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La obesidad, como metáfora de nuestro tiempo: La Cuestión (página 2)




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

Elena, era lo opuesto a Ovidio, ella sufrió de la
anorexia
nervosa cuando estudiara un año, durante el bachillerato,
en una escuela de monjas
en Montmartre, cerca de la famosa Basílica de
Sacré Coeur.

Sacré
Coeur

La vida para los recién casados no fue
fácil, ya que ambos dependían de sus respectivas
familias, emocional y económicamente.

Tuvieron tres hijos, el primero hizo su entrada al mundo
a los tres meses de la boda apresurada. Boda, que se
celebró en Miami, para disimular el embarazo
ostensible de Elena, y el emocional de sus padres.

David, llamaron al primogénito que, desde su
nacimiento, exhibiría los rasgos característicos
del Síndrome de
Down. Los otros dos niños
que, pronto siguieron, entrarían a este mundo, sin
complicaciones.

Ovidio tendía a las depresiones
periódicas, las que medicaba vía el consumo
excesivo de comidas pesadas, que obtenía en la calle, o
que hacía que le prepararan en la casa.

Elena, todavía medio anoréxica, y
disgustada por el espectáculo ofensivo de las comilonas
glotonas de su marido, empezó a apartarse más y
más de su compañía — Entonces
comenzó a razonar que su marido era grosero y
vulgar.

El esposo, mientras tanto, llegaba a la casa a las siete
de la noche, veía la
televisión por media hora, se daba un baño,
cenaba y se acostaba.

Dormían en camas separadas.

A medianoche, invariablemente, y sin ocultarlo, Ovidio
volvía a la antecocina y despachaba medio galón de
helado con galletitas de chocolate.

Elena detestaba el lío que dejaba, ya que el
comilón nocturno, como las lechuzas, no recogía los
platos, no despejaba las migajas, no lavaba los cubiertos, ni se
preocupaba por nada de lo que usara para su empache.

Al las seis de la mañana salía al trabajo, no
sin antes haber ingerido una colación opípara,
acompañado por la lectura
superflua del diario matutino.

Desayuno

Cuando su peso se disparara a las 332 libras, su
papá y uno de sus tíos, decidieron que era hora
para que los tres fueran a un spa en Arizona.

Todos los años, por seis años,
frecuentarían el mismo sitio, en una romería
ritualista donde perdían libras que, pronto
recuperarían con dividendos adicionales.

Cuando nuestro héroe pesó las 430 libras,
se consideró y se efectuó una operación de
by-pass del estómago.

"¡Ya basta!" Dijo su tío…

Tristemente, la operación no fue el éxito
que todos ansiaban.

Al principio, surgieron de diarreas
interminables, seguidas de hemorragias gingivales y finalmente,
la descamación de la piel
trastornos comunes en los síndromes de la
malabsorción. Simultáneamente el peso
comenzó a subir al ritmo de diez ó doce libras por
año. Lo que nadie anticipara.

En general, este hombre no era
feliz. Su apariencia era pálida amén de enfermiza y
daba un aspecto patético.

Diagnóstico:
Cirugía Bariátrica sin estrategia
post-operatoria de soporte

La cirugía para el sobrepeso no es cirugía
menor, ni está eximida de riesgos, los
que a menudo aparecen como complicaciones serias.

Además, que citando a uno de los cirujanos
bariátricos a quien conozco, aprendemos lo siguiente.
Escuchemos lo que dice: "¡Que los pacientes no se hagan
ilusiones — El problema es psicológico y no
físico!…"

Nosotros sabemos que no es como mi amigo, exactamente,
nos dice. Pero, cada loco con su tema…

Para lograr el éxito esperado; la evaluación
del paciente no debe limitarse al estado
nutricional del mismo, como hicieran con este señor, sino
que también debe de considerarse un seguimiento
post-operatorio meticuloso para evitar los problemas.
Problemas estos, que a medida que estos procedimientos se
efectúan con mayor frecuencia, se están reportando,
con repetición mayor, en la literatura
médica.

Reflexión

Desde de el punto de vista del desarrollo
físico del ser humano. Nadie puede explicar con certeza,
la razón por la cual algunas personas logran alcanzar
niveles de corpulencia que exceden lo que, se consideraría
adaptable, para la supervivencia del individuo.

Para lograr un elemento de equilibrio, en
el caso de Ovidio, tratamiento intensivo y multifacético
fue necesario, con atención enfocada al entorno de su familia
disfuncional.

Para el éxito final, la asistencia provista por
un grupo de apoyo
mutuo fue requerida.

El caso de Proserpina y
de las cirugías cosméticas

Proserpina. Dante Gabriel Rossetti
(1874).

Si Proserpina hubiera nacido en otra época de la
historia, su
destino, tal vez, hubiera sido distinto.

Nuestra heroína era un vademécum de las
cirugías cosméticas. Al cumplir treinta y dos
años, se había hecho dos estiramientos faciales,
una reducción de la pared abdominal, una
disminución del introito vaginal y tres
liposucciones.

Tenía, sin dudas, una afinidad al
quirófano.

No era muy alta — sólo medía cinco uno.
Pero, sí que era muy delgada — pesando 95
libras.

Vivía de dieta en dieta, las que siempre
terminaba con períodos caóticos de bulimia en
descontrol.

Su cara lucía hinchada como si tuviera paperas,
debido al flujo crónico del ácido
clorhídrico, proveniente del estómago, en la
boca.

Glándulas
salivares…

Sus menstruaciones eran impredecibles y sus
períodos dolorosos.

Nunca había sido obesa, pero, como tantas que
sufren de dolencias parecidas; ella pensaba que lo
era.

Porque sus períodos eran erráticos,
salió embarazada por un hombre ya casado, quien le
otorgaría su apellido a la niña que naciera, sin
hacerle más caso, a ninguna de las dos — madre e
hija.

Durante el embarazo, Proserpina, obviamente se
"descuidó", ganando sesenta y ocho libras de peso, las que
juró quitarse de encima, en unos pocos meses.

No lo pudo alcanzar…

Cuando no pudo lograr el objetivo
deseado, manteniendo su peso a un nivel abominado de 172 libras,
decidió hacerse una liposucción
adicional.

La
liposucción

Como su nombre lo indica es un procedimiento
quirúrgico que remueve grasa acumulada, de los espacios
subcutáneos del cuerpo.

Este procedimiento no confiere beneficios de salud a nadie que lo
sobrelleva. De hecho, estudios recientes han revelado
conocimientos de carácter negativos a su práctica, a
sus resultados y a sus efectos.

Está demostrado que el hipotálamo resiste
le remoción forzosa de la grasa acumulada en exceso, la
cual defiende — por eso es tan difícil perder de
peso.

Liposucción

Como remedio a la obesidad, la
liposucción, no produce beneficios favorables, a menudo
resultando en complicaciones que desfiguran la apariencia del
individuo, como fuera en el caso de Proserpina.

Diagnóstico: Distorsión
paratáxica de la imagen corporal
con derivaciones narcisistas y complicaciones
post-operativas…

Reflexión

Proserpina había consignado todos sus recursos
emocionales y los había dejado bajo el control de sus
propias necesidades de índole narcisistas.

Su idea de ser feliz se resumía a ser "bella" y
delgada — aspirando ser cortejada por el mayor
número de pretendientes posible.

Su cuerpo lo inmolaba al bisturí, para
perfeccionarlo constantemente, como si fuera un objeto inanimado
— como si fuera un ornamento o un adorno
impersonal.

A medida que los tiempos pasaran, y que se sintiera
impotente ante el avance inexorable de los años,
acompañados por la llegada de la vejez
inevitable, su única solución restaba en tratar de
remover la grasa repudiada de su cuerpo, con la que se
sentía infeliz, para sentirse mejor.

¡Ay, Proserpina…!

Candidata para la
liposucción

El caso de
Alexander: cuando las dietas son interminables

Alexander, por Alexander the Great, ya que sus
padres emigraron de la isla de Jamaica a Santo Domingo, de lo que
hace tanto tiempo, que
nadie podía recordarlo — como el legendario don
Aureliano Buendía…

Lo bautizaron así, como si el nombre dado lo
predestinara a algo glorioso.

Con su patronímico egregio, Alexander se
convirtió en otro miembro humilde de una de las tantas
dinastías, de pobres dominicanos, con hijos que ostentan
nombres ilustres.

César y Cesarina eran los mellizos, Augusto,
Octavio, y Reina eran los restantes. El papá, Aristóteles, la mamá,
Yocasta.

Alexander creció en Licey al Medio, en la
cercanía de un riachuelo. Se ganaba el sustento cargando
agua en
burros, para venderla a los habitantes de la aldea del
Guayabo.

Si otros, que, de jóvenes, acarreaban la leche, eran
lecheros. Alexander, ¿qué sería?:
¿"agüero" o, tal vez, "aguajero"? —
¿Qué más da? (El articulo para consultar: F.
E. F. Larocca, La Magia de la
Semántica
).

Un médico, poseedor de tierras y de vacas en una
finca cercana, se sintió atraído por la
ambición intelectual del jovenzuelo Alexander y lo
enseñó a leer.

Alexander, no pudo resistir el deseo de educarse.
Dejó de cargar bidones de agua, se dedicó a
estudiar, en la escuelita local y completó los cursos
necesarios para cumplir la educación
primaria. Después, se enganchó en la guardia y,
terminó el bachillerato, durante el gobierno del
presidente, Rafael F. Bonelly.

Más adelante, se inscribió en la facultad
de medicina de la
USD egresando con honores. (Consúltese: F. E. F. Larocca,
¡Médico!, para una reseña del arte, la ciencia y
la persona).

Con una beca provista por el gobierno costarricense, el
joven médico hizo un posgraduado en endocrinología
en ese país; de donde retornara, acompañado por
Adela, su esposa tica.

Alexander confrontaba dos problemas de índoles
difíciles: 1. Era obeso. Pesaba 280 libras, y 2. Fumaba
mucho.

Lo del cigarrillo, lo resolvió sin penas.
Dejó de fumar cuando empezara a perder pacientes que
resentían su adicción al tabaco.

Pero la gordura, no la pudo eliminar.

Mientras que algunos pacientes susurraban cosas
desagradables: "doctor cúrese a sí
mismo…"

Otros decían: "¿Cómo quiere ponerme
a dieta, si usted es quien está gordo?"

Una mujer, muy
franca, como suelen ser las dominicanas jamonas, le dijo:
"¡Cómprese un espejo!", como consejo gratuito de
vecina bienintencionada.

La gente es cruel…

La gordura como
fenómeno universal y como metáfora

¡Sorpresa! Aunque no lo crean, ser gordo es ser
"normal" — no es broma…

Tomemos una pausa, para digerir lo que aquí hemos
dicho.

Veamos

En un estudio completado en la Universidad de
Toronto, los esposos, C. Peter Hermann y Janet Polivy, se
plantearon el siguiente acertijo, cuya solución nos
suministrarían personalmente:

El acertijo y su
solución

Si se establece que casi todos los
habitantes de una región, están a dieta. O que
alguna vez, recientemente, lo han estado; o que contemplan dietar
en el futuro cercano — la norma, entonces, es dietar —
y no estar a dieta es lo anormal. Entonces,
silogísticamente, ser gordo, por la necesidad de ponerse a
dieta, es — lo adivinaron — lo
normal

Simple… ¿Verdad?

Si lo mismo se determina con cualquier otra
característica humana, ésta establece la regla.
Ésta constituye lo normal.

Las estadísticas nos informan que más
del 60% de todos los americanos son gordos, por consiguiente, el
americano normal, para ser normal, debe ser gordo.

¡Punto!

Aquí les presentamos a todos, al Dr. Michael
Flemming, presidente electo, hace unos años, de la
Asociación Médica Americana.

Presidente de la AMA

El doctor Flemming, en su discurso de
toma de posesión, afirmó que él es gordo y
que tiene un problema serio que combatir. Un problema que, una
gran mayoría de sus colegas comparten, y un problema de
solución tan elusiva como incierta.

¡Aplauso!

Alexander confrontaba el mismo dilema.

Si no fuera así, entonces Adela, dietista
diplomada, y las tres hijas del matrimonio no
serían gordas ellas mismas.

Fernando Botero

La exégesis del
conflicto

Nuestros médicos, nuestros gobiernos y nuestros
educadores nos han fallado en todo lo que respecta a la salud y a
la educación
pública.

Cegados, como todos lo están, por el deseo de
avanzar las metas de sus ambiciones desmedidas, desdeñan
al pueblo — en este caso, ignorándose a ellos
mismos.

Nuestros políticos y sus familiares; como sucede
con nuestros militares de alto rango, y con sus emparentados,
mientras más avanzan en sus carreras, más gordos se
ponen.

¡Aplauso!

Aquí no sé por qué se
aplaude…

La epidemia de la obesidad no se remedia con las dietas.
Mientras que aun no existe país del mundo que haya
establecido un programa viable
para su erradicación.

Aquí, me consta, se mencionó a los niveles
más altos, hace unos ocho años… pero
ahí quedaría…

Las cirugías de by-pass, las liposucciones
y las dietas, como ya viéramos, no son la
respuesta.

Prosigamos

La dietas para
adelgazar: remedio, cura… ¿o
enfermedad?

Las dietas puede que sean, la misma enfermedad
que pretenden remediar, porque las dietas restrictivas,
todas, sin excepción nos han fallado, dejando como
estela circunstancias adversas…

¡Todas!

La historia

• 1087 – Guillermo el Conquistador
intenta una dieta líquida para perder de peso,
metiéndose en cama y no consumiendo nada más que
alcohol.
Quizás, más adelante, padecería de
DT’s.
• 1600s al 1700 – El escocés Dr. George Cheyne,
autor de libros
populares en estilos de vidas saludables, usa líquidos de
modo muy diferente, escribiendo que una dieta de leche
exclusivamente, lo vuelve a uno "delgado, ágil y veloz".
Mientras que a algunos les causa diarrea — de
esto vendría la velocidad
mencionada…

• 1811 – El poeta romántico Lord
Byron empapa su comida con vinagre para perder de peso,
reduciendo su corpulencia de 194, a menos de 130 libras.
• 1830s – En los Estados Unidos,
el Reverendo Sylvester Graham, apodado el "Dr. Aserrín",
recrimina en contra del vicio de la gula, que en su
convicción, conduce a la lujuria, la indigestión y
a la educación de hijos malcriados y enfermizos. La
respuesta que Graham ofrece: una dieta espartana: pan negro sin
levadura, vegetales, agua y comprar sus
galletas.
• 1860s – Debut de la dieta baja en carbohidratos.
En Londres el director de funeraria William Banting pierde 50
libras en un régimen alto en proteínas
que consiste de carnes magras, tostadas secas, huevos pasados por
agua y vegetales. Su libro se vende
como best seller.

– Otro proponente del régimen alto en
proteínas, el Dr. James Salisbury, promueve una dieta de
agua caliente alternando con la fría y carne molida (el
famoso bistec Salisbury) para mejorar la salud y perder de peso.
Tristemente, nunca explicó las diferencias nutritivas del
agua caliente y la fría — Pero sería Nuna, una de
nuestras empleadas, quien lo esclareciera. Porque Nuna
creía que fue el agua
enfriada en nuestra nevera lo que la engordó…
(Véase mi artículo: Yo Tengo mi Dios: Así
Habló Nana
…).
• 1876 – John Harvey Kellogg introduce sus propios
remedios para combatir la obesidad. Sus invenciones son las
barras de granola y el "Kellog’s cornflakes".
También aconsejó el uso profuso de las enemas, el
masticar despacio, el conteo de calorías, las comidas sin condimentos, y
las dietas individualizadas. Los cornflakes lo
harían muy rico.

• 1898 – El movimiento del
masticar despacio es introducido por el negociante Horace
Fletcher, luego de negársele seguro de vida
por la gordura. Por un tiempo, esta "fiebre" se
populariza.

• 1918 – El conteo de las
calorías entra de nuevo en la escena. Lulu Hunt Peters
publica su best seller Dieta y Salud, con una Llave a
la Puerta de las Calorías
. La dieta de Lulú se
inaugura con un ayuno, luego se aplican las ideas de Fletcher y
se procede al conteo de calorías, con un límite
diario de 1,200. Es una sentencia mortal para seguir de por
vida.

• 1920s – El Dr. William Howard Hay
propone una dieta basada en la combinación de comidas. Su
plan del
"Milenio Médico", abogaba lavativas diarias,
masticar despacio, y estipulaba que no se deben de combinar
frutas, almidones y proteínas en la misma comida. Algo que
hay que explicar a los, ignorantes, animales
omnívoros.

• 1932 – La Comida Dietética del Dr.
Stoll, un polvo que sustituye por las comidas reales, comienza a
venderse en los salones de belleza, mientras que en las
gasolineras se encuentra el pan.

Paréntesis. Todavía nadie excluye el
azúcar

• 1948 – Take Off Pounds Sensibly
(TOPS), el primero de los muchos grupos nacionales
para combatir la obesidad se funda bajo la inspiración de
Esther Manz en Milwakee. Todo se regula, se cuentan las
calorías, se usan balanzas y menús para controlar
el sobrepeso, incluyendo (lo más importante) el uso sin
estructuras,
de los grupos de soporte mutuo.

Para medir lo se
come…


• 1950 – Reducer's
Cookbook
, el primer libro de cocina para quienes están
a dieta, se publica.

• 1960 – Optifast, un
líquido dietético, basado en el polvo
Metrecal, se introduce con muchos imitadores a su estela.
Pero, como método
falla. Con Oprah, haciendo el ridículo, a la cabeza —
Pero, por la plata baila Oprah, sino el mono.

• 1961 – Best seller, Las
Calorías no Cuentan,
por Herman Taller, endosa una
dieta alta en grasas, alta
en proteínas y baja en carbohidratos. Taller, finalmente
es hallado culpable de fraude por vender
semillas de azafrán como medicina. Irónicamente,
las semillas de azafrán poseen más posibilidades
dietéticas y medicinales que lo demás que Taller
abogara.

– El Dr. Irwin Stillman publica La Dieta del Doctor
para Perder de Peso Rápidamente
. Ésta no es
más que una dieta baja en carbohidratos, alta en
proteínas y rica en carne y quesos.

• 1961-63 – Weight Watchers se
funda.
• 1960s – La era de las dietas amistosas al
alcohol y a la reducción de carbohidratos se inaugura, con
la publicación de la Dieta para el Bebedor y de
otro libro, La Dieta de los Martinis y de la Crema Batida.
El que vive borracho se burla de la humanidad, aseveraba el beodo
del Santiago de mi juventud.

• 1972 – Diet Revolution, por Robert
Atkins, recomienda el uso de carne en abundancia y grasas, pero
sin carbohidratos. El Dr. Atkins, muere, año
después, obeso… pero, muy
próspero…

• 1970s – La Dieta de los Astronautas se
publica, imitando la dieta de los primeros astronautas en el
espacio, donde sus pesos se reducen, naturalmente, por la cero
gravedad.

Organillero chileno. Reparen en las
banderas que adornan su instrumento…


• 1976 – La Dieta del
Último Chance
aparece, publicada por el
osteópata Robert Linn. Ésta última consiste
en un régimen de ayunos acompañados por una mezcla
de proteínas líquidas extraídas de tendones
y pieles de animales. Cincuenta y ocho muertes se asocian
eventualmente con éstas y otras bebidas similares, que
además de ser peligrosas, carecen de todo valor
nutritivo.

• 1978 – Herman Tarnower publica la dieta
Scarsdale, alta en proteínas y con un límite
de 700 calorías al día. Su amante lo mata, no por
la dieta, sino por celos, en 1980.

• 1979 – Las dietas bajas en grasa se
popularizan con la publicación de Nathan Pritkin
Programa para Dieta y Ejercicio.
• 1981 –
Judy Mazel publica La Dieta de Beverly Hills. Ésta
consiste en un plan cargado de frutas. Mazel afirma que nadie
gana de peso si las comidas se digieren apropiadamente. Lo que se
hace ingiriendo cantidades enormes de piñas, papayas, y
mangos consumidas en una rotación constante. — y pensar
que somos omnívoros…

– La Dieta de Cambridge, propuesta por Jack
Feather y endosada por un "experto" de la Universidad de
Cambridge, aconseja las bajas calorías, las
proteínas líquidas en forma de bebidas presentadas
en un esquema piramidal. Treinta personas, en esta dieta, mueren
de ataques al corazón
antes de que el gobierno la prohíba.

•1983 – Jenny Craig forma su
compañía en Australia.
• 1992 – Atkins publica su nuevo libro. Una
re-edición del que antes
publicara.

¡Aplauso!

• 1993 – Las dietas bajas en grasa
aparecen de Nuevo. Coma Más y Pese Menos por Dean
Ornish, se publica. Es una dieta vegetariana baja en
grasas.

• 1995 – Las dietas bajas en
carbohidratos y altas en proteínas retornan con la
publicación del libro La Zona. El que pronto
comparte el escenario con los libros Sugar Busters! Protein
Power
y la Dieta para los Adictos a los
Carbohidratos
.

• 1996 – Mazel publica La Nueva
Dieta Beverly Hills
. Lo mismo de antes en un paquete
nuevo.

  • • 1998 – Uno de los muchos homenajes
    a la estrategia de Lord Byron, se publica, Pierda de Peso
    con Vinagre de Manzana.
    Coma la botella y no
    engorde…
  • • 1999 – Atkins publica otra
    revisión de su libro, mientras que su "método"
    sigue prosperando.
  • • 2003 – The South Beach Diet se
    generaliza bajo el nombre del Dr. Arthur Agatston. Esta dieta
    no es nueva, cae en el medio de lo que el Dr. Atkins y los
    nutricionistas, que la oponen, recomiendan.

¡Hasta la próxima dieta!
Todas esas dietas y más, han sido probadas por millones de
personas. Mientras que el único resultado cierto ha sido
— para quienes las mercadean, cuyos ingresos se
estiman en los miles de millones de dólares al
año.

Not too bad…

Peor aún, los gordos permanecen gordos y los
números de gordos siguen creciendo, ahora añadiendo
a sus números, a los niños, como víctimas
"colaterales" inesperadas.

Para concluir, consideremos la noción infundada
de que existe un gen para la obesidad.

Del gen de la
obesidad. Of mice and men

El escritor norteamericano, John Steinbeck, ganador del
Premio Nóbel de Literatura, escribió en el
año 1937 una obra de gran significado social la cual hoy
se cuenta entre los trabajos clásicos de la literatura
moderna; la llamó: "Of mice and
men
".

La búsqueda de un gen en la rata para explicar
las causas del fenómeno morboso de la obesidad humana no
es nueva. John Daniels, contribuyendo un capítulo en la
edición de junio del 1984 de la renombrada
publicación científica The Psychiatric
Clinics of North America (número ése el cual
fue publicado bajo mi dirección editorial), alude a este gen para
describir ciertos rasgos inexplicables de la gordura que este
animal de laboratorio
exhibe.

El comportamiento
de estos roedores, que atrajera la curiosidad de los
científicos, es que, en algunos casos, las ratas comen
incesante e insaciablemente, engordando, pero sin aparente
razón alguna. Estas ratas, que así se comportan, se
entiende, que han sostenido un proceso
mutante en uno de dos genes: ob (por obeso) y db
(por diabético).

Subsiguientemente, investigadores en los EEUU anunciaron
que ellos habían descifrado la secuencia del gen ob
en el ADN. Este
hallazgo era congruente con una de las teorías
que tratan de explicar la regulación del peso en el ser
humano
— no, en la rata. De acuerdo con esta teoría,
los tejidos grasosos
envían señales
al cerebro; el cual,
a su vez, responde de un modo adaptante: Más adiposidad,
más fuerte es la señal, resultando en que el animal
use más grasa y coma menos comida, — de este modo
equilibrando su peso. Por el otro lado, ratas equipadas con el
defectuoso gen ob carecen de este elemento regulador y no
dándose por enteradas que ya son muy gordas,
continúan comiendo como si estuviesen sufriendo de la
inanición forzada.

La evidencia de la presencia de este gen, derivó
de experimentos en
los cuales ratas normales y ratas anómalas
genéticamente, se comportaban como era esperado si
compartían la circulación sanguínea entre
ellas, de ese modo compartiendo las mismas hormonas
circulantes.

Más adelante en la publicación
Science, otro grupo de investigadores sugirieron la
posibilidad de que este hallazgo en las ratas, pueda ser
de mucha importancia en el entendimiento y en el tratamiento de
la obesidad humana.

El investigador, Jeffrey Friedman, asistido por sus
colaboradores, aisló la proteína a la que se debe
este fenómeno; designándola con el nombre de
leptina (de la palabra griega leptus, que significa ser
"delgado"). Ellos, también demostraron, que existe otro
factor que asimismo entra en juego en la
regulación de la gordura ratera, es el hecho de que la
leptina aumenta la temperatura
del cuerpo, confirmando la existencia de un metabolismo
acelerado.

Si es cierto que las ratas afligidas no se enteran de
que están gordas o de que son obesas. Por su parte el
pobre ser humano, sí que sabe que ha engordado; y
desperdicia, a veces, enormes sumas de dinero en sus
cruzadas y peregrinaciones, frecuentemente fútiles, para
lograr la delgadez. Además de este aspecto
dramático, existe otro de mayor importancia; éste
siendo, que el ser humano no ha hecho cambios genéticos
manifiestos en los últimos 45,000 años…
pero, y a pesar de ello, en países como lo son los EEUU y
Australia, donde la dieta es horrorosamente engordante; la
obesidad ha adquirido proporciones tan epidémicas y
exageradas, que algunos de los "expertos" cuyas opiniones se leen
frecuentemente en la prensa de esos
países son, por definición… obesos ellos
mismos… ¿qué más? (El libro que
aquí debe de consultarse es: The Hungry Gene:
The Science of Fat and the Future of Thin
, por E. R.
Shell).

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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