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Selección de lecturas de comunicación educativa (página 6)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

A través de tal afirmación estamos
indicando que la pregunta es el pretexto y el contexto para
fundar lo humano, pues las dudas y orientaciones interrogadas
hacia el otro- para que este mismo se involucre y al mismo
tiempo estar
involucrados con el y contra él, -constituyen la forma por
la cual nos convertimos en sujetos necesitantes y objetos
significantes,
esta circunstancia nos pone en posición para saber-conocer
más de la alteridad y de nosotros mismos, lo que permite
la génesis de la socialidad y de los reglamentos que
definen el juego de
"poseernos" mutuamente.

A partir de esta afirmación podemos mencionar que
lo humano se entiende desde la
comunicación como la construcción del deseo por comprender
qué le acontece, pasa o sucede a aquellos con quienes
compartimos una misma o diferente especialidad-temporalidad, esto
da iniciativa para la confianza, para legitimar las posibilidades
de aprender con los demás, de solicitarnos y de cuestionar
la sujeción que configura una realidad solipsista y
monovalente. Por ello, la humanidad se remite a la acción
de hacer cosas con palabras, sobre la interrogación de
esos mismos lenguajes, de la apertura hacia otras experiencias y
expectativas, de la elección para hacer, des-hacer,
desgarrar o no hacer.

Todo lo anterior se convoca como ya dijimos más
arriba en la unidad mínima de la comunicación que es el diálogo.

Los seres humanos se hacen en la palabra, en el trabajo, en
la reflexión. Decir la palabra es derecho de todos e
implica el encuentro de los sujetos de los sujetos para la
transformación de este mundo. El diálogo es el
encuentro de Seres-Sociedades-Naciones, mediatizadas por el mundo,
para pronunciarlo sin agotarse en una relación
yo-tu5.

El diálogo posibilita la construcción de
sujetos aprendices y participantes en tanto cuestionan por medio
de la pregunta el estatuto epistémico de la realidad.
Aprenden en la medida en que asimilan, comprenden, reflexionan y
critican, por medio de las expresiones, las condiciones materiales e
ideales que están a su disposición en su entorno
inmediato o mediato. Participan en cuanto a que los individuos
llegan a "intervenir en las acciones que
son necesarias para su desenvolvimiento individual, familiar,
vecinal y nacional. Como fenómeno social es un proceso
dinámico y en ese movimiento
manifiesto, canaliza una serie de factores significativos en el
proceso de desarrollo
personal y social de los individuos"6.

Por lo anterior un fundamento de la comunicación
educativa es el diálogo y la pregunta motor que
desencadenan los eventos de
construcción y formación en distintos
ámbitos y competencias. En
este supuesto si se quiere entender cómo y de que manera
se constituye el acontecer educativo a partir de la acción
dialógica, necesitamos entender y contextualizar las
dimensiones de quienes a nivel relacional se vinculan para su
constitución y su conocimiento,
es decir, tomar en cuenta que los actores de la
comunicación educativa están mediados
por:

– Una estructura
orgánica de procesos y
actividades biológicas que se encuentran determinados por
las relaciones metabólicas que sintetizan imágenesinformación, una de ellas es el cerebro-mente
(además de intercambios físico-químicos de
energías y materias, un sistema
perceptivo y cognitivo de orden "natural").
– Una forma de ver, mirar y acomodar nuestro pensamiento y
sentimientos que no nace del régimen fisiológico y
anatómico de los seres vivientes como el humano, sino que
se construye, instruye y se entrena por los espacios de socialización, enculturización y
emocionalización (incluye las instituciones
que pautan reglas, saberes, normas y moldean
los factores de aprendizaje de
las personas).
– Un espacio histórico configurado de coordenadas
espaciales y temporales que rigen movimientos determinados e
indeterminados en la red de devenires humanos
(incluye discursos,
prácticas y sentires globales de una
época).

Con estos últimos señalamientos, estamos
en posibilidad de expandir la idea de diálogo, y pregunta,
pero sobretodo de la caracterización que se manifiesta de
comunicación educativa de un campo filosófico como
lo es el de la hermenéutica, a otro cuyas implicaciones en
el terreno del saber humano trastocan las líneas
fronterizas tradicionales dominantes en por lo menos cinco
siglos, nos referimos a la noción de holismo.

La holística constituye la corriente de
pensamiento que advierte, entre otras cosas, sobre la necesidad
de apreciar los hechos, las situaciones, desde una
comprensión amplia e integrativa; también, la
holística insiste en que la realidad es una en cuanto a
compleja (no una según el monismo); que los eventos son
expresiones de hechos, circunstancias y evidencias
más amplias, que pueden ser apreciados cada uno en su
particularidad o en relación con su contexto, siempre
teniendo en cuenta sus múltiples y variadas
relaciones7.

Bajo esta explicación podríamos acercarnos
a la comunicación educativa como fenómeno
holístico bajo las consideraciones señaladas en la
definición citada:

1. A nivel de sus particularidades, este saber viene
delimitado por la formación y desarrollo de
saberes que magnetizan la posibilidad de que el ser humano como
especie biológica conjuntamente con sus capacidades de
orden simbólico en las que se encuentran sus
instituciones, valores e
historia, puedan
permanecer y cambiar.

Pero al mismo tiempo representa un mecanismo
dinámico para la enculturización, es decir, las
actividades expresivas forman y deforman al mundo presentando,
para que a partir de ello se otorgue una definición de
realidad que procure ser internalizada por los agentes de una
comunidad y
que tal incorporación se observe en sus prácticas
cotidianas. Con esta situación se educa para legitimar o
no modelos de
mediación estructurada de las visiones y versiones que se
muestran acerca de diferentes ámbitos. En otro
ámbito, la comunicación educativa posibilita la
capacidad crítica
de constituir y orientar la participación en mejora del
lugar en donde se habita.

2. En el nivel de su contexto, la comunicación
educativa implica unido a lo anterior, un evento
histórico, social, político, cultural, comunicativo
y del sistema cognitivo.

Histórico, en tanto que el ser humano al
desenvolverse en un aquí y ahora con sus
coterráneos, emplea sus habilidades y conocimientos para
aprehender y aprender de su marco de referencia, las formas de
superación orgánica y social para fundar un tipo de
estatuto epocal.

Social, en cuanto a que su aprendizaje en el plano de
estancia y convivencia con los demás, implica considerarse
a sí mismo y a los demás como sujetos con
oportunidades y derechos, y por ello con la
circunstancia de poder vivir en
colectividad, gracias al acuerdo que fundamentó y
solidificó a través de instituciones y reglamentos
que guían la capacidad de estar juntos.
Político, con respecto a que en el ejercicio de la
formación cotidiana, los individuos aprendieron a
comprender que los discursos están apegados al poder y al
control mediante
la fuerza de los
argumentos y el convencimiento de ello.
Cultural, en el sentido de que los símbolos que construyen su contexto, sirven
a toda una comunidad como interpretaciones que posibilitan
estabilizar la comprensión axiológica del
mundo.

Comunicativa, con relación a que las actividades
expresivas, son por sí mismas formas de aprender la
posibilidad o no de acercamiento con la alteridad. Cognitiva, en
al ámbito de que estructura pensamientos e ideas que
conectan memorias,
recuerdos, asociaciones y otros mecanismos de disposición
mental.

Si analizamos con detenimiento las dos grandes
categorías que configuran a la comunicación
educativa como fenómeno holístico, nos daremos
cuenta que los eventos singulares que tocan a cada uno de los
conceptos puede evaluarse por separado o relacionarlo con los
demás, a partir de ello, se indica que la
comunicación educativa no sólo está
observada por estos universos, sino que cada indicador se asocia
complementaria y/o antagónicamente con otro para darle un
sentido de globalidad y complejidad al aspecto que estamos
tratando.

Por esta situación es que se propone mirar a la
comunicación educativa como una estructura
sintagmática en la que se movilizan, ordenada y
desordenadamente, paradigmas que
la construyen, asientan y también disipan.

Sintagma en su etimología alude a la resultante
de un proceso o actividad en donde convergen distintos aspectos,
los cuales dan origen a procesos o eventos caracterizados por
expresar integrativamente distintos aspectos allí
contenidos8.

Ubicamos por ello que el sentido de responsabilidad aquí propuesto para tratar
a la comunicación educativa está descrito como un
todo (a veces difuso, a veces claro), de elementos y aspectos
referenciales que la caracterizan y no como una unidad siempre
definible o visible a la luz de un
omnicomprensivo saber. Este aspecto de borrosidad de la
comunicación educativa le imprime a ella un sello de
instantaneidad y devenir, el cual nos hace ver que no podemos
ubicar definidamente en algún tiempo o lugar contenidos
fijos de un saber cambiante, más bien edificamos
cualidades a partir de las necesidades de una época. Con
ello estamos en la posibilidad de indicar que la
comunicación educativa es un Sistema Complejo
Adaptativo9,
en el sentido de que va encarnando y desencarnando estructuras de
formación, aprendizaje, desarrollo (y de fugacidad), a
partir de las sensibilidades sociales y culturales de un
determinado estadio.

Otro punto importante del fundamento holista que
circunscribe a la comunicación educativa, representa el
hecho de que ante el marco de relaciones de la totalidad
organizada, ésta no sólo representa un paradigma
donde convergen factores que la singularizan y aspectos que la
van determinando, pues incluso, la misma comunicación
educativa se convierte como discusión
teórico-práctica en un paradigma, es decir, "a una
manera de ver, juzgar y actuar; también, que el paradigma
tiene que ver con la actitud
perspectivita referida a la ubicación de cualquier
persona con
respecto a la realidad, desde su manera de ver las
cosas"10.

Lo anterior define, que al igual que la
comunicación educativa, está constituida por
ámbitos de competencia (por
ejemplo el de la formación), existen simultánea,
complementaria y contradictoriamente, otras formas de
comunicación como lo son: interpersonal, política,
organizacional, que manejan diferentes, pero compartidos
propósitos y dimensiones en el discurso, y
que todas en su conjunto- como fundamentos paradigmáticos
-reconstruyen los espacios múltiples en la manera por la
cual se presenta el saber comunicativo como fenómeno
sintagmático en un determinado periodo.

Un aspecto importante, es que si bien cada
dimensión particular de la comunicación tiene su
objeto de trabajo, no
por ello se encuentra desvinculado de los otros saberes. Por
ejemplo la comunicación organizacional (sin pretender
ser reduccionista en lo que se dijo de ella). tiene como objeto
formal la construcción endógena (nivel interno) y
exógena (imagen
corporativa) de flujos de información y relaciones
comunicacionales que permitan el contacto y el acercamiento de
todos los agentes involucrados en grupos o
departamentos de trabajo con diversos fines como, la
comprensión, el
conocimiento de procesos actividades y reglamentos, la
enculturación de la filosofía de la
institución, la eficacia y
eficiencia de
las actividades laborales, la producción del sentido de pertinencia y
pertenencia de una organización.

En todo ello actúa este tipo de
comunicación, pero esto significa que cada tarea que se
proponga, requiere de la formación y desarrollo de quienes
habitan cada campo institucional, de ahí que exista en
esta forma de comunicar un fundamento de educación, así
como también existen factores sociales, políticos y
técnicos que también intervienen.

La generación de esto nos hace pensar que cada
área de conocimiento de la interacción expresiva cumple con
especificidades, pero al mismo tiempo comparte otros soportes
simbólico-materiales que contribuyen a que el estudio de
la comunicación sea ampliado a sectores
interdisciplinarios, de esto se desprenden dos conclusiones
importantes: La primera, todo saber- incluyendo el de la
comunicación educativa- es autoheterónomo, por ello
complejo, indeterminado y holista. La segunda, si la totalidad la
podemos comprender como sistema, estamos obligados a ver a la
educomunicación como un sistema constituido por sus
componentes y diferenciada de sus entornos ya descritos.
Igualmente, se puede indicar que ella misma es al mismo tiempo
elemento de otras relaciones y entorno de otros sistemas, de
ahí que su identidad sea
una paradoja incierta y no resuelta que se profundiza aún
más en los momentos actuales, discusión con la cual
concluiremos el acercamiento al tema tratado.

Hemos comentado que la educomunicación
está constituida por diferentes actividades
específicas, quizá desde el punto de vista de este
trabajo, es la formación de conocimientos, conciencias,
habilidades, actitudes y
aptitudes. Pero la discusión de estos principios
fundamentales, no se agota en la descripción y explicación por
separo, aislada, fragmentada y ahistórica de lo que
entendemos por cada uno de los componentes de la
comunicación educativa, requerimos por ello dar un "salto
cuántico" para ubicarnos en un marco de distinción
que nos aproxime a cómo entender el fenómeno
educomunicativo en nuestros tiempos.

La realidad contemporánea se mueve a un ritmo
vertiginoso, produciendo situaciones y eventos que resultan ser
inexplicables para los saberes que hasta este momento se
habían constituido como capaces de develar toda
situación posible. Ante tal circunstancia aparecen la duda
e indeterminación sobre cómo se está
configurando el mundo. La ciencia
tradicional que se había fincado en el modelo
cartesiano-newtoniano, concebía al mundo de manera
segmentaria y fragmentada en términos de que separaba
alma y cuerpo,
hoy en día se ve fuertemente cuestionada con respecto a la
multiplicidad de fenómenos que no aceptan fronteras y
limitaciones en sus interacciones y que se expresan a
través de estar interconectados unos con otros.

Con esto podemos establecer que un nuevo orden
sociohistórico se está gestando, el cual requiere
de nuevas argumentaciones para lograr el estado de
equifinalidad que requiere todo sistema de conocimiento. Un caso
lo tenemos en el desarrollo de saberes y su utilidad en el
campo de aplicación colectivo-profesional y por supuesto
humana. Durante la modernidad
imperó en la órbita de las dimensiones
universitarias un solo tipo de discurso: el científico, su
pretensión era la búsqueda del saber por el saber y
de la verdad como fundamento de todo progreso, en tanto esto
existía, se podía decir que el manejo de
habilidades de conocimiento estaba sustentada por especialistas
cuyo nivel de competencia se basaba en la aplicación
práctico-concreta de enunciados y lenguajes denotativos y
descriptivos.

Bajo esta situación era poco probable que
existieran otros usos o que distintos lenguajes se mantuvieran
como estructuras expresivas emergentes. Así el aprendizaje y
la formación fueron dos caminos que se cimentaron a partir
del enfoque técnico de la ciencia, cuyo
eje fundamental era el de la neutralidad valorativa y objetividad
pura. En nuestros ámbitos de turbulencia la noción
clásica de oraciones enunciativas se ha des-fondado en el
plano de las exigencias que está marcando la ruta
posmoderna. El saber y las formas de intercambiarlo no son desde
la noción conocida maneras de encontrar la verdad o
simples aplicaciones prácticas. Esto quizá
funcionaba para una sociedad
obsesionada en la trascendencia del hombre
derivada de la idea ilustrada del progreso y la
razón.

Ahora, en tanto que se ha desvanecido el referente dado
en la modernidad acerca de un proceso lineal que culminará
con la edad adulta y el reino de la felicidad material y por ende
el correlato de que todo conocimiento debía definirse por
su criterio emancipatorio, nos encontramos ante escenarios
locales, regionales y mundiales que ya no responden a ese ideal,
y que ya no interactúan de acuerdo al orden lógico
definido por la época moderna. Más bien sus
interacciones en vez de situarse bajo una sola visión, se
manifiestan en forma de trayectorias cruzadas que dan la idea de
que el espacio humano es una suerte de hibridización que
necesitamos enfrentar con distintas herramientas y
habilidades, por ello nos vemos en la necesidad de entender
que

Con el término saber no se comprende, solamente
ni mucho menos, un conjunto de enunciados denotativos, se mezclan
en él ideas de saber-hacer, de saber-vivir, de
saber-oír, etc. Se trata entonces de unas competencias que
exceden la determinación y la aplicación del
único criterio de verdad, y que comprenden los criterios
de eficacia (cualificación técnica), de justicia y/o
de dicha (sabiduría ética), de
belleza sonora, cromática (sensibilidad auditiva, visual),
etcétera11.

Esto implica que la comunicación educativa, como
ya lo vimos desde la visión holista, no sólo debe
ampliar por sí misma su significado como portavoz de la
interacciones para la formación de los individuos, sino
también, aprovechar la emergencia de las competencias ya
citadas para desplazar el discurso y el lugar tradicional de
aprendizaje hacia otras instancias y esferas de acción,
que no necesariamente se dan en la escuela y desde
el punto de vista racional.

Entendamos que los conocimientos que se están
gestando y reconociendo como válidos para su
asimilación y uso devienen fundamentalmente de su
capacidad de ser intercambiados y puestos a disposición de
quien los requiera para nuevamente ser reutilizados y así
en una serie de circuitos
conectados que funcionan de manera circular, en ese sentido, es y
será la comunicación en los próximos
años, no sólo la cadena de enlace para el
aprovechamiento de competencias, sino el dispositivo que
reoriente y redefine tales competencias en función de
las necesidades de la sociedad; en suma, será la
educomunicación la que a través de la
circulación y aprovechamiento de saberes
determinará cuales son vigentes y cuales caen en desuso
para la formación de quienes podrán ejecutarlos,
vivirlos y sentirlos.

En este sentido vamos a comprender que la
comunicación educativa se constituye para sí misma
y para el entorno como un mecanismo autopoiético de
estructuración y disipación de realidades. Para
sí misma porque continuamente tendrá que
reactualizarse en la manera en cómo va formando a los
individuos, en función de los cambios del sistema, y para
el entorno porque será quien notificará la validez
y la pertinencia de esas competencias del saber.

Este caso por el cual la comunicación educativa
será informada e informará, nos hace reflexionar
acerca de que no existe en el plano de los intercambios y en los
productos de
las interacciones, una ruta que indique a donde van a parar con
exactitud los conocimientos y las habilidades que aprendemos de
ella, así como el tipo de competencias que se necesitan
para comprometernos con el mundo actual, sólo se puede
entender que en función de la realidad actual, todo
aquello que llegue a nuestras manos y cumpla con la labor de
formarnos y que nos de las aptitudes y las actitudes para
enfrentar nuestro contexto será empleado para los fines de
un determinado momento y dejado de usar en tanto en sí
mismo, no pueda dar respuesta a nuestros aprendizajes y por tanto
no nos permita ser competentes en la situación contextual.
Pero eso que hayamos utilizado podrá ser reciclado por
otros(s) para que pueda reconstituirse en nuevo uso para otra
instancia diferente y así en una dialéctica de
"vuelta de tornillo".

Esta forma de movilizar los saberes, las competencias y
las capacidades de formación nos dicen que debemos estar
preparados para construir una educación para la
incertidumbre, la cual deje entrever que los conocimientos y
habilidades asimiladas para un instante de realidad, no son un
bien o servicio
simbólico que resuelva para siempre mi sentido de
formación, y por ende de respuesta a todas las
interrogantes que se aparezcan, con ello se difuminan los
fundamentos de los fines últimos, y nos vaciamos hacia una
realidad que ordena-desordena-ordena y vuelve a girar en un tono
de suavidad y de adelgazamiento complejo.

Frente a la producción y el consumo, el
eterno retorno de la circulación de bienes,
servicios,
mensajes nos hace perder, a fuerza de movimiento, el sentido
mismo de la dirección. Si bien en la producción
(neguentropía) y en el consumo (entropía) el destino de los productos
aparece marcado por el sentido de la acción, en la fase
tardo capitalista acelerada de bienes y servicios no hay
dirección ni sentido posible. Todo es autorreferente, y el
mundo inhabitable porque no hay tiempo para trabar hábitos
pues la condición de la lógica
capitalista que garantiza la producción circulante es
justamente cambiar constantemente de
posición12.

Por esto nuestra formación mediante la
interacción expresiva no puede ser única, debe
proveernos y pertrecharnos de aquellas fuerzas centrífugas
que nos ponen en la discusión sobre un fundamento integral
de la condición humana en su contexto, y no sólo en
el ámbito de una verdad
racional-empírica-solipsista. Tales dimensiones nos
obligan a preguntarnos cuál es el ropaje que podemos
ponernos para estar a la "moda" de la
circunstancia contemporánea, en este caso, encontramos
cuatro dimensiones que servirían de bosquejos temporales
para asumir una posición ante aquellas realidades alternas
que se abren.

La primera de ellas es el aprender a conocer, el cual
define que el conocimiento no es algo tenga un ciclo en alguna
etapa de nuestra vida, sino que el saber es la condición
hermenéutica de la existencia humana.

La segunda es aprender hacer, el cual, valora que los
conocimientos aprendidos puedan ser aplicados adecuadamente al
campo profesional.

La tercera aprender a convivir juntos? "actuar con
competencia social y bajo juicio para edificar la utopía
necesaria y a trabajar por la paz, reconociendo y subsanando las
diferencias entre las personas y entre las
culturales"13.

La cuarta es aprender a ser, reiterar el compromiso de
ser humanos y no "cuerpos burocratizados que funcionan". En este
último factor descansa a mi parecer el camino de
continuidad de la especie humana en este devastado planeta, y es
que "formar para ser" implica desestructurar la concepción
de ente social para reconstruirlo como persona. "La persona se
pone de manifiesto como un ser individual; un ser con
interioridad; un ser racional; un ser en relación; un ser
para la libertad; un
ser con un sentido y un proyecto"14.

La apuesta por la educación y la
comunicación en nuestros espacios de realización se
resume en dos cuestiones básicas:

1. Aprender a formarnos en un contexto de totalidad, a
ritmos y tonos de indeterminación.
2. Aprender a reconocernos en nuestras dimensiones
múltiples como personas.

Quizá esto posibilite la
motivación para poder hacer algo por nosotros y no
sentirnos como alguien más en este globo aún
azul.

Notas:


1
Galindo Cáceres, Luis
Jesús, (1998), Técnicas
de investigación en sociedad, cultura y
comunicación
, México,
Addison Wesley Longman-CONACULTA.
2
Ibáñez Jesús, (1991), El regreso
del sujeto. La investigación
social de segundo orden
, Madrid, Siglo
XXI.
3
Aguilar Rivero, Mariflor, (1995), Diálogos sobre
filosofía contemporánea
, México, UNAM,
p. 133.
4
Martín Serrano, Manuel, (1990), Fuentes
teóricas de la teoría
de la comunicación
, Madrid, Mimeo, Universidad
Complutense de Madrid.
5
Fernández Moreno, Juan Manuel (1999). Paulo Freire:
una propuesta de comunicación para la educación en
América
Latina. Razón y palabra [Revista
electrónica], 4 (13). Disponible en:
<http.//www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/>.
p. 5.
6
Galindo Cáceres, Luis Jesús, (1994),
Comunicación y organización social,
México, Premia Editora, La Red de Jonás, p.
91.
7
Barrera Morales, Marcos Fidel, (2003), Modelos
epistémicos
, Colombia,
Cooperativa
Editorial Magisterio Colección Holos Magisterio,
Holística y Comunicación, p. 79.
8
Marcos Fidel Barrera Morales, Op. cit., p.
85.
9
Jorge Sierra, Elena, (2002), La investigación
social y el dato complejo. Una primera aproximación
,
Murcia, Publicaciones de la Universidad de
Alicante.
10
Marcos Fidel Barrera Morales, Op. cit., p.
83.
11
Lyotard, Jean Francois, (1990), p. 44, Op. cit., en: Orozco
Fuentes,
Bertha, (2000), "De lo profesional a la formación en
competencias: giros conceptuales en la noción de
formación universitaria" en Valle Flores, María de
los Ángeles,
coordinadora, Formación en competencias y
certificación profesional
, 2da edición, México, UNAM, CESU, p. 117,
(las cursivas son de la autora).
12
Sierra Caballero, Francisco (1999). El objeto-problema de
la comunicación educativa.
De la interdisciplinariedad a la apertura compleja del
campo de investigación. Razón y palabra
[Revista electrónica], 4 (13). Disponible en:
<http.//www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/>.
p. 3.
13
Bertha Orozco Fuentes, Op. cit., p.129.
14
Carena de Peláez, Susana, (Año XXXIX, No.
120, I, 1995), "La evaluación
educativa y sus potencialidades formadoras", en: Revista
interamericana de desarrollo educativo
, Estados Unidos de
América, Centro Editorial la
Educación, Departamento de Asuntos Educativos de la
OEA, p.
63.

Referencias:

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MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y
VIOLENCIA

Tomado del artículo medios de
comunicación y violencia del
autor: Javier Esteinou Madrid, publicado en la revista
Comunicación Educativa,  Número 13, Año
4, Enero – Marzo 1999, disponible en el sitio internet:


http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n13/medyviol13.html

INDICE
I.- TELEVISION Y POLITICAS CULTURALES.

II.- CAPACIDAD PERSUASIVA DE LA TELEVISION.

III.- TELEVISION, CULTURA Y VIOLENCIA.

IV.- ¿ QUE HACER ?

V.- NOTAS.

VI.-DOCUMENTACION
CONSULTADA.    

I.- TELEVISIÓN Y POLÍTICAS
CULTURALES.

  Tradicionalmente, el diseño
y la reflexión de sobre políticas culturales en
México se han caracterizado por considerar las
problemáticas de los campos educativo,
museográfico, arqueológico, etnográfico,
operístico, dancístico, musical, literario, etc.,
pero sistemáticamente no han incluido la de los medios de
comunicación. Esta omisión, por una parte, ha
dejado una laguna esencial en el terreno educativo del
país que ha generado un alto costo espiritual,
y por otra, ha provocado una enorme contradicción entre lo
que se siembra en la escuela por la mañana y lo que se
destruye cognitiva y afectivamente por la tarde y noche, a
través de los medios de
comunicación.

Así, en primer término, al construir las
políticas culturales sin incorporar los modernos medios de
comunicación, el sector intelectual del país
sólo ha pintado la sombra del problema y no ha tocado la
esencia de la realidad que vivimos en la sociedad mexicana
contemporánea de finales del siglo XX. Es decir, se aborda
la realidad cultural del México del siglo XIX, en el que
no existía la comunicación de masas, y no la de
finales de este milenio dónde constatamos que si algo ha
cambiado tajantemente la realidad ideológica del
país después de la Conquista Española, la
acción de la Iglesia y de
la intervención del aparato educativo en nuestra sociedad,
es la presencia de los medios
electrónicos de información y la
generación de su correspondiente cultura de masas. Es
más, se puede decir que en las generaciones actuales de
niños y
jóvenes existe una mentalidad, una sensibilidad y una
imaginación nacionales diferentes, antes y después
de la aparición de los canales de comunicación
colectivos, particularmente de la radio y la
televisión.

En segundo término, al pasar por alto esta
realidad se ha permitido flagrantemente que la educación
que el Estado
mexicano imparte con muchísimos esfuerzos sea borrada por
los medios de comunicación, en especial, la
televisión.

Con ello, el sector intelectual "incluso crítico"
dedicado al examen de los procesos de comunicación y
cultura nacionales ha ignorado que el surgimiento de los
medios colectivos de información no sólo han
transformado radicalmente la estructura mental de nuestra
sociedad
civil, sino que han creado una nueva dimensión
ideológica del Estado nacional, vía la moderna
extensión cultural de éste a través de los
aparatos de información
. Esto significa que, con la
presencia de los medios de comunicación, sobre todo con la
actuación de la televisión, el Estado mexicano ha sufrido
una gran mutación estructural, pues sus tareas de
construcción, dirección y cohesión
ideológica se han extendido y dado origen a una nueva
faceta del poder nacional: el Estado Ampliado
Mexicano.

Este flamante Estado Ampliado se ha caracterizado porque
gracias a los apoyos tecnológicos que le brindan los
canales de información, ha conquistado una gran capacidad
orgánica para realizar de manera más competente sus
funciones
culturales como instancia rectora de la sociedad. Por esto, el
nacimiento y la expansión de esta nueva zona del

Estado Ampliado Mexicano se encuentran en íntima
correspondencia con la evolución y organización que adopta
cada nuevo sistema y proceso de comunicación aparecido en
nuestro territorio
.

Pero las implicaciones de la presencia de este moderno
Estado Ampliado en nuestra sociedad, no sólo abarca la
transformación de la estructura del Estado, sino que
también ha producido, en los últimos setenta
años, un silencioso cambio
drástico en la correlación de fuerzas culturales y
educativas que han delineado el proyecto ideológico del
país, pues ha hecho posible la rápida y fuerte
acción de nuevos grupos en la esfera cultural: el privado
y el transnacional. Así, las fracciones monopólicas
privadas supranacionales en poco tiempo han propiciado un cambio
mental y han construido e internalizado en la población, especialmente infantil y juvenil
del país, otro proyecto cultural de sociedad, diferente al
que por decenios ha planteado el Estado tradicional.

De esta manera, la capacidad de educación y de
dirección de la sociedad que el Estado mexicano
ganó a través de las armas durante la
Revolución
de 1910, hoy se ha perdido aceleradamente por no aplicar un
control cultural sobre los medios electrónicos de
comunicación
. En otras palabras: el espíritu,
la utopía y la visión del hombre que creó el
movimiento insurgente de principios de siglo rápidamente
se perdió por la oficialización que el Partido
Revolucionario Institucional (PRI) hizo de este movimiento y
porque el proceso de industrialización surgido en el
país desde 1920 creó, primero a través de la
radio y
después de la televisión, una esperanza denominada
"consumo" que con el tiempo se ha convertido en la religión moderna,
particularmente en las ciudades.

De esta forma, al permitir el Estado mexicano que los
medios de comunicación fueran dirigidos desde su origen
por los fenicios de
las ondas hertzianas
y al conceder que éstos se desarrollaran con una
autonomía ideológica casi absoluta, autorizó
al mismo tiempo que se perdiera nuestro proyecto cultural, que es
el único respaldo que le sirve de base para gobernar como
Estado nacional. Esto debido, a que la intencionalidad
marcadamente mercantilista de los medios de comunicación
ha corrido y anulado con gran rapidez la frontera
ideológico-cultural del país, que es nuestro
principal dique mental para sobrevivir como nación
autónoma frente al mundo externo. Así, hoy hemos
adquirido profundamente otra forma de ver al ser humano, al
mundo, al universo y a la
vida, sin ser éstas las bases culturales que requiere
nuestra sociedad para avanzar y crecer.
II.-CAPACIDAD PERSUASIVA DE LA TELEVISION.
Dentro del contexto de evolución de las sociedades
modernas es necesario considerar que la televisión se ha
convertido en el principal medio de comunicación colectiva
de nuestra civilización, ocupando un papel central en el
desarrollo de las mentalidades y sensibilidades; y por lo tanto,
en el desarrollo del país. Hoy día la
televisión se ha convertido en el sistema nervioso
fundamental del avance o retroceso de nuestra cotidiana cultura
nacional (1).

Por ello, aunque estamos conscientes que la
televisión no produce efectos automáticos sobre el
auditorio. Que no es una aguja hipodérmica que inyecta
mecánicamente sus contenidos en los cambios de la
población. Que existen múltiples formas de
interpretar por parte del auditorio los mensajes televisivos que
recibe. Que por parte de los emisores no existen efectos acabados
sobre los auditorios como hemos creído en años
anteriores. Que no es omnipotente para producir procesos
mágicos. Que normalmente refuerza tendencias previamente
ya existentes en el seno de las comunidades. Que la conciencia humana
no solamente se produce por la acción simbólica de
la televisión, sino por un conjunto más amplio de
relaciones sociales y de redes culturales que
impactan sobre la inteligencia y
la sensibilidad de los individuos. Que su efectividad de
convencimiento no depende totalmente de las imágenes que
se transmiten sino de otros procesos sociales complementarios,
etc. También sabemos que, a través de las
propiedades físicas que ha conquistado y de los
hábitos educativo-culturales que ha formado, la
televisión cuenta con un alto margen de eficacia
persuasiva comprobada para crear y cambiar las formas de pensar y
actuar en México.

En la actualidad debemos tener presente que en nuestro
país, frente a la tradicional acción del sistema
escolar y religioso, la televisión se ha convertido en la
principal red educativa capaz de cambiar, con mayor rapidez y
agilidad, las cosmovisiones, los valores,
los sentimientos, las actitudes, los hábitos y las
conductas de los receptores. En una idea, dirige la cultura
cotidiana en cada sexenio de gobierno.
Así, la televisión se ha convertido en el principal
mediador cultural, a través del cual el Estado articula
ideológicamente a nuestra sociedad, convirtiéndose
en la principal organizadora colectiva de la historia moderna de
México.

Sin embargo, esta mediación central que ejerce la
televisión entre gobierno y sociedad, no significa, en
ningún momento, que la capacidad de persuasión que
realiza sea omnipotentemente eficaz para convertir en socialmente
dominante cualquier mensaje transmitido por ésta y
mecánicamente doblegar las conciencias y las acciones de
todos los ciudadanos que son tocados por los mensajes que
transmite ésta. La fuerza de convencimiento de la
televisión tiene límites de
competencia muy precisos, y los principales son los tres
siguientes:

Primero, las informaciones televisivas que leen,
decodifican e interiorizan los receptores nunca se asimilan
homogéneamente en todos ellos con el mismo signo
ideológico e intensidad personal con la
que se emiten, sino que varían según son sus
situaciones históricas, antropológicas, religiosas,
económicas, familiares, políticas, culturales,
materiales, regionales, étnicas, productivas, etc., que
los determinan como seres humanos. No debemos olvidar que los
públicos no son pasivos, ni neutros, ni socialmente
vírgenes, sino que éstos practican sus propios
procesamientos del universo de sentidos que la televisión
les ofrece de acuerdo a sus propias experiencias de vida y sus
inserciones sociales (2).

Segundo, la habilidad seductora de la televisión
nunca puede rebasar el peso de la realidad que enfrentan los
espectadores, pues siempre las circunstancias de sus vidas
concretas son más fuertes que el poder que alcanza la
información y las imágenes audiovisuales que se
difunden. Es necesario subrayar que la televisión no
sustituye a la dinámica económica, política
y social, sino que la apoya o debilita con base en los proyectos
globales que existen detrás de ésta. De lo
contrario, sobrevaloraríamos el papel colectivo de la
televisión al otorgarle fantasiosamente una absoluta
propiedad
transformadora, cuando en verdad sólo es una tecnología muy
perfeccionada de promoción de intereses o políticas
precisas.

Tercero, cuando la gama de discurso que transmite la
televisión encuentra las condiciones psicológicas
favorables en los campos de conciencia de los públicos,
éstos son asimilados funcionalmente en un alto porcentaje
y viceversa.

Sin embargo, no obstante la existencia de diversos
límites reales en la tarea de mediación social que
realiza la televisión entre pueblo y gobierno, su
capacidad de persuasión y de movilización de la
población en el país ha sido tan eficiente en
diversos momentos, que ha generado fuertes fenómenos
sociales de signos
contrarios. Así, por ejemplo, en un sentido positivo
constatamos cómo a través de las acciones
promocionales de la televisión, se colaboró a
educar a la población para reducir en la década de
los ochentas la tasa de crecimiento demográfico del 4.3%
al 2% construyendo un nuevo modelo cultural de familia basado en
cuatro miembros: padre, madre y dos hijos. De igual forma, se ha
contribuido a alfabetizar y a otorgar instrucción
básica a través de la telesecundaria a miles de
mexicanos, a tal grado, que de 1983 a 1987 se redujo el
índice de analfabetismo
en sujetos mayores de 15 años del 14 al 7.1 %,
alfabetizando a más de 3 millones 300 mil mexicanos. Esto
significa que hay 92 de cada 100 mexicanos adultos que ya saben
leer y escribir en el país (3).

De la misma manera, ha promovido permanentemente la
educación colectiva civil para lograr la donación
altruista de sangre a
hospitales y bancos de plasma
(4). Asimismo, con apoyo de las campañas de
prevención médica vía televisión, la
acciones del sector salud, la
participación de 600 mil voluntarios y la
instalación de 80 mil puestos de vacunación, se
pudo inmunizar en dos fines de semana de 1987 en todo el
territorio nacional a más de 12 millones de niños
contra la poliomielitis, a 10 millones de pequeños contra
la difteria y la tosferina, y a 2 millones de niños contra
el sarampión, que en conjunto han alcanzado reducir en
más del 35 % las enfermedades infantiles en
la República (5).

También, por la acción instructiva de la
televisión y otros medios de comunicación, se ha
formado en los últimos dos sexenios una nueva cultura
financiera de masas que ha logrado crear una base de
educación económica que permite que la clase media y
algunos sectores de la clase popular sepan cómo invertir
sus ahorros en diversos instrumentos de capitalización,
como son los diversos plazos bancarios, en renta variable, cetes,
dólares, UDIS, papel comercial, petrobonos, acciones de
empresas, etc.
En los mismos términos, en los spots televisivos
transmitidos de 1984 a 1985 consiguieron abarrotar los Registros Civiles
del país para regularizar las uniones libres de las
parejas y registrar oficialmente a sus hijos. En idéntico
sentido, la repetición publicitaria a través de la
televisión ha creado en las ciudades desde hace 15
años a la fecha una cultura de uso de la toalla sanitaria
que las mujeres urbanas, y se nota cada vez más con
marcada claridad, que también ya empieza a surgir en el
campo.

Igualmente, se logró que los ciudadanos hicieran
valer más sus derechos como compradores mediante la
educación televisiva que ha proporcionado el Instituto
Nacional del Consumidor y la
Procuraduría Federal del mismo en los últimos 12
años (6). De igual forma, se obtuvo que a través de
la promoción televisiva más de 80 mil pedalistas
participaran en 1987 en el Paseo Ciclista de la
Constitución, 15 mil atletas asistieran a la
Sexagésima Tercera Carrera de la Constitución en el
D.F. y 4 mil deportistas estuvieran presentes en el IV
Maratón Deportivo Guadalajara (7).

También a partir de la difusión de la
propaganda
audiovisual sobre la prevención de los accidentes de
trabajo y la capacitación de aproximadamente un
millón de funcionarios públicos por el Instituto
Mexicano del Seguro Social,
se obtuvo que los percances de trabajo en las empresas se
redujeran el año pasado en 57 % (8). En idéntico
sentido, a través del incremento de las campañas
publicitarias, en 80% en prensa, 110 % en
revistas, 85 % en radio y 200 % en televisión, la
iniciativa privada pudo sostener la demanda de
consumo de la población en ciertos renglones excepto el
sector textil, la industria
zapatera y la industria automotriz que fueron afectadas
drásticamente por la crisis
económica de 1987 (9). Asimismo, mediante la
promoción televisiva y la preparación de 450 mil
promotores del voto por parte de la Federación de
Trabajadores al Servicio del Estado se logró que el 85 %
de los ciudadanos en edad de votar se registraran voluntariamente
en el Padrón Electoral para participar en las elecciones
presidenciales de 1988 (10).

Igualmente, otro caso sumamente meritorio de
persuasión y movilización de la sociedad mexicana
ocurrió ante los terremotos de
1985, donde a través de la televisión y otros
medios de comunicación, el conjunto social se
sensibilizó de la magnitud de la tragedia y logró
vincular las urgentes demandas de socorro con los ofrecimientos
de ayuda voluntaria de los ciudadanos, creando un movimiento de
solidaridad civil
que no se había presenciado en las últimas cinco
décadas (11).

Mediante otras acciones persuasivas la televisión
nos ha reeducado cotidianamente para sustituir en nuestro
registro de
domicilio la colonia por el código
postal. Para agregar otra cifra cabezal por zonas cuando el
número telefónico rebasó los seis
dígitos. Para aceptar las nuevas instalaciones en nuestro
hogar que permitieron el cambio de voltaje de 120 a 110 volts.
Para cambiar las placas al nuevo sistema de referencia
permanente. Para pagar los impuestos de las
personas físicas y morales en las fechas indicadas. Para
obtener nuestras nuevas credenciales de elector, etc.

Sin embargo, por otro lado, en un sentido negativo
presenciamos cómo la televisión y otros medios
electrónicos no ha educado para propiciar a lo largo de
los años un permanente ciclo consumista que provoca el
desperdicio de gran parte de la energía de nuestra
sociedad. A través de las imágenes que diariamente
se difunden, constatamos cómo la televisión
reconstruye en la pantalla otro país que no es
México. De igual forma, mediante los valores televisivos
que se proyectan, observamos como la televisión ha
generado un fuerte corrimiento de la frontera ideológica
nacional que ha propiciado la desmedida admiración por el
estilo de vida
y éxito
norteamericanos y el rechazo a los netamente local, etc.
III.-TELEVISIÓN, CULTURA Y VIOLENCIA.
El gran desarrollo tecnológico que ha alcanzado la
industria audiovisual en México comprueba la gran
capacidad transformadora de concepciones y hábitos de los
ciudadanos que posee la televisión en nuestro país.
Esta capacidad persuasiva se amplifica mas cuando observamos, por
una parte, que dicha institución audiovisual se ha
convertido para las colectividades en una fuente muy importante
de conocimiento y educación cotidiana de la realidad,
especialmente en las comunidades humanas urbanas; y que por otra
parte, el promedio de exposición
de la familia
mexicana a la televisión es superior a 49.5 horas por
semana y esta práctica va en aumento con los nuevos
sistemas de televisión por cable, la subscripción a
domicilio, la presencia de la televisión directa y la
expansión de las nuevas
tecnologías de información en nuestro
país (12). Este poder real que ha conquistado la
televisión mexicana sobre los campos de conciencia de los
diversos auditorios nacionales, a largo plazo, ha producido en el
país múltiples fenómenos culturales de
diverso signo, entre los cuales, destacan la generación de
diversas clases de violencias sobre los telespectadores, como son
la violencia por exposición y la violencia por
omisión.

En primer término, en relación a la
violencia por exposición constatamos que la
televisión a través de la difusión de su
enorme gama de programas
agresivos ha contribuido a crear un clima favorable
para la expansión de la violencia al interior de la
sociedad. Por ejemplo, al terminar la enseñanza secundaria un joven normal ha
pasado frente al televisor el doble del tiempo del que mantuvo
como asistencia a la escuela, o sea nueve años. En dicho
lapso su cerebro habrá registrado las imágenes de
aproximadamente 150,000 episodios violentos y unas 25,000 muertes
(13).

Incluso, dicha realidad se ha incrementado al grado que
en los Estados Unidos se calcula que actualmente las
imágenes violentas aparecen a razón de 25 veces por
hora (14). Por ello, tenemos que preguntarnos e investigar, si
nuestra televisión nacional importa en un alto porcentaje
la programación norteamericana, especialmente
en esta fase de globalización e internacionalización
cultural en la que ha entrado el país, ¿
Cuántas escenas violentas se están recibiendo en
nuestros hogares mexicanos que cuentan con una legislación
y práctica normativa más abierta, liberal y
corrupta que la anglosajona ?. ¿ Qué efectos esta
causando ese caudal informativo sobre nuestras nuevas
generaciones en etapa de formación psíquica y
espiritual ?. ¿ Hasta dónde el clima de violencia e
inseguridad,
especialmente urbana, que crecientemente vivimos en las
principales ciudades del país, ha sido aprendido o
reforzado educativamente por el universo
simbólico cada vez más violento que transmite la
televisión mexicana ?.

Frente a este panorama debemos de tener presente que en
los países altamente industrializados se ha comprobado que
en la medida en que aumenta la exposición de suicidios en
las imágenes televisivas, también se eleva el
porcentaje de suicidios entre jóvenes y niños de
las comunidades humanas; o en la medida en que se incrementan las
exposiciones de contenidos con violaciones sexuales hacia el
sector femenino, se expande en la sociedad las agresiones
sexuales a las mujeres.

Por otra parte, hay que considerar que "el impacto
mental que el crimen televisado provoca en cualquier espectador,
constituye una simulación
peligrosa. Los adultos se pueden defender más de estas
fantasías, pero los niños y los jóvenes, dan
por hecho que un fuerte garrotazo en la cabeza de un contrincante
le hace caer de forma muy chistosa y además se repone
fácilmente del dolor. Por ello, es necesario que la
escuela y los padres eduquen a los hijos frente a este tipo de
alteraciones de la realidad. Deben explicarles, por ejemplo, que
un golpe en la cabeza de un ser humano puede provocarle un
daño
irreparable. Que el respeto a la
integridad física de los
demás es un deber fundamental y que la violencia es el
estado más deplorable de la conducta humana"
(15).

En segundo término, en relación a la
violencia por omisión encontramos que la
televisión ha producido otro tipo de agresión que
ha sido la espiritual, pues ha impuesto
gradualmente sobre la conciencia del país otro proyecto
cultural distinto al que demandan nuestras bases psíquicas
y culturales milenarias. En este sentido, podemos decir que el
Estado mexicano está profundamente extraviado en su
proyecto cultural, pues ha permitido la construcción de un
programa
mental, que por medio de la televisión y otros medios de
información electrónicos, está formando
generaciones de hombres enanos, ya que nos ha hecho creer
profundamente que lo importante en la vida son los valores
intranscendentes de la frivolidad y el consumo, y no los
principios del reconocimiento, la autoestima, la
aceptación del otro y el crecimiento personal. La
televisión ha colocado el éxito del individuo en
la capacidad que tiene para adquirir y acumular bienes, y no en
la facultad para desarrollar su interior y aumentar su capacidad
de amar.

Por todo lo anterior, no obstante que en la actualidad
contamos con una mucho mayor cantidad de recursos
tecnológico-comunicativos, sabemos cada vez menos de
nosotros como país y como seres humanos, y estamos
perdiendo nuestra identidad
nacional. Hoy, la televisión reproduce a colores y en
tercera dimensión una nueva versión de la
conquista.

Esto significa, que en la actualidad la principal fuerza
educativa que guía a nuestra sociedad ha sido desplazada
del tradicional sistema educativo a la red de los medios de
comunicación de masas. Por esto, hoy día la
verdadera dirección ideológica de nuestra sociedad
ya no se construye cotidianamente desde el aula u otras
instituciones culturales, sino desde los canales colectivos de
información, y en particular desde el aparato
televisivo.

De esta forma, el modelo mental que los medios imponen,
ha acelerado el rompimiento de la relación trigeneracional
que se establecía entre hijos-padres-abuelos, principal
sostén cultural de este país en los últimos
400 años. Así, amparada por la ideología de la modernidad y la
globalización, en menos de una generación, en
nuestras conciencias grupales se ha sembrado masivamente lo
transnacional estadounidense, al grado de que hoy podemos decir
como lo señala Carlos Monsivais, que en el territorio
mexicano ya nació la primera generación de
estadounidenses. Hoy, ya hemos perdido la memoria de
nuestro proceso histórico y, en menos de cuatro decenios,
hemos adquirido la memoria de lo
multinacional.

Todo lo anterior se confirma cuando observamos que los
niños mayores de seis años conocen más la
información televisiva que la transmitida en la escuela
primaria o otros órganos culturales. Por ejemplo, en el
terreno de la realidad nacional el 77% de los pequeños
retienen más frases como "La chispa de la vida" o
"Recuérdame" y sólo el 49% conserva otras como
"¡Viva la Independencia!", "La solución somos todos"
o "El respeto al derecho ajeno es la paz". De igual manera,
mientras que casi la totalidad de los niños (92%) retiene
la imagen del
Gansito Marinela, menos de dos terceras partes (64%) identifica
la Columna de nuestra Independencia o al cura Hidalgo. El 63% de
los niños asocia fácilmente el tema de la tarjeta
de crédito
"Carnet" y sólo el 43% reconoce la frase "El respeto al
derecho ajeno es la paz". En resumen, observamos que de cada diez
personajes que los niños identifican, sólo tres son
de la historia de México.

En el campo de la historia, el 67% de los niños
identifican los días y horarios en que se transmiten sus
programas favoritos de televisión, mientras que
sólo el 19% enuncia las fechas en que ocurrieron los
acontecimientos más significativos de la historia
nacional. Los super héroes de la televisión como
"La mujer
maravilla", son más conocidos por los pequeños
(98%) que los héroes de la Revolución
mexicana (33%). "El Chapulín Colorado" es más
evocado por los infantes (96%) que los Niños Héroes
de Chapultepec (82%). "Supermán" está más
presente en la mente de los pequeños (97%) que Don Benito
Juárez.

En materia
religiosa, no obstante que nuestra sociedad es acentuadamente
católica, más de la mitad de los niños (56%)
conoce el día en que se transmitía "Hogar dulce
hogar", mientras que sólo el (86%) recuerda el día
en que se celebra la Navidad.
Mientras el 55% de los niños puede decir qué
día se difundía el programa "Mis huéspedes",
sólo el 32% sabe la fecha en que se celebra la fiesta de
la Virgen de Guadalupe. Los pequeños identifican mejor el
logotipo de "Sabritas" (86%) que una hostia (46%).

En el área cívica, el 87% de los infantes
conoce los días en que se transmiten los programas
cómicos y sólo el 13% sabe la fecha en que toma
posesión el Presidente de la República. Sólo
el 8% conoce la fecha en que el primer mandatario rinde su
informe anual,
mientras que el 61% sí puede decir el día y la hora
en que aparecen las series fantásticas. El 83% de los
niños identifica el logotipo de los pastelitos rellenos y
sólo el 63% conoce el Calendario Azteca. Mientras que el
81% de los pequeños evoca el logotipo de los productos
"Marinela", sólo el 66% identifica el escudo nacional. Las
tres cuartas partes (77%) de los niños identifican la
imagen de Chicles Adams y menos de una quinta parte (17%)
reconoce el Monumento a la Revolución. Finalmente, el
logotipo de los chocolates "Carlos V" es más reconocido
(77%) que el Monumento del Angel o la columna de la Independencia
(40%) (16).

Incluso, este panorama cultural está por
agravarse aún más por la apertura de nuestra
economía
al comercio
internacional, dado el ingreso de México al GATT, la firma del Tratado
Norteamericano de Libre Comercio
con Estados Unidos y Canadá y el debilitamiento de la
política educativo-cultural del Estado
Mexicano.

Si éstos son sólo algunos de los rasgos
del retroceso de la identidad nacional que se experimenta en
nuestro país, especialmente, en los niños y
jóvenes, nos preguntamos ¿ Por qué el
Estado mexicano ha permitido que la televisión concentre
diariamente de forma mayoritaria la energía mental de la
nación
a través de sus horarios "Triple A" (7 a 10 de la noche)
en hacer propaganda de cigarros, brandyes, rones, "alimentos
chatarra", perfumes, etcétera, y no en fortalecer nuestras
bases de reconocimiento e integración cultural como nación y
comunidades humanas ?
.

Por otra parte, si sabemos que cada niño que nace
en México trae un compromiso heredado de más de 750
millones de pesos por concepto de
deuda externa.
Si cada vez más son los pequeños que intentan
cruzar el río Bravo para trabajar como braceros en Estados
Unidos. Si existen más de dos millones de chicos que piden
limosna en las calles del país. Si la crisis
económica ha obligado a que padre y madre trabajen y
nuestros niños cada vez son más amamantados por la
televisión. Si el 78% de las criaturas menores de cuatro
años no alcanza la estatura y el peso normales debido a la
desnutrición. Si antes de cumplir los cinco
años, muere el 10% de la población infantil. Si el
síndrome del niño golpeado ha aumentado un 30% en
los últimos dos años. Si éste es el cuadro
de vida de una gran mayoría de la niñez mexicana,
cabe preguntar ¿ Por qué el proyecto de
televisión dirigido a los infantes concentra su atención prioritariamente en las
"televacaciones", las caricaturas agresivas, los programas de
concursos infantiles, los comerciales para favorecer el
consumismo y otras fantasías extranjeras, y no en impulsar
el desarrollo educativo y humano de los pequeños ?
(17).
IV.- ¿QUÉ HACER ?
Dentro de este contexto cultural modernizador de la sociedad
mexicana podemos decir que aunque el Estado nacional cada
día se esfuerza por ser mejor instancia rectora en el
terreno de las relaciones económicas, políticas,
ecológicas, comerciales, internacionales, laborales,
productivas, etc; en el área cultural ha perdido la
capacidad de conducción moral de
nuestra sociedad. En este sentido, podemos decir que en los
últimos decenios, en términos culturales el sector
privado del país controlador los medios de
comunicación y las corporaciones multinacionales, han sido
las verdaderas secretarías de Estado que han influido en
el intelecto y la emoción colectiva que han cohesionado al
país
.

Por ello, para corregir la dirección de nuestro
espíritu nacional es fundamental estudiar el papel que
desempeñan los medios electrónicos de
comunicación, y particularmente la televisión, para
diseñar nuevas políticas culturales, pues son esos
canales los que están construyendo con mayor fuerza el
proyecto mental cotidiano de la República. Dada la
pérdida de la rectoría cultural de la sociedad
mexicana por parte del gobierno, actualmente es Razón de
Estado el planificar el funcionamiento social de los medios de
información masiva para el desarrollo del país.
Siendo que el corazón de
la democracia hoy
cruza por los medios de comunicación, la reforma del
Estado existirá sólo en la medida en se reforme el
funcionamiento social de los medios de comunicación
colectivos en nuestro país
.

Tenemos que considerar que debido a la
aceleradísima transformación global que vivimos, de
nada servirá intentar corregir los pies económicos,
los brazos tecnológicos, las manos laborales, el
estómago agropecuario, los pulmones ecológicos del
país, etc; si no se modifica el alma mental que da vida a
nuestra sociedad, pues el cuerpo, tarde o temprano, se
volverá a desmoronar y cada vez mas con mayor
profundidad.
V.-NOTAS.
(1) Para comprender porqué la televisión se ha
convertido en el principal medio de comunicación en la
sociedad contemporánea, consultar nuestro trabajo: Los
medios de comunicación y la construcción de la
hegemonía, Editorial Trillas, México, D.F.,
1992, 200 páginas.

(2) Por otra parte, es alarmante y aleccionador para la
sociología crítica del estudio del
receptor, que quienes con mayor exactitud, sutileza y eficacia
conocen el perfil de comportamiento
del auditorio es el sector dominante, que impulsado
básicamente por el capital
industrial y comercial, se dedica, a través de las
técnicas de la mercadotecnia
y publicidad, a
radiografiar los diversos patrones de aspiraciones, gustos,
comportamientos, debilidades, actitudes, preferencias,
inclinaciones, etc., del receptor, con objeto de integrarlo al
proyecto de desarrollo del capital nacional e internacional.
Javier Esteinou Madrid, El estudio materialista de la
comunicación de masas, Cuadernos del TICOM No. 1,
Taller de Investigación para la Comunicación
Masiva, Departamento de Educación y Comunicación,
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco,
marzo de 1979, p. 9.

(3) Hoy 92 de cada 100 adultos mexicanos saben leer y
escribir, Excelsior, 13 de diciembre de 1986;
Reconocimiento de la UNESCO al gobierno mexicano por los
resultados de programas de alfabetización, Uno
Más Uno, 9 de septiembre de 1987; Descendió el
analfabetismo a 7.6%, Uno Más Uno, 27 de marzo de
1987.

(4) Respuesta al festival del donador altruista de
sangre, Excelsior, 14 de octubre de 1987.

(5) Las campañas de vacunación han
logrado reducir 35% las enfermedades infantiles, Excelsior,
12 de marzo de 1986; El próximo sábado la
segunda jornada de vacunación antipolio, Excelsior, 22
de marzo de 1986; Serán inmunizados contra la polio
más de doce millones de niños, Excelsior, 14 de
enero de 1987; Millón y medio de niños
serán vacunados contra la polio en el D.F., Excelsior,
21 de enero de 1987; Aplicarán hoy a 12 millones de
infantes la vacuna antipolio, Excelsior, 24 de enero de 1987;
Se inmunizó contra la polio a 12 millones de
infantes, Excelsior, 25 de enero de 1987; Aplicó la
armada 75 mil dosis de vacuna antipolio, Excelsior, 29 de
enero de 1987; Vacunados más de 10 millones de
niños contra difteria y tosferina, Excelsior, 23 de
mayo de 1987; Del 26 al 30, vacunas contra
el sarampión: SSA, Uno más Uno, 20 de octubre
de 1987.

(6) Cada vez más consumidores hacen valer sus
derechos: Pliego Montes, Excelsior, 11 de febrero de
1987.

(7) Al maratón de Guadalajara 4,000
corredores, Excelsior, 4 de febrero de 1987; 15,000
atletas en la carrera de la Constitución, Excelsior, 8
de febrero de 1987; El paseo ciclista, un freno a la
contaminación, Excelsior, 5 de junio de
1987.

(8) Bajaron los accidentes laborales en 57%:
IMSS, Excelsior, 10 de febrero de 1987.

(9) Reconoció MMH el apoyo publicitario a las
campañas del sector público, Excelsior, 29 de
septiembre de 1987.

(10) Está preparando al FSTSE a 450,000
promotores del voto, Excelsior, 2 de julio de
1987.

(11) Esteinou Madrid, Javier, La
reconstrucción y los medios de comunicación, El
Búho, No. 15, suplemento cultural de Excelsior, 22 de
diciembre de 1985; Esteinou Madrid, Javier, Televisión
y memoria social (dos partes), El Búho, Nos. 35 y 36,
Excelsior, 11 y 18 de mayo de 1986.

(12) La violencia televisada produce graves y
prolongados daños síquicos en los niños,
Excelsior, 8 de agosto de 1992.

(13) La violencia televisada produce graves y
prolongados daños síquicos en los niños,
Excelsior, 8 de agosto de 1992.

(14) La televisión sin cerillos quemó
una casa, Excelsior, 7 de noviembre de 1993.

(15) La violencia televisada produce graves y
prolongados daños síquicos en los niños,
Excelsior, 8 de agosto de 1992.

(16) La televisión y los niños.
Conocimiento de la realidad televisiva vs. conocimiento de la
realidad nacional, Cuadernos del Consumidor, Instituto
Nacional del Consumidor (INCO), México, D.F., noviembre de
1982.

(17) Usos comerciales de la televisión
infantil, Uno Más Uno, 9 de enero de 1988; Diario 5
denuncias de maltrato de menores en Chihuahua: Miranda G.,
Excelsior, 29 de octubre de 1992; En 6 meses el DIF
recibió 119 denuncias por maltrato infantil, El
Financiero, 13 de septiembre de 1993; Es inexistente en
México una política que contemple a los
niños. Ni siquiera ha sido planteada, Uno Mas Uno, 27
de octubre de 1993.

Simplemente en la ciudad de León, Guanajuato, los
casos de "violencia interfamiliar" -maltrato a los hijos, la
mujer y el
anciano- aumentó tanto que en 1993 se presentaron 30
denuncias mensuales como promedio y en 1992 el Ministerio
Público registró 203 casos de denuncias por rapto,
secuestro y
tráfico de menores. Creciente violencia
intrafamiliar se registra en León: Alcántara
S, Excelsior, 22 de febrero de 1993.
VI.-DOCUMENTACION CONSULTADA.
– Al maratón de Guadalajara 4,000 corredores,
Excelsior, 4 de febrero de 1987.

– Aplicarán hoy a 12 millones de infantes la
vacuna antipolio, Excelsior, 24 de enero de 1987.

– Aplicó la armada 75 mil dosis de vacuna
antipolio, Excelsior, 29 de enero de 1987.

– Bajaron los accidentes laborales en 57%: IMSS,
Excelsior, 10 de febrero de 1987.

– Cada vez más consumidores hacen valer sus
derechos: Pliego Montes, Excelsior, 11 de febrero de
1987.

– Creciente violencia intrafamiliar se registra en
León: Alcántara S, Excelsior, 22 de febrero de
1993.

– Del 26 al 30, vacunas contra el sarampión:
SSA, Uno más Uno, 20 de octubre de 1987.

– Descendió el analfabetismo a 7.6%, Uno
Más Uno, 27 de marzo de 1987.

– Diario 5 denuncias de maltrato de menores en
Chihuahua: Miranda G., Excelsior, 29 de octubre de
1992.

– El paseo ciclista, un freno a la
contaminación, Excelsior, 5 de junio de
1987.

– El próximo sábado la segunda jornada
de vacunación antipolio, Excelsior, 22 de marzo de
1986.

– En 6 meses el DIF recibió 119 denuncias por
maltrato infantil, El Financiero, 13 de septiembre de
1993.

– Es inexistente en México una política
que contemple a los niños. Ni siquiera ha sido
planteada, Uno Mas Uno, 27 de octubre de 1993.

– Está preparando al FSTSE a 450,000
promotores del voto, Excelsior, 2 de julio de
1987.

– Esteinou Madrid, Javier, El estudio materialista de
la comunicación de masas, Cuadernos del TICOM No. 1,
Taller de Investigación para la Comunicación
Masiva, Departamento de Educación y Comunicación,
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco,
marzo de 1979, p. 9.

– Esteinou Madrid, Javier, La reconstrucción y
los medios de comunicación, El Búho, No. 15,
suplemento cultural de Excelsior, 22 de diciembre de
1985.

– Esteinou Madrid, Javier, Los medios de
comunicación y la construcción de la
hegemonía, Editorial Trillas, México, D.F.,
1992, 200 páginas.

– Esteinou Madrid, Javier, Televisión y
memoria social (dos partes), El Búho, Nos. 35 y 36,
Excelsior, 11 y 18 de mayo de 1986.

– Hoy 92 de cada 100 adultos mexicanos saben leer y
escribir, Excelsior, 13 de diciembre de 1986.

– La televisión sin cerillos quemó una
casa, Excelsior, 7 de noviembre de 1993.

– La televisión y los niños.
Conocimiento de la realidad televisiva vs. conocimiento de la
realidad nacional, Cuadernos del Consumidor, Instituto
Nacional del Consumidor (INCO), México, D.F., noviembre de
1982.

– La violencia televisada produce graves y
prolongados daños síquicos en los niños,
Excelsior, 8 de agosto de 1992.

– La violencia televisada produce graves y
prolongados daños síquicos en los niños,
Excelsior, 8 de agosto de 1992.

– La violencia televisada produce graves y
prolongados daños síquicos en los niños,
Excelsior, 8 de agosto de 1992.

– Las campañas de vacunación han
logrado reducir 35% las enfermedades infantiles, Excelsior,
12 de marzo de 1986.

– Millón y medio de niños serán
vacunados contra la polio en el D.F., Excelsior, 21 de enero
de 1987.

– Reconocimiento de la UNESCO al gobierno mexicano
por los resultados de programas de alfabetización, Uno
Más Uno, 9 de septiembre de 1987.

– Reconoció MMH el apoyo publicitario a las
campañas del sector público, Excelsior, 29 de
septiembre de 1987.

– Respuesta al festival del donador altruista de
sangre, Excelsior, 14 de octubre de 1987.

– Se inmunizó contra la polio a 12 millones de
infantes, Excelsior, 25 de enero de 1987.

– Serán inmunizados contra la polio más
de doce millones de niños, Excelsior, 14 de enero de
1987.

– Usos comerciales de la televisión
infantil, Uno Más Uno, 9 de enero de 1988.

– Vacunados más de 10 millones
de niños contra difteria y tosferina, Excelsior, 23 de
mayo de 1987.

LA
COMUNICACIÓN EDUCATIVA (NO VERBAL)

Este artículo LA COMUNICACIÓN EDUCATIVA
(NO VERBAL): APUNTES PARA UN PROYECTO DE INVESTIGACIÓN del
Autor: Hugo Arturo Cardoso Vargas, publicado en la Revista
Razón y Palabra, Número 13, Año 4, Enero –
Marzo 1999, y se encuentra disponible en el sitio
internet
:


http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n13/apuntes13.html

Introducción:

La  investigación educativa que se  ha
desarrollado en México tiene que ver con múltiples
dimensiones; como son las condiciones sociales en donde se
sitúan las clases
sociales; los procesos de selección,
jerarquización y evaluación del currículum:
las distintas relaciones que se establecen entre maestro y
alumno; en fin, la lista puede seguir.

Por eso se trata en este caso de abordar la
investigación educativa desde la comunicación; pero
no desde la comunicación verbal o iconográfica. Se
trata de estudiar las distintas modalidades de la
comunicación, pero desde la comunicación no verbal.
Esto porque sin duda en el salón de clase, las distintas
actitudes, comportamientos y movimientos que desarrollan tanto el
maestro como el alumno no han sido considerados como tema de
investigación desde el campo de la comunicación no
verbal.

OBJETIVO. En todo caso de lo que se trata en esta
propuesta de investigación es reconocer, registrar y
sistematizar tanto las expresiones faciales y corporales, los
movimiento de los cuerpos, los efectos emocionales y hasta la
construcción (no verbal) de conceptos abstractos que se
presentan, en el salón de clases, en la relación
maestro y alumnos.

Para esto se tratará de analizar tanto la
construcción del lenguaje del
cuerpo, como los distintos sistemas de símbolos que
implican ese lenguaje hasta poder ubicar el significado
-atribuido y real- que cada gesto, movimiento y
expresión
 adquiere en el contexto de una relación
enseñanza aprendizaje y en una vinculación cara a
cara.

El interés en
esta temática de investigación obedece a que la
información que se transmite por medio de gestos,
movimientos y ex presiones es la primera que se recibe por parte
del alumno; a pesar del evidente dominio de la
explicación hablada que el docente puede -y debe-
desarrollar en el desarrollo de la clase.

La hipótesis que se tratará de probar
mediante esta investigación, es que -como en otros casos-
en el salón de clases sólo entendemos lo que vemos;
y lo que vemos en él son las expresiones, gestos y
movimientos tanto de maestros y alumnos.
Así pues, se piensa que mediante la mímica se hace
visible lo invisible; por eso adquiere mayor importancia hacer
visible lo que los participantes manifiestan con todos y cada uno
de los distintos gestos, movimientos y expresiones; pero
también lo es el saber lo que estas comunicaciones
no verbales significan tanto para el alumno como para el docente
y desde luego para el observador.

HACIA UNA TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN NO
VERBAL. Para acercarse a esta temática de la vida
cotidiana en el salón de clases, se requiere la
elaboración de un marco conceptual mediante el cual
abordar teóricamente la comunicación no verbal
existente en el aula.

Para la construcción de esta teoría de la
comunicación no verbal debe empezar por reconocerse que
según autores como Frazer los sistemas de
comunicación tiene las siguientes cualidades. Se inicia
con el sistema verbal, pasa por el de la entonación, el
paralingüístico y concluye con el sistema
kinésico.

De estos tres últimos sistemas se considera su
cualidad de no verbales; en cambio el primero es necesaria e
ineludiblemente verbal.

Por otro lado, tanto el sistema verbal como el de la
entonación son mensajes lingüísticos; en
cambio, los otras dos son lenguajes no
lingüísticos.

Así mismo, el sistema kinésico, en tanto
mensaje, es no vocal; por lo que respecta a los otros tres
sí son, sin duda, vocales sus mensajes.

Por todo lo anterior Frazer propone que el canal tanto
para la emisión como para la recepción del mensaje
sea un canal visivo, para el caso del sistema comunicativo
kinésico; en tanto que para la comunicación verbal,
de entonación y paralingüístico se requiere de
un canal auditivo.

Desde luego que para la construcción de este
marco conceptual en torno a las
distintas modalidades de la comunicación, se debieron
revisar muchas otras de las propuestas teóricas en torno a
la comunicación.

Así por ejemplo no puede olvidarse la existencia
del conjunto de postulados que conforman la llamada teoría
de las competencias comunicativas. Competencia comunicativa
entendida como "el conjunto de precondiciones, conocimiento y
reglas que hacen posible y actuable para todo individuo el
significar y el comunicar" (Zuanelli Sonino, 1981).

Ahora bien, la competencia comunicativa se pone en
marcha cuando el hablante, al intentar establecer un
diálogo con el oyente, pone en funcionamiento todos o
algunos de los distintos componentes de la comunicación
(según Berruto 1974); como serían los
siguientes:

1.- La competencia lingüística, que es la
producción e interpretación de signos verbales; para
esto requiere a su vez el hablante de capacidad
fonológica, sintáctica, semántica y "textual".
2.- La competencia paralingüística que es la
capacidad de modular algunas cualidades del significante.
3.- La competencia kinésica, es decir la capacidad de
efectuar comunicación  mediante ademanes y gestos
corporales.
4.- La competencia proxémica que es la capacidad de
manejar y controlar  tanto las actitudes espaciales como las
distancias personales durante el acto del habla.
5.- La competencia ejecutiva que es la capacidad de actuar y usar
los actos ya sean lingüísticos o no
lingüísticos para lograr la intención de la
comunicación.
6.- La competencia pragmática que hace uso de los signos
verbales y no verbales según las circunstancias y las
intenciones de los hablantes.
7.- La competencia sociocultural que permite reconocer tanto las
situaciones como las relaciones sociales que aparecen durante el
acto comunicativo; así mismo facilitar el aribuir
significados y elementos distintivos de determinadas formas
culturales, presentes durante la comunicación.

LA COMUNICACION NO
VERBAL. Desde luego que la comunicación no verbal
viene a ser una práctica desde tiempo
inmemorial.

Por eso pueden encontrarse distintos trabajos de
investigadores que -entre otras cosas- se refieren a la
comunicación no verbal. Tal es el caso pionero de Charles
Darwin, quien en
su Expresión de las Emociones en
el hombre y
los animales, escrita
en 1872, inició los estudios relativos a las expresiones
faciales tanto en primates como en el propio ser
humano.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
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