- En el principio, era
Freud… - La nueva Psicología
Científica y el renacimiento del ego
(self) - Un caso
fortuito - Una
introducción al mundo de nuestras emociones y de nuestra
manera de ser conocedores de ellas - El amor y el
enamoramiento: ¿Emoción o
sentimiento? - El ciclo
del amor y del enamoramiento humano - El sistema
tripartito - El
entendimiento desde la perspectiva de la neurociencia de los
trastornos del comer - El Grupo de
Apoyo Mutuo (self-help) como método establecido
para el tratamiento de las disorexias y de otros trastornos
emocionales - Entra la
neurociencia y el cosmos se desplaza - El
Microcosmo Craneal: El Universo Cerebral - El
Grupo de Apoyo Mutuo en el tratamiento de las dolencias
humanas - La
civilización y los resultados de sus descontentos o
pesadumbres - El rol de los
instintos o pujanzas - La comida
como agente del equilibrio emocional del ser
humano - Lo que lo
cambia todo: la psicoterapia intensiva y
estructural - Las
recaídas y sus prevenciones: ¿contingencias
evitables? - Tratar la
enfermedad en lugar de entender y tratar al
paciente - El
tormento de Sísifo - La terapia
basada en la neurociencia - La
psicofarmacología, la psicoterapia y el riesgo de la
terminación prematura del
tratamiento - Temas de
neurociencia en el tratamiento psiquiátrico moderno
(Conclusión)
En los círculos del conocimiento
científico, las etapas finales, específicamente
las últimas dos décadas del siglo XX, desde el
punto de vista de la psiquiatría, pueden ser recordadas
como "La Era del Neuropsicoanálisis" en reconocimiento a
una amalgama de nuevos hallazgos que, confirmando las hipótesis freudianas, conmemorarían
la deuda recíproca que existe entre las neurociencias y el
psicoanálisis.
Apropiadamente, y como resultado de este auge en la
percepción de las aplicaciones al
entendimiento y cura de los trastornos psiquiátricos, una
avalancha de libros,
artículos y revistas científicas han aparecido,
bajo la autoría de los intelectuales
más destacados procedentes de las disciplinas más
variadas pero que, en común, todas profesan un cometido al
estudio y la aplicación de las neurociencias.
Notando qué poco se ha escrito para informar al
gran público de estos avances de interés
particular para el mismo, éste y los artículos que
seguirán se proponen como una introducción a las ciencias del
cerebro en sus
aplicaciones al desarrollo
emocional del ser humano y en cómo estos conocimientos se
adaptan a las técnicas
de la psicoterapia
psicoanalítica moderna.
En el principio, era
Freud…
Todo lo que hoy consideramos de interés para
nuestras lucubraciones, tuvo su nacimiento en el famoso "Proyecto" que el
Padre del Psicoanálisis concibiera, en medio de una
tormenta emocional, para introducirnos en la noción de que
el campo de la psicopatología necesitaba afianzarse en las
ciencias neurológicas de entonces (porque, antes de ser
psiquiatra, Freud se entrenó como el neurólogo que
por la duración de su vida sería).
El Proyecto, como contribución, por muchos
años languideció careciendo de valor, debido
a que las técnicas para el estudio del cerebro durante el
período en que se publicaran eran totalmente rudimentarias
y poco sofisticadas. Mucho tiempo
transcurrió antes de que los avances confirmatorios de las
ideas de Freud nos alcanzaran durante las últimas etapas
del siglo pasado, con el advenimiento de las técnicas de
resonancias magnéticas, los descubrimientos de las
localizaciones cerebrales y las técnicas de emisión
de positrones.
La nueva Psicología
Científica y el renacimiento
del ego (self)
Cuando éramos neófitos en las ciencias de
la mente nosotros, como tantos lo hicieran, nos formábamos
y nos nutríamos profesionalmente dentro de los
parámetros que nos suministraron el rigor
científico de la Escuela de
Washington University en Saint Louis y del Institute
for the Psychoanalysis en Chicago. Crecimos montando el
corcel del conocimiento,
como si fuéramos a horcajadas, cabalgando como jinetes en
tándem entre la psiquiatría "orgánica" y la
puramente "psicodinámica", porque entre ambas tendencias
no existía entonces área de proximidad o aun de
diálogo
que no fuera hostil. Situación que en sí
negaría por mucho tiempo, como todavía para tantos
lo hace, el hecho indisputable de que el cerebro es el
órgano de la mente.
El cerebro como órgano es desde donde se
originan la mente y sus estados complementarios. Éste es
el axioma que define la neurociencia.
Un caso
fortuito
Desde que Hanna Damasio describiera en detalle el caso
de Phineas P. Gage (véanse mis artículos al
respecto) un cambio
paradigmático ocurriría que transformaría en
su esencia y alcance todo el campo científico de la
neurociencia en su totalidad y del neuropsicoanálisis en
sus principios y
metodologías.
El caso de Phineas P. Gage se transcribe en este espacio
como fuese publicado en una revista que en
tiempos pasados dirigiera.
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