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historietas
En este trabajo me
refiero a la presencia en testimonios, memorias,
biografías, obras literarias y
espectáculos, de los inmigrantes que en la Argentina
fueron conocidos como "rusos", aunque provenían de
diferentes naciones. Incluyo asimismo a Witold Gombrowicz y
Stephan Erzia, quienes, aunque regresaron a sus países de
origen, vivieron aquí durante décadas.
"(…) se desató la caza del ruso. Asi lo
llamó la prensa. Eso del
ruso… es un término muy amplio, que alude al
judío, el polaco, el húngaro, al que se supone
comerciante, o bolchevique, o terrorista, no importa lo
incongruentes que parezcan estos términos… (…) los
jóvenes que poco después serían organizados
en la Liga Patriótica, armados, tomaron al asalto el
barrio de Once, el barrio judío, identificándose
con un brazalete celeste y blanco, apedreando tiendas y
deteniendo a cuanto peatón con barba se les pusiera a
tiro"
Horacio Vázquez-Rial
"Había llegado a un país de tanos y
gallegos y de rusos y turcos, y todo lo que no entrara en el dos
por cuatro de esa conclusión elemental era una rareza de
apellido pero nunca de nacionalidad"
Gabriel Báñez
"Doy gracias, Argentina
por tu marco social, único
pese a que de vez en cuando éramos
rusos
que en argentino era decir judíos"
Guiora Reichler
Introducción
"Hubo judíos en nuestro pais desde la epoca
virreinal. En 1862 fue fundada la Congregacion Israelita
Argentina; sin embargo la colectividad era muy pequeña
aún. Pero en 1881, bajo la inspiracion de Carlos Calvo, el
Presidente Roca -gran benefactor de los judíos- dicta un
decreto especifico, designando un agente de inmigracion para que
alentara la venida a nuestro suelo de los
israelitas radicados en el territorio del imperio
ruso".
"Enterados de esta buena predisposicion argentina, los
primeros colonos lIegaron en 1888, por decision espontanea; y
nuevos grupos se les
sumaron en los años siguientes. EI 14 de agosto de 1889,
824 inmigrantes judios de Rusia fundaron
Moisesville, en Santa Fe, primera colonia agricola judia.
Llegaban de Ucrania, asesorados en Paris".
"Al año siguiente, Guillermo Loewenthal propuso
al gran filantropo israelita, el Baron Mauricio de Hirsch, que
ayudara a los emigrantes judios a dirigirse a la Argentina. Ese
fue el origen de la Jewish Colonization Association, fundada en
Londres por el Baron de Hirsch, entidad filantropica destinada a
facilitar la emigracion, que concretó sus afanes en la
Argentina y en Palestina durante varias decadas. Su proposito fue
la creacion de colonias agrícolas".
"Fruto de la accion de esa entidad fue la creacion de la
Colonia Mauricio (Pcia. de Bs. As., 1892), de la Colonia Clara
(Entre Rios, 1892)
-200.000 hectareas donde se radicaron 3500 personas-, de la
Colonia San Antonio (Entre Rios, 1892), de la Colonia Lucienville
(Entre Rios, 1894) -370 familias, de las cuales surgió la
fundacion de la Sociedad
Agricola de Lucienville, primera cooperativa
agraria-, de la Colonia Montefiore (Santa Fe, 1902) -20.075
hectareas-, de la Colonia Baran Hirsch (80.266 hectareas en
Buenos Aires v 30.000 en La Pampa, 1905), de las colonias Lopez y
Berro, Santa Isabel y Curbello-Moss (todas en Entre Rios), de la
colonia Narcisse Leven (La Pampa, 1909), de la Colonia Dora
(Santiago del Estero, 1911) -que posee obras de riego y canales-,
y de las colonias Palmar Yatay y Louis Oungre (Entre Rios, 1912 y
1925). Dos nuevas colonias se sumaron en 1936 y 1937: Avigdor
-con colonos procedentes de Alemania– y
Leonard Cohen, ambas en Entre Rios".
"Hubo, tambien, colonias independientes, como Villa
Alba (La
Pampa, 1901) y Medanos (Pcia. de Bs. As., 1906), que se
produjeron por migraciones internas, y la Colonia "Rusa" (General
Roca), del valle de Rio Negro (1906) o la Colonia EI Chaco
(Chaco, 1923), fruto de inmigraciones espontaneas".
"En 1895 llegó a Buenos Aires un
colono de Rajil. De pequeño habia venido con su familia, desde
Proskuroff hasta Moisesville; desde allí fue a Rajil,
cerca de Villaguay. En Entre Rios fue labrador; en Buenos Aires
trabajo en talleres y fabricas, fue periodista y notable
escritor. Se llamaba Alberto Gerchunoff. En su libro, "Los
gauchos judios",
de 1910, inmortalizó a estos colonos que vinieron a
cobijarse bajo el cielo despejado de nuestro pais y bajo las
garantias de nuestra Constitución".
"Gauchos judios. Colonos judios de Entre Rios, La Pampa,
Buenos Aires y del Chaco. Muchos hijos de aquellos colonos fueran
escritores, cientificos, filosofos y músicos . Muchos son,
hoy, importantes hacendados. Otros muchos, agricultores. Trabajan
alrededor de 650.000 hectareas, el 2% del area sembrada del
pais".
"Gauchos judios, estancieros, agricultores. Cultivaron
el suelo, sirvieron a la Patria, y agrandaron nuestro patrimonio
espiritual" (1).
Notas
- S/F: "Para todos los hombres del mundo que quieran
habitar el suelo argentino". Buenos Aires,
Clarín.
Testimonios
Húngaros
Un documento falso permitió indirectamente la
llegada al país de Pedro Roth, "el mayor cronista
gráfico de la plástica argentina", nacido en
Budapest en 1938. El vivió en Hungría durante
la Segunda Guerra
Mundial y llegó a Buenos Aires –explica-
"gracias a un negocio algo oscuro del doctor Liber, un primo
segundo de Rosalía, mi madre, que le compró un
pasaporte falso al cónsul argentino en Montecarlo el
año de mi nacimiento. Puede que el funcionario fuese algo
informal, pero le salvó la vida y nunca dejaremos de
recordarlo. Bueno, Liber llegó e instaló una
fábrica de jabón en San Martín. Mi madre, mi
abuela Eugenia y yo llegamos en 1954 y nos establecimos en
Florida" (1).
"Un día cualquiera de 1981, 18 años
después de haber nacido, Federico Andahazi se
encontró por primera vez con Bela Andahazi, el
húngaro que era su padre y del que sabía pocas
cosas: que era psicoanalista y que había escrito un libro
de poemas, en
cuya solapa había una foto: la única que Federico
Andahazi conocía" (2).
En septiembre de 2000, se inauguró Casa FOA en el
Hotel de Inmigrantes. El estudio
de Laura Ocampo y Fabián Tanferna, que tuvo a su cargo la
ambientación de uno de los dormitorios, "antes que una
reconstrucción histórica, prefirió hacer un
homenaje a todos aquellos que vinieron con el coraje de iniciar
una nueva vida" (3). Para ello, contaron con la
colaboración de algunos de los inmigrantes que se
hospedaron en el Hotel, quienes narran sus historias en sendas
grabaciones. Entre estos hombres y mujeres estuvieron los
húngaros Antonieta Rubido Zichy de Eicket, Américo
de Gosztonyi, Esteban Bergner y Eugenio Weisz; y Ana Wasinger de
Schaab, nieta de ruso alemanes.
Después de viajar durante cuatro años, los
húngaros Horogh llegaron al Hotel de Inmigrantes
porteño. "Por fortuna apareció allí un
señor descendiente de suizos –propietario de un
molino harinero- que buscaba emplear a un técnico
electricista, la profesión de Béla. Así fue
que de inmediato consiguió trabajo y la familia se
trasladó a Estación Matilde, un pequeño
pueblo del interior de la provincia de Santa Fe" (4).
Relatado por el profesor
Ochoa, conocemos el testimonio de una húngara: "Es curioso
algún recuerdo de una muchacha, hoy día una
señora ya de edad que vino a los trece años con sus
padres y contaba que en el desayuno se le servían unos
enormes tazones de café
con leche o mate
cocido con leche –cosa que ellos no conocían, el
sabor a la yerba mate- y se servían en regaderas
–ése era el concepto de ella.
Se refería a esas enormes cafeteras que tienen mango de
costado con un pico largo, por supuesto sin la regadera, pero el
pico estaba y para la mentalidad de la chica se servía con
regaderas. (…)
Ella estaba muy enojada cuando llegó porque no
había visto las palmeras y cocoteros que imaginaba en el
Puerto de Buenos Aires –era la visión europea de
América– y después, como
había estado en muy
buena posición y habían quebrado en Hungría
tuvieron que venirse acá sin nada, pero les quedaba el
recuerdo de la vida de buen pasar y pensó que ella
venía a un hotel de tres o cuatro estrellas actuales y se
encontró con que venía a este hotel de cantidad de
personas, grandes dormitorios para todos –los hombres de un
lado, las mujeres y los niños
de otro- y sintió desagrado, desagrado que dice que se le
fue cuando empezaron a comer. Dice que nunca habían comido
–ni aún en su posición buena primaria en
Hungría- como habían comido en el Hotel de
Inmigrantes" (5).
La portuguesa Zulmira Rosa Alves recuerda a sus vecinos
húngaros. Ella llegó a la Argentina en 1950 y se
afincó en Villa Elisa. "Villa Elisa es una localidad de
cerca de 50000 habitantes cercana a la ciudad de La Plata. Este
es su hogar ahora, aquí tuvo su familia y vivió
toda su vida desde vino a este país. Llegó cuando
al regreso de su padre a la Argentina no pudo volver a trabajar
en Loma Negra. Las tierras de Pereyra Iraola habían sido
expropiadas en gran parte y esos terrenos eran alquilados a
familias de inmigrantes que trabajaban la tierra. En
una de esas tierras se instalaría su familia para comenzar
a pelear en esta Argentina. Los primeros tiempos fueron
difíciles, se encontraron en medio de una comunidad
húngara con la que se hacía muy complicado
comunicarse. Existía un importante asentamiento de
portugueses que se dedicaban a la floricultura pero se
encontraban del lado oeste de las vías del Ferrocarril
Roca y no tenían contacto con los quinteros
(húngaros)" (6).
Notas
1. Aubele, Luis: "A boca de jarro. Pedro Roth ‘Soy
un testigo privilegiado’ ", en La Nación,
Buenos Aires, 23 de febrero de 2003.
2. Guerriero, Leila: "¿Quién es
Andahazi?", en La Nación,
Revista,
Buenos Aires, 11 de diciembre de 2005. Fotos Daniel
Pessah.
3. Ocampo, Laura y Tanferna, Fabián:
"Testimonios", en Casa FOA 2000. Desembarcadero y Hotel de
Inmigrantes.
4. Masjoan, Lía: "Nosotros. Contratiempos y
alegrías de inmigrantes húngaros", en El Litoral on
line, Santa Fe, 4 de mayo de 2002.
5 Markic, Mario: "En el camino", TN, 12 de septiembre de
2002.
6. Da Conceiçao, Mauro; Euguaras, Mariano;
Flibert; Francisco; Marino, Roberto; Sánchez,
Julián: "Sabores de una historia", en
www.ciet.org.ar.
Lituanos
Dina Dolinsky afirma: "Llegué a la poesía
tras un largo camino. El uso de la palabra fue mi capital como
psiquiatra. El humor me ayudó a bien envejecer. Así
surgió mi primer libro: Entre mates y mojitos,
crónica de mi vida viajera que el periodismo
ayudó a rescatar. Rebobinando la madeja volví a las
memorias de la infancia y
pude escribir Las Doce Casas, historia de familias de inmigrantes
en la Argentina a fines del siglo XIX. En este libro me ronda la
poesía y doy gracias a la vida, que me ha permitido
completar el círculo" (1).
Los descendientes de una inmigrante cuentan la forma en
que ella y sus hijos salvaron la vida: "Ana Dubroff vino
vía Génova, con León (hijo) y Berta. Una
señora que viajaba en el mismo barco se enfermó
gravemente. Ana era o se hizo muy amiga y cuando el
capitán del barco decidió que la enferma
debía bajar en Génova por la gravedad de su estado,
Ana decidió a su vez bajar con su familia y quedarse a
cuidarla. El barco siguió su viaje y naufrago, sin llegar
jamas a Argentina. Eso explica por que la familia
Dubroff era de las pocas que arribo a Argentina sin samovar: la
mayor parte de sus cosas se hundieron con el barco"
(2).
Notas
- Dolinsky, Dina: en Rincones. Buenos Aires, Editorial
Milá, 2004. 64 p. - Rotstein, Enrique y Fabio: "Fanny Dubroff y David
Rotstein", en www.math.bu.edu/people/ horacio/
anc-cast.htm
Moldavos
A un suceso de la infancia de Marcos
Aguinis, se refiere Jorge Fernández Díaz: "El
pibe tenía siete años y estaba parado junto a la
puerta del dormitorio de sus padres escuchando exclamaciones y
ruidos sordos. Había llegado por correo una carta desde
Europa, y
aquellos dos inmigrantes taciturnos se habían encerrado
bajo llave a leerla en secreto. El hijo no entendía, en
ese momento, por qué lo habían dejado afuera, donde
permanecía con el aliento contenido.
En esa vigilia y en ese desconcierto estaba cuando el
padre salió despacio, doblado por el dolor, y entonces el
hijo lo vio llorar por primera vez en toda su vida. La carta narraba
sin eufemismos la suerte que habían corrido su abuelo y
las dos tías que Marcos jamás llegaría a
conocer, en la lejana República de Moldavia, donde los
nazis arreaban judíos para hacinarlos en los campos de
concentración o asesinarlos en los hornos de exterminio"
(1).
Notas
- Fernández Díaz, Jorge: "Marcos Aguinis.
Un hombre del
Renacimiento",
Fotos: Daniel Merle, en La Nación Revista, Buenos Aires,
6 de junio de 2004.
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