceleraron
significativamente. Probablemente, esto refleja el hecho que los
importadores asiáticos, anticipando las devaluaciones,
adelantaron sus compras externas.
La fuerte caída de las importaciones asiáticas del
mes de septiembre confirma esta hipótesis.
Este fenómeno se observa claramente en el caso de
Chile. Mientras que en el mes de agosto de 1997 más del 40
% de las exportaciones se dirigieron hacia el mercado
asiático, en septiembre esta proporción cayó
al 34 %. El adelanto de compras preanuncia una caída
aún más fuerte de las importaciones de la
región asiática, superior a la inducida por la
disminución del crecimiento.
La consideración simultánea de las fuentes de
vulnerabilidad interna y de los canales directos de
transmisión internacional de la crisis asiática
examinados en este trabajo permite evaluar de manera más
precisa el impacto del contexto actual sobre cada uno de los
países latinoamericanos considerados.
Por un lado, Argentina, Brasil y Perú aparecen como los
países potencialmente más afectados. Los dos
primeros se ven fragilizados por la magnitud de sus necesidades
de refinanciamiento, mientras que el tercero es sobre todo
afectado por su inserción comercial externa.
Además, la posición de Brasil se ve deteriorada por
la fragilidad global resultante de los desequilibrios
macroeconómicos que el plan lanzado el 10 de noviembre de
1997 intenta corregir.
Por otro lado, Colombia, Chile, México y Venezuela
muestran, en principio, un menor grado de vulnerabilidad.
Colombia, Chile y Venezuela se ven principalmente afectados por
la caída de los precios de las
materias primas, en tanto que las fragilidades de México
no aparecen excesivamente concentradas en un solo factor. Cabe
finalmente señalar que la posición de Chile se ve
afectada por sus vínculos comerciales con Asia. Sin
embargo, su alta sensibilidad respecto de los factores
comerciales es en parte compensada por la solidez de su
situación financiera global y por la elevada credibilidad
que suscita el manejo de la política económica de
ese país.
Por último conviene hacer dos observaciones de singular
importancia. En primer lugar, como ya se indicó, un cierto
número de efectos indirectos de difícil
medición no han sido considerados, a pesar de que
podrían ejercer una influencia decisiva en una crisis de
gran amplitud como la actual. Además del ya
señalado " efecto competitividad ", en una economía
globalizada la existencia de un riesgo financiero
sistémico en los países desarrollados puede
engendrar un proceso de iliquidez mundial. Asimismo, una
desaceleración aún más pronunciada que la
prevista en el crecimiento de los países de la OCDE
implicaría, entre otras cosas, una menor demanda de
materias primas (con su consecuente presión hacia la baja
en los precios). Por otra parte, en este trabajo no se han tomado
en cuenta en forma sistemática los " efectos
multiplicadores ": fragilidades suplementarias derivadas de las
dificultades de países socios (caso de Argentina y Chile
con respecto al Brasil, por ejemplo).
En segundo lugar, el análisis de los efectos más directos
de la crisis asiática no toma en cuenta la capacidad de
reacción de los países latinoamericanos
considerados. En efecto, los impactos aquí analizados no
deben ser tomados como hechos totalmente ineluctables. Su
repercusión en el funcionamiento de las economías
de la región depende en buena medida de las políticas
económicas que se adopten. De hecho, las autoridades
gubernamentales han reaccionado, en la mayoría de los
casos, rápidamente, introduciendo modificaciones en las
políticas monetarias, fiscales y comerciales.
En el plano financiero y teniendo en cuenta las
consideraciones realizadas en las economías más
afectadas por la crisis asiática en nuestra región
–Brasil y Argentina- muestran a ese respecto, signos
positivos. Brasil, por ejemplo, presenta promisorias perspectivas
de crecimiento para los próximos años según
las evaluaciones realizadas por distintos organismos, bancos y
consultores internacionales. Cinco meses después de la
crisis que enfrentara en noviembre de 1997, el gobierno
brasileño regresó al mercado internacional lanzando
con éxito una emisión de títulos en Nueva
York por 500 millones de dólares a 30 años, con
Godman y Morgan. En el segundo semestre de 1998 se realizó
otra emisión, en marcos alemanes, por 411 millones de
dólares.
Ambas emisiones constituyen un test del mercado
internacional para las empresas brasileñas, que deben
salir a refinanciar su deuda externa, que hasta ahora ha dado
resultados favorables. A eso se suma la baja de las tasas de
interés y una estimación de crecimiento del
PIB entre el
0% y el 1% en el segundo semestre. En el plano del comercio,
aún es prematuro realizar nuevas estimaciones. En el caso
de México, por ejemplo se observa una posible
reducción en 1998 de las exportaciones en el sector textil
ante la competencia de productos más baratos provenientes
de Asia-Pacífico.
12. Organismos Multilaterales de
Integración fuera de Latinoamérica
Organizaciones mundiales
Banco Mundial
Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Comercio y Desarrollo – UNCTAD
Fondo Monetario Internacional – FMI
International Development Network
OCDE
Organización Mundial de Comercio – OMC
Organización Mundial del Turismo
Organización de Naciones Unidas – ONU
Organismos del Sistema de Naciones Unidas
Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y
la Cultura –
UNESCO
13. Beneficios para la
Industria
SECTOR INDUSTRIAL
El objetivo de la
estrategia de
desarrollo industrial, que se fundamenta en la búsqueda de
la transformación del aparato productivo en condiciones de
equidad y competitividad. En este sentido, las líneas
estratégicas a a seguir son:
Fortalecimiento de las pequeñas y medianas industrias y
empresas (PyMIs/PyMEs) así
como de la microempresa y cooperativas, como dinamizadoras del
sector industrial y de la economía en general. Desarrollo
de cadenas productivas Estímulo a la inversión
privada.
La política industrial buscará el desarrollo de
una Industria competitiva, basada en la concertación de
sus agentes, el impulso a grupos mixtos de
concertación y una reformación de los esquemas de
desarrollo productivo que los potencie, generando la sinergia
buscada, a través del desarrollo de la industria de
procesos y sus sectores conexos.
Estas políticas tienen por finalidad generar una
estructura
industrial de mayor diversificación,
especialización, valor agregado nacional y con mayor
capacidad de empleo.
Por otra parte, se impulsará una serie de
políticas complementarias que coadyuvan al desarrollo de
las PYMI´s y cadenas productivas, entre las que se
destacan:
- Política de financiamiento y garantías.
- Desarrollo y transferencia tecnológica.
- Desarrollo empresarial y de recursos
Humanos - Reforma institucional.
- Sistema de información industrial.
- Sistema de certificación, calidad, normalización y metodología.
- Promoción e inducción de infraestructuras
logísticas de servicios de
apoyo a la producción. - Política comercial, de promoción de
exportaciones e inteligencia de mercados. - Política de privatización.
Política de desarrollo de las PyMIs/PyMEs
Esta política está centrada en el desarrollo,
creación y expansión de las PyMIs/PyMEs apoyada en
la asistencia financiera, la renovación de la plataforma
tecnológica y el incremento del capital de
trabajo, a fin de potenciarla como generadora de empleo
directo y valor agregado, creando efectos multiplicadores en todo
el aparato productivo. Esta política incluye
también programas
destinados a crear y desarrollar microempresas
y cooperativas como formas de organización productiva que tengan
continuidad y por ende que no se reduzcan a un aspecto
asistencial y al mismo tiempo incorporen
al mercado a amplios sectores de la población.
Política de desarrollo de cadenas productivas.
Esta política se continuará implantando en las
áreas de:
Forestal, pulpa, papel, cartón, artes gráficas
Algodón, textil y confección.
También se desarrollarán cadenas en:
Resinas, olefinas, plásticos.
Aluminio.
Sidero-metalúrgica.
Construcción.
Autopartes.
Turismo.
Industria militar.
Bovinos de carne.
Cacao.
Frutas frescas y concentrados de frutas.
Derivados del mar.
De igual forma, se contempla dictar las medidas necesarias a
fin de impulsar tanto la industrialización de los hidrocarburos
en el país, en especial del gas y sus
derivados, los procesos químicos y petroquímicos,
relacionados a la fabricación de fertilizantes, resinas
plásticas y productos petroquímicos intermedios con
la activa participación del sector privado. La
incorporación del factor militar y construcción en
la conformación de encadenamientos productivos se le da
una connotación estratégica. Se contempla el
impulso de cadenas agrícolas, en las cuales el país
tiene ventajas competitivas como es el caso de la carne bovina y
el cacao, propiciando de esta manera las exportaciones en y hacia
nichos de mercado no tradicionales. Como aspecto restrictivo se
contempla el factor ecológico como elemento de
formación de cadenas de valor, de tal forma de tener
consistencia con los condicionamientos internacionales orientados
en este sentido.
Impulso a la inversión privada.
La economía venezolana orientada a reducir la
dependencia de las exportaciones básicas, depende de la
captación de inversión privada y tecnología.
Por consiguiente, la normativa legal debe estar orientada a
proteger y promocionar las inversiones, especialmente las
destinadas al desarrollo del aparato productivo, establecer la
obligatoriedad del registro de los
capitales que ingresan al país, dar garantías de
igual trato, tanto al inversionista nacional como al extranjero,
garantizar la libre convertibilidad de la moneda, así como
un trato justo en las controversias que pudiesen surgir sobre sus
inversiones, respetar los acuerdos que en esta materia haya
suscrito Venezuela de manera bilateral o multilateral y
determinar los incentivos
pertinentes para el desarrollo de la inversión productiva.
En este sentido, las medidas son:
Armonizar las normas que rigen
el Impuesto Sobre la
Renta con las disposiciones del Código Orgánico
Tributario y los Convenios de Doble Tributación. Dictar
normas que regulen la contratación de la administración
pública, con la finalidad de incrementar la seguridad
jurídica del inversionista que permita una mayor
transparencia y rapidez en los procesos de contratación
pública. Modificación de la ley de
licitaciones, a fin de mejorar la transparencia en las
adquisiciones del sector público, impedir las
prácticas discriminatorias contra los sectores productivos
nacionales, equiparar las condiciones de competencia de las
ofertas nacionales frente a las extranjeras y establecer
sanciones efectivas y otras medidas contra las prácticas
fraudulentas y de corrupción
en las licitaciones.
Política de financiamiento para el sector
industrial.
Contempla facilitar el acceso de PYMIs/PYMEs al crédito
bancario, unificando los organismos financieros del Estado, a fin
de manejar un fondo único global que incluya asistencia
técnica financiera y canalice recursos a
través del sistema
financiero nacional para apoyar el desarrollo del sector
industrial y propiciar la creación de un sistema nacional
de garantías recíprocas, el cual conjuntamente con
las corporaciones y fondos regionales de desarrollo
prestarán asistencia integral al sector.
Desarrollo y transferencia tecnológica.
Se prevé apoyar el desarrollo del sector industrial,
impulsando la investigación y desarrollo, así como
la asistencia e innovación tecnológica, on la
finalidad de viabilizar acciones de financiamiento, capacitación del recurso humano y
transferencia de tecnología, en la búsqueda de la
competitividad e integración de las cadenas productivas y
la conformación de complejos productivos. En este sentido,
las acciones propuestas son las siguientes:
Difusión del uso de nuevas tecnologías como
internet, nuevos
materiales
cerámicos, biotecnología,etc.
Programas de promoción y desarrollo de la capacidad de
innovación, gestión
y organización.
Intercambio de técnicos, gerentes y
tecnólogos.
Formación de Eco-consultores.
Programas de control de
CFC.
Concretar acciones dirigidas al mejoramiento de la productividad y
aumento del dominio
tecnológico de las empresas a través de mecanismos
de cooperación técnica internacional, nacional y
aprovechamiento de la capacidad tecnológica de las
universidades e institutos universitarios de tecnología
regional.
Desarrollo empresarial y de recursos humanos.
Esta política tiene por objeto la formación y
capacitación del recurso humano en todos los niveles
orientado al mejoramiento de la competitividad de las empresas y
el fomento de una nueva cultura empresarial con criterio de
responsabilidad
social en el desarrollo industrial. Entre las principales
acciones a desarrollar se puede mencionar:
Promover la visión del recurso humano como factor clave
para el incremento de la productividad, innovación
empresarial y la competitividad.
Diseñar un conjunto de medidas e instrumentos de
política para fomentar cambios y crear actitudes
laborales y empresariales, ante los retos de la competitividad,
tecnológicos, apertura de mercado y el entorno
económico.
Concertar un plan entre el sector público, privado,
universidades y centros tecnológicos, a fin de formar el
recurso humano basado en la educación para el trabajo y
el desarrollo de talentos.
Facilitar el desarrollo de una cultura informativa que
contribuya a mejorar la formación del recurso humano.
Política de reforma institucional.
Orientada a reestructurar los organismos financieros de apoyo
al sector industrial. En el marco de la Ley Habilitante, se
implementarán las siguientes acciones:
Suprimir, fusionar, modificar, liquidar o reformar institutos
autónomos, entre ellos las corporaciones de desarrollo
regional, así como las empresas del Estado, asociaciones y
fundaciones, y en definitiva cualquier estructura pública
descentralizada funcionalmente que se encuentre adscrita,
asignada o integrada al Ejecutivo Nacional con el objeto de
establecer un mejor sistema de control de
gestión y coordinación, así como adecuar
su adscripción, asignación o integración a
los ministerios que se determinen según su afinidad
sectorial.
En el Gran Viraje se planteaba la promoción y
difusión de mensajes culturales y comunicacionales que
incentiven a la población al trabajo, el respeto al
Estado de Derecho
y al rescate de la identidad
nacional. Es claro que una ejecución exitosa de la
estrategia planteada deberá acercar a la sociedad al ideal
de justicia y
equidad.
La aldea global que ha surgido ante la nueva situación
de la compleja y cambiante estructura internacional, se
manifiesta en una profunda fragmentación e
interacción de varias dimensiones, dando lugar al
surgimiento de nuevos alineamientos políticos, como se ha
venido describiendo en los últimos tiempos, mediante una
serie de ideas sobre la
globalización, proceso que es una realidad en la que
se encuentran inmersos todos los países. Se hace
más significativa la aparición de actores, que le
dan otra cara a este proceso de globalización que se ha
venido dando en los últimos años.
Dentro de este proceso, con sus diversos elementos aún
definiéndose, este fenómeno se va a seguir
acelerando, por una confrontación sociopolítica
entre la existencia de varias fuerzas relevantes. Siguiendo los
aportes de Eduardo Viola, distinguido profesor universitario de
la Universidad
Nacional de Brasilia, quien se ha dedicado al estudio serio y
sistemático al proceso de globalización, tenemos,
entre estas fuerzas, a los globalistas conservadores, globalistas
progresistas, globalistas sustentabilistas, los nacionalistas y
los nacionalistas-sustentabilistas.
En efecto, en los dos primeros grupos se coincide en los
principios de una economía abierta, un papel central de
las corporaciones transnacionales, pero divergen en el papel de
los organismos multilaterales y la falta de regulación de
los mercados
financieros, como lo han planteado destacados economistas
debe establecerse algún mecanismo de impuestos a los
capitales volátiles. Los globalistas progresistas procuran
un desarrollo basado en los parámetros del desarrollo
sustentable y defienden el camino democrático como
elemento de construcción de la gobernabilidad.
Los otros dos grupos, nacionalistas y los nacionalistas
sustentabilistas, defienden la economía proteccionista,
fuerzas armadas poderosas, son recelosos de las corporaciones
transnacionales y de los organismos financieros de
carácter multilateral, entre ideas que debaten y otras que
defienden.
Cada uno de estos grupos tiene un poder de
influir en las decisiones que las configuran como unos actores
con un potencial de autonomía, debido al contenido de
potencial organizacional de creación de redes,
visión del juego
político que están haciendo, lo que puede alterar,
quiérase o no, el rumbo de las políticas
públicas en el ámbito global.
Ante esta situación, ¿qué se puede hacer?
Informar y persuadir adecuadamente a los centros de gravedad de
esos actores y organizaciones, interactuar con sus voceros
más autorizados, y establecer relaciones que les permitan
a los miembros de ella tener una información clara y
oportuna de cómo nuestra región busca sacar
provecho del proceso de globalización, que a mi manera de
ver es una realidad, para lo cual debemos estar preparados para
sacar las ventajas que nos pueda dar desde el punto de vista de
acceso a los mercados, nuevas tecnologías,
actualización intelectual permanente (estamos en una era
del conocimiento
mucho más dinámica que antes).
Creo que en el futuro este será el desafío de la
acción internacional de nuestros países, analizar
la movilidad y propuestas de estas nuevas tendencias que se dan
en la globalización, para insertarnos de una manera
eficiente y con la mayor cantidad de ganancias posibles.
Las crisis económico-financieras de Asia (1997), Rusia
(1998) y Brasil (1999) no han sido superadas totalmente. Si bien
el FMI estima un
crecimiento económico mundial 3,4% en el 2000
(después de una desaceleración al 2% en 1998), los
factores estructurales que dieron lugar a cada una de dichas
crisis continúan presentes.
América Latina en su conjunto dejó de crecer en
1999 después de casi una década de expansión
económica. Los severos ajustes macroeconómicos y
reformas estructurales habían posibilitado un crecimiento
sostenido que alcanzó la cifra récord de 5,4% en
1997, la más alta en más de cuatro lustros.
Se pronostica una reactivación de las economías
latinoamericanas del 3% en el 2000.
El mundo no debe olvidar, sin embargo, los problemas
estructurales que aquejan al Asia, Rusia y brasil. Pese a las
diferencias existentes entre cada una de ellas, son muchos los
elementos comunes y todas están unidas por el
cordón umbilical de la globalización. Pienso que
estamos más bien en presencia de la primera crisis de la
globalización.
Asia y Rusia han servido para revelar el desafío que
tienen ante sí gobiernos nacionales y supranacionales,
organismos multilaterales y la sociedad civil
planetaria para alcanzar una transición armónica
hacia economías de mercado socialmente responsables. La
globalización no puede estar al servicio de la
especulación financiera e inmobiliaria, ni la
gobernabilidad económica mundial puede ser rehén de
instantáneos movimientos de capital amparados por la
ausencia de supervisión y control de los sistemas
financieros de los estados nacionales.
La globalización tiene que estar al servicio de todos.
No debe entronizar la ley de la jungla. Las reglas de juego de la
'aldea global' no pueden privilegiar a algunos a expensas de
otros. La globalización no debe contribuir a la
ampliación de la brecha entre países ricos y
pobres. Debe ser el instrumento privilegiado para la
erradicación de la pobreza.
América Latina podrá salir de la crisis
más fortalecida porque su estructura económica es
hoy más eficiente. Pienso que sin los ajustes
macroeconómicos y reformas estructurales emprendidas a
fines de la década pasada, el 'efecto contagio' de la
crisis asiática y rusa habrían provocado espirales
hiperinflacionarias similares a las de los años 70 y 80.
Pero como lo ha reconocido el propio presidente del Banco Mundial,
James Wolfenson, los equilibrios macroeconómicos no son
suficientes y se requiere una mejor y trasparente gerencia
pública, una lucha sin cuartel contra la corrupción
y mayor equidad social y distributiva del ingreso y la
riqueza.
Las tecnologías de la información y la revolución
de las telecomunicaciones abren oportunidades ilimitadas
para la construcción de una sociedad planetaria del
conocimiento. El individuo podrá ser el protagonista de su
propia superación. El Estado se ha replegado a su papel
regulador y debe convertirse en promotor de la eficiencia y la
equidad de las economías de mercado. Es preciso humanizar
la globalización y ponerla al alcance de todos.
Si los megabloques económicos, los organismos
multilaterales, los países industrializados y las
corporaciones multinacionales trabajan activamente para que las
regiones emergentes se inserten equitativamente en la
economía global, los esquemas de modernización
económica serán finalmente exitosos en Rusia,
Europa central y oriental, el Mediterráneo, el Medio
Oriente, Asia, Africa y
América Latina y el Caribe. Las tensiones políticas
y sociales derivadas de la transición podrán
mitigarse sin debilitar la libertad y la
democracia.
Autor:
Margaret Aranguren P.
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