Resumen
El presente trabajo expone
una visión sobre como la militarización acelerada
que hoy viene produciéndose en la economía de los
principales países del centro provoca que ingentes
recursos que
podrían destinarse al desarrollo de
los economías periféricas, son invertidos no en la
solución de los más acuciantes problemas de
la Humanidad, sino en intereses de la maximización de la
ganancia de las grandes empresas
trasnacionales. Lo cual agudaza el conflicto
norte – sur.
Introducción.
La humanidad está urgida de dar solución a
todo un conjunto de problemas y males que la agobian; en muchos
casos se argumenta que no es posible alcanzar ese objetivo por
falta de recursos, sin embargo, estos se despilfarran criminal e
irracionalmente en determinadas actividades como son los gastos militares
y la producción de armas; ello
intentamos demostrar en el presente trabajo.
Desarrollo.
Los problemas que agobian a nuestro planeta y sus
habitantes, esencialmente se mencionan entre ellos: la deforestación, el efecto
invernadero, la pobreza, el
hambre y la desnutrición, las enfermedades y epidemias, la
corrupción, la
drogadicción, el trabajo y
la prostitución infantil, la
explotación irracional de los recursos
naturales, el deterioro de las relaciones
internacionales; todos estrechamente relacionados con el
subdesarrollo
y la dominación imperialista, pero existe uno ligado a
ellos y que a la vez forma parte de la esencia económica e
ideológica del modo de producción capitalista, que
por sus efectos visibles en el corto plazo y por sus
consecuencias para el futuro de la humanidad, merece ser tratado,
aunque someramente, nos referimos a los enormes gastos militares
que constituyen una de las actividades que más recursos
monetarios mueven en el mundo, junto a la propaganda
comercial, las drogas y la
prostitución; así por ejemplo, en el 2002 los
gastos militares en el mundo fueron de unos 794 mil millones de
dólares, en el 2003 sobrepasaron los 849 mil millones, en
el 2004 ascendieron a 950 mil millones y en el año 2005 el
nivel global de los gastos militares alcanzaron la enorme cifra
de 1 billón 118 000 mil millones de dólares,
récord de los últimos tiempos y que
conservadoramente equivale casi al 2,5% del PIB mundial,
es decir, cerca de 173 dólares per cápita por
habitante del planeta; y para el 2006 los especialistas plantean
cifras alrededor de estos guarismos; mientras que la llamada
Ayuda Oficial al Desarrollo no sobrepasa por año los 20
mil millones y en el caso de América
Latina es ridículamente de unos 5 900 millones
anualmente.
Es conocido que la cantidad de armas existentes es
suficiente para eliminar de la faz de la Tierra todo
vestigio de vida en más de una decena de veces, lo que
significa que cada ser humano está sentado sobre unas 4
toneladas de explosivos cuya detonación dirigida o
accidental sería su aniquilación, pero todo ese
potencial podría desequilibrar la fuerza de
gravitación universal. Los recursos empleados en la
creación de ese infernal arsenal bastarían para
suprimir el hambre, el analfabetismo,
la insalubridad y otros muchos males que padece la
humanidad.
La sola existencia de esos descomunales gastos por parte
de los países desarrollados, significa que se está
desaprovechando la posibilidad real de una existencia mejor para
todos; como por ejemplo la UNICEF calcula que para resolver los
problemas más esenciales de los 500 mil niños
más pobres del mundo, como son la asistencia sanitaria de
base, la
educación elemental, mejorar las condiciones
higiénicas, el abastecimiento de agua potable y
su alimentación, se necesitarían 100
mil millones miles de millones de dólares, lo que es igual
al costo de 100
bombarderos B-1B y menos de los 148 400 000 dólares del
costo de los 7000 cohetes cruceros que produce EU.
Con el costo de sólo 10 portaaviones nucleares
del tipo Nimitz, de los 15 que construye EU, es suficiente para
llevar a cabo un programa
preventivo proteger a más de 100 millones de seres humanos
contra la malaria, evitando la muerte en
África de más de 14 millones de
niños.
Según la FAO, actualmente existen en el mundo 852
millones de hambrientos y parar reducirlos en un 50% para el 2015
( serían nuevos hambrientos) se necesitan 24 miles de
millones de dólares, lo que es 2,9 veces menor al costo de
60 m miles de millones de dólares del Proyecto de
Defensa Antimisil o Guerra de las
Galaxias, o 3 veces inferior al costo de construcción de 440 cazas F-22 ascendentes
a 75mm de dólares; esos hambrientos podrían ser
dotados de alimentos durante
un año con los recursos que anualmente se despilfarran en
armamentos y a la vez dotar a los pacientes de VIH–SIDA con
medicamentos para 40 años. Pero además, con
sólo el 10% de los gastos militares del mundo actual se
pueden lograr los Objetivos de
Desarrollo del Milenio aprobados en la Cumbre del Milenio de la
ONU en el
año 2000.
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