Resumen
El fracaso nos enseña, nos hace más
sabios, más fuertes y más resistentes. Contiene
energía que puede manejarse. Más importante
aún: es probablemente a través del fracaso que
conseguimos entender un poco acerca de la naturaleza de
lo que va ocurriendo.
Keywords:
Fracaso, flores de Bach, grandeza, olvidos,
distracciones, estrés,
dieta adelgazante, relación amorosa, invertir dinero,
Gentian, Flores de Bach,Thomas Edison, ahorrar tiempo,
Nietzcche, Thomas Edison.
Hay tanto para aprender
del fracaso,
si solo nos diéramos la
oportunidad…
El fracaso tiene diferentes efectos de acuerdo con las
distintas personalidades.
Para algunos el fracaso es algo que debe ser soportado.
Estas personas consideran que solo soportándolo,
estarán preparados para los posteriores desafíos de
la vida.
Para otros, el fracaso es el final. Los cierra, y los
deja menos capaces, con menor auto-confianza, con menores
recursos para
manejarse en la vida y mucho menos, para afrontar las
adversidades o para re-iniciarse en algún asunto sea
éste del plano laboral, amoroso,
de estudios, etc.
No obstante, a diferencia de lo que se cree, el
más grande beneficio que el fracaso puede aportar no es el
de templar un espíritu o construir un temperamento. Ni
siquiera esto es válido para un proceso de
aprendizaje.
El fracaso puede constituirse en la parte única, la
mágica y la más poderosa en la vida de alguien. El
fracaso contiene las semillas del éxito
decía una voz sabia. Esto ocurre cuando permitimos que la
parte sustancial del fracaso se convierta en bendición, en
bisagra que abre esa puerta inadvertida. El fracaso contiene
información valiosa. Adecuadamente
utilizados, los registros
derivados del fracaso tienen el poder de
definir el cierre y final de un suceso de larga data. Visto desde
esta óptica,
no es de extrañar el que el fracaso resulte en muchas
historias de lucha y experimentación, ese elemento
esencial que trajo frutos no previstos y sorpresas gratas
jamás imaginadas. Recorra la historia de cualquier
área de interés
humano: comprobará que ese monstruo tan temido llamado
"fracaso" terminó muchas veces constituyéndose en
el mejor aliado de un éxito no contemplado con
anterioridad.
Cuando fallamos en algo, nos sentimos tristes,
quebrados, desesperanzados. Lo que requiere coraje, trabajo,
determinación, vigor resulta para mucha gente motivo
suficiente para evitar. De lo contrario, debe ser sostenido
estoicamente. Aparece el orgullo, el encubrimiento que no siempre
conducen a puertos deseados.
Ante el fracaso, suele surgir la necesidad de pedir
disculpas, de justificar y junto con ello, la necesidad de
encontrar cuanto antes maneras efectivas para salir de
él
No caben dudas de que la experiencia de fracaso es
desmoralizante, incómoda y algo que
nadie quiere tener. Pero tampoco caben dudas de que en cierta
forma y visto desde una determinada manera, trae dolores valiosos
y beneficios indiscutibles. Ante experiencias de fracaso, por lo
general surge una pausa, uno se inclina a la reflexión
porque se hace necesario revisar lo que de ninguna manera
conviene repetir. El fracaso bien aprovechado conduce a hacer
ajustes con vistas a mejorar. Cuando surge esa idea orientada a
la mejora, nos encontramos nuevamente energizados y esperanzados.
Pero lamentablemente esto no siempre ocurre.
Muchas personas se quedan con la parte negativa de la
experiencia de fracaso cuando deberían quedarse con la
enseñanza que todo fracaso trae. El
problema con el fracaso es etiquetarlo de un modo negativo cuando
en realidad está trayendo importantes observaciones,
lecciones que vale la pena aprender. En este sentido puede
afirmarse que el "fracasado" es alguien que se ha mostrado
reticente o perezoso a la hora de aprender. Se ha comportado como
un niño consentido y obcecado que pretende que las cosas
de este mundo funcionen como él quiere y que sean como
él quiere. Pero la verdad es que las cosas de este mundo
funcionan como funcionan, y son como son.
Página siguiente |