La visión de seguridad es cada
vez más difícil de explicarla en el mundo
globalizado actual porque su espectro de cobertura abarca muchas
áreas que para la conceptualización anterior a la
Guerra
Fría se enfocaba y encaminaba únicamente al
campo militar, tecnológico y económico; en la
actualidad se mantienen las necesidades anteriores y se
proliferan y amplían las demandas adicionales de seguridad
que pretenden integrar los ámbitos nacional, regional e
internacional.
Las amenazas no tradicionales requieren políticas
consensuadas, y de tal manera los Estados se ven obligados a
cooperar y a comprometer recursos, no
sólo con relación a objetivos de
seguridad nacional o regional, o en función de
consideraciones de balance de poder sino
también en relación a objetivos de seguridad
global.
El mundo de las relaciones
internacionales está en constante mutación,
pues el cambio es un
hecho consustancial a las sociedades
humanas y a todas las actividades que emprende en el entorno que
lo envuelve. Frente al cambio también se establecen
procesos de
continuidad que se resisten o que se mantienen firmes a la
estructura que
sostiene al orden internacional. En los albores del siglo XXI
asistimos al surgimiento de un nuevo mundo, de un orden
internacional que no responde a los procesos de períodos
anteriores de la historia y que conserva de
ellos rasgos estructurales y problemas
recurrentes que afectan a la humanidad.
El fin de la Guerra
Fría y la emergencia de la
globalización son los rasgos que caracterizan
actualmente a las relaciones internacionales; como consecuencia
de ello, han surgido una serie de fenómenos que
transformaron el escenario internacional, acontecimientos tan
inusitados como la desaparición de la confrontación
este-oeste, el vacío material que dejó el oponente
disuelto, la implicación de nuevos actores internacionales
o la porosidad de la soberanía al interior de los estados
suscitaron, entre otros, la idea de que el curso de la dinámica internacional se estaba abriendo
hacia un horizonte más allá del mundo
bipolar.
El desarrollo de
la visión, importancias y objetivos estadounidenses,
léase George Bush, se publicó el 16 de marzo de
2006, en la última edición
de la National Security Strategy (NSS). En ésta se
presentó un cambio cualitativo respecto a las estrategias
anteriores porque estableció como objetivo
prioritario la lucha contra el terrorismo
global. Retoma los riesgos
derivados de la globalización, como las epidemias, los
tráficos ilícitos y los desastres
naturales, aunque no los del calentamiento
global. La NSS prorroga la vigencia del terrorismo como
principal amenaza a la seguridad de los EEUU. Diversifica los
escenarios de colaboración más allá del
tradicional marco atlántico y de las potencias
occidentales, tiene por ejemplo la APEC Secure Trade para
combatir el comercio
ilegal, o con regímenes de colaboración contra las
enfermedades
contagiosas como la gripe aviaria y el tratado para la
reducción de materiales
radioactivos.
El fomento de la democracia y
la libertad,
proceden de la tradición de la filosofía política
estadounidense que se apoya en la alta consideración del
modelo interno
y en su proyección internacional como misión de
su política exterior apostando por fomentar la democracia
y la libertad como objetivos estructurales a largo plazo,
así como la protección internacional de los
derechos
humanos.
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