La obra de Euclides "Elementos de Geometría" es la primera teoría
científica que cumple este requisito, es el primer
sistema
axiomático que construye el hombre. No
es hasta finales del siglo XIX que se destruye la falacia de
considerar que la geometría
es un estudio descriptivo de la realidad experimental y, por
tanto, de ser considerada diferente con respecto a la
aritmética y al álgebra.
La solidez y rigurosidad de la geometría
euclidiana la convirtió en el ideal del conocimiento
científico, al considerar el método
axiomático el método por excelencia en la
construcción de las teorías
científicas.
Tradicionalmente la ciencia ha
reforzado los criterios de racionalidad clásica, al
presentarse como único género de
actividad cognoscitiva, identificando, a su vez, el conocimiento
científico con el
conocimiento natural y matemático, de ahí
su ideal de racionalidad, ideal que establece una
concepción fisicalista de la ciencia, como
sistema de proposiciones que expresan datos
físicos empíricamente observables, los cuales en
principio son posibles de verificar
lógicamente.
La ciencia tuvo como estandarte principal a la
razón y su soberanía para juzgar sobre el mundo y
conocerlo. La razón estuvo llamada a constituirse en el
criterio que daría cohesión a otra visión de
lo natural y lo cósmico; hay un fundamento universal que
hace posible el conocimiento, como fenómeno trascendente a
cada individuo, y
que lo dota de objetividad: la razón.
¿Pero qué es la razón? Cada
pensador dará una respuesta diferente. Sin embargo, para
todos ella será el fundamento del conocimiento
científico y se expresará en el modo de comprender
la naturaleza,
servirá como principio organizador y garante del orden
natural que se espera descubrir y se devela por las ciencias.
Desde el punto de vista estrictamente científico,
corresponde a Kepler, Galileo y Newton el
haber expresado una comprensión científica de la
razón que abrió el camino a lo que hoy conocemos
como racionalidad clásica.
LA ciencia moderna vino al mundo en los marcos de una
racionalidad clásica, racionalidad que encontró su
formulación más profunda en un cuadro
científico del mundo construido a partir de ideales
estrictamente expuestos:
- La idea de la inmutabilidad de la
naturaleza. - La comprensión de los átomos como
partículas últimas, indivisibles, inmutables, de
las que todo está hecho. - La evidencia mecánica.
- La evidencia de que el mundo es dado.
El establecimiento de la evidencia mecánica como criterio significó un
enorme salto, fue resultado de la revolución
científica que dio lugar al surgimiento de la ciencia
moderna. Los trabajos de Copérnico en el siglo XVI,
Lavoisier en el siglo XVIII y la destrucción de la
teoría del calórico en el siglo XIX son momentos de
una misma revolución que consistió en la
sustitución de la fe en la evidencia y suficiencia del
sentido común, como criterio para juzgar en ciencia, por
la evidencia mecánica. Estrechamente vinculado con el
ideal antes expuesto, la idea de que el mundo existe en forma
acabada, tal y como lo vemos en la naturaleza y lo conocemos en
la investigación, es decir el ideal de que el
mundo es dado, se constituyó en uno de los fundamentos de
la nueva compresión de la realidad que entronizó en
la ciencia.
Mientras los problemas que
la ciencia tenía ante sí podían evadir la
consideración de inestabilidad, mientras se podía
concebir el mundo constituido exclusivamente por objetos estables
y fue posible separar los fenómenos "naturales" de los
fenómenos de conciencia, la
racionalidad clásica fue suficiente y bastó para
explicar el mundo. Esa suficiencia fue, de manera
simultánea, una barrera al conocimiento de
fenómenos nuevos, e impedía ver al mundo de otro
modo: ésta a nuestro juicio fue su principal
limitación epistemológica.
La emergencia de problemas científicos donde es
imprescindible tomar en consideración la inestabilidad, la
variación, el cambio,
exigieron una nueva racionalidad.
Los criterios de racionalidad clásica: empiezan a
asomar extraños puntos débiles en el modelo
matemático determinista y continuo de proceder, bien
conocido:
- Identificar variables
que describen el fenómeno de modo que el conocimiento de
las mismas en un instante del tiempo nos
defina de forma suficientemente fiel el estado
del fenómeno observado. - Efectuar mediciones de esas variables.
- Estudiar cómo se comportan estas variables a
lo largo de una variación de tiempo.
Este modelo permite el estudio de los llamados sistemas
complejos, sistemas dinámicos caóticos, tales
como:
- La economía
mundial - Sistemas evolutivos poblacionales
- Comportamiento animal
- Movimiento de los cuerpos en el Sistema
Solar - Dinámica de las grandes
moléculas - Cerebro humano
entre otros, pues para su descripción se necesitan miles de
variables. Con los instrumentos tradicionales de racionalidad no
se puede explicar por qué la ciencia, ese llamado saber
exclusivo, ha sido arrastrada por la moda de la
incertidumbre, el caos, el medio aleatorio.
La periodicidad de la vida a la que estamos
acostumbrados y a la que la ciencia ha contribuido está
cuestionada. Según la Epistemología no clásica o de II
Orden, se trata de presentar el comportamiento
racional y ético del mundo como manifestación del
carácter caótico de la
naturaleza.
Sin lugar a dudas, el siglo XX asistió a tres
grandes revoluciones científicas:
- La establecida por la Teoría de la
Relatividad. - La tan polémica Mecánica
Cuántica. - Descubrimiento de los sistemas dinámicos
caóticos.
Sin embargo, en cuanto a paradigmas es
muy contradictorio, pues para muchos la revelación del
ADN y el
origen del código
genético ha sido considerada un éxito
más del modo tradicionalista determinista, en tanto se ha
demostrado que los seres vivos tienen un comportamiento y una
conducta
programados.
No obstante estos grandes descubrimientos han promovido
un reordenamiento horizontal de la actividad científica y
de las ramas tradicionales de la ciencia: la experimental, la
teórica, y se suma la computacional.
Las revoluciones científicas sacan a relucir una
práctica común adoptada por todas las comunidades
científicas: asegurar la coherencia entre el desarrollo de
su ciencia y el estatus epistemológico atribuido a la
misma.
Esto es apreciado hasta en el interior de la física, lo que
explica por qué se impone la idea de la mecánica
cuántica como un desarrollo lógico de la
mecánica clásica, antes que como ruptura y
discontinuidad de la obra de Newton.
Desde está lógica
resulta comprensible el porqué si los sensacionales
desarrollos que han producido en los últimos años
en el campo de la dinámica de los sistemas complejos
estuvieron disponibles en la física desde los trabajos de
Poincaré, se hayan obtenido en un sistema disciplinario
independiente de la física (La
Meteorología).
Los descubrimientos sobre El Caos han demostrado
que sistemas muy simples (péndulo), pueden evolucionar de
una manera imprevisible; a pesar de un determinismo de principio,
resulta inevitable una descripción probabilística.
Es visible que los físicos intentan insertar el azar
dentro de un esquema puramente lógico visto como
manifestación de leyes definidas
generales.
Como resultado de esta revolución la
física ya no puede pretender asegurar con exactitud lo que
ocurrirá, el problema central es considerar que el universo
tiende a pasar del estado menos
probable al más probable, de un estado de organización y diferenciación a un
estado de caos y uniformidad. El orden es lo menos probable y
el caos lo más probable.
El Caos es un ejemplo más de que la tendencia de
la ciencia es hacia el reduccionismo, nuevamente una
teoría científica se erige en modelo de una
época. Ayer la mecánica clásica y la
geometría euclidiana, hoy el caos
Por estas razones los grandes programas
epistemológicos de los siglos XX y XXI no pueden
obsesionarse exclusivamente en el análisis del rigor lógico de los
discursos
científicos, las obras de Newton y Descartes ya
abrieron épocas de restricciones a las que tenía
que atenerse la ciencia, esto unido a que la modernidad
significó el inicio de un período histórico
donde el conocimiento científico constituía la
única y verdadera forma del saber, auténtica y
verídica, y por tanto, en él hay que basarse y
guiar la acción
humana.
Se estableció la vinculación del
conocimiento con la posesión, el dominio y la
realización de la libertad
humana; se produce una racionalización del poder,
sobredimensionándose una de las formas de
apropiación de la realidad por parte del hombre, LA
CIENCIA.
Todas las otras facetas de la actividad humana son
subordinadas a la razón, el positivismo
como ideal de racionalidad en las ciencias también es una
ideología de poder, por tanto, la ciencia
concebida como una torre de marfil, sólo en su momento
metodológico al margen de la experiencia histórica
no tiene razón de existir.
Por:
Ana Méndez Mariño
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