- Rebeca, la Rubia
Rebelde… - El
diagnóstico: La fenilcetonuria - Síntomas
- Signos
diagnósticos- Pruebas de laboratorios
indicadas - Tratamiento
- Pronóstico
– Complicaciones - El
Caso de Aníbal, el Hiperactivo
Atolondrado - El
proceso de evaluación y tratamiento - Diagnóstico:
Glioma del nervio óptico - Síntomas
- Tratamiento
- Resumen del caso
de Aníbal - Bibliografía
Rebeca, la Rubia
Rebelde…
Rebeca nació en Santo Domingo a padres muy
jóvenes e impacientes. Por algunos años el embarazo de la
madre que la tuvo, fue dificultado por una conteo bajo de esperma
por parte del marido, cuyo orgullo sufriría inmensamente,
ya que algo afectando sus esencias masculinas, le
ofendía.
Pero, el método de
la inseminación artificial produjo el resultado anhelado y
con un donante que llenaba los requerimientos de la pareja.
Rebeca nació, "la rubita" por todos,
anticipada.
Nereida, la niñera expectante, telefoneó a
sus familiares, expresando admiración incontenible y
exuberante: "¡tiene los ojos azulitos!"
Los padres mantenían una propiedad
cercana a la nuestra en Casa de Campo, viniendo a menudo a
utilizar nuestra piscina, con Rebeca, por supuesto.
En verdad que era muy hermosa y plácida…
Como bebé, dormía constantemente y su piel
resistía muy poco la luz solar,
requiriendo que se la mantuviera a la sombra la mayor parte del
tiempo.
La mamá era una mujer con
tendencias al sobrepeso, el cual combatiera con visitas al
gimnasio local y con la ingestión profusa de comidas y de
bebidas dietéticas.
Temiendo que la hija, también pudiese engordar.
Muy temprano, Rebeca empezaría a beber refrescos de dieta
— como hacía la mamá.
A los dos años de edad, la niña aún
no poseía ningún signo de desarrollo del
lenguaje ni
caminaba sin ayuda. Su coordinación era asimismo muy
pobre.
Vinieron a vernos cuando un día se le
infectó un oído y,
siendo domingo, no tenían donde llevarla. La
examiné y le prescribí antibióticos para una
otitis media.
La madre, sollozando, me pidió que examinara la
hija, ya que creía que algo estaba muy mal con ella —
arrepintiéndose por lo del embarazo artificial.
Así lo hice. El examen neurológico era
preocupante. El examen del estado del
desarrollo era ominoso.
Me confesó que el marido se había alejado
de ella y de la hija y que había expresado el deseo de una
separación marital. Eso la ponía muy triste y no
sabía qué hacer para atraerlo de nuevo.
Pruebas diagnósticas y neurológicas
confirmarían
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