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Química Supramolecular



Partes: 1, 2

    1. Química
      Supramolecular
    2. Conceptos
      introductorios
    3. Autoensamblaje
      (self-assembly)
    4. Efecto
      Macrocíclico
    5. Éteres
      Coronas
    6. Criptandos
    7. Esferandos
    8. Cavitandos
    9. Compuestos
      supramoleculares tridimensionales complejos
    10. Ciclodextrinas
    11. Química
      Supramolecular y catálisis
    12. Bibliografía
      y Sitios Web

    Química
    Supramolecular

    La Química
    Supramolecular constituye uno de los pilares más
    importante de las Nanociencias y, por ende, de la
    Nanotecnología. Como este campo de la Química se
    basa en la interacción entre dos o más
    moléculas sin formar enlace
    químico (covalente) es posible construir conglomerados
    de dimensiones nanométricas de varias moléculas que
    se asocien de una forma dinámica, mediante equilibrios. Estos
    elementos básicos: asociaciones moleculares con una
    naturaleza
    dinámica, con movimientos, son elementos muy necesarios en
    Nanotecnología. Es por esa razón que la
    Química Supramolecular se ha convertido en una base
    fundamental en el desarrollo de
    las Nanociencias.

    Si se analiza la literatura a partir de
    mediados de los años noventa se verá que varios de
    los principales científicos que inicialmente trabajaron en
    el campo de la Química Supramolecular ahora son
    líderes en las Nanociencias, desarrollando novedosos
    dispositivos nanométricos. Resaltan los nombres de
    Stoddart, Balzani, Sauvage, Fabrizzi, Vögtle, Reinhoudt,
    etc. por sólo citar a varios de los más
    destacados.

    Mediante la Química Supramolecular se pueden
    manipular las moléculas para formar asociaciones de
    dimensiones nanométricas. Como no se contempla la
    formación de enlace covalente es posible regular estas
    asociaciones de forma tal de crear movimientos
    intermoleculares.

    Conceptos introductorios

    La Química Supramolecular surge en los
    años 60 con los trabajos de los norteamericanos Pedersen y
    Cram, en los éteres corona y esferandos, respectivamente,
    y del francés Lehn, quien trabajó en los
    criptandos. Estos tres científicos recibieron en 1987 el
    Premio Nobel de Química, por el desarrollo de la
    Química Supramolecular como un nuevo campo de la
    Química.

    Resulta interesante señalar que el término
    supramolécula ya fue introducido en los años 30,
    übermoleküle (en alemán), para definir el
    dímero formado entre dos moléculas de ácido
    acético y especies análogas. Sin embargo el
    concepto de
    supramolecularidad no se utiliza en la actualidad para casos de
    asociaciones entre moléculas tan pequeñas en
    dimensiones.

    El Prof. Jean-Marie Lehn, el único de los tres
    galardonados aun vivo, definió la Química
    Supramolecular como la química de los enlaces
    intermoleculares, que estudia las estructuras y
    funciones de
    entidades formadas por dos o más especies
    químicas.
    La Química Supramolecular es la
    química que se encuentra por encima de las
    moléculas, es una química
    intermolecular.

    El enlace en la Química Supramolecular no es
    covalente. Las especies químicas constituyentes de un
    agregado o entidad supramolecular no se enlazan covalentemente
    entre sí. Se asocian por su afinidad geométrica y/o
    electrónica, por reconocerse
    molecularmente. Ello tiene una gran importancia desde el punto de
    vista nanotecnológico ya que significa que las
    interacciones entre las moléculas, para formar el
    compuestos supramolecular, son dinámicas y
    reversibles.

    En estas asociaciones no-covalentes tienen mucha
    importancia las atracciones electrostáticas y los puentes
    de hidrógeno. La energía que involucra
    la formación de un puente de hidrógeno, por
    ejemplo, es de sólo unos 10 – 30 kJ/mol. Las
    interacciones electrostáticas generalmente pueden llegar a
    duplicar esos valores
    energéticos. Esas magnitudes son muy pequeñas si se
    comparan con las energías de los enlaces covalentes que
    pueden formar entre sí dos átomos de carbono.

    La energía de un enlace simple C-C es de unos 345
    kJ/mol; la de un doble enlace de 609 kJ/mol; mientras que la del
    triple enlace es de 834 kJ/mol. Esos son valores muy superiores
    en magnitud al de la formación de puentes de
    hidrógeno. Sin embargo, cuando dos moléculas se
    asocian entre sí pueden formarse varios o, incluso, muchos
    puentes de hidrógeno. Por ejemplo, en el DNA las dos
    hebras se encuentran unidas entre sí por cientos de
    puentes. Entonces, ya no se trata de unos 10- 30 kJ/mol, sino
    puede llegar a ser una magnitud muy superior. Ahí esta el
    secreto.

    Otro buen ejemplo lo constituye la celulosa, ese
    polímero base de todas las plantas y
    constituido por glucosa. La
    celulosa constituye alrededor del 60 % de la madera. Si los
    puentes de hidrógeno que mantienen unidas las
    moléculas de celulosa entre sí no fueran fuertes
    las fibras que forman no tendrían la consistencia mecánica que requieren las plantas para dar
    la necesaria rigidez a sus tallos, así como las conocidas
    propiedades de la madera.

    La Química Supramolecular surge como resultado
    natural del proceso de
    imitación que durante siglos ha llevado el hombre
    sobre los fenómenos que ha visto en la Naturaleza. Las
    asociaciones no-covalentes entre moléculas es muy
    común en el sistema
    biológico. Como ya vimos en el DNA dos cadenas se unen por
    puentes de hidrógeno, sin formar enlace covalente. El
    sistema inmune se basa en el reconocimiento antígeno-anticuerpo. La especificidad de
    las enzimas se basa
    en una rigurosa identificación supramolecular del centro
    activo de la enzima sobre el sustrato. Y así existen
    infinidad de ejemplos, que el hombre ha
    tomado como modelo para
    sintetizar compuestos supramoleculares y desarrollar la
    Química Supramolecular.

    La Química Supramolecular se basa en tres
    conceptos: fijación (receptor), reconocimiento y
    coordinación.
    Estos conceptos fueron
    establecidos a finales del siglo pasado por Paul Ehrlich (1898),
    Emil Fischer (1894) y Alfred Werner (1893), respectivamente.
    Estos tres distinguidísimos científicos fueron
    galardonados con el Premio Nobel en los años 1908, 1902 y
    1913, respectivamente.

    Ehrlich planteó que las moléculas se fijan
    en proximidades estéricas, unas respecto a otras, para
    poder
    interactuar químicamente. Fischer, por su parte, para
    explicar el funcionamiento de las enzimas introdujo el concepto
    de llave y cerradura (key and lock). Según este
    concepto, la enzima reconoce selectivamente al sustrato por
    presentar una geometría específica en el centro
    activo que le permite reconocer al sustrato, con geometría
    igual, tal y como una llave encaja en su cerradura. Ahora bien,
    este reconocimiento molecular no es meramente geométrico,
    implica además una interacción química y
    hasta un reordenamiento conformacional. Como, por
    definición, el enlace no es covalente, realmente lo que
    tiene lugar es una interacción del tipo de Van der Waals,
    formación de puentes de hidrógeno, etc. Este enlace
    no-covalente se ha denominado de coordinación,
    concepto introducido por Werner para interpretar los compuestos
    de coordinación de los metales. Por esa
    misma razón, como se verá posteriormente, cuando
    una molécula se incluye en otra formando un compuesto
    supramolecular, se denomina complejo (complex) de
    inclusión.

    En la Química Supramolecular se utilizan los
    términos: receptor y sustrato (muy usados en
    Biología)
    o bien, hospedero y huésped (host and guest). Estos
    términos se utilizan para denominar a las moléculas
    que se asocian entre sí para formar una
    supramolécula y fue Cram quien primero los
    introdujo.

    Generalmente se utiliza el término de receptor u
    hospedero a la molécula más grande que pudiera
    llegar a envolver (total o parcial) geométricamente a la
    otra molécula, el sustrato o huésped.

    Cuando hablamos que el receptor u hospedero "envuelve" a
    la moléculas huésped o sustrato queremos decir que
    el primero (hospedero) presenta una cavidad en la cual se puede
    introducir total o parcialmente la molécula
    huésped. Cuando el receptor u hospedero presenta una
    cavidad intramolecular se denomina endoreceptor, que es el
    más común. Tal es el caso de los
    éteres coronas y las ciclodextrinas. Ambos tipos de
    receptores presentan "cavidades" donde reconocen molecularmente
    al sustrato.

    En el macrociclo bidimensional la "cavidad" corresponde
    al área interior del anillo que forma el
    macrociclo.

    Realmente la interacción hospedero –
    huésped (receptor – sustrato) no necesariamente
    tiene que ser de ese tipo, una molécula introducida en la
    otra (aunque sí es lo más frecuente), sino
    también puede ser "frontal" o externa. Tal es el caso del
    DNA en que ambas hebras se asocian frontalmente. Cuando la
    interacción es de naturaleza frontal generalmente no
    existen diferencias apreciables entre las dimensiones del
    hospedero y la molécula huésped. Así, por
    ejemplo, ambas hebras del DNA unidas entre sí mediante
    puentes de hidrógeno, son de igual longitud. Cuando la
    interacción del hospedero con el sustrato (o
    huésped) ocurre externamente, se trata de un
    exoreceptor.

    Los receptores moleculares (hospederos) también
    se pueden clasificar en:

    • monotópicos: cuando un receptor
      interactúa con un solo sustrato, que es el caso que
      más comúnmente se presenta.
    • politópicos: cuando el receptor
      consiste de dos o más subunidades que fijan al
      sustrato.

    A continuación se desarrollarán los
    conceptos de más amplio uso en la Química
    Supramolecular. Por tratarse de un campo nuevo de la
    Química la unificación total de criterios no se ha
    alcanzado aun, con diferencias de un autor a otro. Los conceptos
    que a continuación se exponen son los de mayor
    aceptación y con menores divergencias.

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