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En el nombre de Dios, El Clemente y El Misericordioso (página 3)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

Dios no
es una Trinidad
:

Y han caído en incredulidad los que dicen: Allah
es el tercero de tres, cuando no hay sino un único Dios si
no dejan de decir lo que dicen, ésos que han caído
en la incredulidad tendrán un castigo doloroso. ¿Es
que no van a volverse hacia Allah y Le van a pedir perdón?
Allah es perdonador y Compasivo. El Ungido, hijo de Maria, no es
más que un mensajero antes del cual ya hubo otros
mensajeros… (Corán, 5:73-75)

El Islam niega que
Dios descansó en el séptimo día de la
Creación, que Él lucho con uno de Sus
ángeles, que Él es un envidioso conspirador contra
la raza humana o que Él se ha encarnado en algún
ser humano. El Islam también rechaza la atribución
de cualquier forma humana a Dios. Todas estas cosas son
consideradas blasfemas. Dios es el Exaltado. Está muy
lejos de cualquier imperfección. Nunca se fatiga y ni la
somnolencia, ni el sueño le afectan.

La palabra árabe Allah significa Dios (El Dios
Uno y Único que creó todo el Universo).
Esta palabra 'Allah' es el nombre para Dios, utilizado por las
personas que hablan árabe, tanto cristianos, como
musulmanes. Esta palabra, la cual no tiene forma femenina ni
plural, no puede ser utilizada para designar algo que no sea el
Único Dios verdadero. La palabra árabe Allah
aparece en el Corán cerca de 2.700 veces. En arameo, un
idioma muy cercano y afín con el árabe, que era el
idioma que Jesús habitualmente hablaba.

se es referido a Dios también como
Allah.

La creencia en los
Ángeles
:

Los musulmanes creen en la existencia de los Ángeles y
que estos son criaturas honorables. Los ángeles solo
adoran a Dios, le obedecen y actúan sólo por
órdenes suyas. Entre los ángeles está
Gabriel, quien descendió el Corán al profeta
Muhammad.

La creencia en los libros
revelados Por Dios:

Los musulmanes creen que Dios reveló las
escrituras a sus mensajeros como prueba para la humanidad y como
una guía para la misma. Entre esos libros se encuentra el
Corán que Dios reveló al profeta Muhammad. Dios ha
garantizado la protección del Corán de cualquier
corrupción
o distorsión, Dios dijo:

Nosotros hemos hecho descender el Recuerdo (el
Corán) y somos sus guardianes. (Corán,
15:9)

La creencia en los profetas y mensajeros de
Dios:

Los musulmanes creen en los profetas y mensajeros de
Dios, comenzando con Adán, incluyendo a Noé,
Abraham, Ismael, Isaac, Jacob, Moisés y Jesús (La
Paz sea sobre todos ellos). Pero el último mensaje de Dios
para el hombre, una
reconfirmación del eterno mensaje, le fue revelado al
profeta Muhammad. Los musulmanes creen que Muhammad es el
último profeta enviado por Dios, tal y como lo dice
Dios:

Muhammad no es el padre de ninguno de vuestros hombres
sino que es el Mensajero de Allah y el sello de los profetas…
(Corán, 33:40)

Los musulmanes creen que todos los profetas y mensajeros
fueron creados como seres humanos que no poseían ninguna
de las cualidades y atributos divinos de Dios.

La creencia en el Día del
Juicio:

El musulmán cree en el Día del Juicio (El
Día de la Resurrección) cuando todas las personas
serán resucitadas para ser juzgadas por Dios con
relación a sus creencias y acciones.

La creencia en Al-Qadar:

Los musulmanes creen en el Al-Qadar que es la Divina
Predestinación, pero esta creencia en la Divina
Predestinación no significa que el ser humano no tiene
libre albedrío. Al contrario los musulmanes creen que Dios
ha dado a los seres humanos el libre albedrío. Esto
significa que ellos pueden escoger entre el bien y el mal y que
ellos son responsables por sus decisiones.

La creencia en la Divina Predestinación incluye
la creencia en cuatro conceptos:

1) Dios sabe todas las cosas. Conoce lo que ha pasado y
lo que va a pasar.

2) Dios ha registrado todo lo que ha pasado y todo lo
que pasará hasta el Día del Juicio.

3) Cualquier cosa que Dios quiera que pase sucede, y
cualquier cosa que Dios no quiera que suceda no pasa.

4) Dios es el creador de todo.

Sumisión a Dios, Creador del Universo.

Mahoma: Nombre mal utilizado para mencionar al nombre
del Profeta Muhammad, la paz sea con El.

Mahometanos: Nombre incorrecto que dicen algunos
judíos-y cristianos hacia los musulmanes,
Los musulmanes no adoramos al Profeta, lo recordamos y no hacemos
de El, lo que los cristianos hacen con Jesús elevarlo a
divinidad, y decir que es hijo de.

Muhammad: El gran y ultimo profeta de Dios, para todo el
mundo, hijo de Cedar, hijo de Ismael, Hijo de Abraham, Hijo de
Adán.

Musulmanes: creyentes y no asociadores de Allah, eterno,
uno y único Dios, es el que profesa la religión
islámica, los Musulmanes no adoran a Muhammad, como los
Cristianos consideran que Jesús hijo.

EL Islam que fue revelado al Profeta Muhammad es la
continuación y la culminación de todos los mensajes
dados y predicados por todos los Profetas, en todos los momentos
de la historia y a
cada pueblo, la paz sea con ellos, pero que por la
contaminación política de los
pueblos han tomado después de cada profeta el carácter de división y relevancia de
unos profetas sobre otros, creando así el nombre de
religiones, es
por esto que el Islam es la culminación y
corrección del antiguo y nuevo testamento encontrados en
la Biblia, ningún musulmán niega lo que predicaron
los profetas, negamos es la contaminación del hombre, sobre
la Palabra de Dios, que en estos textos se encuentran con
manipulaciones de parte de los judíos, y de los
cristianos, que actualmente consideran una divinidad a
Jesús, Dios, no puede permitir este extravió y
envió El Sagrado Coran como confirmación de pureza
en los textos de religiones
anteriormente reveladas y, por ello, es para siempre para todos
los pueblos. Esta condición del Islam está
fundamentada en hechos deslumbrantes. En primer lugar, no hay
otro libro revelado
que se encuentre en la misma forma y contenido en que fue
revelado. En segundo lugar ninguna otra de las religiones
reveladas tiene argumentos convincentes que sirvan de guía
para todos los cambios de la vida humana en todos los tiempos. El
Islam dirige la humanidad en general y ofrece orientación
básica respecto a los problemas
humanos. Es más, ha soportado la prueba de mil
cuatrocientos años y tiene todas las posibilidades de
establecer una sociedad ideal
tal Y como lo hizo bajo la dirección del último Profeta
Muhammad (La paz y bendiciones de Allah sean con EI).

Fue un milagro que El Profeta Muhammad pudiera ganarse a
sus acérrimos enemigos sin contar con los recursos materiales
necesarios. Adoradores de ídolos, ciegos seguidores de los
caminos de sus antepasados, promotores de feudos tribales,
hombres que no respetaban la dignidad
humana, se convirtieron en una nación
disciplinada siguiendo las directrices del Islam y de su Profeta.
El Islam abrió ante ellos la visión de altura
espiritual y dignidad humana al declarar con razón como
único criterio el mérito y el honor. El Islam
reformó su vida socia), cultural, moral y
comercial con leyes y principios
básicos conformes con la naturaleza
humana y por lo tanto aplicables en todos los tiempos porque
la naturaleza
humana no cambia.

Es de lamentar que el occidente cristiano en lugar de
hacer un intento sincero por comprender el fenomenal éxito
del Islam en sus primeros tiempos, optar por considerada
religión rival.

Durante los siglos de las cruzadas, esta tendencia
alcanzó gran fuerza e
ímpetu y se produjo gran cantidad de literatura para
empañar la imagen del Islam.
Pero el Islam ha comenzado a desplegar su autenticidad ante los
modernos estudiosos, Cuyas audaces y objetivas observaciones
sobre el Islam desmienten todos los cargos que le imputaron los
así llamados orientalistas imparciales.

A continuación algunas observaciones sobre el
Islam hechas por reconocidas autoridades no musulmanas de los
tiempos modernos. La verdad no necesita abogados que la
defiendan. Pero la propaganda mal
intencionada y prolongada contra el Islam pensadores libres y
objetivos.

Esperamos que las observaciones siguientes contribuyan a
iniciar una evaluación
objetiva del Islam.

Dice: Canon Taylor, en su
ponencia leída ante el congreso eclesial de Walverhamton,
el 7 de octubre de 1887. Citado por Amold en: Preaching of Islam
"La predicación del Islam", Págs. 71 y
72:

"El Islam sustituyó el espíritu del monje
por el del hombre. Ofrece esperanza al esclavo, hermandad a la
humanidad y reconoce los hechos fundamentales de la naturaleza
humana".

Dice: Sarojini Naidu, en su conferencia sobre
los ideales del Islam, véase: Speeches and Writihgs of
Sarojini Naidu" Discursos
escritos de Sarojini Naidu; Madras, 1918, Pag 167:

El sentido de justicia es
uno de los magníficos ideales del Islam. Porque
según leo el Corán encuentro esos principios
dinámicos de la vida, no la mística sino la
ética
práctica para la conducta diaria
de la vida adecuada para el mundo entero.

De Lacy O'Leary :Dice en: Islam at the Crossroads (El
Islam en la encrucijada, 1923, Pag.8:

La historia en todo caso pone de manifiesto que la
leyenda de los fanáticos musulmanes que arrasaban el mundo
e Imponían el Islam con la punta de la espada en razas
conquistadas es uno de los mitos absurdos
más fantásticos que jamás hayan repetido los
historiadores.

H. A. R. Gibb, Whlther Islam ¿A dónde va
el Islam? Londres 1932, dice:

Pero el Islam tiene aún otro servicio que
prestar a la causa de la humanidad. Después de todo
está más cerca que Europa del
oriente real, y posee una magnífica tradición de
comprensión y colaboración interracial. Ninguna
otra sociedad ha logrado tantos hitos uniendo en condiciones de
igualdad de
oportunidades y de esfuerzos a tantas y tan diversas razas de la
humanidad. El Islam tiene aún poder de
reconducción entre elementos de raza y tradición
aparentemente irreconciliables. Si alguna vez se ha de sustituir
la oposición entre las sociedades
oriental y occidental por la colaboración, la
mediación del Islam es una condición indispensable.
Tienen en sus manos en gran medida la solución de los
problemas con los que se enfrenta Europa en sus relaciones con
oriente. SI se unen, las esperanzas de paz se reforzarán
inconmensurablemente. Pero si Europa, rechazando la
colaboración del Islam, la echa en brazos de sus rivales,
los resultados no pueden dejar de ser desastrosos.

G. b. Shaw. En: the genuite Islam (el autentico Islam),
Vol. 1, No. 81936, dice:

Siempre he tenido en gran estima por estudiar la
religión y Muhammad, ha marcado la historia en lugares
donde no se acepta la predicación del evangelio pero si la
del Coran por su magnifica vitalidad. Es la única
religión que a mi juicio posee esa capacidad de
asimilación a las fases cambiantes de la existencia que
puede hacerse atractiva para todas las edades. He estudiado a ese
hombre extraordinario y en mi opinión lejos de ser un
anticristo, debe ser denominado salvador de la humanidad. Creo
que si un hombre como él tuviera que asumir la dictadura del
mundo moderno, lograría resolver sus problemas de una
manera que trajera consigo la tan necesaria paz y felicidad: He
profetizado respecto a la fe del Profeta Muhammad, como ultimo
enviado de Dios, es aceptado en la Europa de hoy, como
está empezando a ser aceptable para la Europa del
mañana.

A. J. Toynbee, 'Civilization on Tría'" La
civilización a juicio, Nueva York. 1948, pag 205,
dice:

Los valores
morales y la conciencia como
ocurre entre los musulmanes es uno de los logros mas notables del
Islam y en el mundo contemporáneo existe, de hecho, una
necesidad que tenemos que vivir en nuestro tiempo.

M. L. Stoddard, citado en: Islam -The religión of
all prophets) (Islam; la religión de todos los profetas)
.Begum Bawani Waqf, Karachi, Pakistán, Pag 56.

La ascensión del Islam es quizás el
más asombroso acontecimiento de la historia de la
humanidad. Surge de una tierra y un
pueblo hasta entonces insignificante y se propaga en
cuestión de un siglo por la mitad de la tierra
sacudiendo grandes Imperios, destronando religiones
sólidamente establecidas, remodelando las almas de razas,
y construyendo un mundo nuevo -el mundo del Islam.

Cuando más de cerca examinamos estos
acontecimientos más extraordinarios resultan. Las otras
grandes religiones se abrieron camino lentamente, mediante
penosos esfuerzos y finalmente triunfaron con la ayuda de
poderosos monarcas convertidos a la nueva fe. El Cristianismo
tuvo su Constantino, el Budismo tuvo su
Asoka y el Zoroastrismo tuvo su Ciro, cada uno prestando su culto
elegido a la poderosa fuerza de la autoridad
secular. Pero no así el Islam, surgió de una tierra
desértica apenas habitada por una raza nómada,
anteriormente sin distinguir en los anales de la humanidad, el
Islam se lanza a la gran aventura con el más frágil
de los respaldos humanos y contra una superioridad
fortísima. Pero el Islam triunfó con facilidad
aparentemente milagrosa, y un par de generaciones vieron
cómo la fogosa Media Luna paseaba victoriosa desde los
Pirineos hasta el Himalaya, desde los desiertos del Asia Central
hasta los Desiertos del África Central.

Edward Montent "La propande chretienne et ses
adversaires musulmans" (La propaganda cristiana y sus adversarios
musulmanes) París 1890. Citado por T. W. Amold en.the
Preaching of Islam. Londres 1913, Pags. 413,414, dice:

El Islam es una religión esencialmente
racionalista en el más amplio sentido de este
término considerado etimológica e
históricamente. Se le aplica con exactitud la
definición de racionalismo
como sistema que
fundamenta las creencias religiosas en principios facilitados por
la razón. No se puede negar que muchas doctrinas y
sistemas
teológicos así como muchas supersticiones, desde la
adoración de los santos, no hacen parte del
Monoteísmo puro en el tronco mismo del Islam., Pero a
pesar de la rica evolución en todos los sentidos, de
las enseñanzas del Profeta, El Corán ha mantenido
invariablemente su lugar como punto de partida fundamental y el
dogma de la unidad de Dios siempre ha sido proclamado con
grandeza, majestad e invariable pureza y con un acento de la
segura convicción que es difícil encontrar superado
fuera del Islam. Esta fidelidad al dogma fundamental de la
religión, la simplicidad elemental de la fórmula en
la que está enunciado, la prueba que gana de la
convicción fervorosa de los misioneros que lo propagan,
son otras tantas causas que explican el éxito de los
esfuerzos misioneros musulmanes. Un credo tan preciso, tan
desprovisto de toda complejidad teológica y en
consecuencia tan accesible a la comprensión ordinaria no
podía menos que poseer, y de hecho posee, un poder
maravilloso para abrirse camino en la conciencia del
hombre.

W. Montgomery Watt, Islam and Christianity Today (El
Islam y el Cristianismo hoy) Londres 1983, Pag IX.

No soy musulmán en sentido usual, aunque creo que
sí lo soy en el sentido de "quien se rinde ante Dios",
Pero a mi juicio el Corán y en otras expresiones de la
visión islámica hay injertados grandes tesoros de
verdades divinas de las que yo y otros occidentales tenemos mucho
que aprender y el Islam es sin duda un poderoso contendiente en
el establecimiento de un marco fundamental para la
religión unidad del futuro.

El Sagrado Corán es la Revelación divina
que recibió el Profeta Muhammad (saws) de Allah por
intermedio del ángel de la revelación:
Gabriel.

Comenzó en La Meca a partir del año 610
aproximadamente para terminar en Medina en el año
632.

El Sagrado Corán:

El Sagrado Corán es también un código
completo que incluye diversas áreas de vida, espiritual,
intelectual, político, social o económico. Es un
código que no tiene ningún límite de tiempo,
lugar o nación.

El Corán pide al hombre que mire los signos dentro
de sí mismo y en el horizonte. Para alcanzar la
comprensión un hombre tiene que usar sus ojos, su mente y
su corazón.
Todo camino de conocimiento
exige un acto de fe. Pero no una fe ciega como se suele entender
equivocadamente.

Los verdaderos buscadores de
conocimiento esperan que sus ideas y su fe en tales ideas, se
pongan a prueba constantemente. Como el Profeta era incapaz de
leer o escribir, recurrió a sus compañeros letrados
y les dictó, supervisando la trascripción y el
registro
fidedigno de las revelaciones. Estos fragmentos se reunieron
más tarde como el Corán.

A los quince años de la muerte del
Profeta quedó compilado un Corán final,
autentificado por los compañeros del Profeta que
estuvieron con él mientras se sucedieron las Revelaciones.
Esto se hizo durante el Califato de Uzman, en la ciudad de Medina
donde está enterrado el Profeta.

Los 114 capítulos o suras de esta Escritura
Sagrada varían en extensión: desde tres Ayats
(versículos) (las suras 103, 108 y 110) hasta 286 en la
segunda sura, La Vaca. Las primeras revelaciones forman las suras
más cortas. Éstas se encuentran al final de la
Escritura y la mayor parte de ellas ocurre en la última
Parte, o sea la núm. XXX.

El idioma del documento es el árabe
clásico. la fushà, que sirvió y sigue
sirviendo de modelo para el
idioma literario, que se desarrolló durante los brillantes
siglos del gran imperio o califato islámico.

Esta Escritura Sagrada reúne las creencias
esenciales de la fe islámica, así como sus
preceptos morales y sociales. Por medio de ella se han ido
formando los conceptos básicos de nuestra religión
de la Paz universal y, por ello, de la cultura y
civilización de la vasta región islámica que
acabamos de indicar.

Esta enorme región forma una parte sumamente
importante de la sociedad contemporánea, que, tanto en su
occidente cristiano como en su parte materialista y atea,
necesita conocer aquélla con urgencia.El Sagrado
Corán no es un libro en el sentido usual del
término.

No tiene una ilación del principio al fin como
una obra de origen humano, sino que por el contrario cada parte
es como una unidad en si misma coherente con el todo. Se puede
ingresar a el en cualquier sitio y, leyendo unos pocos
versículos, es como si Dios nos estuviera hablando
directamente.

El Corán contiene profecías sobre hechos
que posteriormente se verificaron. Anunció el triunfo y la
gloria del Islam cuando los seguidores del Profeta eran solo un
puñado de hombres sin poder contra miles de
idólatras poderosos y opresores.

Anunció también el triunfo en un plazo
definido de los bizantinos sobre los persas después de un
triunfo de estos últimos y cuando nada hacia suponerlo.
(Corán, sura 30:2 a 4] además el Sagrado
Corán contiene numerosas referencias a la naturaleza y la
creación, y encierra verdades de orden científico
que no se comprobaron sino siglos mas tarde, como la
creación de toda vida del agua, el
régimen de vientos y Lluvias, las etapas del desarrollo
embriológico humano, el origen del cosmos y los astros, la
esfericidad de la tierra, las huellas dactiloscópicas,
etc.

Es un único libro con un autor supremo, un
mensaje eterno y una relevancia universal.

Sus volúmenes no se confinan a un tema particular
o llaman, pero contiene las fundaciones para un sistema entero de
vida, mientras cubriendo un espectro entero de problemas que van
de los artículos específicos de fe y mandos a las
enseñanzas morales generales, derechos y obligaciones,
crimen y castigo, ley personal y
pública, y un organizador de otras preocupaciones privadas
y sociales.

La primera revelación de Dios a través del
ángel Gabriel a Muhammad (BPD) fue la palabra 'Iqra' que
quiere decir 'Lee,' en la Surah 96:1-5. Como él era
analfabeto contestó: 'No puedo leer.' Esta primera
revelación fue profetizada en Isaías
29:12:

Y si se dará el libro al que no sabe leer,
diciéndole: Lee ahora esto, él dirá: No se
leer.'

No cabe duda que este libro es el Corán y quien
lo recibe diciendo "No sé leer" es el Profeta Muhammad
(BPD), conocido como "el Profeta iletrado" ("An nabi al ummi").
Esta categoría especial propia del Profeta Muhammad (BPD),
es un distintivo que resalta el valor del
Corán y su carácter milagroso, el mayor de los
milagros expuestos jamás por un Profeta (P) : un milagro
que aún se mantiene frente a nosotros, para que lo podamos
poner a prueba, examinar y corroborar su naturaleza
Divina.

El orden de las revelaciones no es el mismo orden que
lleva la escritura del Corán. En otras palabras, la
primera parte revelada no está en la primera página
y la última parte revelada no está en la
última página. Los motivos de esto son largos de
explicar y no vienen a colación en este trabajo.
Mencionamos esto porque el hecho de que estas revelaciones
vinieran por etapas y fueran ordenadas de esta manera
según las instrucciones de Dios, fue mencionado
también en Isaías 28: 10-11:

'Porque es precepto sobre precepto, mandato sobre
mandato, renglón tras renglón, línea sobre
línea, un poquito allí, otro poquito allá:
Porque con gente de labios extraños, y en extraña
lengua se
hablará a este pueblo.'

Otra lengua quiere aquí decir no en hebreo o
arameo sino en árabe. Los musulmanes de todo el mundo usan
una lengua, el árabe, para invocar a Dios, en sus
plegarias, peregrinaje y en sus salutaciones entre ellos. Esta
unidad lingüística también fue
profetizada, en Sofonías 3:9:

'Por entonces volveré yo a los pueblos un
lenguaje puro,
para que todos invoquen el nombre del eterno, para que de un solo
consentimiento le sirvan.'

Los musulmanes invocamos a Dios en un lenguaje puro, el
árabe, que se conserva vivo y vigente, usando los mismos
vocablos en que fue revelado el Sagrado Corán. No debemos
recurrir a ninguna lengua muerta o en desuso, ni a adaptaciones
locales, aunque esto no significa que no se pueda rezar e invocar
a Dios en el idioma que cada uno habla en el lugar donde reside.
Pero el lenguaje
puro enseñado por Dios para que los creyentes Lo invoquen
sin duda que es el árabe, el lenguaje de la última
revelación, el Corán, el Libro transmitido por el
último de los Enviados Celestiales, El gran Mensajero del
Islam, El ultimo Profeta de Dios.

Profecías Bíblicas del Profeta
Muhammad

http://www.islamicbulletin.com/spanish/spanish-%20Muhammad2.htm

http://www.iad.org/Spanish/Bro_sp/sp_Muh_Biblia.html

http://www.islam-guide.com/es/ch1-3.htm

http://www.webislam.com/bei/Profeta/Indice_Profeta.htm

Muhammad es Imâm (es decir, modelo, guía)
para los atqiyâ, los que buscan sinceramente a Allah, los
rectos. Imâm es un nombre que se da al que conquista la
consideración y el respeto de los
demás -no debemos confundir esta palabra con
Îmân, la sensibilidad espiritual del corazón
humano-. Atqiyâ es el plural de la palabra taqí con
la que se designa a la persona que
intuye la grandeza de su Señor y se sobrecoge ante la
inmensidad albergada en su propio corazón. Eso es a lo que
se llama en árabe taqwà, la inquietud que moviliza
al hombre tras el Absoluto y lo desconcierta y rinde ante
Él. Pues bien, Muhammad (s.a.s.) fue investido por Allah
como Imâm para todos los que buscan a su Señor
Verdadero, los atqiyâ. En el Corán, Allah ordena a
Muhammad (s.a.s.) que diga a las gentes: "Si amáis a
Allah, seguidme y Allah os amará", instaurando el imamato
de Muhammad (s.a.s.), su carácter de modelo a imitar en
todo. De ahí la importancia de la Sunna, su
Tradición. El Corán también califica a
Muhammad (s.a.s.) de antorcha que ilumina, de misericordia para
los mundos,…

EL Libro del Génesis nos cuenta que Abraham no
tenía hijos, ni esperanza de descendencia, y que una noche
Dios lo llamó fuera de su tienda y le dijo: "Mira al cielo
y cuenta, si puedes, las estrellas." Y mientras Abraham
contemplaba las estrellas oyó que la voz decía:
"Así de numerosa será tu descendencia."
(15:5).

La esposa de Abraham, Sara, tenía entonces
setenta y seis anos, habiendo sobrepasado hacía ya tiempo
la edad de tener hijos, mientras que él contaba ochenta y
cinco; ella le dio, pues, su esclava egipcia Agar para que
pudiera tomarla como segunda esposa. Pero surgió el
resentimiento entre la señora y la esclava, y Agar
huyó de la cólera
de Sara y clamó a Dios en su aflicción. Y Dios le
envió un ángel con el mensaje: "Yo
multiplicaré tu descendencia, que por lo numerosa no
podrá contarse." El ángel también le dijo:
"Mira, has concebido y parirás un hijo, y lo
llamarás Ismael; porque ha escuchado Dios tu
aflicción." (16:10-11>. Entonces Agar regresó
con Abraham y Sara y les contó lo que había dicho
el ángel y, cuando tuvo lugar el parto, Abraham
puso por nombre a su hijo Ismael, que significa "Dios
oirá".

Cuando el muchacho alcanzó la edad de trece
años, Abraham estaba en su centésimo año y
Sara tenía noventa años; entonces Dios habló
de nuevo con Abraham y le prometió que Sara también
le daría un hijo que se debería llamar Isaac.
Temiendo que su hijo primogénito pudiese perder por ello
el favor a los ojos de Dios, Abraham suplicó:
"Ojalá que viva a tus ojos Ismael". Y Dios le dijo:
"También te he escuchado en cuanto a Ismael. Yo /0 bendigo
y lo convertiré en una gran nación pero mi pacto lo
estableceré con Isaac, el que te parirá Sara el
año que viene por este tiempo." (17:20-21).

Sara dio a luz a Isaac y
ella misma lo amamantó, y cuando fue destetado, ella le
dijo a Abraham que Agar y su hijo no debían permanecer por
más tiempo en su casa. Abraham se afligió
profundamente por esto, debido a su amor por
Ismael; pero de nuevo Dios le habló y le dijo que siguiese
el consejo de Sara, que no se acongojase, y de nuevo le
prometió que Ismael sería bendito.

No una sino dos grandes naciones habrían de mirar
a Abraham como a su padre; dos grandes naciones, esto es, dos
poderes guiados, dos instrumentos con los que opera la Voluntad
del Cielo, porque Dios no promete como bendición lo que es
profano, ni hay ante Dios más grandeza que la grandeza en
el espíritu. Abraham fue así la fuente de dos
corrientes espirituales, que no tenían que fluir juntas,
sino cada una en su propio cauce; confió a Agar e Ismael a
la bendición de Dios y al cuidado de sus ángeles
con la certeza de que todo les iría bien.

Dos corrientes espirituales, dos religiones, dos mundos
para Dios; dos círculos, por lo tanto dos centros. Un
lugar nunca es sagrado por la elección del hombre, sino
porque ha sido elegido en el Cielo. Había dos centros
sagrados dentro de la órbita de Abraham: uno de ellos
estaba cerca, el otro posiblemente todavía no lo
conocía; y fue a este otro al que Agar e Ismael fueron
guiados, en un valle yermo de Arabia a unos cuarenta días
de camello al sur de Canaán. El valle se llamaba Becca,
dicen. Algunos que a causa de su angostura; se halla circundado
de colinas por todas partes excepto por tres pasos, uno al norte,
otro al sur y un tercero que se abre hacia el Mar Rojo, que se
encuentra a cincuenta millas al oeste. Los libros no nos cuentan
cómo Agar y su hijo alcanzaron Becca; quizás
algunos viajeros los recogieron. El valle se encontraba en una de
las grandes rutas de caravanas, llamada, generalmente, "la ruta
del incienso", pues el perfume, el incienso y otras
mercancías semejantes del Sur de Arabia llegaban al
Mediterráneo por este camino. Sin duda, Agar fue guiada
para que abandonase la caravana, tan pronto como llegaron al
lugar. No transcurrió mucho tiempo antes de que madre e
hijo fueran vencidos por la sed, hasta el extremo de que Agar
temió que Ismael se estuviese muriendo. Según las
tradiciones de sus descendientes, Ismael clamó a Dios
desde donde yacía en la arena, y su madre se colocó
sobre una roca al pie de un promontorio cercano para ver si se
divisaba alguna ayuda. Al no ver nada, se apresuró hacia
otra atalaya, pero desde allí tampoco se veía ni un
alma. Medio
enajenada, pasó en total siete veces de un punto al otro,
hasta que al final de la séptima carrera, cuando se
sentaba para descansar sobre la roca más distante, el
Ángel le habló. En palabras del
Génesis:

Y oyó Dios la voz del niño, y el
ángel de Dios llamó a Agar desde los cielos,
diciendo: "¿Qué tienes, Agar? No temas, que ha
escuchado Dios la voz del niño que aquí
está. Levántate, toma al niño y
cógele de la mano, pues he de hacerle un gran pueblo." Y
abrió Dios los ojosa Agar, y ella vio un pozo.
(21:17-20)

El agua era un manantial que Dios hizo brotar de la
arena al toque del talón de Ismael; a partir de entonces,
el valle se convirtió pronto en un alto de caravanas, a
causa de la excelencia y abundancia del agua, y a la fuente se la
llamó Zamzam.

En cuanto al Génesis, es el libro de Isaac y sus
descendientes, no de la otra línea de Abraham. De Ismael
nos dice: Fue Dios con el niño, y creció y
habitó en el desierto, y de mayor fue arquero. (21-20).
Después de eso apenas menciona su nombre, excepto para
informarnos de que los dos hermanos, Isaac e Ismael, juntos
enterraron a su padre en Hebrón y que, algunos años
más tarde, Esaú se casó con su prima, la
hija de Ismael. Podemos encontrar un elogio indirecto de Ismael y
de su madre en el Salmo que comienza ¡Cuán amables
son Tus moradas, oh Señor de las Huestes!, en el que se
explica el milagro de Zamzam como consecuencia del paso de Ismael
y su madre por el valle: Bienaventurado el hombre que tiene en ti
su fortaleza y anhela frecuentar tus subidas. Aun pasando por el
árido valle de Beca, se le hace todo fuentes.
(Salmo 84: 5-6)

Cuando Agar e Ismael llegaron a su destino, a Abraham
todavía le quedaban setenta y cinco años de vida, y
visitó a su hijo en el lugar sagrado hacia el que Agar
había sido guiada. El Corán nos cuenta que Dios le
mostró el sitio exacto, cerca de la fuente de Zamzam,
sobre el cual Ismael y él tenían que levantar un
santuario (Corán, XII, 26) y se les dijo cómo
tenía que construirse. Su nombre, Kaabah, cubo, se debe a
su forma, que es aproximadamente cúbica, y sus cuatro
esquinas apuntan a los cuatro puntos cardinales. Pero el objeto
más sacro de ese lugar sagrado es una piedra celestial
que, se dice, un ángel trajo a Abraham desde la cercana
colina de Abu Qubays, donde había sido conservada desde
que llegó a la tierra. "Descendió del
Paraíso más blanca que la leche, pero
los pecados de los hijos de Adán la hicieron negra."
(Dicho del Profeta, Tir. VII, 49. Véase la clave de
referencias, p. 395). Colocaron esta piedra negra en la esquina
oriental de la Kaabah y, cuando el santuario estuvo terminado,
Dios habló nuevamente a Abraham y le ordenó
instituir el rito de la Peregrinación a Becca o la Meca,
como más tarde vino a llamarse: ¡Purifica mi casa
para los que la circunvalan y para los que están de pie, y
para los que se inclinan y prosternan! ¡Y proclama a los
hombres la peregrinación para que vengan a ti, a pie o
montados en flacos camellos, venidos de pasos anchos y profundos.
(Corán, XXII, 26~27).

Ahora bien, Agar había contado a Abraham
cómo buscó ayuda. Abraham entonces, como parte del
rito de la Peregrinación, estableció que los
peregrinos recorrieran siete veces la distancia entre Safá
y Marwah, como habían pasado a llamarse los dos
promontorios entre los que ella había corrido.

Más tarde, Abraham hizo la siguiente plegaria,
quizás estando en Canaán, mirando en torno suyo hacia
los ricos pastos y los campos de cereales y trigo:
¡Señor! He establecido a una parte de mi
descendencia en un valle sin cultivar, junto a tu Casa
Sagrada…! ¡Inclina hacia ellos los corazones de los
hombres! ¡Provéelos de frutos! Quizás,
así, sean agradecidos. (XIV, 37).

La plegaria de Abraham tuvo respuesta, y presentes
llegaban constantemente a la Meca traídos por los
peregrinos que en número cada vez mayor venían de
todas las partes de Arabia, e incluso de más allá,
para visitar la Casa Sagrada. La Peregrinación Mayor se
hacía una vez al año, pero la Kaabah también
podía ser honrada en cualquier momento mediante una
peregrinación menor; estos ritos continuaron
cumpliéndose con fervor y devoción según las
normas
establecidas por Abraham e Ismael. Los descendientes de Isaac
también veneraban la Kaabah como un templo que
había sido erigido por Abraham. Lo consideraban como uno
de los remotos tabernáculos del Señor; pero a
medida que pasaron los signos se contaminó la pureza de la
adoración al Dios Uno. Los descendientes de Ismael
llegaron a ser demasiado numerosos para vivir todos en el valle
de la Meca, y los que se marcharon para asentarse en otros
lugares se llevaron consigo piedras del recinto sagrado y
cumplían ritos en su honor. Más adelante, por
influencia de las tribus paganas vecinas, se añadieron
ídolos a las piedras y, finalmente, los peregrinos
comenzaron a traer ídolos a la Meca. Fueron colocados
cerca de la Kaabah, y fue entonces cuando los judíos
dejaron de visitar el templo de Abraham. (1.1., 15).

Los idólatras afirmaban que sus ídolos
eran poderes que actuaban como mediadores entre Dios y los
hombres. Como consecuencia, su aproximación a Dios fue
cada vez menos directa, y, cuanto más distante les
parecía El, más se debilitaba su sentido de la
realidad del Más Allá, hasta que muchos de ellos
dejaron de creer en la vida después de la muerte. Pero
en medio de ellos, para quien supiera interpretarlo, había
una señal evidente de que se habían ido alejando de
la verdad: ya no tenían acceso a la fuente de Zamzam, e
incluso habían olvidado dónde estaba. Los
yurhumíes, que habían venido del Yemen, eran los
responsables directos. Se habían hecho con el control de la
Meca, y los descendientes de Abraham lo habían tolerado
porque la segunda esposa de Ismael era una parienta de Yurhum;
pero llegó el tiempo en que los yurhumíes
comenzaron a cometer toda clase de
injusticias, por lo que finalmente fueron expulsados, y antes de
marcharse enterraron la Fuente de Zamzam. Indudablemente lo
hicieron para vengarse, pero también es probable que
abrigasen la esperanza de volver y enriquecerse con ello, porque
la llenaron con parte del tesoro del santuario, con las ofrendas de
los peregrinos que se habían acumulado en la Kaabah a lo
largo de los años, y luego la cubrieron de
arena.

Su puesto como Señores de la Meca fue asumido por
Juzaah, una tribu árabe descendiente de Ismael que
había emigrado al Yemen y luego había regresado al
norte. Pero los juzaahíes no hicieron ningún
intento para encontrar las aguas que le habían sido
otorgadas milagrosamente a su antepasado. Desde aquel día
se habían hecho brotar otros pozos en la Meca, el don de
Dios ya no era una necesidad, y la Fuente Sagrada se
convirtió en un recuerdo medio olvidado.

Juzaah compartió de esta forma la culpa de
Yurhum. Deberían ser culpados también en otros
aspectos; un jefe suyo, en su camino de regreso de un viaje a
Siria, había pedido a los moabíes que le diesen uno
de sus ídolos. Le dieron a Hubal y se lo llevó al
Santuario, e instalado dentro de la misma Kaabah, se
convirtió en el ídolo principal de la
Meca.

El Señor me dijo (Moisés): Está
bien lo que dicen. Suscitaré por ellos un Profeta como
tú entre sus hermanos, pondré en su boca mis
palabras y él les comunicará todo lo que yo le
mande. Si alguien no escucha Mis palabras que él
dirá en Mi Nombre, yo Mismo le pediré cuantas.
(Deuteronomio, 18:17-9)

La frase un Profeta como tú entre sus hermanos se
refiere a un Profeta que vendrá de la rama de Ismael, el
hermano de Isaac, que es el antepasado del pueblo de
Moisés, los Hijos de Israel. El
único Profeta que vino de la rama de Ismael después
de Moisés y se parecía a él en muchos
aspectos (por ejemplo, en traer una nueva ley y luchar contra sus
enemigos, es el Profeta Muhammad. También, el siguiente
verso de la Biblia en Deuteronomio, 34:12 declara claramente que
ningún Profeta como Moisés jamás
apareció entre los Israelitas: -Con respecto a sus
virtudes y acciones imponentes- no apareció en Israel
ningún Profeta semejante a Moisés, con quien el
Señor cara a cara tratase.

El Corán señala el mismo hecho: Os hemos
enviado un Mensajero como testigo sobre vosotros, exactamente
como le hemos enviado un Mensajero a Faraón
(73:15).

La frase pondré en su boca mis palabras y
él les comunicará todo lo que yo le mande en el
verso en cuestión, significa que el Profeta prometido
sería iletrado y transmitiría lo que le
sería revelado. Allah consigna esto en el Corán:
Él no habla por (su propio) deseo. No es sino una
Revelación inspirada. (53:3-4).

El siguiente verso: El Señor vino del
Sinaí y amaneció sobre Seir. Resplandeció
desde la montaña de Farán (Deuteronomio, 33:2) se
refiere a la Misión
Profética de Moisés, Jesús y Muhammad
respectivamente. Sinaí es el lugar en donde el Profeta
Moisés habló con Allah y recibió la
Torá. Seir, un lugar en Palestina, es donde el Profeta
Jesús recibió la Revelación Divina.Y Allah
se manifestó a la humanidad por última vez a
través de Su Revelación al Profeta Muhammad en
Farán, una cordillera cerca de La Meca. Es mencionada en
la Torá (Génesis, 21:19-21) como el área
desértica donde Abraham dejó a Hayar y a su hijo
Ismael. El pozo de Zamzam se encuentra ahí. Como se
declara explícitamente en el Corán (14:35-7),
Abraham dejó a Hayar e Ismael en el valle de La Meca, que
entonces era un lugar deshabitado dentro de las cadenas de
montañas de Farán.

El verso en Deuteronomio continúa: Llegó
con miríadas de santos; a su lado derecho se les
apareció el fuego del Shari´a. Este verso se refiere
al Profeta prometido, Muhammad que tendría numerosos
Compañeros del grado más elevado de santidad. El
fuego del Shari´a alude al hecho de que al Profeta
prometido le sería permitido, e incluso ordenado, luchar
contra los enemigos.

En el Evangelio según San Mateo nos encontramos
con un versículo interesante en el que Jesús
dijo:

No habéis leído alguna vez en las
Escrituras: «La piedra que los constructores han rechazado
se ha convertido en la piedra angular; el Señor ha hecho
esto y es admirable a nuestros ojos. Por eso os digo que os
será quitado el reino de Allah y será entregado a
un pueblo que rinda sus frutos. Y el que caiga sobre esta piedra
se hará trizas, y aquel sobre quien caiga será
triturado» (San Mateo, 21:42-4).

Esta piedra angular mencionada en los versos no puede
ser el Profeta Jesús porque los versos se refieren a las
victorias obtenidas por los seguidores de este pilar sustentador.
Ningún pueblo fue aplastado por haber resistido al
Cristianismo. El Cristianismo se extendió en el Imperio Romano
sólo después de sufrir algunos cambios y
reconciliarse con las religiones romanas. El dominio
occidental del mundo llegó a través del triunfo de
los pensamientos científicos sobre la IglesiaMedievaly
tomó la forma de un implacable colonialismo.

Por otro lado, el Islam gobernó casi la mitad del
«Viejo Mundo» durante muchos siglos. Su pureza
original nunca fue atenuada, sus enemigos fueron derrotados
varias veces y se defendió con éxito frente al
Cristianismo. Actualmente, el Islam se está levantando una
vez más como una religión pura y auténtica,
como un estilo de vida
y esperanza para la salvación de la humanidad.
Además, el mismo Profeta Jesús alude a este hecho
declarando explícitamente que «será quitado
el reino de Allah de sus seguidores y entregado a un pueblo que
produzca sus frutos».

En un detalle registrado en el Sahih de al-Bujari y
Muslim, el Profeta Muhammad se describe a sí mismo como la
«piedra angular» que completa la construcción de la
Profecía.

Otra referencia al Profeta se encuentra en el Evangelio
de San Juan, Jesús promete el advenimiento del
Último Profeta usando una variedad de nombres:

Pero os digo la verdad: os conviene que yo me vaya.
Porque, si no me fuere, el Abogado no vendrá a vosotros;
pero, si me fuere, os lo enviaré. Y al venir este,
amonestará al mundo sobre el pecado, la justicia y el
juicio. (16:7-8)

En estos versos, se refiere al Profeta Muhammad, que la
paz y las bendiciones estén con él, como un
Paraklit. Paraklit es una palabra Griega que significa el
Distinguidor entre la Verdady la Falsedad. Aunquelos traductores
cristianos le han dado a esta palabra diferentes sentidos como
Consejero (la Internacional de los Gideones) o Ayudante (La
Sociedad de la Biblia Americana) o Confortador (La
Compañía de la Sagrada Biblia), y reclamaron que
esta se refiere al Espíritu
Santo, es imposible incluso para los Cristianos establecer si
el Espíritu Santo ha bajado después de Jesús
y ha hecho lo que Jesús predijo que
haría.

Si, según los cristianos, el Espíritu
Santo es el Arcángel Gabriel, se mostró muchas
veces ante el Profeta Muhammad para traerle las Divinas
Revelaciones. Además, Jesús mencionó y
predijo al Paraklit con otros nombres diferentes, pero siempre
con la misma función,
como se ve en los siguientes versos:

Cuando venga el Abogado, que yo os enviaré de
parte del Padre, el Espíritu de verdad, que procede del
Padre, él dará testimonio de mí (San Juan,
15-26).

Muchas cosas tengo aún que deciros, más no
podéis acarrearlas ahora; pero cuando viniere
Aquél, el Espíritu de verdad, os guiará
hacia la verdad completa, porque no hablará de sí
mismo, sino que hablará lo que oyere y os
comunicará las cosas venideras. Él me
glorificará, porque tomará de lo mío y os lo
dará a conocer. Todo cuanto tiene el Padre es mío
(San Juan, 16:12-4).

Muhammad su Vida:

Entre los profetas que Dios ha enviado a la humanidad,
el único que tiene una biografía que ha sido
conservada es el profeta Muhammad, la suya es un relato completo
de su vida, de sus palabras y sus instrucciones.

El profeta Muhammad nació en la Meca en el
año 570 de la era cristiana, a las 9 AM. Un lunes 12 de
Rabi I, 29 de abril. Su padre, Abdulah, murió poco antes
de su nacimiento; su madre, Amina, por ser muy pobre,
buscó ayuda y refugio con Abdul Muttalib, abuelo de
Muhammad, quien era muy generoso, pero estaba arruinado. La
situación era muy difícil para la madre y su
hijo.

Amina no pudo alimentar a su hijo más que unas
pocas semanas, pues su pecho se secó y tuvo que buscar una
nodriza beduina de nombre Halima bint Zu´aib, quien era muy
pobre y vivía en un valle del desierto; pero desde el
momento en que tomó al niño, les llegó la
lluvia y crecieron los pastos trayéndoles bienestar. Los
beduinos decían que Muhammad tenía Baraka,
bendición.

Al cumplir los cinco años de edad, Amina, la
madre de Muhammad lo reclama, añorando a su hijo; y
Halima, aunque triste, comprende y lo entrega a su madre. Al poco
tiempo su madre Amina cae enferma y muere, quedando Muhammad
huérfano de padre y madre a los seis años. Su
abuelo, Abdulmutta-lib, se queda con el niño, pero al
cumplir Muhammad los ocho años, su abuelo y primer tutor
también fallece, quedando el niño nuevamente
solo.

Su tío, Abu Tálib, le recibió en su
casa, pero también era muy pobre y tenía una
familia muy
numerosa. Muhammad tuvo que trabajar para ayudar al mantenimiento
de la familia,
como pastor, dependiente de comercio,
aguador, recadero y ayudante en las caravanas.

Muhammad no mintió nunca. Su gente era testigo de
su lealtad; incluso sus peores enemigos no le acusan de haber
proferido una mentira en toda su vida. Habló
cortésmente, nunca empleo un
lenguaje obsceno. Su personalidad y
modales eran encantadores; en sus relaciones con sus semejantes
siempre siguió los preceptos de justicia. Nunca
engañó a nadie en el comercio; la comunidad entera
le llamaban Amín (el sincero y digno de confianza);
incluso sus enemigos le depositaban sus bienes para
tenerlos en seguridad.

La vida del Profeta prueba su misión
profética y predice su Profecía. Considerar los
hechos siguientes:

• Los extraordinarios acontecimientos que
sucedieron la noche en la que nació, el carácter
diferente que demostró durante su niñez y las
señales
significativas que observaron los hombres de perspicacia en
él, todo esto significaba que emprendería una gran
misión en el futuro

• Antes de su Misión Profética se
oponía a la injusticia y participaba en las organizaciones
como Hilf al-Fudul que fue establecida para defender a los
desamparados y recuperar sus derechos usurpados.

• A pesar de su noble descendencia, nunca
vivió con lujo sino creció como un huérfano
bajo la protección de su abuelo y después de su
tío. Aunque pudo haber ganado algo de dinero por los
negocios
comerciales que hizo antes de su matrimonio,
solía gastar lo que tenía para mantener a los
huérfanos, viudas y pobres y por lo tanto nunca
vivió una vida rica y no tuvo partidarios
poderosos.

• A pesar de la corrupción moral de su comunidad,
vivió una vida extraordinariamente casta y perfectamente
disciplinada. Durante su niñez, sólo dos veces
intentó asistir a una pero en ambas ocasiones fue vencido
por el sueño (Así no vio ninguna práctica
impropia al que el Islam prohibiría después).
Cuando tenía 25 años, se casó con Jadiya,
una viuda respetada quince años mayor que él y
nunca se volvió a casar hasta su muerte.

• La infancia y la
juventud de
Muhammad fueron un preludio de su misión profética.
Hasta sus enemigos lo llamaban el «digno de
confianza», porque todo el mundo aceptaba que era
completamente veraz y honesto. La gente decía: «Si
vas a viajar, puedes encomendar tu familia y tus bienes a
Muhammad sin ninguna vacilación». Nunca
mintió, nunca engañó ni rompió su
palabra.

• La Kaba había sido en parte arruinada por
la lluvia y las inundaciones resultantes. El Quraysh la
restauró. Llegó el momento cuando la Piedra Negra
tuvo que ser puesta otra vez en su lugar. Era un honor hacerlo
para el individuo o
clan ya que la Piedra Negra era reverenciada por su santidad.
Para evitar un choque entre los clanes por conseguir ese honor,
se pusieron todos de acuerdo en que arbitrara Muhammad. Les
pidió que fueran a buscar un pedazo de tela, y que lo
tendieran en el piso. Poniendo la Piedra Negra sobre él,
les dijo a los jefes de los clanes que tomaran cada punta de la
tela. De esta manera la Piedra fue levantada a la altura
necesaria y luego él mismo la llevó y la puso en su
lugar. Gracias a su sabiduría, el peligro de una guerra entre
los clanes fue prevenido.

• Muhammad era iletrado. Durante toda su vida nadie
lo instruyó y nunca fue influenciado por la cultura
escrita de la época. Hacia sus cuarenta años,
solía retirarse a la cueva de Hira. Un día
salió de la cueva con un mensaje nuevo y completamente
autntico para curar todas las heridas de la humanidad y
retó a todos los genios literarios para que escriban algo
semejante a su mensaje.

• Sus enemigos nunca lo acusaron de mentir o de
engañar. Para evitar la difusión de su Mensaje, le
llamaban poeta, hechicero o mago y algunas veces decían
que estaba loco. A veces trataban de justificar su rechazo por
algunos pretextos como: «¡Ojala este Corán
hubiese sido enviado a uno de los grandes hombres de las dos
ciudades (La Meca y Taif)!»

• Es inconcebible que un hombre de cuarenta
años aceptado hasta entonces como veraz y honorable por
una sociedad que carecía de la moral y de
la imperfección intelectual, de repente empezara a mentir
y engañar a su gente sin ser descubierto. Después
de muchos años de guerra librada por motivos
básicos, hasta sus enemigos más acérrimos
como Safwan ibn Umayya, Abu Sufyan ibn Harb, Amr ibn al-As e
Ikrima ibn Abi Yahl finalmente acabaron aceptando la verdad de su
Mensaje.

El pueblo donde vivía consideraba la embriaguez y
el juego como
virtudes, pero Muhammad no bebió jamás, ni
jugó juegos de
azar. Aunque su pueblo era idólatra, Muhammad siempre tuvo
un alma pura sabiendo que nada en los cielos y la tierra es digno
de adoración salvo el único y verdadero Dios, y que
ninguna imagen puede ser el Dios Omnisapiente y Omnipotente.
Así pues, Muhammad no se inclinaba ante ninguna criatura y
no participaba de las ofrendas hechas a los
ídolos.

En el año 595, era cristiana, Muhammad , de 25
años de edad, se casa con Jadiya, quien tenía 40
años y le dió seis hijos.

La
Kaaba

En la Meca se encuentra la Kaaba, el altar que el
profeta Abraham (PBSE) y su hijo Ismael (PBSE) levantaron para
adorar a Dios. En la época del profeta Muhammad llegaban a
la Kaaba muchas tribus y cada una traía un dios diferente,
un ídolo diferente, que era colocado en la Kaaba para ser
adorado, llegando a más de 360 dioses e imágenes.
Esto hacía de la Meca una ciudad con mucho peregrinaje y
comercio, que eran explotados por los gobernantes de la
ciudad.

La primera Revelación

La revelación de Dios llegó a Muhammad
cuando éste tenía 40 años de edad. Estando
en uno de sus frecuentes retiros y me-ditaciones en la cueva de
Hirá, le sucedió algo que cambiaría la
historia de la humanidad.

Una de las últimas noches del mes de
Ramadán, Muhammad ve como una luz intensa penetra la cueva
y escucha una voz que le dice: "Lee", Muhammad responde: "No se
leer". La aparición le ordena: "Lee", Muhammad responde
nuevamente: "No se leer", y la luz le dice: "Lee en el nombre de
tu Señor, el que creó; creó al hombre de un
espermatozoide. ¡Lee! tu Señor es el más
Generoso, que ha enseñado al hombre lo que no
sabía." (Corán 96:1-5) Después de esto,
Muhammad siente que el mensaje le queda grabado en el
corazón y la
memoria.

Cuando salía de la cueva oyó una voz
procedente del cielo que le dijo: "Oh Muhammad, tu eres el
profeta de Dios, yo soy el ángel Gabriel." Muhammad
levantó los ojos y vio la figura del ángel, que,
radiante, le seguía donde quiera que fijaba la
vista.

Las revelaciones llegan al profeta a través del
Arcángel Gabriel y descienden en los momentos más
inesperados: cuando Dios lo dispone. Durante los siguientes 23
años, Dios revela a Muhammad los mensajes que contienen
las enseñanzas del Islam y se encuentran en el Sagrado
Corán.

La característica principal del Islam es que no
admite separación alguna entre los asuntos de la vida
terrena y los asuntos de la vida espiritual. No se limita
sólo a purificar la parte espiritual del hombre sino que
su dominio se extiende al orden social, político, moral,
económico, etc. Sin que nada se escape al veredicto de
Dios en la forma de vida islámica.

¡En el nombre de Alláh, El Compasivo, El
Misericordioso!

1. Lee ¡Recita en el nombre de tu Señor,
Que ha creado,

2. ha creado al hombre!

3. Lee ¡Recita! Tu Señor es el
Magnifico,

4. que ha enseñado el uso del
cálamo,

5. ha enseñado al hombre lo que no
sabía.

6. ¡No! El hombre, en verdad, se
rebela,

7. ya que cree bastarse a sí mismo.

8. Pero todo vuelve a tu Señor.

9. ¿Has visto a quien prohíbe

10. A un siervo orar?

11. ¿Te parece que sigue la
Dirección

12. O que ordena el temor de Dios?

13. ¿No te parece que desmiente y se
desvía?

14. ¿No sabe que Dios ve?

15. ¡No! Si no cesa, hemos de arrastrarle por el
copete,

16. copete que miente, que peca.

17. Y ¡que llame a sus secuaces,

18. que Nosotros llamaremos a los que
precipitan!

19. ¡No! ¡No le obedezcas, sino
prostérnate y acércate!

La prédica del Islam en la
Meca

Cuando Dios el Todopoderoso ordena a Muhammad que
divulgue el Islam, éste congrega a su gente en la colina
de Safa y les dice: "¿Os gustaría vencer a vuestro
mayor enemigo?" La multitud preguntó:
"¿Quién es y donde está ese enemigo?".
Muhammad contestó: "El enemigo sois vosotros mismos y se
esconde en vuestro corazón, boca y mente…está en
vuestro corazón, pues adoráis a falsos dioses; y en
vuestras mentes, pues sois idólatras, y en vuestras
palabras, porque alabáis a fetiches, imágenes y
objetos inanimados. Dios es único y no tiene
intermediarios, mediadores ni copartícipes. Si Les
adoráis y cumplís con Sus ritos y creencias, yo os
ofrezco en Su nombre las bendiciones de este mundo y las delicias
del paraíso. Volved al camino recto. Glorificad a Dios,
Creador de los Mundos, Señor del Día del Juicio
Final".

La gente se sorprendió mucho al oír estas
palabras, pues creían en muchos dioses y adoraban a los
más de 360 dioses e imágenes en la Kaaba. Adorar a
un solo Dios Omnipotente y Omnipresente significaba acabar con
sus dioses y cambiar su forma de vida. Si se sometían a
Dios tenían que dejar sus pasiones, vicios y
corrupción, que los gobernantes de La Meca explotaban. Abu
Sufián lidera la oposición al profeta y llama a Abu
Tálib para que acalle a su sobrino, porque
pretendió "prohibir el culto de los dioses que nuestros
padres adoraban" y añade: "Le declararemos la guerra si no
le haces callar. Dile que le daremos riqueza, poder y oro; lo que
pida." Abu Tálib cuenta esto a su sobrino Muhammad y este
responde: "¡Oh tío mío! ¡Cuán
grato sería complacerte! Pero, por Dios, aunque me pongan
el sol en mi
derecha y la luna en mi izquierda para que deje el mensaje de
Dios no lo dejaré, aunque me cueste la vida".

Ante la negativa del profeta, se inició una fiera
persecución en contra de los musulmanes; fueron
torturados, asesinados y desterrados; se emplearon los medios
más radicales y más violentos. Abu Sufián
afirmaba: "Cualquier medio es lícito, ante la imperiosa
necesidad de acallar a quien habla mal de los dioses de nuestros
antepasados…"

Los habitantes de la Meca, idólatras y
materialistas, no podían admitir las prédicas del
profeta, que cambiarían un sistema de vida al cual no
quieren renunciar. Las ideas de Muhammad les eran inadmisibles
por dos razones. Una moral: aceptar que sus padres y antepasados
adoraban a dioses falsos, ídolos e imágenes; esto
implicaba una censura y un castigo eterno, lo que
destruiría la gloriosa imagen de sus antepasados. Otra de
tipo económico: La Meca no tiene industrias ni
zonas agrícolas, ni minerales ni
artesanías; toda la economía se basa en
los peregrinos y las caravanas, trayendo los vicios, la bebida
alcohólica, la prostitución y la usura, que eran bien
explotados y beneficiaban a los gobernantes de la
Meca.

Cuando Muhammad intentaba predicar, una turba de
asalariados de Abu Sufián cubría su voz con gritos
y cantos obscenos; por las noches dejaban basura y
restos de carroña en su puerta. No le podían matar
por temor a la venganza de su tribu, que era muy
influyente.

Una tarde, cuando el profeta rezaba, Abu Yahl, cubre su
cabeza con el estómago de un camello, lleno de sangre y
excrementos; Ruqaiya, la hija de Muhammad, corta las ataduras
salva a su padre de la asfixia. Lleno de sangre e inmundicias, el
profeta dijo: "Vamos a casa, debo cumplir con la oración,
el más sagrado y reconfortante de los deberes."

Muhammad envía un grupo de
musulmanes a refugiarse en Abisinia, gobernada por el Negus, un
rey cristiano. Este los recibe fraternalmente, porque los
fundamentos de la religión islámica no
varían mucho de la religión cristiana
monoteísta. Los enemigos del profeta en la Meca enviaron
emisarios y presentes valiosos para que se les entregue los
"rebeldes fugitivos", pero el rey, conocedor de la
religión islámica, que tanto respeto muestra por
Jesús y María, les dijo después de trazar
una línea en el suelo: "La
diferencia entre su religión y la nuestra es menor que
esta línea, recoged vuestros presentes, los musulmanes son
mis huéspedes y se pueden quedar el tiempo que
quieran".

Los musulmanes que quedaron en la Meca, fueron
torturados o muertos, casi todos perdieron sus bienes, como
Suhaib Arrumi. Los camellos de sus caravanas se contaban en
centenares y poseía una de las villas más suntuosas
en Taif, aún así prefirió renunciar a sus
bienes antes que abandonar la fe islámica.

Primera Mezquita del Islam

Los musulmanes emigraron finalmente a Medina, donde
fueron acogidos por sus nuevos hermanos de fe; el profeta fue el
último en dejar la Meca, a pesar del gran riesgo que le
significaba. Una vez llegado a Medina empezó la
construcción de la primera mezquita del Islam. El profeta
trabaja como albañil
durante varias horas al día, y ya no es joven, pues ya
pasó de los cincuenta años. Piensa que cualquier
trabajo es digno, pero la construcción de una casa para
adorar a Dios es algo realmente meritorio y se siente muy feliz
de hacerlo. Para llamar a la oración se elige la voz
humana; el muecín llama a los creyentes a la
oración, a la felicidad, la recompensa y el éxito
en ésta vida y en la otra por venir.

En Medina se forma el primer Estado
Islámico, y Muhammad hace las veces de gobernante y juez,
además de Jefe militar en las campañas, la
situación fue bastante difícil al principio, pero,
con mucha paciencia y devoción , los musulmanes soportan
los ataques de los idólatras de la Meca y las intrigas de
los hipócritas y judíos de Medina.

El profeta se dirigía a los musulmanes de pie,
recitándoles las suras del Corán, que hablan de la
unicidad de Dios, de Su magnificencia, Su justicia y
misericordia. El profeta ordena a los musulmanes practicar la
caridad , la cual tiene matices muy variados – La sonrisa frente
a un hermano desconsolado es caridad – Dar agua al sediento es
caridad – Orientar al que anda perdido es caridad – guiar a un
ciego es caridad – Hacer compañía al solitario es
caridad – Hospedar al viajero es caridad. También
enseña que no es un creyente quien se acuesta con el
estómago lleno mientras sus vecinos pasan
hambre.

El
último mensaje

Después de varias batallas y la entrada de
multitud de pueblos en el Islam, los musulmanes lograron entrar
en la Meca victoriosos, y sin derramar sangre. Limpiaron la Kaaba
de todos los ídolos a los que se rendía culto y
entonces rezaron al Dios Único, el Clemente, el
Misericordioso, Dueño y Creador de los mundos.

El profeta se siente muy feliz de volver a su ciudad
natal, pero su lugar está ahora junto a los musulmanes en
Medina, la capital del
primer Estado Islámico, fundado con la premisa de
practicar el bien y prohibir el mal, adorar solo a Dios, el
Único.

El profeta volvería a la Meca un poco antes de
morir, en la llamada "Peregrinación de la Despedida".
Allí, ante alrededor de cien mil personas, recuerda a los
fieles el cumplimiento de los preceptos islámicos: Queda
prohibido el adulterio, la
prostitución y las obscenidades – Queda prohibido el
asesinato, el falso testimonio, el robo, la usurpación, el
pillaje – Queda prohibida la usura y la calumnia. todos los
asuntos de la nueva nación quedan reglamentados: La
tenencia de tierra, el uso del agua, la propiedad
privada, el tráfico comercial, los tributos
legales y las relaciones
internacionales. El profeta les dice: "Sed testigos que
cumplí con la misión y os hice llegar el mensaje,
sed testigos." les recomienda: Cuidar de los bienes de los
huérfanos, ser considerados con las viudas y los ancianos,
generosos con los necesitados, respetuosos con las mujeres; ser
recatados en el lenguaje y la forma de vestir, ser justos ante
todo y no olvidar que los creyentes son hermanos. Todos los
hombres son iguales, excepto en el temor y la adoración de
Dios. Todos los musulmanes integran, en igualdad de derechos, la
Umma (Comunidad Islámica) .

Después de esto retorna a Medina y empieza a
debilitarse. Ya se había completado la revelación
divina y él cumplió con la divulgación de su
mensaje, la historia no sería igual después de
él, el Sello que cerró la larga lista de profetas
de Dios. Se iba dejando una generación de creyentes que
llevarían el mensaje de la adoración de Dios, el
Único,(el Monoteísmo) por todo el mundo, trayendo
luz y salvación para la humanidad. "Procurad la ciencia,
aunque sea en la China" les
dijo. Había nacido la civilización
islámica.

A los 63 años de edad, el 12 de Rabi I del
año 11 de la Hégira (632 EC), murió el
Profeta – La Paz y Bendiciones de Dios sean con él –
Mientras le sobrevenía la muerte no dejaba de aconsejar a
su gente: "No hagáis de mi tumba objeto de
adoración, como lo hicieron las gentes anteriores con sus
profetas… Sed asiduos a la oración." Desde ese
día, este hombre extraordinario que, como mínimo,
estuvo a la altura de los más grandes profetas,
estadistas, guerreros, teólogos, legisladores, oradores y
filósofos, reposa en Medina, en el lugar
donde le sobrevino la muerte. Solo cien años
después de su deceso, el mensaje del Islam llegaba a
Francia y
España
en Occidente y a China en el Oriente. (Hoy, sus seguidores suman
más de mil cuatrocientos millones de personas en todos los
países del mundo y el Islam es la religión de
más crecimiento en la tierra.)

Los musulmanes no adoran a ningún profeta, sino
que siguen a todos los mensajeros y profetas en la
adoración exclusiva de Dios, el Único, el
Todopoderoso.

Musulmán: Es quien se somete a Dios y cumple con
Sus leyes, puede ser de cualquier nacionalidad.

Árabe: No es igual que Musulmán, el
árabe se refiere a un idioma y una raza, la raza
árabe profesa diferentes religiónes, aunque en su
mayoría son musulmanes.

wa sáyidu l-mursalîn*

El señor de los mensajeros,…

Muhammad, dijo: "Soy el señor de los hijos de
Adán, y no es vanagloria". Al decirse en esta
‘Aqîda que es el señor (sáyid) de los
profetas-enviados (mursalîn) se presupone su preeminencia
sobre el resto de la humanidad. Los profetas son los
‘mejores’ entre los seres humanos, es decir, son el
fruto de la iniciativa de Allah, los escogidos, mientras que los
auliyâ (los que han intimado con Allah, plural de la
palabra walí) son quienes se han propuesto a Allah y se
han acercado a Él. Los mensajeros han sido descontaminados
por el acto radical de Allah, pero los auliyâ han crecido
espiritualmente en un proceso que no
es perfecto y arrastran consigo restos de apegos. Por ello, los
anbiyâ siempre están en cumbres absolutas mientras
los auliyâ se acercan más o menos a ellas. Esa
superioridad de los profetas los convierte en maestros
inauguradores de civilizaciones, mientras que los auliyâ
están sujetos a esa maestría, de la que son
herederos.

Y de todo ello da testimonio Muhammad (s.a.s.), que
integra en su experiencia a todos los profetas anteriores y a
todos sus seguidores, dejando una herencia
magnífica a su Nación (Umma), continuadora en
él de la inquietud que busca la reconciliación con
la Verdad Creadora. Su rango es el de dar fe de la humanidad y de
cada hombre (la Shafâ‘a). Él dijo: "Soy el
señor de los hijos de Adán, y no es vanagloria.
Seré el primero ante el que se abra la tumba, y el primero
en dar fe y del primero del que se de fe". En esto se cifra su
interrelación con los miembros de su comunidad: del mismo
modo en que los musulmanes ahora damos fe de él diciendo
Muhammadun rasûlullâh, Muhammad es el Mensajero de
Allah, y lo bendecimos y saludamos cada vez que mencionamos su
nombre, esperamos que él nos incluya entre los suyos ante
Allah el Día Terrible en que todos los seres humanos se
congreguen ante el Señor de los Mundos…

wa habîbu rábbi
l-‘âlamîn*

y el amado del Señor de los Mundos,…

Se llama amado (habîb) al invitado a intimar. El
Corán enseña que Allah ama a los excelentes, a los
sobrecogidos por la intuición que tienen de Él, a
los que se vuelven en su dirección, a los que desean
purificarse,… a todos ellos los ama, es decir, los invita a
intimar con Él. Muhammad (s.a.s.) realizó esas
virtudes en su grado máximo, orientando su excelencia, su
sobrecogimiento, su deseo de purificación,… hacia el
Señor de los Mundos (Rabb al-‘Âlamîn), y
no hacia un ídolo, un concepto o un
mito. Y en
todos sus pasos, fue consciente de que era Allah el que tomaba la
iniciativa, no él. Por ello se le llama con propiedad
‘el amado del Señor de los Mundos’. El Profeta
(s.a.s.) dijo: "Allah me ha hecho su íntimo (jalîl)
como lo hizo con Abraham". Y él (s.a.s.) habló de
Allah desde esa intimidad absoluta.

wa kúllu da‘wà n-nubúwati
bá‘dahu fa-gáyun wa hawà*

Toda pretensión de profecía después
de él es mal camino y frivolidad…

Puesto que sabemos de modo cierto que él
enseñó que sería el último de los
mensajeros, toda pretensión (da‘wà) de otro
posterior a él debe ser rechazada, y sus enseñanzas
no serán más que mal camino (gay) y frivolidad
(hawà). Tras él sólo puede haber
auliyâ, es decir, herederos de sus enseñanzas y
experiencias espirituales.

wa huwa l-mab‘ûzu ilà
‘âmmati l-ÿínni wa kâffati
l-warà* bil-háqqi wa l-hudà* wa
bin-nûri wa d-diyâ*

Él es el enviado a la generalidad de los genios y
a toda la humanidad, para transmitir la verdad y el buen camino,
con luz y resplandor…

Muhammad (s.a.s.) se presentó a sí mismo
como enviado (mab‘ûz) a todas las criaturas dotadas
de entendimiento y receptividad sin excepción, tanto a los
seres humanos (warà) como a los genios (ÿinn)
-criaturas que pueblan espacios más allá de la
percepción directa de los hombres-. Esto es
importante: la universalidad de la misión de Muhammad
(s.a.s.) no es exclusiva de un determinado grupo, sino que abarca
a todos aquellos que sean capaces de comprender, sean lo que
sean.

Los genios son criaturas extraordinarias y misteriosas a
las que otros pueblos llaman ‘demonios’. Dentro del
Islam personifican las causas espirituales e invisibles de
ciertos fenómenos, pero no son entes autónomos, ni
semidioses, ni nada por el estilo. Son seres creados por Allah y
sujetos a su imperio. Sean lo que sean, no tienen un rango
superior, y son apelados al igual que los seres humanos, y pueden
reconocer la sinceridad y la autoridad de un profeta. El
Corán relata cómo un grupo de ÿinn
escuchó las palabras de Muhammad -sin que éste
notara su presencia- y se hicieron musulmanes.

Esta referencia a los genios subraya la universalidad
del mensaje muhammadiano, que va dirigido a todos los mundos
capaces de intuir a Allah: todos esos seres son interpelados por
el Corán.

Muhammad (s.a.s.) aporta a esos universos -conocidos y
desconocidos- una verdad absoluta (haqq), es decir, que no es
particular para ninguna especie, raza, sexo, edad,…
y les muestra a todos ellos una dirección (hudà),
es decir, una forma de enfocar la vida hacia el Uno-Único,
Creador de todos y de cada uno de los seres, sea cual sea su
condición y características, y todo ello es luz
(nûr) que se intensifica hasta convertirse en resplandor
(diyâ).

Muhammad (s.a.s.) es Mensajero de Allah y Maestro para
la humanidad. Su rango exige cortesía (ádab). El
desdén hacia él es desdén hacia lo que
representa. Los musulmanes no hemos necesitado divinizarlo para
que nos inspire respeto, teniéndole una
consideración que no deja de hacérnoslo familiar y
próximo. El Profeta (s.a.s.) contuvo un secreto profundo
dentro de su humanidad, en la que lo reconocemos y nos
reconocemos.

wa ínna l-qur-âna kalâmu llâhi
minhu badâ* bilâ kaifíyatin qáula* wa
ánçalahu ‘alà rasûlihi
wáhya* wa sáddaqahu l-mûminîna
‘alà dzâlika háqqa* wa aiqanû
ánnahu kalâmu llâhi ta‘âlà
bil-haqîqa* láisa bi-majlûqin ka-kalâmi
l-baría*

Ciertamente, el Corán es Palabra de Allah que
desde Él aparece -sin modo- como discurso. Lo
hizo descender sobre su Mensajero como revelación. Y los
mûminîn lo confirmaron en ello verdaderamente, y
tuvieron la certeza de que era la Palabra de Allah en su
realidad. No es creado como sucede con la palabra de los seres
humanos…

Nos encontramos aquí con la definición de
lo que es el Corán. El Corán es la Palabra de Allah
(Kalâmullâh) comunicada a Muhammad (s.a.s.): Allah lo
hizo descender sobre Muhammad, es decir, apoderándose de
él. Allah se expresa, y en este sentido todo cuanto existe
es signo con el que Él nos habla. Con el universo, Allah
se sugiere a nuestro entendimiento instintivo, y también
ofrece claves a nuestra capacidad para reflexionar. Pero el
Corán nos interpela de un modo directo, con imperativos,
con fuerza. Tiene, por tanto, un carácter especial y va
dirigido además a la voluntad, a la capacidad del hombre
de elegir y actuar.

El Corán es una irrupción poderosa de la
expresividad de Allah en el corazón de un hombre (el
Mensajero), y éste lo transmite a la humanidad. Esto es a
lo que denominamos Revelación (Wahy). El Wahy no admite
resistencias:
el Profeta -que ha sido previamente purificado por su
Señor- se ve obligado a comunicar aquello que tiene en
él una fuerza descomunal, que tiene tal intensidad que no
le deja márgenes. El Profeta no interviene en aquello que
se le dicta en las profundidades de su corazón. Por tanto,
lo que enuncia como Palabra de Allah al resto de los mortales es
realmente la Palabra de Allah: no pertenece al
Profeta.

La Revelación es inspiración
(ilhâm): el Profeta era inspirado en su vida (lo que nos
permite recoger su Tradición -Sunna- y encontrar en ella
su valor modélico), pero el Corán pertenece a otra
categoría de certeza mucho más profunda y
radical.

Lo anterior nos ayudará a comprender el
auténtico alcance del Corán para los musulmanes,
que preferentemente lo recitan. Recitar es una actividad distinta
a la de leer. Al entonar el texto, el
musulmán se sumerge en la esencia real (haqîqa) del
Corán, y ahí disfruta del sonido revelado
que lo reconduce a la Fuente de la que emana la Palabra. La
recitación del Corán es una práctica
cotidiana que permite al musulman vislumbrar esos orígenes
eternos del Libro, y por ello puede decirse que el Corán
es algo increado (gáir majlûq): el Corán saca
a su recitador fuera del espacio y del tiempo y lo comunica con
Allah, que es Quien se le está expresando. Cada uno de sus
sonidos está revestido de esa atemporalidad.

En el Islam se abrieron debates sobre el carácter
increado del Corán. La sensatez dice que cada ejemplar del
Corán es un volumen concreto
compuesto de hojas y tinta, de palabras y sonidos, todo ello
revelado en un momento histórico determinado. Pero el
mûmin, el que cuenta con sensibilidad espiritual, sabe que
la cuestión no es tan simple. El que recitando el
Corán siente la emoción que es capaz de desatar,
sabe que no se encuentra ante un libro común: el papel, la
tinta, las palabras,… todo ello pasa a un segundo plano y ante
él se despliega el secreto contenido bajo su forma, y
vislumbra en sus adentros correspondencias con algo eterno e
indefinible que también subyace en él mismo. La
recitación del Corán es la puerta a la experiencia
que tuvo el Profeta, a quien el Corán asomó al
universo del Uno-Único, al lado del cual todo lo
demás es secundario, transitorio, nada…

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6
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