- El
"principio de incertidumbre" de heisenberg en
astrología - Astrología
integral - El
viaje del héroe a través de la carta
natal - El
monomito - …Y comienza
el viaje - La
consulta astrológica como rito de
iniciación - El
astrólogo como chamán - Bibliografía
consultada y citada
Es un hecho relevante en la cotidianeidad de nuestra
praxis
profesional el concebir la existencia de un vínculo
innegable de causa-efecto entre lo que se de-vela en y a
través de la lectura de
un mapa natal y ciertas particularidades caracterológicas,
amén de sucesos y eventos
concretos, pasados, presentes y a suceder.
Es la firme convicción en la presencia de una
causalidad de tipo lineal lo que ha permitido al tiempo que ha
sido pilar fundamental en la instauración de un tipo de
astrología de carácter netamente predictivo.
Este es un modelo que
tiene fuertes y marcados paralelismos con lo que ha sido la
Física
Clásica de connotaciones particularmente
newtoniana-cartesianas. Y lo afirmamos en el sentido de que
así como la referida disciplina se
basa en la existencia de una causalidad lineal que permite a
través de la aplicación de ciertas leyes, el
predecir hechos de carácter fáctico, a
través de rigurosos procesos
experimentales, la astrología de orden predictivo ?como su
nombre lo indica- busca "predecir" eventos, en tanto que a una
determinada "causalidad" astrológica le "debería"
de corresponder un cierto "efecto". Aplicado a la descripción de personalidades lo vemos en
cuanto a que un signo o una determinada configuración
planetaria remite a que una persona sea y se
comporte de tal y/o cual manera.
Y así vemos que "los" de Cáncer son de una
manera y "los" de Leo de otra, y que una persona con una cierta
configuración expresará cierto tipo de comportamiento
así como que un cierto tránsito ha de implicar que
a un individuo "le
habrá de suceder" …
Retomando nuestro paralelismo con la Física
Clásica, es de ver, que así como esta ciencia ha
evolucionado a lo que es actualmente la concepción
cuántico-relativista de la misma, la Astrología se
encuentra actualmente bastante estigmatizada, dado que sus
"predicciones" no han logrado el grado y el nivel de
confiabilidad que estadísticamente seria esperable. Y
así como la Física, a principios del
siglo XX se encontró en un callejón sin salida que
sólo se resolvió mediante y a través de una
real trans-formación (la concepción ya mencionada),
así como mediante la introducción del "principio de
incertidumbre" de W. Heisenberg, hoy día, a comienzos de
este siglo XXI, nos encontramos al decir de Khun, ante un
verdadero quiebre paradigmático de y en la
Astrología, por lo cual se hace imperiosa una re-evolución de esta disciplina, pero no
sólo de grado, sino de esencia.
A través del presente trabajo
buscamos mostrar cómo uno de los fundamentales pilares
?que no el único-, ha de ser el constituir a la
sincronicidad como complemento indispensable del marco causal en
que se afirma actualmente la astrología, así como
también el de incluir al seno de este saber-arte, el
mencionado "principio de incertidumbre" en nuestra praxis
cotidiana.
La sincronicidad refiere a patrones de relación
a-causal, donde lo importante es el carácter significativo
de la misma. Es decir, los sucesos sincrónicos son
relevantes en la vida de una persona.
Jung establecía que la sincronicidad se
manifiesta mediante coincidencias significativas en la vida de
una persona y por ende, la misma estaría refiriendo a un
principio conector a-causal, donde ?y esto es importante de
recalcar- mantiene un fuerte paralelismo con la existencia de
procesos internos, de los cuales la persona no es
consciente.
En este sentido, sucesos exteriores serían un
reflejo de procesos interiores y en consecuencia, no
tendrían un carácter ni racional ni de
causa-efecto, sino que su importancia derivaría del
significado que tenga para la o las personas que lo
experimentan.
La sincronicidad permite de esta manera que la
Astrología llegue a considerar al individuo y al Kosmos
como una única e idéntica totalidad de
carácter gestáltico (lo cual actualmente no pasa de
ser una mera referencia retórica)
Cómo hacíamos referencia en un trabajo
anterior, el mapa natal se convierte así en un verdadero
instrumento de auto-conocimiento y
una carta de
navegación hacia nuestros espacios interiores.
En definitiva, podemos apreciar que la sincronicidad
está íntimamente interrelacionada con la actividad
de nuestro psiquismo.
Además, es un hecho muy particular, que la misma
?la sincronicidad- parece incrementarse cuando al seno de una
persona, se aprecian procesos de gran intensidad, ya sean los
mismos de carácter conflictivo o no. De esta manera el
contexto emocional de una persona remite, complementa y explica
una situación del mundo exterior.
Conjuntamente a lo anteriormente expuesto, buscamos
fundamentar una Astrología que a través de la carta astral
no nos haya de mostrar la trama ineludible del "destino"
predecible, sino que nos permita visualizar líneas
básicas de desarrollo y
expansión de nuestro ser hacia mayores y más vastos
e integrativos niveles de conciencia. A
través del estudio del horóscopo contaríamos
así con una oportunidad única e inapreciable de
poder, no sin
cierto y paciente esfuerzo y honestidad
interiores, llegar a ser conscientes en mayor y/o menor medida,
de nuestra naturaleza
interior.
La carta es un mandala astrológico como lo
designara Dane Rudhyar. Es un pro-yecto, un modelo de todo lo que
somos y que podemos llegar a ser si somos pertinaces y capaces de
hacer florecer el vergel que es nuestro ser en cuanto que
humanos.
Pero como expresábamos, es un mapa de ruta, un
modelo, una carta de navegación de y hacia nuestros
espacios interiores y en su carácter de tal, tan
sólo muestra nuestras
particulares disposiciones, impulsos y cualidades, pero
así como no es el menu de un restaurante lo que nos
alimentará, el horóscopo personal de por
sí no es indicativo de lo que voluntariamente hagamos (o
no) con y de nuestras existencias. Inclusive podemos utilizar
dicho instrumento astrológico como justificativo para
deslindar responsabilidades en las diversas áreas de
nuestra vida, dando cuenta de ser víctimas de los planetas y
signos en
tanto que simples y débiles marionetas gobernadas por un y
el "destino".
Pero también, es una guía para conducirnos
en la vida, llegando a dar cuenta de nuestra posibilidad y
capacidad de hacer elecciones más conscientes. En una
palabra, la Astrología y más exactamente el mapa
natal es una finísima herramienta que nos permite dar(nos)
cuenta de los anhelos, sentimientos, impulsos, motivaciones,
necesidades, pensamientos, emociones
positivas y/o negativas, algunas conscientes y otras que yacen en
el inconsciente, ya sea esto último porque aún no
las hemos desarrollado y se encuentran a la espera de emerger a
la luz o porque
habiendo devenido conscientes en algún momento de nuestras
vidas, por diferentes y variados motivos, provocaron en nosotros
cierta tensión, motivo por lo cual las reprimimos y las
desterramos hacia la oscuridad inconsciente, a partir de lo cual
nos dedicamos a negar en forma visiblemente infructuosa su
existencia, expresándose en forma enlarvada y con diversos
grados de virulencia como sueños, síntomas, actos
fallidos, enfermedades, crisis y
conflictos
intra e interpsíquicos, viviéndolos entonces como
"destino", pues todo aquello positivo y/o negativo que negamos
como propio y que aún perteneciéndonos no estamos
dispuestos a aceptarlo, estamos y estaremos condenados a
vivienciarlo como viniendo de fuera -y muy especialmente a
través de nuestras relaciones- y justamente a ello es a lo
que corrientemente hemos dado en llamar "destino" y que en
definitiva son el fundamento de los procesos
sincrónicos.
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